CAPITULO
SIETE
(Tomado
del libro “El día que Jesús el Cristo murió.”)
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Los eventos en el primer día
de
la semana hasta la ascensión
final de Jesús
Por
Fred
R. Coulter
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Los registros en las Escrituras
y los cálculos del calendario hebreo calculado prueban conclusivamente que Jesús
fue resucitado cuando se ocultó el sol al final del Sábado semanal. Los
registros de los Evangelios no revelan directamente lo que hizo Jesús entre el
tiempo que Él fue resucitado y el tiempo que Él fue visto por María Magdalena a
la mañana siguiente. Sin embargo, a partir de los registros de las Escrituras
podemos ensamblar juntamente lo que hizo Jesús desde el tiempo que Él fue
resucitado hasta que Él ascendió para ser aceptado en la mañana por Dios el
Padre como la verdadera Gavilla Mecida. El registro en el Evangelio de Juan nos
da un entendimiento de lo primero que hizo Jesús cuando Él volvió a la vida en
la tumba: “Entonces
Simón Pedro llegó siguiéndolo, y entró a la tumba y vio las ropas de lino
tendidas, y la servilleta que había estado sobre Su cabeza, no tendida con las
ropas de lino sino doblada en un lugar por sí misma” (Juan 20:6-7).
El registro de Juan muestra que
cuando Jesús volvió a la vida, Él se levantó directamente fuera de las
envolturas fúnebres sin afectarlas. Cuando Pedro entró a la tumba, él vio las
envolturas fúnebres de Jesús aun en la forma de Su cuerpo. Esta fue prueba
absoluta de que Jesús había resucitado de los muertos, y nadie había tomado Su cuerpo.
Si alguien hubiera tomado Su cuerpo, aun habría estado envuelto con las ropas
de lino fúnebres.
Después de levantarse de las
envolturas fúnebres, Jesús tomó la servilleta que cubría Su cabeza y
ordenadamente la dobló y la colocó muy cerca, separada de las otras ropas fúnebres.
Esta fue una prueba adicional de que Él estaba vivo. Si alguien hubiera tomado
Su cuerpo, la servilleta habría permanecido en Su cabeza o caído a la tierra.
No habría sido doblada y colocada ordenadamente por sí misma. El apóstol Juan, quien
estaba con Pedro, vio estas cosas y creyó (verso 8).
Después de doblar la
servilleta, Jesús indudablemente ofreció una oración de acción de gracias a
Dios el Padre por levantarlo nuevamente a la vida. Tal vez Jesús pensó en la profecía
de Su resurrección en el Salmo 16: “El SEÑOR es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú
mantendrás mi parte. Las cuerdas han caído para mí en lugares placenteros; si,
yo tengo una hermosa herencia....
Por tanto Mi corazón está contento, y Mi gloria se regocija; Mi carne
también descansará a salvo, porque no abandonarás Mi alma en la tumba; ni
permitirás a Tu Santo ver corrupción. Me harás conocido el camino de
vida; en Tu presencia esta la plenitud de gozo. A Tu mano derecha están los
placeres para siempre jamás” (Versos 5-6, 9-11).
Después de ofrecer Su oración
de acción de gracias, Jesús debe haber dejado la tumba. Él no necesitó tener
removida la piedra de la entrada de la tumba porque ahora era espíritu y tenía
la capacidad de pasar a través de la materia. El Evangelio de Lucas confirma
este hecho. Lucas registra que aproximadamente veinticuatro horas después de
Su resurrección, Jesús apareció de repente en un cuarto cerrado donde los discípulos
estaban reunidos. Esto tuvo lugar tarde en el primer día de la semana, después
que Él había caminado con los dos discípulos a la villa de Emaús: “Y ellos [los dos discípulos] se levantaron en esa misma hora
y regresaron a Jerusalén; y encontraron juntos a los once y a
aquellos con ellos reunidos, diciendo, “¡En verdad, el Señor ha resucitado! Y
Él se le ha aparecido a Simón.” Entonces relataron las cosas que les
habían pasado en el camino, y como Él fue reconocido por ellos al partir el
pan. Luego mientras estaban diciendo estas cosas, Jesús mismo se paró en
medio de ellos y les dijo, “Paz sea a ustedes.” ”(Lucas 24:33-36).
El apóstol Juan escribió también
de la aparición repentina de Jesús: “Después, cuando la noche se acercaba ese día, el primer día
de las semanas, y las puertas estaban cerradas donde los discípulos se
habían reunido por miedo a los judíos, Jesús vino y se paró en el medio, y
les dijo, “Paz sea a ustedes.” Y después de decir esto, les mostró Sus
manos y Su costado. Entonces los discípulos se alegraron porque habían
visto al Señor.”
(Juan 20:19-20).
A causa de que Jesús resucitado
tenía la habilidad de pasar a través de la materia, Él fue capaz de dejar la tumba
antes que la piedra de la entrada fuera rodada. Es seguro que Él dejó la tumba casi
inmediatamente después de haber resucitado. Recuerde, Jesús había dicho, “...el Hijo de hombre estará en el
corazón de la tierra tres días y tres noches.” Si Él hubiera permanecido en la tumba
cualquier periodo de tiempo después de Su resurrección, Él habría estado en el corazón
de la tierra por más de tres días y tres noches.
¿A dónde fue Jesús después que dejó
la tumba? Las Escrituras no lo especifican. Sin embargo, es probable que Él fuera
a un lugar en el Monte de los Olivos. Lucas registra que Jesús acostumbraba ir
allí, donde Él tenía un lugar especial de oración. En la noche de la Pascua, después
que Jesús instituyó la ceremonia del Nuevo Pacto, Él y los discípulos fueron al
Monte de los Olivos: “Entonces Él dejó la casa y fue, como estaba acostumbrado, al
Monte de los Olivos; y Sus discípulos también lo siguieron. Y cuando llegó al lugar,
les dijo, “Oren para que no entren en tentación.” Y se retiró de
ellos alrededor de un tiro de piedra; y cayendo en Sus rodillas, oró” (Lucas 22:39-41).
En su registro, Mateo identifica
el lugar de oración como Getsemaní: “Luego Jesús fue con ellos a un lugar llamado Getsemaní; y le
dijo a Sus discípulos, “Siéntense aquí mientras Yo voy adelante y oro.” ” (Mateo 26:36). Este es el
lugar donde Jesús oró por casi tres horas antes que fuera arrestado (versos
37-44).
Dado que Jesús no ascendió al
Padre sino hasta la mañana después de Su resurrección, es muy probable que Él fuera
al Monte de los Olivos a Su lugar especial de oración en el Jardín de Getsemaní.
Una vez allí, Jesús muy seguramente habría ofrecido oraciones de alabanza y acción
de gracias a Dios el Padre toda la noche por haberlo levantado de los muertos.
Somos capaces de tener un vislumbre de lo que Jesús pudo haber orado a partir
de las profecías en el libro de Salmos que predijeron la muerte y resurrección
de Jesús.
Cristo Jesús tenía una fe
completa en que Dios el Padre lo levantaría de los muertos. El Salmo 108 revela
la fe de Jesús por esa salvación: “Oh Dios, mi corazón está firme; cantaré y daré alabanza,
incluso con mi gloria. Despierta, arpa y lira; despertaré temprano. Te
alabaré, Oh SEÑOR, entre la gente; y cantaré alabanzas a Ti entre las naciones,
porque Tu misericordia es grande sobre los cielos; y Tu verdad alcanza
hasta las nubes.
“Sé exaltado, Oh Dios, sobre los cielos, y Tu
gloria sobre toda la tierra, para que Tu amado [Cristo Jesús, el amado hijo del Padre] pueda ser librado [del poder de la muerte]; salva con Tu mano derecha, y
respóndeme. Dios ha hablado en Su santidad [para levantar a Jesús de los muertos]: “Me alegraré,..” (Salmo 108:1-7).
La epístola de Pablo a los
Hebreos confirma que mientras Jesús estaba aún en la carne, Él suplicó al Padre
salvarlo de la muerte: “Quien, en los días de Su carne, ofreció oraciones y suplicas con
fuerte lamento y lágrimas a Quien era capaz de salvarlo de la muerte, y
fue oído porque temió a Dios. Aunque fue un Hijo, aun así aprendió
obediencia de las cosas que sufrió; y habiendo sido perfeccionado, llegó a ser el
Autor de la salvación eterna para todos aquellos que lo obedecen,...” (Hebreos 5:7-9). Durante
Su vida en la carne, Jesús había orado fervientemente al Padre por fortaleza
para resistir la tentación, para que Él no incurriera en la pena de muerte por
el pecado, sino pudiera colocar Su vida como el sacrificio perfecto por los
pecados del mundo. Dado que Él oró tan fervientemente antes de morir, debe
haber sido igualmente ferviente en agradecerle y alabar al Padre por haberlo
levantado de los muertos.
Sabemos que las palabras del
Salmo 22 fueron pronunciadas por Jesús mientras estaba muriendo en la cruz.
Justo antes que Él muriera, Él pronunció las últimas palabras del Salmo 22, “Él ha hecho esto,” cumplido en Juan 19:30. El
siguiente salmo, Salmo 23, tiene mucho más significado cuando es visto en el
contexto de Su crucifixión y resurrección. ¿No podría Él también haber
pronunciado estas palabras en Sus oraciones a Dios el Padre después que fue
resucitado?
“El Señor es mi Pastor; nada me faltará. Él
me hace acostarme en pastos verdes; me guía junto a las tranquilas aguas. Él
restaura mi alma
[por la resurrección]; me guía en las sendas de justicia por amor a Su nombre. Sí,
aunque camine a través del valle de la sombra de muerte [la crucifixión], no temeré mal, porque Tú estas
conmigo; Tu vara y Tu callado, ellos me consuelan. Preparas una mesa para mí en
la presencia de mis enemigos. Unges mi cabeza con aceite; mi copa rebosa.
Ciertamente bondad y misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y
viviré en la casa del SEÑOR para siempre [en las eras de la eternidad]”.
Los eventos en la mañana después de la resurrección
de Jesús
Los registros del Evangelio
muestran que mientras el sol estaba saliendo, temprano en la mañana del primer día
de la semana, las mujeres fueron llevando especias para ungir el cuerpo de Jesús.
Aunque María Magdalena dejó la casa mientras aún era oscuro, para cuando llegó
a la tumba era ligeramente claro para ella ver que la piedra había sido
removida (Juan 20:1). Aparentemente, justo antes que ella y la otra mujer
llegaran, un ángel había abierto la tumba. Si hubiera estado abierta por algún
tiempo antes que las mujeres llegaran, los soldados no habrían estado haciendo
guardia. “Y en
la mañana súbitamente hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor
descendió del cielo, y vino y rodó la piedra de la puerta, y se sentó sobre
ella. Y su apariencia era como relámpago, y su vestimenta blanca como nieve. Y
por temor de él, aquellos que estaban en guardia temblaron, y se volvieron como
hombres muertos” (Mateo 28:2-4).
Mientras las mujeres estaban aproximándose
a la tumba, se estaban preguntando quien movería la inmensa piedra de la
entrada de la tumba para ellas poder ungir el cuerpo de Jesús con especias.
Pero cuando llegaron, vieron que la piedra ya había sido removida y la tumba
estaba abierta. Marcos da este registro: “Y muy temprano en el primer día de
las semanas, a la salida del sol, ellas estaban llegando a la tumba; y estaban
preguntándose a sí mismas, “¿Quién rodará la piedra de la entrada de la tumba por
nosotras?” Porque era una piedra enorme. Pero cuando miraron hacia
arriba, vieron que la piedra había sido rodada. Y luego de entrar en la
tumba, vieron a un hombre joven [el ángel que había rodado la piedra] sentado a la derecha, vestido
con una túnica blanca; y ellas estaban muy asustadas. Mas él les dijo, “No
teman. Están buscando a Jesús el Nazareno, Quien fue crucificado. Él ha
resucitado; no está aquí. Miren, allí está el lugar donde lo colocaron.
Pero vayan, díganle a Sus discípulos y a Pedro que Él va delante
de ustedes a Galilea; allí lo verán, como Él les dijo.” Y ellas salieron
rápidamente y huyeron de la tumba, porque estremecimiento y asombro se
apoderaron de ellas; y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo” (Marcos 16:2-8).
El Evangelio registra
claramente que el ángel le dijo a las mujeres, “Él ha resucitado; no está aquí.” ¡Jesús no estaba en la tumba!
Jesús no estaba allí porque Él había resucitado de los muertos mientras el Sábado
semanal terminaba casi doce horas antes. Él no necesitó la piedra rodada para
salir de la tumba, porque tenía el poder de pasar a través de la materia. Sin
embargo, era necesario que la piedra fuera removida para que las mujeres vieran
que Él no estaba allí. Ellas encontraron la tumba vacía excepto por las
vestiduras fúnebres que habían sido puestas alrededor de Su cuerpo.
Cuando las otras mujeres fueron
a decirle a los discípulos, María Magdalena fue a decirle a Pedro y a Juan: “Entonces corrió y vino a Simón
Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo, “Se han
llevado al Señor de la tumba, y no sabemos dónde lo han puesto.” Como
resultado, Pedro y el otro discípulo salieron y fueron a la tumba. Ahora, los
dos corrieron juntos, pero el otro discípulo corrió más rápido que Pedro y
llegó a la tumba primero; y se inclinó hacia abajo y vio las ropas de lino ahí
tendidas, pero no entró.
“Entonces Simón Pedro llegó siguiéndolo, y
entró a la tumba y vio las ropas de lino tendidas, y la servilleta que había
estado sobre Su cabeza, no tendida con las ropas de lino sino doblada en un lugar
por sí misma. Entonces el otro discípulo, quien había llegado a la tumba
primero, también entró y vio estas cosas; y creyó. Porque ellos no
entendían aun la escritura la cual decretó que Él debía levantarse de
los muertos. Entonces los discípulos se fueron otra vez a su casa” (Juan 20:2-10).
Después que Pedro y Juan se
fueron, María Magdalena permaneció en la tumba porque pensaba que “se habían
llevado al Señor,” y no sabía dónde estaba Él. “Pero María estuvo de pie afuera de la tumba
llorando; y mientras lloraba, se inclinó hacia abajo y miró dentro
de la tumba. Y vio dos ángeles de blanco quienes estaban sentados, uno a la
cabeza y el otro a los pies, donde había sido colocado el cuerpo de Jesús. Y
ellos le dijeron, “¿Mujer, porque estás llorando?” Ella les dijo, “Porque se
han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han colocado.” ” (Juan 20:11-13).
Después que todas estas cosas
tuvieron lugar, Jesús regresó a la tumba y se apareció a María Magdalena: “Y después de decir estas cosas,
ella dio vuelta y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le
dijo, “¿Mujer, porque estás llorando? ¿A quién estas buscando?” Pensando que
era el jardinero, ella le dijo, “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo
has colocado, y yo me lo llevaré.” Jesús le dijo, “María.” Volteándose, ella le
dijo, “Rabboni”; es decir, “Maestro.” Jesús le dijo, “No Me toques, porque
todavía no he ascendido a Mi Padre. Pero ve a Mis hermanos y diles que estoy
ascendiendo a Mi Padre y a su Padre, y a Mi Dios y a su
Dios.” María Magdalena vino a los discípulos, trayendo palabra de que había
visto al Señor, y que Él le había dicho estas cosas” (Versos 14-18).
Corrigiendo la mala traducción de Marcos
16:9
En la versión Reina Valera, Marcos
16:9 dice: “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de
la semana, apareció primeramente a María Magdalena…” Esta traducción hace
parecer que Jesús fue resucitado temprano en la mañana del primer día de la
semana. Sin embargo, los registros del Evangelio muestran que Jesús fue
resucitado al cierre del Sábado semanal, aproximadamente doce horas antes que
las mujeres llegaran a la tumba. La impresión errónea que da la traducción de
la Reina Valera puede ser corregida simplemente por la ubicación de la coma en
el lugar adecuado: “Habiendo pues resucitado Jesús, por la mañana el primer día
de la semana apareció primeramente a María Magdalena…” Una traducción más
precisa, así como la ubicación adecuada de la coma, aclara cualquier
malentendido o mala traducción. Dice así: “Entonces después de que Jesús había
resucitado,
temprano el primer día de las semanas apareció primero a María
Magdalena,...” Con
la adecuada traducción y ubicación de la coma, este verso armoniza con el resto
de los hechos de las escrituras como es encontrado en los otros registros de los
Evangelios.
Jesús cumplió la Ofrenda de la Gavilla Mecida
En el evangelio de Juan
encontramos este registro post-resurrección: “Jesús le dijo [a María Magdalena], “No Me toques, porque
todavía no he ascendido a Mi Padre. Pero ve a Mis hermanos y diles que estoy
ascendiendo a Mi Padre y a su Padre, y a Mi Dios y a su
Dios” ” (Juan
20:17).
Cuando Jesús se apareció a María
Magdalena, Él no le permitió tocarlo porque no había aun ascendido a Dios el
Padre. Las Palabras que Él le habló muestran que iba a ascender. Podemos
concluir que Él ascendió al Padre pronto después que ella fue a decirles a los discípulos.
Cuando Jesús ascendió, Él cumplió una ceremonia muy especial del templo que
Dios había ordenado para ese día. Esa ceremonia era la presentación de la
gavilla mecida de los primeros frutos de la cosecha de granos, la cual era
ejecutada aproximadamente a las 9 AM en la mañana, después que la ofrenda
quemada de la mañana había sido hecha. Fue a esa hora que Jesús ascendió a Dios
el Padre.
La ofrenda de la gavilla mecida
era ofrecida cada año en el primer día de la semana durante la Fiesta de Panes
sin Levadura. Como el sacrificio del cordero de Pascua era un prototipo de la crucifixión
y muerte de Jesucristo, entonces la ofrenda de la gavilla mecida era un
prototipo de la ascensión de Jesús al Padre. Este día era un día especial, pero
no un día santo. En el templo, en el primer día de la semana durante la Fiesta
de Panes sin Levadura, el sacerdote ejecutaría el ritual de la gavilla mecida.
Encontramos el mandato de Dios para la ofrenda de la gavilla mecida en el libro
de Levítico: “Y el
SEÑOR habló a Moisés, diciendo, “Habla a los hijos de Israel y diles, 'Cuando
hayan entrado a la tierra la cual Yo les doy, y hayan recogido la cosecha de
ella, entonces traerán la primera gavilla de los primeros frutos
de su cosecha al sacerdote. Y él mecerá la gavilla delante del SEÑOR para que
sean aceptados. En el siguiente día después del Sábado [el primer día de la semana durante la
Fiesta de Panes sin Levadura] el sacerdote la mecerá” (Levítico 23:9-11).
El Rabí mesiánico Alfred
Edersheim registra los detalles de la cosecha de la gavilla mecida en su libro La
vida y tiempos de Jesús el Mesías:
“Esta gavilla de Pascua era
cosechada en público la noche anterior a ser ofrecida, y era para dar
testimonio de esta ceremonia que la multitud se había reunido alrededor de los
ancianos. Ya en el 14 [de] Nisan el punto en donde la primera gavilla debía ser
cosechada había sido marcado, al atarla juntamente en grupos, mientras aun [estaba]
parada, la cebada que debía ser cortada, de acuerdo a la costumbre, en el protegido
Valle Cenizas al otro lado del Kidron. Cuando había llegado el tiempo de
cortar la gavilla—esto es, en la noche del 15 [de] Nisan [por conteo farisaico],
aunque era un Sábado [el viaje para cosechar era tomado antes del fin del Sábado,
pero estaba dentro del prescrito “Viaje en el día Sábado” tradicional], justo cuando
el sol bajaba, tres hombres, cada uno con una hoz y canasta, se ponían a
trabajar.
“Claramente para resaltar lo
que era distintivo en esta ceremonia, el primero preguntaba tres veces a los espectadores
cada una de las siguientes preguntas: ‘¿HA BAJADO EL SOL?’ ‘¿Con esta hoz?’ ‘¿En
esta canasta?’ ‘¿En este Sábado? (o primer día de Pascua)’—y finalmente, ‘¿Cosecharé?’
Habiendo sido respondida cada vez en afirmativo, cortaban la cebada a la
cantidad de una efa, o casi tres pecks y tres pints de medida inglesa” (La
vida y tiempos de Jesús el Mesías, p. 619).
Nota: Había una
disputa entre los fariseos y saduceos en cuanto a cual Sábado esta diseñado
este verso. Los fariseos aplicaban este mandato al primer día Santo de la
Fiesta de Panes sin Levadura, el cual era el 15avo día del primer mes, o Nisan.
Para ellos, el “día siguiente después del Sábado”—el día para cosechar la
gavilla mecida—era siempre el 16 de Nisan. Por otro lado, los saduceos,
quienes estaban a cargo del templo durante los días de Jesucristo, entendían
que el mandato de Dios en Levítico 23:11 estaba refiriéndose al Sábado semanal
el cual ocurría en conjunción con la Fiesta de Panes sin Levadura. En años
cuando el primer día de la Fiesta de Panes sin Levadura caía en el Sábado
semanal, tanto los saduceos como los fariseos observarían el 16 de Nisan como
el día de la ofrenda de la gavilla mecida. Aunque los saduceos y fariseos
generalmente no estaban de acuerda en el DIA correcto para la ofrenda de la
gavilla mecida, nunca hubo duda acerca de la HORA del día correcta para
cosecharla.
Después de cortada, la gavilla
agrupada era llevada al templo y ubicada junto al altar de ofrendas quemadas. Luego
en la mañana, después de la ofrenda diaria quemada del cordero, el sacerdote “mecía”
o elevaba la gavilla para ser aceptada por el Señor. Esta era una gavilla
ceremonial especial. En la Biblia Shocken, Volumen I, Los cinco libros de Moisés,
Everett Fox traduce Levítico 23:10-11 de esta manera: “Habla a los hijos de
Israel y diles; cuando entren a la tierra que estoy dándoles, y cosechen su
cosecha, deben traer la primera gavilla de su cosecha al sacerdote. Él
debe elevar la gavilla delante de la presencia de YHWH para aceptación por
ustedes; en el día siguiente del Sábado el sacerdote la elevará.”
Note las palabras claves en las
instrucciones de Dios para la ofrenda de la gavilla mecida: “para aceptación por
ustedes,” lo que significa “a nombre de ustedes.” Cuando Jesucristo ascendió
al Padre en el Día de la Gavilla Mecida, como el primero de los primeros
frutos, Su sacrificio por nuestros pecados fue aceptado por el Padre a nombre
nuestro. Jesús, como el Cordero de Dios, fue aceptado como la ofrenda de pecado
no solo por nuestros pecados sino por los pecados de toda la humanidad: “…el Cordero de Dios, Quien quita
el pecado del mundo”
(Juan 1:29).
Jesús cumplió la ofrenda de la
Gavilla Mecida como el primero de los primeros frutos a ser resucitado de los
muertos. La primera gavilla simbolizaba al Cristo resucitado. Cuando el
sacerdote elevaba la gavilla para ser aceptada por el Señor, esta representaba
a Jesucristo ascendiendo al Padre para ser aceptado como el primero de los
primeros frutos. El apóstol Pablo deja claro que esta primera gavilla de los
primeros frutos era un tipo de Jesucristo después que Él había resucitado de
los muertos y ascendido al cielo para presentarse a Sí mismo a Dios el Padre: “Pero ahora Cristo ha sido
levantado de los muertos; Él ha llegado a ser el primer fruto de
aquellos que han dormido. Porque
ya que por un hombre vino la muerte, por un hombre también
vino la resurrección de los muertos. Porque como en Adán todos
mueren, así también en Cristo todos serán hechos vivos. Pero cada uno en su
propio orden: Cristo el primer fruto; luego, aquellos que son de
Cristo a Su venida”
(I Corintios 15:20-23).
Porque Jesús es el primero de
muchos quienes resucitarán de los muertos como hijos inmortales de Dios, Él también
es llamado “el primogenito de entre los muertos,” como Pablo escribe a los
Colosenses: “Porque
por Él fueron creadas todas las cosas, las cosas en el cielo y las cosas
sobre la tierra, lo visible y lo invisible, ya sean ellos tronos,
o señoríos, o principados, o poderes; todas las cosas fueron creadas por Él y
para Él. Y Él es antes de todo, y por Él todas las cosas subsisten. Y
Él es la cabeza del cuerpo, la iglesia; Quien es el principio, el
primogénito de entre los muertos, para que en todas las cosas Él mismo pudiera
tener la preminencia” (Colosenses 1:16-18).
En su epístola a los Romanos, Pablo
deja claro que muchos serán resucitados de la tumba y adicionados a la Familia
de Dios como hermanos inmortales de Jesucristo: “Porque a aquellos a quienes Él
conoció de antemano, también predestinó para ser conformados a la imagen
de Su propio Hijo, para que Él pudiera ser el primogénito
entre muchos hermanos” (Romanos 8:29). Pablo también les dice a los corintios que
aquellos quienes murieron en la fe serán resucitados a Su venida. La resurrección
de los santos de Dios a inmortalidad y gloria marcará el final de la cosecha de
los primeros frutos, justo como la resurrección de Jesús señaló su comienzo. Como
Él ascendió al cielo en las nubes, así Él regresará, y todos los santos
transformados se levantarán en el aire para reunirse con Él. La entrada de los
santos a la Familia de Dios ha sido hecha posible a través del sacrificio de Jesucristo,
el cual fue aceptado por Dios el Padre en el Día de la Gavilla Mecida.
Jesucristo aceptado por Dios el Padre
La ascensión de Jesús a Dios el
Padre fue un evento increíble. Jesucristo había terminado la obra que el Padre
le había dado para hacer. Como Dios manifiesto en la carne, Él había vivido una
vida perfecta, sin pecado y había muerto por crucifixión para llegar a ser el
sacrificio perfecto por los pecados de toda la humanidad. Dios el Padre había
resucitado a Jesús de regreso a la vida, y en el Día de la Gavilla Mecida Él
estaba listo para ascender al trono de Dios el Padre para ser aceptado como el
primero de los primeros frutos, el primogenito entre muchos hermanos, y el
sacrificio perfecto para la propiciación de los pecados del mundo.
Mientras Él estaba ascendiendo
al Padre, Jesús debe haber estado lleno de gran gozo y expectativa. Él vería al
Padre cara a cara por primera vez desde que había llegado a ser un punto de
vida cuando se despojó de Su poder y gloria como Dios para ser nacido de la virgen
María. Nuevamente, los Salmos nos ayudan a comprender algunos de los
pensamientos y sentimientos que Jesús pudo haber experimentado mientras
esperaba ser reunido con el Padre: “Oh, Dios, Tú eres mi Dios, ¡temprano Te
buscaré! Mi alma está sedienta por Ti. Mi carne anhela por Ti, como en
una tierra seca y sedienta donde no hay agua, para ver Tu poder y Tu gloria—como Te he visto en el santuario. Porque Tu misericordia es mejor que la vida,
mis labios Te alabarán” (Salmo 63:1-3).
Como fue notado anteriormente,
el salmo 23 presagió las oraciones de Jesús después que Él fue resucitado de
los muertos. El salmo siguiente, salmo 24, está en secuencia profética y
representa la ascensión de Jesús para ser recibido por Dios el Padre. Cuando Él
llegó al cielo, los ángeles cantaron y gritaron de gozo. Tal vez este salmo fue
cantado por los ángeles mientras abrían las puertas eternas y anunciaban que el
Rey de gloria estaba entrando en la presencia de Dios el Padre: “La tierra es del SEÑOR, y la
plenitud de ella, el mundo, y aquellos que viven en ella, porque Él la ha
fundado sobre los mares y la estableció sobre las aguas. ¿Quién ascenderá a
la colina del SEÑOR? ¿O quién se parará en Su santo lugar? El que tiene manos
limpias y un corazón puro, quien no ha levantado su alma a vanidad y no ha
jurado engañosamente [la
vida perfecta de Jesucristo].
Él recibirá las
bendiciones del SEÑOR y la justicia del Dios de su salvación.”
“Levanten sus cabezas, Oh ustedes puertas; y
sean levantadas, Oh ustedes puertas eternas; para que el Rey de gloria
pueda entrar. ¿Quién es el Rey de gloria? El SEÑOR fuerte y poderoso, el SEÑOR
poderoso en batalla [Él
fue victorioso sobre la naturaleza humana, el pecado, Satanás el diablo y la
muerte]. Levanten sus cabezas, Oh ustedes puertas;
levántenlas, ustedes puertas eternas; para que el Rey de gloria pueda
entrar. ¿Quién es el Rey de gloria? El SEÑOR de los ejércitos, Él es el
Rey de gloria. Selah” (Salmo 24:1-5, 7-10).
¡Qué magnifica escena de esplendor
y gloria habría visto Jesús cuando Él entró a través de las puertas eternas del
cielo! De pie en el mar de vidrio, Él habría visto la gloria resplandeciente y la
majestuosidad asombrosa de Dios el Padre sentado en Su trono con los ejércitos celestiales
alrededor. El apóstol Juan, aquel a quien Jesús amaba, vio una visión del trono
de Dios y la registró en el libro de Apocalipsis. Lo que Juan registró es lo
que Jesús habría visto cuando Él ascendió al Padre.
“Después de estas cosas miré, y he aquí, una
puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí fue como
si una trompeta estuviera hablándome, diciendo, “Sube aquí, y te mostraré las
cosas que deben tener lugar después de estas cosas.” E inmediatamente
estuve en el Espíritu; y he aquí, un trono fue colocado en el cielo,
y uno estaba sentado sobre el trono. Y Quien estaba sentado
era en apariencia como una piedra de jaspe y una piedra de cornalina; y un arco
iris estaba alrededor del trono, como una esmeralda su apariencia.
“Y alrededor del trono habían veinticuatro
tronos; y sobre los tronos vi veinticuatro ancianos sentados, vestidos de ropas
blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro. Y procediendo del trono
habían luces y truenos y voces; y siete lámparas de fuego, las cuales son
los siete Espíritus de Dios, estaban ardiendo delante del trono. Y delante del trono había un mar de
vidrio, como cristal. Y alrededor del trono y sobre el trono había cuatro
criaturas vivientes, llenas de ojos por delante y por detrás; y la primera criatura viviente era como
un león, y la segunda criatura viviente era como un toro, y la tercera
criatura viviente tenía la cara de un hombre, y la cuarta criatura viviente era
como un águila voladora. Y
cada una de las cuatro criaturas tenía seis alas respectivamente;
y alrededor y dentro de ellas estaban llenas de ojos; y día y
noche no cesan de decir, “Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso, Quien
era, Quien es, y Quien está por venir.”
“Y cuando las criaturas vivientes dan gloria
y honor y agradecimiento a Quien se sienta sobre el trono, Quien vive en las
eras de eternidad, los veinticuatro ancianos caen delante de Quien se sienta
sobre el trono; y adoran a Quien vive en las eras de eternidad, y echan
sus coronas delante del trono, diciendo, “Digno eres Tú, Oh Señor, de recibir
gloria y honor y poder porque Tú sí creaste todas las cosas, y por Tu voluntad
fueron creadas y existen.” ” (Apocalipsis 4:1-11).
Esta era la escena que Jesús habría
visto mientras caminaba para presentarse Él mismo al Padre como el sacrificio
perfecto por el pecado. Él fue el primero de los primeros frutos y el
primogénito de los muertos. Mientras Él caminaba sobre el mar de vidrio hacia
el Padre sentado en Su trono, los ángeles, los veinticuatro ancianos y Dios el
Padre verían Su cuerpo con las cicatrices de los latigazos que Él había
recibido cuando fue azotado con el ‘gato de nueve colas’ el cual abrió Su
carne. Ellos verían las cicatrices en Sus manos y pies donde los soldados lo habían
clavado a la cruz. Cuando el Hijo amado por el Padre saludó a Su Padre, Ellos
deben haber abierto Sus brazos y abrazado el uno al otro en amor profundo y lágrimas
de gozo. Así Jesucristo, el Cordero de Dios, fue aceptado por Dios el Padre en
el Día de la Gavilla Mecida.
Después que Él fue aceptado por
el Padre, Jesús fue elegido para abrir los siete sellos. Él y solo Él estaba
calificado, porque había vencido todo. El apóstol Juan vio esta escena tremenda
en una visión la cual registró: “Y en la mano derecha de Quien se sienta sobre el trono vi un
libro, escrito por dentro y por detrás, el cual había sido sellado con siete
sellos. Y vi a un ángel fuerte proclamando con una fuerte voz, “¿Quién
es digno de abrir el libro y soltar sus sellos?” Pero nadie en el cielo, o en la
tierra, o bajo la tierra era capaz de abrir el libro, o mirar dentro de el. Y yo [Juan] estaba llorando grandemente porque nadie
fue encontrado digno de abrir y leer el libro, o mirar dentro de el.
“Entonces uno de los ancianos me dijo, “No
llores. He aquí, el León Quien es de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha
vencido para abrir el libro, y soltar sus siete sellos.” Luego vi, y he
aquí, delante del trono y las cuatro criaturas vivientes, y delante de
los ancianos, estaba de pie un Cordero como habiendo sido muerto,
teniendo siete cuernos y siete ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios
que son enviados a toda la tierra. Y Él vino y tomó el libro de la mano
derecha de Quien se sienta sobre el trono.
“Y cuando Él tomó el libro, las cuatro
criaturas vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron delante del Cordero,
cada uno teniendo arpas y tazones de oro llenos de incienso, los cuales
son las oraciones de los santos. Y cantaban un canto nuevo, diciendo, “Digno
eres Tú de tomar el libro, y abrir sus sellos porque fuiste muerto, y nos
redimiste para Dios con Tu propia sangre, de toda tribu e idioma y gente y
nación, y nos hiciste a nuestro Dios
reyes y sacerdotes; y reinaremos en la tierra.
“Y vi y oí las voces de muchos
ángeles alrededor del trono, y las voces de las criaturas vivientes y de
los ancianos, y miles de miles, diciendo con una fuerte voz, “Digno es el
Cordero Quien fue muerto para recibir poder, y riquezas, y sabiduría, y fuerza,
y honor, y gloria y bendición.” Y toda criatura que está en el cielo, y sobre
la tierra, y bajo la tierra, y aquellos que están sobre el mar, y todas las
cosas en ellos, oí diciendo, “A Quien se sienta sobre el trono, y al
Cordero, sean bendición, y honor, y gloria, y soberanía en las eras de
eternidad.” Y las cuatro criaturas vivientes dijeron, “Amen.” Y los veinticuatro ancianos
cayeron y adoraron a Quien vive en las eras de eternidad” (Apocalipsis 5:1-12).
Esta es la gloria y
majestuosidad que recibió Jesucristo cuando fue aceptado por Dios el Padre como
el Salvador y Redentor de la humanidad en el Día de la Gavilla Mecida. Jesús había
vencido el pecado en la carne y ganó victoria completa sobre la muerte,
abriendo el camino para la redención y salvación de toda la humanidad a través
de la fe en Él. Ahora Él vive en gloria eterna, como el primero de muchos hijos
de Dios quienes serán resucitados a Su segunda venida para compartir Su gloria
eterna e inmortalidad. Aquellos quienes son de Jesucristo están ahora siendo
perfeccionados a través de amor, gracia y poder de Dios el Padre. A ellos les será
otorgada la idéntica existencia espiritual que el Padre y el Hijo tienen. Serán
los hijos e hijas de Dios el Padre, y los hermanos de Jesucristo. Jesús compartió
la existencia humana con la humanidad para llegar a ser la ofrenda por el
pecado del mundo de modo que todo el que crea en Él pueda ultimadamente
compartir Su existencia y gloria eterna en la Familia de Dios a través de las
eras de la eternidad.
Escrituras: Desde el día
después de la resurrección de
Jesús
hasta Su ascensión
NISAN 18 – DOMINGO EN LA MAÑANA,
ABRIL 9, 30 AD
54. TEMPRANO EL PRIMER DÍA DE
LA SEMANA, JUSTO ANTES QUE LAS MUJERES LLEGARAN A LA TUMBA, UN ÁNGEL ABRE LA TUMBA
MATEO 28
2. Y en la mañana súbitamente hubo
un gran terremoto; porque un ángel del Señor descendió del cielo, y vino y rodó
la piedra de la puerta, y se sentó sobre ella.
3. Y su apariencia era como relámpago, y su
vestimenta blanca como nieve.
4. Y por temor de él, aquellos que estaban
en guardia temblaron, y se volvieron como hombres muertos.
55. TEMPRANO EL PRIMER DÍA DE
LA SEMANA, LAS MUJERES FUERON A LA TUMBA, PERO JESÚS YA HABÍA RESUCITADO
JUAN 20
1. Entonces en el primer día de las
semanas, mientras todavía estaba oscuro, María Magdalena llegó temprano a la
tumba; y vio que la piedra había sido removida de la tumba.
2. Entonces corrió y vino a Simón Pedro y
al otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo, “Se han llevado al
Señor de la tumba, y no sabemos dónde lo han puesto.”
3. Como resultado, Pedro y el otro
discípulo salieron y fueron a la tumba.
4. Ahora, los dos corrieron juntos, pero el
otro discípulo corrió más rápido que Pedro y llegó a la tumba primero;
5. Y se inclinó hacia abajo y vio las ropas
de lino ahí tendidas, pero no entró.
6. Entonces Simón Pedro llegó siguiéndolo,
y entró a la tumba y vio las ropas de lino tendidas,
7. Y la servilleta que había estado sobre
Su cabeza, no tendida con las ropas de lino sino doblada en un lugar por sí
misma.
8. Entonces el otro discípulo, quien había
llegado a la tumba primero, también entró y vio estas cosas; y creyó.
9. Porque ellos no entendían aun la
escritura la cual decretó que Él debía levantarse de los muertos.
10. Entonces los discípulos se fueron
otra vez a su casa.
56. JESÚS APARECE PRIMERO A MARÍA MAGDALENA
MARCOS 16
9. Entonces después de que Jesús había
resucitado, temprano el primer día de las semanas Él apareció
primero a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.
10. Ella fue y les dijo a aquellos
quienes habían estado con Él, quienes estaban en duelo y llorando.
11. Y cuando ellos escucharon que Él estaba
vivo y había sido visto por ella, no lo creyeron.
JUAN 20
11. Pero María estuvo de pie afuera de la
tumba llorando; y mientras lloraba, se inclinó hacia abajo y miró dentro
de la tumba.
12. Y vio dos ángeles de blanco quienes
estaban sentados, uno a la cabeza y el otro a los pies, donde había sido
colocado el cuerpo de Jesús.
13. Y ellos le dijeron, “¿Mujer, porque
estás llorando?” Ella les dijo, “Porque se han llevado a mi Señor, y no
sé dónde lo han colocado.”
14. Y después de decir estas cosas, ella
dio vuelta y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.
15. Jesús le dijo, “¿Mujer, porque estás
llorando? ¿A quién estas buscando?” Pensando que era el jardinero, ella le
dijo, “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has colocado, y yo me lo
llevaré.”
16. Jesús le dijo, “María.” Volteándose,
ella le dijo, “Rabboni”; es decir, “Maestro.”
17. Jesús le dijo, “No Me toques, porque
todavía no he ascendido a Mi Padre. Pero ve a Mis hermanos y diles que estoy
ascendiendo a Mi Padre y a su Padre, y a Mi Dios y a su
Dios.”
18. María Magdalena vino a los discípulos,
trayendo palabra de que había visto al Señor, y que Él le había dicho estas
cosas.
57. SOLDADOS SOBORNADOS PARA MENTIR
MATEO 28
11. Y mientras estaban yendo, he aquí,
algunos de la guardia fueron a la ciudad y reportaron a los sacerdotes
jefes todas las cosas que fueron hechas.
12. Entonces, después de reunirse con los
ancianos y tomar consejo, dieron una gran suma de dinero a los soldados,
13. Diciendo, “Díganles a todos que
Sus discípulos vinieron por la noche y lo robaron mientras ustedes
estaban durmiendo.
14. Y si el gobernador escucha esto, lo
persuadiremos para liberarlos a ustedes de responsabilidad.”
15. Y ellos tomaron el dinero e
hicieron como fueron instruidos; y este reporte ha sido propagado entre los
judíos hasta este día.
58. JESÚS APARECE A DOS
DISCÍPULOS EN UN VIAJE A EMAÚS
LUCAS 24
13. Y he aquí, en el mismo día, dos de
ellos estaban yendo a una villa llamada Emaús, la cual estaba como a sesenta
estadios de Jerusalén.
14. Y estaban hablando uno con el otro
acerca de todas las cosas que habían tenido lugar.
15. Y sucedió, mientras estaban hablando y
razonando, que Jesús Mismo se acercó e iba con ellos;
16. Pero sus ojos fueron refrenados, de
modo que no lo reconocieron.
17. Y Él les dijo, “¿Qué son esas
palabras que están intercambiando el uno con el otro mientras caminan, y por
qué están alicaídos en semblante?”
18. Entonces el llamado Cleofás respondió y
le dijo, “¿Estás viajando solo a través de Jerusalén, y no has sabido las cosas
que han pasado en estos días?”
19. Y Él les dijo, “¿Qué cosas?” Y ellos le
dijeron, “Las cosas concernientes a Jesús el Nazareno, un Hombre Quien era un
profeta, Quien era poderoso en obra y palabra ante Dios y toda la gente;
20. Y cómo los sacerdotes jefes y nuestros
gobernadores lo entregaron al juicio de muerte, y lo crucificaron.
21. Y estábamos esperando que Él fuera
Aquel Quien redimiría a Israel. Pero además de todas estas cosas,
a partir de hoy, el tercer día ya ha pasado desde que estas cosas
tuvieron lugar.
22. Y también, ciertas mujeres de entre
nosotros nos asombraron, después que fueron a la tumba temprano;
23. Porque cuando ellas no encontraron Su
cuerpo, vinieron a nosotros, declarando que habían visto en verdad una
visión de ángeles, quienes dijeron ‘Él está viviendo.’
24. Y algunos de ellos con nosotros fueron
a la tumba y encontraron exactamente como las mujeres habían dicho, pero no lo
vieron.”
25. Entonces Él les dijo, “¡Oh tontos y
lentos de corazón para creer en todo lo que los profetas han hablado!
26. ¿No era necesario para el Cristo sufrir
estas cosas, y entrar en Su gloria?”
27. Y comenzando con Moisés, y a partir de
todos los profetas, Él les interpretó las cosas concernientes a Él mismo en todas
las Escrituras.
28. Y cuando se aproximaron a la
villa a donde estaban yendo, Él pareció seguir más allá.
29. Pero ellos lo restringieron, diciendo,
“Quédate con nosotros, porque se hace noche, y el día está declinando.” Y Él
entró como si fuera a quedarse con ellos.
30. Y sucedió, cuando Él se sentó a la
mesa con ellos, tomó el pan y lo bendijo; y tras romperlo, lo
dio a ellos.
31. Entonces sus ojos fueron abiertos, y lo
reconocieron; y Él desapareció de ellos.
32. Y ellos se dijeron el uno al
otro, “¿No ardían nuestros corazones dentro de nosotros mientras Él estaba
hablándonos en el camino, mientras estaba abriéndonos las Escrituras?”
33. Y ellos se levantaron en esa misma hora
y regresaron a Jerusalén; y encontraron juntos a los once y a
aquellos con ellos reunidos,
34. Diciendo, “¡En verdad, el Señor ha
resucitado! Y Él se le ha aparecido a Simón.”
35. Entonces relataron las cosas que les
habían pasado en el camino, y como Él fue reconocido por ellos al partir el
pan.
59. AL OCASO, CUANDO EL PRIMER DÍA DE LA
SEMANA
ESTABA TERMINANDO, JESÚS SE LES
APARECE A LOS DISCÍPULOS
TRAS PUERTAS CERRADAS
LUCAS 24
36. Luego mientras estaban diciendo estas
cosas, Jesús mismo se paró en medio de ellos y les dijo, “Paz sea a
ustedes.”
37. Pero ellos estaban aterrorizados y
llenos de temor, pensando que vieron un espíritu.
38. Entonces Él les dijo, “¿Por qué están
angustiados? Y ¿Por qué surgen dudas en sus corazones?
39. Vean Mis manos y Mis pies, que soy Yo.
Tóquenme y vean por ustedes mismos; porque un espíritu no tiene carne y
huesos, como ven que Yo tengo.”
40. Y después de decir esto, les mostró Sus
manos y Sus pies.
41. Pero mientras ellos estaban todavía
incrédulos y preguntándose de alegría, Él les dijo, “¿Tienen algo aquí para
comer?”
42. Entonces ellos le dieron parte de un
pescado asado y una pieza de panal.
43. Y Él tomó esto y comió en su
presencia.
44. Y les dijo, “Estas son las
palabras que les hablé cuando estaba aún con ustedes, que todas las
cosas que fueron escritas concerniente a Mí en la Ley de Moisés y en los
Profetas y en los Salmos deben ser cumplidas.”
45. Entonces les abrió sus mentes para
entender las Escrituras,
46. Y les dijo, “De acuerdo a como está
escrito, era necesario para el Cristo sufrir, y resucitar de los muertos
al tercer día.
47. Y en Su nombre, arrepentimiento y
remisión de pecados deberían ser predicados a todas las naciones, comenzando en
Jerusalén.
48. Porque ustedes son testigos de estas
cosas.
60. OCHO DÍAS DESPUÉS, JESÚS SE LES APARECE
DE NUEVO A SUS DISCÍPULOS
JUAN 20
26. Entonces ocho días después, Sus
discípulos estaban de nuevo dentro, y Tomás con ellos. Jesús vino después que
las puertas estaban cerradas, y se paró en el medio y dijo, “Paz sea a
ustedes.”
27. Luego le dijo a Tomás, “Extiende tu
dedo, y mira Mis manos; y alarga tu mano, y ponla en Mi costado; y no seas
incrédulo, sino crédulo.”
28. Y Tomás respondió y le dijo, “Mi Señor
y Mi Dios.”
29. Jesús le dijo, “Porque Me has visto,
Tomás, tú has creído; benditos son los que no han visto, pero han creído.”
61. JESÚS HACE MUCHOS MILAGROS EN LA PRESENCIA
DE LOS DISCÍPULOS
JUAN 20
30. Ahora entonces, Jesús hizo muchos otros
milagros en la presencia de Sus discípulos, los cuales no están escritos en
este libro.
31. Pero estos han sido escritos, para que
puedan creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo
puedan tener vida a través de Su nombre.
62. CIERTO TIEMPO DESPUÉS, JESÚS ES VISTO
POR 500 HERMANOS
I CORINTIOS 15
4. Y que fue sepultado; y que fue levantado
al tercer día, de acuerdo a las Escrituras;
5. Y que apareció a Cefas, y luego a
los doce.
6. Luego apareció a más de quinientos
hermanos a la vez, de quienes la mayor parte están vivos hasta ahora, pero
algunos han dormido.
7. Siguiente apareció a Santiago; luego a
todos los apóstoles;
63. JESÚS SE REÚNE CON LOS APÓSTOLES EN LA
MONTAÑA SEÑALADA
MATEO 28
16. Entonces los once discípulos fueron a
Galilea, a la montaña en la cual Jesús les había señalado para reuniesen con
Él.
17. Y cuando lo vieron, lo adoraron; pero
algunos dudaban.
64. LUEGO, JESÚS SE APARECE A SUS
DISCÍPULOS EN GALILEA
JUAN 21
1. Después de estas cosas, Jesús Se reveló
nuevamente a los discípulos en el Mar de Tiberias. Y así es como Él se
reveló a Sí mismo:
2. Simón Pedro, y Tomás (llamado Dídimo), y
Natanael de Cana de Galilea estaban allí juntos, y los hijos de Zebedeo
y dos de Sus otros discípulos.
3. Simón Pedro les dijo, “Voy a pescar.”
Ellos le dijeron, “También iremos contigo.” Ellos salieron inmediatamente y
entraron al barco, pero durante esa noche no sacaron nada.
4. Y cuando la mañana había llegado,
Jesús se paró en la orilla. Sin embargo, ninguno de los discípulos cayó en
cuenta que era Jesús.
5. Entonces Jesús les dijo, “Niños, ¿tienen
algo de comida?” Ellos le respondieron, “No.”
6. Y Él les dijo, “Echen la red al lado
derecho del barco, y encontrarán algo.” Entonces echaron la red,
pero no tenían la fuerza para arrastrarla a causa de la multitud de peces.
7. Entonces aquel discípulo a quien Jesús
amaba le dijo a Pedro, “Es el Señor.” Y tras escuchar esto, Pedro vistió su
vestido externo, porque estaba desnudo, y se tiró al mar.
8. Pero los otros discípulos vinieron en un
barco pequeño, arrastrando la red llena de peces; porque no estaban
lejos de tierra, sino alrededor de doscientos cubitos de distancia.
9. Entonces, cuando ellos llegaron a la tierra,
vieron un fuego de carbones extendidos, y peces colocados sobre el y
pan.
10. Jesús les dijo, ‘Traigan algo de los
peces que han acabado de coger.”
11. Simón Pedro subió a la orilla y
arrastró la red a la tierra, llena de peces grandes, ciento cincuenta y tres; y
aunque habían tantos, la red no fue estropeada.
12. Jesús les dijo, “Vengan y
coman.” Pero ninguno de los apóstoles se atrevía a preguntarle, “¿Quién eres?”
Porque sabían que era el Señor.
13. Entonces Jesús vino y tomó el pan, y se
los dio, y así mismo los peces.
14. Ésta fue la tercera vez que
Jesús Se reveló a Sí mismo a Sus discípulos tras ser levantado de los
muertos.
65. JESÚS LE PREGUNTA A PEDRO SI LO AMA
Y LE ORDENA ALIMENTAR
Y PASTOREAR LAS OVEJAS DE JESÚS
JUAN 21
15. Por tanto, cuando habían terminado de
comer, Jesús le dijo a Simón Pedro, “Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas más
que a estos?” Y él le dijo, “Si, Señor. Sabes que Te amo.” Él le dijo,
“alimenta Mis corderos.”
16. Él le dijo de nuevo una segunda vez,
“Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas?” Y él le dijo, “Si, Señor. Sabes
que Te amo.” Él le dijo, “Pastorea Mis ovejas.”
17. Él le dijo la tercera vez, “Simón, hijo
de Jonás, ¿Me amas?” Pedro estaba afligido porque Él le dijo la tercera
vez, “¿Me amas?” Y él le dijo, “Señor, Tu sabes todas las cosas. Sabes que Te
amo.” Jesús le dijo, “alimenta Mis ovejas.
18. Verdaderamente, verdaderamente te digo,
desde que eras joven, te has vestido tú mismo y caminado a donde has deseado;
pero cuando seas viejo, estirarás tus manos, y otro te vestirá y llevará a
donde no deseas ir.”
19. Él dijo esto para indicar por que
muerte él glorificaría a Dios. Y tras decir esto, Él le dijo, Sígueme.”
20. Pero cuando Pedro volteó, vio al
discípulo a quien Jesús amaba siguiendo, quien también se había sentado en la
cena y apoyado en Su pecho, y había dicho, “Señor, ¿Quién es el que está
traicionándote?”
21. Viéndolo, Pedro dijo a Jesús, “Señor,
¿qué le pasará a este?”
22. Jesús le dijo, “Si Yo deseo que él
permanezca vivo hasta que venga, ¿qué a ti? Tú sígueme.”
23. Entonces este dicho salió entre los
hermanos, que aquel discípulo no moriría. Sin embargo, Jesús no le dijo que él
no moriría; sino, “Si Yo deseo que él permanezca vivo hasta que venga, ¿qué a
ti?”
24. Este es el discípulo quien testifica
concerniente a estas cosas y quien escribió estas cosas; y sabemos que
su testimonio es verdadero.
66. LA COMISIÓN DE JESUCRISTO A LOS
APÓSTOLES
ANTES DE SU ASCENSIÓN FINAL AL CIELO
MATEO 28
18. Y Jesús vino y les habló,
diciendo, ‘Toda autoridad en el cielo y sobre la tierra Me ha sido dada.
19. Por tanto, vayan y hagan
discípulos en todas las naciones, bautizándolos dentro del nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo;
20. Enseñándoles a observar todas las cosas
que les he mandado. Y he aquí, Yo estoy con ustedes siempre, incluso
hasta la terminación de los siglos.” Amen.
67. JESÚS ASCIENDE AL CIELO LA SEGUNDA
Y ULTIMA VEZ
HECHOS 1:1-11
1. El primer registro que ciertamente he
escrito, Oh Teófilo, concerniente a todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y
a enseñar,
2. Hasta el día en el que fue levantado, después de dar mandato por el Espíritu
Santo a los apóstoles a quienes Él había escogido;
3. A quienes también, por muchas
pruebas infalibles, se presentó a Sí mismo vivo después de haber sufrido,
siendo visto por ellos por cuarenta días, y hablando las cosas concernientes al
reino de Dios.
4. Y mientras estaban reunidos con Él,
les ordenó no salir de Jerusalén sino “esperar la promesa del Padre, la cual,” Él
dijo, “han escuchado de Mí.
5. Porque Juan ciertamente bautizó con
agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo después de no
muchos días.”
6. Así entonces, cuando estaban reunidos, le
preguntaron, diciendo, “Señor, ¿restaurarás el reino de Israel en este tiempo?”
7. Y Él les dijo, “No es para ustedes saber
los tiempos o las temporadas, las cuales el Padre ha establecido
en Su propia autoridad;
8. Pero ustedes mismos recibirán poder
cuando el Espíritu Santo haya venido sobre ustedes, y serán Mis testigos, en
Jerusalén y en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.”
9. Y después de decir estas cosas, mientras
estaban mirándolo, fue levantado, y una nube lo recibió fuera de su vista.
10. Luego mientras estaban mirando
fijamente hacia el cielo mientras Él estaba subiendo, de repente dos hombres en
vestidos blancos se pararon junto a ellos,
11. Quienes también dijeron, “Ustedes hombres de Galilea, ¿Porque están
parados aquí mirando hacia el cielo? Este mismo Jesús, Quien fue
levantado de ustedes al cielo, vendrá exactamente en la misma manera como
ustedes lo han visto ir al cielo.”
68. JESUCRISTO HIZO MUCHO MAS DE LO QUE ESTÁ
REGISTRADO
JUAN 21
25. Pero también hay muchas otras cosas que
Jesús hizo, las cuales si fueran escritas una a una, no creo que incluso el
mundo mismo pudiera contener los libros que serían escritos. Amen.
El amor de Dios
“Porque Dios amó tanto al mundo, que dio Su único Hijo engendrado,
para que todo el que crea en Él no pueda morir, sino pueda tener vida eterna.” Juan 3:16
“En esta manera el amor de Dios fue manifestado hacia
nosotros: que Dios envió Su único Hijo engendrado al mundo, para que pudiéramos
vivir a través de Él. En este acto está el amor—no que nosotros amamos a
Dios; sino, que Él nos amó y envió a Su Hijo para ser la propiciación
por nuestros pecados.” I Juan
4:9-10
“Y hemos conocido y hemos creído el amor que Dios tiene hacia
nosotros. Dios es amor, y aquel que vive en amor está viviendo en Dios, y Dios
en él. Por esta relación espiritual, el amor de Dios es
perfeccionado dentro de nosotros,…
No hay temor en el
amor de Dios; sino, el perfecto amor echa fuera el temor porque el temor
tiene tormento. Y aquel que teme no ha sido perfeccionado en el amor de
Dios. Nosotros lo amamos porque Él nos amó primero.” I Juan 4:16-19
“Por este estándar sabemos que amamos a los hijos de Dios:
cuando amamos a Dios y guardamos Sus mandamientos. Porque este es el amor de
Dios: que guardemos Sus mandamientos; y Sus mandamientos no son pesados.… Y este es el amor de Dios: que caminemos de acuerdo a
Sus mandamientos. Este es el mandamiento, exactamente como lo escuchó desde el
principio, para que pudiera caminar en el.” I Juan 5:2-3; II Juan 6
“Si Me aman, guarden los mandamientos—a saber, Mis mandamientos.” Juan 14:15
“Aquel que tiene Mis mandamientos, y los está guardando, ese es
quien Me ama; y quien Me ama será amado por Mi Padre, y Yo lo amaré, y Me
manifestaré Yo mismo a él.”… Jesús respondió y le dijo, “Si
alguno Me ama, guardará Mi palabra; y Mi Padre le amará, y Nosotros vendremos a
él, y haremos Nuestra morada con él. Aquel que no Me ama, no guarda Mis
palabras; y la palabra que ustedes escuchan no es Mía, sino del Padre, Quien Me
envió.” Juan 14:21, 23-24
“Como el Padre Me ha amado, Yo también los he amado; vivan en Mi
amor. Si guardan Mis mandamientos, vivirán en Mi amor; así como Yo he guardado
los mandamientos de Mi Padre, y vivo en Su amor.… el Padre mismo los ama.” Juan 15:9-10; 16:27
“ “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente.” Este es el primero y más grande mandamiento;
y el segundo es como este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
De estos dos mandamientos pende toda la Ley y los Profetas.” ” Mateo 22:37-40
“Un nuevo mandamiento les doy; que se amen el uno al otro en la
misma forma que Yo los he amado, así es como deben amarse el uno
al otro.” Juan 13:34