Los Nicolaitas
por J.H. Allen
(Autor de El Cetro de Judá y el Derecho de Primogenitura de
José)
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
Nota: Todas las Escrituras han sido traducidas de The Holy Bible In Its
Original Order (La Santa Biblia en Su orden Original), segunda
edición.
Cuando
nuestro Señor Jesucristo caminó entre los hombres, Él enseñó a sus discípulos a
cuidarse de la levadura de los fariseos, a quienes denunció como hipócritas.
Junto con ellos clasificó a los principales sacerdotes y oficiales del templo,
incluyendo a los maestros ilustres, (escribas, o “profesores” Traducción de
Ferrar Fenton) en las sinagogas. Él declaró que habían corrompido tanto la
verdad de Dios, la cual se suponía que ellos debían de predicar, con las
doctrinas y ordenanzas de hombres, que la verdad, como fue dada originalmente,
ya no estaba con ellos. Lo que estos líderes ciegos y de ciegos estaban dando
como si fuera la verdad de Dios, realmente estaba haciendo a sus conversos
doblemente hijos del infierno que lo que eran antes de que aceptaran el cisma
de estos maestros corruptos.
Por
lo tanto, como una advertencia a quienes se estaban juntando con Él, el Señor
dijo que estos hombres carnales hacían largas oraciones por “presunción,” un “show
público” el cual tenía forma de humildad, pero era sólo con el propósito de ser
vistos por otros hombres. Lo que estos hombres realmente amaban era los
asientos más altos en las sinagogas; los cuartos más altos en las fiestas públicas;
los saludos que recibían en el mercado de parte de hombres realmente humildes y
sinceros, los cuales esperaban que los estimaran como superiores, y a los
cuales les llamaban Rabí, Rabí, mi maestro, mi maestro. Pero nuestro Señor nos
ordenó:
“Pero ustedes no deben ser llamados Rabí; porque uno es su
Maestro, el Cristo y todos ustedes son hermanos… Ni sea llamado Maestro; porque uno es su Maestro, el Cristo. Sino el mas
grande entre ustedes será su siervo.” (Mateo
23:8, 10-11).
Esto era un doble mandamiento con un doble propósito:
1) No dejar a hombres que son sus hermanos en Cristo, y que conforman la
asamblea de Dios, los llamen Maestro, porque Uno sólo es su Maestro. 2)
No dejar que sea poseído de tal espíritu carnal que quiera que hombres que
pertenecen al cuerpo de Cristo lo llamen “Maestro.”
Además,
añadido al deseo carnal de ser “superior” a los ojos del pueblo del Señor,
estos líderes fueron acusados de extorsión y de devorar los hogares de viudas,
y acusados de excesos. Jesús acusó de ser hipócritas a quienes aspiraban a ser
considerados como dignatarios de las congregaciones del Dios Altísimo. Estas
condiciones así descritas existen solamente en las asambleas sobre cuyos
portales éticos, delante del Dios de Santidad, se han escrito el nombre, “Ichabod”
¾ la gloria
del Señor ha partido.
La
palabra “exceso” como se usa arriba, significa el abuso carnal de cosas legítimas;
cosas legítimas y correctas llevadas a extremos. Porque es verdad que existe un
honor legal y aprobado por Dios dado a ciertos individuos selectos:
“Ahora les rogamos, hermanos, reconocer a aquellos que están
trabajando entre ustedes, y están supervisándolos, y están instruyéndolos en el
Señor, Y respétenlos grandemente en amor por amor de su trabajo. Estén en paz
entre ustedes mismos.” (I
Tesalonicenses 5:12-13).
“Los ancianos ordenados que están
guiando bien sean contados merecedores de doble honor, especialmente aquellos
que están trabajando en la Palabra y doctrina.” (I Timoteo
5:17).
¿Por
qué guiar y liderar, en vez de regir? Porque aquéllos que están sobre
nosotros en el Señor son pastores que deben guiar y dirigir, pero no dominar.
