CAPÍTULO DOCE

(Tomado del libro “La pascua Cristiana”)

 

CUÁNDO Y POR QUÉ FUE INSTITUIDO EL SACRIFICIO DEL TEMPLO—PARTE UNO

 

Por

Fred Coulter

www.laverdaddedios.org

 

          ¿Cuándo fue cambiado el sacrificio de la Pascua de una matanza doméstica del cordero al principio del 14, al sacrificio del cordero en el templo hacia el final del 14? ¿Por qué sucedió este cambio? ¿Fue hecho en rebelión voluntaria contra Dios? Si el cambio no fue hecho en rebelión desafiante, ¿Cuáles fueron las razones para cambiar la Pascua? ¿Quién instituyó el cambio? ¿Fue el cambio ordenado por los reyes de Judá? O ¿fue un movimiento masivo del pueblo lo que trajo el cambio?

          Las respuestas a estas preguntas pueden ser encontradas en los registros Escriturales de la historia del reino de Judá.

La rebelión traicionera de los judíos contra Dios

          En el capítulo anterior, aprendimos que fue la adoración de Baal y Asera lo que trajo el juicio de Dios sobre el reino de Israel del norte y llevó a la cautividad del pueblo. En lugar de escuchar y temer, arrepintiéndose de sus idolatrías y volviéndose a Dios, el pueblo de Judá, los ancestros de los judíos, ¡multiplicaron su maldad e hicieron mucho peor que el pueblo de Israel! Dios no tomó su infidelidad ligeramente. Aunque Israel había sido el primero en pecar, Judá recibió la mayor condenación:

          “El SEÑOR me dijo en los días de Josías el rey, “¿Has visto esto lo cual la reincidente Israel ha hecho? Ella ha subido sobre cada montaña alta y bajo todo árbol verde, y ha jugado allí la ramera. Y dije después que ella había hecho todas estas cosas, ‘¡Ella volverá a Mí!’ Pero no regresó. Y su hermana traicionera Judá [el reino de Judá] vio esto. Y vi, cuando por todas las causas por las cuales la reincidente Israel cometió adulterio. La envié lejos y le di una carta de divorcio, todavía su hermana traicionera Judá no temió, sino fue y jugó también la ramera. Y sucedió a través de la locura de su prostitución, que ella profanó la tierra y cometió adulterio con piedras y troncos. Y todavía por todo esto su traicionera hermana Judá no ha regresado a Mi con todo su corazón, sino con engaño,” dice el SEÑOR. Y el SEÑOR me dijo, “La reincidente Israel se ha justificado a sí misma más que la traicionera Judá” (Jeremías 3:6-11).

          El pueblo de Judá abandonó su pacto con Dios y se prostituyó tras los dioses de las naciones alrededor, justo como habían hecho las 10 tribus del norte. Los reyes de Judá abandonaron los caminos justos de su ancestro David y siguieron en los pasos malvados del Rey Jeroboam de Israel.

 

Periodos de arrepentimiento y reincidencia

          Durante los reinos de los reyes justos, hubo periodos de arrepentimiento y de volverse a Dios. En II Crónicas 15, leemos del arrepentimiento del pueblo de Judá en los días del rey Asa: “Y entraron en un pacto para buscar al SEÑOR Dios de sus padres con todo su corazón y con toda su alma,y lo buscaron con todo su deseo. Y Él fue encontrado por ellos,No obstante, el corazón de Asa fue perfecto todos sus días” (versos 12, 15, 17).

          Más adelante, Josafat el hijo de Asa también fue aceptado por Dios: “Y el SEÑOR estuvo con Josafat porque él caminó en los primeros caminos de su padre David y no buscó al Baalim. Sino buscó al Dios de su padre, y caminó en Sus mandamientos, y no de acuerdo a las prácticas de Israel” (II Crónicas 17:3-4).

          Aunque Josafat sirvió a Dios, su obediencia no fue perfecta. En II Crónicas 20 leemos, “Y él caminó en el camino de Asa su padre y no se apartó de el, haciendo lo que era recto en la vista del SEÑOR. No obstante, los lugares altos no fueron quitados, porque aún el pueblo no había preparado sus corazones al Dios de sus padres” (versos 32-33).

          Josafat no obedeció las leyes de Dios por completo, pero ya que dispuso su corazón a obedecer, Dios pasó por alto sus defectos. A pesar de su liderazgo justo, el pueblo de Judá no se arrepintió por completo de sus idolatrías. Como hemos leído, ellos no “habían preparado sus corazones al Dios de sus padres.” Fueron guiados de vuelta a las profundidades del paganismo por Joram el hijo de Josafat, quien anduvo en los caminos de Jeroboam y todos los reyes malvados de Israel (II Crónicas 21:6).

          Algunos de los reyes que gobernaron después fueron aún más malvados que Joram, y el pueblo los siguió en sus prácticas abominables. Uno de los reyes de Judá más malvados fue el rey Acaz. El registro Escritural de su reinado revela una degeneración e idolatría que en algunas formas fue más malvado que su nieto Manasés. Como muestra el registro, Acaz “…caminó en los caminos de los reyes de Israel, y también hizo imágenes moldeadas para los Baales. Y quemó incienso en el valle del hijo de Hinom y quemó a sus hijos en el fuego, de acuerdo a las abominaciones de las naciones a quienes el SEÑOR había echado delante de los hijos de Israel” (II Crónicas 28:2-3).

          La declaración de que Acaz “quemó a sus hijos en el fuego” significa que él ofreció a sus hijos como sacrificios al dios del fuego Moloc. La carne de sus hijos probablemente fue comida por los sacerdotes de Moloc. Dios castigó a Acaz por sus prácticas malvadas y abominables, pero Acaz se rehusó arrepentirse y en cambio se metió más en la idolatría:

          “Y sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, y sobre las colinas, y bajo todo árbol verde. Y el SEÑOR su Dios lo entregó en la mano del rey de Siria. Y ellos lo golpearon y llevaron un gran numero en cautividad y los trajeron a  Damasco. Y también fue entregado en la mano del rey de Israel, quien lo golpeó con una gran matanza.Porque el SEÑOR abatió a JudáPorque él había promovido maldad en Judá, y había pecado gravemente en contra del SEÑOR. Y Tilgat Pilneser rey de Asiria vino a él y lo molestó, pero no lo fortaleció, porque Acaz quitó una porción de la casa del SEÑOR, y de la casa del rey, y de los príncipes, y la dio al rey de Asiria. Pero no le fue de ayuda.

          “Y en el momento de su angustia él pecó aun mas en contra del SEÑOR, este mismo rey Acaz, Porque sacrificó a los dioses de Damasco quienes lo golpearon. Y dijo, “Porque los dioses de los reyes de Siria les ayudaron, yo sacrificaré a ellos de modo que puedan ayudarme.” Pero ellos fueron la ruina de él…” (II Crónicas 28:4-5, 19-23).

          Durante el reinado de Acaz, el paganismo abundaba. Acaz cerró el templo de Dios, y tomó el oro del templo y sus recipientes de oro para hacer ídolos e imágenes de otros dioses, llenando a Jerusalén y toda la tierra de Judá con sus abominaciones. La idolatría de Acaz continuó hasta el día de su muerte:

          “Y Acaz reunió las vasijas de la casa de Dios y cortó en pedazos las vasijas de la casa de Dios, y cerró las puertas de la casa del SEÑOR. Y se hizo altares en toda esquina de Jerusalén. Y en toda ciudad separada de Judá hizo lugares altos [santuarios y templos a los Baales] para quemar incienso a otros dioses y provocó al SEÑOR Dios de sus padres a ira....Y Acaz durmió con sus padres, y lo enterraron en la ciudad, en Jerusalén....Y su hijo Ezequías reinó en su lugar” (II Crónicas 28:24-27).

El renacimiento de Judá bajo Ezequías

          Ezequías sucedió a Acaz como rey de Judá. A diferencia de su malvado padre Acaz, Ezequías adoró al Señor, siguiendo el ejemplo justo de su ancestro David. Ezequías provocó un tremendo renacimiento en Judá, volviendo al pueblo de vuelta a Dios y restaurando el templo para que se le pudieran volver a ofrecer sacrificios a Él:

          “Ezequías comenzó su reinado siendo de veinticinco años de edad, y reinó veintinueve años en Jerusalén. Y el nombre de su madre era Abías la hija de Zacarías. Y él hizo lo que era correcto a la vista del SEÑOR, de acuerdo a todo lo que David su padre había hecho. En el primer año de su reinado, en el primer mes, abrió las puertas de la casa del SEÑOR y las reparó. Y trajo a los sacerdotes y Levitas, y los reunió en la calle oriental. Y él les dijo, “Óiganme, Levitas, ahora santifíquense y santifiquen la casa del SEÑOR Dios de sus padres y ¡saquen la inmundicia del lugar santo!

          “Porque nuestros padres han pecado y hecho mal a los ojos del SEÑOR nuestro Dios, y lo han abandonado, y han vuelto sus caras del lugar de vivienda del SEÑOR, y han vuelto sus espaldas. También han cerrado las puertas del pórtico, y sacado las lámparas, y no han quemado incienso ni ofrecido ofrendas quemadas en el santuario al Dios de Israel. Por tanto la ira del SEÑOR estuvo sobre Judá y Jerusalén, y Él los ha entregado al problema, al asombro, y al silbido como ven con sus ojos. Porque he aquí, nuestros padres han caído por la espada, y nuestros hijos e hijas y nuestras esposas están en cautividad por esto. Y está en mi corazón hacer un pacto con el SEÑOR Dios de Israel, que Su ira feroz pueda apartar de nosotros” (II Crónicas 29:1-10).

          Como ordenó el rey Ezequías, los sacerdotes y los levitas limpiaron y santificaron el templo por completo, pero no a tiempo para guardar la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura en el primer mes. Las Escrituras registran que “Y comenzaron a santificar en el primer día del primer mes. Y en el octavo día del mes llegaron al pórtico del SEÑOR. Y santificaron la casa del SEÑOR en ocho días, y en el día decimosexto del primer mes terminaron” (verso 17).

          Cuando se terminó la limpieza del templo, Ezequías re-instituyó el servicio del templo con un mandato que las ofrendas por el pecado fueran hechas para todo Israel. Cuando estas habían sido ofrecidas, toda la congregación trajo ofrendas de gratitud y ofrendas quemadas. Los sacrificios eran tan abundantes, que los sacerdotes no podían hacer todo el trabajo y los levitas eran llamados para asistirlos. El rey y todo el pueblo se regocijaron en la renovación de este servicio del templo:

          “…Y el servicio de la casa del SEÑOR fue puesto en orden. Y Ezequias se regocijó, y todo el pueblo, que Dios había preparado al pueblo, porque la cosa pasó de repente” (versos 35-36).

La histórica Pascua y Fiesta de Panes sin Levadura de Ezequías

          Ya que el templo no estaba listo a tiempo para guardar la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura en el primer mes, Ezequías y el pueblo decidieron observarlas en el segundo mes, de acuerdo a las instrucciones de Dios en Números 9. Después de tomar consejo con los príncipes y los ancianos que representaban al pueblo, esto es lo que propuso el rey. Noten su liderazgo al establecer el decreto:

          “Y Ezequías envió a todo Israel y Judá, y también escribió cartas a Efrain y  Manasés, que ellos deberían ir a  la casa del SEÑOR en Jerusalén para guardar la Pascua al SEÑOR Dios de Israel. Y el rey y sus líderes, y toda la congregación en Jerusalén, tomaron consejo para guardar la Pascua en el segundo mes, porque no podían guardarla en aquel tiempo porque los sacerdotes no se habían santificado suficientemente, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén. Y la cosa complació al rey y a toda la congregación. Y establecieron un decreto para enviar una nota a través de toda Israel, desde Beerseba incluso hasta Dan, que deberían ir a guardar la Pascua al SEÑOR Dios de Israel en Jerusalén, porque no lo lo habían hecho en números grandes como estaba escrito” (II Crónicas 30:1-5).

          Aunque muchos reyes habían reinado en Israel y en Judá, la observancia de la Pascua en el tiempo de Ezequías es el primer registro de que la Pascua se guardó como una gran fiesta. Durante el reinado de Salomón, la Fiesta de Tabernáculos está registrada como la fiesta más grande que fue celebrada por el pueblo. Durante el reinado de Ezequías, el énfasis se cambió de la temporada del festival de otoño, a la temporada del festival de la primavera.

          Mientras aprendemos como fueron celebradas la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura en los días del rey Ezequías, notaremos algunos cambios significativos de las ordenanzas que Dios había entregado en la primera Pascua de Israel.  Estos cambios fueron instituidos por mandato del rey en su celo de abolir la idolatría de la tierra y restaurar la adoración del verdadero Dios en el templo. Aunque el profeta Isaías vivió durante el reinado de Ezequías, fue el rey quien ordenó la restauración del templo. Él fue quien ordenó que los sacerdotes y los levitas limpiaran el templo. Él fue quien revivió el servicio del templo y ordenó que se hicieran sacrificios a Dios. Él fue la fuerza impulsora detrás de la observancia de la Pascua en Jerusalén y esa renovación del pacto con Dios.

          En los tiempos antes de Ezequías, el juez o el rey era quien administraba los asuntos civiles y los sacerdotes eran quienes administraban los asuntos religiosos. Durante los días de Samuel, Dios combinó el oficio de profeta, sacerdote y juez en la persona de Samuel. Se volvió a separar cuando Saúl fue hecho rey, con los sacerdotes administrando los asuntos religiosos y el rey los asuntos civiles. Las Escrituras muestran que el profeta y/o sacerdote jefe tenía autoridad sobre el rey en los asuntos espirituales, como en el caso de David y su pecado con Betsabé. El profeta Natán corrigió a David por sus pecados y pronunció el castigo del Señor sobre David. Aunque David compuso muchos Salmos que fueron cantados por los Levitas y ayudó a Samuel a instituir los cursos para los sacerdotes, él nunca ejerció autoridad sobre el sacerdocio.

          Para el tiempo de Ezequías, el pueblo había caído en idolatría grave, y habían cesado los sacrificios a Dios en el templo. Ezequías fue movido a usar su autoridad como rey para restaurar el servicio del templo de los sacerdotes y los levitas. En su esfuerzo, Ezequías no usurpó autoridad sobre el sacerdocio. Él no intentó realizar ningún deber sacerdotal, como lo había hecho el rey Usías y había provocado el juicio inmediato de Dios. Pero Ezequías estaba determinado a restaurar la adoración de Dios en Judá, ¡Y él se aseguró de que los sacerdotes hicieran su trabajo! Este uso de su poder real es un evento importante el cual ayudó a poner el fundamento para los cambios en la observancia de la Pascua.

          Antes de que estudiemos el registro de la Pascua de Ezequías en II Crónicas 30, es importante que entendamos que Esdras es quien escribió los libros de Crónicas, como parte de su trabajo en compilar y editar los registros del Antiguo Testamento. Aunque la Pascua de Ezequías sucedió alrededor de cien años antes del cautiverio de Judá, Esdras no la registró sino hasta después que los judíos habían regresado de su cautiverio babilónico. Como veremos, Esdras tenía una razón específica para resaltar las Pascuas de Ezequías y Josías en su registro de II Crónicas, aunque reciban poca o ninguna mención en el registro paralelo de II Reyes.

          En su registro de la Pascua de Ezequías, Esdras registra que “los corredores salieron con las cartas del rey y sus príncipes a través de todo Israel y Judá,de acuerdo al mandamiento del rey…” (II Crónicas 30:6).

          La declaración de Esdras deja claro que el rey estaba a cargo de esta tarea. Aunque las Escrituras hacen previsión para observar la Pascua en el segundo mes, el énfasis es que sería observada “de acuerdo al mandamiento del rey.”

          En respuesta al mandato de Ezequías de ir a Jerusalén para la Pascua, Esdras registra que “…mucha gente se reunió en Jerusalén para guardar la Fiesta de Panes sin Levadura en el segundo mes,…” (verso 13). Este es el primer registro Escritural en el cual la Fiesta de Panes sin Levadura y la Pascua se usan intercambiablemente al referirse a la temporada de fiesta de la primavera (versos 1-2, 13). En los días de Ezequías, el término “Pascua” aún no había sido establecido como un nombre para toda la observancia de ocho días, como fue practicado más adelante por los judíos.

          Mientras continuamos estudiando el registro en II Crónicas, veremos que la Pascua de Ezequías es el primer registro en la Escritura de la matanza de los corderos de la Pascua en el templo. Aunque el registro de Esdras no declara el tiempo en que fueron matados los corderos, pareciera que fueron matados durante la porción diurna del 14.

          Esta observancia de la Pascua, la cual ocurrió aproximadamente 780 años después de la Pascua en Egipto, es el primer indicio en la Escritura de los corderos de la Pascua siendo matados durante la porción diurna del 14. Este también es el primer registro Escritural de matar la Pascua en el templo y lanzar la sangre del cordero contra el altar en lugar de aplicar la sangre en los postes de las puertas en casa, como fue hecho con el sacrificio doméstico del cordero.

          ¿Por qué instituyó Ezequías estos cambios en la observancia de la Pascua?

          Cuando consideramos la historia idólatra del pueblo de Israel y de Judá, no es sorprendente que Ezequías decretara que la Pascua fuera observada en el templo en Jerusalén. En vista de la habitual atracción arraigada del pueblo a Baal y Asera y su práctica continua de adorar estas deidades paganas, ¡No se podía confiar en los hijos de Israel y de Judá para guardar la Pascua en casa! Cualquier sacrificio que hicieran en casa podía ser ofrecido a Baal, porque eso es lo que estaban acostumbrados a hacer. En lugar de comer la cena de la Pascua en conmemoración del pasar sobre las casas de los hijos de Israel en Egipto, como Dios había mandado, podían haber comido la cena comunal en dedicación al dios Baal.

          Pocos en nuestros tiempos modernos se dan cuenta de que los paganos tenían una fiesta para celebrar las hazañas de Baal en el 15 de Nisán, el primer mes del año, en el mismo día que comienza la Fiesta de Panes sin Levadura. Los paganos también observaban la fiesta de Ishtar, o Pascua, durante la primavera en honor a la reina del cielo, Semíramis. Sabiendo lo poderosamente tentado que estaba el pueblo en participar de estos festivales paganos, es fácil de entender por qué el rey Ezequías les ordenó a los sacerdotes, a los levitas y al pueblo de Israel y de Judá guardar la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura en el templo en Jerusalén. Él había buscado a Dios personalmente. Él había hecho un pacto personalmente con Dios en su corazón. Si no fuera por él, ¡el remanente de Israel y el pueblo de Judá habrían continuado con su abominable adoración de Baal y Asera!

          Continuando con el registro de Esdras en II Crónicas 30, leemos “Y mataron la Pascua, en el catorceavo del segundo mes. Y los sacerdotes y los Levitas estaban avergonzados y se santificaron, y trajeron las ofrendas quemadas a la casa del SEÑOR. Y se pararon en su lugar según su manera, de acuerdo a la ley de Moisés el hombre de Dios. Los sacerdotes rociaban la sangre de la mano de los Levitas, porque muchos en la congregación no estaban santificados. Y los Levitas estaban a cargo de la matanza de los corderos de Pascua para todo quien no estaba limpio para santificarlos al SEÑOR” (versos 15-17).

          El verso 15 nos dice que “mataron [el cordero de] la Pascua, en el catorceavo del segundo mes.” ¿Esto significa que mataron los corderos de la Pascua al principio del 14, observando una Pascua doméstica?

          Cuando examinamos el registro completo de la Pascua de Ezequías, no encontramos ningún indicio de que los corderos de la Pascua fueron matados al principio del 14, “entre las dos noches,” como fue mandado en Éxodo 12. Ya que ben ha arbayim no es usado en II Crónicas, es evidente que los corderos de la Pascua que fueron matados en el templo no fueron matados de acuerdo al mandato de Dios para una observancia doméstica. No hay ni un solo detalle en el registro que se parezca a la observancia doméstica que está registrada en Éxodo 12. Al contrario, el registro en II Crónicas destaca los cambios que fueron instituidos para el sacrificio de la Pascua en el templo. Los corderos que eran matados en el templo eran matados por levitas, no por “toda la asamblea de la congregación de Israel,” como en Éxodo 12. El registro en II Crónicas no está describiendo un sacrificio doméstico de los corderos de la Pascua por el pueblo, sino un sacrificio en el templo de los corderos de la Pascua por los levitas. Aunque algunos del pueblo de Israel y Judá se habían santificado a sí mismos y eran capaces de matar sus propios corderos en el templo con ayuda de los levitas, la mayoría de los corderos eran matados por los levitas por la impureza del pueblo.

          El registro también documenta que la sangre de los corderos de la Pascua era lanzada contra el altar. El hecho de que los sacerdotes lanzaban la sangre contra el altar es evidencia adicional de que los corderos no fueron matados “entre las dos noches,” o ben ha arbayim. Ya que Ezequías había reinstituído los sacrificios del templo, la ofrenda quemada de la noche habría sido en el altar. Dios había mandado que fuera ofrecida en ben ha arbayim—“entre las dos noches.” Los sacerdotes no podían lanzar la sangre de los corderos de la Pascua contra el altar mientras se estaba ofreciendo el sacrificio de la noche. Ya que la Pascua de Ezequías estaba centrada en el templo, la matanza de los corderos de la Pascua no podía ser realizada al comienzo del 14, durante el tiempo llamado ben ha arbayim—“entre las dos noches.”

          El registro muestra que las ofrendas encendidas eran ofrecidas sobre el altar en el tiempo que eran matados los corderos de la Pascua. El verso 15 registra que “…los sacerdotes y los Levitas estaban avergonzados y se santificaron, y trajeron las ofrendas quemadas a la casa del SEÑOR.” La santificación se tenía que hacer antes de la Pascua, o estos sacerdotes y levitas no podrían haber participado en la matanza de los corderos de la Pascua. II Crónicas 29:12-36 da un registro detallado de la limpieza del templo y de los sacerdotes y los levitas. El registro declara que después de santificar el templo, los sacerdotes y los levitas ofrecían ofrendas por el pecado y ofrendas quemadas. El pueblo también traía ofrendas quemadas y ofrendas de gracias, así como ofrendas de paz y ofrendas de bebida (versos 31, 35).

          Los levitas debieron haber matado los corderos de la Pascua en el templo de acuerdo con las instrucciones para ofrecer una ofrenda de paz o una ofrenda de gracias, porque no hay instrucciones en la ley de Moisés para matar los corderos de la Pascua en el templo. Los mandatos de Dios para las ofrendas de paz se encuentran en el libro de Levítico:

          “Y si su ofrenda por un sacrificio de ofrenda de paz al SEÑOR es de los rebaños, macho o hembra, la traerán sin defecto. Si está trayendo una oveja por su ofrenda, entonces la traerá delante del SEÑOR. Y colocará [quien la ofrende] su mano sobre la cabeza de su ofrenda y la matará [cortando la garganta del animal] delante del tabernáculo de la congregación. Y los hijos de Aarón rociarán su sangre toda alrededor en contra del costado del altar” (Levítico 3:6-8).

          Como muestra el registro en II Crónicas 30, esta era la manera en que eran matados los corderos de la Pascua en el templo. En el verso 16 leemos, “Y se pararon en su lugar según su manera, de acuerdo a la ley de Moisés el hombre de Dios.…” Ya que no hay instrucciones en la ley de Moisés acerca de la matanza de los corderos de la Pascua en el tabernáculo o en el templo, es evidente que los sacerdotes y los levitas estaban en sus lugares apropiados en el altar para servir de acuerdo a los mandatos de Dios para las ofrendas de paz. Los detalles que se dan en el registro de la Pascua de Ezequías claramente muestran que los sacerdotes y los levitas estaban siguiendo las instrucciones para el ofrecimiento de una ofrenda de paz cuando mataron los corderos de la Pascua en el templo. Como leemos en el verso 16, “…Los sacerdotes rociaban la sangre [contra el altar] de la mano de los Levitas.” Esta era la manera exacta en que se sacrificaban las ofrendas de paz, como está registrado en Levítico 3:6-8.

          Aquí está el procedimiento que se llevaba a cabo en el templo para el sacrificio de los corderos de la Pascua: El hombre que traía el cordero al templo mataba él mismo al cordero al cortar su garganta. Los levitas presentes tomaban la sangre en un tazón y lo pasaban al sacerdote, quien la rociaba contra la base del altar de las ofrendas encendidas. Este era el procedimiento habitual del sacrificio de los corderos de la Pascua en el templo, como ha sido verificado por registros históricos del servicio del templo. Sin embargo, el registro en II Crónicas 30 registra que en la primera observancia de la Pascua en el templo en los tiempos de Ezequías, los levitas mismos mataron muchos de los corderos de la Pascua. En el verso 17 leemos, “Porque muchos en la congregación no estaban santificados. Y los Levitas estaban a cargo de la matanza de los corderos de Pascua para todo quien no estaba limpio

          Ya que muchos del pueblo estaban ceremonialmente impuros, tenían prohibido comer de la Pascua por las leyes de Dios. Pero Dios graciablemente pasó por alto su impureza y les permitió participar de ella: “Porque muchos del pueblo, muchos de Efraín y Manasés, Isacar y Zabulón, no se habían limpiado, sino comieron la Pascua de otro modo que estaba escrito. Pero Ezequias oró por ellos, diciendo, “Pueda el buen SEÑOR perdonar a todo quien prepare su corazón a buscar a Dios, el SEÑOR Dios de sus padres, aunque no limpio de acuerdo a la purificación del santuario.” Y el SEÑOR escuchó a Ezequías y sanó al pueblo. Y los hijos de Israel que estaban presentes en Jerusalén guardaron la Fiesta de Panes sin Levadura siete días con gran alegría.…” (versos 18-21).

          Analicemos las diferencias más grandes entre la Pascua de Ezequías y la primera observancia de la Pascua por los hijos de Israel, la cual tomó lugar 777 años antes:

1.     La Pascua de Ezequías fue observada de acuerdo al mandato del rey, no de acuerdo a la ordenanza de Dios.

2.     No hay ninguna mención de matar los corderos en ben ha arbayim, como lo fue hecho en la Pascua en Egipto.

3.     La Pascua de Ezequías estuvo centrada en el templo; no hay ninguna mención de una observancia doméstica.

4.     Los levitas mataron los corderos por el pueblo que estaba impuro y ayudaron a aquellos que estaban limpios.

5.     Los levitas le pasaron la sangre a los sacerdotes, quienes rociaron la sangre contra el altar.

6.     Incluso a los impuros les fue permitido comer de la Pascua, contrario a la ordenanza de Dios.

7.     La forma en que fue observada esta Pascua fue responsabilidad del rey. Fue el rey Ezequías quien oró por el pueblo, no los sacerdotes.

          Como se mencionó anteriormente, esta Pascua en los días del rey Ezequías es el primer registro en la Escritura de una Pascua siendo sacrificada en el templo en Jerusalén. Sin duda alguna, David guardó la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura y también Salomón las guardó antes de que le diera la espalda a Dios e hiciera lo malo. Sin embargo, las Escrituras no registran ninguna observancia de la Pascua en el templo durante los reinados de David y de Salomón. Tampoco hay ningún registro Escritural de la Pascua siendo guardada en el tabernáculo en Silo, antes de que fuera construido el templo. El registro de la Pascua de Ezequías es el primer registro de una observancia centralizada de la Pascua ¡en toda la historia de Israel y de Judá! Aunque era Pascua para Dios, fue observada de manera totalmente diferente de lo que Dios había mandado en las ordenanzas de Éxodo 12.

          Cuando entendemos la historia idólatra de Israel y Judá, es evidente que Ezequías instituyó la Pascua centrada en el templo porque no se podía confiar en el pueblo para que guardaran la Pascua en sus casas. Ellos se habían desviado lejos de Dios y habían rechazado Sus leyes y mandamientos y estaban tan impregnados de la adoración a Baal y Asera, que no era factible permitirles guardar una Pascua doméstica. El único lugar en el cual se podía confiar para que guardaran la Pascua para honrar a Dios y no contaminarla con la adoración de Baal y Asera era en Jerusalén bajo la supervisión estricta del rey, los sacerdotes y los levitas. Aunque la Pascua centrada en el templo no se ajustaba a los mandatos para la Pascua en Éxodo 12, era necesario que los hijos de Israel y Judá guardaran la Pascua de esta manera para asegurar la adoración del Dios verdadero y evitar que la Pascua fuera contaminada con prácticas paganas.

          El registro de Esdras en II Crónicas 30 muestra que Dios aceptó esta Pascua centrada en el templo, aunque era contraria a las ordenanzas que Él había establecido, por las oraciones de Ezequías y el arrepentimiento del pueblo. Pero la aceptación de Dios de esta Pascua no significa que Su intención fuera que este tipo de Pascua reemplazara la Pascua doméstica. Los mandatos para la observancia de la Pascua doméstica, como están registrados en Éxodo 12 seguían en vigencia. Consideren esto: Si las ordenanzas de la Pascua no estuvieran en efecto en ese tiempo, no habría habido necesidad de que Ezequías orara pidiendo perdón por aquellos que comieron la Pascua contrariamente a los requisitos de Dios. La aceptación de Dios de esta Pascua no anuló los mandatos que Él les dio a los hijos de Israel en Egipto. Estos mandatos fueron establecidos por Dios como ordenanzas perpetuas para la observancia de la Pascua.

          La observancia de la Pascua centrada en el templo fue un resultado de la condición espiritual deteriorada del pueblo. El pueblo había descendido a las profundidades de la idolatría durante los reinados de los reyes malvados de Israel y Judá, y la tierra estaba llena de abominaciones paganas. Es probable que Dios pronto hubiera desterrado a este pueblo idólatra al cautiverio en manos de sus enemigos si el justo rey Ezequías no hubiera empezado sus reformas. Aunque la Pascua centrada en el templo que fue instituida por Ezequías fue una necesidad, no cambió las ordenanzas de Dios para la Pascua.

          La observancia de la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura en Jerusalén durante el reinado de Ezequías no tuvo precedente. ¡Esta era la primera vez que se había guardado la Pascua en el templo! También era la primera vez en muchos años que se observaba la Fiesta de Panes sin Levadura en Jerusalén, como registran las Escrituras:

          “Y comieron las cosas designadas siete días, ofreciendo ofrendas de  paz y haciendo confesión al SEÑOR Dios de sus padres. Y toda la asamblea tomó consejo para guardar otros siete días. Y guardaron  otros siete días con alegría, Y hubo gran gozo en Jerusalén, porque desde los días de Salomón el hijo de David, el rey de Israel, no hubo nada como esto en Jerusalén” (II Crónicas 30:22-23, 26).

          El resurgimiento de la adoración a Dios en el templo por Ezequías llevó a una gran destrucción de imágenes paganas y la eliminación de adoración idólatra durante su reino: “Y cuando todo esto terminó [la Pascua y la observancia extendida de la Fiesta de Panes sin Levadura], todo Israel quienes estaban presentes salieron a las ciudades de Judá y rompieron las imágenes en pedazos, y cortaron las arboledas, y tiraron los lugares altos y los altares fuera de toda Judá y Benjamín, también en Efraín y Manasés, hasta que habían destruido totalmente  todos ellos. Luego todos los hijos de Israel regresaron, cada uno a su posesión, a sus propias ciudades” (II Crónicas 31:1).

          Puede parecer sorprendente que en el registro de la vida de Ezequías en II Reyes 18-20 no se menciona esta Pascua histórica. Sin embargo, sí es explicada por el hecho de que los dos libros de Reyes no tuvieron el mismo autor como los libros de I y II Crónicas. Mientras que Esdras escribió los libros de Crónicas, él solamente editó I y II Reyes mientras estaba compilando y canonizando el Antiguo Testamento. Ya que los libros de Crónicas fueron registrados mucho después que los libros de Reyes, nos dan una perspectiva diferente de la historia de Israel y Judá. El registro de Esdras de la Pascua de Ezequías en II Crónicas 30 es el primer registro de una Pascua centrada en el templo en todos los años de la historia del Antiguo Testamento. Más adelante veremos que Esdras tuvo mucho que ver con la institución de la observancia de la Pascua en el templo.

          En el Capítulo Trece, continuaremos estudiando los registros Escriturales de la observancia de la Pascua y aprenderemos más sobre el cambio de una Pascua doméstica a una Pascua centrada en el templo. Aprenderemos por qué Josías, quien se convirtió en rey de Judá 75 años después de Ezequías, ordenó una observancia de la Pascua en el templo durante su reinado.