Restaurando el Cristianismo Original—¡para hoy!
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Junio 14, 2012
Queridos hermanos,
Este año la Conferencia de Ancianos fue mantenida del 16 al 19 de mayo en el Greater Cincinnati Hilton en Florence, Kentucky. Atendieron los ancianos y sus esposas, así como hombres mayores con sus esposas. Ellos son verdaderos siervos dedicados quienes aman a Dios el Padre y Jesucristo, y son celosos sirviendo a los hermanos en amor y humildad, alimentando el rebaño en cualquier forma posible. En el Sábado 19 de Mayo, más de 150 hermanos estaban presentes para los servicios de la mañana y tarde.
En la mañana Wendell Yeary y Norbert Bohnert dieron sermones divididos. Wendell habló de la importancia de soportarse el uno al otro, y Norbert habló acerca de “cortar el carbón.” Jay Ellis, un miembro recién bautizado, cantó una canción como música especial que él había compuesto, Oh cuanto amo Tú Ley. Roy Mack fue ordenado anciano, y la ordenación anterior de Wendell Yeary fue confirmada. En la tarde, Lawrence Burchfield habló sobre amor, y luego yo hablé sobre el tema de “gracia sobre gracia.” (Todos los sermones del Sábado durante la conferencia les fueron enviados en nuestro último envío.) Roy Assanti, nuestro administrador en Australia, está trabajando en un folleto a color con las fotos y el resumen de la conferencia. Se lo enviaremos tan pronto como esté completo.
Pentecostés: A partir de los reportes y comunicaciones de los hermanos a través de escritos y cartas enviadas, es evidente que Dios el Padre y Jesucristo nos bendijeron a todos nosotros con una tremenda Fiesta de Pentecostés llena del Espíritu. Como saben, la Fiesta de los Primogénitos representa la primera resurrección cuando Jesús está regresando a la tierra. Pentecostés también representa el comienzo y el fin para la Iglesia de Dios, el cuerpo de Cristo, Quien es la cabeza de la Iglesia. Al enviar el Espíritu Santo en poder (como es registrado en Hechos 2) en el día de la Fiesta de Pentecostés en el 30 dC, Jesucristo comenzó Su Iglesia. En un Pentecostés futuro, Él resucitará a todos los santos desde Abel hasta los dos testigos—y todos nos reuniremos con Cristo y Dios el Padre en el Mar de Vidrio. Ese evento marcará el fin de la Iglesia de los Primogénitos—los primeros frutos de Dios, cambiados en el parpadear de un ojo de carne a espíritu inmortal en la ultima trompeta. Esta es la meta de nuestro llamado. Que Dios el Padre continúe bendiciéndolos en toda forma mientras crece en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador.
Primera parte
“Bajo Ley” vs. “Bajo gracia”
¿Qué significa estar “bajo Ley”?
En el protestantismo, hay casi que un completo mal entendido de “gracia,” causando una gran confusión sobre lo que las Escrituras verdaderamente enseñan. Pablo escribe que aquellos quienes se han arrepentido, han sido bautizados, y han recibido el Espíritu Santo no están “bajo ley” sino “bajo gracia.” ¿Pero qué significan estas dos frases? La interpretación cristiana tradicional (ortodoxa) es que la Ley ha sido abolida para los cristianos y es solo para los judíos. Por tanto, cualquiera que intente guardar los mandamientos de Dios se ha removido a sí mismo de estar “bajo gracia” y se ha puesto “bajo ley.” Más aun, es declarado que aquellos quienes están guardando las leyes y mandamientos de Dios están intentando ganar la salvación por sus propias obras de “observancia de la ley.” Por tanto, han caído de la gracia y están bajo maldición.
¿Son esas afirmaciones verdaderas? Como aprenderemos, no son—¡son completamente falsas! Mas bien, tales creencias son el fundamento de una “gracia ilegal,” la cual Pablo llama el “misterio de ilegalidad” que ya estaba obrando durante su ministerio (II Tesalonicenses 2:7).
En la advertencia urgente del apóstol Judas a los hermanos, él escribe que ésta gracia ilegal se estaba propagando bastante rápido en las iglesias de Dios antes de la muerte de los apóstoles: “Amados, cuando estaba personalmente ejerciendo toda mi diligencia para escribirles concerniente a la común salvación, fui impulsado a escribirles, exhortándolos a pelear fervientemente por la fe, la cual una vez por todo tiempo ha sido entregada a los santos. Porque ciertos hombres se han deslizado sigilosamente, aquellos de quienes hace tiempo ha sido escrito, condenándolos a este juicio. Ellos son hombres impíos, quienes están pervirtiendo la gracia de nuestro Dios, convirtiéndola en libertinaje, y están personalmente negando al único Señor Dios y a nuestro Señor Jesucristo.” (Judas 3-4).
Pablo vehementemente advirtió a los Corintios: “Porque ciertamente, si alguien viene predicando otro Jesús, a quien nosotros no predicamos, o reciben un espíritu diferente, el cual no recibieron, o un evangelio diferente, el cual no aceptaron, ustedes se contentan con esto como algo bueno.… Porque tales son falsos apóstoles—trabajadores engañosos que están transformándose a si mismos en apóstoles de Cristo. Y no es de maravillarse, porque Satanás mismo se transforma a si mismo en un ángel de luz. Por tanto, no es gran cosa si sus siervos también se transforman a si mismos en ministros de justicia—cuyo fin será de acuerdo a sus obras.” (II Corintios 11:4, 13-15).
Este engaño de una “gracia ilegal” continúa hasta este mismo día, causando mucha confusión en el cristianismo alrededor del mundo. Infortunadamente, a causa de que la mayoría de las iglesias de Dios hoy en día entienden que deben guardar las leyes y mandamientos de Dios, “la gracia” es vista estrechamene como significando solamente el “perdón de pecados.” De otro lado, no entienden lo que realmente significa estar “bajo ley.”
Consecuentemente, la pregunta fundamental es: ¿Qué quiso decir en realidad el apóstol Pablo cuando escribió, “Porque el pecado no gobernará sobre ustedes porque no están bajo ley, sino bajo gracia.” (Romanos 6:14)? Para comprender plenamente lo que significa estar “bajo gracia,” necesitamos entender lo que significa estar “bajo ley.”
¿Que significa “bajo Ley”? Examinemos los escritos de Pablo para determinar como él usaba la frase “bajo ley.” Primero, necesitamos entender que esta frase—“bajo ley”—es mas que tan solo una comparación entre el Antiguo y Nuevo pacto. Segundo, la frase “bajo ley” no se refiere solamente a “aquellos que guardan los mandamientos y leyes de Dios.” Como aprenderemos, solo significa eso en un sentido muy limitado y estrecho. Más bien, su pleno significado es mucho más amplio. Como veremos, Pablo está haciendo algunos puntos profundos acerca de como Dios trata con cada uno en el mundo—individuos, comunidades y naciones—mientras todos ellos están “bajo ley” en relación a Dios.
Pablo demuestra esto en su epístola a los Romanos: “¿Son ustedes ignorantes, hermanos (porque estoy hablando a aquellos que conocen ley), que la LEY rige sobre un hombre mientras esté con vida?” (Romanos 7:1). Esta frase—“que la ley rige sobre un hombre mientras esté con vida”—claramente define el significado de la frase “bajo ley.” Así, ésta Escritura es la clave, revelando que todos—cada ser humano—está “bajo ley” ante Dios, sea que conozca las leyes de Dios o no.
