CAPITULO SEIS

(Tomado del libro “¿Señor, qué debo hacer yo?”)

 

Nadie Puede Servir a Dos Amos

 

Por

Fred R. Coulter

www.iglesiadedioscristianaybiblica.org

 

Con el fracaso constante de la iglesia corporativa, en satisfacer las necesidades espirituales de los feligreses—y mientras las iglesias representan falsamente a Cristo y a la Biblia—es tiempo de que los que aman la verdad, escojan a quien van a servir. Jesús nos dio este pensamiento profundo: “Nadie es capaz de servir a dos maestros; porque odiará a uno y amará al otro, o se sujetará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y a mamon” (Mateo 6:24).

 

¿Está usted sirviendo a dos maestros? ¿Continúa usted escuchando a ministros y a líderes religiosos que se han apartado de la verdad? Usted no puede servir a Dios en espíritu y en verdad, si está siguiendo a aquellos que enseñan doctrinas suaves y falsas, mitos religiosos, o que no parecen llegar más allá de mera papilla.

 

Dios nos ha llamado a salir de la obscuridad de este mundo, a la luz gloriosa de Su verdad. Nosotros no debemos conformarnos con el mundo, sino debemos ser transformados por medio de la renovación de nuestras mentes (Romanos 12:1-2). Esta transformación está en el corazón del llamamiento cristiano, y ¡no puede llevarse a cabo sin enseñanza bíblica sólida!

 

Aquellos que aman al mundo, y se conforman con sus prácticas—y aman las “cosas suaves” enseñadas por el típico pastor o sacerdote liberal—no pueden amar a Dios ni hacer Su voluntad. Los caminos de éste mundo son contrarios a Dios (Romanos 8:7). La Palabra de Dios nos ordena: No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si cualquiera ama al mundo, el amor del Padre no esta en él. Porque todo lo que está en el mundo—la lujuria de la carne, y la lujuria de los ojos, y el orgullo pretencioso de la vida física—no es del Padre, sino del mundo. Y el mundo y su lujuria están desapareciendo, pero aquel que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (I Juan 2:15-17).

 

Pero hay demasiados “cristianos” que si aman este mundo. De acuerdo con una investigación extensiva, conducida hace varios años por el Grupo Barna, el cristianismo es visto en su mayoría como hipócrita. ¿Por qué? Según ha explicado David Kinnaman en su libro unChristian, “nuestras vidas no cuadran con nuestras creencias. Nuestros estilos de vida y perspectivas, no difieren a los de las personas que nos rodean, en muchas maneras.”

 

 Como se mencionó anteriormente sobre los jóvenes, el 84 por ciento de ellos dicen conocer por lo menos un “cristiano comprometido.” Pero sólo el 15 por ciento pensaba, que el estilo de vida de aquellos cristianos era significativamente diferente, a lo normal (p. 48).

¿Quién tiene la culpa de este fracaso estrepitoso del cristianismo nominal? Los maestros falsos—aquellos que sabiendo, o sin saber, enseñan falsedades, verdades a medias, o mentiras directas. De cualquier manera, los feligreses no están siendo enseñados como vivir de acuerdo a estándares piadosos. Las vidas no están siendo transformadas. Pero el mayor problema, es que a los feligreses ¡les encanta que así sea! Hay demasiada gente que realmente no quiere cambiar. La mente carnal humana, está en desacuerdo con el camino de vida de Dios (Romanos 8:7). Abrumadoramente, la gente no se quiere deshacer de sus placeres materiales y sensuales.

 

Pero están aquellos pocos, que si aman a Dios y a Su camino. Si nosotros amamos a Dios y a Su verdad, no toleraremos a maestros falsos que sólo buscan aplacar a sus congregaciones, enseñándoles “cosas suaves.” Tales pastores son realmente “del mundo; y a causa de esto, hablan del mundo [enseñan cosas mundanas en lugar de la carne de la Palabra de Dios], y el mundo—aquellos “cristianos” nominales a quienes “les encanta que sea así” (Jeremías 5:31) —“los escucha” (I Juan 4:5). Pero Cristo declaró que Sus seguidores no son de éste mundo. Él dijo en Su oración al Padre, “Les he dado Tus palabras, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, así como Yo no soy del mundo” (Juan 17:14).

 

¡Piense en esto! Si usted se ajusta diligentemente a las enseñanzas bíblicas verdaderas, el mundo lo va a odiar. Si usted se ajusta a los estándares del mundo, usted será aceptado por la sociedad—pero se estará ajustando a los caminos del Dios de éste mundo.”

 

El apóstol Santiago, escribió que los verdaderos creyentes no pueden ser amigos del mundo. Él condenó a aquellos que comprometieron la verdad, con el fin de ajustarse con este mundo: “Ustedes adúlteros y adúlteras [esto incluye una aplicación espiritual, refiriéndose a la aceptación de enseñanzas falsas], ¿no saben que la amistad [filo en el Griego, una afinidad amorosa como hacia un hermano] del mundo es enemistad con Dios? Por tanto, quien desee ser un amigo del mundo se hace así mismo un enemigo de Dios” (Santiago 4:4).

 

El tratar de ser cristiano, y un amigo de este presente mundo maligno (Gálatas 1:4). Es imposible—y sólo resultará, en poner en riesgo la Ley de Dios. Jesús reprendió a la iglesia de Bérgamo, por este mismo error. En su “carta” para ellos, Él escribió: “Pero tengo unas pocas cosas contra ustedes porque tienen allá a aquellos que retienen [observan y practican] la enseñanza de Balaam, quien enseñó… a los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas a ídolos y a cometer fornicación. “ (Apocalipsis 2:14). Antiguamente, Balaam le enseñó a Israel a poner en riesgo la Ley de Dios. Así, Jesús advierte a los cristianos de hoy, no permitir poner en riesgo el camino de vida de Dios, definido por Sus leyes y mandamientos. Es interesante que Cristo aquí mencione la fornicación. Para los cristianos de hoy, la fornicación espiritual es cualquier involucramiento con la religión falsa.

 

Jesús continúa: “Mas aun, también tienen a aquellos que retienen la doctrina de los Nicolaítas, tal cosa Yo odio” (verso 15). Los Nicolaítas, eran conocidos por imponer “gobiernos” jerárquicos y dictadores, sobre sus congregaciones.

Él continúa advirtiendo a tales iglesias: “¡Arrepiéntanse! Porque si no se arrepienten, vendré a ustedes rápidamente, y haré guerra contra ellos con la espada de Mi boca. Aquel que tenga oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Versos 16-17). 

 

El pastor de su iglesia, ¿Hace valer plenamente la validez de las leyes y mandamientos de Dios? ¿Enseña los diez mandamientos de una manera intransigente? ¿Cómo es la estructura de liderazgo en su iglesia? ¿Es ésta rígidamente de “arriba hacia abajo,” donde nadie se atreve a cuestionar el liderazgo?

 

¡Un verdadero cristiano no puede servir—no servirá—a dos amos! Los cristianos necesitan armarse a sí mismos con “la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios” (Efesios 6:17). Esta arma espiritual poderosa—la lectura y el estudio diligente de las Escrituras—se debe utilizar como defensa contra las enseñanzas falsas, la doctrina aguada, y el espíritu arriesgado, que plaga al “cristianismo sin costo” de hoy. En efecto, “la Palabra de Dios es viva y poderosa, y más aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra incluso hasta partir ambos, las articulaciones y la médula, y es capaz de discernir los pensamientos e intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

 

Las Enseñanzas Falsas Deben ser Rechazadas

 

Pablo instruyó a Tito, un compañero ministro, que resistiera las doctrinas falsas, y que las refutara con doctrina sana.  En su Epístola a Tito, Pablo escribió que un verdadero ministro de Dios, siempre debe estar “Sosteniéndose firmemente a la palabra fiel [la verdad de Dios], de acuerdo a las enseñanzas de Jesucristo [como le había sido enseñado por el apóstol Pablo], para que pueda ser capaz de animar con sana doctrina y condenar a aquellos que contradicen. Porque hay muchos rebeldes y vanos habladores y engañadores, especialmente aquellos del partido de la circuncisión, Cuyas bocas deben ser calladas; quienes están corrompiendo familias enteras, enseñando cosas que no deberían, por amor de ganancia egoísta… Este testimonio es verdadero. Por esta razón debes reprenderlos severamente, para que puedan ser sanos en la fe; No prestando atención a mitos judíos y mandamientos de hombres, los cuales alejan de la verdad. Para los puros, todas las cosas son puras; pero para aquellos que son profanos [con doctrinas falsas] e incrédulos, nada es puro; sino que ambas, sus mentes y conciencias son profanas. Ellos personalmente profesan conocer a Dios, pero en sus obras Lo niegan, siendo abominables y desobedientes [a la Ley de Dios], y reprobados hacia toda buena obra” (Tito 1:9-16).

 

Es la responsabilidad de cada cristiano que ama a Dios y a Su verdad, rechazar las enseñanzas falsas, y refutarlas con la sana doctrina de Jesucristo. Pero cuando los pastores y ministros falsos obtienen control sobre una iglesia, y no pueden ser expulsados, o removidos, o remplazados con maestros y ministros justos, entonces la Palabra de Dios nos ordena, que nos retiremos de ellos. 

 

En su primera epístola a Timoteo, Pablo muestra que los verdaderos cristianos deben separarse a sí mismos, de aquellos que no enseñan y practican la verdadera doctrina de Jesucristo. “Si cualquiera enseña cualquier doctrina diferente, y no se adhiere a palabras sanas, aquellas de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es de acuerdo a la piedad [de acuerdo a la verdad de Dios], Él es un orgulloso y no sabe nada. Más bien, tiene una morbosa atracción a cuestiones y discusiones sobre palabras, de las cuales vienen envidias, argumentos, blasfemias, sospechas malignas, Vanos razonamientos de hombres que han sido corrompidos en sus mentes [corrompidos por filosofía y teología falsa] y están destituidos de la verdad [incapaces de enseñar la verdad de la Biblia, para que las vidas de las personas sean cambiadas]—hombres que creen que ganancia [presupuestos enormes, grandes congregaciones, programas de extensión, programas juveniles, misiones, etc.] es piedad. De tales retírate tu mismo.” (I Timoteo 6:3-5).

 

¿Le queda esta descripción, a su congregación? La iglesia a la que asiste, ¿tiene ministros pretenciosos que usan términos teológicos altisonantes, pero que fracasan en hacer que las Escrituras sean genuinamente relevantes para su vida? ¿Acaso su iglesia, mide la posición espiritual con Dios, basándose en la asistencia, ingresos, proyectos de construcción, y un hilo interminable de programas? ¿Son las enseñanzas falsas, aceptadas e instruidas en su iglesia como “doctrinas oficiales de la fe”? ¿Están siendo remplazadas las palabras y doctrinas saludables de Cristo, con medias verdades? ¿Hay evidencia real del amor de Dios en su iglesia? ¿Está usted cansado de ser alimentado con papilla espiritual? ¿Anhela usted, algo más que un cristianismo vacío?

 

Si, los ministros y pastores falsos tienen una apariencia piadosa, y sus enseñanzas suenan verdaderas. Ellos invocan el nombre de Jesús, diciendo, “Señor, Señor”—hasta proclaman que Él es el Cristo (Mateo 24:5). Tal y como escribió Pablo, ellos tienen una “apariencia externa de piedad”—pero niegan el poder de la verdadera piedad (II Timoteo 3:5). Pablo agrega, “en cuanto a ustedes, ¡aléjense de todos esos!

 

Ellos “niegan el poder de la verdadera piedad” porque el Espíritu Santo de Dios—el mismo poder que habilita la cristiano para vivir según Dios—no trabaja verdaderamente en sus vidas o ministerios. Sus ministerios están virtualmente muertos—fracasando en producir el crecimiento que la gente anhela, y cambios reales en sus seguidores. Ya que no conocen el poder del Espíritu de Dios, ellos no pueden enseñar a otros como vivir y crecer por este mismo poder.

 

Pablo solamente enseñó el verdadero Evangelio de Jesucristo. Él nunca se arriesgó con la Palabra de Dios. Él nunca se corrompió por los maestros falsos de su época. Por el contrario, él se opuso vigorosamente a tales “ministros falsos.” Cada cristiano verdadero, debe de seguir el ejemplo de Pablo. No debemos ser intimidados por ministros falsos, sino oponerlos en cada turno.