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Diciembre 18, 2012
Queridos hermanos,
De acuerdo al calendario civil romano, el año 2012 está terminando y el 2013 pronto comenzará. En el mundo, muchos han estado grandemente preocupados acerca de la así llamada profecía Maya, la cual predice que el mundo llegará a un cataclismo final el 21 de Diciembre, 2012. Esta fecha está basada en el hecho que el calendario Maya abruptamente termina en el solsticio de invierno. Sin embargo, nosotros quienes seguimos la Palabra de Dios podemos estar seguros que esta predicción es una falsa profecía de una religión idólatra y pagana. Antiguamente, la verdad de Dios de las Escrituras, destruyó su civilización satánica—y Él continuará con su conteo del tiempo de acuerdo a Su calendario.
Muchos de nosotros quienes hemos estado en la Iglesia de Dios por décadas creímos una vez que Jesús habría regresado para este momento y que estaríamos en el Reino de Dios, gobernando con Él. Pero justo como la profecía Maya falló, todo intento de los hombres de calcular o colocar fechas exactas para el regreso de Cristo ha fallado. De todas las fechas que los ministros o supuestos profetas han presumido ser el día de la segunda venida de Jesús, es obvio que ninguna ha sido correcta. De hecho, tales predicciones han estado completamente fuera de sincronización con el calendario real de Dios. Mientras la Biblia nos da la estructura general de los eventos mayores que van a pasar en profecía—basados en el Sábado y Días Santos—no debemos olvidar lo que Jesús mismo nos dijo acerca de Su regreso: “Pero concerniente a ese día, y a la hora, nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, sino solamente Mi Padre” (Mateo 24:36).
Cuarenta días después de Su resurrección—después de enseñarle a los discípulos mas acerca del reino y como Él iba a ascender al cielo—los discípulos de Cristo Le preguntaron, “ “Señor, ¿restaurarás el reino de Israel en este tiempo?” Y Él les dijo, “No es para ustedes saber los tiempos o las temporadas, las cuales el Padre ha establecido en Su propia autoridad; pero ustedes mismos recibirán poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre ustedes, y serán Mis testigos, en Jerusalén y en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” ” (Hechos 1:6-8). Esto confirma que el Padre tiene única autoridad en determinar el tiempo exacto del regreso de Jesús.
Debemos ver los eventos—no fechas específicas: De acuerdo a las profecías bíblicas del tiempo del fin, ciertos eventos específicos deben tener lugar antes del regreso de Jesús. Es por eso que Jesús nos dijo “velen”—vean los eventos, no coloquen fechas. Hay catorce eventos mayores que deben ocurrir antes de la segunda venida de Jesús. Estos están detallados en un sermón del 2008 titulado 14 cosas que deben ocurrir en profecía antes que el fin venga. En esta carta, nos enfocaremos en 5 de estos eventos claves—eventos que deben transpirar antes del comienzo de la Gran Tribulación. Tenga en cuenta que muchos de estos eventos “menores” que estamos atestiguando hoy en día están colocando el escenario para el cumplimiento de estos 14 eventos claves.
Primero: El Rey del Norte debe estar gobernando en Europa. El cumplimiento de este evento no está aun en el horizonte. Europa está en un desarreglo político y financiero—y tiene poco poder militar. Religiosamente, la Iglesia católica esta en su mas bajo nivel de influencia en la historia moderna. Tomará un numero de años para que las cosas se desarrollen al punto que el Rey del Norte entre en escena.
Segundo: El Rey del Sur debe estar en poder en los países islámicos del Medio Oriente. El desorden pandémico que está teniendo lugar actualmente a través del mundo musulmán esta colocando indudablemente el fundamento para que el Rey del Sur se levante a una posición de poder y llegue a ser una amenaza al Rey del Norte. Dada la condición de las naciones islámicas hoy en día, esto tomará un numero de años para desarrollarse para cumplir profecías especificas del libro de Daniel: “Y en el tiempo del fin, el rey del sur lo presionará. Y el rey del norte vendrá contra él como un torbellino con carruajes y con jinetes y con muchas naves; y entrará en los países y desbordará y barrerá de paso. Él también entrará en la tierra gloriosa [Palestina], y muchos países serán derrocados. Pero estos escaparán de su mano: Edom y Moab, y el jefe de los hijos de Amón. Y extenderá su mano también sobre los países. Y la tierra de Egipto no escapará. Sino tendrá poder sobre los tesoros de oro y plata, y sobre todas las cosas preciosas de Egipto. Y los Libios y los Etíopes estarán a sus pasos” (Daniel 11:40-43).
Tercero: Antes que estos eventos tengan lugar, los judíos deben construir el tercer templo en Jerusalén. “Luego el ángel me dio una vara de medida como un bastón, diciendo, “Levántate y mide el templo de Dios, y el altar, y aquellos que adoran en el. Pero deja fuera el patio que está dentro del área del templo, y no lo midas porque ha sido dado a los gentiles; y ellos pisotearán la ciudad santa cuarenta y dos meses” (Apocalipsis 11:1-2).
Cuarto: Los dos testigos deben entrar en escena. “Y daré poder a Mis dos testigos, y ellos profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Estos son los dos árboles de olivo, y los dos candelabros que están de pie delante del Dios de la tierra” (Apocalipsis 11:3-4). Los dos testigos no vendrán de las iglesias de Dios. Más bien, uno será el gobernador de Judea y el otro será el sumo sacerdote del templo por venir, como se encuentra en Zacarías 3 y 4.
Quinto: Un Elías final debe venir. Casi que al mismo tiempo de la aparición de los dos testigos, un tercer y ultimo Elías también está profetizado para entrar en escena. El profeta Elías (el Tisbita) fue el primer Elías (I Reyes 17-22; II Reyes 1-10). Juan el Bautista fue el segundo Elías.
Cuando el ángel Gabriel anunció a Zacarías que su esposa Elizabeth le daría a luz un hijo, él profetizó esto acerca de Juan el Bautista: “Porque él será grande delante del Señor. Y nunca beberá vino o bebida fuerte en ninguna forma, sino que será lleno con el Espíritu incluso desde el vientre de su madre. Y a muchos de los hijos de Israel volverá al Señor su Dios. E irá delante de Él en el espíritu y poder de Elías, para volver los corazones de los padres a los hijos, y al desobediente a la sabiduría del justo, para preparar a la gente para el Señor”” (Lucas 1:15-17).
Estas son dos profecías concernientes a Juan el Bautista en el Antiguo Testamento. La primera es de Isaías: “Una voz está gritando en el lugar desolado, “Preparen el camino del SEÑOR, enderecen en el desierto una autopista para nuestro Dios” (Isaías 40:3). La segunda está registrada en el libro de Malaquías: “ “He aquí, enviaré Mi mensajero y él preparará el camino delante de Mí. Y el Señor, a Quien buscan, vendrá de repente a Su templo, incluso el Mensajero del pacto, en Quien se deleitan. He aquí, Él viene,” dice el SEÑOR de los ejércitos” (Malaquías 3:1).
Después que Juan el Bautista fue circuncidado y llamado Juan, su padre Zacarías profetizó esto acerca de su hijo: “Y tu, pequeño niño, serás llamado el profeta del Altísimo; porque irás delante de la cara del Señor, para preparar Sus caminos; para dar el conocimiento de salvación a Su pueblo por la remisión de sus pecados, a través de las profundas compasiones internas de nuestro Dios; en las cuales la aurora desde lo alto nos ha visitado, para brillar sobre aquellos que estén sentándose en oscuridad y en sombra de muerte, para dirigir nuestros pies hacia el camino de paz” ” (Lucas 1:76-79).