Aquí hay dos verdades fundamentales relacionadas a Dios y la Ley: 1) Dios es el Dador de ley (Santiago 4:12); 2) Las leyes de Dios definen el pecado. Note: “...porque donde no hay ley, no hay trasgresión.… Porque antes de la ley [fuera dada a Israel], el pecado [el cual es la trasgresión de la Ley] estaba en el mundo [porque las leyes de Dios están siempre en total efecto]. Sin embargo, el pecado no es imputado cuando no existe ley;… ...porque a través de la ley es el conocimiento del pecado.” (Romanos 4:15; 5:13; 3:20).
Consecuentemente, todo el que esté vivo hoy—y todo el que esté muerto—están o estuvieron “bajo ley” ante su Dios creador. Como muestran las Escrituras, cada uno está sujeto a las Leyes de Dios mientras viva. Por tanto, estar “bajo ley” es su estar de pie ante Dios. “Dios es Juez” (Salmo 75:7), y Sus leyes son el estándar por el cual Él juzga a cada uno en el mundo—juzga sus elecciones y conducta, sea a obediencia o desobediencia: “...Él juzgará al mundo con justicia y a la gente con Su verdad” (Salmo 96:13; Romanos 3:6). Dios está activamente juzgando a todos en el mundo, y Dios no hace acepción de personas (Romanos 2:11). Todos estamos “bajo ley” ante Dios.
Comenzando con Adán y Eva, Dios coloca opciones delanate del hombre, como es simbolizado por el árbol de la vida y el árbol de conocimiento del bien y del mal. Cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido, desobedeciendo la orden de Dios, pecaron. Consecuentemente, Dios los juzgó por sus pecados y pronunció sobre ellos la sentencia de muerte y los exilió del Jardín del Edén. Pero la sentencia de muerte no fue administrada inmediatamente. Mas bien, Dios colocó la “ley de muerte” dentro de ellos, y continuaron viviendo en esa condición por mas de 900 años antes que murieran.
Pablo escribe que en el juicio de Dios contra Adán y Eva, la “ley de muerte” llegó a ser parte de su ser y la muerte pasó a todos sus descendientes. Consecuentemente, la “ley de muerte” es transmitida genéticamente como parte de la naturaleza humana. “Por tanto, como por un hombre el pecado entró al mundo, y por medio del pecado vino la muerte; y en esta forma, la muerte pasó a toda la humanidad; es por esta razón que todos han pecado” (Romanos 5:12).
Todas las Leyes de Dios funcionan automáticamente todo el tiempo: Las leyes de Dios están siempre en plena operación—sean ellas las leyes y mandamientos definidos en la Palabra de Dios concerniente a la conducta humana, o sean las leyes que gobiernan cada aspecto de la creación de Dios. En la tierra y a través del universo, las leyes de Dios que gobiernan la creación física funcionan automáticamente. Similarmente, Sus leyes que gobiernan la conducta humana hacia Dios y entre seres humanos funcionan automáticamente. Nuevamente, toda la humanidad está “bajo ley.”
Además, Dios ha dado a cada ser humano libre voluntad—libre albedrío y escogencia. Dios le dijo a Israel que Sus leyes, las cuales están basadas en los Diez Mandamientos, automáticamente resultan en bendiciones por obediencia, o maldiciones por desobediencia. Pero tenían que escoger: “He aquí, he colocado delante de ustedes en este día vida y bien, y muerte y mal, en que les mando en este día amar al SEÑOR su Dios, caminar en Sus caminos, y guardar Sus mandamientos y Sus estatutos y Sus juicios para que puedan vivir y multiplicarse. Y el SEÑOR su Dios los bendecirá en la tierra donde van a poseerla.
“Pero si su corazón se aparta, así no escucharán, sino serán arrastrados y adorarán otros dioses y los servirán, Yo les denuncio en éste día que ciertamente morirán; no prolongarán sus días sobre la tierra a donde pasan sobre el Jordán para ir a poseerla. Yo llamo al cielo y a la tierra para registrar este día contra ustedes que he colocado delante de ustedes vida y muerte, bendición y maldición. Por lo tanto, escojan vida, para que ustedes y su semilla puedan vivir, para que puedan amar al SEÑOR su Dios, y puedan obedecer Su voz, y puedan unirse a Él; porque Él es su vida y la longitud de sus días, para que puedan vivir en la tierra la cual el SEÑOR juró a sus padres—a Abraham, a Isaac, y a Jacob—dárselas.” (Deuteronomio 30:15-20).
