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Día de Expiación—2014

Fred R. Coulter—4 de octubre, 2014

 

¡Saludos, hermanos! ¡Bienvenidos al Día de Expiación! Hoy es un día especial, un día especial reservado por Dios que tiene muchos significados, y nos dice muchas cosas distintas, pero responde especialmente:

·             ¿Por qué hay maldad en el mundo?

·             ¿Cuándo cesará esa maldad?

El Día de Expiación tiene mucho significado para nosotros en la Iglesia directamente, y particularmente para el mundo, para Israel, y para todas las personas.

Levítico 23:26: “Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo, ‘También, en el décimo día de este séptimo mes, es el Día de Expiación. Será una santa convocación para ustedes. Y afligirán sus almas y ofrecerán una ofrenda hecha por fuego al SEÑOR.” Afligir sus almas significa ayunar sin comida y sin agua. Significa que venimos humildes ante Dios, sabiendo que:

·             Todo lo que tenemos vino de Él

·             Todo lo que sabemos viene de Su creación; de nosotros

ü   Al darnos consciencia y mente

ü   Al darnos de Su Espíritu

·             Todo lo que sabemos de Dios viene de Dios

Este el día para que nosotros nos demos cuenta y entendamos que:

·             Ningún hombre puede decirle a Dios qué hacer

·             Ningún hombre puede traer sus ‘buenas ideas’ y decirle a Dios que Él necesita aceptarlas

El hombre es imperfecto y pecador, y Dios es perfecto y Santo; es por eso que necesitamos el Día de Expiación. Particularmente en este día:

Verso 28: “Y no harán ningún trabajo en ese mismo día, porque ese es el Día de Expiación, para hacer expiación por ustedes delante del SEÑOR su Dios… [También vamos a ver acerca de eso]…Porque cualquiera que no esté afligido en este mismo día, será cortado de entre su pueblo” (versos 28-29). Dios es capaz de hacer esto individualmente de muchas maneras distintas. Destruir no necesariamente significa eliminar instantáneamente.

Verso 30: “Y cualquiera que haga cualquier trabajo en ese mismo día, a él mismo Yo lo destruiré de entre su pueblo. No harán trabajo en ninguna manera. Será un estatuto por siempre a través de sus generaciones en todas sus viviendas. Será para ustedes un Sábado anual de descanso, y se afligirán a sí mismos. En el noveno día del mes al ocaso, desde el ocaso hasta el ocaso, guardarán su Sábado” (versos 30-32).

Es muy interesante porque esto define precisamente cuándo comienza y termina un día. El final del noveno día—el hebreo ‘ba erev’—termina el día. “…desde el ocaso hasta el ocaso, guardarán [observarán] su Sábado.”

Así que el décimo día del séptimo mes está definido específicamente por Dios: ‘ba erev’ (9no día) a ‘ba erev’ (el 10mo día). Ustedes pueden tomar ese ‘ba erev’ y el ocaso, y aplicarlo a cualquier Día Santo porque ahí es donde empiezan y terminan los días; eso nos hace regresar hasta Génesis 1.

Entendamos con el Día de Expiación, como lo hacemos con todos los Días Santos que observamos, tomamos una ofrenda para darle a Dios. Ésta ofrenda es utilizada para lo que Él quiere que se haga en:

·             Predicar el Evangelio

·             Alimentar el rebaño

·             Entender la Palabra de Dios

Y especialmente

·             Esperar el Reino de Dios

Cada uno de nosotros tenemos una parte que jugar en ello; ¡cada uno de nosotros! Lo cual es asombroso porque: ¡Nosotros estaremos, como lo dice la palabra en ingles atonement: at-one-ment (uno con Dios).

(Pausa para la ofrenda)

Veamos acerca del Día de Expiación y lo que se hizo ese día en el Templo de Dios—porque también hay algunas cosas proféticas que aplican en profecía cumplida [como se muestra en el libro de Apocalipsis].

Este es el día más importante para los hijos de Israel, y también es un día muy importante en el ministerio de Jesucristo. Levítico 16 nos dice que esto debe hacerse en el Día de Expiación, así que aquí están todas las cosas que deben hacerse:

Levítico 16:29: “Y será un estatuto por siempre para ustedes: en el séptimo mes, en el décimo día del mes, afligirán sus almas y no trabajarán en absoluto, ya sea este uno de su propio país o un extranjero que esté viviendo entre ustedes, porque en este día una expiación será hecha por ustedes, para limpiarlos, para que puedan ser limpios de todos sus pecados delante del SEÑOR. Será un Sábado anual de descanso para ustedes, y afligirán sus almas, por estatuto perpetuo” (versos 29-31). Así que todas las cosas enlistadas aquí en Levítico 16 se relacionan al Día de Expiación y lo que Dios va a hacer.

Esto va a responder la pregunta: ¿Habrá un día cuando Dios vaya a remover el pecado completamente? ¡Sí! Pero el cumplimiento total de ello va a ser en el Reino espiritual de Dios—donde todos seremos seres espirituales—cubre todo el ámbito de la historia humana y el plan de Dios.

Mientras tanto, nosotros tenemos nuestros pecados perdonados por medio de Cristo, y Cristo es el sacrificio por nuestros pecados y por los pecados de los hijos de Israel.

A Moisés le fue dicho por Dios que le dijera a Aarón que él no debía entrar al lugar Santísimo en ningún momento, sino solamente una vez al año en el Día de Expiación, y él entraría usando todas las vestimentas Santas (versos 3-4).

Aquí hay algo importante que debemos entender literalmente, físicamente, espiritualmente y lo que significa para nosotros, verso 5: “Y tomará de la congregación de los hijos de Israel dos machos cabríos para expiación, y un carnero para holocausto. Y Aarón ofrecerá su becerro de la expiación que es para sí mismo, y hará la expiación por sí mismo y por su casa” (versos 5-6). Es interesante que el sumo sacerdote tuviera que hacer expiación por sí mismo ¡primero! Ya veremos cómo se aplica esto a Jesucristo un poco más adelante.

Verso 7: “Y él tomará los dos machos cabríos y los presentará delante del SEÑOR a la puerta del tabernáculo de la congregación.” El entraba, daba la ofrenda por sí mismo, y después salía y presentaba los dos machos cabríos ante el Señor.

Verso 8: “Y Aarón echará suertes sobre los dos machos cabríos; una suerte por el SEÑOR y otra suerte por Azazel”—otro nombre para Satanás el diablo. El significado espiritual de esto es que los seres humanos, por su propio discernimiento, conocimiento y entendimiento… nunca pueden diferenciar entre el Dios verdadero y Satanás el diablo, el ‘dios de este mundo.’

¿No es cierto eso? Los seres humanos—con la ley del pecado y muerte en nosotros; sin el Espíritu de Dios entre nosotros; sin el entendimiento de la Palabra de Dios—haríamos como hacen todos los seres humanos: ¡todo lo que ellos hacen está ‘bien en  sus propios ojos’! Ellos tienen una razón para hacerlo y creen que es buena. Ellos tienen sus religiones y creen que son buenas. Ellos hacen algunas cosas buenas y piensan que eso los califica para la salvación. ¡NO! ¡Lo único que lo califica para la salvación es Jesucristo y Dios el Padre! ¡No nosotros mismos!

Piensen en esto: Todo lo que hacemos—si guardamos los mandamientos de Dios—estamos haciendo las obras de Dios. Si hacemos lo que Dios dice, si amamos a Dios y a nuestro prójimo, y si nos amamos unos a otros y a nuestros enemigos, ¡todo eso es lo que Dios quiere que hagamos! Todas esas son las obras de Dios. Es por eso que somos juzgados por nuestras obras.

·             ¿Son nuestras? ¿o de Dios?

·             ¿Son inspiradas por Satanás el diablo? ¿o por Dios?

Es por eso que los dos machos cabríos debían ser elegidos por Dios. ¡Solamente Dios puede seleccionar el sacrificio por los pecados de la humanidad! ¡Ningún hombre! ¡Solamente Dios se puede deshacer de Satanás el diablo! ¡Ningún hombre!

Veamos esta tipificación en la ceremonia aquí en el verso 9: “Y Aarón traerá el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte del SEÑOR, y lo ofrecerá como una ofrenda por el pecado… [10mo día del 7mo mes]…Pero el macho cabrío sobre el cual cayó la suerte por Azazel será presentado vivo delante del SEÑOR, para hacer una expiación sobre él y ser enviado lejos a un lugar desolado por Azazel” (versos 9-10).

Veamos lo que se tenía que hacer aquí, verso 15: “Entonces matará al macho cabrío de la ofrenda por el pecado que es por el pueblo, y traerá su sangre dentro del velo. Y hará con esa sangre como hizo con la sangre del toro joven, y la roseará sobre la silla de misericordia y delante de la silla de misericordia. Y hará una expiación por el santuario por causa de la impureza de los hijos de Israel y por causa de sus transgresiones en todos sus pecados…” (versos 15-16). Vamos a ver por qué tiene que haber un macho cabrío vivo que represente a satanás el diablo.

“…Y así hará por el tabernáculo de la congregación el cual permanece con ellos en medio de su impureza” (verso 16). Y después de que él ha hecho esto y salpicado la sangre, entonces…

¿Por qué esta ceremonia? Algunas personas piensan que ambos machos cabríos representan a Cristo. Dios nunca ha dado una expiación viva ante Él. ¡Esto representa otra cosa! Esto tiene que representar a satanás el diablo porque hasta que satanás sea removido, la humanidad no puede elegir o saber quién ni que es Dios. ¡Miren a todo el mundo!

Es por eso que durante todo este tiempo, Dios es Quien nos ha ido llamando. Nosotros tenemos que responder el llamado, y después Él elige. ¡El Señor nos elige a nosotros! ¿Acaso no fue Dios Quien eligió a Jesucristo como nuestra ofrenda por el pecado? ¡Sí, efectivamente! De hecho, eso se hizo en el 10mo día del primer mes.

Verso 21: “Y Aarón impondrá ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre el todos los pecados de los hijos de Israel, y todas sus transgresiones en todos sus pecados, poniéndolos sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará lejos de la mano de un hombre escogido al lugar desolado.” ¿Por qué hacer esto? Como veremos cuando lleguemos al último día de la Fiesta de Tabernáculos, ¡tan pronto como llegue satanás, hay guerra! ¡El pecado es magnificado! ¡Ningún hombre se puede deshacer de Satanás!

En esta ceremonia un hombre—el cual veremos que es una tipificación del ángel (Apocalipsis 20) —llevó al macho cabrío al lugar desolado. ¡El lugar desolado no es el cielo! Algunos dicen que ya que ambos representan a Cristo, uno es nuestro sacrificio y uno de ellos está llevando nuestros pecados al cielo. Bueno, en ningún lugar de la Biblia muestra que el cielo es un lugar desolado. El cielo ilustra donde Dios está (Apocalipsis 4 & 5). El desierto siempre es una tipificación de lugar desolado y ahí es donde Jesús se encontró con Satanás el diablo para la tentación.

Verso 22: “Y el macho cabrío llevará sobre él todas sus iniquidades a una tierra en la cual nadie vive. Y él dejará ir al macho cabrío en el lugar desolado.” Después Aarón tenía que lavar sus vestiduras, lavar su carne, ofrecer otra ofrenda, y el que dejó ir el macho cabrío por Azazel debía lavar sus vestiduras, ducharse en agua y después entrar en el campamento.

Veamos cómo fue cumplido esto. La primera orden de trabajo cuando Cristo y los santos regresen a la tierra es:

·             Deshacerse de Satanás el diablo

·             Deshacerse del autor del pecado

·             Deshacerse de aquel que quiere estar en el lugar de Dios

Aunque nunca podrá estarlo

·             Deshacerse de aquel que quiere ser adorado como Dios

Apocalipsis 20:1: “Entonces vi un ángel descendiendo del cielo… [Que es una tipificación del hombre fuerte de Levítico 16]…teniendo la llave del abismo, y una gran cadena en su mano. Y cogió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás…” (versos 1-2) —quien está engañando a todo el mundo (Apocalipsis 12:9). Dios es Quien determina todas estas cosas, y es por eso que estos tiempos señalados están en manos de Dios. Sí, Él es Quien nos da la estructura, pero después de los eventos que llevan al retorno de Jesucristo, todo va a estar fuera de orden y tendrá que ser puesto en orden de nuevo” (versos 2-3).

Veamos qué más fue cumplido en el Día de Expiación. Ahí está ese Día especial de Expiación que ilustra el ministerio de Jesús. Examinémoslo, y veamos lo importante que es para nosotros el Día de Expiación, por medio de Jesucristo.

Levítico 25:1: “Y el SEÑOR habló a Moisés en el Monte Sinaí, diciendo, ‘Habla a los hijos de Israel y diles, “Cuando entren en la tierra la cual les doy, entonces la tierra guardará un Reposo al SEÑOR. Segarán su campo seis años, y podarán su viña seis años, y reunirán el fruto de ella. Pero en el séptimo año será un Reposo de descanso para la tierra, un Sábado para el SEÑOR. No segarán su campo, ni podarán su viña. No cosecharán eso lo cual crece por su propia cuenta para su cosecha… [Eso es para vender y tener su sustento]…ni reunirán las uvas de su viña desnuda como una cosecha. Es un año de descanso para la tierra. En su lugar, el rendimiento del Reposo de la tierra será comida para ustedes, para usted y para su siervo, y para su esclava y para su jornalero, y para su extranjero que este con usted, y para su ganado, y para la bestia que este en su tierra, todo el incremento de ella será por comida”’” (versos 1-7).

Aquí llegamos a un Día especial de Expiación y vamos a ver cómo encaja esto con lo que Cristo hizo cuando Él empezó Su ministerio:

Verso 8: “Y contarán siete Sábados de años para ustedes, siete veces siete años. Y el tiempo de los siete Sábados de años serán cuarenta y nueve años para ustedes. Entonces  harán sonar la trompeta del jubileo en el día décimo del séptimo mes; en el Día de Expiación, la trompeta sonará a través de toda su tierra. Y harán el cincuentavo año santo, y proclamarán libertad a través de la tierra a todos sus habitantes. Será un jubileo para ustedes, y regresarán cada hombre a su posesión, y regresarán cada hombre a su familia. Ese quincuagésimo año será un jubileo para ustedes. No sembrarán, ni tampoco cosecharán aquello que crece por sí mismo ese año, ni reunirán las uvas de su vid desvestida, pues es el jubileo. Será santo para ustedes. Comerán la ganancia de ella, del campo. En el año de este jubileo, le regresarán a cada hombre a su posesión” (versos 8-13). Todos los esclavos podían ser liberados, no solo en el 7mo año, sino también en el año 50mo.

Veamos un cumplimiento de esto en Cristo, y el comienzo de Su ministerio. Quiero que entiendan que lo que Cristo estaba haciendo, porque aun habían ceremonias en el templo.

Esto lo sabemos por el tiempo en que Jesús fue bautizado, Lucas 3:21: “Entonces sucedió que después que toda la gente fue bautizada, y Jesús fue bautizado… [¿No es interesante que Él haya esperado a que todos ellos fueran bautizados primero?]…y estaba orando, que el cielo fue abierto, y el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma corporal como una paloma; y vino una voz desde el cielo, diciendo, ‘Tu eres Mi amado Hijo; en Ti estoy bien complacido’ (versos 21-22).

Jesús fue elegido como expiación para ir contra Satanás el diablo ¡en el día que Él fue bautizado!

Lucas 4:1: “Y Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue guiado por el Espíritu a un lugar desolado, por cuarenta días para ser tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días; y después que ellos habían llegado a un fin, tuvo hambre” (versos 1-2).

Estando lleno del Espíritu Santo, sabemos que Moisés estuvo con Dios 40 días y 40 noches y no comió nada, ni bebió nada (Éxodo 34:28). Aquí tenemos lo mismo con Jesús. Sólo que esta vez, esto iba a determinar Quien es Dios, Quien es el verdadero Salvador. Noten que Jesús fue a un lugar desolado.

·             ¿Dónde fue liberado el macho cabrío para Azazel? ¡en un lugar desolado! Azazel es otro nombre para Satanás.

·             ¿Dónde encontró Jesús a Satanás? ¡en un lugar desolado!

Sabemos que Satanás tentó a Jesús con pan, verso 4: “Pero Jesús le respondió, diciendo, ‘Está escrito, “El hombre no vivirá por pan solamente, sino por cada palabra de Dios.”’”

Satanás tentó a Jesús con toda la gloria de los reinos del mundo, y Satanás sabía que Jesús iba a ser el Rey venidero para reinar sobre todo el mundo. Jesús tuvo que vencer todas las tentaciones y engaños de Satanás el diablo, así como su manera astuta de hablar.

No sabemos todo lo que le dijo a Jesús, pero probablemente le dijo, ‘¡Mira! ¿Por qué tienes que pasar por todo esto? Sólo adórame a mí, y te lo daré todo ahora.’

·             ¿No es la manera de ser de las personas?

·             ¿No es eso lo que sucedió con Adán y Eva?

·             Sí, efectivamente; ¡y les está sucediendo a todos los seres humanos!

Ellos toman el camino fácil, el camino ancho y ¡creen que lo que están haciendo está bien! Como resultado de ello, llegamos al tiempo del fin como hemos visto muchas veces en Apocalipsis 13, ¡que el mundo entero adora al diablo! ¡Eso es lo que está sucediendo ahora! ¡Mírenlo!

·             ¿Estamos en esclavitud? ¡Sí!

·             ¿Somos cautivos de nuestros pecados? ¡Sí!

A menos que Cristo viniera, y a menos que Él hubiera tenido esta tentación, ¡No habría salida del pecado!

Veamos lo que sucedió después. Hubo un buen espacio de tiempo que ocurrió después de eso, antes que Él llegara a Nazaret. Pero veamos qué sucedió porque aquí hay otra cosa que tenemos que entender:

·             Lo que Él dijo

·             El momento en que lo dijo

·             Por qué lo dijo

Esto es después de que venció a Satanás el diablo y las tentaciones, y empezó a predicar, empezando Su ministerio.

Verso 16: “Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y de acuerdo a Su costumbre, fue a la sinagoga en el día del Sábado anual y se paró a leer.” Ese día Sábado, como leerán en un pie de página, es el Día de las Semanas, el Sábado de Sábados, el cual es Pentecostés.

¿Por qué es importante eso? ¡Para que recordemos como se cuenta el Año del Jubileo! Siete veces siete Sábados [En el caso de Pentecostés] …y después el año 50mo era el Año del Jubileo. El año en el que Jesús pasó por la tentación fue el Año del Jubileo, el Día de Expiación 26 d.C. en el otoño.

Como Jesús no pudo anunciar en el lugar desolado al pueblo de Israel—en Galilea y en Judea; a los judíos y a los pocos de varias tribus que estaban con ellos—no pudo decirles que este era el principio del Año del Jubileo y liberación del pecado. Él no pudo decirles que Él había vencido a Satanás el diablo, porque el cumplimiento de eso aquí, es sólo un cumplimiento que sigue adelante hasta que Satanás sea removido y después—como veremos en el último día de la Fiesta de los Tabernáculos—el juicio final y sentencia de Satanás.

¿Por qué el Día de Pentecostés? ¡Piénsenlo! ¿Cómo se cuenta Pentecostés? Siete semanas completas por siete días completos igual a cuarenta y nueve días. Pentecostés es el día 50, porque Él habla acerca del Espíritu de Dios—también es una profecía  de que el Espíritu de Dios vendría en el Día de Pentecostés después de Su resurrección y del comienzo de la predicación del Evangelio.

Verso 17: “Y allí Le fue dado el libro del profeta Isaías; y cuando Él había desenrollado el rollo de papel, encontró el lugar donde estaba escrito,  ‘El Espíritu del Señor esta sobre Mí; por esta razón, Él Me ha ungido para predicar el evangelio al pobre…’” (versos 17-18).

Tenía que ser Dios en la carne para hacerlo, después de haber vencido a Satanás el diablo. Él vino a liberar a las personas del pecado y de la esclavitud, exactamente como el año 50mo, que este era el 50mo año, pero él lo anuncia en el día de Pentecostés. Ellos debían liberar a las personas de sus deudas, obligaciones, y como Dios está diciendo, ‘los Voy a liberar de su deuda más grande:

·             Su deuda del pecado

·             Su deuda de adorar a Satanás el diablo

“‘…Me ha enviado a sanar a aquellos que están quebrantados de corazón, a proclamar perdón a los cautivos y recuperación de vista al ciego, a enviar en liberación a aquellos que han sido aplastados, a proclamar el año aceptable del Señor” (versos 18-19).

Ese era el año 50mo, un jubileo, el año aceptable para comenzar y para llevar a cabo la predicación del Evangelio y ¡liberar a las personas del pecado! Eso es algo muy importante de entender. ¿Cómo fue recibido Él? ¡No muy bien!

Entendamos algo más acerca de esto y veamos algo más que necesitamos considerar. Esto continúa con el Día de Expiación y también con el recibimiento del Espíritu Santo. Entonces, en un sentido, el Día de Expiación—un año del Jubileo—y el Día de Pentecostés se unen para unificar el plan de Dios para predicar el Evangelio y liberar a las personas del pecado, liberándolos de Satanás el diablo, quien toma cautivo a quien él desea.

Jesucristo tenía que tener esa confrontación con Satanás el diablo para vencerlo. Eso fue en el tiempo señalado del Año del Jubileo para predicar el Evangelio. Primero, antes de que pudiera ser predicado, Jesús tenía que vencer a Satanás el diablo. Igualmente, cuando Jesucristo regrese—antes que el Reino de Dios pueda ser traído al mundo entero, ¡Satanás el diablo debe ser removido! Eso es lo que ilustra el macho cabrío de Azazel.

Después, predicar el Evangelio al mundo, con los santos resucitados de los muertos, van a servir con Cristo, como veremos durante la Fiesta de los Tabernáculos, como reyes y sacerdotes para ayudar a traer el gobierno y el reinado de Dios a la tierra.

Ahora, ¿Será o no un Año del Jubileo para la agricultura? ¡No lo sabemos! Sin embargo, para empezar a contar para el Jubileo para la agricultura y cosas como esta, tenemos que guiarnos por lo que encontramos en Levítico 25—cuando entren en la tierra, eso comienza el año uno. Es muy probable que cuando entremos en la tierra—y lleguemos del Mar de Vidrio hacia la tierra con Cristo para que Satanás sea atado—nosotros ocupemos el mundo. Eso comienza el primer año del nuevo conteo para el Jubileo, el cual continuará hasta el Milenio.

Para que nosotros pudiéramos ser liberados del poder de Satanás el diablo, Cristo tuvo que venir, vencer a Satanás el diablo, venir a Nazaret y proclamar en el Día de Pentecostés—el cual es un mini Jubileo—que él va a liberar a las personas del pecado. Para poder liberarlos del pecado, Él los tiene que sacar del poder de Satanás el diablo. Eso es lo que representa el Día de Expiación para nosotros.

Colosenses 1:9: “Por esta causa nosotros también, desde el día que oímos de esto, no cesamos de orar por ustedes y pedir que puedan ser llenos con el conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y entendimiento espiritual; para que puedan caminar dignamente del Señor, hacia todo lo agradable, siendo fructíferos en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios” (versos 9-10) — ¡Espiritualmente!

Esto es lo que va a hacer por nosotros, verso 11: “Siendo fortalecidos con todo poder de acuerdo al poder de Su gloria…” ¡Piensen en lo que Dios está haciendo por nosotros con Su Espíritu!

Si hay algún pecado del que debe deshacerse el pueblo de Dios—porque se encuentra en demasiadas iglesias. A mí me llegan cartas y mails todo el tiempo y hay un buen número de mails que han llegado recientemente, que aquellos hermanos que reciben nuestros mensajes y las cosas que les enviamos—lo cual hacemos con alegría—aquellos que asisten a otras Iglesias de Dios, están reportando que socializar y convivir con los hermanos se ha vuelto más importante que servir a Dios. ¡Igualmente con los ministros y los sermones!

Así que hay cosas de las cuales tenemos que arrepentirnos, y más vale que nos arrepintamos de cada ídolo y todo lo que ponemos antes que Dios, para que podamos crecer en el conocimiento de Dios ¡por lo que Él ha hecho por nosotros!

“…hacia toda resistencia y paciencia con gozo; dando gracias al Padre, Quien nos ha hecho calificados…” (versos 11-12).

·             Dios nos trae

·             Dios nos llama

·             Nosotros respondemos el llamado

·             Él nos elige por medio de Cristo

·             Nuestros pecados son perdonados

¡Dios ha hecho todo esto! Él es Quien nos está calificando “…para la participación de la herencia de los santos en la luz; Quien nos ha rescatado personalmente del poder de la oscuridad…” (versos 12-13) —el poder de Satanás el diablo. Hemos sido liberados de eso, aunque aún vivimos en el mundo. Necesitamos entender lo cerca que tenemos que estar de Dios.

·             Es por eso que ayunamos en el Día de Expiación

·             Es por eso que guardamos el Día de Expiación

Dios tiene algo especial que Él está haciendo por nosotros. Sí, efectivamente, que cosa va a ser eso. El “…nos ha rescatado personalmente del poder de la oscuridad.” ¡No por nuestras obras! Y aun si guardamos algunos de los mandamientos de Dios en la letra de la Ley, hasta que seamos convertidos y tengamos la circuncisión del corazón, tenemos la ley del pecado y la muerte, la cual nos guía directamente y no el Espíritu de Dios. No podemos estar haciendo las obras de Dios que necesitamos hacer, con la actitud y entendimiento y espíritu a menos que tengamos el Espíritu de Dios morando en nosotros.

“…y nos ha transferido al reino del Hijo de Su amor; en Quien tenemos redención a través de Su propia sangre, incluso la remisión de pecados” (versos 13-14). ¡Eso es algo increíble! ¡Dios es Quien lo ha hecho, sin duda!

Veamos como Pablo define esto aún más. Aquí él practica su llamamiento después de ser noqueado al suelo, y de escuchar a Jesús decir lo siguiente:

Hechos 26:14: “… ‘Saulo, Saulo, ¿Por qué Me estas persiguiendo? Es difícil para ti patear contra las punzadas.’” Entendamos que él era lo más justo que podía ser en la letra de Ley. Sin embargo, estaba persiguiendo a la iglesia… haciendo lo que él pensaba que era la voluntad de Dios, ¡siendo que era la voluntad de Satanás el diablo!

Verso 15: “Y yo [Saulo] dije, ‘¿Quién eres Tú, Señor?’ Y Él dijo, ‘Yo soy Jesús, a Quien estás persiguiendo. Ahora levántate, y párate sobre tus pies; porque Yo te he aparecido para este propósito: para nombrarte un ministro y un testigo de lo que has visto y de lo que te revelaré. Te estoy seleccionando personalmente de entre la gente y los gentiles, a quienes ahora te envío, para abrir sus ojos, para que ellos puedan volver de la oscuridad a la luz y de la autoridad de Satanás a Dios…’” (versos 15-18).

Necesitamos entender esto. Estamos bajo la autoridad de Dios, hasta el Reino de Dios. Necesitamos entender esto en una era donde tenemos todas estas cosas que se nos han dado, en la cual vivimos como Laodiceanos felices, sin saber nuestra verdadera condición espiritual. Es por eso que necesitamos ayunar, y necesitamos arrepentirnos.

“…para que puedan recibir remisión de pecados y una herencia entre aquellos que han sido santificados a través de fe en Mi” (verso 18). ¡Eso es algo sorprendente! ¡Esos somos nosotros, hermanos! Dios nos va a dar todo el universo. ¡Vamos a vivir por siempre!

·             ¡Que lamentables las cosas que hemos hecho!

·             ¡Que pecaminosas y malvadas son!

En este Día de Expiación, vengamos a Dios y afirmémonos a Él, en una promesa de pacto, de desechar todas esas cosas:

·             Para arrepentirnos

·             Para confesar nuestros pecados

·             Para deshacernos de nuestros pecados

·             Para usar el colirio de los ojos

·             Para vestirnos a nosotros mismos con las vestiduras de Cristo—Su justicia

Despojémonos de nuestra idolatría santurrona y auto-justa de ceguera espiritual, y de pensar que la convivencia física es agradable a Dios, aunque lo desatendamos a Él.

(Ir a la siguiente pista)

Veamos la actitud de Jesús en el Salmo 69, que es un salmo de David; Ahí hay algunas de las palabras que Cristo mismo hablaría.

Salmo 69:6: “No dejes a aquellos quienes esperan en Ti, Oh Señor Dios de los ejércitos, ser avergonzados por mi causa; no dejes a quienes Te buscan ser avergonzados por mi causa, Oh Dios de Israel, porque por Tu amor he soportado reproche, vergüenza ha cubierto mi cara” (versos 6-7). Como dice ahí en el Salmo 22—escupidas y vergüenza.

Verso 8: “He llegado a ser un desconocido a Mis hermanos y un extraño a los hijos de Mi madre.” Recuerden lo que ellos dijeron: Si Te quieres mostrar a Ti mismo, ve a la Fiesta. Esto lo hacían porque los hermanos de Jesús no le creían en Él.

Verso 9—esto es lo que fue citado cuando Jesús entró al templo la primera vez en Juan 2: “Porque el celo de Tu casa Me ha comido…” Necesitamos tener el celo que Cristo nos ordena tener (Apocalipsis 3), en lugar de ser tibios. Él quiere que seamos celosos, que estemos en llamas por Dios por así decirlo. “Porque el celo de Tu casa Me ha comido…” ¡Él lo hizo para que pudiera cargar nuestros pecados!

“…y los reproches de aquellos que Te reprocharon han caído sobre Mí” (verso 9). Todo pecado de todo ser viviente que ha vivido, o que vivirá ha caído sobre Cristo. Es por eso que Él vino en el Año del Jubileo; el año de liberación, físicamente/espiritualmente. También es así con Pentecostés, que es el comienzo de recibir el Espíritu de Dios.

Verso 10: “Cuando lloraba en mi alma con ayuno, se volvió en mi reproche. También hice cilicio mi vestido, y me volví un proverbio para ellos. Aquellos que se sientan a la puerta hablan de mí; y yo era la canción de los borrachos. Pero en cuanto a mí, mi oración es para Ti, Oh SEÑOR, en un tiempo aceptable…” (versos 10-13). Eso es lo que Jesús leyó. Este es el año aceptable desde el tiempo de Jesús hasta ahora,

“…Oh Dios, en la abundancia de Tu misericordia respóndeme, en la verdad de Tu salvación” (verso 13). Así es como necesitamos mirar hacia Dios para librarnos de las cosas en las que nos involucramos, y de las actitudes y complacencias y la falta de hacer las cosas que Dios quiere que hagamos.

Recuerden: Si guardamos todos los mandamientos que dijo Jesús, entonces habremos terminado de proclamar que somos sirvientes imperdonables. ¿Por qué? Porque

·             ¡Él quiere nuestro corazón!

·             ¡Él quiere nuestra mente!

·             ¡Él quiere nuestras emociones!

·             ¡Él quiere que estemos mirando hacia Él!

Dándonos cuenta que el regalo de la vida eterna viene de Él, y que esta carne—mientras estamos ayunando—en realidad no es nada. Nosotros nos damos cuenta de que esta carne llega a su fin. A menos que tengamos vida eterna con Dios, entonces ¿De qué vale todo? ¡Piensen en eso!

Miren al mundo y las cosas que están sucediendo, y como he dicho una y otra vez, ¡ahí viene! ¡Va a venir a aquella nación! Va a venir contra todas las naciones de Israel, ¡porque nosotros le hemos dado la espalda a Dios!

Lo único que lo está reteniendo es que el Evangelio de Dios debe ser predicado, y debemos estar haciéndolo con la mayor cantidad de celo posible—cada uno de nosotros—de todas las formas que podamos, para cualquiera que sea el llamamiento que Dios nos ha dado. Es por eso que este día también necesita ser un día de arrepentimiento. Eso es. Somos uno con Dios cuando nuestros pecados son cubiertos, pero tenemos que venir a Dios de la manera correcta.

Noten por qué las cosas están de la manera que están en esta nación; noten por qué las cosas están así en la Iglesia.

Isaias 59:1: “He aquí, la mano del SEÑOR no está acortada que no pueda salvar, ni esta Su oído pesado que no pueda oír. Pero sus iniquidades han venido entre ustedes y su Dios, y sus pecados han escondido de ustedes Su cara, que Él no oirá” (versos 1-2). Así pasa con el mundo allá afuera, y nosotros vivimos en el mundo. Aun así, dentro de la Iglesia…

Noten como todos los protestantes creen que van a ser librados de la tribulación, y creen en el rapto del cual ya hemos hablado en otras ocasiones. Ellos vienen ante Dios en domingo—como demasiadas personas vienen ante Dios en el Sábado—y están muy satisfechos con lo que tienen. Si hay arrepentimiento, es más exaltación que algo que realmente venga de lo más profundo del corazón, mente y ser del individuo.

Aquí está lo que Dios nos dice que hagamos, Isaías 58:1: “Grita duro, no te refrenes, levanta tu voz como cuerno de carnero y muéstrale a Mi pueblo su transgresión, y a la casa de Jacob sus pecados.” Sí, y la Iglesia de Dios ¡sus pecados! ¡Necesita ser así!

·             ¿Cómo es su vida ante Dios?

·             ¿Cómo es la iglesia a la que usted asiste?

·             ¿Cómo son los hermanos ahí?

¡Usted sabe! ¡Dios sabe aún más! ¡Necesitamos arrepentirnos!

Aquí está lo que están haciendo, verso 2: “Incluso ellos Me buscan diariamente, y parecen ansiosos de conocer Mis caminos, como una nación… [Usted podría poner ahí iglesia]… que hizo justicia, y una que no olvidó el mandamiento de su Dios. Ellos piden de Mí el mandamiento de justicia; parecen ansiosos de acercarse a Dios. Ellos dicen, ‘¿Por qué hemos ayunado, y Tú no ves? ¿Por qué hemos afligido nuestra alma y Tú no tomas nota?’ He aquí, en el día de su ayuno ustedes buscan sus negocios y explotan a todos sus trabajadores. He aquí, ustedes ayunan para pleito y debate, y para golpear con el puño de maldad; no pueden ayunar como lo hacen este día, y esperar hacer que su voz sea oída en lo alto. ¿Es éste tal ayuno que Yo he elegido?...” (versos 2-5). ¡NO!

Veamos qué tipo de ayuno ha elegido Dios. Veamos lo que Dios requiere. Esta nación está en un problema semejante, y necesita proclamarse un ayuno por ella.

·             ¿Cuántos contestarán?

·             ¿Cuántos responderán?

Tarde o temprano, mientras el tiempo sigue su marcha, el pecado crece y crece, y crece—como ocurrió con los hijos de Judá; con los judíos en habitaban en Judea antes de la destrucción del templo—Dios le dijo a Jeremías: Ni siquiera ores por este pueblo, ¡pues no te escucharé! Hermanos, ¡ese día viene! No dejen que llegue sobre nosotros en las Iglesias de Dios, de manera que Dios no nos escuche por no habernos arrepentido como Él quiere que lo hagamos.

Joel 1:14: “Santifiquen un ayuno; llamen a una solemne asamblea… [Así es con nosotros en este Día de Expiación]…reúnan a los ancianos y a toda la gente de la tierra a la casa del Señor su Dios, y clamen al Señor”— ¡Porque Su gran día viene!

Miren lo que está sucediendo en Jerusalén. Todo eso va a preparar el camino para el templo venidero de Dios. Miren por lo que están pasando. Miren todos problemas y dificultades que hay en el mundo.

Aquí está lo que Dios quiere; todas estas son cosas que van a venir: Joel 2:12: “‘Por tanto incluso ahora,’ dice el SEÑOR, ‘vuélvanse a Mi con todo su corazón… [Eso es lo que Dios quiere; para eso es este Día de Expiación]…y con ayuno, y con lamento, y con luto. Sí, desgarren su corazón y no sus vestidos, y vuélvanse al SEÑOR su Dios…” Eso es lo que Dios quiere; eso es lo que ilustra este Día de Expiación. Es por eso que Jesús pasó lo que pasó. Es por eso que Él anunció lo que anunció, después de haber sido tentado por Satanás el diablo por 40 días y 40 noches (Lucas 4), al comienzo de un Año del Jubileo. Ahora, ahí está la liberación espiritual:

·             ¿Nos volveremos a Dios?

·             ¿Haremos lo que Él dice?

·             ¿Nos rendiremos a Él?

·             ¿Qué serán nuestras vidas?

Recuerden esto, “…porque Él es graciable y misericordioso, lento para la ira, y de gran bondad, y se arrepiente de la maldad. ¿Quién sabe si se volverá y arrepentirá y dejará una bendición tras Él?...” (versos 13-14). Bueno, ¡eso está en manos de Dios!

Veamos cual fue la oración de arrepentimiento de Daniel. Esto es importante; es importante para las Iglesias de Dios, y es importante para cada uno de nosotros ahora en este Día de Expiación. Ésta necesita ser nuestra actitud, y la manera en que buscamos a Dios para hacer lo que Él quiere que se haga. Para que:

·             Ninguno de nuestros pecados

·             Ninguna de nuestras dificultades

·             Ninguna de nuestras debilidades

·             Ninguna de las cosas de la tibieza espiritual que Dios detesta

¡Sean halladas en nosotros!

Daniel 9 es importante porque nos lleva a la venida de Jesús y a la semana 69.

Daniel 9:2: “En el primer año de su reinado [Darío (verso 1)], yo, Daniel, entendí por libros el número de años, el cual vino de acuerdo a la Palabra del SEÑOR a Jeremías el profeta, que la desolación de Jerusalén duraría setenta años.” Él finalmente lo entendió. ¿Cómo? ¡Por la Palabra de Dios a través de Jeremías! ¿Cómo entendemos lo que tenemos que hacer? ¡Por la Palabra de Dios a través de Jesucristo!

Verso 3: “Y coloqué mi cara hacia el SEÑOR Dios, para buscar con oración y suplicas, con ayuno, y cilicio, y cenizas. Y oré al SEÑOR mi Dios e hice mi confesión, y dije, ‘Oh SEÑOR, el gran y asombroso Dios, guardando el pacto y misericordia a aquellos que Lo aman, y a aquellos que guardan Sus mandamientos’” (versos 3-4). Que esos seamos nosotros, hermanos; para amarlo a Él y guardar Sus mandamientos, con Su Espíritu, ¡de la manera que Él quiere!

Miren la confesión de Daniel, verso 5: “Hemos pecado y hemos cometido iniquidad, y hemos hecho malignamente, y nos hemos rebelado, y nos hemos desviado de Tus mandamientos y de Tus ordenanzas.” ¡Eso es lo que hemos hecho como nación! Como he dicho antes, nosotros incluimos a Dios en la fundación de esta nación, y ellos—quienes la estaban fundando—sabían que estaba en las manos de Dios. Dios en Su misericordia la dio para cumplir la promesa a Abraham, Isaac y Jacob, y Dios ha dado libertad y gloria y la Palabra de Dios a esta tierra, como ninguna otra tierra la ha recibido.

·             ¡Miren lo que estamos haciendo!

·             ¡Miren nuestros asesinatos!

·             ¡Miren todos los abortos!

·             ¡Miren todos los pecados sexuales!

·             ¡Miren todos los pecados de drogas!

·             ¡Miren todos los pecados religiosos!

Todos los pecados como éste—por el cual Daniel está poniendo su cara hacia el templo donde estaba en Jerusalén—absolutamente todos están en la puerta, ¡en los pulpitos de las iglesias! ¡Todas las iglesias protestantes! ¡Todas las iglesias independientes! Y ¡En todas las iglesias bautistas! Están en la puerta porque:

·             ¡No buscaron a Dios!

·             Porque lo buscaron con su propio pecado y justicia

·             Porque declararon que las leyes de Dios han sido abolidas

¡Sí, hemos pecado majestuosamente delante Dios! Y la única razón por la cual esta nación sigue viva y andando, es para que nosotros en las Iglesias de Dios podamos predicar el Evangelio sin precedentes. ¡Dios abrirá las puertas! ¡Él es Quien hace posibles todas las cosas! Pero necesitamos arrepentirnos como lo hizo Daniel. Si hay alguna extensión de esperanza para esta nación, entonces:

·             Necesita haber arrepentimiento en los pulpitos de todas las iglesias que guardan el domingo

·             Necesita haber arrepentimiento en cada sinagoga

·             Necesita haber arrepentimiento en la Casa Blanca

·             Necesita haber arrepentimiento en el Congreso

ü   En el senado

ü   En la Casa de Representantes

·             Necesita haber arrepentimiento en la casa de cada gobernador

·             Necesita haber arrepentimiento en cada legislador del estado

·             Necesita haber arrepentimiento de cada juez

¡Porque la ira de Dios va a venir sobre nosotros sin precedentes!

Nosotros hemos hecho lo mismo que hicieron los hijos de Israel.

Daniel continua en el Verso 6: “Ni hemos oído a Tus siervos los profetas, quienes hablaron en Tú nombre a nuestros reyes, nuestros gobernadores, y nuestros padres, y a toda la gente de la tierra. Oh SEÑOR, la justicia Te pertenece, pero a nosotros confusión de rostro…” (versos 6-7). Y así es ¡Esta nación está totalmente cegada y confundida!

“…como en este día a los hombres de Judá y al pueblo de Jerusalén, y a todo Israel quienes están cerca y quienes están lejos, a través de todos los países donde Tú los has llevado porque trataron traidoramente Contigo” (verso 7).

¿No piensan que afirmar que Jesucristo vino a abolir las leyes y los mandamientos es lo más traicionero que puede haber? ¡Sin embargo, siguen en su auto justicia! ¿Cree usted que Dios lo va a raptar? ¡No! ¡Lo van a matar!

Verso 8: “Oh SEÑOR, la confusión de rostro nos pertenece, a nuestros reyes, a nuestros gobernadores, y a nuestros padres, porque hemos pecado contra Ti. Al SEÑOR nuestro Dios pertenecen misericordias y perdones aunque nos hemos rebelado contra Él” (versos 8-9). ¡Sí! ¡Dios siempre es misericordioso! ¡Dios siempre reconoce el arrepentimiento! Pero este debe venir del corazón, ¡A la manera de Dios! ¡No nuestra manera!

Verso 10: “Ni hemos obedecido a la voz del SEÑOR nuestro Dios para caminar en Sus leyes las cuales Él colocó delante de nosotros por medio de Sus siervos los profetas. Sí, todo Israel ha transgredido Tu ley, y se ha desviado, para que no pudieran obedecer Tu voz. Por tanto la maldición ha sido derramada sobre nosotros…” (versos 10-11). ¿No es así? ¡Sí! Las maldiciones de Dios han sido derramadas sobre nosotros, como lo hemos visto recientemente.

“…y el juramento que está escrito en la ley de Moisés el siervo de Dios, porque hemos pecado contra Él. Y Él ha confirmado Sus palabras las cuales habló contra nosotros y contra nuestros jueces quienes nos juzgaron por traer sobre nosotros un gran mal, porque bajo el cielo entero no ha sido hecho como ha sido hecho sobre Jerusalén” (versos 11-12). ¡Y no va a ser diferente con Estados Unidos e Inglaterra! ¡No va a ser diferente con las Iglesias de Dios en la actualidad!

Verso 13: “Como está escrito en la ley de Moisés, todo este mal ha venido sobre nosotros. Aun así no hicimos nuestra oración delante del SEÑOR nuestro Dios, para que pudiéramos volvernos de nuestras iniquidades y entender Tú verdad. Por tanto, el SEÑOR no dudó concerniente al mal que Él trajo sobre nosotros, porque el SEÑOR nuestro Dios es justo en todas Sus obras las cuales Él hace, pero nosotros no obedecimos Su voz” (versos 13-14). ¡No, no lo hicimos!

Verso 15: “Y ahora, Oh SEÑOR nuestro Dios, Quien has sacado a Tu pueblo de la tierra de Egipto con una mano poderosa, y has hecho un nombre para Ti mismo, como es este día, hemos pecado, ¡hemos hecho malignamente!” Y esa debe ser nuestra oración por la nación y por la Iglesia.

Verso 16: “Oh SEÑOR, Te oro, de acuerdo a toda Tu justicia, sea Tu ira y Tu furia apartada de Tu ciudad Jerusalén, Tu montaña santa. A causa de nuestros pecados, y por las iniquidades de nuestros padres, Jerusalén y Tu pueblo han llegado a ser un reproche a todos aquellos que están alrededor nuestro. Y ahora por tanto, Oh nuestro Dios…” (versos 16-17).

·             Que Dios escuche esta oración

·             Que Dios nos otorgue un aplazamiento

·             Que Dios nos de arrepentimiento en la Iglesia

·             Que Dios nos guie en lo que tenemos que hacer

Verso 17: “Y ahora por tanto, Oh nuestro Dios, oye la oración de Tu siervo, y sus súplicas, y haz Tu cara brillar sobre Tu santuario que está desolado por amor al SEÑOR. Oh mi Dios, inclina Tu oído y oye. Abre Tus ojos y observa nuestras desolaciones, y la ciudad la cual es llamada por Tú nombre. Porque no presentamos nuestras súplicas delante de Ti a cuenta de nuestras justicias, sino por Tus grandes misericordias” (versos 17-18).

Si esa oración fuera ofrecida con verdadero arrepentimiento en cada iglesia, en cada catedral, y en cada sinagoga de esta nación, seguida por:

·             Verdadera acción para regresar a Dios

·             Verdadera acción para deshacerse de los pecadores

·             Verdadera acción para cambiar el gobierno

¡Dios elevaría Su mano y nos daría un aplazamiento! Noten la súplica de Daniel:

Verso 19: “Oh SEÑOR, oye; Oh SEÑOR, perdona; Oh SEÑOR, oye y hazlo. No demores, por amor a Ti mismo, Oh mi Dios; porque Tu ciudad y Tu pueblo son llamados por Tú nombre.”

Así tiene que ser con nosotros en el Día de Expiación. Veamos qué es lo que podemos anticipar de esto; veamos cual es el propósito en todo esto. Recuerden que cuando hay castigo, también hay corrección. Les aseguro que no es placentera, pero trae con ella el fruto espiritual de justicia y paz con Dios.

Aquí hay una parte muy importante del Día de Expiación. La última oración de Jesús cubre todos los Días Santos, todo del plan de Dios, desde el principio de la creación hasta las eras de la eternidad. La oración de Jesús es para nosotros, ¡para Su pueblo! Él sabía lo que iba a suceder.

Juan 17:1: “Jesús habló estas palabras, y levantó Sus ojos al cielo y dijo, ‘Padre, la hora ha llegado…’” Él dio todas las profecías sobre la brutalidad de lo que pasaría a Él.

Pensemos en esto también para nosotros, para que Cristo pueda terminar el trabajo que aún tiene que hacer.

Verso 2: “Ya que le has dado autoridad sobre toda carne, para que pueda dar vida eterna a todos aquellos que le has dado. Porque esto es vida eterna, que ellos puedan conocerte, el único verdadero Dios, y a Jesucristo, a Quien Tú enviaste. Te he glorificado en la tierra. He acabado la obra que Me diste para hacer” (versos 2-4). Ese fue el trabajo de predicar el Evangelio, y de llegar a ser el sacrificio por los pecados de toda la humanidad. Al final, cuando Él muere en esa misma tarde… también consuma todas estas cosas al decir: ‘¡Se ha terminado!’.

Cuando llegamos al libro de Apocalipsis, Él dice, ‘¡Se ha terminado!’ La obra que Él aún tiene que hacer está terminada; porque ¡Él es Dios!

Verso 5: “Y ahora, Padre, glorifícame con Tu propio ser, con la gloria que tuve Contigo antes que el mundo existiera. He manifestado Tu nombre a los hombres que me has dado del mundo. Ellos eran Tuyos, y Me los has dado, y han guardado Tu Palabra” (versos 5-6). ¡Ojalá y que estas palabras sean aplicables a nosotros, hermanos! Que nosotros guardemos la Palabra de Dios, y ¡amemos a Dios!

Vero 7: “Ahora ellos han conocido que todas las cosas que Me has dado son Tuyas. Porque les he dado las palabras que Me diste; y las han recibido; y verdaderamente han conocido que vine de Ti; y han creído que Me enviaste” (versos 7-8).

Piensen en esto por un minuto: ¡Tenemos todas las palabras de Dios en la actualidad! ¿Cuántas Biblias tenemos? ¡Usémoslas! ¡Aprendamos de ellas! ¡Agradezcámosle a Dios por ellas! Ese es Su regalo para nosotros; ¡Que cosa tan fantástica! Porque no es por nosotros, es por Dios el Padre y Jesucristo.

Verso 9: “Estoy orando por ellos; no estoy orando por el mundo… [Esa oración viene después de la resurrección]…sino por aquellos que Me has dado, porque son Tuyos. Todos los Míos son Tuyos, y todos los Tuyos son Míos; y he sido glorificado en ellos. Y ya no estoy más en el mundo, pero éstos están en el mundo, y Yo vengo a Ti. Padre Santo, guárdalos en Tú nombre, aquellos que Me has dado, para que puedan ser uno, así como Nosotros somos uno” (versos 9-11). Eso es ser uno—ser uno con Dios, ¡literalmente! ¡Ese es el significado de Expiación para nosotros! Piensen en cómo va a ser para el mundo cuando llegue ese día y Satanás sea removido.

Verso 12: “Cuando estaba con ellos en el mundo, Yo los guardé en Tu nombre. Protegí aquellos que Me has dado, y ninguno de ellos ha muerto excepto el hijo de perdición, para que las escrituras pudieran ser cumplidas. Pero ahora vengo a Ti; y estas cosas estoy hablando mientras aún en el mundo, para que puedan tener Mi gozo cumplido en ellos” (versos 12-13). Eso es lo que queremos en este Día de Expiación hermanos. El gozo final va a ser el gozo de la resurrección.

Verso 14: “Les he dado Tus palabras, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, así como Yo no soy del mundo.” ¡Nosotros no somos del mundo, hermanos! No salgamos y traigamos cosas del mundo solamente porque se vean bien o porque pensemos que vienen de Dios. ¡No! ¡No!

Verso 15: “No oro que los saques del mundo…” ¡No! Tenemos muchas cosas por pasar y soportar. Jesús dijo, ‘El que perdure hasta el fin, el mismo será salvo.’

“…sino que los guardes del maligno” (versos 15). Eso es lo que ilustra este día; ser guardados de Satanás el diablo. ¡Nosotros hemos sido librados del maligno! Hemos sido rescatados por Dios el Padre, para que podamos ser uno con Dios el Padre y Jesucristo.

Verso 17: “Santifícalos en Tú verdad; Tú Palabra es la verdad.” El Espíritu de Dios es la Verdad. Nosotros somos santificados. Somos apartados para un propósito Santo, para un uso Santo, para un llamamiento Santo; para ser los hijos e hijas de Dios. Para vivir por siempre en la Nueva Jerusalén.

Hermanos, piensen en esas cosas ¡siempre! No dejen que las cosas ambientales a nuestro alrededor los afecten, sin importar lo que eso sea. Sí, necesitamos ser como ‘serpientes sabias y palomas inofensivas.’ Pero aquí está nuestro final:

Verso 18: “Así como Me enviaste al mundo, Yo también los he enviado al mundo. Y por su amor Me santifico a Mí mismo, para que también puedan ser santificados en verdad. No oro por éstos solamente… [¡No! Esa es Su oración para nosotros]…sino también por aquellos que creerán en Mí a través de su palabra” (versos 18-20).

Ese es el objetivo; ese es el propósito de todo lo que Dios está haciendo, y aquí está la evidencia en cada uno de los Días Santos:

·             Por la forma en que se hace

·             Por la forma en que llegamos ahí

·             Por lo que hacemos

Y

·             El por qué lo hacemos

Es por esto que el mundo no sabe nada acerca de Jesucristo, verso 21: “Que todos ellos puedan ser uno; así como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti; que ellos también puedan ser uno en Nosotros, para que el mundo pueda creer que Tú sí Me enviaste.” Y el mundo no lo va a creer hasta que Él regrese.

Verso 22: “Y Yo les he dado la gloria que Me diste…” Si usted tiene el Espíritu Santo de Dios, esa es la expectativa de la gloria que va a venir.

“…para que puedan ser uno, en la misma forma que Nosotros somos uno: Yo en ellos, y Tú en Mí, para que puedan ser perfeccionados en uno; y que el mundo pueda saber que Tú sí me enviaste, y que los has amado como Me has amado” (versos 22-23). Hermanos, eso es lo que necesitamos; necesitamos el amor de Dios hacia nosotros, y nuestro amor devuelto a Él con todo nuestro corazón, mente, alma ¡y ser!

¿El Padre amaba a Jesucristo? ¡Sí, efectivamente! ¡Así es como Él nos ama a nosotros!

Verso 24: “Padre, deseo…” ¿Cumplirá el Padre ese deseo para Jesús? ¿Es esa la forma en que se relaciona también con nosotros? ¡De hecho sí!

“…que aquellos que Me has dado, también puedan estar Conmigo donde Yo esté, para que puedan ver Mi gloria, la cual Me has dado; porque Me amaste antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no Te ha conocido; pero Yo Te he conocido, y éstos han sabido que Tú sí Me enviaste. Y les he hecho conocer Tu nombre, y lo haré conocido; para que el amor con el cual Me has amado esté en ellos, y Yo en ellos” (versos 24-26).

Eso, hermanos, es el significado completo del Día de Expiación. ¡Sólo piensen en la celebración y el evento absolutamente maravilloso que va a haber cuando Satanás el diablo sea removido, y cuando ya no engañe más a las naciones! ¡Es por eso que guardamos este día!

 

Referencias Bíblicas:

1)          Levítico 23:26-32

2)          Levítico 16:29-31, 5-10, 15-16, 21-22

3)          Apocalipsis 20:1-3

4)          Levítico 25:1-13

5)          Lucas 3:21-22

6)          Lucas 4:1-2, 4, 16-19

7)          Colosenses 1:9-14

8)          Hechos 26:14-18

9)          Salmo 69:6-13

10)       Isaías 59:1-2

11)       Isaías 58:1-5

12)       Joel 1:14

13)       Joel 2:12-14

14)       Daniel 9:2-19

15)       Juan 17:1-15, 17-26

Escrituras utilizadas, no citadas:

·             Génesis 1

·             Levítico 16:3-4

·             Apocalipsis 4; 5; 12:9

·             Éxodo 34:28

·             Apocalipsis 13

·             Levítico 25

·             Salmo 22

·             Juan 2

·             Apocalipsis 3

·             Daniel 9:1

 
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