Restaurando el
cristianismo original—¡para hoy!
Iglesia de Dios
Cristiana y Biblica
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Fred
R. Coulter
Ministro
Mayo 16, 2016
Queridos hermanos,
Estamos seguros que tuvieron una Pascua
inspiradora y una gran Fiesta de Panes sin Levadura. Seguramente fue un tiempo
maravilloso de renovación espiritual y re-dedicación. Basado en los correos
electrónicos, cartas y comentarios que he recibido, es evidente que Dios nos ha
otorgado un mayor entendimiento del significado espiritual de estos días,
especialmente comprendiendo el gran amor que Dios tiene por Sus hijos.
Jesús sabía que Él iba a sufrir en la
Pascua, porque Él y el Padre lo planearon desde la fundación del mundo. De
hecho, como el Señor Dios del Antiguo Testamento, Jesús Mismo dio las profecías
concernientes a aquel día de Pascua—incluyendo Su propio sufrimiento.
Sin embargo Él voluntariamente dio Su vida como el Cordero de Dios—el
sacrificio perfecto por los pecados del mundo: “Yo soy
el buen Pastor, y conozco a aquellos que son Míos, y Soy conocido
de aquellos que son Míos. Exactamente como el Padre Me conoce, Yo
también conozco al Padre; y pongo Mi vida por las ovejas.
“Y tengo otras
ovejas que no son de este redil. Debo traer a esas también, y ellas
oirán Mi voz; y habrá un rebaño y un Pastor. Por cuenta de esto, el
Padre Me ama: porque pongo Mi vida, para que la pueda recibir de regreso
otra vez. Nadie Me la quita, sino que
Yo la pongo de Mí mismo. Tengo autoridad para ponerla y
autoridad para recibirla de regreso otra vez. Este mandamiento recibí de Mi
Padre.” (Juan 10:14-18).
En la noche de Su última Pascua, Jesús les
dijo a los apóstoles de Su amor y el del Padre por ellos. Desde la
profundidad de Su ser, Él les dijo: “Como el Padre
Me ha amado, Yo también los he amado; vivan en Mi amor. Si guardan Mis mandamientos, vivirán en Mi amor; así como Yo
he guardado los mandamientos de Mi Padre, y vivo en Su amor. Estas cosas les he
hablado, para que Mi gozo pueda vivir en ustedes, y que su gozo pueda
ser pleno.
“Este es Mi
mandamiento: Que se amen uno al otro, como Yo los he amado. Nadie tiene más
grande amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos. Ustedes son Mis
amigos, si hacen cualquier cosa que les mande. Ya no los llamo más siervos, porque el
siervo no sabe lo que su maestro está haciendo. Sino los he llamado amigos
porque les he hecho saber todas las cosas que he escuchado de Mi Padre.
“Ustedes mismos
no Me escogieron, sino Yo personalmente los he escogido, y les he ordenado, que deberían ir y llevar fruto,
y que su fruto debería permanecer; para que cualquier cosa que pidieran al
Padre en Mi nombre, Él pueda darles. Estas
cosas les mando, que se amen uno al otro” (Juan 15:9-17).
Necesitamos entender plenamente las palabras
de Jesús porque “ellas son espíritu y son vida” (Juan 6:63). Estas palabras
fueron escritas y preservadas para aquellos a quienes Dios llamaría a través de
las eras. Por tanto, a través de las pruebas que sean, aflicciones,
debilidades, y lamentos que debamos soportar, lo hacemos sabiendo que
somos grandemente amados por Dios el Padre y Su único Hijo engendrado,
Jesucristo.
En Su oración final, Jesús oró por todos
aquellos que estarían en la primera resurrección para entrar en la Familia y
Reino de Dios: “No oro por éstos solamente, sino
también por aquellos que creerán en Mí a través de su palabra; que todos
ellos puedan ser uno; así como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti; que
ellos también puedan ser uno en Nosotros, para que el mundo pueda creer que Tú
sí Me enviaste. Y Yo les he dado la gloria
que Me diste, para que puedan ser uno, en la misma forma que Nosotros
somos uno: Yo en ellos, y Tú en Mí, para que
puedan ser perfeccionados en uno; y que el
mundo pueda saber que Tú sí Me enviaste, y que los has amado como Me has amado.
Padre, deseo que aquellos que Me has dado, también
puedan estar Conmigo donde Yo esté, para que puedan ver Mi gloria, la cual Me
has dado; porque Me amaste antes de la fundación del mundo” (Juan
17:20-24).
Dios revela que Él tiene un gran propósito: Dios tiene
un propósito grande y maravilloso ¡para la humanidad! En los días del
rey Ezequías de Judá, en el siglo 8 aC, Dios declaró a través del profeta Isaías
que Él tiene un propósito eterno maravilloso, el cual nadie puede
cambiar o detener. “El SEÑOR de los ejércitos
ha jurado, diciendo, “Ciertamente como he pensado, así sucederá; y como Me
he propuesto, así permanecerá; que
Yo quebraré a Asiria en Mi tierra, y sobre Mis montañas, y la pisotearé
bajo pie. Entonces su yugo será removido de ellos [Judá], y su carga será quitada de sus hombros” (Isaías
14:24-25). Dios, de hecho, destruyó los ejércitos asirios durante los días de Ezequías
(Isaías 37).
Pero esto fue tan solo el cumplimiento inicial
de la profecía de Isaías—como muchas profecías de la Biblia tienen un segundo
o posterior cumplimiento. Sabemos esto porque Dios declaró que Su propósito
también sería cumplido sobre “toda la tierra” y “todas las naciones.”
Note: “Este es el propósito que está
propuesto sobre toda la tierra; y esta es la mano que está
extendida sobre todas las naciones, porque
el SEÑOR de los ejércitos se lo ha propuesto, ¿y quién lo
reversará? Y Su mano está extendida, ¿y quién la retrocederá?” (Isaías
14:26-27).
Así, el segundo cumplimiento no pasó en los días
de Ezequías. Sin embargo, cuando todos los pasajes relacionados son puestos
juntos, vemos que las palabras de Isaías alcanzarán su cumplimiento final
al final de esta era, cuando Cristo regrese (Joel 3:9-16; Zacarías 14:2-9; Apocalipsis
14:18-20; 16:1-21). En verdad, la Biblia está llena de profecías que muestran
que el plan de Dios es incluir a ¡toda la humanidad!
Sin embargo el plan de Dios es imposible de
entender si uno no ama a Dios y guarda Sus mandamientos—especialmente aquellos
concernientes al Sábado y los días santos. (Si no tiene nuestros libros El
plan de Dios para la humanidad revelado por Su Sábado y Días Santos y Festivos
ocultos o Días Santos de Dios—¿cuáles?, debería solicitarlos ¡ya!)
Comenzando con Adán y Eva, el mundo ha
rechazado a Dios. Por tanto, Él ha ocultado Su plan del mundo—desde eras
y generaciones (Colosenses 1:26). Solo en la primera venida de Cristo, Dios comenzó
a revelar Su plan secreto y propósito a Su elegido. “En ese momento Jesús respondió y dijo, “Te
alabo, Oh Padre, Señor del cielo y la tierra, que has escondido estas cosas
de los sabios e inteligentes, y las has revelado a bebés. Sí, Padre, porque
fue bien placentero a Tu vista hacer esto. Todas las cosas Me fueron
entregadas por Mi Padre y nadie conoce al Hijo excepto el Padre, ni nadie
conoce al Padre excepto el Hijo, y aquel a quien el Hijo personalmente escoja
revelárselo” (Mateo 11:25-27).
A través del Nuevo Testamento vemos que Dios
define aún más Su gran propósito—pero solo a aquellos “llamados,
escogidos y fieles” (Apocalipsis 17:14). “Habiéndonos
hecho saber el misterio de Su propia voluntad [porque tenemos el Espíritu
Santo de Dios y Lo amamos y obedecemos—y guardamos Su Sábado y días santos], de acuerdo a Su buen placer, el cual se propuso en Sí
mismo; que en el plan divino para el cumplimiento de los
tiempos, pudiera traer todas las cosas juntas en Cristo, ambas las cosas en los
cielos y las cosas sobre la tierra” (Efesios 1:9-10).
Cuando entendemos el significado del Sábado
de Dios y los días santos—y parar tener este entendimiento, debemos
guardarlos—comenzamos a entender que ellos son la llave del misterio
del plan de Dios. También empezamos a ver que estos días son partes interconectadas
de un todo.
Todo comienza con el Sábado del séptimo día.
Luego, con la Pascua, el conocimiento del gran propósito de Dios comienza a
desenvolverse. Luego es la Fiesta de Panes sin Levadura, con su conexión
directa al siguiente día santo—Pentecostés, o la Fiesta de los Primeros frutos.
El conteo a Pentecostés: 50 días
deben ser contados para llegar a la fecha correcta para esta fiesta
especial. Dios nos ha dado instrucciones específicas sobre cómo hacer esto. El
conteo siempre comienza en el primer día de la semana durante la Fiesta
de Panes sin Levadura, el cual es un día especial, pero no es un día santo. “Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo, “Habla a los hijos de
Israel y diles, 'Cuando hayan entrado a la tierra la cual Yo les doy, y hayan
recogido la cosecha de ella, entonces traerán la primera gavilla
de los primeros frutos de su cosecha al sacerdote. Y él mecerá la gavilla
delante del SEÑOR para que sean aceptados. En el siguiente día después del
Sábado el sacerdote la mecerá. ” (Levítico 23: 9-11).
En el Nuevo Testamento, esta mecida especial
de la “primera gavilla de los primeros frutos” tiene un cumplimiento espiritual
en Cristo. Después de estar muerto en la tumba por 3 días y 3 noches, Jesús fue
levantado de regreso a la vida por el Padre hacia el final del Sábado semanal.
Luego, en la mañana del primer día de la semana, Él ascendió para ser aceptado
por Dios como el “primogénito de entre los muertos”—como el sacrificio perfecto
por los pecados del mundo (Colosenses 1:18; Apocalipsis 1:5). Su ascensión coincidió
precisamente con el sumo sacerdote meciendo la gavilla en el Templo. Jesús regresó
a la tierra el mismo día y Se mostró a los apóstoles y discípulos (Lucas
24:13-45). Él continuó interactuando con ellos por 40 días, luego ascendió al
cielo la última vez (Hechos 1:1-11).
Volvamos al conteo a Pentecostés en Levítico
23. Para los hijos de Israel, ninguna cebada o trigo podía ser cosechada sino
hasta que esta primera gavilla fuera mecida delante de Dios en el primer día del
conteo de 50 días. Es importante entender que el conteo no puede comenzar en ningún
otro día de la semana, o en ningún otro primer día de la semana fuera de la
Fiesta de Panes sin Levadura: “Y contarán comenzando
con el siguiente día después del Sábado, comenzando con el día que trajeron la
gavilla de la ofrenda mecida; siete Sábados completos serán. Incluso hasta el
día siguiente al séptimo Sábado ustedes contarán cincuenta días…” (versos
15-16). El conteo siempre es contado inclusive, lo que significa que el día que
la gavilla es mecida por el sacerdote es el primer día de los 50 días. Después
de esta ceremonia sacerdotal especial, la cosecha de grano podría comenzar y continuaría
por 7 semanas completas.
Desde que el conteo comienza con el primer día
de la semana, cada semana termina con el Sábado del séptimo día. Cada
semana debe ser completa—7 días consecutivos. No pueden haber semanas parciales
para totalizar 50 días. Es por eso que Dios instruye que “siete Sábados completos serán”—49 días. El día después
del séptimo Sábado semanal es el día 50—o Pentecostés.
Habían ofrendas especiales en aquel día: “Y ofrecerán una ofrenda del nuevo grano al SEÑOR.… Ellos son los primeros frutos del SEÑOR.… Y proclamarán en el mismo día que el pueda ser una santa convocación
para ustedes. No harán trabajo servil en el. Será un estatuto para
siempre en todas sus viviendas a través de sus generaciones” (versos
16-17, 21).
A partir de la cronología del viaje de los
hijos de Israel a Monte Sinaí, encontramos que fue en el Día de Pentecostés
cuando Dios dio los Diez Mandamientos al pueblo. En el Nuevo Testamento, Dios envió
el Espíritu Santo en poder en el Día de Pentecostés, donde los discípulos
estaban reunidos en el Templo (Hechos 2). Este fue el comienzo oficial de la
iglesia del Nuevo Testamento. Finalmente, la prometida primera resurrección de
los santos es presagiada por el Día de Pentecostés.
Nuevamente, la clave más importante
para entender el plan de Dios es esta: Todo lo que Dios hace se centra
alrededor y se origina con el Sábado semanal y la Pascua y los días santos.
Todas las enseñanzas y tradiciones de hombres no pueden llevar a nadie a Dios o
Jesús. Esto solo puede ser alcanzado a la manera de Dios, exactamente como dijo
Jesús en la noche de la Pascua: “Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, excepto a través
de Mí.… [y] nadie puede venir a Mí a menos que le haya sido dado de Mi
Padre” (Juan 14:6; 6:65).
Jesús también dejó claro que Él y el Padre están
trabajando juntos. De hecho, Jesús dijo que Él era totalmente dependiente
de Dios el Padre. Cuando las autoridades religiosas Lo retaron al sanar a un
hombre en el Sábado, Jesús respondió, “Verdaderamente,
verdaderamente les digo, el Hijo no tiene poder para hacer nada por Sí mismo,
sino únicamente lo que ve hacer al Padre. Porque cualquier cosa que Él
haga, estas cosas también hace el Hijo en la misma manera. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todo lo que Él
mismo está haciendo. Y le mostrará cosas más grandes que estas, para que
ustedes puedan ser llenos de asombro.… Yo no
tengo poder para hacer nada de Mi mismo; pero como oigo, juzgo; y Mi juicio es
justo porque no busco Mi propia voluntad sino la voluntad del Padre, Quien Me
envió” (Juan 5:19-20, 30). Así mismo, en nuestro crecimiento y
desarrollo espiritual, no podemos alcanzar nada de nosotros mismos. Esto
es solo posible por el poder del Espíritu Santo de Dios dentro de nosotros—mientras
nos rendimos a el.
En la noche de Su última Pascua, Jesús también
reveló una verdad fundamental y poderosa sobre el Espíritu Santo—que no es
una “tercera persona” de alguna clase inexplicable de “trinidad.” Sin embargo
casi que todo el “cristianismo” corriente cree que Dios es una “trinidad”, tres
personas en una Deidad. En verdad, Jesús reveló que hay en realidad dos en
la Deidad—¡Dios el Padre y Jesucristo! El Espíritu Santo es simplemente el poder
y mente de Dios en acción.
Para recibir el Espíritu Santo de Dios, uno debe
estar amando a Dios y guardando Sus mandamientos. Aquí está lo que Jesús enseñó:
“Si Me aman, guarden los mandamientos—a saber, Mis
mandamientos” (Juan 14:15). Esto debe venir primero, o es
imposible recibir el poder del Espíritu Santo. Cualquier cosa que una persona
piensa o haga contrario a la clara enseñanza de Jesús no será aceptado por Dios
el Padre. Y aquella persona nunca recibirá el Espíritu Santo. El apóstol Pablo
adiciona que tal persona no le pertenece a Dios (Romanos 8:9-11).
Por otro lado, Jesús prometió que si alguien
verdaderamente ama a Dios y guarda Sus mandamientos, que aquel individuo podría
recibir el Espíritu Santo: “Y Yo pediré al Padre, y Él
les dará otro Consolador, para que pueda estar con ustedes a través de los
siglos: Incluso el Espíritu de la verdad…” (Juan 14:16-17). Concerniente
al Espíritu Santo, Jesús adicionó que “el mundo no
puede recibir porque no lo percibe, ni lo conoce;…” (verso 17). ¿Por
qué? ¡Porque el mundo no ama ni obedece a Dios! ¡Así de simple! Son automáticamente
cegados espiritualmente por sus propias elecciones de desobediencia e
incredulidad (Mateo 13:12-15).
Pero Jesús explicó a Sus apóstoles y discípulos
que el poder del Espíritu Santo ya había estado con ellos y ahora estaría
en ellos: “..pero ustedes lo conocen porque
vive con ustedes, y estará dentro de ustedes” (Juan
14:17).
Jesús luego les relató a los apóstoles que
aunque Él pronto iba a ir al Padre, Él vendría a ellos nuevamente: “Todavía un poco y el mundo no Me verá más; pero ustedes Me
verán. Porque Yo vivo, ustedes también vivirán. En aquel día, sabrán que Yo
estoy en Mi Padre, y ustedes están en Mí, y Yo estoy en ustedes. Aquel
que tiene Mis mandamientos, y los está guardando, ese es quien Me ama; y quien
Me ama será amado por Mi Padre, y Yo lo amaré, y Me manifestaré Yo mismo a
él.”
“Judas (no Iscariote)
le dijo, “Señor, ¿qué ha pasado que estas a punto de manifestarte a nosotros, y
no al mundo?” Jesús respondió y le dijo, “Si
alguno Me ama, guardará Mi palabra; y Mi Padre lo amará, y Nosotros vendremos
a él, y haremos Nuestra morada con él” (versos 19-23). Note cuidadosamente
que Jesús está diciendo: Es a través del poder del Espíritu Santo que ambos
Dios el Padre y Jesús moran dentro de nosotros. Porque el Padre y Jesús
siempre trabajan juntos, el Espíritu Santo viene de Ambos. Es por eso
que Él declaró, “haremos Nuestra morada con él.”
Más aun, Jesús reveló que hay dos
funciones particulares del Espíritu Santo—una que se relaciona al Padre y
la otra al Hijo: “Pero cuando el Consolador venga,
el Espíritu Santo, el cual el Padre enviará en Mi nombre, ese les
enseñará todas las cosas, y les traerá a su memoria todas las cosas que les he
dicho.… Pero cuando el Consolador haya
venido, el cual les enviaré del Padre, el Espíritu de la verdad, el
cual procede del Padre, ese dará testimonio de Mí” (Juan 14:26; 15:26).
La primera parte o función, la cual viene
del Padre, es la semilla espiritual de engendramiento por el Padre a través
del Espíritu Santo para vida eterna: “Todo aquel que
ha sido engendrado por Dios [con Su Espíritu]
no practica pecado porque Su semilla de engendramiento está viviendo
dentro de él, y no es capaz de practicar pecado porque ha sido
engendrado por Dios [el Padre]” (I Juan 3:9). La segunda parte o función,
la cual viene de Jesús, es dada de modo que podemos desarrollar la mente
de Cristo: “Esté esta mente en ustedes, la cual estuvo
también en Cristo
Jesús” (Filipenses 2:5).
¿Cómo recibe alguien el Espíritu Santo? Él o
ella primero debe arrepentirse de sus pecados y ser bautizado por
inmersión total en agua. Luego, un anciano debe imponer manos sobre ellos y
orar al Padre, en el nombre de Jesús, para que reciban el Espíritu Santo (Hechos
2:38-39; 8:14-17).
El nuevo libro: De un
puntico de polvo a un Hijo de Dios—¿por qué nació usted? fue enviado la última
semana de abril. Para cuando esta carta llegue debería tener su copia. Como verá,
este es un libro muy especial e inspirador. Con el libro está Incluido un CD de
audio con la lectura de todo el libro; también están incluidos dos DVDs con los
12 segmentos de la serie ¿Por qué nació usted? de Iglesia en Casa.
Sitio web renovado—cbcg.org: El recientemente renovado
sitio web cbcg.org está en funcionamiento. El nuevo sitio es también
compatible con los “aparatos inteligentes.” Ha tomado casi dos años para este cambio
de imagen completo. Sin embargo, aún tenemos trabajo que hacer para tener todos
los enlaces internos trabajando de modo que el motor de búsqueda sea
completamente funcional. Si tiene problemas usando el sitio, por favor ténganos
paciencia mientras estamos trabajando tan pronto como sea posible para terminar
la tarea.
Separador calendario de los días santos: Esperábamos
enviarles un nuevo separador calendario de los días santos el mes pasado. Sin
embargo, no pudimos colocarlos en el envío porque ya habíamos puesto las
estampillas en cada sobre y el calendario requeriría estampillas adicionales. Así
que lo hemos incluido en este envío.
Hermanos, necesitamos continuar acercándonos
a Dios el Padre y a Jesucristo en oración diaria y sentida y en el
estudio diario de la Biblia. Usando el poder el Espíritu Santo que Dios
nos ha dado, podemos crecer en gracia y conocimiento y siempre estar venciendo.
Continuamente damos gracias a Dios por la bondad y misericordia que Él otorga a
Su pueblo. Les damos gracias por su continuo amor y dedicación a Dios y uno al
otro. Gracias por sus oraciones por nosotros y por todos los hermanos, y por su
continua fidelidad en diezmos y ofrendas. Oramos que Dios continúe
bendiciéndolos y viendo por ustedes en todo—por su salud, su sanidad y que el
amor y la gracia de Dios esté sobre ustedes.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC