Restaurando el
Cristianismo original—¡para hoy!
Iglesia de Dios
Cristiana y Bíblica
P.O. Box 1442
Hollister, California 95024-1442
(831)-637-1875
Iglesiadedioscristianaybiblica.org
churchathome.org
cbcg.org
Fred R. Coulter
Ministro
Septiembre 8, 2012
Queridos hermanos,
En USA, todo el país está
consumido con las elecciones presidenciales de Noviembre 2012. ¿Quien ganará? ¿Qué
de la averiada economía y la crisis de deuda nacional? Sin duda esta elección
es la más importante de nuestros tiempos de vida. Sin importar el resultado,
hay otros asuntos urgentes en el horizonte. Dos años después del supuesto
fin de la guerra en Irak, ¿va a haber ahora una operación guiada por el ejercito
Árabe/Turco contra Siria? ¿Qué de Irán? ¿Lanzarán un ataque los judíos—y cualquier
otro país que pueda estar involucrado—contra Irán? Si es así, ¿prevendrá eso en
realidad de que los iraníes completen el desarrollo de armas nucleares?
Vean a los
judíos y a Jerusalén hoy en día. ¡Están rodeados de enemigos implacables, llenos
de odio! Fiel a la profecía bíblica, todas las naciones serán atraídas
al medio oriente en el periodo previo al regreso de Jesucristo. “He aquí, haré de Jerusalén una copa de temblor a toda la gente de
todo alrededor, cuando ellos estén en el sitio contra ambas, Judá y Jerusalén.
Y en ese día haré de Jerusalén una piedra pesada para toda la gente. Todo el
que se cargue a sí mismo con ella será cortado en piezas, aunque todas las
naciones de la tierra serán reunidas contra ella” (Zacarías 12:2-3). Jesús también profetizó,
“Pero cuando vean a Jerusalén
siendo rodeada por ejércitos, entonces sepan que su desolación se ha
acercado” (Lucas 21:20). Parece
que este escenario profético continúa estableciéndose mientras más y más
naciones son atraídas al conflicto sobre el futuro de Jerusalén. Ultimadamente,
habrá una batalla final como las naciones se oponen a Cristo a Su
regreso con los santos resucitados. Pero esto es todavía futuro.
Mientras tanto, ¿qué acerca
de Rusia, China, India, Japón, y todo el sureste de Asia? Y no olviden Afganistán.
Mas aun, considere esto: ¿“Necesita” el mundo una guerra contra Irán para
reforzar la economía y fomentar el desarrollo de una moneda mundial y
ultimadamente un gobierno mundial? Mientras puede haber una “justificación legítima”
para una guerra contra Irán, hay razones proféticas más grandes para que
ocurran tales acciones.
Primero, indudablemente hay
más tiempo en el panorama profético de lo que habíamos asumido
previamente. ¿Por qué? Porque los eventos del tiempo final van a ser de una magnitud
mas grande de lo que la mayoría ha imaginado. La guerra en Irak no
trajo paz al medio oriente o se deshizo de los terroristas islámicos. Y ni lo hará
la guerra en Afganistán. De hecho, después que los ejércitos de USA y OTAN
dejen Afganistán, parece que China está planeando llenar el vacío.
Luego, Irán debe ser
sometido—por guerra si es necesario.
Recuerde, los eventos
teniendo lugar hoy en día están colocando el fundamento profético para las
naciones que se encuentran al norte y al oriente de Jerusalén para reunirse
como uno solo contra los judíos. Estas naciones tienen un área geográfica de
aproximadamente un cuarto de toda la masa de la tierra del mundo, y tienen una población
de mas de 4 billones de personas.
El profeta
Joel escribió de estos eventos del tiempo del fin: “Proclamen esto entre las naciones, “¡Prepárense
para la guerra!” Despierte el hombre poderoso, acérquense todos los hombres
de guerra; suban. Batan sus azadones en espadas, y sus ganchos de poda en
lanzas. Diga el débil, “Soy fuerte.” Reúnanse y vengan, todas ustedes
naciones, y reúnanse alrededor, haz que Tus poderosos desciendan allá,
Oh SEÑOR. Las naciones estén despiertas y suban al valle de Josafat; porque
allí Yo me sentaré a juzgar a todas las naciones de alrededor” (Joel 3:9-12).
Las
naciones que se encuentran al norte y al oriente de Jerusalén se deben
desarrollar económicamente para construir sus capacidades de hacer guerra. Después
de la guerra en Vietnam, el desarrollo económico fue la prioridad numero uno de
aquel país. Hoy, lo mismo es cierto para Irak y Afganistán. India, Tailandia, Bahrein,
y todas las naciones asiáticas sudorientales están también desarrollando sus economías.
Así también Pakistán. Y vean China—está creciendo rápidamente para ser la economía
y el poder militar más grande del mundo. Necesitamos entender que para prepararse
para la guerra, estas naciones deben continuar desarrollando sus economías y tecnologías
para una extensión mucho más grande. Al hacerlo así, tendrán los medios para incrementar
sus ejércitos y perfectos sistemas de armas avanzados y sofisticados. Esta es
la representación general que nos ayuda a entender los eventos de hoy en día.
Usando sus nombres antiguos, Ezequiel profetizó en
particular de las naciones del norte y oriente de Jerusalén: “Hijo de hombre, coloca tu rostro contra
Gog, la tierra de Magog, el gobernador jefe de Mesec, y Tubal, y profetiza
contra él. Y di, ‘Así dice el Señor DIOS, “He aquí, Yo estoy contra ti, Oh Gog,
el gobernador jefe de Rosh, Mesec y Tubal, [Rusia y las naciones al norte que se encuentran al oriente de Rusia].
Y te haré regresar, y pondré
ganchos en tus mandíbulas, y te sacaré, y todo tu ejercito, caballos y jinetes,
todos ellos vestidos más hermosamente, una gran asamblea con defensa y
escudo, todos ellos espadachines; Persia, Etiopía [India], y Libia con ellos, todos ellos con escudo y casco; Gomer y
todos sus grupos; la casa de Togarma desde las partes más lejanas del
norte, y todos sus grupos; y muchos pueblos contigo. Estés preparado;
sí, prepara por ti mismo, tú y toda tu asamblea que están reunidos junto a ti,
y sé un guardia para ellos.… Y pediré una espada contra él sobre todas
Mis montañas,” dice el Señor DIOS, “Toda espada de hombre será contra su
hermano. Y lo juzgaré con pestilencia y con sangre. Y lloveré sobre él, y sobre
sus grupos, y sobre los muchos pueblos con él, una lluvia desbordante, y
grandes piedras de granizo, fuego y azufre. Así Me magnificaré y Me
santificaré. Y Me haré conocido en los ojos de muchas naciones, y ellas sabrán
que Yo soy el SEÑOR” ’ ” (Ezequiel 38:2-7;
21-23).
Ezequiel
continua
en el capitulo 39: “Por tanto, hijo de hombre, profetiza contra
Gog y di, ‘Así dice el Señor DIOS, “He aquí, Yo estoy contra ti, Oh Gog,
el gobernador supremo de Mesec y Tubal. Y te haré volver, y te guiaré. Y te
sacaré de las partes más lejanas del norte, y te traeré contra las montañas de
Israel. Y golpearé tu arco de tu mano izquierda, y haré a tus flechas
caer de tu mano derecha. Tú caerás sobre las montañas de Israel, tu y tus
bandas, y el pueblo contigo. Te daré por comida a las aves de rapiña de toda
clase, y a las bestias del campo. Tú caerás sobre la cara del campo abierto,
porque Yo lo he hablado,” dice el Señor DIOS. “Y enviaré un fuego sobre Magog,
y sobre aquellos quienes habitan en las islas. Y ellos sabrán que Yo soy
el SEÑOR. ” (Ezequiel 39:1-6).
Hasta que
Dios esté listo de acuerdo a Su tiempo programado, el mundo experimentará una paz
intranquila interrumpida por guerras periódicas en estas regiones. Mientras
tanto, las naciones de estas áreas se estarán armando a sí mismas hasta los
dientes con las armas mas sofisticadas imaginables.
La Biblia
revela que habrán 3 invasiones de la Tierra Santa por estas naciones—antes
que el Milenio comience y el poder del reino de Dios sea totalmente establecido.
La primera invasión: En el tiempo del
fin, el rey del norte—el venidero líder de las naciones Europeas—y sus ejércitos
invadirán la Tierra Santa. Daniel profetizó de esto: “Y en el tiempo del fin, el rey del sur [no aun en el
horizonte] lo presionará [otra ronda de
guerras Árabe/Terroristas]. Y el rey del norte [no aun en la vista]
vendrá contra él como un
torbellino con carruajes y con jinetes y con muchas naves; y entrará en los
países y desbordará y barrerá de paso. Él también entrará en la tierra gloriosa [la Tierra Santa], y muchos países serán derrocados. Pero estos escaparán de su mano:
Edom y Moab, y el jefe de los hijos de Amón [los países que se
encuentran justo al oriente y sur de Jerusalén]. Y extenderá su mano también sobre los países. Y la tierra
de Egipto no escapará. Sino tendrá poder sobre los tesoros de oro y plata, y
sobre todas las cosas preciosas de Egipto. Y los Libios y los Etíopes estarán a
sus pasos. Pero noticias salidas del oriente y salidas del norte [Rusia y todos los países
al oriente] lo alarmarán.
Entonces saldrá con gran furia para destruir y aniquilar absolutamente a muchos. Y él plantará sus carpas reales entre los
mares en la montaña de la tierra gloriosa. Sin embargo él vendrá a su fin, y
ninguno le ayudará” (Daniel 11:40-45).
El apóstol
Juan vio este evento en visión y lo registró en el libro de Apocalipsis. Cuando
Jesucristo abra el segundo sello, el rey del norte invadirá la Tierra
Santa—colocando
en movimiento una secuencia de eventos proféticos del tiempo final. Note: “Y cuando Él abrió el segundo sello, oí la
segunda criatura viviente decir, “Ven y mira.” Y otro caballo salió que era
rojo; y poder fue dado a aquel sentado sobre el para quitar paz de la
tierra, y para hacerles matarse uno al otro; y una gran espada le fue
dada.”
(Apocalipsis 6:3-4).
Es
importante entender que la Gran Tribulación no comienza sino hasta que el rey
del norte, la Bestia de Apocalipsis 13, venga contra el rey del sur. Cuando el
rey del norte entre en la Tierra Santa, él irá al Templo en Jerusalén y se proclamará
él mismo ser Dios. Esta es la abominación desoladora (II Tesalonicenses
2:1-12). Como dijo Jesús, este evento dispara la Gran Tribulación (Mateo
24:15-22).
Después
que el rey del norte haya establecido su poder en el medio oriente, Daniel
muestra que corrientes del oriente y norte le causarán problemas. La Bestia
entonces lanzará un ataque contra aquellas naciones. Esto ocurre cuando el
quinto ángel suene su trompeta: “Y el quinto ángel tocó su trompeta; y vi una estrella que
había caído del cielo a la tierra, y le fue dada la llave para el abismo sin
fondo. Y abrió el abismo sin fondo; y allí subió humo del pozo, como el
humo de un gran horno; y el sol y el aire fueron oscurecidos por el humo del
pozo. Entonces langostas salieron a la tierra desde el humo; y poder les fue
dado, como los escorpiones de la tierra tienen poder. Y les fue dicho que no
deberían dañar el pasto de la tierra, o ninguna cosa verde, o ningún árbol,
sino solo a los hombres que no tenían el sello de Dios en sus frentes. Y
les fue dado que no deberían matarlos, sino que deberían ser atormentados cinco
meses; y su tomento era como el tormento de un escorpión cuando
pica a un hombre.
“Y en aquellos días los hombres buscarán
la muerte pero no la encontrarán; y desearán morir, pero la
muerte huirá de ellos. Y la apariencia de las langostas era como
caballos preparados para la guerra; y sobre sus cabezas habían
coronas como aquellas de oro; y sus caras eran como las
caras de hombres; y tenían cabello como el cabello de las mujeres;
y sus dientes eran como aquellos de leones. Y tenían corazas como
corazas de hierro; y el sonido de sus alas era como el sonido de
carruajes tirados por muchos caballos corriendo para la guerra; y
tenían colas como escorpiones, y aguijones; y les fue dado poder para
herir a los hombres con sus colas por cinco meses. Y tienen sobre
ellos un rey, el ángel del abismo; su nombre en hebreo es Abadón, pero el
nombre que él tiene en griego es Apolión. El primer Ay pasó. He aquí,
después de estas cosas dos Ay más están todavía por venir” (Apocalipsis
9:1-11).
Después de
los 5 meses de tormento del ataque de estos “escorpiones” son terminados, las
naciones del norte y del oriente se recuperarán y retaliarán con furia. Ensamblarán
los más masivos grupos de ejércitos jamás vistos en la historia de la
humanidad. Como veremos, habrá una serie de invasiones del oriente. Juan
registró la magnitud de estos ejércitos y sus armas fantásticas: “Y el sexto ángel tocó su trompeta; y
escuché una voz desde los cuatro cuernos del altar de oro que está
delante de Dios; que dijo al sexto ángel, quien tenía la trompeta,
“Libera los cuatro ángeles que están atados en el gran río Éufrates [en el Irak de hoy].” Entonces los cuatro ángeles, quienes
habían estado preparados para la hora y el día y el mes y el año, fueron
liberados, para que pudieran matar a un tercio de los hombres; y el
número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones;
y escuché el número de ellos.
“Y así vi los caballos en la visión, y a
aquellos sentándose sobre ellos, que tenían feroces corazas, incluso como de
jacinto y azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de
leones, y fuego y humo y azufre disparan de sus bocas. Por estos tres, un
tercio de los hombres fueron muertos: por el fuego y el humo y el
azufre que disparan de sus bocas. Porque su poder está en sus bocas; porque sus
colas son como serpientes, y tienen cabezas, y con ellas
inflingen heridas. Pero el resto de los hombres que no fueron muertos por estas
plagas aun no se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no pudieran
adorar demonios, e ídolos de oro y plata y cobre y piedra y madera, los
cuales no tienen el poder para ver, ni oír, ni caminar. Y no se arrepintieron
de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de sus fornicaciones, ni de sus
robos”
(Apocalipsis 9:13-21).
Joel
describe esta retaliación fuerte de los ejércitos del norte y del oriente mientras
invaden la Tierra Santa: “¡Toquen el cuerno de carnero en Zion, y
suenen una alarma en Mi Santo monte! Todos los habitantes de la tierra
tiemblen, porque el día del Señor viene, porque está cerca, a la mano—un
día de oscuridad y de penumbra, un día de nubes y de densa oscuridad. Como la
mañana es dispersada tras las montañas, así viene un gran pueblo y un
pueblo poderoso, nunca ha habido otro igual, ni nunca lo habrá otra vez, ni aun
en los años de muchas generaciones. Un fuego devora delante de ellos, y
detrás de ellos una llama arde. La tierra es como el Jardín del Edén
delante de ellos, y detrás de ellos un lugar desolado—y nada se les escapará.
“Su apariencia es como la apariencia de caballos; y como
caballos de guerra, así corren. Saltarán con el ruido de los carruajes sobre
las cimas de las montañas, con el ruido de una llama de fuego que devora el
rastrojo, como gente poderosa colocada en la fila de batalla. En su presencia
la gente temblará grandemente; todas las caras palidecerán. Correrán
como hombres poderosos. Escalarán el muro como hombres de guerra, y marcharán
cada uno en su camino, y no romperán sus alineaciones. Y cada uno no se
agolpará al otro; irán cada uno en su propio camino. Y cuando caigan
sobre la espada, no serán heridos. Correrán de aquí para allá en la ciudad;
correrán sobre el muro; escalarán sobre las casas; entrarán por las ventanas
como un ladrón. La tierra se estremecerá delante de ellos; los cielos
temblarán. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retirarán su
brillo. Y el SEÑOR pronunciará Su voz delante de Su ejército; porque Su
campamento es extremadamente grande; porque poderoso es Él quien
ejecuta Su Palabra, porque el día del SEÑOR es grande y muy terrible; y
¿Quién puede soportarlo?” (Joel 2:1-11).
Esta es la
primera invasión de los ejércitos del norte y del oriente. A causa del tamaño
total de estos ejércitos—doscientos millones de hombres—es aparente que no
todas sus tropas y armas serán usadas en este primer ataque. Como
veremos, sin embargo, ellos serán usados en la segunda y tercera invasión.
La
segunda invasión: Cuando la segunda invasión tenga lugar, no solo estarán
involucrados los ejércitos del norte y del oriente, sino los ejércitos de todas
las naciones se les unirán. Serán reunidos juntamente para pelear contra
Jesucristo y los santos resucitados. El mundo entero será capaz de ver el Mar
de Vidrio mientras éste se suspende en el cielo de Jerusalén. Para los
gobiernos y los ejércitos del mundo, esto será percibido como una invasión
por seres extraterrestres. El llamado saldrá a todas las naciones para reunirse
con sus ejércitos para repeler a estos invasores de afuera del espacio para
salvar al mundo. Cuando el sexto ángel derrame la sexta de las 7
ultimas plagas, comenzará esta segunda invasión. Juan registró este
evento: “Y el sexto ángel
derramó su frasco en el gran río Éufrates; y sus aguas se secaron para que
el camino de los reyes del levantamiento del sol [del oriente] pudiera estar preparado. Entonces vi tres espíritus impuros como
ranas salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la
boca del falso profeta; porque son espíritus de demonios obrando milagros, saliendo
a los reyes de la tierra, incluso al mundo entero, para reunirlos a la
batalla de ese gran día del Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:12-14).
Como en la
primera invasión, el río Eufrates está preparado así que los ejércitos pueden
avanzar a la Tierra Santa. Las naciones del mundo creerán que están reuniéndose
para salvar al mundo de seres extraterrestres. No entenderán que Dios es Quien está
reuniéndolos para ejecutar Su juicio sobre ellos y destruirlos en el valle de
Josafat en la batalla de Armagedón. Joel también profetizó este evento: “Proclamen esto entre las naciones, “¡Prepárense
para la guerra!” Despierte el hombre poderoso, acérquense todos los hombres
de guerra; suban. Batan sus azadones en espadas, y sus ganchos de poda en
lanzas. Diga el débil, “Soy fuerte.” Reúnanse y vengan, todas ustedes
naciones, y reúnanse alrededor, haz que Tus poderosos desciendan allá,
Oh SEÑOR. Las naciones estén despiertas y suban al valle de Josafat; porque
allí Yo me sentaré a juzgar a todas las naciones de alrededor. Mete la hoz,
porque la cosecha está madura. Ven, baja; porque el lagar está lleno; las cubas
rebosan—porque su maldad es grande. Multitudes, multitudes en el valle de la decisión; ¡porque el día
del SEÑOR está cerca en el valle de la decisión! El sol y la luna serán
oscurecidos, y las estrellas retirarán su brillo. El SEÑOR también rugirá desde Zion y
pronunciará Su voz desde Jerusalén. Y los cielos y la tierra temblarán” (Joel 3:9-16).
Juan también
vio este juicio impresionante de Dios: “Y fuera del altar vino otro ángel, quien tenía autoridad sobre el
fuego; y llamó con un fuerte grito a aquel que tenía la hoz afilada, diciendo,
“Empuja tu hoz afilada, y reúne los racimos de la tierra, porque sus uvas están
completamente maduras.” Y el ángel empujó su hoz en la tierra, y reunió el vino
de la tierra, y echó su fruto en el gran lagar de la ira de Dios. Y el
lagar fue pisado fuera de la ciudad, y sangre fue arrojada fuera del
lagar tan alto como los frenos de los caballos, a la distancia de mil
seiscientos estadios” (Apocalipsis 14:18-20).
Mientras
todos estos ejércitos se reúnen para pelear contra Cristo y los santos, ellos
no tienen ni idea de lo que viene. Cristo derramará sobre ellos una arma secreta fantástica—lluvia
del cielo con granizos de 180 libras, contra lo cual no hay defensa. Juan vio
esta visión y escribió: “Y los
reunió en el lugar que en hebreo es llamado Armagedón. Entonces el séptimo
ángel derramó su frasco al aire; y una gran voz salió del templo del cielo,
desde el trono, diciendo, “ESTA TERMINADO.” Y hubo voces y truenos y
relámpagos; y hubo un gran terremoto, tal como no lo hubo desde que el
hombre estuvo en la tierra, tan poderoso terremoto, y tan grande. Y la
gran ciudad fue dividida en tres partes; y las ciudades de las naciones
cayeron; y Babilonia la grande fue recordada delante de Dios para darle la copa
del vino de la furia de Su ira. Y toda isla desapareció, y las montañas no
fueron encontradas; y gran granizo, cada piedra del peso de un
talento [180 libras], cayó
desde el cielo sobre los hombres; y los hombres blasfemaron a
Dios por la plaga del granizo, porque la plaga fue extremadamente grande” (Apocalipsis
16:16-21).
Sin
embargo, no todos los ejércitos serán destruidos por estos grandes granizos.
Aquellos ejércitos que permanezcan se reagruparán y harán un ultimo y fútil
intento de pelear contra Cristo y los santos. Mientras Cristo y los santos están
regresando a la tierra del Mar de Vidrio, Cristo desatará la máxima arma de destrucción de la
cual no habrá recuperación: “Y
vi el cielo abierto; y he aquí, un caballo blanco; y Quien se sentó
sobre el es llamado Fiel y Verdadero, y en justicia Él juzga y hace
guerra. Y Sus ojos eran como una llama de fuego, y sobre Su cabeza habían
muchas coronas; y tenía un nombre escrito que nadie conoce excepto Él. Y
estaba vestido con un vestido sumergido en sangre; y Su nombre es La
Palabra de Dios. Y los ejércitos en el cielo [los santos resucitados inmortales] estaban siguiéndolo sobre caballos blancos;
y estaban vestidos en lino fino, blanco y puro. Y de Su boca sale una
espada afilada, para con ella poder herir a las naciones; y las
pastoreará con una vara de hierro; y Él
pisa el lagar de la furia y la ira del Dios Todopoderoso. Y sobre Su
vestido y sobre Su muslo tiene un nombre escrito: Rey de reyes y Señor de
señores.
“Luego vi un ángel de pie en el sol; que gritó con una fuerte
voz, diciendo a todas las aves
que vuelan en medio del cielo, “Vengan y júntense a la cena del gran Dios para
que puedan comer la carne de reyes, y la carne de capitanes
jefes, y la carne de hombres poderosos, y la carne de
caballos, y de aquellos que se sientan sobre ellos, y la carne de todos,
libres y esclavos, y pequeños y grandes.” Y vi a la bestia y a
los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para hacer guerra
contra Quien se sienta sobre el caballo, y contra Su ejército. Y la bestia fue tomada, y con él el falso
profeta quien obraba milagros en su presencia, por los cuales había engañado a
aquellos que recibieron la marca de la bestia y a aquellos que adoraron
su imagen. Esos dos fueron echados vivos dentro del lago de fuego, el cual
quema con azufre; y el resto fue muerto por la espada de Quien se sienta
sobre el caballo, la misma espada que sale de Su boca; y todas las aves
fueron llenas con sus carnes” (Apocalipsis 19:11-21).
En el libro de Zacarías
se nos dice cómo funcionará esta arma máxima y consumidora—porque es descrita
como una plaga que destruye el resto de los ejércitos que pelean contra
Jesucristo y los santos: “Porque
Yo reuniré a todas las naciones para luchar contra Jerusalén… Y [entonces] el SEÑOR saldrá y peleará contra aquellas naciones, como
cuando Él peleó en el día de batalla.… Y el SEÑOR mi Dios vendrá, y todos los santos Contigo.… Y esta será la plaga con la cual el SEÑOR
herirá a toda la gente que ha peleado contra Jerusalén. Su carne se consumirá
mientras estén parados sobre sus pies, y sus ojos se consumirán en sus cuencas.
Y sus lenguas se consumirán en sus bocas.… Y de la misma manera
será la plaga del caballo, la mula, el camello, y el burro, y de todas las
bestias las cuales estarán en estos campos—será como esta plaga” (Zacarías 14:2-3, 5, 12, 15).
Después que Satanás haya sido atado en el abismo,
Jesucristo y los santos comenzarán a establecer el Reino de Dios en la tierra
comenzando en Jerusalén: “Y Sus pies se
pararán en ese día sobre el Monte de los Olivos el cual está delante de Jerusalén al oriente, y el
Monte de los Olivos se partirá en dos, desde el oriente y hasta el occidente, y
se hará un valle muy grande. Y la mitad de la montaña se moverá hacia el norte,
y la mitad de ella hacia el sur.… Y será en ese día, que aguas vivas
saldrán de Jerusalén; la mitad de ellas irán hacia el mar oriental, y la
mitad de ellas hacia el mar occidental. En verano y en invierno será. Y el
SEÑOR será Rey sobre toda la tierra; en ese día habrá un SEÑOR, y Su nombre
será uno” (Zacarías
14:4, 8-9).
El Milenio comienza
oficialmente (Apocalipsis
20:4-6): Primero, Cristo trata con las 12 tribus de Israel—aquellos quienes
sobrevivieron la Gran Tribulación. En aquel tiempo Jerusalén llega a ser la
ciudad capital del Reino de Dios. Por los primeros 3 años y medio, Cristo solo
trata con Israel directamente, no con el resto del mundo. Sin embargo, durante
ese tiempo algunas naciones tendrán oportunidad de aprender de Jesucristo y de
los caminos de Dios. Si suben a Jerusalén y se rinden, Cristo tratará con ellos.
Pero aquellas naciones que se rebelen y
rechacen subir a Jerusalén serán forzadas por Cristo a someterse. Isaías vio
este tiempo: “Y sucederá que, en los
últimos días, la montaña de la casa del SEÑOR será establecida en lo más
alto de las montañas, y será exaltada sobre las colinas; y todas las naciones
fluirán a ella. Y mucha gente irá y dirá, “Vengan, y subamos a la montaña del
SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob. Y Él nos enseñará de Sus caminos, y
nosotros caminaremos en Sus senderos.” Porque de Zion saldrá la ley, y la
Palabra del SEÑOR desde Jerusalén. Y Él juzgará entre las naciones, y
reprenderá a mucha gente; y ellos batirán sus espadas en rejas de arado,
y sus lanzas en ganchos de poda. Nación no levantará espada contra nación, ni
ellos aprenderán más la guerra”
(Isaías 2:2-4). Este es el establecimiento que lleva
a la tercera y final invasión por las naciones del norte y del oriente.
La
tercera invasión: La tercera fútil y final invasión, ocurre aproximadamente
3 años y medio después que el Milenio ha comenzado. Esta invasión será
totalmente aplastada por Jesucristo, y llevará a la conversión de todo el resto
de las naciones del mundo quienes entonces se someterán al gobierno de Dios.
Vamos de nuevo a Ezequiel 38, donde se nos dice de esta tercera invasión. Note
que Israel ya está en paz, viviendo bajo el gobierno de Dios (versos 8-14). Dios
dice de Gog y Magog y de todas las naciones con ellos: “Por tanto, hijo de
hombre, profetiza y di a Gog, ‘Así dice el Señor DIOS, “En aquel día cuando
Mi pueblo de Israel habite seguramente, ¿no lo sabrás? Y vendrás
desde tu lugar de las partes más lejanas del norte, tú y muchos pueblos
contigo, todos ellos montando en caballos, una gran compañía y un ejército
poderoso. Y subirás sobre Mi pueblo Israel como una nube, para cubrir la
tierra. Esto será en los postreros días, y te traeré contra Mi tierra, para
que las naciones puedan conocerme cuando Yo sea santificado en ti, Oh Gog,
delante de sus ojos.…
“Y
pediré una espada contra él sobre todas Mis montañas,” dice el Señor DIOS, “Toda
espada de hombre será contra su hermano. Y lo juzgaré con pestilencia y con
sangre. Y lloveré sobre él, y sobre sus grupos, y sobre los muchos pueblos con
él, una lluvia desbordante, y grandes piedras de granizo, fuego y azufre. Así
Me magnificaré y Me santificaré. Y Me haré conocido en los ojos de muchas
naciones, y ellas sabrán que Yo soy el SEÑOR.”
’” (versos 14-16; 21-23).
Dios
destruye los ejércitos de estas naciones invasoras para demostrar al resto de
las naciones—quienes no se
han sometido al gobierno de Jesucristo y los santos—que deben rendirse y someterse o ser
destruidos. Note lo que Dios le dice a Magog en Ezequiel 39: ““Y
enviaré un fuego sobre Magog, y sobre aquellos quienes habitan en las islas. Y
ellos sabrán que Yo soy el SEÑOR. Y haré Mi santo nombre conocido en
medio de Mi pueblo Israel. Y no los dejaré más profanar Mi santo nombre.
Entonces las naciones sabrán que Yo soy el SEÑOR, el Santo en Israel. He
aquí, esto viene, y será hecho,” dice el Señor DIOS. “Éste es el día del
cual Yo he hablado.” (versos 6-8). Dios hace esto para que las naciones sepan que Él y solo Él es Dios.
La ultima guerra para ser peleada
por Dios será aplastando esta tercera invasión contra Jerusalén. Desde este
tiempo en adelante, durante todo el Milenio, la gente no aprenderá más la guerra.
El profeta Miqueas predijo: “Y Él juzgará entre mucha gente y reprenderá naciones fuertes
lejanas; y ellos batirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en ganchos
de poda. Nación no levantará espada contra nación, ni ellos aprenderán más
la guerra, sino que se sentará cada uno bajo su propio árbol de
higos; y nadie los hará temer; porque la boca del SEÑOR de los ejércitos ha
hablado” (Miqueas 4:3-4).
Así, el Reino de Dios bajo Jesucristo y
los santos resucitados gobernará al mundo entero, trayendo salvación a toda la
gente. El mundo no entiende
esto, pero esto es exactamente lo que están anhelando—el Reino de Dios. Esta es
también la misma razón por la que Dios nos ha llamado. Pablo escribe que el
mundo será entregado en las manos de los hijos de Dios resucitados, en espíritu:
“Porque la más sincera
expectativa de la creación misma está esperando la manifestación de los hijos
de Dios; porque la creación fue sujeta a vanidad, no voluntariamente, sino por
razón de Quien la sujetó en esperanza, para que la creación misma
pudiera ser librada de la esclavitud de corrupción hacia la libertad de la
gloria de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación está
gimiendo y con dolores de parto juntamente hasta ahora” (Romanos 8:19-22).
Dios dio a Juan la visión de su
reino por venir: “Y una voz salió del trono,
diciendo, “Alaben a nuestro Dios, todos Sus siervos, y todos los que le
temen, ambos pequeños y grandes.” Y oí una voz como esa de una gran multitud, y
como el sonido de muchas aguas, y el sonido de truenos poderosos,
diciendo, “¡Aleluya! Porque el Señor Dios Todopoderoso ha reinado.… y
vivieron y reinaron con Cristo mil años [los santos]… Bendito y santo es
aquel que tiene parte en la primera resurrección; sobre este la segunda muerte
no tiene poder. Sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y
reinarán con Él mil años” (Apocalipsis
19:5-6; 20:4, 6).
Hermanos, mientras guardamos la
Fiesta de Tabernáculos, estemos atentos a estas grandes promesas de Dios—las
promesas del reino venidero. En esta forma, podemos tener la mejor Fiesta que hayamos tenido alguna vez.
Sermones de las Fiestas:
Los sermones para todos los Días Santos y toda la Fiesta de Tabernáculos están
grabados en el CD adjunto. De esta forma, sin importar sus circunstancias, será
capaz de guardar la Fiesta de
Dios. Mientras la mayoría será capaz de viajar a uno de nuestros sitios de
Fiesta para reunirse con otros hermanos, aquellos quienes se reúnen en casa en
grupos pequeños o incluso que estén solos no serán dejados. Recuerde, Jesús prometió,
“Porque donde dos o tres están
congregados en Mi nombre, allí, Yo estoy en medio de ellos.” (Mateo 18:20).
Como puede ver, estamos enviando
éste envío temprano para que tengan todos los mensajes de la Fiesta por
adelantado. Hermanos, gracias por su amor continuo y oraciones por nosotros y
por todos los hermanos. Gracias por alcanzar a los hermanos quienes necesitan
animo y ayuda. Gracias por alcanzar a personas nuevas y dirigirlos a Iglesia
en Casa, a nuestros libros, literatura y mensajes grabados. Gracias por su
apoyo continuo a través de sus diezmos y ofrendas. Oramos diariamente que
Dios los bendiga a ustedes y a los suyos en toda forma. Recuerde, cada día
debemos permanecer en gracia, caminar en fe, creer en esperanza y vivir en
amor.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC