CAPÍTULO DIECINUEVE

(Tomado del libro “La pascua Cristiana”)

 

LA ÚLTIMA PASCUA DE JESÚS—¿CUÁNDO Y CÓMO FUE OBSERVADA?

 

Por

Fred Coulter

www.laverdaddedios.org

 

          La última Pascua que Jesús observó con Sus discípulos está descrita en gran detalle por los escritores de los Evangelios. Como aprendimos en el capítulo anterior, Marcos y Lucas ambos registran que Jesús observó Su última Pascua en el día que fueron sacrificados los corderos. Este día es designado en el texto griego como “el primero de los sin levadura,” el cual era un término común para el día 14 de Nisán, el primer mes del calendario hebreo. Todos los judíos de ese siglo entendían que este término se refería al 14 de Nisán.

          Muchos eruditos y maestros han malinterpretado la referencia de Marcos y Lucas de matar los corderos de la Pascua. Algunos ven sus palabras como la evidencia de que el sacrificio de los corderos en el templo estaba sucediendo cuando Jesús envió a Sus discípulos para preparar la Pascua. Ya que los corderos eran tradicionalmente sacrificados en el templo durante la tarde del 14 de Nisán, afirman que Jesús y Sus discípulos observaron una Pascua tarde en el 14, temprano en el 15 de Nisán, como lo hicieron los judíos farisaicos.

          El error en esta interpretación está claramente expuesta al examinar el registro de la Pascua en el Evangelio de Juan. La evidencia cronológica que Juan presenta no permite espacio para tal interpretación. Examinemos el registro de Juan.

Jesús no comió la Pascua tradicional

          Al empezar nuestro estudio, es importante entender que Juan escribió su Evangelio mucho después que Mateo, Marcos y Lucas escribieran sus Evangelios. Después de que los primeros tres Evangelios fueron escritos, surgieron falsos maestros en un esfuerzo organizado de aniquilar la verdad de Dios al subvertir a los primeros cristianos. Juan fue inspirado a escribir su Evangelio para preservar las verdaderas enseñanzas de Jesucristo y los verdaderos hechos sobre Su vida e identidad. Gracias a esto, Juan registró muchos hechos y detalles que no se encuentran en los otros tres Evangelios. Hay evidencia en obras históricas tempranas que en el tiempo en que Juan estaba escribiendo su Evangelio, la controversia de la Pascua del 14/15 ya era un gran problema. Eso explicaría por qué Juan describe la última Pascua de Jesús y los eventos posteriores en mayor detalle que los otros escritores de Evangelios.

          El Evangelio de Juan hace una clara distinción entre la Pascua de los judíos y la Pascua que guardó Jesús. La secuencia de eventos que Juan registra, muestra concluyentemente que Jesús no observó la Pascua en el tiempo tradicional. A diferencia de los otros escritores de los Evangelios, Juan no registra los preparativos para la última Pascua de Jesús. En cambio, él empieza con los eventos que sucedieron en la mesa de la Pascua, poniendo especial énfasis en el lavamiento de pies que Jesús les hizo a Sus discípulos, y a las palabras que Él habló durante y después de la cena de la Pascua (Juan 13-17). Juan registra que después de la Pascua, Jesús fue al jardín de Getsemaní, donde Él fue traicionado por Judas y llevado a ser juzgado ante Caifás, quien era el sumo sacerdote de los judíos (Juan 18:1-14). Después, Juan registra que Jesús fue llevado al salón de juicio de Pilato, el gobernador romano. Juan declara que fue temprano en la mañana cuando Él fue condenado y traído ante Pilato. Su registro deja claro que, en el tiempo de este evento, los líderes religiosos judíos—los sacerdotes, escribas, saduceos y fariseos—aún no habían comido su Pascua. Aquí está el testimonio de Juan:

          “Ahora entonces, llevaron [los líderes judíos y los sacerdotes] a Jesús de Caifás a la sala de juicio, y era temprano. Pero ellos no entraron a la sala de juicio, para no contaminarse, sino que pudieran comer la Pascua” (Juan 18:28).

          Juan relata que Jesús fue llevado ante Pilato la mañana después de que Él había comido la Pascua con Sus discípulos. Pero cuando los líderes religiosos de los judíos llevaron a Jesús con Pilato, ellos aún no habían comido la Pascua. Ellos no entraron a la sala de juicio de Pilato porque querían permanecer ceremonialmente limpios para poder dirigir el sacrificio del cordero de la Pascua en el templo y comer su Pascua tradicional en el tiempo que estaban acostumbrados a observarla. Aparentemente, este tipo de profanación se habría extendido más allá del final del día. De otra forma, ellos habrían podido ser lavados para el ocaso y después de bañarse, podrían haber comido su Pascua.

          Juan muestra que la Pascua que estaban preparando para comer era reconocida como la observancia oficial de los judíos: “(Ahora, era la preparación de la Pascua, y cerca de la hora sexta [6 AM].) Y él [Pilato] les dijo a los judíos, “¡He aquí su Rey!” Pero ellos gritaron en voz alta, “¡Fuera, fuera con Él! ¡Crucifícalo!”” (Juan 19:14-15).

          Cuando Juan identifica ese día como “la preparación de la Pascua,” él se está refiriendo a la Pascua tradicional del 15 de Nisán, ¡porque el tiempo para la Pascua doméstica ya había pasado! Jesús y los discípulos ya habían observado la Pascua doméstica la noche anterior. Las palabras de Juan son muy significativas porque eliminan cualquier posibilidad de que la última Pascua de Jesús tuviera lugar en la noche del 15 de Nisán—el tiempo tradicional de la Pascua de los judíos. La secuencia de eventos que Juan registra muestran que había pasado un día completo entre la última Pascua de Jesús y la Pascua tradicional en el 15 observada por los líderes religiosos de los judíos.

          Recuerden, Juan estuvo presente en la última Pascua de Jesús. Juan fue un participante en la última Pascua de Jesús, y un testigo ocular de todos los eventos que siguieron. Su registro de la secuencia de eventos que tuvieron lugar en las horas entre la última Pascua de Jesús y Su crucifixión muestra concluyentemente que Jesús observó la Pascua al inicio del 14.

          Juan deja claro que los líderes religiosos iban a comer sus corderos de Pascua en la noche del 15—el primer día de la Fiesta de Panes sin Levadura—al decirnos que su día de la Pascua era un “Sábado” y un “día alto.” (Los judíos usaban el término “día alto” para distinguir un Sábado anual de un Sábado semanal.) Aquí está el registro de Juan: “Los judíos por tanto, para que los cuerpos no pudieran permanecer sobre la cruz en el Sábado anual, porque era un día de preparación (porque ese Sábado anual era un día alto), requirieron a Pilato que sus piernas pudieran ser rotas y los cuerpos fueran quitados” (Juan 19:31).

          El hecho de que este Sábado era un día alto, o día santo, confirma que era el primer día de la Fiesta de Panes sin Levadura, el día 15 del primer mes. Los mandatos de Dios en Levítico 23 claramente distinguen este día del día que Dios ordenó para la Pascua: “En el catorceavo día del primer mes, entre las dos noches [ben ha arbayim], es la Pascua del SEÑOR, y en el quinceavo día del mismo mes es la Fiesta de Panes sin Levadura al SEÑOR.…” (Levítico 23:5-6).

          El testimonio de Juan adiciona grandemente a los registros de Mateo, Marcos y Lucas. Al establecer un día completo de diferencia entre la Pascua que observó Jesús y la Pascua tardía de los líderes religiosos, Juan contradice todas las afirmaciones de que Jesús observó una Pascua tradicional tarde en el 14/temprano en el 15. En ningún lugar del Nuevo Testamento encontramos indicio alguno de que Jesús observó la Pascua en algún otro tiempo del que está ordenado en Éxodo 12.

          No hay duda alguna que Jesús observó Su última Pascua en la noche del 14 de Nisán. Este hecho Escritural presenta un gran problema para los que abogan por una Pascua en el 15. No estando dispuestos a reconocer el 14 como el día de la Pascua que Dios ordenó, han ideado un número de maneras para explicar el tiempo de la última Pascua de Jesús. Algunas especulan que la última Pascua de Jesús no era una Pascua real. Aquellos que se han convencido a sí mismos de que la única Pascua que Dios ordenó era en el 15, rebajan la última Pascua de Jesús como solo una cena conmemorativa. En su punto de vista, ¡No era la Pascua!

          Otros enseñan que Jesús observó Su última Pascua en el 14 porque Él estaba instituyendo la Pascua cristiana. Ellos afirman que Él estableció un nuevo día de la Pascua—distinto del día de la Pascua que siempre había sido observado. Aun otros enseñan que la observancia de Jesús del 14 fue una excepción a Su práctica usual. Ellos ven Su última Pascua como “pre-cena de la Pascua.” Afirman que fue guardada un día antes porque Jesús iba a ser crucificado y no iba a poder guardarla en el 15.

          Samuele Bacchiocchi, un escritor reconocido está del lado de aquellos que ven la última Pascua de Jesús como una observancia temprana. Ya que él supone que todos los judíos de los tiempos del Nuevo Testamento observaban la Pascua tradicional el 15 de Nisán, él ve la observancia de Jesús como “una cena temprana de la Pascua.” En su libro Los festivales de Dios en la Escritura y en la historia, él muestra el razonamiento que lo llevó a esta conclusión. Sus declaraciones revelan el dilema al que todos los defensores de una Pascua del 15 se enfrentan cuando leen los registros de los Evangelios. Noten lo que él escribe:

          “La fecha de la Última Cena. Durante Su ministerio, Cristo participó en varias Pascuas, la última siendo la ocasión en la cual Él instituyó la Cena del Señor y se ofreció a Sí mismo como el verdadero Cordero de Pascua para nuestra redención. Existe un problema en cuanto a la fecha de la Última Cena, la fecha exacta de la cual afecta la naturaleza de la comida. De acuerdo a Mateo, Marcos y Lucas, Cristo comió la cena de la Pascua con Sus discípulos en el día cuando ‘sacrificaban el cordero de la Pascua’ (Marcos 14:12; cf. Lucas 22:7; Mateo 26:17), el cual es el 14 de Nisán. [Él supone que fue la tarde del 14, cuando estaban siendo sacrificados los corderos de la Pascua en el templo.] Él fue crucificado el siguiente día, el 15 de Nisán. Esto significa que la Última Cena probablemente fue una Cena de Pascua ya que fue tomada a la hora que los judíos comían su cena de Pascua” (pp. 55, énfasis agregado).

          Cuando analizamos esta perspectiva de la última Pascua de Jesús, encontramos que no encaja con los registros Escriturales ni históricos. Los registros de los Evangelios claramente muestran que la última Pascua de Jesús tuvo lugar en el mismo día que Su crucifixión, y ese fue EL DÍA ANTES de la Pascua tradicional de los judíos. Los registros de historia verifican que la Pascua tradicional judía se comía el 15 de Nisán. Dado que Jesús ya estaba muerto y en la tumba antes de la Pascua de los judíos, Él no podía haber sido crucificado en el 15.

          Al presentar esta perspectiva de la última Pascua de Jesús, Bacchiocchi es consciente que entra en conflicto con los registros de los Evangelios. El Evangelio de Juan claramente muestra que Jesús fue crucificado antes del 15 de Nisán, el cual era un Sábado anual o un “día alto”: Y así, cuando Jesús había recibido el vinagre, dijo, “Está terminado.” E inclinando Su cabeza, rindió Su espíritu. os judíos por tanto, para que los cuerpos no pudieran permanecer sobre la cruz en el Sábado anual [el cual se aproximaba rápidamente], porque era un día de preparación [la tarde del 14] (porque ese Sábado [venidero] anual era un día alto [15 de Nisán, el primer día de la Fiesta de Panes sin Levadura]), requirieron a Pilato que sus piernas pudieran ser rotas y los cuerpos fueran quitados” (Juan 19:30-31).

          Como muchos eruditos, Bacchiocchi ha malinterpretado las palabras de los escritores de los Evangelios porque él mira sus registros exclusivamente desde la perspectiva de la Pascua judía tradicional. Como resultado, él concluye que Mateo, Marcos y Lucas colocan la última Pascua de Jesús tarde en el 14 de Nisán y Su crucifixión el 15 de Nisán. Dado que Juan contradice esta interpretación, él percibe el registro de Juan como una “discrepancia” en los Evangelios. Para resolver este conflicto, él propone una perspectiva diferente de la última Pascua de Jesús y crucifixión. Aunque esta interpretación ubica correctamente ambos eventos en el 14 de Nisán, la conclusión a la que llega Bacchiocchi sobre la observancia de Jesús del 14 es totalmente infundada. Él declara: “Sin embargo, de acuerdo al Evangelio de Juan, Jesús fue crucificado en el día que fue sacrificado el cordero de la Pascua (Juan 19:14; 18:28), Nisán 14. Esto significa que Él comió la Última Cena con Sus discípulos el día antes de la cena oficial de la Pascua [de los judíos]. En este caso, la cena de Jesús con Sus discípulos pudo haber sido ya sea una cena de Pascua especialmente arreglada o una cena de despedida [mera especulación] no relacionada con la Pascua, porque fue tomada la noche antes de la Pascua oficial” (Ibíd., pp. 55, énfasis agregado).

          Bacchiocchi falla en considerar que durante los tiempos de Jesús una mayoría de los judíos estaban observando la Pascua doméstica al principio del 14, como fue mandado por Dios en Éxodo 12. Hay amplia evidencia histórica de que la Pascua del 14 era la practica predominante en los tiempos del Nuevo Testamento. Bacchiocchi ignora la evidencia y reconoce solamente la “Pascua oficial” de los judíos, la cual no era la Pascua que Dios había ordenado sino la Pascua tradicional que la secta farisaica de los judíos y algunos de los sacerdotes comían en la noche del 15. ¡La Pascua oficial del judaísmo era observada un día después de la verdadera Pascua de Dios!

          Ya que Bacchiocchi no reconoce ninguna otra Pascua más que la observancia tradicional del 15 de Nisán, él concluye que la observancia de Jesús del 14 era “una cena especial de Pascua” guardada un día antes en anticipación a Su crucifixión. Noten: “Una cena de Pascua temprana. Una resolución posible de la discrepancia es asumir que la última Cena era una cena especial de Pascua comida la noche antes de la cena de la Pascua oficial. La anticipación de la cena de Pascua podía haber sido motivada por el hecho de que Jesús sabía que Él sufriría la muerte en la Pascua en cumplimiento del tipo provisto por la matanza del cordero pascual el 14 de Nisán. Él sabía que no podía comer del cordero de Pascua en el tiempo usual [asumiendo que Jesús guardaba la Pascua tradicional del 15 de Nisán] y Él mismo ser sacrificado como el verdadero Cordero de Pascua cuando eran matados los corderos [refiriéndose a la tarde del 14 de Nisán]. Era más importante que la muerte de Cristo se sincronizara con la muerte de los corderos de la Pascua [en el templo] a que Él comiera la cena de la Pascua en sincronización con el tiempo oficial de la cena de la Pascua” (Ibíd., pp.56, énfasis agregado).

          Ya que Jesús no comió Su última Pascua al mismo tiempo que los judíos, Bacchiocchi concluye que Jesús estaba observando “una cena temprana de la Pascua.” Su razonamiento está basado en la suposición de que la Pascua tradicional de los judíos era observada en el tiempo correcto. Pero nuestro estudio de las ordenanzas de la Pascua en Éxodo 12 ha demostrado que la Pascua tradicional del 15 de Nisán no estaba de acuerdo con los mandatos de Dios. Bacchiocchi comete un gran error cuando ve la tradición judía como su estándar para determinar si los judíos observaron la Pascua en el tiempo correcto. La evidencia de la Escritura y de la historia muestra que la observancia de Jesús del 14 de Nisán no fue “una cena temprana de la Pascua” sino que fue precisamente a tiempo. La tradicional Pascua del 15 de Nisán era observada en el día incorrecto. Aquellos que juzgan la observancia de Jesús de la Pascua por la tradición judía, están basando su fe en las prácticas de hombres en lugar de la Palabra de Dios y en el ejemplo del Hijo de Dios.

          Debido a que él ha elegido el estándar equivocado, Bacchiocchi ha malinterpretado extremadamente los registros de la última Pascua y la crucifixión de Jesús. Él concluye erróneamente que la crucifixión de Jesús en la tarde del 14 de Nisán fue programada para coincidir con el sacrificio de los corderos de la Pascua en el templo para la Pascua judía tradicional del 15. Él pasa por alto el hecho de que el tiempo de la muerte de Jesús fue establecido mucho antes de que fuera instituido el sacrificio en el templo. El sacrificio de Jesús como el Cordero de Dios fue planificado desde la fundación del mundo—no fue programado para sincronizar con una tradición de hombres.

          La interpretación de Bacchiocchi de los registros de los Evangelios está basada no solamente en tradición judía sino también en las perspectivas de los primeros padres católicos. Después de los tiempos de los apóstoles, sus enseñanzas empezaron a desviar a los verdaderos creyentes de la observancia de la Pascua cristiana en el 14 de Nisán. Surgieron obispos en las primeras iglesias, promoviendo el sacramento católico de la eucaristía como un reemplazo de la ceremonia de la Pascua que Jesús había instituido. Bajo la influencia de los judaizantes, muchos creyentes ya habían abandonado el 14 de Nisán en favor de una Pascua el 15 de Nisán. Después de persuadirlos a adoptar la eucaristía, el siguiente paso era mover la observancia del 15 de Nisán al domingo de resurrección. Esto se logró con el decreto del Consejo de Nicea en el 325 d.C. En ese tiempo, el sacramento de la eucaristía en el domingo de resurrección se convirtió en el reemplazo católico oficial para la Pascua cristiana.

          En su libro, Bacchiocchi explica la perspectiva católica romana de la crucifixión y resurrección de Jesús y concluye que estaba dentro de la autoridad de la iglesia católica instituir la observancia de la pascua como una práctica cristiana. Aquellos que lean su libro Los festivales de Dios en la Escritura y en la historia deben estar conscientes de que su perspectiva de las Escrituras ha sido moldeada por la teología católica. Su razonamiento puede parecer lógico, pero las enseñanzas que él está promoviendo no se ajustan a la Palabra de Dios.

          En los tiempos del Antiguo Testamento, Satanás inspiró a los seguidores de Baal y de Asera a engañar a los hijos de Israel para poder desviarlos de los mandatos de Dios para la Pascua. En nuestros tiempos, Satanás sigue haciendo su trabajo al causar gran confusión sobre la Pascua cristiana. Además de la controversia del 14/15, ¡el diablo está engañando a las personas ahora con un ejército de falsificaciones paganas no Escriturales cristianizadas! Entre estos ritos religiosos sustitutos están la Cena del Señor, la Comunión y la eucaristía. Las tácticas de Satanás son las mismas y sus objetivos son los mismos—mantener al mundo en engaño y atraer a cristianos a que se alejen de las enseñanzas de Jesucristo. Como siempre, él lo ha logrado por medio de falsas doctrinas. Las personas eligen creer falsas doctrinas porque no aman la verdad de Dios (II Tesalonicenses 2:10).

          Podemos estar agradecidos de que Dios ha preservado Su verdad para nosotros. ¡Ni Satanás ni los hombres pueden destruir la verdad de Dios! Satanás puede tratar enterrar la verdad debajo de una avalancha de mentiras y falsas doctrinas, pero la verdad de Dios siempre prevalece. Sí, la verdad de la Palabra de Dios está disponible y se puede entender a pesar de las malas traducciones o malas interpretaciones. Al estudiar Su Palabra cuidadosamente, podemos encontrar y entender la Verdad.

Entendiendo los registros de los Evangelios de la útima Pascua de Jesús

          ¿Fue la cena que comió Jesús en la noche del 14 de Nisán “una cena temprana de la Pascua,” como afirma Bacchiocchi? El Evangelio de Marcos nos da la respuesta. Empecemos nuestro estudio con una traducción de Marcos 14:12 que expresa acertadamente el significado del texto griego: “Y en el primer día de los sin levadura, cuando estaban sacrificando los corderos de la Pascua, Sus discípulos le dijeron, “¿Dónde deseas que vayamos y preparemos, para que puedas comer la Pascua?”

          Como aprendimos en el Capítulo Dieciocho, “el primer día de los sin levadura” está designando el 14 de Nisán—el primer día del festival de 8 días que requería la remoción de la levadura y el comer pan sin levadura. Ese fue el día que Dios ordenó para matar los corderos de la Pascua, como está registrado en Éxodo 12.

          Las siguientes palabras en Marcos 14:12 son muy significativas por el significado intrínseco del verbo griego: “…cuando estaban sacrificando los corderos…” las palabras “estaban sacrificando” son traducidas del verbo griego ethuon. La raíz del verbo es thuo. El verbo ethuon refleja el siguiente caso y acción: tercera persona plural— “ellos”; imperfecto—mostrando acción que no fue completada, sino que estaba teniendo lugar en ese mismo momento— “estaban sacrificando”; indicativo activo—mostrando acción siendo hecha personalmente en ese momento por el sujeto— “ellos.”

          El uso de Marcos del verbo griego ethuon muestra que LOS CORDEROS ESTABAN SIENDO MATADOS EN ESE MISMO MOMENTO ¡MIENTRAS JESÚS ENVIABA A SUS DISCÍPULOS A PREPARAR LA PASCUA! Marcos no se está refiriendo al sacrificio de los corderos de la Pascua en el templo, el cual tomaba lugar tradicionalmente en la tarde del 14 de Nisán. Ya que Jesús comió la Pascua la noche antes de la observancia tradicional, Marcos solamente se puede estar refiriendo al sacrificio doméstico de los corderos al principio del 14 de Nisán.

          La palabra “ellos” en Marcos 14:12 se refiere a aquellos que estaban matando los corderos de la Pascua en casas, tiendas o posadas donde se guardaba la Pascua doméstica. El registro de Marcos sobre la matanza de los corderos al tiempo en que Jesús envió a Sus discípulos a preparar la Pascua, confirma que muchos judíos en los tiempos del Nuevo Testamento estaban observando la Pascua doméstica. Claramente, Jesús y Sus discípulos no observaron una “cena de Pascua especial” en un tiempo distinto que los otros judíos en Jerusalén. El testimonio de Marcos expone esta enseñanza como una falsa doctrina de los hombres.

          Cuando el registro de Marcos se combina con el registro de Lucas, el significado se vuelve aún más claro. Aquí están Marcos 14:12 y Lucas 22:7 combinadas en una traducción literal: “Y en el primer día de los sin levadura, en el cual era obligatorio matar los corderos de la Pascua, cuando estaban sacrificando los corderos de la Pascua, Sus discípulos le dijeron, ‘¿Dónde deseas que vayamos y preparemos, para que puedas comer la Pascua?’”

          No hay duda que estos versos se están refiriendo al sacrificio doméstico de los corderos al principio del 14 de Nisán, como fue ordenado por Dios. Esa fecha es en la que los discípulos estaban acostumbrados a guardar la Pascua. Dado a que las autoridades judías religiosas estaban en la mira por Él, Jesús no había envíado previamente a Sus discípulos a preparar la Pascua. Ellos sabían que pronto sería tiempo de comer la Pascua, pero no sabían dónde quería Jesús que hicieran las preparaciones necesarias. Ya que la matanza doméstica de los corderos estaba sucediendo ante sus mismos ojos, los discípulos hicieron esta pregunta urgente, “¿Dónde deseas que vayamos y preparemos, para que puedas comer la Pascua?

          ¡Consideren por un momento! Si fueran uno de los discípulos y pudieran ver a los corderos de la Pascua siendo matados en las casas, las posadas o las tiendas en ese mismo momento y supieran que la Pascua estaba cercana, ¿no harían la misma pregunta?

          Los eventos que fueron inspirados a escribir los escritores de los Evangelios, muestran que la Pascua doméstica era una práctica común. Los discípulos obviamente estaban acostumbrados a guardar la Pascua doméstica al principio del 14 o no le habrían preguntado a Jesús en ese momento, “¿Dónde deseas que vayamos y preparemos, para que puedas comer la Pascua?

          Los registros de la historia verifican que la Pascua doméstica era ampliamente observada en ese tiempo. La gran multitud de judíos que se congregaban en Jerusalén cada año para guardar la Pascua hacía el sacrificio doméstico de los corderos una necesidad absoluta. Como aprendimos en el Capítulo Diecisiete de este libro, no era posible que el templo acomodara los grandes números de corderos requeridos para que todos guardaran la Pascua dentro del tiempo asignado. Habría tomado varios días para que todos los corderos fueran matados ante el altar. Aquellos judíos que practicaban las enseñanzas de los fariseos llevaban sus corderos al templo, pero una mayoría de los judíos mataban sus corderos en sus casas, tiendas y posadas en Jerusalén y en otras ciudades dentro del gran área del festival. Cuando examinamos los tres registros del Evangelio que registran las instrucciones de Jesús a Sus discípulos, es obvio que el sacrificio doméstico de la Pascua estaba siendo observado por los discípulos. ¡La evidencia es abrumadora!

          El registro de Mateo: Ahora, en el primero de los sin levadura, los discípulos vinieron a Jesús, diciéndole, “¿Dónde deseas que preparemos para que comas la Pascua?” Y Él dijo, “Vayan a la ciudad a tal hombre, y díganle, ‘El Maestro dice, “Mi tiempo está cerca; Yo guardaré la Pascua con Mis discípulos en tu casa.” ’ ” Entonces los discípulos hicieron como Jesús les había dirigido, y prepararon la Pascua” (Mateo 26:17-19).

          El registro de Marcos:Y en el primer día de los sin levadura, cuando estaban sacrificando los corderos de la Pascua, Sus discípulos le dijeron, “¿Dónde deseas que vayamos y preparemos, para que puedas comer la Pascua?” Y Él envió dos de Sus discípulos y les dijo, “Vayan a la ciudad, y encontrarán a un hombre cargando un cántaro de agua; síganlo. Y a cualquier casa que él entrare, díganle al señor de la casa que el Maestro dice, ‘¿Dónde está el aposento de invitados, donde pueda comer la Pascua con Mis discípulos?’ Y él les mostrará un cuarto de arriba grande, amoblado y listo. Allá preparen para nosotros.” Y Sus discípulos se marcharon: y cuando vinieron a la ciudad, lo encontraron exactamente como Él les había dicho; y prepararon la Pascua” (Marcos 14:12-16).

          El registro de Lucas:Entonces llegó el día de los sin levadura en el cual era obligatorio matar los corderos de la Pascua. Y Él envió a Pedro y a Juan, diciendo, “Vayan y preparen la Pascua por nosotros para que podamos comer.” Pero ellos le dijeron, “¿Dónde deseas que la preparemos?” Y Él les dijo, “Miren, cuando vayan a la ciudad, encontrarán un hombre cargando una cantina de agua; síganlo a la casa en la que entre; y le dirán al señor de la casa, ‘El Maestro te dice, “¿Dónde está el aposento de invitados, donde puedo comer la Pascua con Mis discípulos?” ’ Y él les mostrará un cuarto de arriba grande amoblado; allá preparen.” Entonces fueron y encontraron todo exactamente como Él les había dicho; y prepararon la Pascua” (Lucas 22:7-13).

          Estos tres registros de los Evangelios dejan absolutamente claro que Jesús observó la Pascua doméstica al mismo tiempo que la estaban observando miles de judíos. Jesús les dijo específicamente a los discípulos que prepararan LA PASCUA. FUE LA PASCUA LO QUE COMIÓ JESÚS, ¡NO NINGÚN OTRO TIPO DE COMIDA! JESÚS MISMO DIJO, “COMERÉ LA PASCUA CON MIS DISCÍPULOS.” Jesús no comió una “cena pre-Pascua,” que guardó un día antes— ¡era el tiempo ordenado para observar la Pascua!

          Las propias palabras de Jesús a Sus discípulos testifican que esta era la observancia de la Pascua—no una “cena pre-Pascua.” La palabra “Pascua” es usada 11 veces en los tres registros de los Evangelios. El uso de la palabra “casa” en dos de los registros muestra que esta era la Pascua doméstica. Jesús no les ordenó a Pedro y a Juan que fueran al templo a sacrificar un cordero de Pascua. Él les ordenó que siguieran a cierto hombre a cierta casa y que preparan la Pascua en esa casa. El templo no es mencionado ni una vez y tampoco se indica remotamente un sacrificio de Pascua en el templo en estos registros. No hay duda de que Jesús guardó la Pascua doméstica al principio del día 14 del primer mes, como es ordenado en Éxodo 12.

          En sus guías de estudio y presentaciones doctrinales, los defensores de una Pascua en el 15 ignoran estas declaraciones directas de Jesús sobre Su última Pascua. Se rehúsan a reconocer las palabras mismas de Jesús. ¡Pero ignorar estas Escrituras no pueden cambiar la realidad de lo que registraron los escritores de los Evangelios! Sus cuentas dejan explícitamente claro que la última Pascua de Jesús no fue una cena pre-Pascua o una cena especial, guardada un día antes del tiempo ordenado. Tampoco cambió Jesús la Pascua del día que siempre había sido observada, como afirman algunos partidarios de una Pascua en el 15. Estas enseñanzas engañosas son completamente contradichas por las declaraciones de Jesucristo mismo como está registrado en los Evangelios.

          Jesús les dio estas instrucciones a Pedro y a Juan: “Y le dirán al señor de la casa, ‘El Maestro te dice, “Y le dirán al señor de la casa, ‘El Maestro te dice, “¿Dónde está el aposento de invitados, donde puedo comer la Pascua con Mis discípulos?” ’ Y él les mostrará un cuarto de arriba grande amoblado; allá [en la casa] preparen” (Lucas 22:11-12).

          Los registros de los Evangelios no especifican si los preparativos de los discípulos incluían matar el cordero de la Pascua. Es posible que Pedro y Juan mataron el cordero ellos mismos. Sin embargo, ya que la habitación de huéspedes estaba amoblada y lista, es más probable que el señor de la casa ya había matado el cordero para el tiempo que llegaron Pedro y Juan. En ese caso, habrían empezado a asar el cordero y a preparar los demás alimentos para la cena, asegurándose de que estuvieran listos el pan sin levadura y el vino. Ellos completaron lo que fuera necesario para preparar la Pascua. Lucas registra, “Entonces fueron y encontraron todo exactamente como Él les había dicho; y prepararon la Pascua” (Lucas 22:13).

          La duración de tiempo requerido para la preparación era determinada por el tamaño del cordero. De acuerdo a los mandatos de Dios, el cordero de la Pascua no podía tener más de un año de vida (Éxodo 12:5), y no podía tener menos de 8 días de nacido (Levítico 22:27). Entre más viejo el cordero, más pesaba y más tiempo tomaba para asar. A la inversa, entre más pequeño el cordero, más rápido se podía asar. Cuando consideramos los eventos que siguieron la Pascua, está claro que Jesús no tenía tiempo para una cena larga y extendida. Es probable que el cordero para la última Pascua de Jesús era un cordero muy pequeño, el cual requeriría menos tiempo para asar. Si el cordero tenía solo 8 días de nacido—la edad mínima para un cordero de Pascua—pesaría 4.5-5.4 kilogramos y requeriría solamente hora y media para estar asado.

          Pedro y Juan completaron los preparativos y en el tiempo señalado Jesús y los otros discípulos llegaron a comer la Pascua. Si el cordero era muy pequeño, la cena de la Pascua podía estar lista tan temprano como las 7:30 PM. Los eventos subsecuentes de esa noche indican que la cena de la Pascua comenzó temprano y probablemente terminó a las 9 o 9:30 PM. Lucas registra las palabras de Jesús al principio de la cena de la Pascua: “Luego cuando la hora había llegado, Él se sentó, y los doce apóstoles con Él. Y les dijo, “Con verdadero deseo he deseado comer esta Pascua con ustedes antes que sufra. Porque les digo que no comeré de ella otra vez hasta que sea cumplida en el reino de Dios”” (Lucas 22:14-16).

          En resumen, el Nuevo Testamento claramente revela que:

1.     Jesús guardó la Pascua, no una “cena pre-Pascua.”

2.     Jesús la observó en el tiempo ordenado por Dios.

3.     Jesús comió esta Pascua al inicio del día 14.

4.     El cordero que fue comido en la última Pascua de Jesús no fue sacrificado en el templo

          Jesús guardó la Pascua a la hora que Él siempre la había observado, de acuerdo a los mandatos en Éxodo 12. Si Él no lo hubiera hecho, habría estado ignorando y oponiéndose a las instrucciones mismas que Él dio como el Señor Dios de Israel. Si Jesús hubiera elegido en cualquier punto de Su vida en la carne obedecer las tradiciones de los hombres en lugar de los mandamientos de Dios, Él habría pecado. Y si Él hubiera pecado, ¡no habría podido convertirse en nuestro Salvador!

          En vista de la evidencia en los registros de los Evangelios, no hay duda de que Jesús guardó la Pascua en la noche del 14, como fue ordenado por Dios. Por otro lado, los líderes religiosos de los judíos combinaron su observancia de la Pascua con el primer día de la Fiesta de Panes sin Levadura y comieron su Pascua en la noche del 15. Ya que ellos habían reemplazado el mandamiento de Dios con su propia tradición, no reconocieron a Jesús como el verdadero Cordero de Dios de la Pascua. En cambio, condenaron a Jesucristo a morir, proclamando que ellos estaban dispuestos a dejar que Su sangre estuviera sobre ellos y sus hijos. Al rechazar al único Salvador Quien podía traerles salvación, se sentenciaron a sí mismos a permanecer en sus pecados y sufrir el juicio de Dios.

Jesús instituye nuevas ordenanzas de la Pascua

          Así como los escritores de los Evangelios registraron el tiempo de la última Pascua de Jesús, también han registrado la manera en que fue observada. Sus registros no se enfocan en la observancia de la Pascua del Antiguo Testamento sino en la nueva ceremonia que Jesús instituyó en ese tiempo. Ellos relatan el orden de la nueva ceremonia y el significado de los nuevos símbolos que Jesús instituyó en lugar de la cena de la Pascua.

          Algunos escritores han comparado la observancia de Jesús de la Pascua con la practica judía de la comida Seder, como lo hacen Ceil y Moishe Rosen en su libro Cristo en la Pascua. La comida Seder fue adoptada por los judíos farisaicos después de la destrucción del templo en el 70 d.C. Cuando ya no pudieron sacrificar sus corderos de la Pascua en el templo, sustituyeron el cordero asado de la Pascua por un hueso simbólico de la pata, como fue practicado primero por los judíos exiliados en Babilonia. No hay ninguna base Escritural para la Seder judía, así como no hay ningún fundamento en Éxodo 12 para el sacrificio de los corderos de la Pascua en el templo. Los cristianos que realmente están siguiendo a Jesucristo no buscarán imitar las prácticas de los judíos, sino que imitarán el ejemplo mismo y las enseñanzas de Jesús.

          Los registros de los Evangelios revelan las tres ordenanzas nuevas de la Pascua que Jesús les enseñó a Sus seguidores para observar. Cada una de estas ordenanzas es un componente vital de la Pascua cristiana, en la cual se les ordena a todos los cristianos verdaderos que participen. Estas tres ordenanzas son (1) el lavamiento de los pies, (2) el pan sin levadura, (3) el vino.

          1. El lavamiento de los pies. La primera ordenanza de la Pascua cristiana es el lavamiento de los pies. Jesús les ordena a Sus seguidores que se laven los pies los unos a los otros, como Él lo hizo con Sus discípulos. En la actualidad, muy pocos que se declaran cristianos observan este mandato. La ceremonia del lavamiento de los pies ha sido rechazada e impugnada como “por debajo de la dignidad” de miembros de la iglesia. No pueden agacharse y lavarse los pies unos a otros. Al rechazar seguir el ejemplo de Jesucristo, se están estimando a sí mismos por encima del Señor y Maestro a Quien ellos profesan servir.

          Aunque los católicos no practican una forma de la ordenanza del lavamiento de los pies, los papas tradicionalmente lavan los pies de 12 estudiantes del seminario en la noche antes del domingo de resurrección. Muchos obispos católicos y sacerdotes también practican este rito en el domingo de resurrección. Pero este lavamiento de pies simbólico durante el festival religioso del domingo de resurrección no cumple el mandato de Jesús. La observancia del domingo de resurrección no tiene lugar en la adoración de Jesucristo. Este festival religioso, el cual fue adoptado del paganismo por los primeros padres religiosos, ¡es una abominación para Dios!

          Si realmente somos seguidores de Cristo, cumpliremos las ordenanzas de la Pascua cristiana exactamente como Él ordenó, incluyendo el lavamiento de pies. Jesús dijo que, si Sus seguidores no se lavan los pies unos a otros, no tendrán parte con Él. Él le ordena a cada uno de Sus seguidores que tomen parte en la ceremonia del lavamiento de pies. El hecho de que Juan documenta el registro del lavamiento de pies en gran detalle muestra la importancia del mandato de Jesús.

          Ha surgido algo de confusión sobre el tiempo del lavamiento de pies dado a una mala traducción de Juan 13:2, la cual dice: “Y la cena acabada…” (VRV).

          Esta traducción de la Reina Valera hace parecer que el lavamiento de pies ocurrió después de la cena de la Pascua. Sin embargo, las palabras en el texto griego no fueron traducidas correctamente. El verbo griego que está traducido como “acabada” en Juan 13:2 es genomenou. Este es un participio voz media en tiempo presente. Es incorrecto traducir este verbo en tiempo presente en el tiempo pasado, como en la Reina Valera. Una traducción correcta de este participio griego es “mientras la cena estaba teniendo lugar.” En El Nuevo Testamento Griego-Ingles Interlinear, Berry usa la traducción “la cena teniendo lugar.”

          Ya que la raíz de genomenou es genomai, que significa “llegar a ser,” es obvio que el tiempo siendo designado era en o cerca del comienzo de la cena de la Pascua. Juan 13:2 podría ser traducido también en la siguiente forma: “Mientras la cena estaba comenzando...” o “durante la cena”—pronto después que esta comenzó.

          Mientras seguimos leyendo el registro, es claro que el contexto respalda esta traducción, y es consistente con el griego. Se nos dice que Jesús se levantó de la cena (verso 4). Después de lavar los pies de los discípulos, Jesús se volvió a sentar (griego “reclinó”) a comer (verso 12). Jesús dijo, “El que está comiendo pan conmigo…” (verso 18), muestra que la cena estaba en proceso. Jesús mojó el trozo y se lo dio a Judas, quien lo comió (verso 26). Todos estos versos muestran que el lavamiento de pies sucedió al principio de la cena, pronto después de que los discípulos se sentaron a la mesa. Al realizar este acto, Jesús tomó sobre Sí mismo el deber de un sirviente humilde de aquel tiempo, de quien era requerido que lavara los pies de los invitados de su amo cuando llegaban.

          Aquí está el registro completo del lavamiento de Jesús a los pies de Sus discípulos, traducido tan acertadamente cómo es posible para poder capturar el significado completo de lo que Jesús estaba haciendo: “Y durante la cena (habiendo el diablo ya puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que debería traicionarlo), Jesús, sabiendo que el Padre le había dado todas las cosas en Sus manos, y que Él había venido de Dios, e iba a Dios, se levantó de la cena y colocó a un lado Sus vestidos; y después de tomar una toalla, se la ató alrededor de Sí mismo. Luego, vertió agua en un lavabo y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a secarlos con la toalla la cual Él se había atado.

          “Entonces vino a Simón Pedro; y él le dijo, “Señor, ¿Vas a lavar mis pies?” Jesús respondió y le dijo, “Lo que estoy haciendo ustedes no lo entienden ahora, pero sabrán después de estas cosas.” Pedro le dijo, “Tú no lavarás mis pies, jamás.”

          “Jesús le respondió. “Si no te lavo, no tienes parte Conmigo.” Simón Pedro le dijo, “Señor, no sólo mis pies, sino también mis manos y mi cabeza.” Jesús le dijo, “Aquel que ha sido lavado no necesita lavarse ninguna otra cosa sino los pies, pues está completamente limpio; y ustedes están limpios, pero no todos.” Porque sabía quién estaba traicionándolo; esta fue la razón por la que Él dijo, “No todos ustedes están limpios.”

          “Por tanto, cuando Él les había lavado los pies, y había tomado Sus vestidos, y se había sentado nuevamente, les dijo, “¿Saben lo que les he hecho? Ustedes Me llaman el Maestro y el Señor, y hablan correctamente, porque lo Soy. Por tanto, si Yo, el Señor y el Maestro, he lavado sus pies, ustedes también están obligados a lavarse los pies los unos a los otros; porque les he dado un ejemplo, para mostrarles que también deberían hacer exactamente como Yo les he hecho.

          “Verdaderamente, verdaderamente les digo, un siervo no es más grande que su señor, ni un mensajero más grande que el que lo envió. Si saben estas cosas, benditos son SI LAS HACEN”” (Juan 13:2-17, énfasis agregado).

          Estas palabras de Jesucristo transmiten lo vitalmente importante que es para cada cristiano el participar en la ceremonia del lavamiento de pies. ¿Afirma usted que Jesucristo es su Señor? ¿Es Él su Maestro? ¿Coincide la profesión de sus labios con su obediencia a Jesucristo? Si no es así, ¿por qué no?

          Si usted no guarda la Pascua cristiana—y si usted no participa en el lavamiento de pies como parte de esta observancia—USTED NO TIENE PARTE CON JESUCRISTO. Recuerden la advertencia de Jesús: “No todo el que me dice, ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino del cielo; sino aquel que está haciendo la voluntad de Mi Padre, Quien está en el cielo” (Mateo 7:21).

          ¿No estaba Jesús enseñando la voluntad de Dios el Padre? ¿No dijo Jesús que deberíamos estar practicando el lavamiento de pies como parte de la Pascua cristiana? ¡Él lo ordena absolutamente! Cualquiera que profese el nombre de Cristo y afirme amarlo, debería estar guardando Sus mandamientos. Jesús mismo lo dijo: “Si Me aman, guarden los mandamientos—a saber, Mis mandamientos” (Juan 14:15). ¿Está usted guardando los mandamientos de Jesucristo? Si no es así, ¡debería hacerlo! Si usted verdaderamente está buscando la voluntad de Dios y la salvación por medio de Jesucristo, debe estar dispuesto a obedecerlo en cada aspecto. (Ver Apéndice X para un estudio más profundo sobre el tiempo de la ceremonia del lavamiento de pies.)

          El Evangelio de Juan registra que después del lavamiento de pies, Jesús se sentó con Sus discípulos a comer. Durante la comida, Él le dio un bocado a Judas Iscariote. Después de que Judas lo había comido, Satanás entró en Judas y él se fue para traicionar a Jesús (Juan 13:26-27).

          La mayoría de las personas asumen que el bocado que Jesús le dio a Judas fue un pequeño pedazo de pan sin levadura. Sin embargo, es posible que fuera un trozo del cordero asado de la Pascua, o un pequeño pedazo de pan con carne o hierbas amargas. Con este acto, Jesús estaba indicando el final de la cena de la Pascua. Después Él instituyó los nuevos símbolos de la Pascua del pan sin Levadura y el vino.

          2. El pan sin levadura. La segunda ordenanza de la Pascua cristiana es el partir y comer el pan sin levadura como el símbolo del cuerpo de Cristo: “Y tomó pan; y después de dar gracias, lo rompió y lo dio a ellos, diciendo, “Este es Mi cuerpo, el cual es dado por ustedes. Esto háganlo en memoria de Mí”” (Lucas 22:19). Marcos y Mateo también muestran que el pan sin levadura simbolizaba el cuerpo de Jesús. Aquí está el registro de Marcos: “Y mientras estaban comiendo, Jesús tomó pan; y después de bendecirlo, lo rompió y lo dio a ellos, y dijo, “Tomen, coman; este es Mi cuerpo”” (Marcos 14:22). Mateo registra: “Y cuando estaban comiendo, Jesús tomó el pan y lo bendijo; luego lo rompió y lo dio a los discípulos, y dijo, “Tomen, coman; este es Mi cuerpo”” (Mateo 26:26).

          El apóstol Pablo escribió este registro de la última Pascua de Jesús: “Porque yo recibí del Señor lo que también entregué a ustedes, que el Señor Jesús en la noche en la cual fue traicionado tomó pan; y después de dar gracias, lo rompió y dijo: “Tomen, coman; este es Mi cuerpo, el cual está siendo roto por ustedes. Esto háganlo en memoria de Mí”” (I Corintios 11:23-24).

          Así como el pan de la Pascua del Antiguo Testamento, el pan de esta nueva ceremonia de la Pascua era completamente sin levadura. Dado que representa el cuerpo sin pecado de Jesucristo, el pan de la Pascua cristiana nunca debe ser leudado. Durante la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura, la levadura es usada como un tipo de pecado. Tomar pan que está leudado durante la ceremonia de la Pascua cristiana es una violación de la ordenanza que Jesús instituyó y una denigración del cuerpo de Cristo, Quien fue sin pecado. (Ver Apéndice Y, La Última Pascua de Cristo—Leudada o sin Levadura, por Ben T. Ambrose.)

          Después de que los discípulos habían comido el pan sin levadura, Jesús instituyó la tercera ordenanza de la Pascua cristiana—beber del vino.

          3. El Vino. La copa de vino que Jesús les pasó a los discípulos representaba Su sangre, la cual sería derramada para establecer el Nuevo Pacto: “En la misma manera también, tomó la copa después de cenar, diciendo, “Esta copa es el Nuevo Pacto en Mi sangre, la cual es derramada por ustedes” (Lucas 22:20). Marcos da un registro más detallado de las palabras de Jesús: “Y Él tomó la copa; y después de dar gracias, la dio a ellos; y todos bebieron de ella. Y les dijo, “Esta es Mi sangre, la sangre del Nuevo Pacto, la cual es derramada por muchos. Verdaderamente les digo, no beberé otra vez en absoluto del fruto de la vid hasta ese día cuando lo beba nuevo en el reino de Dios”” (Marcos 14:23-25). Mateo claramente declara el propósito por el cual Jesús derramó Su sangre: “Y tomó la copa; y después de dar gracias, la dio a ellos, diciendo, “Todos ustedes beban de ella; porque esto es Mi sangre, la sangre del Nuevo Pacto, la cual es derramada por muchos para la remisión de pecados” (Mateo 26:27-28).

          Ningún pacto tiene fuerza o está en efecto hasta que ha sido sellado con la sangre de un sacrificio. Jesús Mismo puso Su vida (Juan 10:17-18), y fue sacrificado. Su propia sangre fue derramada para sellar el Nuevo Pacto, el cual ofrece la promesa de la vida eterna. Bajo el Nuevo Pacto, todos los que se arrepienten de sus pecados pueden recibir perdón de Dios el Padre por medio de la sangre de Jesucristo. La remisión de los pecados es otorgada cuando el creyente cumple el mandato Escritural de arrepentirse y bautizarse en agua. En ese tiempo, él o ella es unido en la muerte de Jesucristo en una muerte simbólica por medio de la creencia y la fe en la sangre expiatoria de Jesús. El creyente arrepentido entonces recibe el Espíritu Santo por medio de la imposición de manos. En este punto, por medio de la gracia de Dios, el creyente entra en una relación especial de pacto con Dios el Padre y Jesucristo. Esta relación requiere obediencia dispuesta del corazón a los mandamientos de Dios como fueron magnificados por Jesucristo. Mientras el creyente lucha cada día para vivir por cada palabra de Dios, él o ella permanece en comunión con Dios el Padre y Jesucristo, y Su sangre cubre todo pecado (I Juan 1:6-7).

          Todo cristiano que entra a la relación del Nuevo Pacto es ordenado por Dios renovar el pacto cada año al participar de la ceremonia de la Pascua cristiana el 14 de Nisán. Al participar de los símbolos del cuerpo y la sangre de Jesús, el creyente está reafirmando su continua aceptación de Su sacrificio por el pecado y está renovando su compromiso de andar en obediencia a los mandamientos de Dios. Los cristianos que no participen en esta ceremonia se cortan a sí mismos de la relación de pacto y ya no tendrán sus pecados cubiertos por la sangre de Jesús. Su sangre es la sangre del sacrificio del Nuevo Pacto y es aplicada solamente a aquellos que continúen en la relación de pacto.

          Los discípulos de Jesús no entendieron el significado de los símbolos que Él les ofreció en la noche de Su traición, o las palabras que Él les habló en ese tiempo. Ellos no sabían que Él pronto sacrificaría Su vida para establecer el Nuevo Pacto. Cuando todos habían participado de los símbolos representando Su cuerpo quebrantado y Su sangre derramada, la institución de la Pascua cristiana—la Pascua del Nuevo Pacto—estuvo completa. Después de cantar un himno o un salmo, partieron hacia el Monte de los Olivos (Mateo 26:30).

          En este capítulo, hemos visto pruebas Escriturales de que la última Pascua de Jesús fue en efecto una verdadera observancia de la Pascua en el día 14 del primer mes. Después de comer la cena de Pascua con Sus discípulos, Jesús administró los nuevos símbolos para la Pascua cristiana. Como muestran los registros de los Evangelios, los discípulos comieron el pan sin levadura partido y bebieron de la copa de vino, el cual Jesús llamó “el fruto de la vid” (Marcos 14:25).

          No hay ninguna palabra en estos registros para respaldar la doctrina católica de transustanciación, la cual afirma que la oración del sacerdote cambia una oblea de pan a la carne real de Jesucristo, y el vino en Su sangre real. ¡A ningún hombre Dios le ha dado el poder de transformar un pedazo de pan y una copa de vino en la carne y sangre de Su Hijo! La misa católica y otras falsificaciones de la Pascua cristiana no son nada más que versiones cristianizadas de la adoración de Baal y Asera. Las doctrinas católicas del domingo de resurrección, la celebración de la misa, y la transustanciación de la oblea o la hostia, se originaron en las doctrinas de los dioses paganos y las religiones falsas. Está más allá del alcance de este libro el documentar la paganización completa del cristianismo. Sin embargo, es recomendable que el lector estudie los siguientes libros, los cuales son obras exhaustivas en el tema: Las dos Babilonias, o Adoración Papal por Alexander Hislop; y The Golden Bough por Sir James George Frazer.

          En el siguiente capítulo, responderemos una pregunta muy importante: ¿Debería la Pascua cristiana ser observada más de una vez al año?