CAPITULO
10
(Tomado
del libro “Días festivos ocultos o Días Santos de Dios—¿Cuáles?”)
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Un
recorrido de las Fiestas de Dios y Días Santos en el Antiguo Testamento
Por
Fred
R. Coulter
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
Ya
que Dios nunca ha aceptado en ningún momento algún día festivo
pagano oculto como un día de adoración a Él, ¿Cuáles son entonces las
verdaderas fiestas y días santos de Dios? Para responder esta pregunta,
comenzaremos examinando las Escrituras del Antiguo Testamento. Aprenderemos que
a través de la historia Dios ha usado Sus fiestas anuales y días santos para hacerse
conocer a Si mismo al pueblo de Abraham, Isaac y Jacob—los hijos de
Israel—y al mundo en especial, en formas poderosas. De hecho, las fiestas
bíblicas y días santos tienen un gran significado para el pueblo de Dios y para
el mundo porque ellas delinean Su plan para la humanidad.
Dios planeó Sus
fiestas y Días Santos desde el principio
En
el principio Dios creó el ciclo semanal de siete días con el séptimo día siendo
Su Sábado santo. De la misma manera, desde el principio Dios creó el ciclo
anual para sus fiestas anuales y días santos. En Génesis leemos: “Y Dios dijo, “Hayan luces en el firmamento de los cielos
para dividir entre el día y la noche, y sean por señales, y por temporadas
designadas, y por días y años;” (Génesis 1:14). Las señales son
las estrellas y los cuerpos celestiales los cuales testifican continuamente que
Dios es el Creador de los cielos y la tierra. Las temporadas son para
las fiestas anuales de Dios que Él ordena sean observadas en sus tiempos
señalados. Los días no son solamente para el ciclo semanal y el séptimo
día-Sábado, sino son también para los días santos anuales—los Sábados
anuales que son adicionales al Sábado semanal.
Dios
también testifica que el Cuarto Mandamiento—con respecto al día Sábado
semanal—es el fundamento de todas Sus fiestas anuales y días santos. “Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo, “Habla a los hijos de
Israel y diles, ‘Con respecto a las fiestas designadas del SEÑOR, las
cuales proclamarán ser santas convocaciones, incluso estas son Mis
fiestas designadas. Seis días el trabajo será hecho, pero el séptimo día es
el Sábado de descanso, una santa convocación. No harán ningún trabajo. Es
un Sábado para el SEÑOR en todas sus viviendas.” (Levítico 23:1-3). Las
instrucciones de Dios a Moisés concerniente al Sábado semanal son vitales
porque apuntan específicamente al mandamiento del Sábado como el mandamiento
santificador para las temporadas de fiestas de Dios, como se encuentra en el
siguiente verso: “Estas son las fiestas
designadas del SEÑOR, santas convocaciones las cuales proclamarán en sus
temporadas designadas.” (verso 4).
No
hay duda que Dios ha ordenado que Sus fiestas anuales sean proclamadas en sus
temporadas. Estos días santos anuales son también Sábados—santas convocaciones.
La mayoría de gente, sin embargo, ha sido engañada al creer que el Sábado
semanal así como las fiestas anuales y días santos de Dios son solamente para
los judíos. Incontables teólogos e iglesias declaran que porque Dios llevó los
rituales del templo y los sacrificios animales a un fin a través del sacrificio
de Jesucristo, a la gente ya no se le requiere guardar el Sábado bíblico, los
días santos y las fiestas santas. Todos estos reclamos son infundados. Estos
días le pertenecen a Dios, Él los creó, Él es el dueño de ellos y Él
demanda que los guardemos—semanalmente y anualmente en sus temporadas.
¿Cuáles
son las fiestas y Sábados anuales que Dios nos ordena guardar? ¿Cuándo deben
ser guardados?
El
Calendario Hebreo Calculado: Dios no ha dejado al hombre a sus
propias invenciones auto-serviles para determinar cuando se deben guardar las
fiestas anuales y los días santos. Necesitamos darnos cuenta de que Dios
calcula el tiempo diferente a lo que lo hacemos nosotros hoy con nuestro
calendario romano. Primero, la Biblia enseña que un día es contado de ocaso a
ocaso (Levítico 23:32), en vez de medianoche a medianoche. Segundo, Dios ha
colocado los meses y el año basado en la relación de la tierra con el sol y la
luna. Para saber cuando se deben guardar los Sábados anuales de Dios, Él tiene
que darle a Su pueblo el Calendario Hebreo Calculado sagrado solar/lunar—ya que
fue indudablemente usado por los antiguos hebreos, incluyendo Abraham, Isaac y
Jacob. Más tarde, cuando Dios estableció Su pacto con Israel, Él proveyó los
métodos de cálculo a los sacerdotes y levitas, para que ellos pudieran
establecer las fiestas anuales de Dios en sus temporadas. De acuerdo al
Calendario Hebreo, Dios ha colocado el primer mes del año sagrado al principio
de la primavera, lo cual corresponde a Marzo/Abril en el calendario romano. El
primer mes fue originalmente llamado Abib, que significa “espigas verdes” de
grano (Éxodo 13:4). Más tarde, fue llamado Nisán.
(Para
una información detallada del Calendario Hebreo Calculado sagrado, por favor
visite la sección El
Calendario Hebreo Calculado).
Las
Escrituras demuestran que Dios siempre ha usado Sus fiestas y días santos
para cumplir Sus promesas y lograr Su voluntad en formas profundas, poderosas y
significativas—a menudo involucrando eventos que hacen historia.
Desde el principio del tiempo, las fiestas y días santos de Dios han revelado
Sus intervenciones directas y mayores en Su trato con Abraham, Isaac y Jacob,
las doce tribus de Israel y el mundo—pasado, presente y futuro. Ellas también
presagiaron y profetizaron la primera venida del Mesías, Jesucristo, “el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Es a través del conocimiento y
el guardar las fiestas y días santos de Dios que Él continua impartiendo
entendimiento a Su pueblo concerniente a Su plan de salvación y eventos proféticos
aun por cumplirse.
Las fiestas y Días
Santos de Dios en el Antiguo Testamento no dependían de rituales y sacrificios
Es
imperativo entender que Dios ordenó guardar Sus fiestas antes de darle
cualquier mandamiento a Moisés concerniente a los sacrificios y rituales
animales en el tabernáculo/templo. Consecuentemente, los días santos y fiestas
de Dios no permanecen o caen por causa de los sacrificios y rituales
desempeñados en esos días.
Ahora,
sabemos que el séptimo día semanal-Sábado debe ser guardado sin tener en cuenta
los sacrificios animales o los rituales sacerdotales. Ya que los días santos
son Sábados anuales, también deben ser guardados sin tener en cuenta tales
sacrificios. Este entendimiento es puntuado por el hecho histórico de que antes
y después de la destrucción final del templo en el 70 d.C, los judíos fieles de
la Diáspora guardaban el Sábado y los días santos donde fuera que ellos
estuvieran—completamente cortados de los rituales en el templo. Esto claramente
prueba que la observancia de los días santos de Dios no fue, ni es ahora,
dependiente de sacrificios o rituales.
En
los siguientes versos, encontramos que no hay ni una sola referencia a ningún
sacrificio o ritual: “Guardarán una fiesta a Mi
tres veces en el año. Guardarán la fiesta de Panes sin Levadura. Comerán pan
sin levadura siete días, como les ordené, en el tiempo designado en el mes de
Abib, porque en el ustedes salieron de Egipto. Y nadie aparecerá delante de Mi
vacío. También la fiesta de la Cosecha de los Primeros Frutos de sus labores,
los cuales han sembrado en el campo [la fiesta de los primeros frutos de
cebada/trigo—también llamada Pentecostés]. Y la fiesta
de la Cosecha, al final del año, cuando hayan reunido sus labores del campo [la
fiesta de Tabernáculos].” (Éxodo 23:14-16).
En
Éxodo 34, después de la rebelión de Israel en el Sinaí con el becerro de oro,
Dios volvió a declarar Sus mandamientos a Moisés y a los hijos de Israel. Aquí,
Dios mezcla Sus mandamientos de guardar las fiestas anuales con algo de los 10
Mandamientos. Al hacerlo así, El muestra que Sus mandamientos de guardar Sus
fiestas son tan importantes como los 10 Mandamientos. “Porque
no adorarán otros dioses [el Primer Mandamiento],
porque el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso;… No harán dioses
fundidos para sí mismos [el Segundo Mandamiento].
Guardarán la Fiesta de los Panes sin Levadura. Comerán pan sin
levadura siete días, como se los ordené, en el tiempo del mes de Abib,
porque en el mes de Abib salieron de Egipto. Todo lo que abre el vientre es
Mío; todos los primogénitos machos del ganado, de bueyes u ovejas. Pero el
primogénito de un burro redimirán con un cordero. Y si no lo redimen, entonces
romperán su cuello. Todos los primogénitos de sus hijos redimirán. Y nadie
aparecerá delante de Mí vacío. Trabajarán seis días, pero en el séptimo día descansarán.
En tiempo de arado y de cosecha descansarán [el Cuarto Mandamiento]. Y observarán la Fiesta de las Semanas, de los
primeros frutos de la cosecha de trigo [Pentecostés], y la Fiesta de Cosecha al final del año [Tabernáculos]. Tres veces en el año aparecerán todos sus varones ante el
Señor DIOS, el Dios de Israel,… Y el SEÑOR dijo a Moisés, “Escribe estas
palabras para ti mismo, porque de acuerdo a estas palabras he hecho un pacto
contigo y con Israel.” Y él estuvo allí con el SEÑOR cuarenta días y cuarenta
noches. No comió pan ni bebió agua. Y Él escribió sobre las tabletas las
palabras del pacto, los Diez Mandamientos.” (Éxodo 34:14, 17-23,
27-28).
Cuarenta
años más tarde, Moisés re-declaró vigorosamente los mandamientos y el pacto de
Dios a los hijos de Israel justo antes de que ellos entraran a la Tierra
Prometida. De nuevo, vemos que Dios no hace mención de sacrificios en estos
versos: “Tres veces en un año aparecerán todos sus
varones delante del SEÑOR su Dios en el lugar el cual Él escogerá: en la Fiesta
de Panes sin Levadura, y en la Fiesta de las Semanas [Pentecostés], y en la Fiesta de Tabernáculos. Y no aparecerán
delante del SEÑOR vacíos, cada hombre dará como sea capaz, de acuerdo a
la bendición del SEÑOR su Dios, la cual Él le ha dado.” (Deuteronomio
16:16-17).
Un listado de
todas las Fiestas y Días Santos de Dios
En
Levítico 23, Dios lista todas las fiestas y días santos que Él le ordena a Su
pueblo guardar, comenzando con el séptimo día semanal Sábado. Antes de ir allá,
debería ser notado que Levítico es básicamente un libro de instrucciones para los
sacerdotes y levitas, dando instrucciones detalladas de cómo debían llevar a
cabo sus labores en el tabernáculo/templo. En los capítulos 1-7, Dios instruyó
a los sacerdotes y levitas concerniente a todos los sacrificios animales, las
oblaciones y las ofrendas de grano/cereal a ser ofrecidas en el
tabernáculo/templo. También, en Números 28-29, Dios dio un listado completo de
todos los sacrificios que los sacerdotes debían ofrecer—cubriendo los
sacrificios diarios, del Sábado, los mensuales, y los de los días santos.
Sin
embargo, como hemos visto, las fiestas y días santos de Dios no dependían de
sacrificios animales u otros rituales. (Un estudio completo del sistema de
sacrificios hebreo está contenido en La Ley de las ofrendas, por Andrew
Jukes, ISBN 0-8254-2957-9. Jukes detalla cómo cada aspecto de los sacrificios y
rituales físicos fueron, en realidad, tipos proféticos del sacrificio y
sacerdocio de Jesucristo.)
Ahora
podemos examinar las fiestas y días santos de Dios en Levítico 23, resumiendo
su significado como es encontrado en el Antiguo Testamento.
Todas
son santas convocaciones: “Y el SEÑOR
habló a Moisés, diciendo, “Habla a los hijos de Israel y diles, ‘Con
respecto a las fiestas designadas del SEÑOR, las cuales proclamarán ser
santas convocaciones, incluso estas son Mis fiestas designadas.”
(Levítico 23:1-2). De nuevo, el Señor dejó abundantemente claro que todos los
días santos y fiestas les pertenecen a Dios—no a los judíos.
El
Sábado semanal:
“Seis días el trabajo será hecho, pero el séptimo día es
el Sábado de descanso, una santa convocación. No harán ningún trabajo. Es
un Sábado para el SEÑOR en todas sus viviendas.” (verso 3).
Las
fiestas anuales del Señor: “Estas son
las fiestas designadas del SEÑOR, santas convocaciones las cuales
proclamarán en sus temporadas designadas.
·
La
Pascua:
“En el catorceavo día del primer mes, entre las
dos noches, es la Pascua del SEÑOR,” (verso 5).
·
La
Fiesta de Panes sin Levadura: “Y en el
quinceavo día del mismo mes es la Fiesta de Panes sin Levadura al
SEÑOR. Deben comer pan sin levadura siete días. En el primer día tendrán
una santa convocación [un día santo]. No
harán ningún trabajo servil en el, sino ofrecerán una
ofrenda por fuego al SEÑOR siete días. En el séptimo día tendrán una
santa convocación. No harán trabajo servil en el.’ ” ”
(versos 6-8).
·
El
día de la ofrenda de la Gavilla Mecida: El día de la ofrenda de la
Gavilla mecida es un día especial, pero no es un día santo. Este día es siempre
el primer día de la semana durante la Fiesta de siete días de Panes de
Levadura. En este día una ofrenda especial de lo primero de los primeros frutos
de la cosecha de cebada/trigo era hecha por el sumo sacerdote. Es el primer día
del conteo de 50 días a la Fiesta de los Primeros Frutos—también conocida como Pentecostés
(lo cual significa “cuente cincuenta”). La ofrenda de la Gavilla Mecida
señalaba el comienzo de la cosecha de cebada/trigo, y los israelitas no debían
comer del nuevo grano hasta que la Gavilla Mecida era ofrecida (versos 9-16).
·
La
Fiesta de los Primeros Frutos—Pentecostés: La Fiesta de los Primeros
Frutos, un día santo, es el día 50 desde la Gavilla Mecida—siete semanas
completas, más un día. (Es también llamada la Fiesta de las Semanas en
Deuteronomio 16:9-10, por el conteo de siete semanas completas.) Este es el
único día santo de Dios que siempre cae en el primer día de la semana, domingo.
Israel debía contar, “incluso hasta el día siguiente
al séptimo Sábado [el cual sería un domingo]
ustedes contarán cincuenta días. Y ofrecerán una ofrenda del nuevo grano al
SEÑOR. Sacarán de sus casas dos panes mecidos de dos décimas partes. Serán
de harina fina. Serán horneados con levadura. Son los primeros frutos
del SEÑOR.” (versos 16-17)
En
este día santo, cada familia debía presentar a los sacerdotes y levitas dos
lonjas recién horneadas de pan con levadura hechas con la cebada/trigo de la
nueva cosecha, quienes a su vez las mecían delante del Señor. “Y el sacerdote los mecerá con el pan de los primeros frutos,
una ofrenda mecida delante del SEÑOR, con los dos corderos. Ellos serán santos para
SEÑOR por el sacerdote. Y proclamarán en el mismo día que este sea una santa
convocación para ustedes. No harán trabajo servil en el. Será un
estatuto para siempre en todas sus viviendas a través de sus generaciones.”
(versos 20-21).
·
La
Fiesta de Trompetas: Trompetas es el primero de cuatro días santos que
Dios ordena ser guardados en el séptimo mes, conocido también como el mes de Tishri.
El séptimo mes del Calendario Hebreo corresponde a Septiembre/Octubre en el año
romano. “Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo, “Habla a
los hijos de Israel diciendo, ‘En el séptimo mes, en el primer día del
mes, tendrán un Sábado anual, un memorial al toque de los cuernos
del carnero, una santa convocación. No harán ningún trabajo servil en el
sino que ofrecerán una ofrenda hecha por fuego al SEÑOR.’ ” ” (verso
23-25).
·
El
Día de Expiación:
El Día de Expiación es un día especial de ayuno a Dios: “Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo, “También, en el décimo día
de este séptimo mes, es el Día de Expiación. Será una santa convocación
para ustedes. Y afligirán sus almas [es decir un ayuno completo—ni
comida ni agua por el día] y ofrecerán una ofrenda
hecha por fuego al SEÑOR. Y no harán ningún trabajo en ese mismo día, porque es
el Día de Expiación, para hacer expiación por ustedes delante del SEÑOR su
Dios, porque cualquiera que no esté afligido en ese mismo día, será cortado de
entre su pueblo. Y cualquiera que haga cualquier trabajo en ese mismo día, a él
mismo Yo lo destruiré de entre su pueblo. No harán trabajo en ninguna manera. Será
un estatuto para siempre a través de sus generaciones en todas sus viviendas. Será
para ustedes un Sábado anual de descanso, y se afligirán a sí
mismos. En el noveno día del mes al ocaso, desde el ocaso hasta el
ocaso, guardarán su Sábado anual.” ” (versos 26-32).
·
La
Fiesta de Tabernáculos y el Ultimo Gran Día: “Y el SEÑOR habló a Moisés diciendo, “Habla a los hijos de
Israel, diciendo, ‘El quinceavo día de este séptimo mes será la Fiesta
de Tabernáculos por siete días al SEÑOR. En el primer día será una
santa convocación. No harán ningún trabajo servil en el. Siete días
ofrecerán una ofrenda hecha por fuego al SEÑOR. En el octavo día [el
Ultimo Gran Día] será una santa convocación para
ustedes. Y ofrecerán una ofrenda hecha por fuego al SEÑOR… También en el quinceavo día del séptimo mes, cuando
hayan reunido el fruto de la tierra, guardarán una fiesta al SEÑOR siete
días. En el primer día será un Sábado anual, y en el
octavo día será un Sábado anual.” (versos 33-36, 39).
De
nuevo, Dios declaró enfáticamente que Sus días santos son Sábados: “Estas son las fiestas del SEÑOR las cuales proclamarán ser santas convocaciones para
ofrecer una ofrenda hecha por fuego al SEÑOR, un holocausto y una ofrenda de
grano, un sacrificio, y ofrendas de bebida, todo en su día; además de los
Sábados del SEÑOR [todos los días santos son Sábados], y además de sus regalos,
y además de todos sus votos, y además de todas sus ofrendas voluntarias las
cuales dan al SEÑOR.” (versos
37-38).
Como veremos, las fiestas y días santos de Dios están intrínsecamente
conectados unos con otros—y revelan, paso a paso, el plan maestro de Dios
para la humanidad. Comenzaremos con la Pascua y la Fiesta de Panes sin
Levadura.
La Pascua y la
Fiesta de Panes sin Levadura en el Antiguo Testamento
Dios
les ordenó a los hijos de Israel observar su primera Pascua mientras estaban
todavía en Egipto (Éxodo 12). Él instruyó a los hombres cabezas de casa a
seleccionar un cordero macho del primer año, sin mancha (un tipo de Cristo), en
el 10mo día del primer mes. Ellos debían entonces matar el cordero
en el 14avo, justo después del ocaso (lo cual también terminaba el 13avo día
del mes). Como fueron instruidos, ellos untaron algo de la sangre sobre los
postes y dinteles de las puertas de sus casas. La sangre era una señal para
protección—para que Dios librara a los primogénitos de los hijos de Israel de
la sentencia de muerte que Él iba a ejecutar contra los egipcios. Luego, ellos
debían asar el cordero al fuego y comerlo esa noche con pan sin levadura y
hierbas amargas. Lo que quedara del cordero debía ser quemado para la mañana
(verso 10). Finalmente, ellos no debían dejar sus casas sino hasta la mañana,
al alba (verso 22).
A
la medianoche del 14avo día, el Señor pasó a través de la tierra de Egipto
matando todo primogénito egipcio de hombre y bestia. “Porque
pasaré a través de la tierra de Egipto esta noche, y heriré a todos los
primogénitos en la tierra de Egipto, hombre y bestia. Y ejecutaré juicio contra
todos los dioses de Egipto. Yo soy el SEÑOR. Y la sangre será para
ustedes una señal sobre las casas donde estén. Y cuando Yo vea la
sangre, pasaré sobre ustedes. Y la plaga no será sobre ustedes para destruirlos
cuando hiera la tierra de Egipto. Y este día será un memorial para ustedes. Y
lo guardarán una fiesta al SEÑOR a través de sus generaciones. Lo guardarán una
fiesta como una ley para siempre.” (versos 12-14).
El
14avo día del primer mes es llamado la “Pascua” porque Dios pasó sobre
las casas de Israel a la medianoche, escatimando a sus primogénitos. “Y será, cuando sus hijos les digan, ‘¿Que significa
este servicio para ustedes?’ Entonces ustedes dirán, ‘Es el sacrificio
de la Pascua del SEÑOR, Quien pasó sobre las casas de los hijos de Israel en
Egipto, cuando Él hirió a los Egipcios y libró nuestras casas.’ ” Y
el pueblo inclinó sus cabezas y adoró.” (versos 26-27). Dios les ordenó
guardar la Pascua como un memorial de la escatimada de Él de sus primogénitos:
“Y este día será un memorial para ustedes. Y lo
guardarán una fiesta al SEÑOR a través de sus generaciones. Lo guardarán una
fiesta como una ley para siempre.” (verso 14).
La
Fiesta de Panes sin Levadura: Al ocaso, comenzando la porción diurna
del 14avo día, el día de la Pascua, los hijos de Israel dejaron sus casas,
reunieron su ganado, y continuaron despojando a los egipcios mientras se hacían
camino hacia la ciudad de Ramesés—el área de asamblea desde la cual comenzarían
el Éxodo. “Y los hijos de Israel hicieron de acuerdo a
la palabra de Moisés. Y pidieron artículos de plata, y artículos de oro, y
vestidos de los egipcios. Y el SEÑOR dio al pueblo favor a la vista de los
egipcios, y ellos concedieron su requerimiento, y despojaron a los egipcios.”
(Éxodo 12:35-36). Debió haber tomado la mayoría de la porción diurna del 14avo día
para que los hijos de Israel se reunieran en Ramesés. Luego comenzó en Éxodo al
ocaso, el cual terminaba el 14avo día y comenzaba el 15avo día del mes—el
primer día de la Fiesta de Panes sin Levadura.
Dios
dirigió a los hijos de Israel a observar la Fiesta de Panes sin Levadura por
siete días, comenzando en el 15avo día del primer mes: “Comerán pan sin levadura siete días; incluso el primer día habrán
desechado la levadura de sus casas; porque quienquiera que coma
pan leudado desde el primer día hasta el séptimo día, esa alma será cortada de
Israel. Y en el primer día habrá una santa convocación, y en el
séptimo día habrá una santa convocación para ustedes. Ninguna clase de
trabajo será hecho en ellos, excepto ese el cual todo hombre debe comer, eso
únicamente puede ser hecho por ustedes. Y guardarán la Fiesta de Panes
sin Levadura, porque en este mismísimo día [esa noche] Yo he sacado sus ejércitos de la tierra de Egipto. Por tanto guardarán este día en sus generaciones como una
ley para siempre… Y los hijos de Israel viajaron desde Ramesés hasta Sucot, los
hombres siendo alrededor de seiscientos mil a pie, además de los
pequeños.” (versos 15-17, 37).
“Y ellos salieron de Ramesés en el primer mes, en el
quinceavo día del primer mes. El siguiente día después del día de
la Pascua, los hijos de Israel salieron con una mano alta a la vista de todos
los egipcios,” (Números 33:3). Por lo tanto, los hijos de Israel dejaron
Egipto de noche: “ “Observen el mes de Abib, y guarden
la Pascua al SEÑOR su Dios [en el 14avo día].
Porque en el mes de Abib, el SEÑOR su Dios los sacó de Egipto de noche [en
el 15avo día].” (Deuteronomio 16:1)
La
noche para ser muy observada: El Éxodo en realidad comenzó cuando el
sol se estaba poniendo en el 14avo día y el 15avo día estaba empezando.
(Recuerde, Dios cuenta cada día de ocaso a ocaso.) Dios sacó a los hijos de
Israel de Egipto de noche—la noche del 15—la cual es una noche especial para ser
“muy observada al Señor” cuando empieza la Fiesta de Panes sin Levadura. “Y sucedió al final de los cuatrocientos treinta años, fue
incluso en ese mismísimo día, que todos los ejércitos del SEÑOR salieron
de la tierra de Egipto. Es una noche para ser muy observada al SEÑOR
por sacarlos de la tierra de Egipto. Esta es esa noche del SEÑOR para ser
observada por todos los hijos de Israel en sus generaciones.” (Éxodo
12:41-42).
La
“Noche para ser muy observada” también conmemora otro evento inmortalizado que pasó
en la misma noche 430 años antes. Por un juramento de pacto especial, el Señor
DIOS confirmó Sus promesas a Abraham de que Él ciertamente sacaría a los hijos
de Israel de la cautividad en Egipto en esa noche particular—la noche
del 15. (Este pacto especial que Dios hizo con Abraham tuvo lugar en un periodo
de 2 días, el 14 y el 15—y es en realidad el origen de la Pascua y la Fiesta de
Panes sin Levadura para ambos el Antiguo y Nuevo Testamento. En La Pascua
Cristiana por Fred R. Coulter, se encuentra una explicación detallada del
significado del pacto especial de Dios con Abraham en las págs. 266-298).
El
primer día de la Fiesta de Panes sin Levadura: En el primer día,
Moisés explicó el propósito del primer día santo: “Y
Moisés le dijo a la gente, “Recuerden este día en el cual
salieron de Egipto, de la casa de esclavitud; porque el SEÑOR los sacó de
este lugar por la fuerza de Su mano. No será comido pan con levadura. En este
día ustedes salen, en el mes de Abib. Y será cuando el SEÑOR los entre
en la tierra de los cananitas y los hititas y los amoritas y los hivitas y los
jebusitas, los cuales Él juró a sus padres dárselo, una tierra fluyendo con
leche y miel, que ustedes guardarán este servicio en este mes. Comerán pan sin
levadura siete días, y en el séptimo día será una fiesta para el SEÑOR.
Pan sin levadura será comido siete días. Y no será visto pan leudado con
ustedes, ni será vista levadura con ustedes en todas sus fronteras. Y le dirán
a su hijo en ese día, diciendo, ‘Esto es por lo que el SEÑOR hizo por mi cuando
salí de Egipto.’ Y será una señal [Génesis 1:14, Éxodo 31:13;
guardar la Fiesta de Panes sin Levadura es una señal]
para ustedes sobre su mano, y un memorial entre sus ojos, para que la ley del
SEÑOR pueda estar en su boca, porque con mano fuerte el SEÑOR los ha sacado
de Egipto. Por tanto guardarán esta ley en sus temporadas de año en año.”
(Éxodo 13:3-10).
Una
nota final importante: Comenzando la noche del Éxodo, Dios proveyó un pilar de
fuego en la noche y un pilar de nube en el día (versos 21-22).
Dios
ha revelado que el propósito de la Fiesta de Panes sin Levadura era: 1) Enseñarle
a Israel que únicamente Dios podía liberarlos de la esclavitud en Egipto y
llevarlos a la Tierra Prometida; y 2) Ser una señal de “que la ley del Señor
pueda estar en su boca.”
El
séptimo día de la Fiesta de Panes sin Levadura: La cronología
del Éxodo muestra que los hijos de Israel habían llegado al Mar Rojo para el
sexto día de la Fiesta de Panes sin Levadura. Mientras tanto, el Faraón ya
había reunido su ejército—todos los carruajes de Egipto, más seiscientos
carruajes escogidos estuvieron en la persecución. El ejército egipcio atrapó a
los israelitas mientras ellos acampaban a lo largo de la orilla del Mar Rojo.
Al principio la gente estuvo asustada y se quejó con Moisés, pero él les dijo:
“… “¡No teman! Permanezcan quietos y vean la salvación
del SEÑOR la cual Él obrará por ustedes hoy, porque los egipcios a quienes han
visto hoy, ¡nunca los verán de nuevo! El SEÑOR peleará por ustedes, y
ustedes estarán quietos.” Y el SEÑOR dijo a Moisés, “¿Porque clamas a Mí?
Diles a los hijos de Israel que avancen. Y tú—levanta tu vara, y estira tu mano
sobre el mar, y divídelo. Y los hijos de Israel irán sobre tierra seca por en
medio del mar. Y he aquí, estoy a punto de endurecer los corazones de
los egipcios, y ellos los seguirán. Y tendré honor para Mí mismo sobre Faraón,
y sobre todo su ejército, sobre sus carros y sobre sus jinetes.” (Éxodo
14:13-17).
Esa
noche Dios partió las aguas del Mar Rojo milagrosamente con un fuerte viento
oriental. En las tempranas horas del alba del séptimo día de la Fiesta de Panes
sin Levadura, los hijos de Israel caminaron a través del piso seco del mar y
llegaron seguros al otro lado. Cuando los egipcios vieron esto, fueron de
bruces dentro del Mar Rojo tras los hijos de Israel—en un intento final e
inútil de llevarlos de regreso a Egipto y esclavizarlos de nuevo. Pero Dios
intervino poderosamente y rescató a los hijos de Israel de los egipcios: “Y el SEÑOR dijo a Moisés, “Estira tu mano sobre el mar, para
que las aguas puedan volver sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre sus
jinetes.” Y Moisés extendió su mano sobre el mar. Y el mar regresó a su fuerza
cuando la mañana apareció. Y los egipcios trataron de huir de el. Y el SEÑOR
derribó a los egipcios en medio del mar. Y las aguas volvieron y
cubrieron los carros y los jinetes, todo el ejercito de Faraón que entró al mar
tras ellos. No quedaron de ellos allí tantos como uno. Pero los hijos de Israel
caminaron sobre tierra seca a través del medio del mar. Y las aguas eran un
muro para ellos a su mano derecha y a su izquierda. Así salvó el SEÑOR a
Israel aquel día de la mano de los egipcios. E Israel vio a los egipcios
muertos sobre la orilla del mar. E Israel vio aquella gran obra la cual el
SEÑOR hizo sobre los egipcios. Y el pueblo temió al SEÑOR, y le creyó al
SEÑOR y a Su siervo Moisés.” (Éxodo 14:26-31).
Dios
usó el día de Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura para cumplir Sus
promesas a Abraham, Isaac y Jacob y a los hijos de Israel. Estos días no
solamente representan eventos trascendentales que Dios ha desempeñado por
Israel, sino que también contienen lecciones vitales para nosotros hoy. Al
guardar estos días, los hijos de Israel debían recordar siempre que la sangre
del cordero pascual salvo a sus primogénitos. Así también, ellos debían
guardar el primer día de la Fiesta de Panes sin Levadura en recuerdo de su liberación
de la esclavitud y su éxodo de Egipto. El significado del séptimo día de la
fiesta se encuentra en el registro del cruce de Israel del Mar Rojo: 1) No
debemos tener miedo o quejarnos, porque Dios peleará nuestras batallas
por nosotros; y 2) Se requiere el poder de Dios para rescatarnos de Satanás el
diablo y sus legiones de demonios, como es simbolizado por el Faraón y sus
ejércitos quienes se ahogaron en el Mar Rojo.
A
través de la Biblia Dios muestra que Egipto es un tipo de pecado, así como
también un tipo de la sociedades pecaminosas y satánicas del hombre. Una vez
los hijos de Israel hubieron guardado la Pascua, tuvieron que dejar Egipto y su
camino de vida como esclavos y siervos de los egipcios. Así, al guardar la
Fiesta de Panes sin Levadura hoy, nosotros aprendemos una gran lección
espiritual: Únicamente Dios puede liberarnos de la esclavitud del pecado,
otorgarnos salvación y guiarnos en Su camino.
La
Pascua y Panes sin Levadura bajo Ezequías: Encontramos que cuando los
hijos de Israel obedecían a Dios y guardaban Su Sábado, las fiestas y días
santos, Él los bendecía ricamente. Sin embargo, en sus muchas rebeliones y
pecados contra el Señor, los hijos de Israel y Judá también sufrieron
maldiciones bajo la mano correctora de Dios.
En
los días del rey Acaz, el pueblo de Dios lo rechazó y adoró varios dioses
falsos. Acaz caminó en los caminos de Jeroboam y los reyes de Israel, haciendo
al pueblo de Judá pecar grandemente—al sacrificar a otros dioses, erigir
imágenes fundidas de Baal (el dios sol), y quemar a los niños en el fuego a
Moloc. “Y en el tiempo de su angustia él infringió
incluso más contra el SEÑOR, este mismo rey Acaz, porque sacrificó a los dioses
de Damasco quienes lo golpearon. Y él dijo, “Porque los dioses de los reyes de
Siria los ayudaron, sacrificaré a ellos para que ellos puedan ayudarme.” Pero
ellos fueron la ruina de él y de todo Israel. Y Acaz reunió las vasijas de
la casa de Dios y redujo a pedazos las vasijas de la casa de Dios, y cerró las
puertas de la casa del SEÑOR. E hizo él mismo altares en cada esquina de
Jerusalén. Y en cada ciudad separada de Judá él hizo lugares altos para quemar
incienso a otros dioses y provocar al SEÑOR Dios de sus padres a ira.”
(II Crónicas 28:22-25).
De
nuevo, vemos el patrón ilógico del pecado, la rebelión y la adoración a dioses
falsos por los reyes y el pueblo de Israel y Judá. Sin embargo, porque Dios es
misericordioso, cuando fuera que los hijos de Israel se arrepintieran de sus
pecados y apostasía y de servir a dioses falsos, Él los perdonaba. Luego, por
un tiempo, Israel regresaba a Dios y guardaba Sus mandamientos, la Pascua y los
días santos.
Acaz
murió en el 723 a.C, y su hijo Ezequías llegó a ser rey. Ezequías instituyó una
gran reforma y llevó a Judá de regreso a servir y adorar al verdadero Dios.
Acaz había profanado descaradamente el templo a tal extremo que—cuando Ezequías
comenzó su renacimiento—los sacerdotes y levitas no pudieron limpiarlo a tiempo
para guardar la Pascua en el primer mes. Consecuentemente, Ezequías hizo un
decreto a través de toda la tierra de que Judá e Israel celebrarían la Pascua
en el 14avo día del segundo mes, exactamente como Dios había provisto en
Números capitulo nueve (II Crónicas 30:1-6).
“Y los hijos de Israel que estaban presentes en Jerusalén
guardaron la [Pascua y la] Fiesta de Panes
sin Levadura siete días con gran alegría. Y
los levitas y los sacerdotes alabaron al SEÑOR día a día con instrumentos
ruidosos al SEÑOR. Y Ezequías habló alentadoramente a todos los levitas quienes
enseñaban el buen conocimiento del SEÑOR. Y ellos comieron las cosas designadas
siete días, ofreciendo ofrendas de paz y haciendo confesión al SEÑOR Dios de
sus padres. Y toda la asamblea tomó consejo para guardar otros siete
días. Y ellos guardaron otros siete días con alegría,… Y hubo gran gozo
en Jerusalén, porque desde los días de Salomón el hijo de David, el rey de
Israel, no hubo nada como esto [esta observancia del
festival] en Jerusalén. Entonces los sacerdotes, los levitas,
se levantaron y bendijeron a la gente. Y sus voces fueron oídas, y
sus oraciones fueron a Su santo lugar de vivienda, incluso hasta el cielo.”
(II Crónicas 30:21-23, 26-27).
El
rey Ezequías y el pueblo continuaron luego llevando su reforma al destruir
todos los ídolos, las imágenes ocultas y las arboledas. “Y cuando todo esto fue terminado [la Pascua y la
Fiesta de Panes sin Levadura], todo Israel quienes
estaban presentes salieron a las ciudades de Judá y rompieron las imágenes en
pedazos, y cortaron las arboledas, y derribaron los lugares altos y los altares
de todo Judá y Benjamín, también en Efraín y Manasés, hasta que los habían
destruido todos completamente. Luego todos los hijos de Israel regresaron, cada
uno a su posesión, en sus propias ciudades.” (II Crónicas 31:1).
Después
que Ezequías había reinado por 29 años, su hijo de 12 años Manases fue ungido
como rey. A través de la mayor parte de sus 55 años de reinado, Manases llevó a
los hijos de Judá a la apostasía—haciéndolos rechazar a Dios y en su lugar
servir a dioses falsos, así como también observar días festivos ocultos
satánicos. Uno de los reyes más malvados de Judá, Manases profanó completamente
en templo de Dios, re dedicándolo a Baal. Después de su muerte, su hijo Amón reinó
solamente 2 años—y él peco mucho más que su padre. Como resultado, él fue
muerto a manos de sus propios siervos (II Crónicas 33:21-25).
Luego,
el hijo de 8 años de Amón, Josías, llegó a ser rey.
La
Pascua y Panes sin Levadura bajo Josías: Cuando Josías tenía 26 años, comenzó
a restaurar la relación de Judá con Dios. Mientras limpiaba el templo de las
abominaciones de Manases y Amón, Hilkias el sacerdote encontró el Libro de la
Ley escrito por la mano de Moisés. Safran el escriba le llevó el libro a Josías
y se lo leyó. Una vez oídas las advertencias del juicio de Dios por el pecado y
la rebelión—y porque él sabía de los pecados y la maldad del pueblo—Josías se arrepintió
personalmente y guió a los hijos de Judá a un pacto especial de arrepentimiento
y regreso a Dios.
“Y el rey envió y reunió a todos los ancianos de Judá
y Jerusalén. Y el rey subió a la casa del SEÑOR, y todos los
hombres de Judá, y el pueblo de Jerusalén, y los sacerdotes, y los levitas, y
todo el pueblo desde el grande hasta el pequeño. Y él leyó a sus oídos
todas las palabras del Libro del Pacto que fue encontrado en la casa del SEÑOR. Y el rey se
paró en su lugar e hizo un pacto delante del SEÑOR de caminar tras el SEÑOR y guardar Sus
mandamientos y Sus testimonios y Sus estatutos con todo su corazón y con toda
su alma, para desempeñar las palabras del pacto el cual está escrito en este
libro. Y él hizo que todo el que
fuera encontrado en Jerusalén y en Benjamín, y el pueblo de Jerusalén, se
mantuviera en eso de acuerdo al pacto de Dios, el Dios de sus padres. Y Josías
quitó todas las abominaciones de todos los territorios que le pertenecían
a los hijos de Israel. Y él hizo servir, incluso servir al SEÑOR su Dios a todos los
que estuvieran presentes en Israel. Todos sus días ellos no se apartaron de
seguir al SEÑOR, el Dios de sus padres.” (II Crónicas 34:29-33).
“Y Josías guardó una Pascua al SEÑOR en Jerusalén. Y
ellos mataron la Pascua en el catorceavo día del primer mes… Y
los hijos de Israel quienes estaban presentes guardaron la Pascua en ese tiempo
y la Fiesta de Panes sin Levadura por siete días. Y no hubo Pascua
como esa guardada en Israel desde los días de Samuel el profeta. Si, ninguno de
los reyes de Israel guardó tal Pascua como Josías la guardó, y los
sacerdotes y los levitas, y toda Judá e Israel quienes estaban presentes, y el
pueblo de Jerusalén. Esta Pascua fue guardada en el dieciochoavo año del
reinado de Josías.” (II Crónicas 35:1, 17-19).
Después
de la reforma de Josías, él reinó únicamente 12 años más y fue muerto en el 607
a.C en una batalla contra Necho, rey de Egipto. Pronto después, la nación de Judá
cayó otra vez en apostasía. Meramente 18 años después de la muerte de Josías—a
través del curso de tres invasiones del ejército del rey Nabucodonosor—los
judíos fueron finalmente llevados a Babilonia, para ser tenidos cautivos por 70
años, desde el 585 hasta el 515 a.C.
La
Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura después de Babilonia: Un lamentable
remanente de judíos regresó del cautiverio en Babilonia para reconstruir el
pequeño reino judío dentro del Imperio Persa. A ellos se le permitió
reconstruir su templo, tener libertad de religión y ser auto-gobernados—pero
ellos ya no tuvieron rey. Con solo un gobernador (designado por el rey de
Persia), ellos también estaban sujetos a las leyes del Imperio Persa.
Durante
los días de Esdras, el sacerdote, y Nehemías, el gobernador, la ciudad y el
templo fueron reconstruidos en tiempos problemáticos (vea los libros de Esdras
y Nehemías). Históricamente, un gran renacimiento religioso comenzó cuando el
templo fue terminado y dedicado. Como en las reformas de Ezequías y Josías, la
gente guardó otra vez la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura. “Y los hijos del cautiverio guardaron la Pascua en el
catorceavo día del primer mes. Los sacerdotes y los levitas fueron
purificados juntamente, todos ellos puros. Y ellos mataron el cordero de
la Pascua por todos los hijos del cautiverio, y por sus hermanos los
sacerdotes, y por ellos mismos. Y los hijos de Israel comieron el cordero de
la Pascua, todos quienes habían salido otra vez del exilio, y todos los
que se habían separado a sí mismos a ellos por la impureza de las
naciones de la tierra para buscar al SEÑOR Dios de Israel. Y ellos
guardaron la Fiesta de Panes sin Levadura siete días con alegría, porque el
SEÑOR los había hecho alegrar, …” (Esdras 6:19-22).
Para
asegurar que las nuevas reformas duraran, Esdras y Nehemías guiaron a los
judíos a un pacto especial, conocido como el pacto de la Gran Sinagoga.
Consistiendo primero de 120 miembros, la Gran Sinagoga fue más tarde reducida a
70. Representando la nación, fue hecha de 5 divisiones: 1) Los sacerdotes
jefes; 2) Los levitas jefes; 3) los jefes del pueblo; 4) Los representantes de
las ciudades; y 5) Los doctores de la Ley. La Gran Sinagoga duró 210 años,
desde el 515 hasta el 305 a.C—hasta el tiempo del sumo sacerdote Simón el
Justo.
Como
uno puede ver, hay muchos pasajes en el Antiguo Testamento concerniente a
guardar la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura—todos los cuales demuestran
cuan importantes son estas fiestas para Dios.
La
fiesta de los Primeros Frutos—Pentecostés: Después que Israel cruzó el Mar
Rojo, ellos viajaron seis semanas más en el lugar desolado hasta que llegaron
al Monte Sinaí—tres días antes que Dios hablara los 10 Mandamientos. En el día
de su llegada, Dios le reveló a Moisés Su asombroso propósito para la nación de
Israel—ellos debían representarlo en todas las naciones del mundo. “Y Moisés subió a Dios, y el SEÑOR lo hizo salir de la
montaña, diciendo, “Así dirás a la casa de Jacob y dirás a los hijos de Israel,
‘Han visto lo que le hice a los egipcios, y como los tomé sobre
alas de águila y los traje hacia Mí mismo. Ahora por tanto, si por cierto
obedecen Mi voz y guardan Mi pacto, entonces serán un tesoro especial
para Mí sobre todas las gentes; porque toda la tierra es Mía. Y serán
para Mi un reino de sacerdotes y una nación santa.’ Estas son las
palabras las cuales hablarás a los hijos de Israel.” ” (Éxodo 19:3-6).
Dios
dijo, “Israel fue santidad para el SEÑOR, y los
primeros frutos de Su incremento…” (Jeremías 2:3). Como los primeros
frutos de las naciones del mundo, se ajustaba que ellos recibieran los 10
Mandamientos, hablados por Dios Mismo, en la Fiesta de los Primeros Frutos—el día
de Pentecostés. Del libro de Jaser—una historia secundaria no-canónica de los
hijos de Israel, la cual es mencionada en Josué 10:13 y en II Samuel
1:18—leemos: “Y en el tercer mes de la partida de los hijos de Israel, en el
sexto día del mismo, el Señor le dio a Israel los Diez Mandamientos en el Monte
Sinaí” (Jaser 82:6). El sexto día del tercer mes es una fecha tradicional judía
para Pentecostés. Indudablemente, este registro es la base para la tradición
hebrea de que Dios dio los 10 Mandamientos a Israel, Su nación de primeros
frutos, en la Fiesta de los Primeros Frutos, o Pentecostés.
En
Deuteronomio, Moisés reiteró el propósito de Israel como la nación de primeros
frutos escogida por Dios para representarlo en las naciones del mundo. “He aquí, les he enseñado estatutos y juicios, incluso como
el SEÑOR mi Dios me ordenó, así que ustedes deberían hacer así en la tierra
donde van a poseerla. Y los guardarán y harán, porque esta es su
sabiduría y su entendimiento a la vista de las naciones, las cuales oirán todos
estos estatutos y dirán, ‘Seguramente esta gran nación es un pueblo
sabio y entendido.’ Porque ¿qué nación es tan grande cuyo Dios está tan
cerca de ellos, como el SEÑOR nuestro Dios está, siempre que
nosotros lo invocamos? Y ¿qué gran nación tiene estatutos y juicios que son
tan justos como toda esta ley la cual coloco delante de ustedes
hoy?” (Deuteronomio 4:5-8). Como nación, las doce tribus de Israel
debían compartir las leyes, mandamientos, estatutos y juicios de Dios con las naciones
del mundo.
Infortunadamente,
el único tiempo en que Israel alguna vez cumplió parcialmente su propósito como
la nación de primeros frutos representante de Dios fue durante la primera mitad
del reinado de Salomón. “Y el Rey Salomón fue
más grande que todos los reyes de la tierra en riquezas y sabiduría. Y todos
los reyes de la tierra buscaban la presencia de Salomón para oír su sabiduría
que Dios había puesto en su corazón.” (II Crónicas 9:22-23).
Cuando
Salomón y el pueblo apostataron y comenzaron a servir a dioses falsos, Israel cesó
de representar a Dios como un reino de sacerdotes para el resto del mundo.
Pentecostés
bajo Ezequías:
Después de la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura (guardada en el segundo
mes), el rey Ezequías continuó en sus reformas celosas, inspirando al pueblo a
observar el resto de las fiestas de Dios—Pentecostés, en el tercer mes, y la
temporada de festivales de otoño en el séptimo mes. “Y
Ezequías designó los cursos de los sacerdotes y los levitas de acuerdo a sus
cursos, cada uno de acuerdo a su servicio, los sacerdotes y levitas para
las ofrendas quemadas y para las ofrendas de paz, para ministrar
y para dar gracias, y para alabar en las puertas de las carpas del SEÑOR. Él
designó también la porción del rey de su sustancia para las ofrendas
quemadas, incluso para las ofrendas de la mañana y de
la noche y las quemadas para los Sábados, y para las lunas
nuevas, y para las fiestas designadas, como está escrito en la ley del
SEÑOR. Más aun, él le ordenó a la gente que vivía en Jerusalén dar
la porción de los sacerdotes y los levitas para que ellos pudieran ser fuertes
en la ley del SEÑOR. Y tan pronto como el mandamiento se dispersó en el
exterior, los hijos de Israel trajeron abundantemente de los primeros frutos de
grano, vino, y aceite, y miel, y de todo el incremento del campo. Y el diezmo
de todas las cosas ellos trajeron en abundancia. Y los hijos de Israel
y Judá que vivían en las ciudades de Judá, también trajeron el diezmo de bueyes
y ovejas, y el diezmo de cosas santas las cuales estaban consagradas al SEÑOR
su Dios, y las colocaron por montones. En el tercer mes ellos comenzaron a
colocar el fundamento de los montones y los terminaron en el séptimo
mes. (II Crónicas 31:2-7).
Del
contexto de estos versos, es claro que bajo Ezequías los judíos guardaron la
Fiesta de los Primeros Frutos así como también las fiestas y días santos del
séptimo mes.
La
Fiesta de Trompetas y guerra: La Fiesta de Trompetas era un memorial
del toque de trompetas, porque las trompetas eran tocadas durante todo el día.
Podemos aprender mucho acerca del significado dela Fiesta de Trompetas al mirar
los mandamientos de Dios referentes al uso de las trompetas de plata. Como
encontramos en Números 10:1-10, los sacerdotes debían tocar las trompetas en
las siguientes ocasiones:
·
Para
requerir una asamblea y un viaje
·
Para
sonar una alarma
·
Para
ir a la guerra contra un enemigo
·
En
el día de alegría o en los días solemnes (p.e, los días santos)
·
Para
anunciar el comienzo de los meses
·
Para
los sacrificios de día santo y luna nueva
El
uso predominante de la trompeta era como una alarma para la guerra. Cuando Dios
le ordenó a Josué tomarse la ciudad de Jericó, Él lo instruyó a hacer que los
sacerdotes (con el arca) marcharan con los soldados mientras rodeaban la ciudad
por siete días. Los sacerdotes debían tocar las trompetas todo el tiempo (Josué
6).
En
Samuel 3 y 4, vemos otro ejemplo (aunque trágico) del uso de las trompetas
durante la guerra. Ofni y Fineas, los hijos corruptos de Eli el sacerdote, guiaron
a Israel a una pelea contra los filisteos mientras tocaban trompetas. La
derrota fue inevitable, sin embargo, porque esta vez Dios no estuvo con Israel.
La
Fiesta de Trompetas y la dedicación del templo de Salomón: Cuando el
templo de Salomón fue completado, una fiesta de dedicación fue sostenida por
siete días comenzando en la Fiesta de Trompetas. Los sacerdotes llevaron el
arca del pacto desde la ciudad de David al templo (I Reyes 8:1-3, 65), donde la
colocaron en el Santo de Santos. Una ceremonia especial fue sostenida durante
la cual Salomón entregó una oración especial de dedicación. Después que Salomón
terminó su oración, el Señor estableció Su presencia en el Santo de Santos como
fue demostrado por una gran nube blanca que llenó el templo. “Y sucedió, cuando los sacerdotes salieron del lugar
santo (porque todos los sacerdotes presentes estaban santificados, y no
esperaron por curso), y los cantantes levíticos—todos ellos de Asaf, de
Hemán, de Jedutún, con sus hijos y sus hermanos, estando vestidos en
lino blanco, y teniendo címbalos y con arpas y liras—se pararon en la esquina
oriental del altar, y con ellos ciento veinte sacerdotes tocando con trompetas
de plata, sucedió, cuando los trompeteros y los cantantes eran como
uno, haciendo un sonido para ser oído en alabanza y agradecimiento al SEÑOR; y
cuando levantaron sus voces con las trompetas de plata y címbalos e
instrumentos de música, y alabaron al SEÑOR, diciendo, “Porque Él es bueno,
porque Su firme amor permanece por siempre,” que la casa fue llena
con una nube, incluso la casa del SEÑOR, así que los sacerdotes no
podían permanecer de pie para ministrar por causa de la nube, ¡porque la gloria
del SEÑOR había llenado la casa de Dios!” (II Crónicas 5:11-14).
Este
despliegue espectacular del poder y la presencia de Dios le dio un significado
visual a la Fiesta de Trompetas. Como veremos más tarde, este evento asombroso
fue un presagio de la segunda venida de Jesucristo y Su regreso literal a la
tierra.
La
Fiesta de Trompetas bajo Esdras y Nehemías: Como hemos
observado, Esdras y Nehemías iniciaron una reforma inmensa que trajo
verdaderamente al pueblo de regreso a Dios. Después de observar fielmente la
Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura, los judíos pasaron a guardar el resto
de las fiestas de Dios, incluyendo la Fiesta de Trompetas: “Y todo el pueblo se reunió como un hombre en la calle
delante de la Puerta Agua. Y ellos le hablaron a Esdras el escriba para
traer el Libro de la Ley de Moisés, el cual el SENOR le había ordenado a
Israel. Y Esdras el sacerdote trajo la ley delante de la congregación, ambos
hombres y mujeres, y todos los que podían oír con entendimiento, el
primer día del séptimo mes. Y él leyó de ella en la plaza abierta en frente
de la Puerta Agua desde el amanecer hasta el mediodía en frente de los hombres
y las mujeres, y de aquellos que podían entender. Y los oídos de toda la
gente estuvieron atentos al Libro de la Ley.” (Nehemías 8:1-3).
Esdras
estableció el estándar de cómo serían conducidos los servicios para el Sábado y
los días santos desde ese tiempo en adelante. El método de Esdras de leer la
ley, los profetas y los escritos—combinados con la enseñanza de la Palabra de
Dios—llegó a ser el formato para los servicios en todas las sinagogas judías en
Judea y en la Diáspora.
El
Día de Expiación:
El Día de Expiación es el décimo día del séptimo mes. Es un día de ayuno
(abstinencia de comida y agua). Para Israel, Expiación era único porque en este
día únicamente, al sumo sacerdote se le permitía entrar al Santo de Santos para
hacer una expiación por sí mismo, por el sacerdocio y por todos los hijos de
Israel (Levítico 16).
Después
que el sumo sacerdote había hecho una expiación por sí mismo con la sangre de
los sacrificios animales, él debía pararse en la entrada del templo con dos
machos cabríos idénticos. El sacerdote echaba suertes sobre los machos cabríos
para determinar cuál sería “por el Señor,” y cual sería por Satanás. El macho cabrío
designado “por el Señor” era sacrificado como una ofrenda por el pecado
(obviamente representando el futuro sacrificio de Jesús). El sacerdote tomaba
la sangre del macho cabrío y la rociaba delante del Señor en la silla de
misericordia en el Santo de Santos para hacer expiación por todos los pecados,
transgresiones e impurezas de los hijos de Israel. Después el cadáver del
animal era llevado afuera del campamento para ser quemado totalmente (en donde
eran quemadas todas las ofrendas por el pecado).
El
segundo macho cabrío representaba a Satanás—“Azazel” (o, como dice la versión
King James, “chivo expiatorio”). Sin embargo, el macho cabrío por Azazel debía
permanecer vivo y no ser sacrificado. Delante de la entrada del templo, el
sacerdote imponía sus manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo (por Azazel)
y confesaba sobre el todos los pecados y transgresiones de los hijos de Israel.
Este macho cabrío era luego llevado por la mano de un “hombre apto” al lugar
desolado (en donde se sabía que vivían los demonios) y era liberado.
Esto
completaba la expiación anual por todos los pecados, iniquidades,
transgresiones e impurezas de los hijos de Israel (Levítico 16:5-34). Las
lecciones del Día de Expiación son dobles: 1) Únicamente Dios puede perdonar el
pecado, y 2) Satanás ultimadamente llevará la responsabilidad por seducir a los
hijos de Israel y por lo tanto a toda la humanidad a pecar contra Dios, y será
removido para siempre.
La
Fiesta de Tabernáculos y el Ultimo Gran Día: En las
instrucciones de Dios concerniente a la Fiesta de Tabernáculos y el Último Gran
Día (el octavo día), Él le da a los hijos de Israel una percepción de un
aspecto particular importante del festival. “También en el quinceavo día del séptimo mes, cuando hayan
reunido el fruto de la tierra, guardarán una fiesta al SEÑOR siete días. En el primer día será un Sábado anual,
y en el octavo día será un Sábado anual. Y tomarán ramas de
hermosos árboles para sí mismos en el primer día, ramas de árboles de palma, y
ramas de árboles espesos, y sauces del arroyo. Y se alegrarán delante del SEÑOR
su Dios siete días. Y guardarán una fiesta al SEÑOR siete días en el año. Será
un estatuto para siempre en sus generaciones. La guardarán en el séptimo mes. Vivirán
en cabinas siete días. Todos los que son nacidos Israelitas vivirán
en cabinas, para que sus generaciones puedan saber que Yo hice vivir a
los hijos de Israel en cabinas cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy
el SEÑOR su Dios.’ ” ” (Levítico 23:39-43).
Dios
le ordenó a los israelitas a vivir en cabinas o carpas durante la Fiesta de Tabernáculos
para conmemorar sus 40 años de deambular en el lugar desolado.
Después
que el Señor los bendijo en la tierra (por Sus promesas a Abraham, Isaac y
Jacob), los hijos de Israel nunca debían olvidar que Dios Mismo los había
bendecido y les había dado su tierra y riquezas (Deuteronomio 8).
El
significado de los tabernáculos para Dios: El Señor Dios dejó claro que
había un significado importante también para Él mismo en la Fiesta de Tabernáculos—centrándose
alrededor del mismo propósito para el tabernáculo/templo mismo. “Y que Me hagan un santuario, para que pueda vivir entre
ellos.” (Éxodo 25:8). El tabernáculo y el santuario de Dios era un
lugar especial de adoración y sacrificio para los israelitas. Dios viviría con
ellos al establecer Su presencia en el Santo de Santos (Éxodo 40:34-38). Dios
debía vivir con Su pueblo, ser su Dios y bendecirlos—si ellos, de regreso, lo
obedecían y guardaban Sus mandamientos.
Cuando
David deseó construir un templo para Dios, Natán el profeta le dio la respuesta
de Dios: “Y sucedió esa noche que
la palabra del SEÑOR vino a Natán diciendo, “Ve y
dile a Mi siervo David, ‘Así dice el SEÑOR, “¿Me construirás una casa para Mi
habitación? Porque no he habitado en una casa desde el día que saqué los
hijos de Egipto hasta este día, sino he caminado en una carpa, y en un
tabernáculo.” (II Samuel
7:4-6).
Dios no permitió que David construyera el templo, porque él
era un hombre sangriento de guerra. Sin embargo, Él si le dio todos los planos
a David para construir el templo, quien a su vez se los dio a Salomón, porque
Dios había escogido a Salomón para construir Su templo (II Crónicas 28:29).
Presenciando la dedicación del templo, Dios bendijo a Salomón
y a los hijos de Israel con Su presencia en un despliegue majestuoso de gloria,
mientras una nube brillante llenaba el templo. Afirmando la oración de Salomón,
el Señor demostró otra vez Su deleite al consumir las ofrendas quemadas con
fuego del cielo: “ “Y cuando Salomón había hecho fin de la oración, fuego bajó
desde el cielo y consumió el holocausto y los sacrificios. Y la gloria del
SEÑOR llenó la casa.” Y los sacerdotes no podían entrar a la casa del SEÑOR
porque la gloria del SEÑOR había llenado la casa del SEÑOR. Y cuando todos los
hijos de Israel vieron como descendió el fuego, y la gloria del SEÑOR sobre la
casa, inclinaron sus caras a la tierra sobre el pavimento, y adoraron y
alabaron al SEÑOR, diciendo, “Porque Él es bueno, porque Su
misericordia perdura por siempre.” ” (II Crónicas 7:1-3).
Después
de la dedicación del templo en Jerusalén, Salomón guió a todo el pueblo a
guardar una gran Fiesta de Tabernáculos: “Y al mismo
tiempo Salomón guardó la fiesta [de Tabernáculos] siete días [del 15 al 21 del 7mo mes], y todo Israel con él, una gran congregación, desde la
entrada de Hamat hasta el río de Egipto. Y en el octavo día [el 22] hicieron una asamblea solemne, porque guardaron la
dedicación del altar siete días [del 1ero al 7 del 7mo mes], y la fiesta [de Tabernáculos] siete días. Y en el veintitresavo día del séptimo mes [el
día siguiente al 8vo día] él envió a la gente lejos a
sus carpas, contentos y alegres de corazón por la bondad que el SEÑOR había
mostrado a David, y a Salomón, y a Israel Su pueblo.” (versos 8-10).
La
presencia de Dios estaba ahora con los hijos de Israel en el templo en Jerusalén,
en lugar de en el tabernáculo. Con el templo completado, Salomón instruyó a los
sacerdotes a comenzar a traer ofrendas a Dios de acuerdo a las leyes que Dios
le había dado a Moisés. “Y Salomón ofreció ofrendas
quemadas [a través de los sacerdotes] al SENOR
sobre el altar del SENOR el cual él había construido delante del pórtico,
incluso como el deber de todos los días requería, ofrendas de acuerdo al
mandamiento de Moisés, en los Sábados y en las lunas nuevas, y en
las fiestas solemnes, tres veces en el año, incluso en la Fiesta de Panes
sin Levadura, y en la Fiesta de las Semanas [Pentecostés], y en la Fiesta de Tabernáculos.” (II Crónicas
8:12-13).
La
Fiesta de Tabernáculos bajo Esdras y Nehemías: En el tiempo
de Esdras y Nehemías, los judíos fieles regresaron otra vez a Dios y guardaron
Sus fiestas ordenadas, incluyendo la Fiesta de Tabernáculos: “Y encontraron escrito en la ley, la cual el SEÑOR había
ordenado por Moisés, que los hijos de Israel vivirían en cabinas en la fiesta del
séptimo mes, y que deberían publicar y proclamar en todas sus ciudades, y en
Jerusalén, diciendo, “Salgan a la montaña y traigan ramas de olivo y ramas de
pino y ramas de mirto y ramas de palma, y ramas de árboles espesos para hacer
cabinas, como está escrito.” Y la gente salió y las trajo e
hicieron ellos mismos cabinas, cada uno sobre su techo, y en sus patios, y en
los patios de la casa de Dios, y en la calle de la Puerta Agua, y en la calle
de la Puerta de Efraín. Y toda la congregación de aquellos que habían salido de
nuevo de la cautividad hicieron cabinas y vivieron bajo las cabinas, porque
desde los días de Josué el hijo de Nun hasta ese día, los hijos de Israel no lo
habían hecho así. Y hubo muy grande alegría. También día a día, desde el primer
día hasta el último día, él leyó en el Libro de la Ley de Dios. Y guardaron la
fiesta siete días, y en el octavo hubo una asamblea, de acuerdo a la
ordenanza.” (Nehemías 8:14-18; vea Esdras 3:4).
Como
lo demuestra la historia bíblica de los hijos de Israel y Judá, Dios los
bendijo cuando ellos guardaron fielmente sus mandamientos, fiestas y días
santos. Cuando ellos reanudaban sus caminos pecaminosos, Dios enviaba profetas
a advertirles y a llamarlos al arrepentimiento. Cuando Israel continuaba
transgrediendo y, en rebelión, se rehusaban a arrepentirse—continuando
sirviendo a otros dioses, adorando al sol, la luna y las estrellas y observando
días festivos paganos ocultos—Dios no tenía otra opción que castigarlos y
entregarlos en las manos de sus enemigos. Así, el ciclo repetitivo de apostasía
y restauración continuó incluso hasta el tiempo de Jesucristo.
Esta
visión en conjunto del Antiguo Testamento de las fiestas y días santos de Dios
demuestra que cuando el pueblo de Israel y Judá regresaba a Dios—abandonando
sus ídolos y dioses falsos—ellos siempre guardaban el Sábado de Dios, Sus
fiestas y días santos como Él lo había ordenado. Al hacerlo así, Dios los bendecía
por su arrepentimiento y obediencia.
En
el capítulo 11, veremos como el Nuevo Testamento ilustra que las fiestas y días
santos de Dios continúan revelando y magnificando el plan de Dios para la
Iglesia, Israel y toda la humanidad—comenzando con el sacrificio de Jesucristo,
“el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”