Restaurando el Cristianismo Original—¡para hoy!

Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica

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Fred R. Coulter

Ministro

Marzo 14, 2012

 

Queridos hermanos,

 

          El marco de tiempo de este año de la Pascua y de la Fiesta de Panes sin Levadura es de tal forma que esta carta es para Marzo y Abril. Hemos adjuntado 2 CDs con este envío. En un CD hemos incluido algunos sermones que pueden usar para la preparación de la Pascua. En el otro CD encontrarán el mensaje para el Sábado antes de la Pascua, el servicio completo de la Ceremonia de la Pascua; el mensaje para la Noche para ser muy observada para el Señor; y los mensajes para la Fiesta de Panes sin Levadura—los días santos, el primero y séptimo día. Finalmente, hemos adjuntado el folleto de la Ceremonia de la Pascua. En esta forma, tendrá todo lo que necesita para guardar la Pascua Cristiana del Nuevo Pacto y la Fiesta de Panes sin Levadura.

          Dado que los mensajes que hemos enviado cubren la mayoría de los aspectos de la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura como son encontrados en el Antiguo Testamento, esta carta se enfocará en el significado de la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura en el Nuevo Testamento—mientras es comparado con las variadas practicas tradicionales del Cristianismo Ortodoxo.

          El significado de la Pascua Cristiana del Nuevo Pacto: Como enseñó Jesús, la verdadera ceremonia de la Pascua Cristiana y su observancia adecuada está basada completamente en Sus palabras como se registran en los evangelios. En Su última noche de Pascua, Jesús instituyó la Pascua del Nuevo Pacto, el fundamento de la promesa del pacto de Dios de vida eterna. Enfatizando la importancia vital de la Pascua, Jesús le dijo a Sus apóstoles—concerniente al lavado de pies—que si ellos no se lavaban unos a otros los pies, no tendrían “parte” con Él. Así mismo, del pan sin levadura roto (simbolizando Su cuerpo deshecho) y del vino (simbolizando Su sangre derramada del Nuevo Pacto), Él dijo: “Esto háganlo en memoria de Mí.” Mas aun, guardar la Pascua es absolutamente necesario para recibir vida eterna, como dijo Jesús: “ “Verdaderamente, verdaderamente les digo, a menos que coman la carne del Hijo de hombre, y beban Su sangre, no tienen vida en sí mismos. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre tiene vida eterna, y Yo lo levantaré en el último día. Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera bebida. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre está viviendo en , y Yo en él.” (Juan 6:53-56).

          De acuerdo a las instrucciones de Jesús, el pan sin levadura roto es un símbolo de Su carne, y el vino es un símbolo de Su sangre. (Contrario a la falsa doctrina de la transubstanciación, a la orden del sacerdote el vino y el pan no se convierten en la carne y sangre real de Jesús.) La Pascua es nuestro compromiso de pacto de que en esta vida física viviremos por Jesucristo, Quien es “...el camino, y la verdad, y la vida;Como el Padre vivo Me ha enviado, y Yo vivo por el Padre; así también aquel que Me come vivirá por Mí.” (Juan 14:6; 6:57).

          Los Evangelios muestran, y el apóstol Pablo escribe, que esta conmemoración es una observancia anual de la noche en que Jesús fue traicionado—el día 14 del primer mes de acuerdo al calendario sagrado hebreo calculado. Este año debemos guardar la Pascua el jueves 5 de abril al ocaso, mientras está empezando a aumentar la oscuridad, lo cual es el día y hora, según las escrituras, cuando Jesús comenzó Su ultima Pascua con Sus apóstoles, como se registra en los Evangelios.

          Tenemos dos libros concernientes a la observancia de la Pascua. La versión mas corta, El día que Jesús el Cristo murió, es específicamente sobre la última Pascua de Jesús y la crucifixión. Es especialmente útil para una revisión pre-Pascua. Dado que la Pascua Cristiana del Nuevo Pacto es central para el Plan de Dios, Satanás el diablo ha hecho todo lo que puede para seducir a la gente a apartarse de su observancia como la enseñó Jesucristo. Además de la observancia tradicional judía del 15, las iglesias de denominación “cristiana” y las  organizaciones de este mundo practican variadas versiones falsificadas, haciendo casi que imposible que la gente conozca como y cuando la Pascua debe ser observada. Estas religiones confían en sus propias tradiciones hechas por hombres en vez de la Palabra de Dios. Como resultado, sus prácticas conflictivas tienen poca o ninguna semejanza a lo que la Biblia realmente enseña.

          El segundo libro, La Pascua Cristiana, fue publicado primero en 1993, con la tercera edición expandida y publicada en el 2010. Escribí este libro primariamente a causa de la confusión y caos concerniente a la Pascua—incluso entre algunas iglesias de Dios. Con más de 500 páginas, este libro cubre literalmente todo aspecto de la historia y practica de la Pascua—Antiguo Testamento, la Pascua judía tradicional de los exiliados, y la Pascua Cristiana del Nuevo Pacto como es enseñada por Jesús en el Nuevo Testamento. Si no tiene estos libros, puede solicitarlos y se los enviaremos sin costo alguno.

 

El cristianismo ortodoxo esta en un completo desorden

 

          Además de la Pascua judía tradicional un día después en el 15, el cristianismo de este mundo esta en completo desorden por practicar lo que ellos llaman “La Cena del Señor,” “La Comunión,” o “La Eucaristía—el Sacrificio de la Misa.” Aunque ellos reclaman que Cristo murió por sus pecados y se apropian para sí mismos del Cristo crucificado y Su sangre derramada, no saben virtualmente nada acerca de su significado verdadero. ¿Por qué? La respuesta es simple: Ellos no le creen realmente a la Biblia o las instrucciones especificas de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, a Quien ellos profesan adorar y reclaman como Salvador. Además de su adoración en domingo y observancia de los festivos paganos, aquí hay una lista de sus prácticas no bíblicas que han oscurecido la verdadera Pascua de Dios del Nuevo Pacto:

 

·               No usan el calendario calculado hebreo sagrado de Dios. Usan el calendario gregoriano.

·               Pocos incluso entienden que Jesús fue crucificado en el día de Pascua.

·               Sus observancias no son mantenidas en la noche real de la Pascua.

·               No saben el día de la semana que Jesús fue crucificado. ¿Era miércoles, jueves o viernes? La mayoría cree que ocurrió en un así llamado “viernes santo.”

·               No saben cuanto tiempo estuvo Él en la tumba—¿dos noches y media mañana? ¿Como pueden ser tres días y tres noches, como dijo Jesús?

·               No saben cuando fue resucitado Jesús—creen que fue levantado de los muertos en la mañana del “domingo de resurrección.”

·               La mayoría no entiende que Easter o la pascua del mundo es el día en el cual la antigua Babilonia adoraba a la diosa Ishtar. ¿Qué tiene que ver una diosa pagana con la muerte y resurrección de Jesús?

·               La mayoría usa galletas enteras, no rotas para su celebración de la “Cena del Señor,” “Comunión,” o “Sacrificio de la Misa.”. Los griegos ortodoxos usan pan leudado partido.

·               La mayoría usa jugo de uva en lugar de vino; los mormones usan agua.

·               Los católicos celebran la Eucaristía, el Sacrificio de la Misa, diariamente y en algunos casos cada hora. Los protestantes celebran “La Cena del Señor” semanalmente, el domingo. Los Adventistas del séptimo Día la observan cuatro veces al año (el primer Sábado de cada trimestre).

 

          ¡Que confusión! Sin embargo Dios no es autor de confusión. Cada una de estas religiones clama seguir la Biblia—pero están siguiendo prácticas falsas y mentirosas. La verdad es, ninguna de estas prácticas puede ser encontrada en la Biblia. Ellas son mandamientos y tradiciones de hombres. Aunque puedan leer ciertos pasajes de la Biblia, esto es exactamente como Isaías profetizó: “¡Estén aturdidos y asombrados! ¡Cieguen sus ojos y sean ciegos! Ellos están borrachos, pero no con vino; tambalean, pero no por bebida fuerte, porque el SEÑOR ha derramado sobre ustedes el espíritu de sueño profundo, y ha cerrado sus ojos; Él ha cubierto a los profetas y a sus gobernantes, y a los videntes. Y la visión de todos ha llegado a ser para ustedes como las palabras de un libro que esta sellado, el cual ellos dan a uno que es aprendido diciendo, “Por favor lee esto,” y él dice, “No puedo, porque está sellado.” Y el libro es entregado a quien no es aprendido, diciendo, “Por favor lee esto,” y él dice, “No soy aprendido.”

          “Y el SEÑOR dijo, “Porque este pueblo se acerca a Mí con sus bocas, y con sus labios Me honran, pero su adoración de Mí es conforme a las tradiciones de hombres aprendidas por rutina, y su temor hacia Mi es enseñado por los mandamientos de hombres; por tanto, he aquí, procederé a hacer de nuevo una obra estupenda entre este pueblo, incluso una obra estupenda y una maravilla, porque la sabiduría de sus sabios morirá, y la sabiduría de sus inteligentes desaparecerá.” ¡Ay de aquellos que profundizan para esconder sus propósitos del SEÑOR! Y sus obras están en la oscuridad, y dicen, “¿Quien nos ve? ¿Y quien nos conoce?”

          “¡CIERTAMENTE, USTEDES HAN VOLTEADO LAS COSAS AL REVÉS! ¿Será el alfarero considerado como el barro de alfarero; porque la obra dirá de quien la hizo, “Él no me hizo… [evolucionamos de la babosa y los monos]?” ¿O la cosa formada le dirá a quien la formó, “Él no tuvo entendimiento… [nuestras propias tradiciones son mejores que los caminos de Dios]?” (Isaías 29:9-16).

