CAPITULO CINCO
(Tomado del libro “¿Señor, qué debo hacer yo?”)
Los Maestros Falsos, Trabajan Desde El Interior De Las Iglesias
Por
Fred R. Coulter
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
La Biblia revela que no todos los que afirmen “predicar la Palabra,” son ministros verdaderos de Cristo. Hay numerosas referencias en las Escrituras, sobre falsos profetas. En los Tiempos del Antiguo Testamento, un falso profeta era el que afirmaba tener inspiración divina, pero que en realidad hacía proclamaciones falsas. (I Reyes 22:10-14, 17).
El Nuevo Testamento nos advierte, que habrán falsos profetas trabajando el engaño y enseñando falsedades, hasta el retorno de Jesús. Sin embargo, el término Griego usado para profeta en el Nuevo Testamento, es raramente usado para aquellos que intentan predecir el futuro. Más bien, en la Iglesia primitiva, “profeta” tiene un significado más amplio, refiriéndose principalmente a aquellos que predican la Palabra de Dios como los pastores, ministros, sacerdotes, o evangelistas—aquellos que “proclaman el mensaje divino con una preparación especial, y con una misión especial” (Arndt y Gingrich, A Greek-English Lexicon of The New Testament). De cualquier forma, el uso de “profeta” en muchos pasajes del Antiguo Testamento (tales como Jeremías 5:31, etc.), puede tener una aplicación paralela, en referencia al “pastor” cristiano de hoy.
De esta forma, cuando Jesús advirtió, “tengan cuidado de los falsos profetas quienes vienen a ustedes en ropa de oveja porque por dentro ellas son [en realidad] lobos rapaces,” Él se estaba refiriendo a pastores y maestros quienes—con engaño deliberado, o en ignorancia—traerían enseñanzas falsas a las iglesias. Jesús continuó diciendo “Los conocerán por sus frutos…” (Mateo 7:15-16). De esta manera, ustedes deben de estar examinando a cualquier maestro o pastor que presuma predicar la Biblia, o más aun a aquellos que enseñen una doctrina no basada en la Biblia—y discernir sus frutos.
Jesús mismo es el único Pastor perfecto. Todos los demás deben ser probados. Jesús dijo de sí mismo, “Yo soy la puerta. Si cualquiera entra a través de Mi, será salvo, y entrará y saldrá, y encontrará pasto. El ladrón [el pastor o ministro falso] no viene excepto para robar y matar y destruir. Yo he venido para que [ustedes] puedan tener vida, y puedan tenerla más abundantemente.” (Juan 10:9-10). En los días finales antes de su crucifixión, Jesús también advirtió en contra de maestros falsos, quienes predicarían mensajes engañosos. “Estén en guardia, para que nadie los engañe. Porque muchos vendrán en Mi nombre, diciendo, ‘Yo [Jesús] soy el Cristo [en realidad]’; y [aun así] engañarán a muchos.” (Mateo 24:4-5).
Este pasaje es realmente asombroso. Muchos, no sólo unos cuantos, sino muchos predicadores y pastores, vendrán en el nombre de Jesús—en un apoyo total aparente de la religión cristiana—enseñando que Jesús es realmente el Cristo. (Este verso no puede referirse a esos impostores mesiánicos, que vienen y afirman que ellos mismos son el Cristo, porque es imposible venir en el nombre de Jesús, y afirmar ser el Cristo simultáneamente). ¿Cómo es que pastores y predicadores, puedan enseñar que Jesús es el Cristo—y aun así engañar a muchos? ¿No es esto lo que sucede con el Papa? ¿Acaso no se hace llamar un “vicario” de Cristo en la tierra, siendo idolatrado por muchos? Hagámonos una pregunta muy importante: ¿Acaso dijo Cristo que enviaría a un representante como ser humano en su nombre? ¡Por supuesto que no! Sino que mencionó que enviaría a otro consolador: El Espíritu Santo de Dios. “Y Yo pediré al Padre, y Él les dará otro Consolador, para que eso pueda estar con ustedes a través de los siglos…” “Pero cuando el Consolador venga, el Espíritu Santo, el cual el Padre enviará en Mi nombre, ese les enseñará todas las cosas, y les traerá a su memoria todas las cosas que les he dicho.” (Juan 14:16, 26). Al enseñar un cristianismo carnal “sin costo”—se predica un cristianismo que profesa el nombre de Cristo, pero que niega el camino de vida de obediencia genuina, necesario para la salvación (Romanos 2:13).
Noten este pasaje clave que Jesús dio, acerca de aquellos que sin saberlo, le servirían en vano:
“No todo el que me dice [o me llama], ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino del cielo; sino aquel que esta haciendo la voluntad de Mi Padre, Quien está en el cielo. Muchos [de nuevo, no los pocos] me dirán en aquel día, ‘Señor, Señor, ¿No profetizamos [predicamos] por medio de Tu nombre? Y ¿No echamos demonios por medio de Tu nombre? Y ¿No hicimos muchas obras de poder por medio de Tu nombre?’ Y entonces les confesaré, ‘Nunca los conocí. Apártense de Mí, ustedes quienes obran ilegalidad.’ [Ellos hablaron la plática, pero no caminaron el camino.] Por tanto, todo el que oiga estas palabras Mías y las practique, lo compararé a un hombre sabio, que construyó su casa sobre la roca; Y la lluvia bajó, y las inundaciones vinieron, y los vientos soplaron, y golpearon esa casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Y todo el que oiga estas palabras Mías y no las practique será comparado a un hombre tonto, quien construyó su casa sobre la arena; Y la lluvia bajó, y las inundaciones vinieron, y los vientos soplaron, y golpearon esa casa; y esta cayó, y fue grande su caída.” (Formatear Párrafo-Estrecho). (Mateo 7:21-27).
¿Será posible, que la aplastante mayoría de los líderes y pastores cristianos de hoy, han producido un “cristianismo sin costo” débil, y aguado—el cual ha apaciguado al típico “cristiano social,” pero ha descuidado las necesidades espirituales de feligreses serios? Por otra parte, ¿será posible que algunos ministros y pastores, estén siendo usados por Satanás para subvertir el cristianismo?
Satanás está engañando activamente al mundo entero (Apocalipsis 12:9). Los cristianos de hoy, necesitan estar conscientes de los métodos sutiles que Satanás usa, para llevar a cabo sus planes insidiosos. Nosotros necesitamos estar en guardia contra sus dispositivos astutos, “Para que no podamos ser engañados por Satanás, porque no somos [ni vedemos ser] ignorantes de sus maquinaciones.” (II Corintios 2:11). En el primer siglo d.C., mientras la mayoría de los apóstoles aun vivían, y servían a las iglesias, los maestros falsos se abrían camino en las congregaciones locales. Ellos tomaron el control sutilmente, expulsando a ministros verdaderos a menudo. Sin embargo, lo hicieron pensando que servían a Dios. Nunca subestimen el poder de Satanás—porque él es muy capaz de usar a la gente para sus planes diabólicos.
De acuerdo con Pablo, Satanás tiene a sus propios ministros, que aparentan ser ministros de justicia (II Corintios 11:15). Ellos no están siguiendo a Cristo genuinamente, pero piensan que si lo hacen; ellos no están enseñando la Biblia de una manera significativa que cambie vidas, pero piensan que si lo están haciendo. ¿Cuántos pastores “cristianos,” son ministros de Satanás sin saberlo? ¿Cuántos de estos “ministros” se sientan en juntas doctrinales, o tienen posiciones de enseñanza en colegios religiosos? ¿Cuánto control han tomado para sí mismos, sobre lo que usted cree y practica? ¿Qué tanto de la verdad de Dios han cambiado, suavizado, liberalizado, o simplemente ignorado?
Líderes ciegos de los ciegos
Al escribirle a la iglesia de Corinto, el apóstol Pablo les da una severa advertencia, sobre aquellos que han manejado la Palabra de Dios engañosamente (II Corintios 4:2). Para lograr su propósito siniestro, Satanás despierta a maestros y ministros falsos, para desviar a los creyentes con doctrinas falsas. Tal vez sin saberlo, ellos los hacen a través del mal uso de las Escrituras. De nuevo, ellos también son engañados—simplemente no se dan cuenta de que enseñan el error.
Pero como ellos citan la Biblia, y dicen todas las cosas “buenas,” la gente lo acepta como verdad crédulamente. Sus interpretaciones equivocadas de la Palabra de Dios, son frecuentemente respaldadas por argumentos teológicos inteligentes, con palabras que suenan intelectuales. En la superficie, sus enseñanzas aparentan ser palabras de sabiduría, lógica, y verdad—pero no están “dividiendo la Palabra de verdad adecuadamente” (II Timoteo 2:15). Sí, ellos usan las Escrituras, pero las dividen erróneamente.
El resultado es que ellos, y sus seguidores, están cegados a la verdad de Dios. Cuando los creyentes, siguen deliberadamente a pastores y maestros que se han cegado a sí mismos de la verdad de Dios, ellos también se vuelven ciegos. Jesús advirtió a Sus seguidores, que “estuvieran en guardia contra al levadura de los Fariseos y Saduceos,” refiriéndose a sus enseñanzas (Mateo 16:6-12). Éstos líderes Judíos, enseñaban que sus tradiciones humanas eran mayores que los mandamientos de Dios. Jesús los denunció, diciendo que ellos “han hecho nulo el mandamiento [verdad] de Dios por amor a [su] la tradición” (Mateo 15:6). Como se mencionó anteriormente, Él continuó diciendo que ellos habían alabado a Dios en vano, poniendo la tradición sobre la Escritura (Versos 7-9).
¿Qué tanto de lo que usted cree y practica, está basado en tradición? ¿Qué tanto de lo que usted practica, se basa en la Palabra no adulterada de Dios? ¿Está usted siguiendo “líderes ciegos de los ciegos” sin saberlo (Mateo 15:14)?
Pablo advirtió a los Corintios, que estaban siendo apartados del verdadero evangelio por “pastores” servidores de sí mismos, quienes estaban manejando la Palabra de Dios incorrectamente. Los Corintios creyentes, estaban aceptando enseñanzas falsas de maestros falsos—y comenzaban a perder lo que Pablo ya les había enseñado. En su epístola a los Corintios, Pablo les advierte sobre su locura espiritual: “Pero me temo, no sea que por cualquier medio, como la serpiente engañó a Eva con su astucia [mentiras sutiles que suenan reales], así sus mentes puedan ser corrompidas de la simplicidad que es en Cristo. Porque ciertamente, si alguien viene predicando otro Jesús, a quien nosotros no predicamos, o reciben un espíritu diferente, el cual no recibieron [originalmente], o un evangelio diferente, el cual no aceptaron, ustedes se contentan con esto como algo bueno” (II Corintios 11:3-4).
El apóstol Pedro advirtió sobre pastores y ministros falsos, quienes traerían enseñanzas heréticas a la iglesia. “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo [en los tiempos del Antiguo Testamento], como en verdad habrán falsos maestros entre ustedes [dentro de sus congregaciones], que sigilosamente introducirán herejías destructivas [enumeraremos algunas de ellas en un capítulo posterior], negando personalmente al Señor que los compró, y trayendo rápida destrucción sobre si mismos. Y mucha gente seguirá sus caminos destructivos; y a causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado” (II Pedro 2:1-2).
¿Podría esto, estar ocurriendo en su iglesia? ¡No esté tan seguro de que no lo está! Recuerde, Satanás tiene a sus ministros que dicen todas las cosas que “suenan bien” (II Corintios 11:15). Lo que viene de muchos púlpitos suena convincente, y aparenta ser respaldado por las Escrituras. Pero ¿Realmente lo está?
¿Cuál es la condición espiritual de su iglesia? ¿Cómo maneja su pastor la Palabra de Dios? ¿Cuáles son las enseñanzas doctrinales de su iglesia? ¿Está usted siendo enseñado por doctrinas que se escuchan correctas, pero que son contrarias a la Biblia? ¿Puede usted ser cegado y engañado, al grado de negar la verdad de Dios?
La Advertencia Poderosa de Judas
Judas, el hermano de Jesucristo, escribió su epístola urgente a los creyentes porque corrían el riesgo de quedar atrapados por el engaño—desde dentro de la iglesia. Él escribió: Porque ciertos hombres se han deslizado sigilosamente, aquellos de quienes hace tiempo ha sido escrito, condenándolos a este juicio. Ellos son hombres impíos, quienes están pervirtiendo la gracia de nuestro Dios, convirtiéndola en libertinaje, y están personalmente negando al único Señor Dios y a nuestro Señor Jesucristo.” (Judas 4).
La enseñanza liberal popular de que Jesús abolió la Ley de alguna manera, o que “la guardó por nosotros,” se encuentra en el corazón del “cristianismo sin costo” –la gracia convertida en licencia. Las Escrituras son claras de que la salvación es solamente por gracia, que las obras no pueden ganar una justificación con Dios. Pero la gracia en ninguna manera, remueve el requisito de que el creyente viva una vida de obediencia hacia las leyes y mandamientos de Dios. El “cristianismo” carnal niega a Jesús de su posición, como Señor y Maestro de nuestras vidas—despoja a la Palabra de Dios, de su poder cambiante de vida.
Las palabras de Pablo y Judas, han sido preservadas como advertencias para nosotros hoy en día. Pablo declaró que en los últimos días habría hombres—pastores, maestros, y predicadores—que aparentarían ser piadosos, pero que negarían el poder de Dios por su fracaso en enseñar obediencia a todos los mandamientos de Dios, y su fracaso en enfatizar buenas obras (II Timoteo 3:1, 5).
Duin escribe que, para algunos, hay “más riesgo espiritual en quedarse en la iglesia, que asistir a ella por su cuenta” (Quitting Church, p. 112). De hecho, si la iglesia nos ha decepcionado, si la iglesia ha sido cegada y no nos está enseñando la Biblia y el verdadero amor de Dios honestamente, entonces necesitamos encontrar a Dios en otra parte. Los cristianos debemos volver a la verdad, tal como está contenida en las escrituras—y después practicar la verdad genuinamente.