Pablo escribe que dado que la muerte pasó a toda la humanidad como parte de la naturaleza humana, esta es la razón por la que “todos han pecado” (Romanos 5:12). Él también define aun mas este pecado inherente como “la ley de pecado que está dentro de mis propios miembros” (Romanos 7:23). Pablo entonces combina la “ley de pecado” con la “ley de muerte” y la describe como la “ley de pecado y muerte” (Romanos 8:2), la cual está dentro de cada ser humano desde la concepción hasta la muerte. Es por esto que todos son designados por Dios a estar “bajo ley.” Están “bajo ley” para Dios y están bajo la “ley de pecado y muerte,” por tanto tiempo como puedan vivir.
Durante Su ministerio, Jesús mismo, el Creador de la humanidad, confirmó la pecaminosidad de la naturaleza humana, la cual se derrama desde dentro de los seres humanos—desde la inherente “ley de pecado y muerte.” Él dijo, “Porque desde adentro, de los corazones de los hombres, salen malos pensamientos, adulterios, fornicaciones, asesinatos, robos, codicias, maldades, engaño, libertinaje, un ojo malo, blasfemia, orgullo, tonterías; todos estos males salen desde adentro, y profanan al hombre.” (Marcos 7:21-23).
Separada de Dios, motivada por una naturaleza pecaminosa, y bajo el engaño de Satanás el diablo, la humanidad ha llegado a estar inmersa en pecado. Pablo cita Escrituras que describen la carnicería de la naturaleza humana a través de la historia. Sin embargo, en vez de arrepentirse, los hombres escogieron juzgar, acusar e insultar al Dios justo por Sus juicios contra sus pecados: “¿Porque qué si algunos no creyeron [a Dios o en Él]? ¿Su incredulidad nulificará la fidelidad de Dios? ¡DE NINGUNA MANERA! Antes bien, sea Dios veraz pero todo hombre mentiroso, exactamente como está escrito: “Que Tú [Dios] puedas ser justificado en Tus palabras, y puedas vencer cuando estás siendo juzgado por hombres.” Pero si nuestra injusticia trae a la realidad la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Es Dios injusto para infligir Su ira? (Estoy hablando de acuerdo a la vista del hombre.) ¡DE NINGUNA MANERA! De otro modo, ¿cómo juzgará Dios al mundo?... ¿Qué entonces? ¿Somos mejores por nosotros mismos? ¡En absoluto! Porque ya hemos acusado a ambos judíos y gentiles—TODOS—con estar bajo pecado” (Romanos 3:3-6, 9).
En conjunción con el uso de Pablo de la frase “bajo ley,” él también usa la frase “bajo pecado,” mostrando que aquellos que están “bajo ley” están también “bajo pecado”—lo cual confirma que “todos han pecado y llegado cortos de la gloria de Dios” porque tienen dentro de sus seres la “ley de pecado y muerte.”
Pablo continua poniendo al descubierto las obras de la desenfrenada naturaleza humana alimentado por la inherente “ley de pecado y muerte.” Note: “Exactamente como está escrito: “Porque no hay un justo—¡ni siquiera uno! No hay uno que entienda; no hay uno que busque a Dios. Todos ellos han salido del camino; juntos todos ellos han llegado a ser depravados. No hay siquiera uno que esté practicando bondad. ¡No, no hay tantos como uno!
“Sus gargantas son como una tumba abierta; con sus lenguas han usado engaño; el veneno de áspides esta bajo sus labios, cuyas bocas están llenas de maldición y amargura; sus pies son rápidos para derramar sangre; destrucción y miseria están en sus caminos; y el camino de paz no han conocido. No hay temor de Dios delante de sus ojos.”
