APENDICE D
(Tomado del libro “El día que Jesús el Cristo murió.”)
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La Pascua Cristiana versus
la Cena del Señor, la Comunión,
la Eucaristía o el Sacrificio de la Misa
Por
Fred R. Coulter
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
Nota: Todas
las Escrituras han sido traducidas de The Holy Bible In Its Original Order (La
Santa Biblia en Su orden Original), segunda edición.
Hoy en día, la cristiandad practica la
“Cena del Señor”, también conocida como la “Comunión,” o en el Catolicismo, la
“Eucaristía,” o el “Sacrificio de la Misa.” A la mayoría de los que profesan el
Cristianismo, se les ha enseñado y por consiguiente creen, que lo que ellos
observan, es lo que Jesucristo y los apóstoles también observaron y enseñaron.
Sin embargo, el Nuevo Testamento muestra, que en la noche de Su
última Pascua, Jesucristo instituyó la Pascua Cristiana del Nuevo Pacto, la
cual siguió siendo guardada por la Iglesia Apostólica Primitiva por más de 100
años.
Después de la muerte del apóstol Juan en el año 100 d.C. y siendo
influenciadas por practicas Helenísticas Paganas, provenientes de
Roma y Egipto, las iglesias primitivas fueron confrontadas con una intensa
guerra doctrinal acerca de la observancia de la Pascua Cristiana en el catorceavo
día del primer mes. La observancia de la Semana Santa eventualmente fue
adoptada en lugar de la Pascua. La celebración de la Eucaristía (el sacrificio
de la Misa) y otras prácticas “cristianas” nuevas—como el “día de reposo” en
domingo en lugar del séptimo día Sábado—también fueron adoptadas.
Con todo, las iglesias de Dios en Asia Menor retuvieron la observancia del
séptimo día Sábado, la Pascua del día 14 y todos los Días Santos bíblicos.
El historiador Samuele Bacchiocchi denota correctamente que numerosos
pasajes muestran que el apóstol Pablo, el apóstol a los gentiles “…aún
respetaba y regulaba su vida por el calendario litúrgico normativo del templo”
(Del Sábado al Domingo, p. 81) No hay ninguna duda de que el calendario
al que se refiere, es el sagrado calendario hebreo calculado, el cual todavía
es usado por las verdaderas Iglesias de Dios hoy en día. Bacchiocchi menciona
también: “Además sabemos que a partir de las fuentes cuartodecimanas (es decir,
aquellos que guardaban la pascua el 14 de Nissan de acuerdo a las cuentas
judaicas), las cuales aparentemente representaban una continuación directa de
las costumbres de la Iglesia primitiva, que la fiesta Pascual [La Pascua del
Nuevo Pacto] en efecto era observada por los Cristianos… que hasta el año 135
d.C, cristianos en todas partes [refiriéndose a congregaciones judías y
gentiles] observaban la Pascua en la fecha judía…” (Ibídem p. 81).
En Asia Menor en el año 150 d.C., Polícrates, un fiel ministro de
Dios resistió a los obispos de Roma y Egipto. Él defendió la práctica
apostólica de la observancia de la Pascua Cristiana en el día 14 del primer mes
del calendario hebreo calculado. Eusebio registró el testimonio de Polícrates,
el líder de la resistencia de Asia menor, quien se mantuvo firme contra esta
invasión de falsa doctrina: “…pero los obispos en Asia fueron liderados por
Polícrates en la persistencia de que era necesario mantener la costumbre que
les había sido dada desde antaño [Por Jesucristo y los apóstoles]. Polícrates
mismo, en una carta que mandó a Víctor y a la iglesia de Roma,
expone la tradición que había venido a él de la siguiente manera: ‘Por lo tanto
nosotros guardamos el día sin desviarnos, sin quitarle ni añadirle, porque en
Asia duermen grandes luminarias, y ellas se levantarán en el Día de la venida
del Señor, cuando venga con gloria del cielo, a buscar [y a resucitar] a todos
los santos. Tales fueron Felipe de los doce apóstoles, y dos de sus hijas que
envejecieron como vírgenes, quienes duermen en Heirapolis, y otra hija suya,
quien vivió en el Espíritu Santo, descansa en Éfeso. Por otra parte, está Juan
quien descansó en el pecho del Señor… el mártir, y maestro. Él duerme en
Éfeso. Está también Policarpo de Esmirna, que fue tanto obispo como
mártir, y que duerme en Laodicea, y Parpirio también, el bendito, y Melito el
eunuco, quien vivió completamente en el Espíritu Santo, y quien yace
en Sárdis, esperando la visita del cielo cuando se levantará de los
muertos. Todos estos guardaron el día catorce de la Pascua, de acuerdo
al evangelio, sin desviarse, sino siguiendo conforme a la regla de la fe. Y
yo también Polícrates, el menor entre todos ustedes, vivo de acuerdo a la
tradición de mis parientes, y a algunos de ellos he seguido. Pues siete en mi
familia fueron obispos y yo soy el octavo, y mis parientes siempre guardaron el
día en que la gente se deshace de la levadura. Entonces hermanos, yo, que he
vivido sesenta y cinco años en el Señor, y he conversado con los hermanos de
todos los países y estudiado todas las sagradas Escrituras, no temo a las
amenazas, porque los que son mayores que yo dijeron: “Es mejor obedecer a Dios
que a los hombres”’” (Eusebio, La historia Eclesiástica, Vol.
I, pp. 505-507).
Después de la muerte de Polícrates y de sus compañeros
cristianos en Asia menor, las Iglesias de Dios continuaron resistiendo la
implacable conspiración pagana contra la verdadera fe de Jesucristo. No solo
continuaron practicando las verdaderas enseñanzas del Nuevo Testamento, sino
también preservaron el texto auténtico del Nuevo Testamento, ahora conocido
como el texto Bizantino. Otros hermanos fieles estaban en el distante valle de
Mesopotamia, las regiones montañosas de Europa y las islas británicas. Los
verdaderos hermanos cristianos de estas regiones, preservaron fielmente la fe
cristiana de los estragos de las comunidades romanas, ortodoxas, judío
ortodoxas y gnósticas. Oponiéndose a toda influencia corrupta, y preservando el
testimonio de Jesucristo y la verdadera Pascua Cristiana.
La Verdadera Pascua Cristiana:
Cuando examinamos de cerca las Escrituras del Nuevo Testamento, es muy evidente
que Jesucristo, Quien era Dios manifestado en la carne, instituyó la Pascua del
Nuevo Pacto-La Pascua Cristiana- en la noche del día 14 del primer mes del
calendario hebreo calculado. La Pascua en el Antiguo Testamento fue
originalmente instituida por Dios mismo en el día 14 del primer mes en el año
1488 A.C. (Génesis 15; Éxodo 12 y Levítico 23:4-5). Se observaría una vez al
año en esa fecha solamente. Hubo solo una excepción para aquellos quienes
estaban impuros o en un viaje por fuera del país. Si alguien ya era limpio al
cabo de un mes, o volvía dentro de los límites de Israel dentro de un mes,
entonces ellos podían guardar la Pascua en el día 14 del segundo mes (Números
9:9-14).
Bajo el Antiguo Pacto, la Pascua se
celebraba en memoria de la salida de Israel de la esclavitud en Egipto. La
esclavitud de Israel en Egipto era un precursor físico que apuntaba a la
condición espiritual del hombre en la esclavitud del pecado. Vemos el
cumplimiento de este “tipo” cuando Jesús es sacrificado como El Cordero de la
Pascua definitivo (I Corintios 5:7). Justo como el cordero del Antiguo
Testamento simbolizaba la redención de Dios de una muerte segura, así también Cristo,
a través de Su sacrificio, ha liberado a aquellos llamados al “Israel
Espiritual”—La iglesia—de la muerte eterna.
La Pascua revela el amor de Dios en la entrega de Su hijo
unigénito para redimir a la humanidad, trayendo la remisión del pecado a través
de Su sangre. A través de Su sacrificio, el Nuevo Pacto fue introducido, dando
paso a la promesa de la vida eterna. Para aquellos bajo el Nuevo Pacto, la
Pascua Cristiana es un tiempo de renovación y re-dedicación a la relación de su
pacto con Dios el Padre y Jesucristo.
Cuando Jesús instituyó la nueva ceremonia de la Pascua
Cristiana, no cambió el día o la frecuencia de su observancia. La nueva
ceremonia consiste del lavamiento de pies, de comer el pan sin levadura y de
beber el vino. La Pascua Cristiana nunca se observaría más de una vez al año—y esto, solo en la
noche del día 14 del primer mes.
La
Cena del Señor: Pablo escribió sus dos epístolas a la congregación
de los Corintios para corregirlos respecto a muchas cosas. La mayoría de estas
prácticas erróneas y herejías, aparentemente fueron el resultado de falsos
apóstoles, a quienes los hermanos habían permitido entrar a sus congregaciones
para enseñarles falsas doctrinas y otro Jesús: “Porque ciertamente, si alguien viene predicando otro Jesús,
a quien nosotros no predicamos, o reciben un espíritu diferente, el cual no
recibieron, o un evangelio diferente, el cual no aceptaron, ustedes se
contentan con esto como algo bueno.” (II Corintios 11:4). Además les advirtió, que independientemente
de la forma en que aparecieron o lo que dijeron, ellos eran de Satanás y no de
Dios: “Porque tales son falsos
apóstoles—trabajadores engañosos que están transformándose a sí mismos en
apóstoles de Cristo. Y no es de maravillarse, porque Satanás mismo se
transforma a si mismo en un ángel de luz. Por tanto, no es gran cosa si
sus siervos también se transforman a sí mismos en ministros de justicia—cuyo
fin será de acuerdo a sus obras.” (Versos
13-15).
Una práctica en cuestión era la llamada
“Cena del Señor” en I Corintios 11:20. Algunos erróneamente creen que Pablo
estaba corrigiendo a los Corintios por comer inapropiadamente la “Cena del
Señor” pero en realidad estaba corrigiendo una herejía: “Ahora en esto que les estoy mandando,
no los alabo, porque cuando se reúnen, no es para mejorar sino para empeorar.
Porque primero que nada, escucho que hay entre ustedes divisiones cuando están
reunidos en la iglesia, y en parte lo creo. Porque es necesario que herejías
estén entre ustedes, para que aquellos que son aprobados puedan
manifestarse entre ustedes” (versos 17-19).
Pablo explicó que las enseñanzas concernientes a la
Pascua fueron aquellas que él personalmente había recibido del Señor. “Porque yo recibí del Señor lo que también entregué a
ustedes, que el Señor Jesús en la noche en la cual fue traicionado tomó pan;”
(I Corintios 11:23). La noche en que Jesucristo fue traicionado fue
la noche de la Pascua: “Luego en el primero de los sin
levadura, los discípulos vinieron a Jesús, diciéndole, “¿Dónde deseas que preparemos
para que comas la Pascua?” Y Él dijo, “Vayan a la ciudad a tal hombre, y
díganle, ‘El Maestro dice, “Mi tiempo está cerca; Yo guardaré la Pascua con
Mis discípulos en tu casa.” ’ ” Entonces los discípulos hicieron
como Jesús les había dirigido, y prepararon la Pascua. Y después de que
había llegado la noche, Se sentó con los doce.” (Mateo 26:17-20). El
relato de Lucas dice: “Entonces fueron y
encontraron todo exactamente como Él les había dicho; y prepararon la
Pascua. Luego cuando la hora había llegado, Él se sentó, y los doce
apóstoles con Él. Y les dijo, “Con verdadero deseo he deseado comer
esta Pascua con ustedes antes que sufra. Porque les digo que no comeré de
esta otra vez hasta que sea cumplida en el reino de Dios” ” (Lucas 22:13-16).
El apóstol Pablo escribió:
“Por tanto, límpiense de la vieja levadura, para que
puedan convertirse en una nueva masa, incluso como están sin levadura.
Porque Cristo nuestra Pascua fue sacrificado por nosotros. Por esta razón,
guardemos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura
de malicia y maldad, sino con el pan sin levadura de sinceridad y
verdad” (I Corintios 5:7-8).
Lo que sea que los
Corintios guardaban y llamaban “La Cena del Señor” no era para comerla cuando
se reunieran. En la negación más fuerte posible, Pablo escribió: “Por tanto, cuando se reúnen en un lugar, no es para
comer la cena del Señor.” (I Corintios
11:20). En el griego ouk ouk, se traduce como “no” señalando la imposibilidad de comer “La
cena del Señor.” Por otra parte, Pablo escribió específicamente que si alguien
tenía hambre, él o ella comiera en su casa antes de venir a observar la Pascua Cristiana:
“Pero si alguien tiene hambre, que coma en casa, para
que no haya causa para juicio cuando se reúnan. Y los otros
asuntos los pondré en orden cuando vaya” (verso 34).
Todas las
demás referencias a “La cena del Señor” y más tarde a la “Eucaristía” vienen de
los “padres de la iglesia primitiva” en Roma y Egipto. La mayoría de la gente
ha asumido, creído y aceptado como un hecho que los “Padres de la iglesia
primitiva” son los sucesores de los apóstoles, porque la Iglesia Católica
Romana así lo ha enseñado. Sin embargo, la historia demuestra que no fueron los
verdaderos sucesores de los apóstoles, sino los sucesores de los falsos
apóstoles, como encontramos en los escritos del Nuevo Testamento.
Comunión: Los traductores de la versión de la Biblia King James 1611,
tradujeron la palabra griega koinwnia koinonia como
“comunión” para reflejar su interpretación posterior, sin embargo koinonia,
predominantemente es traducida como “compañerismo.” En la versión King James,
de las 19 veces que koinonia es utilizada en el texto Griego
del Nuevo Testamento, 12 veces es traducida como “compañerismo”; 4 veces como
“comunión”; 1 vez como “contribución”; 1 vez como “comunicar”; y 1 vez como
“comunicación.”
En I Corintios 10, la palabra Koinonia debería
ser traducida más propiamente como “compañerismo” en lugar de “comunión” en
referencia a la Pascua Cristiana. Una traducción más exacta lo deja en claro: “Por tanto, mis amados, huyan de la idolatría. Hablo como a aquellos
que son sabios; ustedes juzguen lo que digo. La copa de bendición que
bendecimos, ¿no es el compañerismo de la sangre de Cristo? El pan que
partimos, ¿no es el compañerismo del cuerpo de Cristo? Porque
nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo y un pan, porque todos nosotros
somos partícipes del pan. Consideren al Israel conforme a la
carne. ¿No son aquellos quienes comen los sacrificios partícipes del altar?
¿Qué estoy diciendo entonces? ¿Que un ídolo es cualquier cosa, o que lo que es
sacrificado a un ídolo es cualquier cosa? Solamente que lo que los gentiles
sacrifican, lo sacrifican a demonios, y no a Dios; y no deseo que ustedes
tengan compañerismo con demonios. No pueden beber la copa del Señor, y la
copa de demonios. No pueden participar de la mesa del Señor, y la
mesa de demonios.” (I Corintios 10:14-21) De
estas escrituras, podemos decir que aparentemente los cristianos corintios aun
practicaban algunos rituales paganos del templo.
Después de la muerte de los apóstoles, la cristianización de
prácticas paganas cobró impulso. La historia demuestra que a través de los
siglos, la iglesia Católica apropió varios festivales paganos, y los renombró,
poniéndoles un barniz “cristiano” y atribuyendo un nuevo significado a su
observancia. El reverendo Luís Laravoire Morrow confirma que esto es de acuerdo
a las tradiciones de la iglesia Católica: “En la historia de la Iglesia encontramos
que ella cristianizaba festivales paganos a menudo, usando las fechas y
ceremonias, dotándolas con una significancia Cristiana totalmente nueva” (Mi
Fe Católica, p. 416).
El antiguo Israel también adoptó practicas
paganas en violación
directa de los Mandamientos de Dios aunque Dios específicamente les advirtió
antes de entrar a la tierra prometida: “Sean
cuidadosos de observar y obedecer todas estas palabras las cuales les mando,
para que pueda irles bien a ustedes y a sus hijos después de ustedes para
siempre cuando hagan esto lo cual es bueno y recto a la vista del SEÑOR
su Dios. Cuando el SEÑOR su Dios corte las naciones delante de ustedes, a donde
van a poseerlas, y tomen su lugar y vivan en su tierra, presten atención a sí
mismos que no lleguen a estar atrapados por seguirlas, después que sean
destruidas de delante de ustedes, y no pregunten acerca de sus dioses,
diciendo, ‘¿Cómo sirvieron estas naciones a sus dioses para que yo pueda
también hacer de la misma manera?’ No harán así al SEÑOR su Dios,
porque cada abominación al SEÑOR, las cuales Él odia, ellos han hecho a sus
dioses; incluso sus hijos y sus hijas han quemado en el fuego a sus dioses. Cualquier
cosa que les mando, sean cuidadosos de hacerla. No adicionarán a esto, ni
quitarán de esto”” (Deuteronomio
12:28-32).
La Eucaristía - el
Sacrificio de la Misa: Los Católicos dicen que Jesucristo
instituyó la “Eucaristía,” el llamado “Sacrificio de la Misa” en la noche de Su
última cena. Esto no es correcto. Jesucristo instituyó la Pascua Cristiana. ¡Él
nunca habría instituido una ceremonia derivada de un grado de paganismo gentil!
(Ver el libro exhaustivo de Alexander Hislop, Las
Dos Babilonias, pág. 245; para una
completa disertación histórica y teológica, que muestra que la Eucaristía
Católica Romana o Sacrificio de la Misa, se derivó de religiones paganas, y no
de las Escrituras.)
Por otra parte la doctrina de la iglesia Católica
ostenta que el sacerdote que dirige la misa tiene el poder para llamar a que
Cristo descienda del cielo y ordenarle que ponga la presencia literal de Su
cuerpo y Su sangre en las obleas y el vino consagrados para la celebración de
la Eucaristía.
Esto es herejía. Ningún hombre puede
ordenarle a Dios nada en ningún momento, si esto fuera así, entonces el hombre sería
Dios, y Dios sería su esclavo.
Además, es una imposibilidad absoluta que literalmente la carne y sangre de
Jesucristo estén presentes en cualquier lugar. Independientemente de lo que
dice la Iglesia Romana y las oraciones de los sacerdotes, la carne de
Jesucristo no está presente en la oblea de la comunión, ni Su sangre en el
vino. Su sangre, derramada en el día de la Pascua del año 30 d.C.
fue derramada UNA SOLA VEZ para siempre y por todos los pecados
humanos. (Hebreos 9:28; 10:10, 12).
Finalmente, Jesucristo, Quien está sentado a la
diestra de Dios el Padre arriba en el cielo, no está compuesto por carne y
sangre. Su carne fue transformada en Espíritu cuando Él resucitó de los
muertos. Como un ser espiritual, Él vive eternamente. En una visión Jesús
revela la forma completa de Su espíritu glorificado al apóstol Juan. En el
principio del libro de Apocalipsis, Juan escribe:
“He
aquí, Él viene con las nubes, y todo ojo Lo verá, y aquellos que Lo
traspasaron; y todas las tribus de la tierra gemirán por causa de Él. Aún así,
Amén. “Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin,” dice el
Señor, “Quien es, y Quien era, y Quien está por venir—el Todopoderoso.”
Yo, Juan, quien soy también su hermano y común partícipe en la
tribulación y en el reino y resistencia de Jesucristo, estaba en la isla que es
llamada Patmos por causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo.
Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor; y oí una fuerte voz como
una trompeta detrás de mí, diciendo, “Yo soy el Alfa y el Omega, el Primero y
el Ultimo”; y, “Lo que ves, escribe en un libro, y envíalo a las iglesias que están
en Asia: a Éfeso, y a Esmirna, y a Pergamo, y a Tiatira, y a Sardis, y a
Filadelfia, y a Laodicea.
“Y
volteé a ver la voz que habló conmigo; y cuando volteé, vi siete candelabros
dorados; Y en el medio de los siete candelabros uno como el
Hijo de hombre, vestido en una prenda alcanzando los pies, y ceñido por el
pecho con una coraza dorada. Y Su cabeza y Su cabello eran como lana
blanca, blanca como nieve; y Sus ojos eran como una llama de fuego; Y
Sus pies eran como latón fino, como si ellos brillaran en un
horno; y Su voz era como el sonido de muchas aguas. Y en Su mano
derecha tenía siete estrellas, y una espada afilada de dos hojas salía de Su
boca, y Su semblante era como el sol brillando en su completo
poder. Y cuando Lo vi, caí a Sus pies como si estuviera muerto; pero Él
puso Su mano derecha sobre mí, diciéndome, “No temas, Yo soy el Primero y el
Ultimo, incluso aquel Quien vive; porque estaba muerto, y he aquí, estoy vivo
en las eras de la eternidad. Amén. Y tengo las llaves de la tumba
y de la muerte.” (Apocalipsis 1:7-18).
¿Qué significa comer la carne de Jesús y beber Su sangre? Jesús instituyó la ceremonia de la Pascua del Nuevo Pacto, en la
noche de Su última Pascua. Después de haber instituido la ceremonia del lavamiento
de pies, al lavar los pies de los apóstoles, entonces instituyó la ceremonia de
comer el pan partido sin levadura y de beber el vino. “Y
cuando estaban comiendo, Jesús tomó el pan y lo bendijo; luego lo
rompió y lo dio a los discípulos, y dijo, ‘Tomen, coman; este es Mi
cuerpo.’ Y tomó la copa; y después de dar gracias, la dio a ellos,
diciendo, ‘Todos ustedes beban de ella; porque esta es Mi sangre, la sangre
del Nuevo Pacto, la cual es derramada por muchos para la remisión de
pecados” (Mateo 26:26-28).
Cuando Jesús instituyó la primera ceremonia de la Pascua Cristiana, el pan era
Su cuerpo simbólico, y el vino Su sangre simbólica. Su carne y
sangre literales no estaban presentes en el pan y vino de la Pascua inicial, ni
en ninguna Pascua subsecuente.
Jesucristo mismo explicó lo que significa comer Su
carne y beber Su sangre: “Por tanto, Jesús les dijo,
“Verdaderamente, verdaderamente les digo, a menos que coman la carne del Hijo
de hombre, y beban Su sangre, no tienen vida en sí mismos. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre tiene vida eterna,
y Yo lo levantaré en el último día. Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi
sangre es verdadera bebida. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre está
viviendo en Mí, y Yo en él. Como el Padre vivo Me ha enviado, y Yo vivo por
el Padre; así también aquel que Me come vivirá por Mí.” (Juan 6:53-57).
En el Salmo 34, David profetizó sobre esto cuando
dijo “Oh gusta y ve que el SEÑOR es bueno; bendito
es el hombre que toma refugio en Él” (verso 8). La acción de
“confiar” en el Señor es simbolizada por “gustar” al Señor y gustar
(o comer) es “vivir por” el Señor, como declaró Jesús.
De la misma manera en que David no se refería a que uno literalmente iba a
probar o a comer al Señor, Jesucristo no se refirió a que uno iba literalmente
a comer Su carne o a beber Su sangre transubstanciados en el pan y el vino.
Entonces, cuando uno come el pan y bebe el vino del servicio de la Pascua
Cristiana, la persona está prometiendo ante Dios el Padre, que vivirá por
Jesucristo—por toda palabra Suya—como Dios, manifestado en la carne.
Debemos vivir
por Jesucristo, porque Él, y solo Él, es nuestro Salvador personal.