Restaurando
el cristianismo original—¡para hoy!
Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica
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Fred R.
Coulter
Ministro
Noviembre 14, 2018
Queridos hermanos,
Ahora que las elecciones de mitad de periodo
han terminado, ¿qué va a pasar? ¿Permanecerán las cosas igual? ¿Mejorarán o empeorarán?
Solo el tiempo lo dirá. Los demócratas ganaron la Casa de Representantes por un
margen estrecho—solo unas pocas sillas. Pero con una grande minoría
republicana, el poder de los demócratas será limitado; así que parece que poco
será alcanzado en los próximos dos años para traer algún cambio real. Sin
embargo, los republicanos incrementaron su mayoría en el Senado—y ahí es donde
el poder político real del Congreso descansa. Esto es altamente significativo
porque el Presidente Trump será capaz de continuar nombrando jueces quienes
juzgarán de acuerdo a la Constitución como fue escrita originalmente. Al
hacer juicios legales y constitucionales, estos jueces pueden ser capaces de
frenar el crecimiento de ilegalidad que ha estado derribando a la nación.
Podemos estar seguros que la pelea
continuará entre las fuerzas de bien y mal—sea religioso, político, educativo o
cultural. Continuarán en sus esfuerzos para construir o derribar esta nación.
Como todos sabemos, sin embargo, solo un arrepentimiento profundo y regreso a
Dios demorará el juicio último de Dios contra esta nación.
Lo que estamos experimentando hoy es muy
semejante a los días de los jueces en Israel antiguo. Cuando los hijos de Israel
tenían un buen juez, ellos regresaban a Dios y le servían—pero no con todo su
corazón. Aquí está un resumen de los 480 años de jueces, cuando todos estaban “haciendo
lo que era recto a sus propios ojos.” Fue un ciclo continuo de apostasía y
regresar a Dios: “Por tanto Él terminó sus días en
vanidad y sus años en terror. Cuando los mató, entonces ellos lo buscaron; y
se volvieron y buscaron a Dios fervorosamente. Y recordaron que Dios era su Roca, y que el Dios
Altísimo era su Redentor.
“Sin embargo
ellos lo halagaron con sus bocas, y le mintieron con sus lenguas, porque su corazón no era recto con Él; ni fueron fieles en
Su pacto. Pero Él, estando lleno de compasión, perdonó su
iniquidad y no los destruyó; sí, muchas veces Él apartó Su enojo y no avivó
toda Su ira, porque recordó que eran solo
carne, un viento que pasa y no viene otra vez” (Salmo 78:33-39).
Vemos lo mismo hoy. El Presidente Trump puede
ser comparado a un buen juez tratando de corregir el desorden creado por los
pecados del pueblo. Él ha hecho muchas cosas para mejorar la condición de la nación.
¿Cuánto estará él en el oficio y cuánto puede ser alcanzado? ¿Y cuánto durarán
sus mejoras? No sabemos. Pero si esto sigue el patrón de Israel en los días de
los jueces, la generación más joven deshará todo una vez él no sea más
presidente. Y sin duda, ¡lo harán con venganza! ¿Qué significa todo esto?
Por algo, esto prueba que la Palabra de Dios
es siempre verdadera.
La naturaleza humana es una mezcla de bien y
mal—entonces no tenemos, inherentemente, la capacidad de dirigir adecuadamente
nuestras vidas. Como escribe el profeta Jeremías, “Oh SEÑOR, conozco que el camino del hombre no está
en sí mismo; no está en el hombre que camina dirigir sus pasos” (Jeremías 10:23). Y, “Todos los caminos del hombre son limpios en sus propios ojos, pero el SEÑOR pesa los espíritus.… Hay un camino que parece recto al hombre, pero el fin en
esto es el camino de muerte” (Proverbios 16:2, 25).
Así es como el mundo ha sido desde Adán y
Eva. Sin embargo, hay tiempos cuando la gente hace más bien
que mal. Eso es raro. Pero cuando más gente practica las cosas contenidas en la
ley de Dios—sea que entiendan o incluso reconozcan la Ley—son bendecidos. Pablo
escribe: “Porque cuando los gentiles, los cuales no tienen la
ley, practican por naturaleza las cosas contenidas en la ley, esos que no
tienen la ley son una ley hacia sí mismos; Quienes muestran la obra de la ley escrita en sus propios
corazones, sus conciencias dando testimonio, y sus razonamientos también,
mientras se acusan o defienden el uno al otro” (Romanos 2:14-15).
Por el contrario, cuando más gente practica
los preceptos de Satanás el diablo y vive en ilegalidad y rebelión, entonces el
mal y la maldad prevalecen—con guerra, muerte, destrucción, hambre, plagas,
enfermedad y males. La historia prueba ser esto verdadero con el surgir y caída
de los imperios y naciones.
Siempre recuerde, las leyes de Dios son espirituales
y aplican a todos en todo lugar. Como la ley de la gravedad, las leyes de Dios
están trabajando todo el tiempo—resultando en bendiciones para aquellos quienes
están haciendo bien, y maldiciones para aquellos que están haciendo mal. Esto
aplica a todos—hombre, mujer, familias, comunidades, ciudades y naciones—ya que
¡Dios no hace acepción de personas!
Aquí está como Dios obra: Antes que Él ejecuta
juicio en contra de la gente que está pecando, Él siempre da advertencias
y tiempo para que la gente se arrepienta. Esto es lo que Él hizo por 40
años a través del profeta Jeremías antes de la caída y destrucción de Judá y Jerusalén
en el 585 aC. Dios dio esta advertencia al pueblo: “La
Palabra del SEÑOR que vino a Jeremías, diciendo, “Levántate y baja a la casa del alfarero, y allí haré que oigas Mis
palabras.” Entonces bajé a la casa del
alfarero, y, he aquí, él estaba trabajando en su rueda. Y la vasija que él hizo de arcilla estaba arruinada en la
mano del alfarero, entonces él la hizo de nuevo en otra vasija, como le pareció
bueno al alfarero hacerla.
“Entonces la
Palabra del SEÑOR vino a mí, diciendo, “Oh casa
de Israel, ¿No puedo hacer con ustedes incluso como este alfarero?” dice
el SEÑOR, “He aquí, como la arcilla está en las manos del alfarero, así
están ustedes en Mi mano, Oh casa de Israel.
“Si en cualquier
momento Yo hablare concerniente a una nación, y concerniente a un
reino, para arrancarlo y para derribarlo, y para destruirlo; si esa nación, contra la cual he hablado, se volviera
de su maldad, Yo me arrepentiré del mal que pensé hacerles.
“Y si en
cualquier momento Yo hablare concerniente a una nación, y concerniente a
un reino, para construirlo y para plantarlo; si
esa nación hace mal a Mi vista, y no obedece Mi voz, entonces Me
arrepentiré del bien con el cual dije que les haría bien.”
““Entonces por
tanto, habla a los hombres de Judá, y a la gente de Jerusalén, diciendo, ‘Así
dice el SEÑOR, “He aquí, Yo estoy formando mal contra ustedes, y elaborando un
plan contra ustedes. Vuélvanse ahora, cada uno de su mal camino, y hagan sus
caminos y sus obras buenas.” ’ ”
“Y ellos dijeron, “No
hay esperanza; sino caminaremos tras nuestros propios caminos, y haremos cada
uno de acuerdo a la terquedad de su corazón impío.” Por tanto así dice el SEÑOR, “Pregunten ahora a las naciones; ¿quién
ha escuchado tales cosas? La virgen de Israel ha hecho una cosa muy horrible.…
“Porque Mi pueblo Me ha olvidado, han quemado incienso a
vanidad, y se han hecho tropezar en sus caminos desde los caminos
antiguos, para caminar en senderos, no en la autopista, para hacer su tierra desolada y un silbido perpetuo. Todo el
que pasa estará asombrado, y sacudirá su cabeza. Los esparciré como con un viento occidental delante del enemigo; les
mostraré Mi espalda, y no Mi cara, en el día de su calamidad”” (Jeremías 18:1-13, 15-17).
Así como Dios dio advertencias a Judá y Jerusalén
a través
de Jeremías por 40 años, Jesús predijo que antes de Su regreso habrían advertencias
dadas a todo el mundo a través de la predicación del Evangelio. En Mateo 24, Él
le dijo a los apóstoles: “Y entonces muchos serán
dirigidos al pecado, y se traicionarán unos a otros, y se odiarán unos a otros;
y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;…
“…Y porque la ilegalidad será multiplicada, el amor de muchos se
enfriará.
Pero el que perdure hasta el fin, ese será salvo. Y este evangelio del reino será proclamado en todo el mundo
para testimonio a todas las naciones; y luego vendrá el fin”
(versos 10-14). ¿Cómo será hecho esto?
A través del tiempo, expertos han dado advertencias
sobre salud, crimen, corrupción, asuntos financieros, problemas
gubernamentales, guerra, actividades terroristas, etc. Incluso líderes
religiosos dan tales advertencias—especialmente aquellos que tienen algún
conocimiento de la Biblia.
Sin embargo, principalmente Jesús le dio a
la iglesia esta doble responsabilidad: Primero, debemos predicar
arrepentimiento de pecados y bautismo, obediencia a Dios el Padre y a
Jesucristo, vida eterna a través de misericordia y gracia—a través de la
resurrección de los muertos. Segundo, debemos proclamar el regreso de Cristo
y la venida del Reino de Dios, el cual traerá paz a todas las naciones.
Hoy, todas las Iglesias de Dios están esparcidas,
así como han estado a través de su historia. Como resultado, un número más
grande de grupos están predicando el Evangelio y sirviendo a los hermanos y
advirtiendo al mundo—a diferencia de una sola organización.
Además, Dios está ahora haciendo un trabajo
mayor porque Él ha provisto la tecnología digital para multiplicar el alcance
de la predicación y publicación del Evangelio. ¡Piense en eso! Hoy, hay más
Biblias en el mundo que nunca antes—más de 6 billones, impresas y digitales,
en casi todo idioma. Esto también cumple otra profecía de Jesús sobre Su
regreso: “Y el Evangelio debe primero ser publicado entre todas las
naciones”
(Marcos 13:10).
Dado
que esta tarea está mucho más allá de la capacidad de las Iglesias de Dios, Él
ha estado y está continuamente usando mucha gente y organizaciones no
conectadas con la iglesia. Pero es en realidad Jesucristo Quien está haciendo esta
obra, como Él explica en la parábola del sembrador “El
sembrador siembra la Palabra [de Dios—la Biblia]...
Aquel que siembra la buena semilla es el Hijo de hombre; y el campo es el mundo; y la buena semilla, esos son los hijos del
reino; pero la cizaña son los hijos del maligno. El enemigo que la sembró es el diablo; y la cosecha es el
fin de la era, y los segadores son los ángeles. Por tanto, como la cizaña es reunida y consumida en el fuego, así
será en el fin de esta era” (Marcos 4:14; Mateo 13:37-40).
Dios
siempre hace el trabajo mayor primero. El ministerio de Jesús fue el
trabajo más grande—para preparar la predicación del Evangelio y el desarrollo
de la iglesia. Así, como Jesús le dijo a los apóstoles, el camino había sido
preparado para ellos predicar el Evangelio por aquellos que Él usó quienes
vinieron antes que ellos. Como dijo Jesús: “Mi
carne es hacer la voluntad de Quien Me envió, y terminar Su obra. No digan que aún hay cuatro meses, y después viene la
cosecha. Yo les digo, miren a su alrededor. Alcen sus ojos y vean los campos,
pues ya están blancos para cosechar. Y el
que cosecha recibe una recompensa, y recoge fruto hacia vida eterna; para que
el que está sembrando y el que está cosechando, ambos puedan regocijarse
juntos.
Pues en esto el refrán es cierto, que uno siembra y otro cosecha. Yo los envié a cosechar eso en lo que no han trabajado;
otros han trabajado, y ustedes han entrado en su labor” (Juan 4:34-38).
Es lo mismo hoy. Trabajamos sobre la obra de
aquellos antes de nosotros. Pero todo es la “obra de Dios”—desde Moisés y
todos los profetas y los escritores del Antiguo Testamento hasta todos los
apóstoles y escritores del Nuevo Testamento. Combinado, todos estos son las “semillas
de salvación” que Jesucristo, como la Cabeza de la iglesia, ha
sembrado en preparación para Su regreso glorioso—una siembra en la cual
nosotros participamos ahora.
Un
testigo más grande es aun por venir: Justo
antes que comience la Gran Tribulación de 3 años y medio, Dios levantará Sus
dos testigos. Ellos serán los ¡más poderosos testigos en la historia del mundo!
A Juan le fue dada la visión como encontramos en Apocalipsis 11: “Luego el ángel me dio una vara de medida como un
bastón, diciendo, “Levántate y mide el templo de Dios [el templo por
venir del tiempo del fin], y el altar, y aquellos que
adoran en el. Pero deja fuera el patio que está dentro del área del
templo, y no lo midas porque ha sido dado a los gentiles; y ellos pisotearán la
ciudad santa cuarenta y dos meses. Y
daré poder a Mis dos testigos, y
ellos profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
“Estos son los dos árboles de olivo, y los dos candeleros que
están de pie delante del Dios de la tierra. Y si cualquiera intenta hacerles daño, fuego saldrá de sus bocas y
devorará a sus enemigos. Porque si cualquiera intenta hacerles daño, él
debe ser muerto en esta manera. Estos
tienen autoridad para cerrar el cielo para que ninguna lluvia pueda caer
en los días de su profecía; y tienen autoridad sobre las aguas, para
convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, tan a menudo
como deseen...” (Apocalipsis
11:1-6).
Ellos
no saldrán de ninguna de las Iglesias de Dios. En vez, uno vendrá del
sacerdocio del templo venidero en Jerusalén; el otro será el gobernador de Judá. Encontramos esto
en el libro de Zacarías. En el capítulo 3, Josué el sacerdote es un tipo profético
de uno de los dos testigos (versos 1-10).
El
segundo testigo es proféticamente representado por Zorobabel, gobernador de Judá:
““Las manos de Zorobabel han colocado el fundamento de esta casa.
Sus manos también la terminarán.” Y ustedes sabrán que el SEÑOR de los
ejércitos me ha enviado [el ángel que trajo esta profecía] a ustedes…. Y
respondí y le dije, “¿Qué son estos dos árboles de olivo al lado
derecho del candelabro y en su lado izquierdo?” Y respondí de nuevo y le dije, “¿Qué son las dos ramas de
olivo junto a los dos tubos de oro, vaciando el aceite de oro de ellos
mismos?”…
Y él dijo, “Estos son los dos ungidos quienes están delante del
SEÑOR de toda la tierra”” (Zacarías 4:9, 11-12, 14).
“Estos son los dos árboles de olivo, y los dos candeleros que
están de pie delante del Dios de la tierra” (Apocalipsis 11:4). ¡La Escritura interpreta la
Escritura! ¡La verdad acuerda con la verdad! Así, el sumo sacerdote por
venir del templo del tiempo del fin y el gobernador del tiempo del fin serán
los dos testigos de Apocalipsis 11. Los dos testigos no vendrán de ninguna
iglesia de Dios. Cristo los seleccionará. Solo Él estará a cargo de los dos
testigos—¡no ningún hombre!
En esta carta está incluida una proclamación
del Día de Acción de gracias por el primer presidente de USA, George
Washington. ¡Que Dios los bendiga con un Día de Acción de gracias significativo
y alegre! También está incluido un artículo pequeño de Carl Franklin y Dwight
Blevins concerniente al origen e historia de “San Nicolás.”
Hermanos, los amamos y les damos gracias por
su amor y sus oraciones por todos nosotros y todos los hermanos. Gracias por su
apoyo continuo a través de los diezmos de Dios y ofrendas. Comprendemos que
están haciendo todo esfuerzo para crecer y vencer espiritualmente—y enfrentar
los problemas presionándolos en sus vidas diarias a causa de este mundo
pecaminoso y enfermo. Estamos orando diariamente que su amor y conocimiento de
Dios incremente mientras crece en la gracia y conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo. Que el amor, la gracia y las bendiciones de Dios este con ustedes
en toda manera.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC
Proclamación Día de Acción de Gracias
Octubre 3, 1789 • New York
“Mientras
es el deber de todas las naciones reconocer la providencia del Dios Todopoderoso,
obedecer Su voluntad, ser agradecidos por Sus beneficios, y humildemente implorar
Su protección y favor—y mientras ambas Casas del Congreso por su Comité
conjunto me han requerido recomendar al pueblo de USA un día de acción de
gracias público y de oración para ser observado reconociendo con corazones
agradecidos los muchos favores del Dios Todopoderoso, especialmente por
ofrecerles una oportunidad pacífica de establecer una forma de gobierno para su
seguridad y felicidad.
“Ahora, por tanto, recomiendo y asigno el
jueves, 26 de Noviembre, para ser dedicado por el pueblo de estos Estados para
el servicio de este Gran y Glorioso Ser, Quien es el Autor benéfico de todo lo
bueno que hubo, que hay o que será—que podamos entonces todos unidos darle a Él
nuestro sincero y humilde agradecimiento—por Su cuidado amable y protección del
pueblo de este país antes de llegar a ser una nación—por la señal y múltiples
misericordias, y las interposiciones favorables de Su providencia las cuales
experimentamos en el curso y conclusión de la última guerra—por el gran grado
de tranquilidad, unión y abundancia la cual hemos gozado desde entonces—por la
manera pacífica y racional en la cual hemos sido habilitados para establecer
constituciones de gobierno para nuestra seguridad y felicidad, y
particularmente el nacional, recientemente instituido—para la libertad civil y
religiosa con la cual somos bendecidos; y los medios que tenemos de adquirir y difundir
conocimiento útil; y en general por todos los grandes y variados favores que Él
ha sido complacido conferir sobre nosotros.
“Y también que podamos entonces unirnos en humildemente
ofrecer nuestras oraciones y súplicas al gran Señor y Gobernador de naciones y rogarle
perdón de nuestras transgresiones nacionales y otras—habilitarnos a todos, sea
en estaciones públicas o privadas, ejecutar nuestras obligaciones adecuadamente
y puntualmente—para dar a nuestro gobierno nacional una bendición a todo el
pueblo, al ser contantemente un gobierno sabio, justo, y leyes
constitucionales, discretamente y fielmente ejecutadas y obedecidas—para
proteger y guiar todas las soberanías y naciones (especialmente aquellos quienes
han mostrado bondad hacia nosotros) y bendecirlos con buen gobierno, paz y
concordia—para promover el conocimiento y práctica de la religión verdadera y
virtud, y el incremento de ciencia, entre ellos y nosotros—y en general para
otorgar a toda la humanidad tal grado de prosperidad temporal como solo Él sabe
mejor.
“Dado bajo mi mano en la ciudad de Nueva
York, el día 3 de octubre, en el año de nuestro Señor 1789.”
Presidente George Washington
Nicolás—La extraña historia de la navidad
La verdadera historia de la “temporada de
navidad” es tan antigua como la civilización en sí. Como jarabe derramado sobre
los crepes, sus peculiaridades han fluido en formas diferentes a través de las
variadas culturas de la humanidad, incluso llegando a ser una característica dominante
del cristianismo en sí.
En el centro de su energía está el conflicto
entre bien y mal, hecho y ficción, la verdad y la mentira. Sus ramas de pino
verde se extienden sobre la tierra como alas angelicales de luz, inocencia y
protección. Sin embargo su fruto no provee sustento para la vida—solo la
dulzura de bien mezclada con la amargura de maldad y muerte.
La influencia de la navidad ha llegado a ser
incrementadamente pronunciada en el tiempo. Está creciendo, no retrocediendo. Y
mientras sus tradiciones son desfiladas como una fuente de calidez y felicidad,
por debajo se encuentra un misterio de oscuridad, nacido desde los tiempos
antiguos. Suprimido por un tiempo en la destrucción causada por el Gran diluvio
de Génesis, sus prácticas fueron resucitadas en Babel, sobrevivieron a través
de las eras, y finalmente llegaron a ser adjuntadas a un nuevo anfitrión—el cristianismo.
Pareció ser tan inocente, tan natural, como si genuinamente perteneciera a la religión
romana: Ho Ho Ho, Feliz navidad.
Jesús escogió a 12 discípulos para ser
testigos fundamentales de Su ministerio. Luego, como la naciente iglesia se estaba
formando, aquellos discípulos (ahora apóstoles) fueron guiados por el Espíritu
para apartar hermanos temerosos de Dios como diáconos (Hechos 6:5)—ordenados
para servir las necesidades físicas de la iglesia. Pero desconocido para todos,
uno de aquellos diáconos originales era seriamente defectuoso. Su nombre era Nicolás,
prosélito de Antioquía. En el tiempo, sus ideologías personales plagarían la
iglesia del Nuevo Testamento, y eventualmente encontraría tierra fértil en la
religión proto-catolica.
El nombre Nicolás implica un victorioso
o conquistador (de aquí el griego Nikos o Nike). Como lo
fue Nicolás, aquellos quienes han seguido en sus pisadas son contaminadores de
lo que es santo. Sin embargo su aproximación de ataque es sutil e indirecta.
Seducen la mente, el lugar donde todo pecado se origina. Su motivo, mientras
vive dentro de la “religión anfitriona,” es promover un espíritu de maldad—de licencia
para vivir en pecado. Ultimadamente, el espíritu detrás de Nikos se fortalece
de la cultura pagana de Nimrod y su consorte femenina, Semiramis.
El Nicanor griego
El profeta Daniel previó la llegada de conquistadores
tipo Nikos, advirtiendo que en la era del fin el principal de su clase
se levantaría al poder (Daniel 9:27). Al comienzo del siglo IV aC, unos 200 años
después que la “profecía de las 70 semanas” de Daniel comenzó a ser cumplida,
un gobernador Nikos apareció. Su nombre era Nicanor—el “victorioso
conquistador.” Nicanor fue uno de los generales de Alejandro el Grande, y tras
la muerte de Alejandro, Nicanor estableció el Imperio Seleucido, el cual
fue fundamental en el pensamiento helenístico.
En Siria, Nicanor fundó la ciudad de Antioquía.
(La ubicación fue escogida siguiendo un ritual involucrando el águila de Zeus. Al
águila le fue dada una pieza de carne de sacrificio, y la ubicación aleatoria a
la que el águila volara era escogida como Antioquía.) Antioquía fue nombrada según
el nombre del padre de Nicanor, Antíoco, que significa testarudo o rebelde—desafiante,
como una fortaleza. Luego, en el periodo romano llevando a la época del Nuevo Testamento,
fue el nombre del Fuerte que custodiaba el monte del templo en Jerusalén, llamado
en latín Fuerte Antonia. La tradición registra que un corto tiempo antes
que Nicanor estableciera Antioquía, Alejandro mismo había erigido un altar allí
para Zeus. Más aun, un santuario a la diosa egipcia Anat existía cerca de Antioquía.
En la cultura griega, Anat es llamada Nike, un nombre el cual es la
forma femenina de Nikos. Aquellos dioses y diosas míticos evolucionaron de la dinastía
Nimrod-Semiramis de Babel.
Antioquía llegó a ser una de las 3 ciudades
de preminencia en el comienzo del imperio greco-romano. Las otras dos eran Alejandría,
Egipto (de la dinastía ptolemea), y Roma en sí. Un siglo después de su
fundación por Nicanor, los seleucidos establecieron una salida mayor de Antioquía
que unía la ciudad con Hierapolis de Asia menor—una ciudad cerca de Laodicea (Apocalipsis
3).
Un rey posterior seleucido fue el infame Antíoco
Epifanes, quien invadió Jerusalén (169-168 aC) y masacró a miles de judíos. Antíoco
creía que él mismo era una manifestación del dios Zeus, así fue adornado con el
título Epifanes (compare con II Tesalonicenses 2:7). En el curso de esta invasión,
destruyó el Templo y contaminó el santuario al ofrecer sangre de cerdo en el
altar de Dios. Además, Antíoco colocó una estatua de Júpiter (Zeus) en el
santuario. Una estatua similar está en exhibición en el Vaticano.
La opresión sin precedentes de Antíoco sobre
los judíos llevó a la revuelta de los macabeos del 164 aC, la cual eventualmente
removió el yugo sirio. En el 66 dC, una revuelta similar halló a los judíos
zelotes atacando el Fuerte Antonia de Roma. Pero este evento ultimadamente
resultó en la destrucción completa de Jerusalén y del segundo Templo en el 70
dC por el poder miliar de Vespasian. Vespasian después rejuveneció la muy
venerada ciudad del este romano, Antioquía—la cual antes había sido la casa del
diacono Nicolás.
Nicolás de Antioquía
Pronto después del establecimiento de la iglesia primitiva,
Nicolás, un prosélito de Antioquía, fue ordenado diacono (Hechos 6:5). Aparentemente,
Nicolás fue bastante influyente y tenía seguidores—quienes para finales del
siglo I habían comenzado a contaminar la doctrina en la congregación de Pergamo.
De acuerdo a Apocalipsis 2, Pergamo era la misma silla de Satanás, en donde un
altar de Zeus había sido establecido hacia mucho.
Ireneo, un obispo de la primera iglesia de
Esmirna, junto con otros primeros historiadores de aquel periodo, identifican a
Nicolás de Antioquía con las herejías nicolaitas de Apocalipsis. En los capítulos
de apertura de Apocalipsis, Jesús elogió la iglesia en Éfeso por rechazar las
obras de Nicolás, pero levantó una acusación mordaz contra la congregación de
Pergamo porque muchos allí habían abrazado sus enseñanzas contaminadas. (Irónicamente,
Antioquía fue el fundamento de la iglesia en el mundo gentil, y donde los
seguidores de Jesús fueron llamados por primera vez “cristianos.”)
Nicolás, que significa “victoria sobre la
gente,” estuvo entre los primeros en empezar a utilizar el misticismo griego en
la comercialización del cristianismo. La de él fue una mezcla astuta de poder,
dinero y filosofía pragmática—mezclada con un poco de verdad, el nombre de Jesús
y licencia para hacer mal. Tenía el sabor de tener su torta y comerla también. Funcionaba
teniendo un pie en la iglesia por los beneficios de Dios, mientras teniendo el
otro pie en el mundo para cosechar las recompensas de Satanás. Apropiándose del
nombre de Cristo, sus seguidores fueron soñadores psíquicos elevados en idolatría
y las epifanías del misticismo griego.
Como Simón el mago, a quien los apóstoles
primitivos confrontaron, los nicolaitas introdujeron la idea de usar el nombre
de Jesús para ganancia comercial, dominio y control. Después de todo, el
concepto había funcionado bastante bien en los templos paganos del mundo
gentil, generando riqueza y ganancias para muchas sociedades. En efecto, ese
era el antiguo escenario de Balam, Balak, Baal Peor y la seducción al pecado.
Judas, Pedro y Pablo advirtieron a la iglesia en relación de mezclar el
misticismo pagano, filosofía e idolatría con la verdad de Dios.
Mientras no se puede decir que las epístolas
de Judas y Pedro específicamente direccionaron las obras de Nicolás por nombre,
es seguro que las amonestaciones de Judas y II Pedro direccionaron las
doctrinas nicolaitas y los pecados.
Ideología nicolaita en Roma
La ideología y nombre icónico de Nicolás encajaba para
el surgir de una iglesia dominada por Roma en el siglo IV. Roma era el imperio
principal de la época, así que tan solo encajaba que los conceptos
fundamentales de doctrina y gobierno de la iglesia deberían comenzar a ser
filtrados a través de las manos romanas.
Como un imperio, Roma fue predominantemente latina
en idioma, pero el registro del Nuevo Testamento fue escrito en griego. Cuando
el libro de Apocalipsis fue liberado a la iglesia en griego, sin duda
esto fue un insulto a la iglesia proto-católica de occidente, latino parlante,
dominada por gentiles. Añadiendo al insulto, el libro vino desde el oriente, de
Juan—quien principalmente estaba asociado con las iglesias de Éfeso y Asia
menor—y no de la jerarquía de la iglesia en Roma.
Una reacción de esto fue el rechazo de Roma
de la autenticidad de las cartas a las 7 iglesias—ya que los primeros lideres
proto-católicos sin duda sintieron el pinchazo del juicio de Jesús en contra de
la doctrina nicolaita. Pero a estas alturas, el impulso estaba en marcha para
remplazar la autoridad fundamental de los apóstoles de Jesús por la de Roma. En
verdad, los “padres de la iglesia primitiva” no perdieron tiempo en rechazar y
remplazar las doctrinas originales de Cristo, suplantándolas con el espíritu de
Nicolás y las obras malvadas de su secta. Tan grande fue el retroceso en contra
de la autoridad de Juan y sus seguidores en Éfeso que hermanos fieles fueron
sacados de congregaciones a causa de su asociación con Juan.
Claramente, Jesús quiso usar Apocalipsis
para enfatizar la necesidad de aferrarse a la verdad y doctrina original.
Pero para Roma, Apocalipsis llegó a ser “la sal en la herida” y “la paja que rompió
la espalda del camello.”
Satanás, por supuesto, es el poder no visto detrás
de todo el movimiento nicolaita. En tiempo, Satanás usaría el legado icónico de
Nicolás y sus doctrinas en una forma que identificaría al cristianismo moderno
(protestante y católico) como falso. En verdad, la filosofía nicolaita
ha sobrevivido para llegar a ser la influencia dominante para las enseñanzas y
gobierno de lo que hemos tenido que aceptar como cristianismo occidental. Y
nada de eso vino de la Biblia, sino solamente de los cuentos de hadas y folclor
mítico. Irónicamente, ¡la ideología nicolaita está detrás de las mismas obras y
cultura que Jesús dice que Él odia!
La tradición nicolaita se propaga desde el
occidente
Es en el contexto de una historia eclesiástica antigua
que la importancia de ciertos eventos posteriores llega a ser clara. Poco más
de 50 años después de la muerte del apóstol Juan, uno de sus discípulos de Asia
menor, Policarpo, obispo de Esmirna, confrontó al obispo de Roma, Aniceto, en
relación a la observancia de la Pascua del 14. Aniceto vino de Homs, Siria, una
región de la conquista de Roma saturada con religiones ocultas. La historia
recuerda el debate de mediados de siglo de Policarpo con Aniceto como la Controversia
Cuartodecimana. Pero para entonces la influencia del dogma nicolaita había
prevalecido, al punto de Roma sustituir con el idolatra Easter la Pascua
como el día de honor del sacrificio de Cristo.
Pero el conflicto entre la autoridad de verdad
de Éfeso y la corrupta iglesia católica estaba recién comenzando. Tan solo unas
pocas décadas antes del reinado del Cesar Marcus Augustus, en el 195 dC, Policrates,
un discípulo de la segunda generación del ministerio de Juan en Asia Menor,
confrontó a Roma nuevamente sobre el tema de sustituir con el día de los ritos
de fertilidad de Easter la Pascua del 14.
En aquel tiempo, Víctor (latín para Nicolás),
de una provincia romana al norte de África, había llegado a ser obispo de Roma.
Policrates declaró sus objeciones a la observancia de Easter, pero fue en vano.
Subsecuente al debate sobre el tiempo de la Pascua de Jesús, Víctor excomulgó a
las iglesias de Asia menor por no seguir el ejemplo de la madre Roma en
denunciar la Pascua como el memorial de la crucifixión de Jesús. Así la mezcla
de verdad con astuto error de los nicolaitas prevaleció. Más aun, Víctor fue el
primer obispo en comenzar a usar el idioma latín para conducir la liturgia oficial
de la iglesia; anteriormente el griego había sido usado.
Por el siglo IV dC, un legado nicolaita comenzó
a evolucionar—completo con un “icono Nicolás.” En verdad, apareció un obispo de
Lycia llevando el nombre Nicolás. Hasta este día todas las religiones
del occidente romano lo recuerdan como San Nicolás.
Nicolás of Patara, Lycia, Asia menor, nació
por el 270 dC. Luego fue llamado San Nicolás por la iglesia de Roma. Historia y
tradición lo recuerdan por sus actos de dar regalos secretos. Su nombre no
podría haber sido más útil como un icono de folclor. Para el tiempo del Concejo
de Nicea del Emperador Constantino en el 325 dC, Nicolás estaba en su cúspide,
alrededor de los 55 años.
Sea por coincidencia o por deliberadamente
tomar pasos para promover la leyenda de Nicolás, el tiempo no podía haber sido más
perfecto. Hasta ahora, los hechos legendarios de Nicolás habían sido adheridos
a la iglesia romana en sí; pero en las eras por seguir, su legado llegaría a ser
una realidad icónica, influenciado todas las futuras generaciones de lo que es
llamado “cristianismo.”
Con el Concejo de Nicea, muchas de las
tradiciones místicas desde los días de Nicolás de Antioquía y más allá,
comenzaron a ser establecidas como doctrina—apoyado por el poder
eclesiástico romano e impuesto por ley civil.
La tradición de San Nicolás ha impulsado durante
mucho tiempo el misterio, misticismo y comercialización del cristianismo. El
mes de santidad de San Nicolás es diciembre, relacionando su misterio a las
fiestas antiguas del solsticio de invierno de finales de diciembre—una temporada
cuando la Grecia antigua y Roma aflojaban los estándares de conducta moral. En
el tiempo, prácticas idolatras relacionadas se arrastraron a congregaciones del
Nuevo Testamento. Judas, el medio hermano de Jesús, escribió con gran urgencia
en contra de los operativos clandestinos de los nicolaitas quienes estaban
tentando a cristianos descuidados a abrazar sus doctrinas místicas corruptas.
En nuestros días, el tiempo de “comercio religioso”
comienza en realidad a mediados de octubre, esperando la aterradora mascarada de
Halloween, otro festivo oculto del mundo cristiano de hoy. La línea de tiempo
del comercio y la celebración se extiende a diciembre con la navidad, y hasta
el nuevo año romano en enero 1. De aquí, el tema mítico continúa hasta el
miércoles de ceniza, luego al equinoccio de Isis (Easter) donde sus símbolos
tradiciones de pollitos y conejos de chocolate surgen con la estación de nueva
vida y fertilidad de primavera.
Los días de adoración de Dios y de guardar
las Fiestas en el hemisferio occidental siempre ocurren en los meses más
calientes de nuestras estaciones de primavera hasta otoño, mientras que los
“festivos comerciales” de lo oculto caen en el invierno oscuro y frio. Los
“tiempos señalados” de Dios intersectan con la doctrina nicolaita en el
importante memorial anual de la muerte de Jesucristo. Como fue notado, este
registro de conflicto—donde una línea fue firmemente trazada en las arenas de
la historia de la iglesia—es la de la Pascua del 14, en contraste con la
celebración de easter de Roma.
Navidades Antiguas
Los antiguos anglosajones y celtas de
Alemania y Holanda veían un fuerte parecido entre el Woden barbado (Odín)—el
dios celta del cual sale el “Woden’s day”, o miércoles—y San Nicolás, lo
cual abrió la puerta para mezclar la tradición Sinterklaus en el cristianismo
occidental. En algunas culturas, San Nicolás fue asociado con el árbol de
ceniza de los druidas (un prototipo del árbol de navidad) y se pensaba que
llevaba un deshollinador con él. Este Santa Woden también fue asociado con
cenizas y carbón, lo cual lleva fácilmente a la tradición religiosa del miércoles
de ceniza (la cual inicia la cuaresma). Las asociaciones son raras: el barbudo
Woden, miércoles, cenizas, arboles, deshollinador y San Nicolás.
En la religión de los vikingos, Odín (Woden)
es el rey de la cacería salvaje. Este poderoso cazador, típicamente descrito
con un ojo cerrado, se creía que lideraba una cadena de figuras mientras ellas,
al igual que santa y su trineo, atravesaban los cielos.
Parece que Satanás astutamente ha calificado
a los seguidores modernos de Cristo con aquello lo cual Jesús odia. Las obras
de Nicolás están vivas. Con un pie en la iglesia y un pie en la celebración de
los festivos del mundo, Nicolás ha llegado a ser el autor de un misterio
cultural y religioso. A través de filosofía, intriga y religión, amasó poder increíble
en las mentes de billones, creando una entrada para la ganancia más grande que
las naciones han conocido.
La mayoría contenderá que el legado de San Nicolás—la
navidad—es tan solo una de las tradiciones inofensivas que han evolucionado en
los siglos para llegar a ser un lugar común y aceptado en la sociedad moderna.
A Dios no le importa en verdad, concluyen, que la iglesia de Jesús ahora tenga
una mezcla hibrida de verdad bíblica y tradición pagana. En relación a la alabanza
de Dios, sugerirán que las prácticas del día presente tienen poca importancia a
los males de la antigüedad.
Sin embargo, la iglesia romana, la cual ha
legado muchas reliquias paganas al mundo protestante, no admite tal desconexión
con la historia. De hecho, el 11 de octubre de 1962, en su discurso al Concejo
del Vaticano, el cual comenzó en aquel otoño, el papa Juan 23 resumió toda la
historia de la iglesia. Reflexionando en todo lo que había sido antes—y viendo
hacia atrás especialmente a los credos y al Concejo de Nicea—el papa declaró
fuertemente, “Lo que fue, ¡aun es!”
Y ahora, mientras nos aproximamos al final
de la profecía de las 70 semanas de Daniel, esperamos la repetición del último
y literal Nikos, conquistador de la gente. Él será el último de las generaciones
de Nimrod—la cabeza coronada de la Gran Babel. Él aparece en representación con
un tercer templo en Jerusalén, contaminando su santuario. Este Nicolás de los
últimos días, un príncipe del pueblo, hará un pacto con muchos por 7 años (Daniel
9:27). Este príncipe mundial, de acuerdo al apóstol Pablo, en una suposición
descarada que él es un Epifanes (manifestación), se parará en el templo
en Jerusalén y clamará que él es el mismo Dios (II Tesalonicenses 2:7). Este
Nikos hará guerra en contra de los santos de Dios, y tendrá autoridad sobre
toda tribu, idioma y nación (Apocalipsis 13:7).
Y “Habrá un tiempo de problema, como nunca
fue desde que hubo nación” (Daniel 12:1). Pero Miguel se parará por los santos—y
este será el fin del asunto, el capítulo final de la extraña historia de
navidad. Finalmente, el mundo entenderá porque Jesús odia las obras y doctrina
de los nicolaitas.
—Dwight Blevins y Carl D. Franklin