“Entonces, sabemos que cualquier cosa que la ley diga, habla a aquellos que están bajo la ley, para que toda boca pueda ser cerrada, y todo el mundo pueda llegar a ser culpable delante de Dios” (versos 10-19). Esto muestra que el mundo entero está “bajo ley” y es “culpable” ante Dios.
Por otro lado, en el verso 19, la frase “bajo ley” en el griego puede también significar “dentro de la ley.” Esto revela que hay personas quienes guardan algunas de las leyes de Dios, sin embargo están también “bajo ley”—nadie escapa—porque “la ley gobierna sobre un hombre tanto como él pueda vivir.” En varias sociedades, tales personas son reconocidas como buenas, ciudadanos respetuosos de la ley—aquellos quienes tienen una forma de justicia al grado que guardan algunos de los mandamientos de Dios en la letra de la Ley. Ellos creen en Dios o que Él existe. Millones también profesan una creencia en Jesucristo como Salvador y en Su sangre derramada por el perdón de sus pecados. Porque desean ser buenos y hacer bien, guardan muchos principios bíblicos. Muchos incluso leen la Biblia, oran y van a la iglesia el domingo. Aman a sus esposas o esposos y sus hijos. Genuinamente desean ayudar a la gente. Creen en la ley y el orden en la sociedad, y son voluntarios para ayudar al enfermo y al anciano. Son generosos y útiles con aquellos que son pobres y menos afortunados. Sin embargo aun no son convertidos, gente carnal. A pesar de estas buenas cualidades, no han sido llamados a salvación.
Sin duda, han escogido, enseñado y disciplinado ellos mismos a ser tan buenos y decentes como puedan. Estos son los que no se han dado a sí mismos a las profundidades y depravación del pecado. Pablo escribe de esto cuando describe las acciones respetuosas de la ley de las personas que no son descendientes de Israel, quienes puede que nunca han conocido acerca de la Ley de Dios. Sin embargo, porque están “bajo ley,” Dios también reconoce su obediencia, aun si solo guardan algunos de Sus leyes y principios: “Porque cuando los gentiles, los cuales no tienen la ley, practican por naturaleza las cosas contenidas en la ley, esos que no tienen la ley son una ley hacia sí mismos; quienes muestran la obra de la ley escrita en sus propios corazones, sus conciencias dando testimonio, y sus razonamientos también, mientras se acusan o defienden el uno al otro;) en un día cuando Dios juzgará por Jesucristo los secretos del hombre, de acuerdo a mi evangelio.” (Romanos 2:14-16). Este día de juicio será la segunda resurrección (Apocalipsis 20:5, 11-13; Ezequiel 37:1-14), la cual tendrá lugar después de completarse el gobierno de mil años de Jesucristo y los santos (Apocalipsis 20:4-6).
Así, las Escrituras revelan que a pesar de la ley inherente de pecado y muerte que cada uno posee, eso no los hace totalmente incapaces de obedecer muchos de los Diez mandamientos en la letra de la Ley. Como sabemos, la gente puede obedecer a Dios en esta manera. Agradecidamente, la mayoría de la gente cae en esta categoría—porque han sido enseñados a hacer lo “correcto” y tienen el deseo de escoger el bien y hacer bien.
Debería notarse que muchos cristianos hoy en día—particularmente los más jóvenes—son celosos de obras buenas. Muchos están involucrados en trabajo de misiones o varios programas de alcance a la comunidad. Sin embargo no hacen la distinción entre “buenas obras”—alimentar al hambriento, construcción de casas para los que no tienen techo, etc.—y obediencia a los mandamientos de Dios. Ellos han sido guiados a creer que “buenas obras” son más o menos requeridas, pero que la “observancia de la ley” es tabú. Bíblicamente, sin embargo, “las buenas obras” comienzan primero y principalmente al obedecer las leyes de Dios. Como escribió Santiago, “religión pura” no es tan solo hacer buenas obras—por ejemplo, visitar a las viudas y huérfanos—sino guardarse así mismo sin mancha de los pecados del mundo (Santiago 1:27). Líderes cristianos a menudo hablan acerca del pecado hoy en día, pero están alarmados por lo que describen como un nivel creciente de “mundanería” entre miembros de la iglesia. Talvez necesitan enfocarse menos en programas de alcance y más en la obediencia básica a los Diez mandamientos.
Por esto es que Dios dio Sus leyes a los hijos de Israel a través de Moisés. Note lo que Dios requirió de ellos y que fueran capaces de obedecer en la letra de la ley: “Estos son los mandamientos, los estatutos, y los juicios los cuales el SEÑOR nuestro Dios ordenó enseñarles para que puedan hacerlos en la tierra a donde van a poseerla, que puedan temer al SEÑOR su Dios, guardar todos Sus estatutos y Sus mandamientos los cuales les ordeno, usted, y su hijo, y el hijo de su hijo, todos los días de su vida, y para que sus días puedan ser prolongados.
“Oye por tanto, Oh Israel, y se diligente a ello, para que pueda irles bien, y que puedan multiplicarse grandemente, como el SEÑOR Dios de nuestros padres les ha prometido, en la tierra que fluye con leche y miel. Oye, Oh Israel. Nuestro único Dios es el SEÑOR, el SEÑOR. Y amarán al SEÑOR su Dios con todo su corazón y con toda su alma y con toda su fuerza. Y estas palabras [en la letra de la ley] las cuales les ordeno en este día estarán en sus corazones. Y diligentemente las enseñarán a sus hijos, y hablarán de ellas cuando se sienten en su casa y cuando caminen por el camino, y cuando se acuesten, y cuando se levanten. Y las atarán por una señal sobre su mano, y serán como frontales entre sus ojos. Y las escribirán sobre los postes de su casa y sobre sus puertas.
“Y será cuando el SEÑOR su Dios los haya traído a la tierra la cual Él juró a sus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob, para darles ciudades grandes y hermosas las cuales ustedes no construyeron, y casas llenas de toda cosa buena las cuales ustedes no llenaron, y pozos que están excavados, los cuales no excavaron; viñedos y árboles de olivo los cuales no plantaron, y comerán y serán llenos; entonces tengan cuidado para que no olviden al SEÑOR Quien los sacó de la tierra de Egipto de la casa de esclavitud.” (Deuteronomio 6:1-12).
Mientras las palabras de Dios son verdaderas, aquellos quienes están “bajo ley” aun están carentes de poder espiritual para vencer los jalones de la carne llevados por la lujuria interna y la “ley de pecado y muerte.” Tal obediencia a la letra de la Ley no significa que sean convertidos o llamados a salvación eterna. Esto es una operación separada de Dios el Padre y Jesucristo, la cual solo puede ser alcanzada a través de la gracia de Dios.
¿Cómo Dios juzga y responde al pecado y la obediencia de la letra de la ley?: Qué si hubiera un hombre justo—¿aplazaría Dios Su juicio sobre un pueblo? Sí, Él declara que lo haría. Dios le dijo a Jeremías, “Corre de aquí para allá por las calles de Jerusalén, y mira ahora, y conoce, y busca en sus lugares abiertos, si puedes encontrar un hombre, si hay uno que haga justicia, quien busque la verdad; y Yo la perdonaré [Judá y Jerusalén por sus pecados y no los enviaría a cautividad]” (Jeremías 5:1).
En otro ejemplo, cuando Dios estaba listo para destruir a Sodoma y Gomorra, Abraham negociaba con Dios para no destruir aquellas ciudades si hubiera gente justa habitando allí (Génesis 18:21-26). El Señor dijo que Él no destruiría al justo con el malvado—Él salvaría a todos. Entonces Abraham pidió al Señor que si hubiera solo 50 justos salvara la ciudad. Nuevamente, el Señor dijo que Él la perdonaría por amor de ellos. Abraham continuó pidiendo, “qué si solo hubiera” 45, luego 40, luego 30, luego 20—y finalmente suplicó al Señor una ultima vez por amor de solo 10 justos. Note la suplica humilde de Abraham a Dios: “Y él dijo, “Oh no esté el Señor enojado, y yo hablaré solo una vez mas. De pronto solo diez serán encontrados allí.” Y Él dijo, “Yo no la destruiré por amor de diez” (verso 32). Al final, solo Lot y sus dos hijas fueron salvados vivas—un total de tres. Luego Dios destruyó Sodoma y Gomorra y las ciudades de alrededor por su extrema maldad.
Dios juzga a todas las naciones en la misma manera. Porque Él es Dios y reina en los reinos de los hombres (Daniel 4:17), cuando Sus leyes y mandamientos son violados, rotos y abolidos, Él debe juzgarlos por sus pecados e iniquidades. Sin embargo, Él siempre da espacio para que el malvado se vuelva de sus pecados y se arrepienta. Dios explicó a Jeremías como Él gobierna y juzga a varias naciones: “Si en cualquier momento Yo hablare concerniente a una nación, y concerniente a un reino, para arrancarlo y para derribarlo, y para destruirlo; si esa nación, contra la cual he hablado, se volviera de su maldad, Yo me arrepentiré del mal que pensé hacerles. Y si en cualquier momento Yo hablare concerniente a una nación, y concerniente a un reino, para construirlo y para plantarlo; si esa nación hace mal a Mi vista, y no obedece Mi voz, entonces Me arrepentiré del bien con el cual dije que les haría bien.” (Jeremías 18:7-10).
Cuando los hijos de Israel pecaron grandemente al hacer y adorar el becerro de oro, Moisés suplicó por misericordia, perdón y gracia para que Dios no destruyera a todo el pueblo (Éxodo 33:12-23). Dios respondió mostrando algo de Su gloria a Moisés e hizo esta proclamación: “Y el SEÑOR pasó por delante de él y proclamó, “El SEÑOR, el SEÑOR Dios, misericordioso y graciable, paciente, y abundante en bondad y verdad, guardando misericordia hasta la milésima generación, perdonando iniquidad y transgresión y pecado, pero Quien por ningún medio absolverá al culpable, visitando la iniquidad de los padres sobre los hijos, y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y hasta la cuarta generación.”” (Éxodo 34:6-7). Dios no destruyó a todos los hijos de Israel y finalmente los llevo a la tierra prometida.
En el caso de Nínive, la capital del Imperio de Asiria, Dios envió al profeta Jonás a advertirles del inminente juicio de Dios. Dios le dijo a Jonás: ““Levántate, ve a Nínive, esa gran ciudad, y grítale la proclamación que estoy declarándote.” Y Jonás se levantó y fue a Nínive, de acuerdo a la Palabra del SEÑOR. Y Nínive era una ciudad muy grande de tres días de viaje a través. Y Jonás comenzó a entrar en la ciudad viaje de un día, y él gritó y dijo, “Todavía cuarenta días y ¡Nínive será derribada!”
“Y el pueblo de Nínive creyó a Dios. Y proclamaron un ayuno, y se pusieron cilicio, desde el más grande de ellos incluso hasta el menor de ellos, porque palabra vino al rey de Nínive, y se levantó de su trono. Y dejó a un lado su manto, y se cubrió a si mismo con cilicio, y se sentó en cenizas. E hizo que fuera proclamado y publicado a través de Nínive por el decreto del rey y sus grandes, diciendo, “No prueben nada hombre o bestia, manada o rebaño; no los alimenten, ni beban agua. Sino que hombre y animal sea cubierto con cilicio, y griten poderosamente a Dios. Y cada uno vuélvase de su mal camino, y de la violencia que está en sus manos. ¿Quién sabe? Dios puede arrepentirse, y puede tener compasión y apartarse de Su feroz ira, para que no muramos.” Y Dios vio sus obras, que ellos se volvieron de su mal camino. Y Dios se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.” (Jonás 3:2-10).
Incluso con la nación de Asiria y la ciudad de Nínive, Dios demostró que Él es un Dios de misericordia y compasión. Cuando se arrepintieron con un poderoso arrepentimiento y cesaron su maldad e impiedad, Él retuvo Su mano del juicio y destrucción, exactamente como Él declaró en Jeremías 18:7-8.
Adjunto con este envío está el sermón “Gracia sobre gracia,” segunda parte. En este mensaje cubro parte de lo que significa estar “bajo ley.” Cuando entendemos el verdadero significado de estar “bajo ley” ante Dios, entendemos que esto no es una designación bíblica de aquellos que guardan las leyes de Dios. Mas bien, este es el estado de toda la gente en el mundo porque “la ley rige sobre un hombre mientras esté con vida” (Romanos 7:1)—excepto para aquellos que están verdaderamente “bajo gracia” de Dios el Padre y Jesucristo.
Luego, cuando examinamos de cerca el verdadero significado de estar “bajo gracia,” descubrimos así mismo que la gracia de Dios es mucho más grande y más profunda de lo que la gente ha creído o entendido.
En este envío: Además de los mensajes regulares en CD, estamos enviándoles 9 segmentos de video de media hora de Iglesia en Casa: El regreso de Cristo—¿Un rapto secreto?, El regreso de Cristo—los pocos que escapan (#1 y 2); Terremoto en Japón, un hombre habla la verdad; Escuchen las advertencias de Dios antes que el desastre llegue; Los sellos de Apocalipsis 6; y ¿Debería un cristiano observar Easter? (# 1 y 2).
Los tiempos señalados: Para este momento deberían haber recibido el nuevo libro Los tiempos señalados de Jesús el Mesías. Este es uno de los libros más importantes que hemos publicado. Ningún otro libro o comentario Bíblico tiene todas las fechas correctas concernientes a la vida y ministerio de Jesús basado en los Días Santos de Dios y el Calendario Hebreo Calculado (CHC). Y como han aprendido, la clave para entender los tiempos señalados de Jesús es el CHC coordinado con el calendario juliano.
Si no ha recibido su copia por alguna razón, por favor llame a la oficina y se la enviaremos ya mismo. Si necesita ejemplares adicionales, llame a la oficina y se los enviaremos.
Tarjetas de publicidad de Iglesia en Casa: Tenemos miles de tarjetas de publicidad de Iglesia en Casa. Hermanos en todo el mundo las están dando a la gente, colocándolas en tableros comunitarios, y dejándolos en sitios públicos. Esta es una maravillosa forma de promocionar Iglesia en Casa y alcanzar personas nuevas. Podemos enviarle tantas como necesite. Cuando se le acaben, puede ordenar más. Siéntase libre de ordenar cientos de una vez.
Hermanos, damos gracias a Dios por la bendición de servirlos y hacer posible para ustedes tener el apoyo espiritual para continuar, amar a Dios y crecer en gracia y conocimiento cada día. Gracias por alcanzar a otros hermanos y personas nuevas—así como por dirigirlos a Iglesia en Casa. Nuevamente, gracias por sus oraciones por nosotros y por todos los hermanos. Oramos por ustedes cada día que Dios esté con ustedes, los fortalezca, y bendiga en toda forma. Gracias por sus diezmos y ofrendas que nos permiten proveer el Evangelio sin costo. El método de Dios es perfecto. Todos damos para que podamos predicar el Evangelio a otros. Ellos a su turno son recíprocos con sus diezmos y ofrendas. Esta es la manera de Dios. Todos damos así podemos compartir el conocimiento del Evangelio del Reino de Dios y el amor y la gracia de Dios.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC