Restaurando el
cristianismo original—¡para hoy!
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Fred R. Coulter
Ministro
Diciembre 15, 2016
Queridos hermanos,
Desde la elección presidencial y el festivo
de Acción de Gracias, USA—junto con la mayoría del mundo—¡se ha ido de cabeza a
la temporada navideña! Cuando piensa en eso, los festivos paganos de este mundo
son en verdad un testimonio en contra de aquellos quienes los guardan,
mostrando que están totalmente engañados. El “cristianismo” de hoy
celebra la navidad aparentemente en honor a Dios, centrándose en el nacimiento
de Jesús. Aun muchos visitantes de iglesias, y prácticamente todos los
ministros, reconocen que la navidad está fundada en un festivo pagano antiguo
manteniendo la celebración del dios sol Baal—una forma de adoración que ¡Dios
rotundamente condena! ¡Esto es absolutamente increíble!
¿Por qué tantos insisten en guardar la
navidad—así como otros festivos mundanos—mientras reconocen su origen pagano? ¿Cómo
pueden clamar que tales festivos honran a Jesús?
Hoy en día los cristianos no tienen escrúpulos
para observar “festivos paganos” porque han sido enseñados que tales festivos
han sido “cristianizados.” Razonan que están honrando al verdadero Dios con
estas prácticas “paganas”, en contraposición a dioses falsos. Creen que es
perfectamente aceptable celebrarlos—que ellos son buenos en realidad para los
hijos. Al usar esta aproximación de “razonamiento humano”, Satanás ha engañado
a millones, manteniéndolos esclavizados a su falsificación, los así llamados
festivos religiosos “cristianos.”
La mayoría de los cristianos mundanos hoy en
día, simplemente creen, como sus ministros les han enseñado, que el Antiguo
Testamento no es más relevante. Los protestantes claman que Jesús abolió la Ley
y los católicos la rechazan como la “antigua ley.” Así, ellos son voluntariamente
ignorantes de lo que dice el Antiguo Testamento sobre mezclar paganismo con
la adoración de Dios.
Al fallar leer o creer el Antiguo Testamento,
la gente no tiene ni idea que Dios en realidad odia esos festivos y prácticas
paganas. Dios advirtió al Israel antiguo a través del profeta Amós: ““Yo odio, desprecio sus días festivos, y no Me deleitaré
en sus asambleas solemnes.… Llévense lejos
de Mí el ruido de sus canciones; porque no oiré la melodía de sus arpas.…
¿Me han ofrecido sacrificios y ofrendas en el desierto
cuarenta años, Oh casa de Israel? Antes bien
han llevado el tabernáculo de su Moloc y Quiún, sus imágenes, la estrella de
sus dioses los cuales hicieron para ustedes mismos. Entonces los haré ir al
exilio más allá de Damasco” (Amós 5:21, 23, 25-27). La historia
prueba la verdad de la Biblia. Por estos mismos pecados, Dios en verdad removió
a la casa de Israel de su tierra en el 710-703 a.C—y a la casa de Judá en el 585
a.C. Dios los envió al exilio—a Asiria, Persia, Babilonia y alrededor del
mundo.
El engaño de Satanás de los festivos y el
domingo—lo cual incluye el rechazo del Sábado de Dios y los Días Santos—es
tan astuto que la gente falla en comprender que están pecando contra Dios. Los líderes
religiosos han tomado el nombre de Dios y el nombre de Jesús para estas prácticas
paganas. Así, la gente complacidamente acepta el domingo y la observancia de
los variados festivos paganos, pensando que todo es bueno, divertido y
emocionante—y que seguramente son ¡bendecidos por Dios!
Pero Dios les advirtió que “Me has hecho servir con tus pecados; Me has cansado con tus
iniquidades” (Isaías 43:24). Esto es lo que los descendientes
modernos de la casa de Israel hacen hasta este mismo día. En vez de amar y
obedecer a Dios, toman el nombre de Dios para prácticas paganas. Al hacerlo así,
dan la apariencia de santidad a prácticas paganas. Así, terminan
llamando al mal bien y al bien mal, como escribe Isaías: “¡Ay de aquellos que llaman al mal bien y al bien
mal; que ponen oscuridad por luz y luz por oscuridad; que ponen lo amargo
por dulce y lo dulce por amargo! ¡Ay de aquellos que son sabios a
sus propios ojos, y prudentes a su propia vista! ¡Ay de aquellos que son poderosos para beber vino, y
hombres de fuerza para mezclar bebida fuerte: Quienes justifican al malo por un
soborno, y quitan la justicia del justo de él! Por tanto como el fuego devora
el rastrojo, y la llama quema la paja; su raíz será como podredumbre, y sus
flores subirán como polvo porque han desechado la ley del SEÑOR de los ejércitos,
y despreciado la Palabra del Santo de Israel. Por tanto, la ira del
SEÑOR está encendida contra Su pueblo,…” (Isaías 5:20-25).
Satanás
el diablo—engañador
maestro:
En
el Nuevo Testamento, Pablo escribe que es Satanás quien mantiene a los hombres
cegados de la verdad de la Palabra de Dios. “Pero si nuestro
evangelio es escondido, es escondido para aquellos que están pereciendo; en
quienes el dios de esta era [o mundo] ha
cegado las mentes de aquellos que no creen, no sea que la luz
del evangelio de la gloria de Cristo, Quien es la imagen de Dios, brille
hacia ellos” (II Corintios 4:3-4).
Cuando la observancia del domingo, la
navidad y otros festivos paganos son examinados totalmente a la luz de la
Escritura e historia verdadera, no hay duda que estos “festivos ocultos”
representan uno de los ¡más grandes fraudes en el mundo! ¿Es de extrañar que la
Biblia revele que Satanás está activamente engañando al mundo entero (Apocalipsis
12:9)—que él es el “padre de mentiras” y no “permanece en la verdad” (Juan
8:44)?
La mayoría de la gente tiene la Biblia en su
casa, y está disponible en internet. Sin embargo Satanás es capaz de perpetuar su
“farsa de festivos” porque la gente raramente lee el Antiguo Testamento. El
resultado es exactamente como Juan escribió, “Sabemos [los verdaderos
cristianos] que somos de Dios, y que el mundo entero se encuentra en poder
del maligno” (I Juan 5:19;
también vea Mateo 4:8-10 y Lucas 4:5-8).
Al ignorar el Antiguo Testamento, quienes
profesan ser cristianos fallan en entender que Dios manda a Su pueblo—Israelita
o cristiano—a no observar prácticas religiosas paganas. Las
instrucciones de Dios son bastantes claras en el siguiente pasaje: “Sean cuidadosos de observar y obedecer todas estas palabras
las cuales les mando, para que pueda irles
bien a ustedes y a sus hijos después de ustedes para siempre cuando hagan esto
lo cual es bueno y recto a la vista del SEÑOR su Dios.
“Cuando el SEÑOR su
Dios corte las naciones delante de ustedes, a donde van a poseerlas, y tomen su
lugar y vivan en su tierra, presten atención a sí mismos que no lleguen a
estar atrapados por seguirlas, después que sean destruidas de delante de
ustedes, y no pregunten acerca de sus dioses, diciendo, ‘¿Cómo sirvieron
estas naciones a sus dioses para que yo pueda también hacer de la misma manera?’
“No harán así al
SEÑOR su Dios, porque cada abominación al SEÑOR, las cuales Él odia, ellos han
hecho a sus dioses; incluso a sus
hijos y sus hijas han quemado en el fuego a sus dioses. Cualquier cosa que les mando, sean cuidadosos de hacerla. NO
ADICIONARÁN A ESTO, NI QUITARÁN DE ESTO””
(Deuteronomio 12:28-32).
Falsos profetas y falsos profesores en el
Nuevo Testamento: Jesús a menudo advirtió
a Sus discípulos que habrían muchos falsos profetas, algunos clamando que Jesús
es en verdad el Cristo, pero aun engañarían a la mayoría de personas (Mateo
24:4, 11, 24; Marcos 13:5, 22; Lucas 21:8). Él advirtió que tales profetas entrarían
en “ropa de oveja”—aparentando ser rectos e inocentes como un cordero. Así
es como disfrazan sus malas intenciones y enseñanzas malvadas: “Pero
tengan cuidado de los falsos profetas quienes vienen a ustedes en ropa de
oveja, porque por dentro ellas son lobos rapaces” (Mateo 7:15).
En sus epístolas, los apóstoles Pedro, Juan
y Judas repitieron la advertencia de Jesús en contra de los falsos profetas,
falsos profesores y anticristos. De hecho, cada uno de ellos fue confrontado
personalmente por tales falsos lideres (II Pedro 2; I Juan 2:18, 22; 4:1, 6;
5:19; II Juan 7, 10; Judas 3-4).
Así mismo, el apóstol Pablo advirtió
repetidamente a los hermanos sobre los falsos profetas y sus falsas enseñanzas.
Él advirtió que ellos disfrazarían sus falsas enseñanzas con palabras suaves,
palabras tentadoras—que suenan verdaderas. De hecho, ellos torcerían
la Escritura,
mezclándola con falsas doctrinas, y de este modo predican un falso Cristo. Él
escribe: “Porque no somos como los muchos, que por su propio beneficio
están corrompiendo la Palabra de Dios; sino hablamos con sinceridad, como de
Dios, y delante de Dios, y en Cristo” (II Corintios
2:17).
Luego
en la misma epístola, Pablo advirtió a aquellos quienes creían tales mentiras
sutiles que ellos seguían las pisadas de Eva: “Me gustaría que
pudieran tener paciencia conmigo en una pequeña tontería; pero ciertamente,
tengan paciencia conmigo. Porque estoy celoso por ustedes con el celo de
Dios porque los he desposado con un esposo, para que pueda presentarlos como
una virgen casta a Cristo.
“Pero
me temo, no sea que por cualquier medio, como la serpiente engañó a Eva con su
astucia, así sus mentes puedan ser corrompidas de la simplicidad que es
en Cristo.
Porque ciertamente, si alguien viene predicando otro Jesús,
a quien nosotros no predicamos, o reciben un espíritu diferente, el cual
no recibieron, o un evangelio diferente, el cual no aceptaron, ustedes
lo aguantan como algo bueno” (II Corintios 11:1-4).
Estos
falsos profesores estaban trayendo otro Jesús, un espíritu diferente—no el Espíritu
Santo de Dios—y un evangelio diferente. También estaban atacando a
Pablo. Sin embargo muchos de los hermanos estaban aparentemente deseosos de creer
sus falsas enseñanzas y aceptarlos como apóstoles de Cristo: “Pero no
me considero a mí mismo en ninguna forma inferior a aquellos altamente
exaltados y así llamados apóstoles [falsos apóstoles]. Porque
aunque pueda no ser pulido al hablar, aun así no lo soy en
conocimiento; porque en todas las cosas les he demostrado esto” (versos 5-6).
Pablo luego los identificó como siervos y apóstoles
de Satanás el diablo—promulgando falsas doctrinas: “Porque
tales son falsos apóstoles—trabajadores engañosos que están
transformándose a sí mismos en apóstoles de Cristo. Y no es
de maravillarse, porque Satanás mismo se transforma a sí mismo en un ángel
de luz. Por tanto, no es gran cosa si sus siervos también se
transforman a sí mismos en ministros de justicia—cuyo fin será de acuerdo a
sus obras”
(versos 13-15).
Pablo
estaba absolutamente asombrado que los hermanos en las iglesias de Galacia
estuvieran creyéndoles a los falsos profesores—judaizantes paganos quienes estaban enseñando a los hermanos,
numerosas falsas doctrinas astutas que sonaban rectas, así como
agradables. En vez de buscar el crecer espiritualmente en gracia y
conocimiento, los gálatas estaban todos deseosos de agradar sus mentes
carnales. Lea cuidadosamente lo que Pablo escribió y cuan fuertemente reprendió
a aquellos falsos maestros.
De hecho, Pablo escribió una denuncia muy
ponderosa en contra de los
hombres engañosos y sus falsas doctrinas: “Estoy asombrado que estén tan
rápidamente siendo alejados de Quien los llamó hacia la gracia de
Cristo, a un evangelio diferente, el cual en realidad no es otro evangelio;
pero hay algunos que los están afligiendo y están deseando pervertir el
evangelio de Cristo.
“Pero
si nosotros, o incluso un ángel del cielo, les predicara un evangelio que
es contrario a lo que hemos predicado, ¡SEA MALDITO! Como hemos dicho antes,
ahora también digo otra vez. Si cualquiera está predicando un evangelio
contrario a lo que ustedes han recibido, ¡SEA MALDITO!
“Ahora
entonces, ¿estoy luchando para agradar a los hombres, o a
Dios? ¿O estoy motivado a agradar a los hombres? Porque si estoy
aún agradando a los hombres, no sería un siervo de Cristo. Pero
les certifico, hermanos, que el evangelio que fue predicado por mí no es de
acuerdo a hombre;
porque ni lo recibí de hombre, ni fui enseñado por hombre;
más bien, fue por la revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:6-12).
Note el resultado final del cristianismo
paganizado buscando agradar a hombres en vez de a Dios. En su libro The
Golden Bough [La Rama de Oro], Sir James George Fraizer da un resumen
sucinto de la táctica engañosa de la iglesia católica de sincretizar
rituales y festivos paganos con “cristianismo.” Esto fue bastante simple:
Adjuntar nombres que suenen cristianos a festivales paganos mientras retienen
todos los aspectos de las prácticas rituales de los festivales. Él escribe, “En
su conjunto, las coincidencias de los festivales cristianos [fiestas católicas]
con los paganos son tan cercanos y tan numerosas para ser accidente. Ellas
marcan la transigencia la cual la iglesia en la hora de su triunfo fue
obligada a hacer con el derrotado y aun rivales peligrosos. El protestantismo
inflexible de los misioneros primitivos, con la fuerte denunciación de
paganismo, había sido intercambiada por la política flexible, la tolerancia fácil,
la caridad comprensiva de hábiles eclesiásticos, quienes claramente percibieron
que si el cristianismo [catolicismo] iba a conquistar el mundo, podría hacerlo así
solo al suavizar los muy rígidos principios del Fundador, al ampliar un poco la
puerta estrecha la cual lleva a salvación” (página 419; énfasis añadido).
Sin embargo la práctica de poner la
autoridad de la iglesia/papal y tradición en lugar de las Escrituras ¡rechaza
la autoridad y enseñanzas de Dios! Tan completo es este engaño que incluso a la
gente se le dijo que no necesitan leer la Biblia—y ¡deseosamente lo aceptan!
El árbol de navidad: Note los
resultados. A pesar de tener una Biblia en sus casas, la gente no sabe nada de
las advertencias de Dios concernientes al árbol de navidad como son encontradas
en Jeremías—porque ¡nunca lo han leído! “Oigan la
palabra la cual el SEÑOR les habla, Oh casa de Israel. Así dice el SEÑOR, “No aprendan el camino de los paganos,
y no estén aterrorizados con las señales de los cielos; porque las naciones
están aterrorizadas con ellas. Porque las
costumbres de la gente son vanas; porque uno corta un árbol del bosque
con el hacha, el trabajo de las manos del obrero. Lo adornan con plata y con oro; lo sujetan con puntillas y martillos,
para que no se mueva. Son como un
espantapájaros en un jardín de pepinos, pero no pueden hablar. Seguramente
deben ser cargados porque no pueden caminar. No estés temeroso de ellos; porque
no pueden hacer mal ni bien, porque esto no está en ellos [porque no son
Dios, ni lo representan].”
“Por tanto no hay ninguno como Tú, Oh SEÑOR; Tú eres grande, y Tu nombre es grande en poder. ¿Quién
no Te temería, Oh Rey de naciones? Porque el temor Te pertenece
porque entre todos los hombres sabios de las naciones, y en todos sus reinos, no
hay ninguno como Tú. Pero todos ellos son tontos y como
animales; el árbol es una doctrina de vanidades. Plata
batida en platos es traída desde Tarsis, y oro desde Ufaz, la obra del obrero,
y de las manos del orfebre. Violeta y purpura son sus vestidos; todos
ellos son el trabajo de adiestrados”
(Jeremías 10:1-9).
¿Qué simboliza el árbol de navidad? La celebración de navidad es un engaño, basado en
mentiras satánicas astutas, enmascaradas como una práctica “cristiana.” Pero ¿qué
representa simbólicamente el árbol en realidad? ¿Hay algún significado del
árbol de navidad o sus decoraciones? ¿Podemos identificarlas a partir de la
Biblia?
• El
árbol: Uno de hoja perenne, o árbol artificial, representa una falsa
inmortalidad—como la serpiente le dijo a Adán y Eva, “Y la
serpiente dijo a la mujer, “¡Al morir, ciertamente no morirán!” (Génesis 3:4).
• La
estrella en la punta:
La estrella caída—Satanás mismo—“ Oh estrella
brillante” (Isaías 14:12). El líder de la rebelión angelical, quien se “se
transforma a sí mismo en un ángel de luz” (II Corintios 11:14).
• Las luces o velas: El tercio de los ángeles, quienes cayeron y llegaron
a ser demonios (Apocalipsis 12:3-4).
• Los ornamentos: Los frutos del árbol prohibido—variados símbolos
sexuales.
• La guirnalda: La guirnalda es una decoración asemejada a cuerda que
entrelaza el árbol desde abajo hasta el tope y se conecta con la estrella.
Representa la serpiente, Satanás el diablo, el dios de este mundo (II Corintios
4:4).
• Cabello de angel: Una decoración
que parece telaraña que cubre todo el árbol. Cuando es iluminada, la red da un
brillo hermoso, misterioso y místico. Esto simboliza el engaño de Satanás sobre
el mundo entero (Apocalipsis 12:9; I Juan 5:19).
• El dar regalos: Representa los
beneficios que Satanás promete a aquellos que lo adoran. Un villancico popular
elogia el árbol: “Oh árbol de navidad, Oh árbol de navidad, ¡eres el único que
amo!” Inconscientemente, sin embargo, es Satanás lo que el mundo ama. “…y la
tierra entera estuvo asombrada… Y adoraron al dragón, [Satanás el
diablo]” (Apocalipsis 13:3-4).
En realidad, entonces, el árbol de navidad
es un ídolo glorificando a Satanás el diablo como el “dios de este mundo.”
Así, este festivo es una celebración de la caída de la humanidad, comenzando
con la rebelión de Adán y Eva en su tomar del “árbol del conocimiento del bien
y del mal.” Claramente, la navidad no tiene nada que ver con honrar o adorar a
Dios el Padre y Jesucristo.
Nuevamente, es por eso que Dios declara,
“Yo odio, desprecio sus días festivos, y no Me
deleitaré en sus asambleas solemnes.…
Llévense lejos de Mí el ruido de sus canciones; porque
no oiré la melodía de sus arpas.… [Desprecio] el
tabernáculo de su Moloc y Quiún, sus imágenes, la estrella de sus dioses los
cuales hicieron para ustedes mismos” (Amós 5:21, 23, 26).
Jeremías escribe esto acerca del Dios
verdadero estando en contra de dioses falsos: “Pero el SEÑOR es el verdadero Dios, Él es el
Dios vivo, y el Rey eterno. En Su ira la
tierra temblará, y las naciones no serán capaces de soportar Su furia. Así les dirás, “Los dioses quienes no
han hecho los cielos y la tierra, perecerán de la tierra y de debajo de
estos cielos.” Él [el
Dios verdadero] ha hecho la
tierra por Su poder; Él ha establecido el mundo por Su sabiduría, y ha
extendido los cielos por Su juicio” (Jeremías
10:11-12).
(Para un completo entendimiento de este
tema, por favor lea nuestro libro Festivos ocultos o Días Santos de Dios—¿Cuáles?
y los folletos, Navidad—La
gran historia nunca dicha y ¿Cuando
nació Jesucristo?)
El árbol de vida: Adán y Eva
fueron cortados del acceso al “árbol de vida” porque pecaron contra de Dios al
comer del fruto del “árbol del conocimiento del bien y del mal.” Así mismo, a
toda la humanidad le ha sido negada acceso a este árbol. En el tiempo del
diluvio de Noé, el Edén fue aparentemente destruido y Dios retiró el “árbol de
vida,” llevándolo de regreso al cielo. Aparte del registro en Génesis, solo las
profecías del libro de Apocalipsis mencionan este árbol.
Más de 4,000 años después del pecado de Adán
y Eva, Jesús, el Mesías prometido, vino (Génesis 3:15). Durante Su ministerio, Jesús
nunca mencionó el “árbol de vida.” Sin embargo, Él si trajo la promesa de vida
eterna para aquellos quienes creerían en Dios y seguirían a Jesús—quienes
se arrepentirían de sus pecados, serían bautizados y recibirían el Espíritu Santo. “Jesús
vino a Galilea, proclamando el evangelio del reino de Dios, y diciendo, “El
tiempo ha sido cumplido, y el reino de Dios está cerca a la mano; arrepiéntanse,
y crean en el evangelio””
(Marcos 1:14-15). Pedro agrega: “Arrepiéntanse y sean
bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para la
remisión de pecados, y ustedes mismos recibirán el regalo del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
Cuando
los creyentes verdaderos, discípulos de Cristo, reciben el engendramiento del Espíritu
Santo, esto es solamente el “anticipo” de la promesa de vida eterna. Pablo
explica: “En Quien [Jesús]
también confiaron ustedes después de oír la Palabra de la verdad,
el evangelio de su salvación; en Quien también, después de creer, fueron
sellados con el Espíritu Santo de la promesa, el
cual es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la
posesión comprada, para la alabanza de Su gloria.” (Efesios
1:13-14).
En
este momento, los creyentes no reciben la plenitud de la vida eterna. Sin
embargo, si somos fieles hasta el fin, recibiremos la plena redención—vida eterna
en la primera resurrección al regreso de Jesús. “Pero para nosotros, la
mancomunidad de Dios existe en los cielos, desde donde
también estamos esperando al Salvador, el Señor Jesucristo [el regreso];
Quien transformará nuestros cuerpos viles, para que puedan ser conformados a Su
cuerpo glorioso, de acuerdo al trabajo interno de Su propio poder, por el cual
Él es capaz de someter todas las cosas a Sí mismo” (Filipenses
3:20-21).
Esta es la transformación de carne a espíritu
y la plenitud de la promesa de vida eterna para todos los fieles en Cristo—sea
que estén en la tumba o vivos al regreso de Jesús: “Y
como hemos llevado la imagen de aquel hecho de polvo, también llevaremos
la imagen de Aquel celestial. Ahora digo esto, hermanos, que la
carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la
corrupción hereda incorrupción. He aquí, les muestro un misterio: no
todos dormiremos, sino que todos seremos cambiados, en un
instante, en el parpadeo de un ojo, a la última trompeta; porque la
trompeta sonará, y los muertos serán levantados incorruptibles, y nosotros
seremos cambiados.
“Porque
esto corruptible debe vestirse de incorruptibilidad, y esto mortal debe
vestirse de inmortalidad. Ahora, cuando esto corruptible se haya vestido
de incorruptibilidad, y esto mortal se haya vestido de
inmortalidad, entonces sucederá el dicho que está escrito: “La muerte es
tragada en victoria””
(I Corintios 15:49-54).
Como seres espirituales e hijos e hijas de
Dios el Padre, Jesús prometió
que tendríamos acceso al “árbol de vida.” El apóstol Juan escribe: “Aquel
que tenga oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. A aquel que
venza le daré el derecho a comer del árbol de vida que está en medio del
paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7).
Aparentemente, cuando el asombroso plan de
Dios sea completado, con los nuevos cielos y la nueva tierra, Él entonces usará el “árbol de
vida” para servir a todas las naciones de Sus hijos espirituales. Juan detalló
esta visión: Jesús dijo, ““Está hecho. Yo soy Alfa y Omega, el
Principio y el Fin. Al sediento, Yo le daré gratuitamente de la
fuente del agua de vida.… Después me mostró un río puro de agua de
vida, claro como cristal, fluyendo del trono de Dios y del Cordero. Y en
medio de la calle, y de este lado y ese lado del río, estaba el árbol
de vida, produciendo doce clases de frutos, cada mes
rindiendo su fruto; y las hojas del árbol son para la sanidad
de las naciones” (Apocalipsis 21:6;
22:1-2).
La palabra sanidad está traducida del
griego therapeian. Esta palabra tiene más de un significado. Mientras
significa sanidad, también puede significar servir la divinidad. Dado
que todos aquellos de las naciones que son salvadas son seres espirituales y estarán
sirviendo a Dios, obviamente ellos no tendrán necesidad de sanidad. Más bien,
el comer del fruto y las hojas del árbol parece que se refiere más al
aprendizaje constante de todas las cosas eternas que Dios ha señalado para Sus
hijos. A un nivel espiritual eterno, este aprendizaje es comparable a la
amonestación de Pedro para los cristianos de hoy de “crecer en gracia y
conocimiento”—pero a una escala vastamente más grande y eterna.
Al completar el libro de Apocalipsis, Jesús
nos dio este inspirador estimulo: “Y he aquí, Yo vengo
prontamente; y Mi recompensa está Conmigo, para hacer a cada uno de acuerdo a
como será su obra. Yo soy Alfa y Omega, el Principio y el Fin, el
Primero y el Último.
Benditos son aquellos que guardan Sus mandamientos, para
poder tener el derecho a comer del árbol de vida, y poder entrar por las
puertas a la ciudad”
(Apocalipsis 22:12-14).
Hermanos,
damos gracias a Dios el Padre y Jesucristo por nuestro fantástico llamado, por
el Espíritu Santo, y por las promesas de vida eterna en la Nueva Jerusalén—en
donde serviremos por siempre. “Por esta razón, hermanos, sean aún más
diligentes para hacer su llamado y elección seguros; porque si están
haciendo estas cosas, nunca caerán en ningún momento. Porque en esta forma, les
será ricamente concedida una entrada en el reino eterno de nuestro Señor y
Salvador, Jesucristo.”
(II Pedro
1:10-11)
Sin embargo, por ahora, necesitamos
continuar en trabajar y servir a los hermanos al predicar el Evangelio—y proclamar
el plan de Dios como es revelado por el Sábado y los Días Santos. Necesitamos enseñar
el camino de vida de Dios, y ayudar a los hermanos a crecer en gracia y
conocimiento para preparar para vida eterna. Finalmente, necesitamos predicar
el Evangelio al mundo—lo cual estamos haciendo a través de nuestros sitios web
y todos nuestros libros, publicaciones y mensajes de audio y video.
Gracias
por su amor y oraciones. Oramos por ustedes diariamente—por su sanidad, su
salud y la protección de Dios. Gracias por dar fielmente sus diezmos y
ofrendas, las cuales, combinadas con oración y las obras del Espíritu Santo,
nos permiten predicar y publicar el Evangelio de Jesucristo. Pueda Dios
continuar bendiciéndolos en todo mientras crecen en gracia y amor de Dios.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC