CAPITULO
1
(Tomado
del libro “Días festivos ocultos o Días Santos de Dios—¿Cuáles?”)
____________________________________
¿Cómo
ha sido engañado el mundo “cristiano”?
Por
Fred
R. Coulter
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
A
pesar de ser advertido en la Palabra de Dios, hoy en día la vasta mayoría de
los “cristianos” profesantes ¡están engañados! ¿Por qué? Porque no leen ni
estudian sus Biblias por sí mismos, sino creen las enseñanzas religiosas de sus
líderes. Como resultado, la mayoría ha fallado en prestar atención a las
repetidas advertencias de Jesucristo y Sus apóstoles. Jesús específicamente
advirtió a Sus discípulos que falsos profetas vendrían vestidos de ovejas, presentándose
a sí mismos como mensajeros de Dios—y aun engañan a la mayoría de la gente.
Mientras proclamarían el nombre de Jesús y Lo reconocerían como Salvador, enseñarían
cosas malas en su nombre: “Pero tengan cuidado de los
falsos profetas quienes vienen a ustedes en ropa de oveja porque por dentro ellas
son lobos rapaces. Los conocerán por sus frutos. Ellos no reúnen uvas de
espinos, o higos de cardos, ¿o sí? En la misma forma, todo buen árbol produce
buen fruto, pero un árbol corrupto produce fruto malo. Un buen árbol no puede
producir fruto malo, ni puede un árbol corrupto producir buen fruto. Todo árbol
que no esté produciendo buen fruto es cortado y echado dentro del
fuego. Por tanto, seguramente los conocerán por sus frutos.”
(Mateo 7:15-20).
Conocer
a alguien por sus frutos implica examinar sus enseñanzas y comportamiento. Si
tales lideres no se adhieren a las enseñanzas de Jesucristo, entonces no son de
Dios—aunque prediquen en Su nombre e incluso ejecuten milagros (Mateo 24:24). Jesús
dijo que son ¡obradores de ilegalidad! Inspirados por Satanás el diablo,
sustituyen los mandamientos y leyes de Dios por sus propias enseñanzas
religiosas y tradiciones. Esto es especialmente obvio en las tradiciones de los
días festivos del cristianismo ortodoxo y del protestantismo, muchas de las
cuales están enraizadas en prácticas religiosas paganas abominables.
¿Cómo
llegaron a ser observadas, las mismas abominaciones que Dios dijo que Él odia
por aquellos quienes se llaman a sí mismos “cristianos”?
Un falso
cristianismo surge
La
apostasía dentro de la misma Iglesia de Dios empezó antes que los apóstoles
originales de Jesucristo hubieran muerto aun. Justo antes de su muerte, el
apóstol Pedro dio esta advertencia profética: “Pero
hubo también falsos profetas entre el pueblo, como en verdad habrán falsos
maestros entre ustedes, que sigilosamente introducirán herejías destructivas,
negando personalmente al Señor que los compró, y trayendo rápida
destrucción sobre sí mismos. Y mucha gente seguirá sus caminos destructivos; y
a causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. También, a
través de insaciable codicia los explotarán con mensajes tentadores para obtener
ganancia; para quienes el juicio antiguo esta en completa vigencia,
y su destrucción siempre está observando.” (II Pedro 2:1-3).
En
su epístola, Judas, un hermano del Señor Jesucristo, enfáticamente advirtió a
los hermanos a pararse por la verdad que fue entregada originalmente por
Jesucristo y los apóstoles. Él los urgió a resistir a hombres impíos quienes
estaban infiltrándose en las iglesias y cambiando la gracia de Dios en una
mentira: “Amados, cuando estaba personalmente
ejerciendo toda mi diligencia para escribirles concerniente a la común
salvación, fui impulsado a escribirles, exhortándolos a pelear fervientemente
por la fe, la cual una vez por todo tiempo ha sido entregada a los
santos. Porque ciertos hombres se han deslizado sigilosamente, aquellos de
quienes hace tiempo ha sido escrito, condenándolos a este juicio. Ellos son hombres
impíos, quienes están pervirtiendo la gracia de nuestro Dios, convirtiéndola
en libertinaje, y están personalmente negando al único Señor Dios y a nuestro Señor
Jesucristo” (Judas 3-4).
La
apostasía que comenzó durante el tiempo de vida de los apóstoles rápidamente se
desarrolló después que el último apóstol original, Juan, muriera
aproximadamente en el 99-100 dC. Veinte años después de su muerte una vastamente
diferente, iglesia “cristiana” falsificada comenzó a emerger. El historiador
Jesse Lyman Hurlburt resumió este periodo crítico: “Al final del primer siglo,
las doctrinas establecidas por el apóstol Pablo en la epístola a los Romanos
eran aceptadas a través de la iglesia como los estándares de la fe. Las
enseñanzas de San Pedro y San Juan en sus epístolas muestran un completo
acuerdo con las vistas de San Pablo. Opiniones herejes estuvieron surgiendo y
sectas estaban formándose, los gérmenes de lo cual había sido anotado y
advertido por los apóstoles, pero su pleno desarrollo vino después” (La
historia de la Iglesia Cristiana, p.44).
Esto
no fue mucho antes que esta apostasía ganara popularidad y poder. Como anota
Hurlburt: “Nosotros nombramos la última generación del primer siglo, desde el
68 al 100 dC, ‘La era de las sombras,’ parcialmente porque la penumbra de la
persecución estaba sobre la iglesia; pero más especialmente porque de todos los
periodos en la historia, este es el único del cual sabemos menos. No tenemos más
la clara luz del libro de Hechos para guiarnos; y ningún autor de esa época ha
llenado el espacio vacío de la historia. Nos gustaría leer del trabajo
posterior de tales ayudantes de San Pablo como Timoteo, Apolos y Tito, pero
todos aquellos y otros amigos de San Pablo abandonaron el registro en su
muerte. Porque 50 años después de la vida de San Pablo una cortina colgó
sobre la iglesia, a través de la cual nos esforzamos vanamente en mirar; y
cuando al final esta se levanta, alrededor del 120 dC con los escritos de los
padres primitivos de la iglesia, encontramos una iglesia en muchos aspectos muy
diferente de aquella en los días de San Pedro y San Pablo” (Ibid., p. 42,
énfasis en negrilla adicionado).
En
los siglos siguientes los líderes religiosos de este cristianismo apostata
desarrollaron aun mas sus enseñanzas, tradiciones y dogmas falsificados,
nombrando muchas de las verdaderas enseñanzas de Jesús y Sus apóstoles como
“herejías.” Continuamente adaptaron prácticas paganas—a través de variados
festivos—dentro del cristianismo. En el tiempo estas prácticas llegaron a estar
tan atrincheradas que hoy en día cuando los “cristianos” encuentran la verdad
de la Palabra de Dios a través de la predicación publica o estudio personal, lo
encuentran casi que increíble.
Las tradiciones
religiosas de los hombres
La
forma más fácil para incorporar una enseñanza en un sistema religioso es
rodearla con tradición. En el caso del judaísmo, la Escritura cita las
“tradiciones de los ancianos.” En el caso del cristianismo, las tradiciones se
originaron con los “padres primitivos de la iglesia.” En ambos casos, los
hombres trajeron falsas doctrinas al establecer tradiciones. Una vez una
tradición ha sido establecida, llega a ser “dogma”—se considera que tiene igual
o incluso autoridad más grande sobre la fe religiosa que la misma Palabra de
Dios.
Las
tradiciones del Judaísmo. Durante Su ministerio terrenal, Jesús confrontó
continuamente y reprochó a los líderes religiosos judíos por estimar sus
tradiciones por encima de las Escrituras respiradas por Dios. Mientras
hipócritamente daban servicio de labios a Dios, en realizad rechazaban y
remplazaban la Palabra de Dios con sus tradiciones. Encontramos un registro de
una de tales confrontaciones en el evangelio de Marcos: “Luego los fariseos y algunos de los escribas de Jerusalén
vinieron a Él juntamente. Y cuando vieron algunos de los discípulos comiendo
con manos sucias (esto es, manos no lavadas), hallaron falta. Porque
los fariseos y todos los judíos, aferrados a la tradición de los ancianos,
no comen a menos que laven sus manos totalmente. Incluso cuando
llegan del mercado, no comen a menos que primero se laven. Y hay
muchas otras cosas que han recibido para observar, tal como el
lavado de copas y ollas y utensilios de latón y mesas. Por esta razón, los
fariseos y los escribas le preguntaron, diciendo, “¿Por qué Tus
discípulos no caminan de acuerdo a la tradición de los ancianos, sino comen
pan con manos sin lavar?””
“Y Él respondió y les dijo, “Bien profetizó Isaías
concerniente a ustedes hipócritas, como está escrito, ‘Este pueblo Me honra
con sus labios, pero sus corazones están lejos de Mí.’ Pero en vano Me adoran,
enseñando por doctrina los mandamientos de hombres. Por dejar el
mandamiento de Dios, ustedes se aferran a la tradición de hombres, tal
como el lavado de ollas y copas; y practican muchas otras cosas como esta.”
Entonces les dijo, “Muy bien rechazan el mandamiento de Dios, para poder
guardar su propia tradición. …Anulando
la autoridad de la Palabra de Dios por su tradición la cual ustedes han transmitido;
y practican muchas tradiciones tales como esta”” (Marcos 7:1-9, 13).
Cerca
de 1440 años antes del ministerio de Jesucristo, Dios les ordenó a los hijos de
Israel no adicionar ni quitar de la Palabra de Dios; ni debían adoptar los
rituales religiosos de los cananeos, quienes eran idolatras y adoradores del
sol. Más aun, no debían de adorar al Dios verdadero en la misma forma que los
paganos adoraban sus dioses ídolos: “Cuando el SEÑOR
su Dios corte las naciones delante de ustedes, a donde van a poseerlas, y tomen
su lugar y vivan en su tierra, presten atención a sí mismos que no lleguen a
estar atrapados por seguirlas, después que sean destruidas de delante de
ustedes, y no pregunten acerca de sus dioses, diciendo, ‘¿Cómo sirvieron estas
naciones a sus dioses para que yo pueda también hacer de la misma manera?’
No harán así al SEÑOR su Dios, porque cada abominación al SEÑOR, las cuales Él
odia, ellos han hecho a sus dioses; incluso a sus hijos y sus hijas han
quemado en el fuego a sus dioses. Cualquier cosa que les mando, sean
cuidadosos de hacerla. No adicionarán a esto, ni quitarán de esto.””
(Deuteronomio 12:29-32). Casi que todas las tradiciones adicionadas del judaísmo
violaban este mandamiento de Dios. (Las tradiciones orales del judaísmo fueron
luego codificadas en la Mishna en el segundo siglo dC y en la Talmud en el
siglo cuarto dC. Para lectores interesados, miles de estas leyes orales han
sido compiladas por el Rabí Salomón Ganzfired en el Código de la Ley Judía, Hebrew
Publishing Company, Nueva York, 1993, ISBN 0-88482-779-8; teléfono
1-518-392-3322).
Las
tradiciones del cristianismo ortodoxo. Mientras el cristianismo
ortodoxo mantiene una presunción de mantener las Escrituras, este de hecho
mantiene las tradiciones de hombres a la par con, o las estiman más grandes
que, las Escrituras. Estas tradiciones se originaron en las enseñanzas de los así
llamados “padres primitivos de la iglesia,” quienes fueron algunos de los profesores
apostatas lideres durante el segundo al cuarto siglo dC. Por ejemplo, con base
en una examinación cercana llega a ser aparente que casi todas las enseñanzas
del catolicismo romano estaban basadas en tradiciones humanas, edictos
arbitrarios de Papas y malas interpretaciones de la Escritura, más que
solamente en interpretación correcta de las Escrituras. Por lo tanto, como en
el judaísmo sus tradiciones han remplazado a la Palabra de Dios.
En
el libro de catecismo, Mi fe católica, Luis LaRavoire Morrow escribe:
“La revelación divina llega a nosotros por dos medios: A través de la Santa
Escritura, escrita bajo inspiración divina, y a través de tradición dada
oralmente desde tiempos apostólicos. Leemos la Biblia con gran respecto, porque
es la Palabra de Dios. Tratamos la tradición con gran reverencia, porque Dios
también habla a través de la tradición. Esta mal creer la Biblia solamente
sin tradición” (p. 22).
¡Esto
es absolutamente falso! La Biblia, y la Biblia solamente, es para ser creída—es
el único estándar sobre el cual todas las enseñanzas deben estar basadas. Las
tradiciones apóstatas de los hombres deben ser rechazadas, no desinfectadas y
dadas nuevos significados “cristianos” de modo que “los fieles” pueden
observarlas libremente.
Morrow
declara más aún que el catolicismo romano podría predicar el evangelio sin aun
tener la Biblia. “Habría sido posible para la Iglesia traer las
verdades de Jesucristo a toda la humanidad sin la Biblia… Incluso hoy en día
es posible para muchas personas aprender acerca de Jesucristo sin leer las
Escrituras” (Ibid., p. 28, énfasis en negrilla y sin cursiva adicionado). Esta
enseñanza es también evidentemente contraria a la enseñanza del Antiguo y Nuevo
Testamento.
Cuando
el apóstol Pablo escribió para instruir a Timoteo acerca de lo que él debía enseñar,
no hizo apelación a las tradiciones orales de hombres. Más bien, claramente señaló
la Palabra de Dios como la única base para sana enseñanza. “Estudia diligentemente para mostrarte a ti mismo aprobado a Dios, un obrero que no
necesita ser avergonzado, dividiendo correctamente la Palabra de la
verdad; pero evita balbuceos profanos y vanos [las tradiciones y
doctrinas de hombres] porque ellos solo dan
lugar a más impiedad, y sus palabras corroerán el cuerpo como gangrena; de
quienes son Himeneo y Fileto, quienes se han extraviado de la verdad,
reclamando que la resurrección ya ha tenido lugar, y están destruyendo la fe de
algunos. No obstante, el fundamento de Dios permanece firme…” (II
Timoteo 2:15-19).
Aun
mas Pablo anima a Timoteo concerniente a la Palabra escrita de Dios: “Pero tú, continúa en las cosas que aprendiste y te
persuadiste, sabiendo de quien las has aprendido; y que desde niño has
conocido los sagrados escritos [el Antiguo Testamento], los cuales son capaces de hacerte sabio hacia salvación a
través de fe, la cual es en Cristo Jesús. Toda la Escritura [Nuevo
Testamento así como el Antiguo Testamento] es respirada por Dios y es
útil para doctrina, para convicción, para corrección, para instrucción en
justicia; para que el hombre de Dios pueda ser completo, totalmente equipado
para toda buena obra.” (II Timoteo 3:14-17).
Nuevamente,
Pablo no hizo apelación alguna a ninguna de las así llamadas tradiciones orales
de los hombres como su autoridad, sino solamente a las Escrituras respiradas
por Dios. (Para un comentario profundo sobre la historia de los escritos y la
preservación de la Biblia, especialmente del Nuevo Testamento, vea El Nuevo
Testamento en su orden original—Una versión fiel con comentario por Fred R.
Coulter, 2004; ISBN 0-9675479-3-8; York Publishing Company. P.O. Box 1038,
Hollister, California 95024-1038; también disponible a través de www.amazon.com.)
El
apóstol Pedro—de quien el catolicismo romano clama falsamente que fue el primer
papa—también condenó las tradiciones vanas de hombres y sostuvo la autoridad de
la Palabra de Dios. “Sabiendo que no fueron
redimidos por cosas corruptibles, por plata u oro, de su frívola forma de
vivir, heredada por tradición de sus antepasados; sino por la preciosa sangre de Cristo, como de un
cordero sin defecto y sin mancha; Quien verdaderamente fue conocido de antemano
antes de la fundación del mundo, pero que fue manifestado en estos
últimos tiempos por amor a ustedes; incluso por ustedes quienes a través
de Él creen en Dios, Quien Lo levantó de los muertos y Le dio gloria, para que
su fe y esperanza pudieran estar en Dios. Habiendo purificado sus vidas en
obediencia a la Verdad hacia el amor fraternal sincero a través del
Espíritu, ámense uno al otro fervientemente con un corazón puro. Porque
ustedes han sido engendrados de nuevo, no de semilla corruptible, sino de semilla
incorruptible, por la Palabra viva de Dios, la cual permanece
por siempre” (I Pedro 1:18-23).
El
apóstol Pablo encargó a aquellos quienes predicarían a predicar solo la Palabra
de Dios, Antiguo y Nuevo Testamento. “Te encargo, por
tanto, a la vista de Dios, incluso del Señor Jesucristo, Quien está listo para
juzgar a los vivos y a los muertos en Su manifestación y Su
reino: ¡Predica la Palabra! Urge en temporada y fuera de temporada; condena,
reprende, anima, con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo
cuando ellos no tolerarán la sana doctrina; sino de acuerdo a sus
propias lujurias acumularán para sí mismos un gran número de maestros,
teniendo picazón de oídos por oír lo que satisfaga sus antojos; y alejarán
sus propios oídos de la verdad; y serán desviados hacia mitos [las
tradiciones de hombres]” (II Timoteo 4:1-4).
El
apóstol Pedro escribo que solo la Palabra de Dios es la verdad, no mitos
astutamente inventados. “Por tanto, no descuidaré el
hacerlos siempre conscientes de esas cosas, aunque ustedes ya las
saben y han sido establecidos en la presente verdad. …Pero haré todo esfuerzo para que, después de mi
partida, ustedes siempre puedan tener un recuerdo escrito de estas cosas
para que las practiquen por sí mismos, porque no seguimos
mitos inteligentemente inventados, cuando les hicimos saber el poder y la venida
de nuestro Señor Jesucristo, sino que fuimos testigos oculares de Su magnífica
gloria; porque Él recibió gloria y honor de Dios el Padre cuando la
voz vino a Él desde la Majestuosa Gloria, “Este es Mi Hijo, el Amado, en Quien
estoy bien complacido.” Y esta es la voz desde el cielo que oímos
cuando estuvimos con Él en la montaña santa. También poseemos la Palabra
profética confirmada [el Nuevo Testamento respirado por Dios] a la cual ustedes hacen bien en prestar atención,
como a una luz brillando en un lugar oscuro, hasta que el día amanezca y
la estrella de la mañana surja en sus corazones; sabiendo esto
primero, que ninguna profecía de la Escritura se originó como
interpretación privada propia de alguien; porque la profecía no
fue traída en ningún momento por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron como fueron movidos por el Espíritu Santo”
(II Pedro 1:12, 15-21).
Pedro
también escribió que habrían falsos maestros (inspirados por Satanás el diablo)
quienes introducirían herejías destructivas (II Pedro 2:1-2).
Satanás y sus
ministros parecen ser rectos
El
engañador maestro astutamente se enmascara como un angel de luz. Él incluso
cita la Escritura—pero no por amor a la verdad. Más bien, como hizo cuando tentó
a Jesucristo por 40 días y 40 noches, Satanás aplica mal la verdad de la
Escritura (Mateo 4:1-11; Lucas 4:1-13). Así mismo sus ministros usan las mismas
tácticas hoy en día.
El
apóstol Pablo advirtió a los Corintios concerniente a estos falsos apóstoles. Él
escribió, “Pero me temo, no sea que por cualquier
medio, como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así sus mentes puedan ser
corrompidas de la simplicidad que es en Cristo. Porque
ciertamente, si alguien viene predicando otro Jesús, a quien nosotros no
predicamos, o reciben un espíritu diferente, el cual no recibieron, o un
evangelio diferente, el cual no aceptaron, ustedes se contentan con
esto como algo bueno. …Porque tales son
falsos apóstoles—trabajadores engañosos que están transformándose a sí mismos
en apóstoles de Cristo. Y no es de maravillarse, porque Satanás mismo
se transforma a sí mismo en un ángel de luz. Por tanto, no es gran
cosa si sus siervos también se transforman a sí mismos en ministros de
justicia—cuyo fin será de acuerdo a sus obras.” (II Corintios 11:3-4,
13-15).
Los
hermanos de Corinto estaban permitiéndoles a esos falsos apóstoles tener
autoridad sobre sus vidas, incluso al punto de abuso espiritual. A causa de la
seriedad de la situación, Pablo intentó traerlos a sus sentidos al exponer su
tontería escuchando a tales maestros. “Ya que muchos [falsos
apóstoles] se jactan
de acuerdo a la carne, yo también me jactaré. Porque ya que
ustedes son tan inteligentes [pensando que sabían más que
Pablo], felizmente tienen paciencia con los tontos.
Porque soportan si alguno los trae a esclavitud, si alguno los devora,
si alguno toma de ustedes, si alguno se exalta a sí mismo, si alguno los
golpea en la cara. Hablo como si
estuviéramos bajo reproche por ser débiles; pero en cualquier forma alguien
más es audaz (hablo en tontería), yo también soy audaz. ¿Son ellos hebreos? Yo
también. ¿Son ellos israelitas? Yo también. ¿Son ellos semilla de Abraham? Yo
también. ¿Son ellos siervos de Cristo? (Estoy hablando como si estuviera
demente)” (versos 18-23).
Así
mismo, el apóstol Pedro exhortó a los hermanos a tener cuidado de las enseñanzas
de hombres quienes usan esas tácticas astutas: “Y
tengan en mente que la paciencia de nuestro Señor es salvación,
exactamente como nuestro amado hermano Pablo, de acuerdo a la sabiduría dada a
él, les ha escrito también; como él también tiene en todas sus
epístolas, hablando en ellas concerniente a estas cosas; en las cuales están
algunas cosas que son difíciles de entender, las cuales el ignorante
e inestable está torciendo y distorsionando, como también tuerce y
distorsiona el resto de las Escrituras, para su propia destrucción. Por
tanto, amados, dado que ustedes conocen esto por adelantado, estén en guardia
contra tales prácticas, no sea que sean extraviados con el error de los
ilegales, y caigan de su propia firmeza” (II Pedro 3:15-17). Y nuevamente,
Pablo escribió, “Porque no somos como los muchos, que
por su propio beneficio están corrompiendo la Palabra de Dios; sino
hablamos con sinceridad, como de Dios, y ante Dios, y en Cristo.”
(II Corintios 2:17).
En
su carta a los Tesalonicenses, Pablo ordenó a los hermanos a probar todas las
cosas y evitar toda forma de maldad. “Prueben todas
las cosas. Retengan aquello que es bueno. Absténganse de toda forma de
maldad.” (I Tesalonicenses 5:21-22). Por tanto, todas las enseñanzas religiosas
deben ser examinadas y juzgadas a la luz de la Palabra de Dios, las Escrituras
respiradas por Dios, ambos Antiguo y Nuevo Testamento. Si alguna enseñanza no
se ajusta a las enseñanzas de la Biblia—“si ellos no
hablan de acuerdo a esta Palabra” (Isaías 8:20)—es una falsa enseñanza promulgada
por falsos profetas y debe ser rechazada.
En
el capítulo dos expondremos los orígenes paganos del Halloween—y examinaremos
evidencia antigua que prueba que los orígenes de los festivos preceden su
observancia por el cristianismo ortodoxo. Aunque promulgada como cristiano, la
“noche sagrada” [en inglés hallowed eve] (o “santa noche”) no tiene nada que
ver con santidad ni con el verdadero Jesucristo—sino tiene todo que ver con la
adoración de Satanás el diablo, el falso dios de este mundo.