          Que perfecta descripción del cristianismo ortodoxo moderno—el cual prefiere la tradición humana sobre la obediencia a lo que Jesús enseñó a Sus discípulos. El “cristiano” de hoy puede profesar creen en Jesús y reclama amar a Dios, pero rechaza lo que Jesús enseñó—por tanto en realidad ¡está negando a Dios! Un profesar creer en Dios o en Jesús no es conversión hacia salvación. Concerniente a tales falsas creencias, el apóstol Santiago escribe: “¿Cree usted que Dios es uno? Hace bien en creer eso. Incluso los demonios creen y tiemblan de miedo. ¿Pero está deseoso de entender, Oh hombre tonto, que fe… [una creencia profesada] sin obras es muerta?” (Santiago 2:19-20). La verdadera creencia y fe lo motivarán a amar y obedecer a Dios.

          Note lo que Pablo escribe acerca de tal profesión y actitud: Ellos personalmente profesan conocer a Dios, pero en sus obras Lo niegan, siendo abominables y desobedientes, y reprobados hacia toda buena obra.” (Tito 1:16).

          Esto confirma exactamente lo que dijo Jesús: “No todo el que me dice, ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino del cielo; sino aquel que esta haciendo la voluntad de Mi Padre, Quien está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día, ‘Señor, Señor, ¿No profetizamos por medio de Tu nombre? Y ¿No echamos demonios por medio de Tu nombre? Y ¿No hicimos muchas obras de poder por medio de Tu nombre?’ Y entonces les confesaré, ‘Nunca los conocí. Apártense de Mí, ustedes quienes obran ilegalidad.’ ” (Mateo 7:21-23).

          No puede haber duda que estos pasajes aplican al protestantismo y catolicismo. Ellos profesan Su nombre—“Señor, Señor,” “Jesús, Jesús”—pero “no están haciendo la voluntad de Mi Padre, Quien esta en el cielo.”

          En el Evangelio de Lucas encontramos este registro: “¿Y por qué Me llaman, ‘Señor, Señor,’ pero no practican lo que digo? Todo el que viene a Mí y escucha Mis palabras y las practica, les mostraré a que se parece: Él es como un hombre construyendo una casa, quien excavó profundo y colocó el fundamento sobre la roca; y un diluvio vino, y el torrente golpeó contra esa casa, pero no pudo sacudirla, porque estaba fundada sobre la roca.

          “Pero el que ha escuchado Mis palabras y no las ha practicado es como un hombre que construyó una casa en la superficie de la tierra, sin un fundamento; y cuando el torrente golpeó contra ella, cayó de una, y la ruina de esa casa fue grande.” ” (Lucas 6:46-49).

          Estas enseñanzas profundas de Jesús aplican también a la observancia de la Pascua, la cual es una parte esencial de una verdadera obediencia cristiana a Dios. ¿Pero quien exactamente debería participar de la Pascua? Sólo aquellos que están en verdadero pacto espiritual con Dios el Padre y Jesucristo—a través de arrepentimiento, pacto del bautismo por inmersión total en agua, y el recibimiento del poder del Espíritu Santo por el engendramiento de Dios el Padre—deberían participar de la Pascua cristiana del Nuevo Pacto.

          Al participar de la Pascua cristiana del Nuevo Pacto cada año, todos los cristianos verdaderos renuevan su relación de pacto con Dios el Padre y Jesucristo para vida eterna. Al contrario, todas las practicas religiosas, tradiciones y enseñanzas del cristianismo ortodoxo son evidentemente falsas—¡no hay salvación en ellas en lo absoluto!

 

Dios planeó el día exacto de la Pascua antes de la fundación del mundo

         

          Desde la eternidad del pasado, antes de la fundación del mundo, Dios el Padre y Dios el Hijo planearon y predeterminaron el día que Jesucristo moriría. En toda la historia del universo, ningún otro día se compara. En verdad, el Cordero de Dios fue “muerto desde la fundación… [tiempo en el que Dios colocó el fundamento] …del mundo.” (Apocalipsis 13:8). En aquel mismo tiempo, Dios sabía que el único sacrificio que podría salvar a la humanidad del pecado sería la muerte de Su Hijo, en el día de la Pascua. Este sacrificio es tan inmensamente supremo que será recordado en las eras de la eternidad.

          Este día de destino fue la máxima culminación de la batalla espiritual por las vidas de los hombres; una batalla librada entre Jesucristo—Hijo de Dios y Salvador de la humanidad—y Satanás el diablo, el adversario de Dios y destructor de la humanidad. Esta feroz batalla espiritual estuvo centrada en Jerusalén, pero su resultado determinaría el destino del mundo y toda la humanidad—pasado, presente y futuro. Era el poder de Dios contra el poder de Satanás; el Defensor contra el adversario; amor contra odio; bien contra mal; humildad contra orgullo; compasión contra brutalidad; justicia contra pecado; y perdón contra condenación.

          Todas las fuerzas y poderes del mal del mundo fueron reunidas juntamente contra un solo hombre, Jesucristo—el Hijo de Dios. ¿Quien llegaría a ser victorioso? ¿El bien triunfaría finalmente sobre el mal?

          Por sanar al enfermo, resucitar al muerto, y enseñar el amor de Dios, Jesucristo fue condenado, golpeado, azotado brutalmente, vilipendiado, ridiculizado y crucificado. Sin embargo Él fue fiel hasta el final—dando Su vida como el sacrificio perfecto por los pecados del mundo.

          Incluso los propios discípulos de Jesús, a quienes Él les había enseñado por tres años y medio, no entendieron el significado del día de la Pascua. Mientras observaban morir a Jesús y Su cuerpo siendo colocado en la tumba, ellos estaban desconcertados. Para ellos parecía que el mal había ganado—los establecimientos políticos y religiosos que los mantenían en esclavitud fueron victoriosos. Todos ellos sintieron un oscuro pensamiento y desespero porque Jesús, el Mesías de Dios, fue muerto y sepultado. Estaba más allá de su más loca imaginación que Jesús volvería a vivir después de tres días y tres noches en la tumba. Porque Él fue levantado de los muertos por el poder de Dios el Padre.

          La mayoría de la gente en el mundo occidental han escuchado el muy citado verso de la Biblia, Juan 3:16—“Porque Dios amó tanto al mundo, que dio Su único Hijo engendrado, para que todo el que crea en Él no pueda morir, sino pueda tener vida eterna.” Sin embargo tienen poco o ningún entendimiento acerca de su significado real—aunque la inspirada Palabra de Dios, desde Génesis hasta Apocalipsis, revela la historia completa. En verdad, es porque “Dios amó tanto al mundo” que Él nombró a Jesús para morir en el día de la Pascua del 30 d.C—una fecha establecida desde la fundación del mundo.

          Mas aun, al usar la Palabra de Dios, el calendario sagrado hebreo calculado, y los verdaderos hechos históricos, podemos remontar desde este importantísimo día de Pascua hasta establecer precisamente cuando nació Jesús; cuando comenzó Su ministerio, la longitud de Su ministerio; cuanto tiempo estuvo en la tumba; cuando fue resucitado; y Su final ascensión al cielo.

          El significado en el Nuevo Testamento de la Fiesta de Panes sin Levadura: Ya que nos centraremos en el significado de la Fiesta de Panes sin Levadura en el Nuevo Testamento, puede leer un resumen de su significado en el Antiguo Testamento en el libro Días festivos ocultos o Días Santos de Dios—¿cuales?, paginas 142-148.

          Dios ordenó a los hijos de Israel a remover toda la levadura de sus casas antes de la Pascua, la cual es también un día separado de comer pan sin levadura (Éxodo 12:8). Ellos debían terminar de remover toda la levadura antes de que comenzara la Pascua y los siete días de la Fiesta de Panes sin Levadura. Solo pan sin levadura debía ser comido a través de la Fiesta (versos 15-20; 13:6-7; Levítico 23:6; etc.).

          Como hemos visto, es requerido que todos quienes observan la Pascua cristiana del Nuevo Pacto sean bautizados. Sin embargo, no es necesario ser bautizado para guardar la Fiesta de Panes sin Levadura; así, los niños y aquellos que están comenzando a aprender de las Fiestas de Dios pueden participar en esta Fiesta de siete días. Pero deben así mismo remover la levadura de sus casas y comer pan sin levadura por siete días como Dios lo ordena. Este año, el primer día es el 7 de abril, un Día Santo, y el séptimo día es el 13 de abril, otro Día Santo.

          En el Nuevo Testamento, Pablo enseñó a los gentiles convertidos a observar la Fiesta de Panes sin Levadura en la misma manera como los hijos de Israel. Al escribir a los Corintios, Pablo definió la levadura como un símbolo de pecado y de la naturaleza humana pecaminosa—una naturaleza que es “inflada” con vanidad y orgullo. La iglesia en Corinto había estado tolerando un grave pecado de inmoralidad en el cual un hombre estaba teniendo relaciones sexuales con su madrastra. Pablo escribió: “Su jactancia [en esto] no es buena. ¿No saben que un poco de levadura leuda la masa entera?” (I Corintios 5:6.) En vez de aborrecer tal conducta, la estaban perdonando—incluso gloriándose en eso. Pablo tuvo que corregirlos severamente porque el pecado de ese individuo había comenzado a leudar a toda la congregación con una actitud pecaminosa—la cual a su vez los llevaría a una conducta pecaminosa. Él entonces les ordenó remover al individuo de la congregación, así como habían removido la levadura de sus casas.

          Pablo les recordó que así como tenían sus casas sin levadura en preparación para la Fiesta, ellos debían también “sacar la levadura” de pecado de sus vidas espirituales a través de Jesucristo. “Por tanto, límpiense de la vieja levadura [de pecado], para que puedan convertirse en una nueva masa [sin pecado en Cristo], incluso como están sin levadura [en sus casas]. Porque Cristo nuestra Pascua fue sacrificado por nosotros. Por esta razón, GUARDEMOS LA FIESTA, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con el pan sin levadura de sinceridad y verdad.” (versos 7-8).

          La declaración de Pablo—“Guardemos la fiesta”—es bastante enfática, y debería callar a aquellos que enseñan falsamente que Pablo estaba ocupado aboliendo las Fiestas de Dios. Claramente, esto es un mandado directo a los gentiles convertidos del Nuevo Testamento a guardar la Fiesta de Panes sin Levadura. Pablo soporta su autoridad declarando: “Si cualquiera piensa de si mismo que es un profeta o espiritual, reconozca que las cosas que les escribo son mandamientos del Señor.” (I Corintios 14:37). Eso es lo que Pablo enseñó a todas las iglesias (I Corintios 7:17).

          Nuevamente Pablo enfatizó el significado espiritual de la Fiesta de Panes sin Levadura cuando él amonestó a los colosenses a abandonar sus caminos y naturaleza pecaminosa y remplazarlos con el carácter de Cristo y Sus atributos de amor y justicia (Colosenses 3:1-17).

          Como simiente espiritual de Abraham, los cristianos bautizados deben vestirse de Jesucristo—para llegar a ser como Él (Gálatas 3:26-29). “Cristo en ustedes, [es la] la esperanza de gloria” para los cristianos (Colosenses 1:27). Al observar la Fiesta de Panes sin Levadura, los cristianos aprenden que a través del poder del Espíritu Santo deben vencer el pecado, vivir por cada Palabra de Dios, desarrollar el carácter de Cristo, caminar en fe, creer en esperanza y vivir en el amor de Dios.

          La Noche para ser muy observada: Esta noche, la noche de Nisan 15, comienza la Fiesta de siete días de Panes sin Levadura. A los hijos de Israel se les ordenó celebrar la Noche para ser muy observada en conmemoración de su éxodo de Egipto y su salvación del yugo de esclavitud (Éxodo 12:40-42). También fue en la misma noche—el “mismísimo día” de Nisan 15—430 años antes que el Señor Dios prometió en Su pacto con Abraham librar a sus descendientes de la esclavitud (Génesis 15:12-18).

          Para los verdaderos cristianos, la Noche para ser muy observada tiene un intenso significado espiritual. Esa misma noche el cuerpo de Jesús estaba colocado en la tumba—comenzando Sus tres días y tres noches “en el corazón de la tierra” (Mateo 12:40). Esta noche fue un cumplimiento de la promesa de pacto de Dios a Abraham en la cual Dios prometió morir para cumplir Su contrato espiritual. La muerte de Jesús fue confirmada cuando su cuerpo fue colocado en la tumba mientras el día de la Pascua estaba terminando al ocaso y la Noche para ser muy observada estaba comenzando. Así como los hijos de Israel debían regocijarse del hecho de que Dios los había librado de su esclavitud en Egipto, los verdaderos cristianos, la simiente espiritual de Abraham, deben regocijarse en esta noche porque es el comienzo de su salvación de la esclavitud del pecado y su éxodo del Egipto espiritual (Apocalipsis 11:8).

          La palabra éxodo es derivada del griego exhodosex, significa “salir de,” y hodos, significa “camino.” Por lo tanto, éxodo significa “el camino de salida.” Guiados por Dios, el éxodo fue el “camino de salida” de Israel de la tierra de Egipto (símbolo de pecado y esclavitud al pecado). Así mismo, Jesucristo es el único “camino de salida” de la humanidad para escapar de la esclavitud del pecado, de sí mismo y de Satanás. En Su ultima Pascua Jesús dijo, “Yo soy el Camino”—hodos (odoV)—el “camino de salida,” el éxodo del pecado. Nuestro caminar cristiano con Dios comienza cuando tenemos nuestros pecados perdonados a través de la sangre derramada de Jesús como es representado por la Pascua. Luego es cuando comenzamos nuestro viaje fuera del pecado y del camino de vida destructivo, a través del amor, devoción fiel y obediencia—caminando en el amor y gracia de Dios, viviendo por cada Palabra de Dios, y guardando Sus mandamientos a través de la gracia de Dios. Todo esto es representado por la Fiesta de Panes sin Levadura.

          La resurrección de Jesús de los muertos: Después de estar en la tumba exactamente tres días y tres noches, Jesús fue resucitado de los muertos por el poder del Padre mientras el Sábado semanal regular, Nisan 17, estaba terminando al ocaso durante la Fiesta de Panes sin Levadura (El día que Jesús el Cristo murió, pp. 71-81). Él no fue resucitado en una mañana de domingo—ni en el llamado “domingo de resurrección” del cristianismo ortodoxo. Él fue resucitado al cierre del Sábado semanal al ocaso, justo antes de que comenzara el primer día de la semana.

Temprano en la mañana del primer día de la semana, cuando María Magdalena y otros fueron a la tumba, un ángel les dijo específicamente que Jesús ya había resucitado, que Él no estaba allí (Marcos 16:2-7; Lucas 24:1-6; Juan 20:1-10). Una traducción literal para “el primer día de la semana” es “el primero de las semanas”—es decir, el primer día del conteo de 7 semanas para Pentecostés. El griego indica que este “primer día de la semana” era el Día de la Ofrenda de la Gavilla mecida.

          El Día de la Ofrenda de la Gavilla mecida: La ofrenda de los primeros frutos es altamente significativa para Dios. Israel fue instruida: “Lo primero de los primeros frutos de su tierra traerán a la casa del SEÑOR su Dios” (Éxodo 23:19). En ese día—el primer día de la semana durante la Fiesta de Panes sin Levadura y el primer día del conteo de 50 días a Pentecostés—el sumo sacerdote debía tomar una gavilla especial de los primeros frutos de la cosecha de cebada y trigo para elevarla y mecerla delante del Señor para que la gente fuera aceptada por Él (Levítico 23:9-11). Este ritual incomparable era simbólico de la ascensión de Jesucristo al trono de Dios el Padre después que Él fue resucitado de los muertos—para ser aceptado como lo primero de las primicias de Dios y el sacrificio perfecto por los pecados de la humanidad.

          El apóstol Juan verificó la ascensión de Jesús en ese día: “Pero María estuvo de pie afuera de la tumba llorando; y mientras lloraba, se inclinó hacia abajo y miró dentro de la tumba. Y vio dos ángeles de blanco quienes estaban sentados, uno a la cabeza y el otro a los pies, donde había sido colocado el cuerpo de Jesús. Y ellos le dijeron, “¿Mujer, porque estás llorando?” Ella les dijo, “Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde Lo han colocado.”

          “Y después de decir estas cosas, ella dio vuelta y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo, “¿Mujer, porque estás llorando? ¿A quién estas buscando?” Pensando que era el jardinero, ella le dijo, “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde Lo has colocado, y yo me Lo llevaré.” Jesús le dijo, “María.” Volteándose, ella Le dijo, “Rabboni”; es decir, “Maestro.” Jesús le dijo, “No Me toques, porque todavía no he ascendido a Mi Padre. Pero ve a Mis hermanos y diles que estoy ascendiendo a Mi Padre y a su Padre, y a Mi Dios y a su Dios.” ” (Juan 20:11-17).

          Luego en la noche de aquel mismo día, Jesús se apareció a los discípulos y les mostró Sus heridas de la crucifixión: “Después, cuando la noche se acercaba ese día, el primer día de las semanas, y las puertas estaban cerradas donde los discípulos se habían reunido por miedo a los judíos, Jesús vino y se paró en el medio, y les dijo, “Paz sea a ustedes.” Y después de decir esto, les mostró Sus manos y Su costado. Entonces los discípulos se alegraron porque habían visto al Señor.” (Juan 20:19-20).

          Cuando Jesús se mostró a Sí mismo a los discípulos después que Él fue levantado de los muertos, Él personalmente les reveló de las Escritura que Su muerte y resurrección fueron pre-ordenadas: “Y les dijo, “Estas son las palabras que les hablé cuando estaba aun con ustedes, que todas las cosas que fueron escritas concerniente a Mí en la Ley de Moisés y en los Profetas y en los Salmos deben ser cumplidas.” Entonces les abrió sus mentes para entender las Escrituras, y les dijo, “De acuerdo a como esta escrito, era necesario para el Cristo sufrir, y resucitar de los muertos al tercer día.” (Lucas 24:44-46).

          Pablo confirmó que Jesús fue la “primicia” de la resurrección de los muertos, el primero de la cosecha espiritual de Dios. A Su regreso, en el tiempo de la primera resurrección, todos los que son de Cristo serán resucitados para vida eterna: “Pero ahora Cristo ha sido levantado de los muertos; Él ha llegado a ser el primer fruto de aquellos que han dormido. Porque ya que por un hombre vino la muerte, por un hombre también vino la resurrección de los muertos. Porque como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán hechos vivos. Pero cada uno en su propio orden: Cristo el primer fruto; luego, aquellos que son de Cristo a Su venida.” (I Corintios 15:20-23). (Para mas detalles acerca de la Ofrenda de la Gavilla Mecida, vea El día que Jesús el Cristo murió, pp. 83-93.)

          Referencias adicionales a la Fiesta de Panes sin Levadura en los Evangelios: La Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura son dos Fiestas distintas que caen en días separados, aunque consecutivos—el 14 y el 15. Las dos fiestas tienen significados diferentes, pero relacionados. Lucas, sin embargo, registra que había llegado a ser una práctica común referirse a toda la época de fiesta de 8 días como “Pascua.” “Entonces la fiesta de panes sin levadura, la cual es llamada Pascua, estaba aproximándose” (Lucas 22:1).

          Con esto en mente podemos entender mejor ciertas referencias “difíciles” a la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura en el Evangelio de Juan. “Entonces la Pascua de los judíos estaba cercaEntonces cuando Él estuvo en Jerusalén en la Pascua, durante la fiesta, muchos creyeron en Su nombre, mientras observaban los milagros que Él estaba haciendo.” (Juan 2:13, 23). “Entonces la Pascua, una fiesta de los judíos, estaba cerca.” (Juan 6:4). Como el tiempo de la ultima Pascua de Jesús se aproximaba, Juan escribió: “Ahora la Pascua de los judíos estaba cerca…” (Juan 11:55); “Ahora seis días antes de la Pascua…” (12:1); y “Entonces antes de la fiesta de la Pascua…” (13:1).

          En estos y otros pasajes, Juan señala la importancia de la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura. Pocos entienden, sin embargo, que el Evangelio de Juan es estructurado en el marco de las Fiestas y Días Santos. Esto hace al Evangelio de Juan no solo un registro de la vida y enseñanza de Jesús, sino también un registro histórico de las Fiestas de Dios.

          · La cosecha de Pentecostés—Juan 4:35

          · La Fiesta de Trompetas— Juan 5:1

          · La Fiesta de Tabernáculos y el Último Gran Día— Juan 7

          A través de los Evangelios, las Fiestas y Días Santos de Dios proveen el marco para la cronología del ministerio de Jesucristo. Interesantemente sin embargo, hay cero testimonios escritos indicando que la verdadera Iglesia apostólica alguna vez aprobara los festivos observados ahora por el cristianismo ortodoxo.

          Otras referencias a la Fiesta de Panes sin Levadura en el Nuevo Testamento: El libro de Hechos es un microcosmos de la Iglesia de Dios y el ministerio del apóstol Pablo desde alrededor del 30 d.C al 67 d.C. Cuando es examinado cuidadosamente, llega a ser aparente que Lucas registró eventos relacionados a las Fiestas y Días Santos. Esto significa que los apóstoles estaban usando el calendario hebreo calculado para registrar los tiempos de estos eventos, en vez del calendario romano. Escribiendo acerca del encarcelamiento de Pedro en el 44 d.C, Lucas registra: “Entonces por aquél tiempo, el rey Herodes extendió sus manos para perseguir a algunos de aquellos de la iglesia; y mató a Santiago, el hermano de Juan, con la espada. Y cuando vio que esto agradó a los judíos, procedió a prender a Pedro también. (Ahora aquellos eran los días de pan sin levadura.) Y después de arrestarlo, lo puso en prisión, entregándolo a cuatro grupos de cuatro soldados para cuidarlo con la intención de sacarlo al pueblo después de la temporada de Pascua.” (Hechos 12:1-4).

          En un intento engañoso de dar la apariencia que la Iglesia apostólica observaba Easter, los traductores de la versión King James incorrectamente  tradujeron la palabra griega para Pascua, pascha (pasca), en Hechos 12:4 como “Easter.” En todos los otros lugares ellos tradujeron correctamente pascha como “Pascua.” Sin embargo, como hemos visto, “Pascua” fue también usada en referencia a todos los ochos días de Pascua y Panes sin Levadura, lo cual debería ser adecuadamente traducido como “la temporada de la Pascua”—y nunca “Easter.”

          El séptimo día de la Fiesta de Panes sin Levadura: Indudablemente Jesucristo, los apóstoles y la Iglesia primitiva del Nuevo Testamento observaron todos los siete días de la Fiesta de Panes sin Levadura. Aunque no encontramos una referencia especifica al séptimo día de la Fiesta, el registro de Lucas en el 58 d.C demuestra que algunos de los discípulos guardaban toda la fiesta de siete días con los hermanos gentiles en el norte de Grecia. “Pero zarpamos [Lucas y su grupo] de Filipo después de los Días de Pan sin Levadura; y en cinco días fuimos a ellos a Troas, donde permanecimos por siete días.” (Hechos 20:6). Esto indica claramente que los gentiles convertidos observaban toda la Fiesta, incluyendo el séptimo día.

          En el Nuevo Testamento vemos que hay paralelos espirituales con el séptimo día de la Fiesta de Panes sin Levadura desde el libro de Éxodo. Específicamente, Dios rescató a los hijos de Israel de Faraón y sus ejércitos en el séptimo día de la Fiesta, al traerlos sin peligro a través del mar Rojo sobre tierra seca. Cuando los egipcios los siguieron en el mar, Dios liberó las aguas, destruyendo a Faraón y a su ejercito (Éxodo 14).

          Como una nación empapada en la adoración satánica del sol y varios dioses falsos, Egipto es representado en la Escritura como un símbolo de pecado. Faraón era un tipo de Satanás, y su ejército simbolizaba los espíritus demoniacos. Así como Faraón y sus ejércitos persiguieron a los hijos de Israel después que Dios los había rescatado de Egipto, así Satanás y sus demonios pueden (y traen) ataques espirituales sobre los cristianos convertidos, intentando esclavizarlos nuevamente al yugo del pecado.

          Así, podemos ver en el Nuevo Testamento que el séptimo día de la Fiesta de Panes sin Levadura representa como Dios, a través de Jesucristo, nos ha rescatado del poder de Satanás. “Siendo fortalecidos con todo poder de acuerdo al poder de Su gloria, hacia toda resistencia y paciencia con gozo; dando gracias al Padre, Quien nos ha hecho calificados para la participación de la herencia de los santos en la luz; Quien nos ha rescatado personalmente del poder de la oscuridad y nos ha transferido al reino del Hijo de Su amor; en Quien tenemos redención a través de Su propia sangre, incluso la remisión de pecados” (Colosenses 1:11-14).

          Cuando Jesús llamó a Saulo para llegar a ser Pablo, el apóstol a los gentiles, Él le dijo porque lo había escogido: “Ahora levántate, y párate sobre tus pies; porque Yo te he aparecido para este propósito: para nombrarte un ministro y un testigo de lo que has visto y de lo que te revelaré. Te estoy seleccionando personalmente de entre la gente y los gentiles, a quienes ahora te envío, para abrir sus ojos, para que ellos puedan volver de la oscuridad a la luz y de la autoridad de Satanás a Dios, para que puedan recibir remisión de pecados y una herencia entre aquellos que han sido santificados a través de fe en Mi.’ ” (Hechos 26:16-18).

          Como el “dios de este mundo,” Satanás ciega la mente de aquellos a quienes él ha engañado (II Corintios 4:4). Él también es llamado el “príncipe del poder del aire,” quien guía a aquellos de este mundo al pecado y desobediencia: “Ustedes estaban muertos en transgresiones y pecados, en los cuales caminaron en tiempos pasados de acuerdo al curso de este mundo, de acuerdo al príncipe del poder del aire, el espíritu que está ahora trabajando dentro de los hijos de desobediencia; entre quienes también todos nosotros una vez tuvimos nuestra conducta en las lujurias de nuestra carne, haciendo las cosas deseadas por la carne y por la mente, y éramos por naturaleza los hijos de ira, así como el resto del mundo.” (Efesios 2:1-3).

          Pablo fue a instruir a los Efesios sobre como luchar sus batallas espirituales contra Satanás el diablo y vencerlo a través del poder de Dios y la sangre de Jesucristo: “Finalmente, mis hermanos, sean fuertes en el Señor, y en el poder de Su fuerza. Vístanse toda la armadura de Dios para que puedan ser capaces de aguantar contra las artimañas del diablo porque no estamos luchando contra carne y sangre, sino contra principados y contra poderes, contra los gobernadores del mundo de la oscuridad de este siglo, contra el poder espiritual de maldad en lugares altos. Por tanto, tomen toda la armadura de Dios para que puedan ser capaces de resistir en el día malo, y habiendo resuelto todas las cosas, estar de pie.

          “Estén por tanto, teniendo sus lomos ceñidos con verdad, y vistiendo la coraza de justicia, y teniendo sus pies calzados con la preparación del evangelio de paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual tendrán el poder de apagar todos los dardos llameantes del maligno; y vístanse el casco de salvación, y la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu” (Efesios 6:10-18).

          Los cristianos deben vencer a Satanás y resistir sus ataques a través de la sangre del Cordero, aun si esto les cuesta sus vidas físicas: “Y el gran dragón fue echado fuera, la serpiente antigua que es llamada el diablo y Satanás, quien está engañando al mundo entero; fue echado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron echados abajo con él. Y oí una gran voz en el cielo decir, “Ahora ha venido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Su Cristo porque el acusador de nuestros hermanos ha sido echado abajo, quien los acusa día y noche delante de nuestro Dios. Pero ellos lo vencieron a través de la sangre del Cordero, y a través de la palabra de su testimonio; y no amaron sus vidas hasta la muerte.” (Apocalipsis 12:9-11).

          Jesús oró al Padre que Su pueblo fuera librado del “maligno”—Satanás (Juan 17:15). Él también nos dijo que debemos orar y rogarle a Dios diariamente que Él nos rescate del maligno (Mateo 6:13). Hay muchos pasajes en el Nuevo Testamento que muestran como Dios nos rescata del pecado y Satanás. Esta continua batalla espiritual—de vencer el pecado, a Satanás y al mundo—refleja el significado especial del séptimo día de la Fiesta de Panes sin Levadura en el Nuevo Testamento.

          Como aprenderá y experimentará guardando el Sábado, la Pascua (para aquellos que son bautizados) y todas las Fiestas de Dios—combinado con la influencia del Espíritu Santo de Dios dentro de nosotros—Él las ha creado y diseñado como ocasiones especiales para enseñarnos como debemos crecer en gracia y conocimiento en preparación para la vida eterna.

          Hermanos, oramos que tengan una Pascua y una Fiesta de Panes sin Levadura maravillosamente bendecidas. Que puedan continuar venciendo el pecado, a ustedes mismos y a Satanás a través del poder del Espíritu Santo. Que puedan continuar creciendo en la gracia y el conocimiento de Dios. Que puedan continuar amando a Dios el Padre y a Jesucristo con todo su corazón, mente y ser.

          Gracias por su amor continuo y oraciones por los hermanos y por nosotros. Oramos por ustedes diariamente, que Dios los fortalecerá, inspirará, sanará y verá por ustedes a través de cualquier prueba que puedan estar enfrentando en este mundo malo. Gracias por su apoyo fiel a través de sus diezmos y ofrendas. Pueda Dios continuar bendiciéndolos con Su amor y gracia en su vida diaria.

 

Con amor en Cristo Jesús,

                                         

 

 

 

Fred R. Coulter