Aunque Juan fue descrito por Gabriel como uno viniendo “en el espíritu y poder de Elías,” Juan no se describió a sí mismo en esa forma. Cuando los lideres judíos le preguntaron a Juan quien era, él no declaró ser Elías. Note su respuesta: “Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y Levitas desde Jerusalén para preguntarle, “¿Quien eres tú?” Entonces el libremente admitió, y no negó, sino que declaró, “Yo no soy el Cristo.” Y ellos le preguntaron, “Entonces ¿Quién eres tú? ¿Eres Elías?” Y él dijo, “No lo soy.” Entonces ellos preguntaron, “¿Eres el Profeta?” Y el respondió, “No.” Por tanto, ellos le dijeron, “¿Quién eres tú? ¿Qué dices acerca de ti mismo para que podamos dar una respuesta a aquellos que nos enviaron?” Él dijo, “Yo soy una voz gritando en el lugar desolado, ‘Enderecen el camino del Señor,’ como Isaías el profeta dijo.” Ahora aquellos que habían sido enviados pertenecían a la secta de los Fariseos,…” (Juan 1:19-24).
Es interesante que Juan no se identificara a sí mismo con las profecías de Malaquías 3. En vez, él se designó como “una voz gritando en el lugar desolado” de la profecía de Isaías. ¿Por qué fue esto? Esto puede solo significar que hay un tercer Elías por venir justo antes del regreso de Cristo.
Jesús mismo profetizó del tercer Elías. Después que Pedro, Santiago y Juan habían visto la visión de la transfiguración de Jesús, la cual incluía una visión de Moisés y el primer Elías, Jesús les anunció que Juan el Bautista fue un Elías y que había todavía otro Elías por venir. Los discípulos, sin embargo, no entendieron porqué Jesús estaba hablando de un Elías quien “vendrá” antes de Su segunda venida—de lo cual ellos no sabían nada. Note: “Luego, mientras ellos estaban bajando de la montaña, Jesús les ordenó, diciendo, “No le digan la visión a nadie hasta que el Hijo de hombre haya resucitado de los muertos,” entonces Sus discípulos le preguntaron, diciendo, “¿Porque entonces los escribas dicen que Elías debe venir primero?” Y Jesús respondió y les dijo, “Elías ciertamente vendrá primero y restaurará todas las cosas [un futuro tercer Elías]. Pero les digo que Elías ya ha venido [Juan el Bautista—el segundo Elías], y ellos no lo reconocieron; sino que le hicieron lo que desearon” (Mateo 17:9-12).
Es importante entender que cuando Jesús dijo estas cosas a los tres discípulos, Juan el Bautista—el segundo Elías—ya había estado muerto por algún tiempo. Antes de la visión de la transfiguración, es registrado en Marcos 6:17-28 que Herodes el Tetrarca había decapitado a Juan. Esto significa que Jesús estaba declarando en verdad que un tercer Elías estaba aun por venir. Así, Jesús estaba confirmando la profecía de un tercer Elías como se encuentra en el libro de Malaquías—uno quien todavía debe aparecer antes de la segunda venida de Jesús. “ “Porque he aquí, el día viene, ardiendo como un horno consumidor; y todo el orgulloso, y todo hacedor de maldad, será rastrojo. Y el día que viene los quemará,” dice el SEÑOR de los ejércitos, “y no les dejará ni raíz ni rama. Pero a ustedes quienes temen Mi nombre, el Sol de Justicia se levantará [esta es la señal del Hijo de hombre que parece como un sol al comienzo de su segunda venida—Mateo 24:27-30], y sanidad estará en Sus alas. Y ustedes saldrán y crecerán como terneros del establo. Y pisotearán al impío, porque ellos serán cenizas bajo las suelas de sus pies en el día que Yo estoy preparando,” dice el SEÑOR de los ejércitos. “Recuerden la ley de Moisés Mi siervo, la cual le ordené a él en Horeb para todo Israel, con los estatutos y juicios. He aquí, les enviaré a Elías el profeta antes de la venida del gran y terrible día del SEÑOR [La segunda venida de Jesús, no la primera]. Y él volverá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a sus padres, no sea que venga y golpee la tierra con destrucción total” ” (Malaquías 4:1-6). Esto tiene que ser el tercer Elías quien aun tiene que venir—tal como es declarado por Jesús: “Elías vendrá.”
Hace décadas, un ministro líder en una iglesia de Dios declaró ser el tercer Elías. Esto, sin embargo, se ha probado ser falso. Este individuo ha estado muerto por 26 años, y por lo tanto demasiado lejos del tiempo final para tener algún papel en preparar el camino para el regreso de Cristo.
Nadie sabe quien será el tercer Elías. Pero muy seguramente, él no vendrá de una iglesia de Dios. Mas bien, parece que será un descendiente de la casa de Aaron—de la línea sacerdotal, como era Juan el Bautista—y ministrará a los judíos en Palestina quienes se arrepienten a causa de la obra poderosa de los dos testigos (vea Zacarías 12:7-14).
Mientras no podemos conocer la fecha exacta, como dijo Jesús, necesitamos estar observando desenvolverse estos eventos profetizados. Es por esto que Jesús nos amonestó: “Presten atención, estén vigilando y orando. Porque no saben cuando el tiempo está viniendo. Es como un hombre viajando a un país lejano, dejando su casa y dando autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y ordenando al portero vigilar. Estén velando, por tanto, porque no saben cuando el maestro de la casa está llegando: en la noche, o a media noche, o al canto del gallo, o en la mañana; no sea que él venga de repente y los encuentre durmiendo. Y lo que les digo, lo digo a todos: ¡Velen!” ” (Marcos 13:33-37).
Como se registra en el libro de Lucas, Jesús nos dijo también velen para que no seamos atrapados en los asuntos de este mundo y preocupados con los cuidados y problemas de esta vida: “Entonces les habló una parábola: “Observen el árbol de higo, y todos los árboles. Cuando ya han comenzado a brotar, y los miran, ustedes mismos saben que el verano esta cerca. En la misma forma también, cuando vean estas cosas suceder, sepan que el reino de Dios está cerca. Verdaderamente les digo, no hay ninguna forma que esta generación pase hasta que todas estas cosas hayan tenido lugar. Cielo y tierra pasarán, pero Mis palabras nunca pasarán. Cuídense a si mismos, no sea que sus corazones estén preocupados con vivir y beber por lo alto y las preocupaciones de esta vida, y ese día venga sobre ustedes repentinamente. Porque como una trampa vendrá sobre todos aquellos que habitan sobre la faz de la tierra. Por tanto presten atención, y oren en todo tiempo para que puedan ser contados dignos de escapar de todas estas cosas que sucederán, y estar de pie delante del Hijo de hombre” ” (Lucas 21:29-36).
Siendo perfeccionados en el amor de Dios: Sabemos que Dios el Padre y Jesucristo nos aman. Pero no podemos tomar ese amor por garantizado y enfocarnos en las cosas físicas de esta vida y descuidar nuestro amor por Dios. De hecho, la mejor forma para estar velando nuestra vida espiritual y fortaleciendo nuestra relación con Dios y Cristo es crecer en el amor de Dios. Esto es lo más grande que podemos hacer, y es por esto que es el más grande mandamiento de todos. Como dijo Jesús, “Entonces Jesús le respondió, “El primero de todos los mandamientos es, ‘Oye, Oh Israel. Nuestro único Dios es el Señor, el Señor. Y amarán al Señor su Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con toda su mente, y con toda su fuerza.’ Este es el primer mandamiento” (Marcos 12:29-30).
Recuerde, crecer en el amor de Dios es un proceso basado en nuestra relación diaria o compañerismo con Dios el Padre y Jesucristo a través de la oración y estudio. El apóstol Juan escribió su primera epístola cuando había gran alboroto en las iglesias y en el mundo, tanto como hoy. Por tanto, podemos aprender demasiado de los escritos de Juan acerca de como necesitamos vivir nuestras vidas en estos tiempos de problema. Necesitamos dedicarnos nosotros mismos a orar y estudiar y enfocarnos en el amor de Dios—el amor de Dios por nosotros y nuestro amor por Dios. “...si cualquiera está guardando Su Palabra, verdaderamente en aquel el amor de Dios está siendo perfeccionado…” (I Juan 2:5).
Juan escribe sobre como estamos en el amor de Dios y como tenemos Su amor perfeccionado en nosotros. “En esta manera el amor de Dios fue manifestado hacia nosotros: que Dios envió Su único Hijo engendrado al mundo, para que pudiéramos vivir a través de Él. En este acto esta el amor—no que nosotros amamos a Dios; sino, que Él nos amó y envió a Su Hijo para ser la propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos amó tanto, nosotros también estamos obligados a amarnos unos a otros. Nadie ha visto a Dios en ningún momento. Aun así, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros, y Su propio amor es perfeccionado en nosotros. Por este estándar sabemos que estamos viviendo en Él, y Él esta viviendo en nosotros: por Su propio Espíritu, el cual nos ha dado.… Y hemos conocido y hemos creído el amor que Dios tiene hacia nosotros. Dios es amor, y aquel que vive en amor esta viviendo en Dios, y Dios en él. Por esta relación espiritual, el amor de Dios es perfeccionado dentro de nosotros, para que podamos tener confianza en el día de juicio porque incluso como Él es, así también somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor de Dios; sino, el perfecto amor hecha fuera el temor porque el temor tiene tormento.…” (I Juan 4:9-13; 16-18).
El apóstol Pablo resalta que el amor de Dios es combinando con la fe y la gracia de Dios. Estos son regalos espirituales que nos permiten desarrollar carácter piadoso a través del amor de Dios. Él escribe, “Por tanto, habiendo sido justificados por fe, tenemos paz con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo. A través de Quien también tenemos acceso por fe a esta gracia en la cual permanecemos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no solo esto, sino también nos gloriamos en las tribulaciones, dándonos cuenta que la tribulación da a luz resistencia, y la resistencia da a luz carácter, y el carácter da a luz esperanza. Y la esperanza de Dios nunca nos avergüenza porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones a través del Espíritu Santo, el cual nos ha sido dado” (Romanos 5:1-5).
Judas, el medio hermano de Cristo, escribió que habían hombres impíos quienes estaban subvirtiendo la gracia de Dios. Ellos eran infiltrados cautelosos quienes estaban tratando de destruir la iglesia desde adentro. Él exhortó a los hermanos a permanecer fuertes por la fe y guardarse en el amor de Dios: “Amados, cuando estaba personalmente ejerciendo toda mi diligencia para escribirles concerniente a la común salvación, fui impulsado a escribirles, exhortándolos a pelear fervientemente por la fe, la cual una vez por todo tiempo ha sido entregada a los santos. Porque ciertos hombres se han deslizado sigilosamente, aquellos de quienes hace tiempo ha sido escrito, condenándolos a este juicio. Ellos son hombres impíos, quienes están pervirtiendo la gracia de nuestro Dios, convirtiéndola en libertinaje, y están personalmente negando al único Señor Dios y a nuestro Señor Jesucristo.… Pero ustedes, amados, estén edificándose a sí mismos en su fe más santa, orando en el Espíritu Santo, Para que se guarden así mismos en el amor de Dios…” (Judas 3-4, 20-21).
Es evidente que así como la iglesia primitiva enfrentó grandes retos, así mismo nosotros somos confrontados con varias pruebas. Sin embargo, en el Nuevo Testamento Dios ha provisto registros escritos de sus experiencias para ayudarnos a tener la fortaleza espiritual para continuar creciendo en gracia y conocimiento y para desarrollar un amor mas fuerte por Dios.
Hermanos, nuevamente agradecemos a Dios por la bendición de servirles para que puedan continuar amando a Dios y creciendo en gracia y conocimiento. Gracias por alcanzar a otros hermanos y personas nuevas y dirigirlos a Iglesia en Casa. Nuevamente, gracias por sus oraciones por nosotros y todos los hermanos. Oramos por ustedes diariamente—por su sanidad, por su protección y alivio, para que crezcan en el amor y gracia de Dios, para que se amen unos a otros, y para que Dios esté con ustedes en todo y los bendiga en toda forma. Especialmente en estos tiempos económicos difíciles, agradecemos por sus diezmos y ofrendas, las cuales nos permiten proveer la Verdad de Dios a todo quien lo pide sin costo. El método de Dios es perfecto. Todos damos para servir a otros, quienes entonces son recíprocos con sus diezmos y ofrendas. Esta es la forma de Dios. Recuerde, cada día debemos permanecer en gracia, caminar en fe, creer en esperanza y vivir en amor.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC