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Restoring Original Christianity—for Today

Restaurando el cristianismo original—¡para hoy! 

Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica

P.O. Box 1442

Hollister, California 95024-1442

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Fred R. Coulter

Ministro

Mayo 18, 2022

         

Queridos hermanos,

 

          Con la reciente filtración de la opinión preliminar de la Corte Suprema de eliminar el mandato del aborto colocado en 1973 por Roe v. Wade, una ola de protestas por quienes apoyan el aborto se ha propagado a través de la nación—comenzando en Washington, DC. Si esta opinión se mantiene hasta el final, esto prohibiría el aborto a nivel federal, lo cual es un gran paso. Pero esto no terminará el aborto; en vez esto enviará el asunto a los estados. Esto significa que algunos estados prohibirán (o restringirán) el aborto mientras otros estados lo harán completamente legal. Así que en vez de prohibir completamente el aborto, este juicio permitirá que el asesinato de los aun no nacidos continúe. ¿Es este “arrepentimiento parcial” suficiente para que Dios levante Su pesada mano de corrección de esta nación? Solo el tiempo lo dirá. Pero ¡Dios no olvidará las 62 millones de vidas inocentes en USA que han sido tomadas a través del aborto!

          Tendremos la Conferencia de Ancianos en forma virtual el 14 y 15 de mayo. Sin embargo, antes que la Conferencia comience esta carta estará en el proceso de ser impresa y enviada. Pero tendremos un reporte completo para ustedes en la carta de julio. También, en este envío hay un DVD de Iglesia en Casa con una serie que revela aún más porque el judaísmo no es la religión del Antiguo Testamento. Para mayor información sobre este tema, puede solicitar el libro de transcripciones y CD llamado “Escrituralismo vs. Judaísmo” y el libro “Judaísmo¿Revelación de Moisés o religión de hombres?”

          Con Pentecostés el 5 de junio, necesitamos comprender esto: Con cada año que pasa que guardamos las fiestas de Dios, Él nos concede más entendimiento de Su plan para la humanidad. Que tremenda bendición es entender que estamos destinados a ser parte de los primeros frutos en la primera resurrección de vida eterna—si somos fieles hasta el fin. ¡Pentecostés es aquel día de esperanza y promesa!

          Como se muestra en nuestro folleto Cómo contar a Pentecostés, es claro que el primer día del conteo a Pentecostés es del día de la Ofrenda de la Gavilla mecida. Aquel día era una ceremonia profética de Jesús ascendiendo a Dios el Padre para ser aceptado como el sacrificio perfecto por los pecados del mundo. En el templo, la ofrenda de la Gavilla Mecida de los primeros frutos de la cosecha de cebada era mecida por el sacerdote delante del Señor en el día después del Sábado semanal—el primer día de la semana durante la Fiesta de Panes sin Levadura. Ese es el primer día del conteo de 50 días hacia Pentecostés.

          El último día, o día 50, del conteo es el día después del séptimo sábado. Este termina la cosecha de los primeros frutos. Pentecostés siempre cae el primer día de la semana porque es el día después de 7 semanas completas, o 7 Sábados. Y lunes nunca es el día después del Sábado semanal. Además, semanas parciales no son permitidas—lo que quiere decir que el día 50 nunca puede ser un lunes o en un día fijo del mes (como lo practican los judíos). Cada semana debe contener 7 días—día 1 hasta día 7—durante las 7 semanas completas. Cada semana termina en un Sábado, para un total de 49 días. Entonces, el día después del séptimo Sábado—el día 50, un primer día de la semana—es el día de Pentecostés (griego pentekosta). Este marca el final de la cosecha de cebada y trigo. Proféticamente, Pentecostés representa la cosecha de la primera resurrección de los santos a vida eterna (Santiago 1:18; Apocalipsis 14:14-16).

          Jesús explica que la cosecha de los primeros frutos era comparable al grano sembrado en la tierra. Él también mostró los variados problemas enfrentados por aquellos quienes son llamados: “Por tanto, oigan la parábola del sembrador: Cuando cualquiera oye la Palabra del reino y no la entiende, el maligno viene y arrebata eso que fue sembrado en su corazón. Este es aquel que fue sembrado por el camino. Aquel que fue sembrado sobre el lugar rocoso es el que oye la Palabra e inmediatamente la recibe con gozo; pero porque no tiene raíz en sí mismo, no permanece, porque cuando la tribulación o la persecución surgen por causa de la Palabra, es rápidamente ofendido. Y aquel que fue sembrado entre espinos es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones de la vida y el engaño de las riquezas asfixian la Palabra, y ésta llega a ser infructuosa. Pero aquel que fue sembrado sobre buena tierra, este es el que oye la Palabra y entiende, quien ciertamente da a luz fruto y produce—uno cien veces, otro sesenta veces y otro treinta veces”” (Mateo 13:18-23).

          En otra parábola sobre un sembrador de grano y su cosecha, Jesús se identifica a Sí mismo como el sembrador y al enemigo como Satanás el diablo. La buena semilla son los hijos del Reino y la cizaña son los hijos del diablo: “Y después de despedir la multitud, Jesús entró en la casa. Entonces Sus discípulos vinieron a Él, diciendo, “Explícanos la parábola de la cizaña del campo.” Y Él respondió y les dijo, “Aquel que siembra la buena semilla es el Hijo de hombre; y el campo es el mundo; y la buena semilla, esos son los hijos del reino; pero la cizaña son los hijos del maligno. El enemigo que la sembró es el diablo; y la cosecha es el fin de la era, y los segadores son los ángeles. Por tanto, como la cizaña es reunida y consumida en el fuego, así será en el fin de esta era. El Hijo de hombre enviará Sus ángeles, y ellos recogerán de Su reino todos los pecadores y aquellos que están practicando ilegalidad; y los echarán en un horno de fuego; allá será el llanto y crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán en adelante como el sol en el reino de su Padre. Aquel que tenga oídos para oír, oiga” (versos 36-43).

          A partir de estas parábolas podemos entender por qué Pentecostés es una fiesta de cosecha y representa la primera resurrección—la cosecha de los santos. El apóstol Pablo lo deja claro: “Pero ahora Cristo ha sido levantado de los muertos; Él ha llegado a ser el primer fruto de aquellos que han dormido. Porque ya que por un hombre vino la muerte, por un hombre también vino la resurrección de los muertos. Porque como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán hechos vivos. Pero cada uno en su propio orden: Cristo el primer fruto; luego, aquellos que son de Cristo a Su venida” (I Corintios 15:20-23). Jesús fue el primero en ser resucitado de los muertos para vida eterna—el primogénito de los muertos (Colosenses 1:18; Apocalipsis 1:5). Nadie más ha sido alguna vez resucitado a vida eterna, ni nadie será resucitado a vida eterna hasta que Cristo regrese. Solo Jesús ha ascendido al cielo (Juan 3:13)—nadie más, ni siquiera la virgen María.

          Así como hay 7 semanas de la cosecha de trigo y cebada, la cosecha de la iglesia a través de las eras es simbolizada por las profecías de las 7 iglesias en Apocalipsis 2-3. Mientras el marco de tiempo en años reales no puede ser simbolizado como un conteo exacto de 7 días proféticos por cada iglesia, las 7 iglesias no obstante representan la cosecha de la iglesia y corresponden a las 7 semanas (49 días) en el conteo hacia Pentecostés.

          El día 50 de la cosecha de Dios: Hay una cosecha de Dios adicional final de los primeros frutos, la cual es representada por el día 50. Esta “cosecha del día 50” es la cosecha especial de primeros frutos de Cristo de los 144,000 de los hijos de Israel—12,000 de cada tribu—y la gran e innumerable multitud de Apocalipsis 7. Estos llegan al arrepentimiento y son salvados durante la Gran Tribulación.

          Jesús explicó esto en la “parábola de los obreros”: Aquellos contratados temprano en la mañana, quienes trabajaron todo el día, representan a los apóstoles y discípulos llamados durante el ministerio de Jesús. Aquellos trabajadores que fueron contratados a la hora 11 simbolizan aquellos que son salvados de la Gran Tribulación, solo un año antes de la primera resurrección. Sin embargo ambos grupos reciben la misma paga.

          En ambos casos, la paga recibida representa vida eterna. Jesús explica: ““El reino del cielo será comparado a un hombre, un señor de una casa, quien salió temprano en la mañana a contratar obreros para su viñedo. Y tras acordar con los obreros en una moneda de plata como el pago del día, los envió a su viñedo. Y cuando salió alrededor de la hora tercera, vio a otros de pie ociosos en el mercado; y les dijo, ‘Vayan también al viñedo, y lo que sea correcto les daré.’ Y ellos fueron. Nuevamente, tras salir alrededor de la hora sexta y la hora novena, él hizo de la misma manera. Y alrededor de la hora onceava, salió y encontró a otros de pie ociosos, y les dijo, ‘¿Por qué han estado de pie aquí ociosos todo el día?’ Ellos le dijeron, ‘Porque nadie nos ha contratado.’ Él les dijo, ‘Vayan también a mi viñedo, y lo que sea correcto recibirán.’ Y cuando vino la noche, el señor del viñedo dijo a su mayordomo, ‘Llama a los obreros y págales su salario, comenzando del ultimo hacia el primero.’ Y cuando aquellos que fueron contratados alrededor de la hora onceava vinieron, cada uno recibió una moneda de plata. Pero cuando los primeros vinieron, pensaron que recibirían más; pero cada uno de ellos también recibió una moneda de plata. Y después de recibirla, se quejaron contra el maestro de la casa, diciendo, ‘Estos que vinieron de ultimas han trabajado una hora, y tú los has hecho iguales a nosotros, quienes hemos llevado la carga y el calor del día.’ Pero él respondió y les dijo, ‘Amigo, no te estoy haciendo mal. ¿No acordaste conmigo en una moneda de plata por el día? Toma lo que es tuyo y vete, porque también deseo dar a los últimos exactamente como te di a ti. ¿Y no es legal para mí hacer lo que deseo con eso que es mío? ¿Es tu ojo malo porque yo soy bueno?’ Entonces el último será primero, y el primero será ultimo; porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos”” (Mateo 20:1-16).

          La “cosecha de Dios del día 50” será la cosecha de los 144,000 de los hijos de Israel y la gran e innumerable multitud. Este será un evento tremendo y probablemente ocurrirá en Pentecostés un año antes de la primera resurrección—de Pentecostés a Pentecostés. Ellos son simbolizados por los obreros contratados a la hora 11. Dios intervendrá directamente para salvarlos justo después que el sexto sello es abierto y las señales celestiales temerosas y asombrosas comiencen: “Y cuando abrió el sexto sello, miré, y he aquí, hubo un gran terremoto; y el sol se volvió negro como el pelo de cilicio, y la luna se volvió como sangre; y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como una higuera echa sus últimos higos cuando es sacudida por un viento poderoso. Entonces el cielo se apartó como un rollo de papel que está siendo enrollado, y toda montaña e isla fue sacada de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes hombres, y los hombres ricos, y los capitanes jefes, y los hombres poderosos, y todo siervo, y todo hombre libre se escondió a sí mismo en las cuevas y en las rocas de las montañas;  Y decían a las montañas y a las rocas, “Caigan sobre nosotros, y escóndanos del rostro de Quien se sienta en el trono, y de la ira del Cordero porque el gran día de Su ira ha venido, y ¿Quién tiene el poder de estar de pie?”” (Apocalipsis 6:12-17).

          Luego, cuando los cielos son enrollados como un rollo, la señal del Hijo de hombre aparece en el cielo. Este evento espectacular tiene lugar después de 2 años de la tribulación en contra de las 12 tribus de Israel. Cuando esta aparece por primera vez, probablemente será como una gran explosión de luz iluminando los cielos y la tierra—¡una señal asombrosa! Esta llegará a ser como otro sol. A causa de la rotación de la tierra esta parecerá brillar como lo hace el sol, de occidente a oriente: “Porque como la luz del día, la cual sale del oriente y resplandece tan lejos como el occidente, así será la venida del Hijo de hombre” (Mateo 24:27).

          El profeta Malaquías verifica que el regreso de Jesús será como el sol llegando a la tierra: ““Porque he aquí, el día viene, ardiendo como un horno consumidor; y todo el orgulloso, y todo hacedor de maldad, será rastrojo. Y el día que viene los quemará,” dice el SEÑOR de los ejércitos, “y no les dejará ni raíz ni rama. Pero a ustedes quienes temen Mi nombre, el Sol de Justicia se levantará, y sanidad estará en Sus alas. Y ustedes saldrán y crecerán como terneros del establo. Y pisotearán al impío, porque ellos serán cenizas bajo las plantas de sus pies en el día que Yo estoy preparando,” dice el SEÑOR de los ejércitos” (Malaquías 4:1-3).

          Todo el mundo pensará que la tierra está siendo invadida desde el espacio exterior—lo cual será cierto, porque Cristo estará llegando como un Rey conquistador. Jesús describió aquellos días por venir: “Pero inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol será oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. Y luego aparecerá la señal del Hijo de hombre en el cielo; y entonces todas las tribus de la tierra lamentarán, y verán al Hijo de hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria” (Mateo 24:29-30). Pensando que Jesús es el enemigo, todas las naciones comenzarán a reunir sus ejércitos para luchar contra Él.

          Sin embargo, justo después que la señal de Hijo de hombre aparece por primera vez en los cielos, algo asombroso pasa. Jesucristo interviene directamente y envía a un ángel poderoso a salvar a los 144,000 y a la gran e innumerable multitud—sellándolos en sus frentes con el Espíritu Santo de Dios. Para ayudar a este ángel poderoso, Dios envía a otros 4 ángeles a retener los 4 vientos hasta que el sellamiento es completado. Juan escribió: “Y después de estas cosas vi cuatro ángeles de pie en las cuatro esquinas de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que el viento no pudiera soplar en la tierra, o en el mar, o en cualquier árbol. Entonces vi otro ángel ascendiendo desde el levantamiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo; y gritó con una fuerte voz a los cuatro ángeles, a quienes les fue dado dañar la tierra y el mar, diciendo, “No dañen la tierra, o el mar, o los árboles hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes.” Y escuché el número de aquellos que fueron sellados: ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de cada tribu de los hijos de Israel.

          “Después de estas cosas miré, y he aquí, una gran multitud, la cual nadie era capaz de contar, de cada nación y tribu y pueblos e idiomas, estaban de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas y sosteniendo palmas en sus manos; y gritaban con fuerte voz a Quien se sienta en el trono y al Cordero, diciendo, “La salvación de nuestro Dios ha venido.” Entonces todos los ángeles se pararon alrededor del trono, y los ancianos y las cuatro criaturas vivientes, y cayeron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios, diciendo, “Amén. Bendición, y gloria, y sabiduría, y agradecimiento, y honor, y poder y fortaleza sean a nuestro Dios en los siglos de eternidad. Amén.” Y uno de los ancianos respondió y me dijo, “Estos que están vestidos con túnicas blancas, ¿Quiénes son, y de dónde vinieron?” Entonces le dije, “Señor, usted sabe.” Y me dijo, “Ellos son aquellos que han salido de la gran tribulación; y han lavado sus túnicas, y han hecho blancas sus túnicas en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:1-14).

          Luego, las 7 plagas de la trompeta comienzan a ser derramadas a la tierra. La primera plaga de la trompeta probablemente comienza con la Fiesta de Trompetas el año anterior de cuando Cristo y los santos resucitados regresan a la tierra en la siguiente Fiesta de Trompetas. Las primeras 4 plagas de la trompeta son derramadas rápidamente. Cuando la quinta plaga de la trompeta es derramada, esta dura 5 meses. Luego la sexta plaga de la trompeta es desatada (Apocalipsis 8-9). Cierto tiempo después que suena la sexta trompeta, los dos testigos terminarán su trabajo y serán asesinados; sus cuerpos estarán en una calle de Jerusalén por 3 días y medio, inmediatamente antes a Pentecostés. Luego la séptima trompeta suena—la “última trompeta”—para la primera resurrección en Pentecostés.

          Dado que son los últimos martirizados por Cristo, los dos testigos serán los primeros en ser resucitados—literalmente “los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.” Note Apocalipsis 11: “Y cuando hayan completado [los dos testigos] su testimonio, la bestia que asciende del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá, y los matará.  Y sus cuerpos estarán echados en la calle de la gran ciudad, la cual espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. Entonces aquellos de los pueblos y tribus e idiomas y naciones verán sus cuerpos tres días y medio, porque no permitirán que sus cuerpos sean puestos en tumbas. Y aquellos que viven en la tierra se alegrarán sobre ellos, y harán fiesta, y se enviarán regalos el uno al otro, porque estos dos profetas habían atormentado a aquellos que viven en la tierra.” Entonces después de los tres días y medio, el espíritu de vida de Dios entró en ellos y se pararon sobre sus pies; y gran temor cayó sobre aquellos que estaban mirándolos. Y ellos escucharon una gran voz desde el cielo, decir, “¡Vengan acá arriba!” Y ascendieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron subir. Y en esa hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad cayó; y siete mil hombres fueron muertos en el terremoto. Y el resto fue lleno de temor, y dieron gloria al Dios del cielo. El segundo Ay pasó. He aquí, el tercer Ay viene inmediatamente” (Apocalipsis 11:7-14).

          Mientras los dos testigos están siendo levantados al cielo, la séptima trompeta suena y la primera resurrección empieza a tener lugar, la cual ocurre en Pentecostés un año después que los 144,000 y la gran e innumerable multitud son sellados: “Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta [la última trompeta]; y hubo grandes voces en el cielo diciendo, “Los reinos de este mundo han llegado a ser los reinos de nuestro Señor y Su Cristo, y Él reinará en los siglos de eternidad.” Y los veinticuatro ancianos, quienes se sientan delante de Dios sobre sus tronos, cayeron sobre sus caras y adoraron a Dios, diciendo, “Te damos gracias, Oh Señor Dios Todopoderoso, Quien es, y Quien era, y Quien debe venir; porque has tomado para Ti mismo Tu gran poder, y has reinado. Porque las naciones estaban furiosas, y Tu ira ha venido, y el tiempo de los muertos para ser juzgados, y para dar la recompensa a Tus siervos los profetas, y a los santos, y a todos aquellos que temen Tu nombre, los pequeños y los grandes; y para destruir a aquellos que destruyen la tierra.” Y el templo de Dios en el cielo fue abierto, y el arca de Su pacto fue vista en Su templo; y hubo rayos, y voces, y truenos, y un terremoto y gran granizo” (versos 15-19).

          Apocalipsis 14 también representa la primera resurrección, la cosecha de los primeros frutos: “Y miré, y he aquí, una nube blanca, y uno como el Hijo de hombre sentado sobre la nube, teniendo una corona de oro en Su cabeza; y en Su mano estaba una hoz afilada. Y otro ángel salió del templo, gritando con gran voz a Quien estaba sentado sobre la nube, “Empuja Tu hoz y cosecha, porque el tiempo ha venido para que coseches; porque la cosecha de la tierra está madura [la primera resurrección, la cosecha de los primeros frutos].” Y Quien estaba sentado sobre la nube empujó Su hoz sobre la tierra, y la tierra fue cosechada” (Apocalipsis 14:14-16).

          Pablo escribió que la primera resurrección ocurrirá en la “última trompeta”—la cual es la séptima trompeta. Recuerde, fue en el día de Pentecostés cuando Dios descendió en el Monte Sinaí y habló los 10 mandamientos a los hijos de Israel. En aquel día la trompeta—singular—sonó duro y largo (Éxodo 20:18). Desde aquel tiempo en adelante, la trompeta siempre fue tocada en la Fiesta de Pentecostés en el Tabernáculo, y luego en el templo. La séptima trompeta de Apocalipsis 11 es la última trompeta tocada y esto ocurre indudablemente en Pentecostés. Esto es cuando la primera resurrección tiene lugar—no en el Día de Trompetas. En efecto, la resurrección no ocurre al final de un memorial del toque de muchas trompetas durante todo el día en el Día de Trompetas. En vez, es una sola trompeta, la séptima trompeta, o la última trompeta que toca el ángel, no muchos ángeles tocando muchas trompetas. Note: “He aquí, les muestro un misterio: no todos dormiremos, sino que todos seremos cambiados, en un instante, en el parpadeo de un ojo, a LA ÚLTIMA TROMPETA; porque la trompeta sonará, y los muertos serán levantados incorruptibles, y nosotros seremos cambiados. Porque esto corruptible debe vestirse de incorruptibilidad, y esto mortal debe vestirse de inmortalidad. Ahora, cuando esto corruptible se haya vestido de incorruptibilidad, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces sucederá el dicho que está escrito: “La muerte es tragada en victoria”” (I Corintios 15:51-54).

          Cuando suene la séptima trompeta, la primera resurrección de los santos tendrá lugar y Jesús enviará a los ángeles a reunir a Sus elegidos quienes han sido resucitados de los muertos. “Y Él enviará a Sus ángeles con el gran sonido de una trompeta, y ellos reunirán a Sus elegidos desde los cuatro vientos, desde un fin del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31).

          ¿Por qué aquellos en la primera resurrección son llevados al aire por los ángeles? ¿A dónde serán llevados? Cuando Pablo escribió a los Tesalonicenses sobre la primera resurrección, él respondió parcialmente aquellas preguntas. “Pero no deseo que sean ignorantes, hermanos, concerniente a aquellos que han dormido, para que no estén afligidos, incluso como otros, quienes no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó otra vez, exactamente en la misma forma también, aquellos que han dormido en Jesús Dios traerá con Él. Porque esto les decimos por la Palabra del Señor, que quienes estemos vivos y permanezcamos hasta la venida del Señor en ninguna manera precederemos a aquellos que han dormido. Porque el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con la voz de un arcángel y con la trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero; luego nosotros quienes estamos vivos y permanecemos seremos atrapados junto con ellos EN LAS NUBES PARA LA REUNIÓN CON EL SEÑOR EN EL AIRE; y así siempre estaremos con el Señor.  Por tanto, anímense unos a otros con estas palabras” (I Tesalonicenses 4:13-18).

          ¿Dónde tendrá lugar esta reunión en el aire? ¿Por qué es necesaria? ¿Qué pasará en esta “gran reunión”? Después de casi 1 año de brillar en el espacio y pareciendo como un segundo sol, la “gran luz”—la señal de Hijo de hombre en los cielos anunciando Su regreso—de pronto irá hacia la tierra. Esto es cuando todo el pueblo de la tierra verá a Jesucristo viniendo en las nubes del cielo en ¡gran poder y gloria! En aquel momento, en vez de estrellarse con la tierra como un inmenso asteroide, la “gran luz” se colocará en las nubes y de pronto llegará a ser un gran mar de vidrio en las nubes sobre Jerusalén.

          En el libro de Hebreos, Pablo muestra que cuando oramos vamos a un Monte Sión celestial: “Sino han venido al Monte Sión, y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial; y a una innumerable compañía de ángeles; a la reunión festiva gozosa; y a la iglesia de los primogénitos, registrada en el libro de vida en el cielo; y a Dios, el Juez de todos; y a los espíritus de los justos que han sido perfeccionados; y a Jesús, el Mediador del Nuevo Pacto; y a la aspersión de la sangre de ratificación, proclamando cosas superiores que esas de Abel” (Hebreos 12:22-24).

          Habrá una “reunión festiva gozosa” de los santos resucitados, quienes serán llevados por los ángeles al aire a reunirse con Cristo. Esta “reunión festiva gozosa” sólo podría ser representada por Pentecostés, la cosecha completa de los primeros frutos, la primera resurrección. Por otro lado, el Día de Trompetas no es una fiesta de gozo, sino una fiesta de guerra. Pero, ¿en dónde los santos resucitados se reunirán con Cristo? ¿Llevan los ángeles a los santos resucitados al aire, se reúnen con Cristo e inmediatamente regresan a la tierra? Si la primera resurrección fuera en el Día de Trompetas, eso es exactamente lo que tendría que pasar. Sin embargo, como veremos, ese no es el caso.

          Pablo escribió que nos reuniremos con Cristo en el aire. ¿Pero cómo? ¿Y en dónde? Como veremos, los ángeles nos llevarán al mar de vidrioen donde estará Cristo. El apóstol Juan registró esta visión en Apocalipsis 15: “Luego vi otra señal en el cielo, grande y sorprendente: siete ángeles teniendo las últimas siete plagas, porque en ellas la ira de Dios es colmada. Y vi un MAR DE VIDRIO mezclado con fuego, y aquellos que habían obtenido la victoria sobre la bestia, y sobre su imagen, y sobre su marca, y sobre el número de su nombre, DE PIE SOBRE EL MAR DE VIDRIO, teniendo las liras de Dios. Y estaban cantando la canción de Moisés, el siervo de Dios [que significa aquellos en la primera resurrección desde los tiempos del Antiguo Testamento], y la canción del Cordero [que significa aquellos en la primera resurrección desde los tiempos del Nuevo Testamento], diciendo, “Grandes y asombrosas son Tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son Tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no Te temerá, Oh Señor, y glorificará Tu nombre? Porque solo eres santo; y todas las naciones vendrán y adorarán delante de Ti, porque Tus juicios han sido revelados.”” (Apocalipsis 15:1-4).

          En este punto la primera resurrección termina y todos los santos estarán con Cristo en el mar de vidrio, el cual está en las nubes sobre Jerusalén. Entonces seremos la “Gran congregación de Dios.” Mientras estamos en el mar de vidrio, muchas cosas pasarán antes que regresemos con Cristo a la tierra, en el siguiente Día de Trompetas, para pelear en contra de los ejércitos del mundo y comenzar a reinar con Él por mil años:

1)                    Conoceremos a Cristo en persona, y a todos los hermanos resucitados;

2)                    Él nos proclamará al Padre;

3)                    Todos recibiremos nuestras recompensas y nuevos nombres;

4)                    El matrimonio del Cordero y la cena de bodas tendrá lugar;

5)                    Las 7 últimas plagas serán derramadas;

6)                    Recibiremos nuestras asignaciones;

7)                    Seremos organizados en el ejercito de Cristo;

8)                    Luego regresaremos con Jesús a la tierra en el siguiente Día de Trompetas.

          Hay pasajes adicionales que completan la historia. Sin embargo, no hay suficiente espacio en esta carta para incluir todas las referencias. Como muestran las Escrituras, esto es lo que tenemos que esperar y por qué la Fiesta de Pentecostés es tal tremenda Fiesta. Es la “reunión festiva gozosa” de todos los santos, quienes son ¡resucitados en la primera resurrección!

          Manteniendo nuestras mentes en lo espiritual: Mientras vemos al mundo hoy, podemos ver más que nunca que necesitamos mantener nuestras mentes en lo espiritual. Deberíamos estar atentos de lo que está teniendo lugar en este mundo, mantener aún nuestro foco en las cosas espirituales de Dios y la esperanza de la resurrección—en vez de las cosas físicas. Pablo nos muestra cómo hacer esto: “Por tanto,dejemos a un lado todo peso, y el pecado que tan fácilmente nos atrapa; y corramos la carrera puesta delante nuestro con resistencia, teniendo nuestras mentes fijas en Jesús, el Iniciador y Terminador de nuestra fe; Quien por el gozo que tenía delante de Él resistió la cruz, aunque despreció la vergüenza, y se ha sentado a la mano derecha del trono de Dios. Ahora, mediten profundamente en Quien resistió tan gran hostilidad de pecadores contra Sí mismo para que no lleguen a estar cansados y desmayen en sus mentes. Ustedes aún no han resistido al punto de perder sangre en su lucha contra el pecado” (Hebreos 12:1-4).

          No sólo Pablo nos amonesta a dejar a un lado todo peso y pecado, sino debemos también seguir su ejemplo. Como él hizo, necesitamos considerar esto, comparado a la vida eterna, todas las cosas físicas en este mundo no son nada sino un montón de estiércol. Las cosas físicas. pueden parecer agradables o buenas, pero perecen con el uso. Más aun, Jesús prometió que si buscamos primero el Reino de Dios, Él proveerá por nosotros (Mateo 6:25-34).

          Cuando Pablo escribió a los filipenses, él quería inspirarlos a siempre esforzarse por la justicia verdadera de Jesucristo y el poder de la resurrección: “Pero entonces verdaderamente, cuento todas las cosas ser pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor; por Quien he sufrido la pérdida de todas las cosas, y las cuento como estiércol; para poder ganar a Cristo y poder ser encontrado en Él, no teniendo mi propia justicia, la cual es derivada de ley, sino esa justicia la cual es por la fe de Cristo—la justicia de Dios que está basada en fe; para poder conocerlo, y conocer el poder de Su resurrección, y el compañerismo de Sus sufrimientos, siendo conformado a Su muerte; si por cualquier medio puedo alcanzar hasta la resurrección de los muertos.

          “No como si ya la hubiera recibido, o si ya hubiera sido perfeccionado; pero estoy luchando, para poder también agarrarme de eso por lo cual también fui agarrado por Cristo Jesús. Hermanos, no me cuento a mí mismo como habiéndolo alcanzado; pero esta única cosa hago—olvidando las cosas que están atrás, y extendiéndome a las cosas que están adelante, yo presiono hacia la meta por el premio del alto llamado de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:8-14).

          Esta es la actitud y dedicación que Cristo quiere que tengamos, de modo que sin importar las cosas teniendo lugar en este mundo, o cuales son nuestras circunstancias personales, estaremos venciendo y presionando hacia la meta—la primera resurrección y vida eterna. Pablo muestra que si tenemos esta mentalidad estamos siendo perfeccionados en amor, gracia y conocimiento: “Así entonces, tantos como sean perfectos sean de esta mente. Y si en cualquier cosa ustedes son de otra mentalidad, Dios les revelará incluso esto. No obstante, considerando eso que hemos alcanzado, caminemos en la misma regla, seamos de la misma mente. Hermanos, sean imitadores de mí, y tengan en cuenta a aquellos que caminan en este camino, como ustedes nos tienen por ejemplo” (versos 15-17). Que tremenda bendición es saber que si estamos en alguna manera con “otra mentalidad,” Dios nos lo revelará de modo que podemos arrepentirnos y vencer. Recuerde, Dios el Padre y Jesucristo nos aman y están por nosotros. Por tanto, nadie ni nada puede prevalecer contra nosotros—ni siquiera las acusaciones de Satanás el diablo.

          Sin embargo, así como era en el tiempo de Pablo, así es hoy. Estaban aquellos quienes abandonaron lo espiritual y volvieron a lo físico—contándolo más importante que la vida eterna. Llegaron a estar desgastados y se permitieron rendirse de Dios y de la vida eterna. Algunos incluso habían cambiado a Cristo por seguir a profesores falsos; otros fueron de regreso al mundo a servir al ego y a Satanás: “(Porque muchos caminan contrariamente; a menudo les he dicho de ellos, y les digo ahora con llanto, ellos son los enemigos de la cruz de Cristo. Cuyo fin es destrucción, cuyo dios es su barriga, y cuya gloria está en su vergüenza; porque se preocupan por cosas terrenales)” (versos 18-19.)

          Cuando consideramos todas las pruebas y dificultades que Pablo soportó, sabemos que él es un ejemplo excelente para que nosotros sigamos. Siempre él miraba a Jesucristo. Siempre guardaba la meta de la resurrección en la frente de su mente. Aquí está su exhortación para nosotros: “Pero para nosotros, la mancomunidad de Dios existe en los cielos, desde donde también estamos esperando al Salvador, el Señor Jesucristo;  Quien transformará nuestros cuerpos viles, para que puedan ser conformados a Su cuerpo glorioso, de acuerdo al trabajo interno de Su propio poder, por el cual Él es capaz de someter todas las cosas a Sí mismo” (versos 20-21).

          No solo debemos seguir el ejemplo del apóstol Pablo, pero, más importantemente, debemos ser seguidores de Dios: “Por tanto, sean imitadores de Dios, como hijos amados; Y caminen en amor, incluso como Cristo también nos amó, y Se dio a Sí mismo por nosotros como una ofrenda y un sacrificio de aroma perfumado a Dios” (Efesios 5:1-2). Así es como evitamos ser partícipes de los pecados del mundo—Babilonia la Grande (Apocalipsis 18:4).

          Si continuamos en el camino de vida de Dios, estaremos caminando en amor y obediencia—teniendo la fe de Jesús y guardando los mandamientos de Dios (Apocalipsis 14:12). Estamos entonces imitando a Dios. Estaremos construyendo carácter piadoso y creciendo a perfección (Mateo 5:48). Más aun, cuando estamos haciendo las cosas que le agradan a Dios, estamos viviendo rectamente—y automáticamente estamos evitando pecar. No obstante, Pablo advierte: “Pero fornicación y toda impureza o codicia, no permitan incluso que sea nombrada entre ustedes, como es apropiado para santos; ni inmundicia, ni tonto hablar o bromear, los cuales no están favoreciendo; sino en vez de esto, den gracias. Porque esto saben ustedes, que ni fornicario, o persona impura, o codicioso, que es un idolatra, tienen ninguna herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:3-5).

          Cuando estamos activamente viviendo el camino de Dios, día a día, estamos armados espiritualmente y en guardia de modo que no seremos desviados. Hoy, somos confrontados con demasiados predicadores y profesores quienes tienen una multitud de falsas doctrinas y falsas profecías. Y pueden sonar muy convincentes. Pero el resultado final no es justicia o el amor de Dios. En vez, el resultado final es confusión, engaño y auto justicia. Pablo continuó su advertencia, la cual nos aplica hoy: “No dejen que nadie los engañe con palabras vanas; porque por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Por tanto, no sean copartícipes con ellos. Porque ustedes fueron una vez oscuridad; pero ahora son luz en el Señor. Caminen como hijos de luz, (Porque el fruto del Espíritu está en toda bondad y justicia y verdad;) probando lo que es bien agradable al Señor; y no tengan compañerismo con las obras infructuosas de oscuridad” (versos 6-11).

          Diligentemente apliquémonos y vivamos por estas Escrituras, guardando la esperanza de la resurrección y de la vida eterna en la frente de nuestras mentes.

          Hermanos, todos comprendemos que estamos enfrentando tiempos difíciles. Pero sin importar nuestras circunstancias, Dios el Padre y Jesucristo están con nosotros y los ángeles están velándonos. Nuevamente, gracias por su amor y oraciones. Oramos por ustedes cada día—que el amor, la gracia y las bendiciones de Dios estén sobre ustedes y los suyos en toda manera. Les agradecemos por su apoyo continuo con sus diezmos y ofrendas, las cuales nos ayudan a alcanzar a hermanos y, cada vez más, a nueva gente quienes están buscando a Dios.

 

Con amor en Cristo Jesús,

 

Fred R. Coulter

 

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