Regir es un gobierno arbitrario, y la Iglesia debe “sujetarse a Cristo”
solamente. “Uno es su maestro, el Cristo.” La siguiente instrucción divina
viene de uno de los ancianos inspirados y llenos del Espíritu:
“A los
ancianos que están entre ustedes los exhorto, incluso como un compañero
anciano, y un testigo ocular de los sufrimientos de Cristo, y un
participe de la gloria que esta a punto de ser revelada: Alimenten el rebaño de
Dios que esta entre ustedes, ejerciendo vigilancia… [No
Gobierno.] …no por
compulsión, sino voluntariamente; no en afición de ganancias deshonestas, sino con
una actitud anhelante; no como ejerciendo señorío sobre sus
posesiones, sino siendo ejemplos al rebaño de Dios.” (I Pedro
5:1-3).
Los
“guías ciegos” decían, pero no hacían. El anciano divinamente ungido dice y
hace, y por lo tanto es un ejemplo al rebaño, al cual la gente ama y tiene en
muy alta estima por causa de su trabajo, el cual en su corazón nunca deseará
ser señor sobre la herencia de su Maestro. Es esta aspiración de parte de
hombres de ser señores sobre la herencia de Dios lo que Dios aborrece. “La
doctrina de los Nicolaitas” es exactamente lo que la misma palabra Nicolaitas
declara.
Prueba:
1) En
el libro de la Revelación de Jesucristo, se especifican tanto “las acciones”
como “la doctrina” de aquellos en las dos “iglesias” (Apocalipsis 2:6, 15). El
Señor demanda arrepentimiento de parte de aquellos que sostienen y practican
estas cosas y Él amenaza con castigo drástico si ellos no le obedecen:
“¡Arrepiéntanse!
Porque si no se arrepienten, vendré a ustedes rápidamente, y haré
guerra contra ellos con la espada de Mi boca.” (Apocalipsis
2:16).
2) El
nombre, Nicolaitas, es una palabra compuesta de tres palabras griegas, la cual
por ser un sujeto, es transferida en lugar de ser traducida al español. Al ser
transferida, es sujeta a las leyes de construcción griega en lo que a la
elipsis, contracción y fonética respecta.
3) Las
palabras griegas usadas en su construcción son primero: “Nikos,” del cual
nosotros usamos el equivalente fonéticamente en español en lugar de las letras
griegas, y lo mismo haremos con las otras dos. Nikos es definido
como: “Una conquista; victoria; triunfo; el conquistado; y por implicación,
dominio sobre el derrotado.” Otro nombre transferido en el cual es usado este término
es “Nicopolis,” Niko – conquista; Polis – ciudad. O
bien, la ciudad de conquista, o ciudad de victoria. También “Andro” – “nicos;”
un hombre de conquista, o victoria.
El
segundo término usado en el nombre en consideración es “laos,” – pueblo, otro
de los cuales es Nicolás, el cual es transferido y compuesto de Nikos-laos
y significa uno que es “victorioso sobre el pueblo.” La letra “s” siendo, en
ambas palabras, la terminación nominativa del caso, la cual es retenida
solamente al final de la palabra para denotar el caso, mientras que la “a” corta y la “o” corta son
contraídas en la “a” larga. También otro uso transferido de “laos” es
encontrado en el nombre Lao(s) diceanos, compuesto con dike o dice como
el griego “k” el cual es equivalente a la “c” en español.
Por tanto, en el nombre Laodiceanos, tenemos laos – “pueblo” y dice
juicio, o venganza, por ejemplo el pueblo de mi juicio, o de mi venganza.
También
la palabra griega la(ic)os la cual significa lo mismo en español, de la
cual la-os es la raíz y la rama, mismas palabras que, con la “o” corta
contraída a la “i,” a cuya raíz y rama el artículo plural
definido ton es juntado para formar laiton – una frase
griega y que significa “Los Laicos”
La
tercera y última palabra que es parte de la construcción del nombre Nicolaítas
es ton, en la cual omega, la “o” larga, es contraída en
una “a” larga,
entonces haciendo la palabra “tan” la cual es el caso genitivo plural en
todos los géneros del artículo definido el. Por lo tanto,
tenemos sin la construcción legal griega, la palabra en español con guiones Nikos-laos-ton,
la cual en español es el nombre: Nicolaitas, el significado del cual, en su
lengua nativa y en su entorno eclesiástico, es que los obispos y prelados de la
Iglesia han ganado un triunfo o conquistado a los laiton –los laicos– hasta que
hayan sido obligados a someterse al dominio arbitrario de hombres quienes se
han vuelto eso que Dios aborrece: “Señores sobre la herencia de
Dios.”
La
evidencia de esto la encontramos en todos nuestros diccionarios comunes de
escuela, entre los cuales encontramos la siguiente definición del término
"jerarquía: el poder de dominio, gobierno por regidores eclesiásticos,"
a lo cual agregamos esto como evidencia:
"Si
alguno dijera que en la Iglesia católica no hay una jerarquía establecida por
ordenación divina, constituida por obispos, presbiterios y ministros, que sea
anatema, Concilio de Trento XXIII 6." (Diccionario Century).
En
otras palabras, si alguien tiene la temeridad de decir que no hay una jerarquía,
que no hay un grupo de seres humanos a quien se les ha dado el poder, de parte
de otros hombres para dominar como líderes eclesiásticos sobre los miembros,
quienes son declarados la herencia de Dios, ese hombre es maldito; es decir que
la muerte, el infierno y el diablo lo tomen. ¡Sin duda en lo que esta compañía
eclesiástica se gloria es su vergüenza!
Añadido
a esto, el diccionario Webster define la palabra “episcopal” como “el poder del
gobierno, perteneciente a, o investido en obispos o prelados. El gobierno de la
Iglesia por medio de obispos.” También “en la episcopacía, el orden de obispos
es superior al de otros clérigos, y tiene poder exclusivo para conferir órdenes.”
En esta definición se afirma que cierta porción de presbíteros (ancianos) eran
incluso “en tiempos apostólicos superior en autoridad a presbíteros ordinarios,”
y también menciona el hecho que la episcopacía reconoce un “rango episcopal” el
cuál es creado por la institución que se gobierna; todo lo cual afirma que
cualquier Iglesia que se rige por un gobierno episcopal está practicando la
misma iniquidad carnal de crear “superiores” en lo que debería ser una santa
hermandad, el uso de esta apelación hace “inferiores” a los “hermanos” mismos
que están en el clero. 1
La
aprobación de “ancianos ordinarios” demanda un “grupo” de ancianos que son súper
ordinarios, creando entonces “rangos” en la que de otro modo es una hermandad
divina, todo lo cual destruye el santo compañerismo, crea división y pleitos, y
fomenta la envidia. No es para menos que nuestro Señor odie tal cosa, y la
condene y demande que todos los que son culpables se arrepientan.
¿Pero
lo harán? Sí, algunos lo harán cuando venga la tribulación. Otros sin embargo,
se empeñarán en su necedad, vanamente imaginando que su “superioridad” los
llevará bien librados a través de aquel período del mayor conflicto que el
mundo haya o habrá conocido jamás. Estos deberán caer con el resto de las
huestes del anticristo.
Aún
así, una de las características más infortunadas de todo esto es que hay
aquellos en la Iglesia cristiana que no tienen la doctrina de los Nicolaitas,
pero que practican “sus hechos” de dominar a los miembros al oprimir a la
Iglesia de Jesucristo, la cual debería ser sólo sujeta a un Maestro Divino.
Muchas veces es verdad que estos han asumido este señorío porque han sido
tenidos en muy alta estima en amor por causa de su trabajo, pero se han inflado
vanamente en su mente carnal. Amados, “Cuídense de la levadura de los fariseos.”
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1 El Padre y Cristo son Dios, y por lo tanto
nuestros superiores, NOSOTROS SOMOS TODOS HERMANOS, ver Mateo 23:8-11, de
nuevo. También, cada santo es un “sacerdote” lleno del Espíritu de Dios, ver I
Pedro 2:9-10: “Pero ustedes son una estirpe escogida, un sacerdocio real, una nación
santa, un pueblo para una posesión de Dios, para que pudieran proclamar
Sus excelentes virtudes, Quien los sacó de oscuridad a Su luz maravillosa; quienes
una vez no eran un pueblo, pero ahora son el pueblo de
Dios…”