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Restoring Original Christianity—for Today

Restaurando el cristianismo original—¡para hoy! 

Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica

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Fred R. Coulter

Ministro

 

 

Diciembre 17, 2020

         

Queridos hermanos,

 

          Lo que el mundo necesita es un volver a Dios, un volver a la moral verdadera—basada en los 10 mandamientos. Necesita haber un volver a la honestidad en todos los niveles de la sociedad, especialmente en religión y gobierno. Sin embargo, dado que “el mundo entero se encuentra en poder del maligno” (I Juan 5:19), esto simplemente no va a pasar.

          Lo que está pasando en el mundo permanece un misterio para la mayoría de la gente—incluso a quienes profesan ser cristianos quienes supuestamente leen sus Biblias. ¿Por qué? Porque no creen en verdad las Escrituras—ni obedecen lo que Dios manda. Por ejemplo, hace un tiempo alguien quien profesa ser cristiano me preguntó, “¿Por qué hay tantas iglesias “cristianas” en el mundo? ¿Por qué no puede ser solo una? ¡Eso me confunde!” Le dije que la respuesta es simple en verdad: “La gente quiere decirle a Dios que hacer, en vez de hacer ¡lo que Dios les dice que hagan!” Y agregué, “Los hombres creen que pueden mejorar sobre la Palabra perfecta de Dios al adicionar sus propias ideas humanas, tradiciones—y festivos.” Aunque él estuvo de acuerdo con mi respuesta, no tenía ni idea de lo que le estaba diciendo. Así que dejé que pensara en la respuesta que le di.

          Es exactamente como dijo Jesús de los líderes religiosos de este mundo: No todo el que me dice, ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino del cielo; sino aquel que está haciendo la voluntad de Mi Padre, Quien está en el cielo.  Muchos me dirán en aquel día [el día de juicio—y todos deben ir delante de la silla de juicio de Cristo], ‘Señor, Señor, ¿No profetizamos por medio de Tu nombre? Y ¿No echamos fuera demonios por medio de Tu nombre? Y ¿No hicimos muchas obras de poder por medio de Tu nombre?’ Y entonces les confesaré, ‘Nunca los conocí. Apártense de Mí, ustedes quienes obran ilegalidad’” (Mateo 7:21-23). Sí, muchos tienen una apariencia exterior de piedad, pero negando el poder de la verdadera piedad” (II Timoteo 3:5).

          La mayoría de la gente es sincera, creen que lo que están haciendo es “correcto.” Pero sus profesores no enseñan de la Biblia entera—solo partes seleccionadas son usadas. Esto lleva a desobediencia y ceguera espiritual. Tales “creyentes” no caen en cuenta que Satanás el diablo esta activamente engañando al mundo entero (Apocalipsis 12:9) a través de sus siervos—líderes religiosos y del gobierno.

          Bajo la influencia del engaño masivo, la mayoría de la gente hoy en día camina “de acuerdo al curso de este mundo, de acuerdo al príncipe del poder del aire, el espíritu [Satanás el diablo] que está ahora trabajando dentro de los hijos de desobediencia; entre quienes también todos nosotros una vez tuvimos nuestra conducta en las lujurias de nuestra carne, haciendo las cosas deseadas por la carne y por la mente, y éramos por naturaleza los hijos de ira, así como el resto del mundo” (Efesios 2:2-3). En verdad, virtualmente toda la sociedad funciona en engaño espiritual—así como lo escribió el profeta Isaías: “Será incluso como cuando un hambriento sueña, y he aquí, él come, pero despierta y su alma está vacía; o como cuando un hombre sediento sueña, y he aquí, él bebe; pero despierta, y he aquí, está débil y su alma esta anhelante.¡Estén aturdidos y asombrados! ¡Cieguen sus ojos y sean ciegos! Ellos están borrachos, pero no con vino; tambalean, pero no por bebida fuerte, porque el SEÑOR ha derramado sobre ustedes el espíritu de sueño profundo, y ha cerrado sus ojos; Él ha cubierto a los profetas y a sus gobernantes, y a los videntes. Y la visión de todos ha llegado a ser para ustedes como las palabras de un libro que esta sellado, el cual ellos dan a uno que es aprendido diciendo, “Por favor lee esto,” y él dice, “No puedo, porque está sellado.” Y el libro es entregado a quien no es aprendido, diciendo, “Por favor lee esto,” y él dice, “No soy aprendido.” Y el SEÑOR dijo, “Porque este pueblo se acerca a Mí con sus bocas, y con sus labios Me honran, pero su adoración de Mí es conforme a las tradiciones de hombres aprendidas por rutina, y su temor hacia Mi es enseñado por los mandamientos de hombres” (Isaías 29:8-13).

          Sí, los hombres quieren “ser religiosos”—alabar de labios a Dios—mientras se deleitan en las obras y tradiciones de su marca de “cristianismo.” Consecuentemente, la mayoría de los así llamados “cristianos” creen que Dios aprueba en verdad sus estilos de vida—aunque saben que tales prácticas son paganas en origen y contrarias a las Palabras de Dios (tales como los festivos populares del cristianismo mundano). El resultado es que Dios ciega sus ojos y entendimiento: “Por tanto, he aquí, procederé a hacer de nuevo una obra estupenda entre este pueblo, incluso una obra estupenda y una maravilla, porque la sabiduría de sus sabios morirá, y la sabiduría de sus inteligentes desaparecerá” [llegarán a ser tontos (Romanos 1:18-22)]” (verso 14).

          Nuevamente Pablo escribe sobre la ceguera del mundo traída por el engaño de Satanás: “Pero si nuestro evangelio es escondido, es escondido para aquellos que están pereciendo; en quienes el dios de esta era ha cegado las mentes de aquellos que no creen,… (II Corintios 4:3-4).

          Este es el “camino amplio” que lleva a muerte, como dijo Jesús: “...porque ancha es la puerta y amplio es el camino que lleva a la destrucción, y muchos [la mayoría del mundo] son aquellos que entran a través de ella” (Mateo 7:13). Este es el camino del mundo—y el mundo ama lo suyo (Juan 15:19). Pero Dios nos ordena no amar al mundo—no vivir como el mundo vive. Juan escribe, “No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si cualquiera ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que está en el mundo—la lujuria de la carne, y la lujuria de los ojos, y el orgullo pretencioso de la vida física—no es del Padre, sino es del mundo” (I Juan 2:15-17).

          Todas las religiones claman un camino hacia Dios—pero ultimadamente sus reclamos son vacíos y sin valor. Algunos de hecho tuercen y distorsionan la Escritura en desafío a Dios: “¡Ay de aquellos que profundizan para esconder sus propósitos del SEÑOR! Y sus obras están en la oscuridad, y dicen, “¿Quién nos ve? ¿Y quién nos conoce?” ¡Ciertamente, ustedes han volteado las cosas al revés! ¿Será el alfarero considerado como el barro de alfarero; porque la obra dirá de quien la hizo, “Él no me hizo?” ¿O la cosa formada le dirá a quien la formó, “Él no tuvo entendimiento?”” (Isaías 29:15-16).

          ¿Y a quien hace Dios responsable? Hoy, son los ministros, pastores y profesores. El profeta Ezequiel los expone: “Hay conspiración de sus profetas  [pastores] en medio de ella, como un león rugiente desgarrando su presa. Ellos han devorado almas; han tomado el tesoro y cosas preciosas; ellos hicieron muchas viudas en medio de ella. Sus sacerdotes [ministros] han hecho violencia a Mi ley [al clamar que ha sido abolida] y han profanado Mis cosas santas [tales como el Sábado y días santos—también considerados abolidos]. No han puesto diferencia entre lo santo y lo profano, y no han enseñado la diferencia entre lo impuro y lo puro, y han OCULTADO SUS OJOS DE MIS SÁBADOS, y Yo soy profanado entre ellos... Y sus profetas se han cubierto ellos mismos con blanqueador, viendo visiones falsas y adivinando mentiras hacia ellos [sus rebaños], diciendo, ‘Así dice el Señor DIOS;’ cuando el SEÑOR no ha hablado.” (Ezequiel 22:25-26, 28).

          Dios no ve esto como simple ignorancia o carencia de conocimiento de los líderes religiosos. Él lo declara por lo que es—una ¡conspiración deliberada! Dios ha hecho que más de 10 billones de Biblias, además de las versiones digitales, sean publicadas casi que en todo idioma (Marcos 13:10). Pero han cerrado sus ojos a la verdad. Si genuinamente buscaran la Palabra de Dios, podrían saber la verdad. ¡Pero la han rechazado! Así, no entienden la Biblia o el plan de Dios para la humanidad—incluso cuando está ¡justo al frente de ellos!

          Por ejemplo: Todo el mundo sabe que “la navidad” no se encuentra en la Biblia. Pero dado que a la gente se le dice que el festivo conmemora el nacimiento de Jesús, están dispuestos de observar la ocasión como una práctica cristiana “autorizada.” Así que incluso cuando están equivocados, la gente cree que su “bondad” es aceptada por Dios—porque son sinceros. Pero Dios nunca acepta el pecado—bajo ninguna circunstancia. Aquí está como Dios lo ve: “Pero al malvado Dios dice, “¿Qué derecho tienes para declarar Mis estatutos, y tomar Mi pacto en tu boca? Sí, odias ser enseñado, y echas Mis palabras tras de ti. Cuando viste un ladrón, entonces estuviste complacido de estar con él, y has tenido parte con adúlteros.

          “Das tu boca al mal, y tu lengua enmarca engaño. Te sientas; hablas contra tu hermano; calumnias al hijo de tu propia madre. Estas cosas has hecho, y He guardado silencio; pensaste que era como tú, pero te reprenderé, y las colocaré en orden ante tus ojos. Ahora considera esto, tú que olvidas a Dios, no sea que te desgarre en pedazos, y no haya nadie que libre” (Salmo 50:16-22).

          Dios también condena a los líderes del gobierno y a los políticos. “Sus gobernadores en medio de ella son como lobos desgarrando la presa, para derramar sangre y destruir almas, para conseguir ganancia injusta” (Ezequiel 22:27). ¡Esto describe perfectamente los líderes de este mundo! La mayoría de ellos entran al oficio con medios modestos y terminan ricos. ¿Cómo? Es llamado política—mentir, engañar y robar.

          ¿Qué clase de sociedades han creado las así llamadas naciones “cristianas”? En vez de amor, bondad, honestidad y verdad, ¿qué encontramos? Isaías da la respuesta: “Ay de aquellos que atraen iniquidad con cuerdas de vanidad, y pecado con cuerdas de carreta; quienes dicen, “¡Dese Él prisa y acelere Su obra, para que podamos verla; y que el propósito del Santo de Israel se acerque y venga, para que podamos saber!” ¡Ay de aquellos que llaman al mal bien y al bien mal; que ponen oscuridad por luz y luz por oscuridad; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!

          “¡Ay de aquellos que son sabios a sus propios ojos, y prudentes a su propia vista! ¡Ay de aquellos que son poderosos para beber vino, y hombres de fuerza para mezclar bebida fuerte: quienes justifican al malo por un soborno, y quitan la justicia del justo de él! Por tanto como el fuego devora el rastrojo, y la llama quema la paja; su raíz será como podredumbre, y sus flores subirán como polvo porque han desechado la ley del SEÑOR de los ejércitos, y despreciado la Palabra del Santo de Israel. Por tanto, la ira del SEÑOR está encendida contra Su pueblo, y Él ha extendido Su mano contra ellos, y los ha afligido;... En todo esto Su ira no está apartada,…” (Isaías 5:18-25).

          Las religiones y gobiernos de este mundo son ciegos y corruptos porque el hombre ha rechazado la Palabra de Dios como el estándar para vivir. Todos los problemas que enfrentamos son el resultado del juicio correctivo de Dios—el cual viene automáticamente cuando las leyes y mandamientos de Dios son quebrantados. Aquellas leyes y mandamientos son activos y siempre funcionan—afectando individuos, comunidades e incluso naciones enteras. Este es el mundo en el que vivimos—y nada cambiará hasta el regreso de Jesucristo y la resurrección de los santos a vida eterna.

          ¿Cómo debemos vivir en el mundo, pero no ser parte del mundo? Mientras aun vivimos en el mundo, no debemos ser del mundo—“Babilonia la Grande.” El apóstol Juan escribe: “Porque todas las naciones se han emborrachado del vino de la furia de su fornicación, y los reyes de la tierra han cometido fornicación con ella, y los comerciantes de la tierra se han vuelto ricos a través del poder de su lujo.” Y escuché otra voz desde el cielo, diciendo, “Sal de ella [no viva como el mundo vive], pueblo Mío, para que no tengas parte en sus pecados, y no recibas de sus plagas, porque sus pecados han llegado tan lejos como el cielo, y Dios ha recordado sus iniquidades ” (Apocalipsis 18:3-5).

          Vivimos en el mundo, pero no somos parte del mundo—esto es, no vivimos como el mundo vive. En Su oración final antes que fuera arrestado, Jesús oró al Padre por nosotros: “Pero ahora vengo a Ti [Padre Santo]; y estas cosas estoy hablando mientras aún en el mundo, para que puedan tener Mi gozo cumplido en ellos. Les he dado Tus palabras, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, así como Yo no soy del mundo. No oro que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, así como Yo no soy del mundo.

          “Santifícalos en Tú verdad; Tu Palabra es la verdad. Así como Me enviaste al mundo, Yo también los he enviado al mundo. Y por amor a ellos Me santifico a Mí mismo, para que ellos también puedan ser santificados en verdad. No oro por éstos solamente, sino también por aquellos que creerán en Mí a través de su palabra; que todos ellos puedan ser uno; así como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti; que ellos también puedan ser uno en Nosotros, para que el mundo pueda creer que Tú sí Me enviaste” (Juan 17:13-21). Así, debemos separarnos del mundo, santificados por la verdad y por el Espíritu Santo. Sí, vivimos en este mundo—pero ¡no somos parte de esta “Babilonia la Grande”!

          ¿Qué nos separa verdaderamente del mundo? El amor de Dios y nuestra observancia de Sus mandamientos. Emparejado con el Espíritu Santo en nosotros, este es el fundamento de nuestra relación con Dios. Jesús ordenó: “El primero de todos los mandamientos es, ‘Oye, Oh Israel. Nuestro único Dios es el Señor, el Señor. Y amarán al Señor su Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con toda su mente, y con toda su fuerza.’ Este es el primer mandamiento. Y el segundo es como este: ‘Amarán a su prójimo como a ustedes mismos.’ No hay otro mandamiento más grande que estos”” (Marcos 12:29-31).

          Jesús también adicionó otro mandamiento de amor. Debemos amarnos unos a otros como Jesús Mismo nos ama: “Un nuevo mandamiento les doy; que se amen el uno al otro en la misma forma en que Yo los he amado, así es como deben amarse el uno al otro.Como el Padre Me ha amado, Yo también los he amado; vivan en Mi amor. Si guardan Mis mandamientos, vivirán en Mi amor; así como Yo he guardado los mandamientos de Mi Padre, y vivo en Su amor. Estas cosas les he hablado, para que Mi gozo pueda vivir en ustedes, y que su gozo pueda ser pleno. Este es Mi mandamiento: Que se amen uno al otro, como Yo los he amado” (Juan 13:34; 15:9-12).

          En su primera epístola, Juan nos dice cómo debemos vivir en el amor de Dios y amarnos unos a otros. “Hijitos míos, no deberíamos amar de palabra, ni con nuestras lenguas; más bien; deberíamos amar en hecho y en verdad. Y en esta forma sabemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de Él, que si nuestros corazones nos condenan [porque estamos fallando], Dios es más grande que nuestros corazones, y sabe todas las cosas. Amados, si nuestros corazones no nos condenan, entonces tenemos confianza hacia Dios. Y cualquier cosa que podamos pedir recibiremos de Él porque guardamos Sus mandamientos y practicamos aquellas cosas que son agradables a Su vista.

          “Y este es Su mandamiento: que creamos en el nombre de Su Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, exactamente como Él nos dio mandamiento. Y aquel que guarde Sus mandamientos está viviendo en Él, y Él en él; y por esto sabemos que Él está viviendo en nosotros: por el Espíritu el cual Él nos ha dado” (I Juan 3:18-24).

          En vez de conformarnos al mundo, debemos tener nuestras mentes renovadas y transformadas a través del poder del Espíritu Santo, como escribe Pablo: “Los exhorto por tanto, hermanos, por las misericordias de Dios, a presentar sus cuerpos como un sacrificio vivo, santo y bien agradable a Dios, el cual es su servicio espiritual. No se conformen ustedes mismos a este mundo, sino sean transformados por la renovación de sus mentes para que puedan probar lo que es bien agradable y bueno, y la perfecta voluntad de Dios” (Romanos 12:1-2).

          Es por eso que oramos y estudiamos cada día. Este es el proceso de salvación. Crecemos y vencemos diariamente mientras desarrollamos la mente de Cristo (Filipenses 2:5). Crecemos en amor y gracia, mientras amamos a Dios y guardamos Sus leyes y mandamientos por el poder de Su Espíritu. Mientras nos rendimos a Dios, Él escribe Sus leyes y mandamientos en nuestros corazones y mentes, de modo que estaremos caminando en el camino del Señor: “Y por este estándar sabemos que lo conocemos: si guardamos Sus mandamientos.si cualquiera está guardando Su Palabra, verdaderamente en aquel el amor de Dios está siendo perfeccionado. Por este medio sabemos que estamos en Él. Cualquiera que reclame vivir en Él está obligándose a sí mismo también a caminar incluso como Él mismo caminó” (I Juan 2:3, 5-6).

          Note lo que escribió el apóstol Pedro concerniente a nuestra transformación de vivir como vive el mundo a vivir a la manera de Dios: “Consecuentemente, dado que Cristo ha sufrido por nosotros en la carne, ármense a sí mismos también con la misma mente porque aquel que ha sufrido en la carne ha terminado de vivir en pecado para este fin: que no viva más su tiempo restante en la carne para las lujurias de los hombres, sino para la voluntad de Dios. Porque el tiempo pasado de nuestras vidas es suficiente para haber hecho la voluntad de los gentiles, cuando nosotros mismos caminábamos en libertinaje y lujuria, y éramos corrompidos con vino, parrandas, bebidas e idolatrías desenfrenadas. Viendo esta diferencia en su comportamiento, están asombrados que ustedes no corren con ellos en las mismas corrupciones desbordantes [sus fiestas paganas a sus dioses], y los insultan” (I Pedro 4:1-4).

          El apóstol Pablo también escribió sobre nuestro salir del mundo para vivir el camino de Dios a través de Cristo. “Así entonces, declaro y testifico esto en el Señor que ustedes ya no deben caminar incluso como el resto de los gentiles están caminando, en la vanidad de sus mentes, teniendo su entendimiento oscurecido, siendo alienados de la vida de Dios a través de la ignorancia que está en ellos, por la dureza de sus corazones. Ellos han desechado todos los sentimientos, y se han rendido a sí mismos al libertinaje, a obrar cada impureza con deseo insaciable.

          “Pero ustedes no han aprendido así a Cristo; si ciertamente lo han escuchado y han sido enseñados en Él, de acuerdo a la verdad en Jesús: Que concerniente a su antigua conducta, ustedes se quiten el viejo hombre, el cual es corrupto de acuerdo a la lujuria engañosa; y que sean renovados en el espíritu de su mente; y que se pongan el nuevo hombre, el cual es creado en justicia y santidad de la verdad de acuerdo a Dios” (Efesios 4:17-24).

          Finalmente, Pablo escribe del máximo estándar de nuestra conducta: “Por tanto, sean imitadores de Dios, como hijos amados; y caminen en amor, incluso como Cristo también nos amó, y Se dio a Sí mismo por nosotros como una ofrenda y un sacrificio de aroma perfumado a Dios” (Efesios 5:1-2).

          Así es como debemos vivir en el mundo—pero permanecer separados espiritualmente del mundo.

          Gracias hermanos por todas sus oraciones por nosotros y el resto de hermanos donde sea que estén en el mundo. Todos necesitamos la intervención y protección de Dios en todo momento. Muchos hermanos necesitan ser sanados de varias enfermedades y males. Mientras podemos ser lo débil de mundo, debemos ser fuertes en Dios el Padre y Jesucristo. Nuevamente, gracias por su continuo soporte a través de sus diezmos y ofrendas, especialmente en estos tiempos difíciles. Que Dios el Padre y Jesucristo continúe bendiciéndolos en todas las cosas. Que Dios continúe derramando Su gracia, amor y fortaleza espiritual sobre usted personalmente. Continuamos orando por ustedes diariamente.

 

Con amor en Cristo Jesús,

 

Fred R. Coulter

 

FRC

 

 
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