Restaurando el
cristianismo original—¡para hoy!
Iglesia de Dios Cristiana y Biblica
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Fred R.
Coulter
Marzo 15, 2018
Queridos hermanos,
A causa de la Pascua y la Fiesta de Panes
sin Levadura por venir, estamos enviando dos CDs. Uno incluye nuestros mensajes
regulares; el otro incluye la Ceremonia de la Pascua, la Noche para ser muy
observada, los mensajes para los dos días santos, así como los mensajes
para el Sábado antes de la Pascua y el Sábado después de Panes sin Levadura.
Estos le darán suficiente para escuchar y estudiar a través de la época de
Fiestas de primavera. Cada mensaje también está disponible en nuestro sitio web,
laVerdaddeDios.org.
Dos cosas que Dios nos ordena
absolutamente recordar y guardar:
La mayoría del cristianismo de hoy “usa” la Biblia, pero no creen
verdaderamente ni viven por cada palabra de Dios. Así, en su mayor
parte, son totalmente inconscientes de estas dos instrucciones vitales de Dios.
Sin embargo, muchos están al tanto de estas enseñanzas—aun las rechazan a la
ligera, no comprendiendo que son vitales ¡para salvación! El resultado
es que nunca pueden recordar ¡guardarlas ni observarlas!
El punto de inicio es creer, obedecer y amar
a Dios el Padre y a Jesucristo. Debemos entender que cada palabra de la Biblia
es verdadera—incluso “respirada por Dios” (II Timoteo 3:16). La Escritura fue
dada por Dios a través de
Sus siervos para nuestro beneficio—y Dios no puede mentir (I Samuel 15:29; Hebreos
6:18; Tito 1:2; I Juan 2:21).
Lo
primero que debemos recordar es el día Sábado: El primer
registro del Sábado es encontrado como una parte de la creación en Génesis 2: “Así
los cielos y la tierra fueron terminados, y todo el ejercito de ellos. Y
para el comienzo del séptimo día Dios terminó Su trabajo el cual
había hecho. Y descansó en el séptimo día de todo Su trabajo el cual había
hecho.
Y Dios bendijo el séptimo día y lo santificó [lo colocó
aparte como tiempo santo] porque en el Él descansó de todo Su
trabajo el cual Dios había creado y hecho” (Génesis 2:1-3).
Luego,
cuando Dios dio los Diez Mandamientos, Él habló directamente a las 12 tribus de
Israel desde el tope del Monte Sinaí. Todos ellos escucharon la voz de Dios (Éxodo
20:1-17). El cuarto mandamiento—el mandamiento del Sábado—es encontrado justo
en medio de los Diez Mandamientos: “Recuerden el
día Sábado para guardarlo santo. Seis
días trabajarán y harán todo su trabajo. Pero el séptimo día es el
Sábado del SEÑOR su Dios. En el no harán ningún trabajo, usted,
ni su hijo, ni su hija; ni su siervo, ni su sierva, ni su ganado, ni el
extranjero dentro de sus puertas; Porque en seis días el
SEÑOR hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que está en ellos, y
descansó el séptimo día. Por tanto el SEÑOR bendijo el día Sábado y lo
santificó”
(Éxodo 20:8-11).
Todos
los Diez Mandamientos están listado juntos dos veces. La segunda lista se
encuentra en Deuteronomio 5, donde el mandamiento del Sábado es ligeramente
diferente. “Guarden el día Sábado para
santificarlo como el SEÑOR su Dios les ha
ordenado [significa todos los otros mandamientos que Dios ha dado
concerniente a guardar el Sábado]. Seis días trabajarán y harán toda su obra. Pero el séptimo día es el Sábado del SEÑOR su Dios. En este no harán ningún trabajo, usted, ni su hijo,
ni su hija, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su burro, ni ninguno de
su ganado, ni su extranjero dentro de sus puertas, para que su siervo y su
sierva puedan descansar así como usted. Y
recuerden que eran esclavos en la tierra de Egipto, y el SEÑOR su Dios los
trajo de allí con mano poderosa y con brazo extendido. Por tanto el SEÑOR su
Dios les ordenó guardar el día Sábado” (Deuteronomio 5:12-15).
Subsecuentemente, a través de la Biblia, el Sábado
es específicamente escrito o hablado miles de veces, lo cual significa que es
absolutamente importante. De hecho, ¡usted no puede verdaderamente conocer
a Dios si no recuerda ni guarda el Sábado del séptimo día!
Sin embargo, al justificar la observancia
del domingo, el cristianismo ortodoxo insiste que el cuarto mandamiento es
parte de lo que consideran ser un conjunto de leyes “obsoletas.” Así, ellos no
pueden recordar ni guardar lo que categóricamente ¡han rechazado!
En ningún lugar en el Nuevo Testamento hay
un “nuevo mandamiento” para la observancia del domingo (en vez del Sábado).
Para que tal mandamiento exista, Jesús habría tenido que decir algo como esto:
“Escucharon que fue dicho en tiempos antiguos, ‘Recuerden el día Sábado de Dios
para guardarlo santo.’ Pero Yo les digo, olviden el Sábado de Dios—y ¡todo lo demás
dicho en el Antiguo Testamento! Eso es “ley antigua” y Yo vine a abolir. Como Señor
del Nuevo Pacto, ahora les ordeno guardar santo el primer día de la
semana, en vez del séptimo día. A través de la gracia ahora estamos en libertad
de guardar el domingo, ¡el día pagano del dios sol!’ ”
Obviamente, ni Jesús ni los apóstoles enseñaron
alguna vez tal estupidez. Pero eso es exactamente lo que el “cristianismo” moderno
cree y practica. Los católicos de buena gana admiten que la observancia del
domingo fue instituida a petición del Emperador Constantino en el 325 d.C,
contrario a toda Escritura. El hecho es, la adoración en domingo es una tradición
enraizada en la antigua religión babilónica y egipcia. (Le recomiendo leer El desafío
de Roma a los protestantes por Cardinal Gibbons en el apéndice N de la
Versión Fiel, también puede revisar el material concerniente al Sábado
semanal de Dios en el sitio web.)
Contrario a la corriente principal del
“cristianismo,” Jesús mantuvo todo el Antiguo Testamento. Antes que Él
llamara a los apóstoles y antes que el Nuevo Testamento fuera escrito, Jesús citó
Deuteronomio 8:3: “…el hombre no vive solo por pan; sino por toda palabra que
procede de la boca del SEÑOR vive el hombre”
(Mateo 4:4; Lucas 4:4). A través del Nuevo Testamento, encontramos que Jesús y
los apóstoles rutinariamente observaban el Sábado semanal—así como las Fiestas
anuales y los días santos.
El
Sábado semanal en el Nuevo Testamento: Antes que Jesús viniera en la
carne, Él era el Dios del Antiguo Testamento. Pablo escribe: “E
innegablemente, grande es el misterio de piedad: Dios fue manifestado en la carne,
fue justificado en el Espíritu, fue visto por ángeles, fue proclamado
entre los gentiles, fue creído en el mundo, fue recibido arriba
en gloria”
(I Timoteo 3:16; también vea Juan 1:1-14).
Jesús enseñó que Él era “Señor” del día Sábado.
Dado que Él fue el Dios del Antiguo Testamento Quien creó el Sábado, Jesús declaró
enfáticamente: “El Sábado fue hecho para [por amor de o
por causa de] el hombre, y no el hombre para el Sábado; por
tanto, el Hijo de hombre [porque Él lo creó] es
Señor incluso del Sábado” (Marcos
2:27-28). En el griego, la frase “Señor del Sábado” está en el caso paternal,
mostrando que Jesús es el dueño del Sábado.
Esto significa que ¡ningún hombre tiene
autoridad alguna para clamar o enseñar que el Sábado santo de Dios puede ser o
ha sido cambiado del séptimo día al primer día de la semana! Cualquier intento
de hacer eso—pasado o presente—solo revela una aproximación carnal e ilegal a
la Palabra de Dios y una presunción ilícita de autoridad.
A causa del abrumador contexto judío en
el cual el Nuevo Testamento fue escrito, hay una suposición subyacente de
adherencia al mandamiento del Sábado de Dios. Por lo tanto, vemos que en el
Nuevo Testamento la observancia del Sábado siempre se mantuvo—¡sin duda! Pero
Pablo da un recordatorio poderoso de nuestra obligación de observar el Sábado
como cristianos: “Queda, por tanto, guardar el Sábado para
el pueblo de Dios
[judío o gentil].
Porque aquel que ha entrado en Su descanso [el Sábado es el
día de descanso de Dios], también ha cesado de sus obras, justo como Dios lo hizo de
Sus propias obras [Génesis
2:2-3].
Por tanto deberíamos ser diligentes para entrar en ese descanso [se nos ordena
recordar el Sábado para guardarlo santo], no sea que cualquiera caiga
tras el mismo ejemplo de desobediencia” (Hebreos 4:9-11). Israel fue desobediente a través de su historia; aquí,
el resumen de Pablo de su desobediencia está basado en Ezequiel 20 y 22 (por
favor lea cuidadosamente ambos capítulos).
Hebreos 4:9 claramente defiende la autoridad
del cuarto mandamiento. La palabra griega usada aquí para “descanso” es sabbatismos,
el cual significa “descanso en Sábado, observancia del Sábado” (Arndt y
Gingrich, Un léxico inglés-griego del Nuevo Testamento). Esta definición
es confirmada por otras obras históricas: “Las palabras ‘descanso en sábado’ es
del sustantivo [griego] sabbatismos, [y es] una palabra única en el NT. Este
término aparece también en Plutarco (Superset. 3 [Moralia 166a]) para
observancia del Sábado, y en cuatro escritos cristianos post-canónicos los
cuales no son dependientes de Hebreos 4:9” (El diccionario Anchor de la
Biblia, Vol. 5, p. 856). Mientras sabbatismos es un sustantivo, la
forma verbal de la palabra es sabbatizo, la cual significa “guardar el Sábado”
(Un léxico inglés-griego del Nuevo Testamento). Esto es evidencia histórica
clara que los
cristianos verdaderos estaban observando el Sábado del séptimo día mucho después
que el Emperador Constantino, quien en desafío a la Palabra de Dios declaró que
el domingo debía ser el día “cristiano” de adoración en el 325 d.C.
Encontramos
un pasaje asombroso en Isaías 56 que predice claramente la observancia del Sábado
del Nuevo Pacto—asemejándolo a la propia promesa de salvación. Como una
profecía, el pasaje claramente aplica a la Iglesia del Nuevo Testamento. Este
muestra que aquellos quienes creen y obedecen a Dios, quienes guardan Su Sábado
y Su Nuevo Pacto, tendrán un lugar en Su reino con un nombre eterno (Apocalipsis
2:17)—en otras palabras, ¡vida eterna! “Así dice el
SEÑOR, “Guarden justicia y hagan justicia; porque Mi salvación está
próxima a venir [el regreso de Cristo, trayendo salvación eterna], y Mi justicia a ser revelada.
“‘Bendito es el hombre que hace esto, y el hijo de
hombre que se aferra a esto; que guarda el Sábado de profanarlo;
y guarda su mano de hacer algo malo [lo cual solo puede ser cumplido
por la observancia personal del mandamiento].” Y el hijo del extranjero [cualquier gentil], quien se ha unido a sí mismo al SEÑOR, no hable, diciendo,
“El SEÑOR me ha separado absolutamente de Su pueblo.” Y el eunuco no diga, “He
aquí, soy un árbol seco.”
“Porque así dice el SEÑOR, “Al eunuco que guarde Mis
Sábados, y escoja las cosas que Me agradan, y se agarre de Mi pacto
[el Nuevo Pacto]; incluso a ellos daré
dentro de Mi casa y dentro de Mis muros un lugar y un nombre mejor que de hijos
e hijas; les daré un nombre eterno que no será cortado. También los hijos del extranjero, que se unen al SEÑOR para
servirle y para amar el nombre del SEÑOR, para ser Sus siervos, todos los
que se guarden de profanar el Sábado, y se agarren de Mi pacto [el
Nuevo Pacto]; incluso a ellos traeré a Mi montaña
santa [Nueva Jerusalén],…” (Isa. 56:1-7).
En conexión
con el Sábado semanal, Dios también nos ordena guardar Sus Sábados anuales—Sus
Fiestas y días santos. Él los llama Sus “tiempos designados—le
pertenecen a Él. En Levítico 23, donde Dios lista Sus fiestas, note que Él
comienza con el Sábado semanal como Su primer tiempo designado: “Y el
SEÑOR habló a Moisés, diciendo, “Habla a los hijos de Israel y diles, ‘Con
respecto a las fiestas designadas del SEÑOR, las cuales proclamarán ser
santas convocaciones, incluso estas son Mis fiestas designadas. Seis
días el trabajo será hecho, pero el séptimo día es el Sábado de
descanso, una santa convocación. No harán ningún trabajo. Es un
Sábado para el SEÑOR en todas sus viviendas” (Lev. 23:1-3).
Luego,
con el verso 4, Dios empieza a listar sus “tiempos designados” anuales:
“Estas son las fiestas designadas [anuales] del
SEÑOR, santas convocaciones las cuales proclamarán en sus temporadas
designadas.”
Luego sigue: 1) Pascua; 2) la Fiesta de Panes sin Levadura (por 7 días; el
primero y séptimo son Sábados); 3) Pentecostés, o la Fiesta de las Semanas; 4)
Trompetas; 5) Expiación; 6) la Fiesta de Tabernáculos (por 7 días; solo el
primer día es un Sábado); 7) el Ultimo Gran Día (también llamado el “octavo día”
porque sigue al séptimo día de Tabernáculos).
Pocos comprenden
que el Sábado semanal y los Sábados anuales fueron dados a Moisés mientras él
estuvo en el Monte Sinaí durante los primeros 40 días y 40 noches. Este
periodo de tiempo comenzó cuando Dios habló los Diez Mandamientos, seguido en
días subsecuentes por otros mandamientos, estatutos y ordenanzas. Al concluir
este periodo de 40 días con Moisés, Dios agrupó los Sábados anuales con el Sábado
semanal—todo como “tiempos designados” para ser guardados. ““Habla también a los hijos de Israel, diciendo, ‘Verdaderamente
ustedes guardarán Mis Sábados [semanal y anual], porque esto [el guardarlos] es una señal entre ustedes y Yo a través de sus generaciones
para que sepan que Yo soy el SEÑOR Quien los santifica.
“Guardarán el Sábado por tanto, porque es santo para
ustedes. Todo aquel que lo profane ciertamente será condenado a muerte, porque
quien quiera que haga algún trabajo en este día, aquella alma
será cortada de entre su pueblo. Seis días
puede el trabajo ser hecho, pero en el séptimo día es el Sábado de
descanso, santo para el SEÑOR. Quien quiera que haga algún trabajo en el
día Sábado, ciertamente será condenado a muerte. Por tanto los hijos de Israel guardarán el Sábado, para
observar el Sábado a través de sus generaciones como un pacto perpetuo. Esta es una señal entre los hijos de Israel y Yo para
siempre; porque en seis días el SEÑOR hizo
los cielos y la tierra y en el séptimo día descansó, y fue refrescado’ ””
(Éxodo 31:13-17).
Ahora sabe la importancia de recordar
el Sábado del séptimo día—para guardarlo santo. Así es como conocemos a Dios
y comprendemos que Él nos santifica a través de Jesucristo hacia el
cumplimiento de Su promesa de vida eterna. Mientras guardar el Sábado de Dios
es de importancia primordial, eso no significa que debemos descuidar alguno de
los otros mandamientos de Dios. Debemos guardarlos todos ellos como una expresión
de nuestro amor por Dios. El apóstol Juan escribe: “Por
este estándar sabemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amamos a
Dios y guardamos Sus mandamientos. Porque este es el amor de
Dios: que guardemos Sus mandamientos; y Sus mandamientos no son pesados” (I Juan 5:2-3).
Juan también escribe, “Y por
este estándar sabemos que lo conocemos: si guardamos Sus mandamientos. Aquel
que dice, “lo conozco,” y no guarda Sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad
no está en él. Por otro lado, si cualquiera está guardando Su
Palabra, verdaderamente en aquel el amor de Dios está siendo perfeccionado.
Por este medio sabemos que estamos en Él. Cualquiera que reclame
vivir en Él está obligándose a sí mismo también a caminar incluso como Él mismo
caminó”
(I Juan 2:3-6).
Lo
segundo que debemos recordar es la Pascua del Nuevo Pacto: Como con
el Sábado del séptimo día, la corriente principal del cristianismo ha rechazado
la verdadera Pascua Cristiana. La mayoría de protestantes y adventistas
participan en lo que ellos llaman “la Cena del Señor” en el primer domingo (o
primer sábado) de cada trimestre del año. Los católicos celebran el “sacrificio
de la misa” cada domingo. En congregaciones más grandes esta puede ser celebrada
diariamente así como algunas veces cada domingo. Estos servicios o celebraciones
no tienen soporte Bíblico e ignoran la enseñanza clara de Dios sobre la
observancia de la Pascua.
Mientras la eucaristía católica está basada
en la antigua adoración egipcia al dios sol, las observancias protestante y adventista
de la “Cena del Señor” están basadas en un completo malentendido de las
enseñanzas del Nuevo Testamento.
La observancia adecuada de la Pascua
Cristiana es un componente vital del plan de salvación de Dios—y Jesús dio
todas las instrucciones necesarias para su observancia adecuada. Aquellos
guardando la Pascua deben ser cuidadosos de hacer exactamente como Jesús instruyó.
En la Pascua del Nuevo Pacto, Jesús es el “Cordero
de Dios” puesto aparte para quitar el pecado del mundo (Juan 1:29, 36). Solo Él
es el sacrificio perfecto de Dios por la remisión de pecados. Pablo escribe: “…Porque
Cristo nuestra Pascua [cordero] fue sacrificado por nosotros” (I Corintios
5:7). La sangre derramada de los sacrificios animales, por supuesto, no pueden
quitar pecados (Hebreos 10:11).
Los
creyentes son ordenados por Cristo a observar la Pascua Cristiana del Nuevo
Pacto como una ceremonia solemne mantenida en memoria de Su
sacrificio y muerte por nuestros pecados. En Su última Pascua, Jesús instituyó
el servicio en tres partes:
1) Lavado de
pies:
Al inicio de la última Pascua de Jesús, después que Él había lavado los pies de
los apóstoles, Él los instruyó diciendo, “…“¿Saben lo que les he hecho?
Ustedes Me llaman el Maestro y el Señor, y hablan correctamente, porque lo
Soy.
Por tanto, si Yo, el Señor y el Maestro, he lavado sus pies,
ustedes también están obligados a lavarse los pies los unos a los otros; porque
les he dado un ejemplo, para mostrarles que también deberían hacer
exactamente como Yo les he hecho. Verdaderamente,
verdaderamente les digo, un siervo no es más grande que su señor, ni un
mensajero más grande que el que lo envió. Si saben estas cosas,
benditos son si las hacen”” (Juan 13:12-17).
2) Comer el
Pan sin Levadura roto: “Y tomó pan; y después de dar
gracias, lo rompió y lo dio a ellos, diciendo, “Este es Mi
cuerpo, el cual es dado por ustedes. Esto háganlo en memoria de Mí”” (Lucas 22:19).
3) Participar
del Vino:
“Y Él tomó la copa; y después de dar gracias, la dio a
ellos; y todos bebieron de ella. Y les dijo, “Esta es Mi
sangre, la sangre del Nuevo Pacto, la cual es derramada por muchos.… Esto
háganlo,…
en memoria de Mí” (Marcos 14:23-24; I Corintios 11:25).
El apóstol Pablo claramente enseñó a los
cristianos en Corinto que no debían comer una comida con la Pascua del Nuevo
Pacto, y que no debería ser llamada la “Cena del Señor” (I Corintios 11:20-22).
Así, una comida no debe ser comida con la Pascua del Nuevo Pacto.
Participar de la Pascua en una manera digna
incluye lo siguiente: 1) La aproximación adecuada, los símbolos adecuados y el día
y la hora correctos; 2) Una actitud humilde, amorosa y de arrepentimiento; 3)
Discernir el cuerpo del Señor y confiar en Él por sanidad; 4) Discernir la sangre
de Jesucristo para el perdón de pecados.
La Pascua Cristiana renueva el Nuevo Pacto
en Cristo: De acuerdo con las promesas que Dios le dio a Abraham,
como se registra en Génesis 15:3-6 y 22:15-18, Jesús comenzó el Nuevo Pacto en
el día de Pascua. Por tanto, en el Calendario Hebreo calculado, el día 14 del
primer mes, el día de Pascua, puede correctamente ser llamado el “Día del Pacto.” Jesús estableció
este “Día del Pacto” por Sus instrucciones para este día y por Sus acciones en
este día. Así, Jesús ha hecho el “Día del Pacto”—el día de Pascua—el día
para la renovación de la relación de Nuevo Pacto entre cada individuo cristiano
y Él mismo y Dios el Padre.
En
esta relación del Nuevo Pacto solo puede ser entrado por la operación de la
gracia de Dios. La gracia de Dios comienza con el llamado del Padre.
Cada individuo debe responder por arrepentimiento, bautismo y obediencia
amorosa a la Palabra de Dios. Cuando estas condiciones son cumplidas, Dios el
Padre da el Espíritu Santo al nuevo creyente. El Espíritu Santo nos habilita
para adorar a Dios en espíritu y en verdad: “Pero
la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad; porque el Padre ciertamente está buscando aquellos que
lo adoren en esta manera.
Dios es Espíritu; y aquellos que lo adoran deben [griego dei:
obligado, bajo compulsión divina] adorar en espíritu y en
verdad””
(Juan 4:23-24).
Lo que Jesús está revelando con estas
palabras no es una sugerencia—¡es una orden! El griego es muy enfático—nuestro
cumplimiento ¡es imperativo! Jesús está revelando la única forma de
entrar en la relación de Nuevo Pacto con Dios el Padre.
Esta relación de Nuevo Pacto es ofrecida
solo a aquellos quienes están amando a Dios el Padre y guardando los
mandamientos y palabras de Cristo. Este es el fundamento de la fe cristiana por
la gracia de Dios bajo el Nuevo Pacto.
¡El único camino para Dios el Padre es a través
de Jesús! Él estableció el Nuevo Pacto con Su propia sangre, y solo Él revela
el camino verdadero único para entrar en esta relación
especial de pacto con el Padre. Él declaró enfáticamente, “Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, excepto a través
de Mí”
(Juan 14:6).
La Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura 2018: Este año,
la Pascua cae un viernes, Marzo 30, con la ceremonia de la Pascua siendo
mantenida el jueves Marzo 29 en la noche—como el día 14 comienza después del
ocaso, mientras está comenzando a oscurecer. Después, el primer día de la
Fiesta de Panes sin Levadura comienza con el Sábado semanal de Marzo 31—haciéndolo
un Sábado doble. El último día de Panes sin Levadura cae el viernes 6 de Abril.
Hermanos, estamos orando que tengan una
maravillosa y significativa Pascua y Fiesta de Panes sin Levadura. Nuevamente,
les damos gracias por su fidelidad en diezmos y ofrendas. A pesar de sus
circunstancias, nunca olvide que Dios el Padre y Jesucristo lo aman, le han
dado de Su Espíritu Santo y que usted está siendo preparado para vida eterna.
Recuerde, nuestro compañerismo es con el Padre y el Hijo (I Juan 1:3). Puedan
Ellos continuar bendiciendo a cada uno de ustedes en toda manera. Que ustedes
puedan continuar creciendo en gracia y en el conocimiento de la Palabra de Dios
mientras adoran a Dios en ¡espíritu y en verdad!
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC