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Restoring Original Christianity—for Today

Restaurando el Cristianismo original—¡para hoy!

Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica

P.O. Box 1442

Hollister, California 95024-1442

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Fred R. Coulter

Ministro

Marzo 7, 2013

 

Queridos hermanos,

 

           Estamos haciendo este envío anticipadamente porque las Fiestas de primavera—la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura—ocurren durante la ultima semana de marzo. Si enviáramos este envío a mediados del mes como es costumbre, los materiales necesarios para la observancia de estas Fiestas llegarían muy tarde.

           Hemos producido todos los mensajes nuevos para las Fiestas de primavera de este año (CD numero 1). En el segundo CD hay mensajes regulares para el Sábado con la visión conjunta de la Pascua a partir del Antiguo y Nuevo Testamentos. Así, usted tendrá todo lo que necesita para observar la Pascua y guardar la Fiesta de Panes sin Levadura. Recuerde, solo aquellos que han sido bautizados y están en una relación de pacto con Dios el Padre y Jesucristo deberían participar de la Pascua Cristiana. Sin embargo, la Noche para ser muy observada y la Fiesta de Panes sin Levadura puede ser observada por aquellos que no han sido bautizados.

 

           Fechas para la Pascua y Panes sin Levadura, 2013:

           • Pascua—Domingo, marzo 24, mientras está comenzando a oscurecer.

           • Noche para ser muy observada—Lunes, marzo 25, al ocaso.

           • Primer Día Santo de la Fiesta de Panes sin Levadura—Martes, marzo 26

           • Ultimo Día Santo de la Fiesta de Panes sin Levadura —Lunes, abril 1

 

           En las Escrituras encontramos que Dios reconoce el día de ocaso a ocaso. En Génesis capitulo uno, el día es definido como una “noche” y una “mañana” (verso 5, etc.). Tal medida de tiempo es parte de la creación. Como veremos, esto es porque el Calendario hebreo calculado (CHC) es el calendario mas preciso para calcular los Días Santos y Fiestas de Dios.

           Todos los esquemas de calendario concebidos humanamente son deficientes, inclusos aquellos que usan matemática sofisticada, porque están basados en la observación de la creación de Dios desde el punto panorámico de la tierra—mirando hacia los cielos. Pero Dios, Quien creó el universo, incluyendo el tiempo—días, semanas, meses, años e incluso la eternidad—calcula el tiempo desde los cielos hacia abajo la tierra. Es por eso que el CHC es el método mas preciso para calcular las Fiestas de Dios en sus temporadas.

           Cuando Dios hizo Su pacto con el Israel antiguo, Él le dio a los sacerdotes y levitas el método de calcular los tiempos y las temporadas para las fiestas anuales de Dios y los Días Santos. El les dio la responsabilidad de calcular y preservar el CHC—así, ellos podrían proclamar el Sábado semanal y las fechas adecuadas para observar Sus Fiestas ordenadas y Días Santos como encontramos en Levítico 23. En el verso 32, el mandato de Dios concerniente a la medida de tiempo del Sábado y los Días Santos es absolutamente claro: “Desde el ocaso hasta el ocaso, guardarán su Sábado.” Hasta este día, los descendientes de los sacerdotes y levitas dentro de la comunidad judía han preservado precisamente el CHC—así como el Antiguo Testamento, escrito y preservado en el lenguaje hebreo. Mas aun, no hay nada en el Nuevo Testamento que cambie como Dios define un día y calcula el tiempo para Sus Fiestas. Finalmente, Dios nunca ha dado autoridad a ningún otro grupo de hombres u organización para calcular Sus Fiestas y Días Santos. Todos los otros esquemas de calendario de hombres son nulos e inválidos ante Dios.

           ¿Cómo, entonces, fueron el Sábado y los Días Santos—basados en el CHC—remplazados con festivos paganos observados hoy en día como parte de un calendario romano? Primero, Dios le reveló a Daniel que eso pasaría. El “pequeño cuerno” de Daniel 7:8 es identificado en Apocalipsis 17 como el “cristianismo falso” que se originó en Roma y el cual llegará a poder total en los últimos días. “Y él será diferente del primero, [los poderes seculares] y dominará a tres reyes. Y hablará palabras contra el Altísimo, y agotará a los santos del Altísimo, y pensará cambiar los tiempos establecidos y las leyes [de Dios].” (Daniel 7:24-25).

           Incluso hoy en día, los hombres están cambiando continuamente los “tiempos establecidos y las leyes” al hacer el domingo aparecer como el séptimo día de la semana en el calendario romano. Por muchos años, Europa y otras partes del mundo han considerado lunes como el primer día de la semana y domingo como el séptimo día. Como resultado, ellos llaman el Sábado y domingo “fin de semana.” Estos cambios profetizados de los “tiempos establecidos y las leyes” de Dios están documentados en la historia. Desafortunadamente, esta historia es virtualmente desconocida, ya que es raramente enseñada.

           Sin embargo, la historia y el Nuevo Testamento revelan que desde el comienzo de la verdadera Iglesia de Dios en Pentecostés del 30 dC hasta la muerte del apóstol Juan en el 99-100 dC, los cristianos primitivos (judíos y gentiles) usaron el CHC para observar el Sábado semanal, guardar la Pascua del 14, y observar los Días Santos de Dios. En los 100 dC, después de la muerte de Juan, dos de sus sucesores, Policarpo y Policrates, pelearon valientemente contra los obispos apóstatas de Roma (y otros “primeros padres de la iglesia” católica) concerniente a este mismo asunto.

           El cambio de usar el CHC a usar el calendario romano ocurrió cuando inmensos números de paganos comenzaron a unirse—y subsecuentemente a subvertir—las iglesias de Dios. Desde Roma, Egipto, y las áreas occidentales del Imperio romano, hubo un movimiento poderoso para rechazar cualquier cosa judía. (Estos falsos maestros también ignoraron la autoridad del Antiguo Testamento.) Esto significó el abandono de la observancia del Sábado del 7mo día, la Pascua del 14, los Días Santos—así como el CHC. Pero Policarpo y Policrates se aferraron a la verdadera Pascua del 14, como fue instituida por Jesucristo.

           En su libro From Sabbath to Sunday [Del Sábado al domingo], el difunto Samuele Bacchiocchi documenta la historia del cambio del Sábado del 7mo día al domingo. Todo esto comenzó con el rechazo de la Pascua de Dios en el día 14 del primer mes—conocido históricamente como la controversia Cuartodecimana. Esto subsecuentemente llevó a la adopción de la comunión, easter [domingo de resurrección] y, luego, la cuaresma. Como él demuestra en su libro epocal, los cambios comenzaron con un ataque a la Pascua del 14 y al Sábado de 7mo día—cualquier cosa judía. Así, la adoración en domingo, la “comunión” semanal, e easter [domingo de resurrección] remplazaron el Sábado, la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura, respectivamente. (Fuertemente recomiendo el libro de Bacchiocchi; sus 372 paginas documentan éstas grandes batallas doctrinales entre la iglesia romana y las iglesias de Dios desde el tiempo de los apóstoles hasta los 400 dC.)

           De nuestro libro La Pascua Cristiana, Carl Franklin escribió en su Prólogo el siguiente resumen del asalto de Satanás contra la verdad de Dios concerniente a la Pascua y al Sábado semanal:

           “El cristianismo en sí no ha sido inmune a las influencias insidiosas del Baalismo. Intentos deliberados de pervertir la verdadera adoración de Dios a través de las enseñazas falsificadas del Baalismo [adoración del sol] están registrados en los escritos del Nuevo Testamento. La fuerza detrás de esos intentos fue la afirmación por siglos que Nisan 14 no era el verdadero día de la Pascua de Dios. Las epístolas de Pablo son abundantes de este combate doctrinal (Gálatas, Colosenses, Hebreos), y el Evangelio de Juan atestigua este combate espiritual y doctrinal en el cual estaban totalmente ocupados todos los verdaderos cristianos en el 70 dC. En el 95 dC, el liderazgo de la iglesia romana estaba abandonando el Sábado del séptimo día por el domingo, el primer día de la semana, y abandonando la Pascua del 14 por la adoración del domingo de easter.

           “Este era el campo de batalla de la doctrina sobre el cual la iglesia primitiva del Nuevo Testamento, la nueva Israel, se dedicaron a Baal y a sus sacerdotes (II Pedro 2; Judas 11; Apocalipsis 2:14). Estos sacerdotes de Baal… lanzaron un asalto de tres frentes en contra de los cristianos verdaderos de la iglesia del primer siglo. Un frente del asalto fue lanzado desde Jerusalén; un segundo asalto fue lanzado desde Alejandría, Egipto; y el tercer asalto fue lanzado desde Roma.

           “Estos tres movimientos pronto se unieron en un servicio de comunión semanal—una comida de transubstanciación a Mitras, el Baal de Persia, y el servicio anual a la salida del sol en honor a la supuesta resurrección de Mitras. Este servicio, ahora renombrado cristiano, fue adoptado por crecientes números de iglesias a través del imperio hasta que remplazó eventualmente el verdadero servicio de Pascua de Nisan 14. Éste empujón para paganizar la adoración de Dios fue organizada por los lideres gentiles ortodoxos y gnósticos de Asia menor y Roma.

           “Para el año 135 dC, casi que toda congregación de iglesia en la región del Mediterráneo había abandonado la verdadera Pascua [anual, del 14] por el domingo [adoración], comunión y los servicios anuales de easter a la salida del sol. Para el 195 dC, tan solo 60 años después, los Obispos gentiles de Palestina habían sucumbido totalmente a este ataque. No olvidemos que el primer paso en ésta ruin partida de la verdadera adoración de Dios fue la aparentemente inocua introducción de la comida de comunión de Baal en Nisan 15 por la conspiración del medio oriente y la adoración semanal dominical de Baal por el liderazgo de Roma.

           “Para el 200 dC, el único bastión restante de verdad para ser encontrado al occidente del Gran Desierto Sirio estaba en la provincia de Asia [Menor]. Como registran el libro de Apocalipsis y las historias de la iglesia primitiva, los verdaderos cristianos de Asia, guiados por la iglesia de Éfeso, defendieron las murallas de justicia, como fue recibido del Señor Jesucristo y los verdaderos apóstoles, y rechazaron asalto tras asalto en contra del Sábado semanal del séptimo día y en contra de la Pascua del 14.

           “Eusebio registra el testimonio de Polícrates, el líder de la resistencia de Éfeso, quien se aferró en contra de esta invasión de falsa doctrina: ‘...[Pero] los obispos en Asia fueron liderados por Polícrates en la persistencia de que era necesario mantener la costumbre que les había sido dada desde antaño. Polícrates mismo, en una carta que mandó a  Víctor [el obispo] y a la iglesia de Roma, expone la tradición que había venido a él de la siguiente manera: ‘Por lo tanto nosotros guardamos el día sin desviarnos, sin quitarle ni añadirle, porque en Asia duermen grandes luminarias, y ellas se levantarán en el Día de la venida del Señor, cuando venga con gloria del cielo, a buscar [literalmente a resucitar] a todos los santos. Tales fueron Felipe de los doce apóstoles, y dos de sus hijas que envejecieron como vírgenes, quienes duermen en Heirapolis, y otra hija suya, quien vivió en el Espíritu Santo, descansa en Éfeso. Por otra parte, está Juan quien descansó en el pecho del Señor… el mártir, y maestro. Él duerme en Éfeso.  Está también Policarpo de Esmirna, que fue tanto obispo como mártir, y que duerme en Laodicea, y Parpirio también, el bendito, y Melito el eunuco, quien vivió  completamente en el Espíritu Santo, y quien yace en Sardis, esperando la visita del cielo cuando se levantará de los muertos. Todos estos guardaron el día catorce de la Pascua, de acuerdo al evangelio, sin desviarse, sino siguiendo conforme a la regla de la fe. Y yo también Polícrates, el menor entre todos ustedes, vivo de acuerdo a la tradición de mis parientes, y a algunos de ellos he seguido. Pues siete en mi familia fueron obispos y yo soy el octavo, y mis parientes siempre guardaron el día en que la gente se deshace de la levadura. Entonces hermanos, yo, que he vivido sesenta y cinco años en el Señor, y he conversado con los hermanos de todos los países y estudiado todas las sagradas Escrituras, no temo a las amenazas, porque los que son mayores que yo dijeron: “Es mejor obedecer a Dios que a los hombres”’”  (Eusebio, La historia Eclesiástica, Vol. I, pp. 505-507).

           “Después  de la muerte de Polícrates y de sus compañeros cristianos en Asia menor, el único remanente de resistencia a la implacable conspiración pagana estaba en el distante valle de Mesopotamia y en las regiones montañosas de Europa. Nuestros verdaderos hermanos cristianos de estas regiones, preservaron fielmente el Antiguo y Nuevo Testamento del saqueo de las comunidades romanas, ortodoxas, judío ortodoxas y gnósticas. Oponiéndose a toda influencia corrupta, ellos preservaron el verdadero testimonio de nuestro Mesías y Su Pascua” (La Pascua Cristiana, Prólogo, pp. iii-iv).

           Es por esto que en la primavera del año, los así llamado “cristianos” del mundo celebran sus falsificados festivos paganos “cristianizados” de la cuaresma e easter cerca del mismo tiempo que la verdadera Pascua Cristiana y Fiesta de Panes sin Levadura. Es asombroso que ellos celebran las mismas prácticas que la Biblia condena y nos ordena no observar. Lo que es aun mas sorprendente, hoy en día, hay muchos profesantes “cristianos”—así como teólogos, profesores, ministros, sacerdotes, obispos, cardenales y Papas—quienes entienden que estos festivos han sido adoptados de las religiones paganas del mundo. Sin embargo ellos las celebran mientras claman “adorar al Señor”—profesando que ellos mismos son “cristianos.” Al hacerlo, ellos son cegados espiritualmente al hecho que tales falsas prácticas son en verdad pecado en ¡los ojos de Dios! En vez de acercarse a Dios, esta mentalidad los coloca lejos de Dios, manteniéndolos atrapados en la empuñadura del engaño de Satanás.

           La verdad es esta: Todas las tradicionales celebraciones de eucaristía, comunión, o “Cena de Señor” son falsificaciones de la verdadera, Pascua Cristiana del Nuevo Pacto. Los protestantes y católicos observan estas prácticas tradicionales principalmente en domingo, aunque los católicos pueden celebrar la eucaristía en cualquier día durante la semana, cuando el sacerdote la ofrece. Claramente, ellos han colocado aparte las instrucciones de Jesucristo y Sus apóstoles y las remplazaron con tradiciones de hombres (Marcos 7:1-13).

           Dado que tenemos gran detalle concerniente a estas falsas practicas en nuestros libros La Pascua Cristiana, Festivos ocultos o Días Santos de Dios—¿Cuales? y El día que Jesús el Cristo murió, no intentaremos repetir esa información en esta carta. Puede ordenar estos libros sin ningún costo. Simplemente escriba, llame a la oficina, o envíenos un correo electrónico a través de cbcg.org o churchathome.org.

 

La Pascua Cristiana del Nuevo Pacto

 

           La Pascua Cristiana del Nuevo Pacto es el fundamento del plan de salvación de Dios a través de Jesucristo—un plan que Dios predestinó desde la fundación del mundo (Apocalipsis 13:8). Cuando Dios estableció Su pacto eterno con Abraham—prometiendo descendientes físicos y espirituales—Él lo hizo así en la noche de la Pascua, el día 14 del primer mes, de acuerdo al CHC (Génesis 15:3-21). Exactamente 430 años después, cuando Dios envió a Moisés a guiar a los hijos de Israel fuera de su esclavitud egipcia, Él usó nuevamente el día 14 del primer mes para cumplir Su voluntad y promesa del pacto con Abraham.

           Después de semanas de enviar plagas en contra de los egipcios, Dios ejecutó Su plaga final—la muerte de los primogénitos egipcios, de hombre y bestia, en la noche del 14. Dios ordenó a Moisés instruir a los Israelitas a prepararse para ésta increíble noche. Ellos debían seleccionar un cordero en el día 10 del mes para ser sacrificado “entre las dos noches”—después del ocaso, pero antes de la oscuridad—al comienzo del día 14 en sus casas esparcidas a través de Gosen. Debían tomar algo de la sangre del cordero de Pascua—un prototipo de la sangre derramada por Cristo—y esparcirla en los postes de la puerta y en el dintel superior de sus casas. Cuando Dios pasara a través de la tierra para destruir los primogénitos de Egipto, Él vería la sangre del cordero de Pascua y “pasaría por encima” de los primogénitos de Israel. Este acto fue el juicio final de Dios contra todos los dioses de Egipto (Éxodo 12:1-14). Así, éste día es llamado la Pascua porque en aquella noche Dios pasó sobre las casas de los israelitas y salvó a sus primogénitos—de hombre y bestia.

           El Evangelio de Juan revela que Juan el Bautista llamó a Jesús el “Cordero de Dios, Quien quita el pecado del mundo” (Juan 1:29, 36). En verdad, la verdadera Pascua cristiana del Nuevo Testamento, la base del Nuevo Pacto, fue instituida por Jesús Mismo en la noche de Su ultima Pascua—el día 14 del primer mes, el tiempo señalado para Su crucifixión (Romanos 5:6). Y es solo a través de Su sacrificio y el derramamiento de Su sangre que tenemos perdón de pecados (Romanos 3:23-31). Así, todo el Nuevo Testamento está construido sobre el fundamento de la Pascua, el día 14 del primer mes de acuerdo al CHC. De hecho, el apóstol Pablo escribió a la iglesia gentil en Corinto: “Porque Cristo nuestra Pascua fue sacrificado por nosotros.” Esta es una prueba absoluta que los creyentes gentiles estaban observando la Pascua del 14, así como la Fiesta de Panes sin Levadura (I Corintios 5:7-8).

           ¿Quien debería participar de la Pascua Cristiana del Nuevo pacto? En el cristianismo mundano, casi que cualquiera puede ir a una iglesia protestante o católica y participar de su “Cena del Señor,” comunión, o eucaristía. Sin embargo, ese no es el caso con la observancia de la verdadera Pascua Cristiana. Las Escrituras muestran que solo aquellos que han sido bautizados deberían participar de este servicio especial de pacto—porque solo aquellos que han sido convertidos han verdaderamente comprometido sus vidas en pacto con Dios el Padre y Jesucristo a través de la “muerte” simbólica del bautismo por inmersión. Por tanto, ellos han entrado en este pacto de vida eterna, garantizado por la muerte y resurrección de Cristo—el Hijo de Dios—como Dios manifestado en la carne. Después de este pacto especial de bautismo, ellos reciben el Espíritu Santo de Dios a través de la imposición de manos. Por tanto, solo ellos están bajo la verdadera gracia de Dios; los cristianos ortodoxos asumen que están bajo gracia, pero no.

           Pablo explica este pacto de bautismo y gracia en su epístola a los Romanos, como allí estaban aquellos durante su ministerio quienes estaban creyendo en una gracia falsa que le permitía a la gente continuar viviendo en pecado. Él escribe, “¿Qué diremos entonces? ¿Continuaremos en pecado [trasgresión de la ley, I Juan 3:4], para que la gracia pueda abundar? ¡DE NINGUNA MANERA! Nosotros quienes morimos al pecado [por el bautismo en agua], ¿Cómo viviremos más en el? ¿O son ustedes ignorantes que nosotros, como tantos que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en Su muerte? [La muerte de Jesús fue Su pacto de muerte por el pecado, para el Nuevo Pacto.]

           “Por tanto, fuimos sepultados con Él a través del bautismo en la muerte [el pacto de muerte simbólico del creyente]; para que, así como Cristo fue levantado de los muertos por la gloria del Padre, en la misma forma, deberíamos también caminar en novedad de vida. Porque si hemos sido unidos juntamente en la semejanza de Su muerte, así también lo seremos en la semejanza de Su resurrección. Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue co-crucificado con Él, para que el cuerpo de pecado pudiera ser destruido, para que ya no pudiéramos ser esclavizados para pecar; porque quien ha muerto al pecado ha sido justificado del pecado.

           “Entonces si morimos junto con Cristo [en este pacto de muerte], creemos que también viviremos con Él, sabiendo que Cristo, habiendo sido levantado de los muertos, no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre Él. Porque cuando murió, murió al pecado una vez por todos; pero en lo que vive, vive hacia Dios. En la misma forma también, ustedes ciertamente deberían considerarse a sí mismos muertos al pecado, pero vivos para Dios a través de Cristo Jesús nuestro Señor. Por tanto, no dejen que el pecado gobierne en su cuerpo mortal obedeciéndolo en su lujuria.

           “Así mismo, no cedan sus miembros como instrumentos de injusticia para pecar [la trasgresión de la ley]; sino, cédanse a sí mismos a Dios como aquellos que están vivos de los muertos, y sus miembros como instrumentos de justicia [amor y obediencia espiritual] para Dios. Porque el pecado no gobernará sobre ustedes porque no están bajo ley, sino bajo gracia. ¿Entonces que? ¿Pecaremos porque no estamos bajo ley, sino bajo gracia? ¡DE NINGUNA MANERA!” (Romanos 6:1-15).

           El Nuevo Testamento enseña que gracia es más que el perdón de pecados, lo cual es misericordia. Más bien, la gracia del Nuevo Pacto es toda la relación espiritual del cristiano con Dios el Padre y Jesucristo—porque él o ella han recibido el Espíritu Santo de Dios.

           La noche de la última Pascua de Jesús, antes que Él fuera traicionado y arrestado, Él instruyó a Sus discípulos concerniente a las condiciones necesarias para recibir el Espíritu Santo, el cual da a los verdaderos creyentes el poder de vencer a Satanás, la sociedad y a sí mismo. Estas son Sus propias palabras: “Si Me aman, guarden los mandamientos—a saber, Mis mandamientos. Y Yo pediré al Padre, y Él les dará otro Consolador, para que eso pueda estar con ustedes a través de los siglos: El Espíritu de la verdad, el cual el mundo no puede recibir porque no lo percibe, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen porque vive con ustedes, y estará dentro de ustedes.En aquel día, ustedes sabrán que Yo estoy en Mi Padre, y ustedes están en Mí, y Yo estoy en ustedes. Aquel que tiene Mis mandamientos, y los está guardando, ese es quien Me ama; y quien Me ama será amado por Mi Padre, y Yo lo amaré, y Me manifestaré Yo mismo a élSi alguno Me ama, guardará Mi palabra; y Mi Padre le amará, y Nosotros vendremos a él, y haremos Nuestra morada con él” (Juan 14:15-17, 20-21, 23).

           En el día de Pentecostés en el 30 dC, el apóstol Pedro predicó un mensaje poderoso a la multitud de judíos y prosélitos reunidos en el templo en Jerusalén. Dios lo inspiró a decir: “Por tanto, toda la casa de Israel sepa con plena seguridad que Dios ha hecho a este mismo Jesús, a Quien ustedes crucificaron, ambos Señor y Cristo. Entonces después de oír esto, ellos fueron compungidos del corazón; y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles, “Hombres y hermanos, ¿Qué haremos?”

           “Entonces Pedro les dijo, ‘Arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para la remisión de pecados, y ustedes mismos recibirán el regalo del Espíritu Santo. Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos aquellos que están lejos, tantos como el Señor nuestro Dios pueda llamar.” Y con muchas otras palabras sinceramente testificó y exhortó, diciendo, “Sean salvos de esta perversa generación.” Entonces aquellos que alegremente recibieron su mensaje fueron bautizados; y alrededor de tres mil almas fueron añadidas ese día. Y ellos continuaron firmemente en las enseñanzas de los apóstoles y en compañerismo,” (Hechos 2:36-42).

           Cuando combinamos estos pasajes con las enseñanzas de Cristo, tres verdades fundamentales son reveladas concerniente al perdón de pecados y el recibimiento del Espíritu Santo:

           1) Los creyentes deben arrepentirse de sus pecados y ser bautizados antes que puedan recibir el Espíritu Santo—lo cual es su engendramiento hacia vida eterna y su entrada en el Nuevo Pacto.

           2) El amor de una persona por Dios el Padre y Jesucristo es más que un sentimiento emocional. Tal amor espiritual viene de la morada del Espíritu Santo, dado al creyente por Dios como una expresión de Su amor.

           3) A su vez, nuestro amor por Dios es demostrado por la observancia de los mandamientos y palabras de Jesús—todo lo cual ha venido del Padre.

           Esto es diametralmente opuesto a las enseñanzas del cristianismo ortodoxo. Ellos enseñan que Jesús y Pablo abolieron las leyes y mandamientos de Dios. Sin embargo, cuando Jesús comenzó Su ministerio Él declaró enfáticamente que Él no vino a abolir la Ley o los Profetas; mas bien, Él vino a cumplirla (Mateo 5:17-18). Así mismo, al final de Su ministerio Él declaró enfáticamente: “Aquel que no Me ama, no guarda Mis palabras; y la palabra que ustedes escuchan no es Mía, sino del Padre, Quien Me envió” (Juan 14:24).

           La adecuada observancia de la ceremonia de la Pascua Cristiana está basada totalmente en las palabras de Jesús registradas en los Evangelios, lo cual afirma Pablo en I Corintios 11. En Su última noche de Pascua, Jesús instituyó la Pascua de Nuevo Pacto. Este es el fundamento de la promesa del pacto de Dios para vida eterna. Hay 3 partes para la ceremonia de la Pascua Cristiana.

           1) El lavado de pies, como encontramos en Juan 13:1-17. Era de vital importancia que Jesús les dijera a Sus discípulos que si ellos no lavaban los pies los unos a los otros ellos no tendrían “parte” con Él.

           2) Participar del pan sin levadura roto. Jesús dijo que el pan sin levadura roto simbolizaba Su cuerpo roto y golpeado: “Y tomó pan; y después de dar gracias, lo rompió y lo dio a ellos, diciendo, “Este es Mi cuerpo, el cual es dado por ustedes. Esto háganlo en memoria de Mí.”” (Lucas 22:19).

           3) Participar del vino, el cual simboliza la sangre derramada de Jesús del Nuevo Pacto para la remisión de pecados. “En la misma manera también, tomó la copa después de cenar, diciendo, “Esta copa es el Nuevo Pacto en mi sangre, la cual es derramada por ustedes” (Lucas 22:20). “Porque esta es Mi sangre, la sangre del Nuevo Pacto, la cual es derramada por muchos para la remisión de pecados” (Mateo 26:28). “Esta es la copa del nuevo pacto en Mi sangre. Esto háganlo, tan a menudo como la beban, en memoria de Mí” (I Corintios 11:25).

           Jesús dejó claro que los verdaderos cristianos están obligados a observar la Pascua Cristiana del Nuevo pacto en la manera que Él enseñó a los apóstoles. Cada año ésta debe ser observada en la noche del día 14 del primer mes de acuerdo al CHC. Ésta es para ser la conmemoración de la crucifixión y muerte de Jesús. Guardarla es absolutamente necesario para recibir vida eterna, como dijo Jesús: “Verdaderamente, verdaderamente les digo, a menos que coman la carne del Hijo de hombre, y beban Su sangre, no tienen vida en sí mismos. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre tiene vida eterna, y Yo lo levantaré en el último día Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera bebida. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre está viviendo en , y Yo en él. Como el Padre vivo Me ha enviado, y Yo vivo por el Padre; así también aquel que Me come vivirá por Mí” (Juan 6:53-57). Así, la observancia de la Pascua es la preafirmación de nuestro compromiso del pacto de vivir por Jesucristo, Quien es “la verdad, el camino y la vida” (Juan 14:6).

           La Fiesta de Panes sin Levadura: En la mañana después de la Pascua, los hijos de Israel dejaron sus casas y viajaron a Rameses donde se reunieron para partir de Egipto. Los Israelitas que comenzaron su partida mientras el sol estaba colocándose al terminar el 14, el día de la Pascua, y comenzar el 15, el primer día de la Fiesta de Panes de Levadura por 7 días. Moisés registró: “Y ellos [los hijos de Israel] salieron de Ramesés en el primer mes, en el quinceavo día del primer mes. El siguiente día después del día de la Pascua, los hijos de Israel salieron con una mano alta a la vista de todos los egipcios” (Números 33:3). Dado que los israelitas eran millón y medio o mas, probablemente tomaría hasta que fue oscuro para los últimos dejar Rameses mientras viajaban hacia Sucot: “El SEÑOR su Dios los sacó de Egipto de noche” (Deuteronomio 16:1). Esta noche es para ser observada y tiene un nombre especial: “Y sucedió al final de los cuatrocientos treinta años, fue incluso en ese mismísimo día [que Dios estableció Su pacto con Abraham, en Génesis 15], que todos los ejércitos del SEÑOR salieron de la tierra de Egipto. Es una noche para ser muy observada al SEÑOR por sacarlos de la tierra de Egipto. Esta es esa noche del SEÑOR para ser observada por todos los hijos de Israel en sus generaciones” (Éxodo 12:41-42). Esta noche especial comienza la Fiesta de Panes sin Levadura, y es llamada la “Noche para ser muy observada.”

           Concerniente a la Fiesta de Panes sin Levadura por 7 días comenzando en el 15, leemos: “Comerán pan sin levadura siete días; incluso el primer día habrán desechado la levadura fuera de sus casas; porque quienquiera que coma pan leudado desde el primer día hasta el séptimo día, esa alma será cortada de Israel. Y en el primer día habrá una santa convocación, y en el séptimo día habrá una santa convocación para ustedes. Ninguna clase de trabajo será hecho en ellos, excepto ese el cual todo hombre debe comer, eso únicamente puede ser hecho por ustedes.

           “Y guardarán la Fiesta de Panes sin Levadura, porque en este mismísimo día Yo he sacado sus ejércitos de la tierra de Egipto. Por tanto guardarán este día en sus generaciones como una ley para siempre. En el primer mes, en el catorceavo día del mes al ocaso [terminando el 14 y comenzando el 15], comerán pan sin levadura, hasta el veintiunavo día del mes al ocaso [terminando el día 21]. Siete días no será encontrada levadura en sus casas, porque quienquiera que coma eso que este leudado, incluso esa alma será cortada de la congregación de Israel, ya sea él un extranjero, o nacido en la tierra. No comerán nada leudado. En todos sus lugares de vivienda comerán pan sin levadura” (Éxodo 12:15-20).

           Hay otros lugares en el Pentateuco donde Dios da mandamientos similares para esta fiesta de primavera. Como notará, el Sábado semanal—el cual es el cuarto de los 10 Mandamientos—establece la autoridad de Dios concerniente a las fiestas anuales y Días Santos, como encontramos en Levítico 23: “Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo, “Habla a los hijos de Israel y diles, ‘Con respecto a las fiestas designadas del SEÑOR, las cuales proclamarán ser santas convocaciones, incluso estas son Mis fiestas designadas. Seis días el trabajo será hecho, pero el séptimo día es el Sábado de descanso, una santa convocación. No harán ningún trabajo. Es un Sábado para el SEÑOR en todas sus viviendas.

           “Estas son las fiestas designadas del SEÑOR, santas convocaciones las cuales proclamarán en sus temporadas designadas. En el catorceavo día del primer mes, entre las dos noches, es la Pascua del SEÑOR, y en el quinceavo día del mismo mes es la Fiesta de Panes sin Levadura al SEÑOR. Deben comer pan sin levadura siete días. En el primer día tendrán una santa convocación. No harán ningún trabajo servil en el, sino ofrecerán una ofrenda por fuego al SEÑOR siete días. En el séptimo día tendrán una santa convocación. No harán trabajo servil en el.’ ”” (versos 1-8).

           En el Antiguo Testamento, esta Fiesta era observada como un recordatorio que Dios había sacado a Israel de Egipto por Su poder. (En La Pascua Cristiana cubrimos totalmente todo aspecto de la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura. Cuando lee y estudia este libro, tendrá un completo entendimiento de estas dos Fiestas de Dios.) Como veremos, los creyentes del Nuevo Testamento—judíos y gentiles—guardaban la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura con un énfasis espiritual.

           La Fiesta de Panes sin Levadura en el Nuevo Testamento: En el Nuevo Testamento, levadura—mientras se relaciona a la Fiesta de Panes sin Levadura—es mostrada como símbolo de pecado. Pablo deja esto claro a los hermanos en Corinto. Ellos habían en verdad removido la levadura física de sus casas para la Fiesta de Panes sin Levadura como lo ordena Dios. Sin embargo, hay un significado espiritual más alto para esta Fiesta, el cual lo enseña Pablo: el sacar la levadura espiritual, o pecado, de nuestras vidas (e incluso de la iglesia local).

           Un grave y descarado pecado sexual había sido desde tiempo tolerado por la Iglesia de Corinto. Como resultado, Pablo tuvo que corregirlos severamente. Al hacerlo, él define el significado espiritual de la Fiesta de Panes sin Levadura. “Es comúnmente reportado que hay inmoralidad sexual entre ustedes, y tal inmoralidad como no es incluso nombrada entre los gentiles—permitiendo a uno tener la esposa de su propio padre. Ustedes están inflados [con la “levadura” de pecado y vanidad] en lugar de dolerse, para que quien hizo este acto pudiera ser sacado de en medio suyo. Porque yo ciertamente, estando ausente en cuerpo pero presente en espíritu, ya he juzgado como si estuviera presente a quien tan vergonzosamente ha cometido este acto maligno: En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, cuando ustedes estén reunidos, y mi espíritu, junto con el poder de nuestro Señor Jesucristo entreguen al tal a Satanás para la destrucción de la carne, para que el espíritu pueda ser salvo en el día del Señor Jesús.

           “Su jactancia no es buena. ¿No saben que un poco de levadura leuda la masa entera? [El pecado contamina a toda la iglesia.] Por tanto, límpiense de la vieja levadura [de este grave pecado], para que puedan convertirse en una nueva masa [para desarrollar carácter piadoso], incluso como están sin levadura [físicamente, al sacar la levadura de sus casas]. Porque Cristo nuestra Pascua fue sacrificado por nosotros. Por esta razón, guardemos la fiesta [de Panes sin Levadura], no con la vieja levadura [de pecado], ni con la levadura de malicia y maldad, sino con el pan sin levadura de sinceridad y verdad” (I Corintios 5:1-8).

           La clave para vencer el pecado: Después que hemos recibido el Espíritu Santo de Dios, empezamos el proceso de vencer nuestra naturaleza humana pecaminosa, llamada la “ley de pecado y muerte” (Romanos 8:2). El Espíritu Santo nos da el poder de vencer el pecado dentro a través del arrepentimiento diario (Lucas 11:5). A través del sacrificio de Cristo, Dios es fiel para perdonar todos nuestros pecados y limpiarnos de toda injusticia: “Y este es el mensaje que hemos oído de Él y estamos declarándoles; que Dios es luz, y no hay en absoluto oscuridad en Él. Si proclamamos que tenemos compañerismo con Él, pero estamos caminando en la oscuridad, estamos mintiéndonos a nosotros mismos, y no estamos practicando la Verdad.

           “Sin embargo, si caminamos en la luz, como Él está en la luz, entonces tenemos compañerismo unos con otros, y la sangre de Jesucristo, Su propio Hijo, nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, estamos engañándonos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros propios pecados [arrepentimiento diario ante Dios], Él es fiel y justo, para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a Él un mentiroso, y Su Palabra no está en nosotros.

           “Mis pequeños hijos, les estoy escribiendo estas cosas para que no puedan pecar. Y aun así, si alguno peca, tenemos un Abogado con el Padre, Jesucristo el Justo; y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por nuestros pecados, sino también por los pecados del mundo entero” (I Juan 1:5-10; 2:1-2).

           Pablo también deja claro que incluso después que somos convertidos aun pecamos—porque todavía tenemos una naturaleza que fácilmente nos tienta: “...dejemos a un lado todo peso, y el pecado que tan fácilmente nos atrapa; y corramos la carrera puesta delante nuestro con resistencia, teniendo nuestras mentes fijas en Jesús, el Iniciador y Terminador de nuestra fe…. Ustedes aun no han resistido al punto de perder sangre en su lucha contra el pecado” (Hebreos 12:1-2, 4). Es por esto que Jesús nos instruye a arrepentirnos diariamente de nuestros pecados.

           Es importante entender que la gente que no tiene el Espíritu Santo dentro de ellos no tienen el poder de vencer el pecado—el pecado interior, los pecados de la mente. La gente es capaz de tener cierto control sobre los pecados que son evidenciados en su comportamiento. Sin embargo, requiere el poder del Espíritu de Dios dentro de nosotros para arrepentirse y vencer el pecado a través del “lavado del agua por la Palabra” (Efesios 5:26). Ese es todo el significado de la Fiesta de Panes sin Levadura—sacar la levadura, sacar el pecado.

           Mientras tenemos nuestra parte en vencer, es a través de la sangre derramada de Jesús y el poder del Espíritu Santo dentro de nosotros que somos capaces de vencer verdaderamente nuestros pecados—nuestras acciones y nuestros pensamientos. Ultimadamente, en la resurrección cuando Jesús regrese, también ¡venceremos la muerte!

           Hermanos, que Dios bendiga a todo Su pueblo con una porción extra de Su Santo Espíritu mientras guardamos la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura este año. Que Dios el Padre y Jesucristo continúen bendiciéndonos de modo que podamos crecer en gracia y conocimiento día a día. Les agradecemos por su amor y oraciones por nosotros y todos los hermanos, y por su continuo soporte a través de sus diezmos y ofrendas. Recuerde, debemos permanecer en gracia, caminar en fe, creen en esperanza, y vivir en amor.

 

Con amor en Cristo Jesús,

 

 

 

Fred R. Coulter

FRC

 

 

 

 
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