Restaurando
el Cristianismo original—¡para hoy!
Iglesia de
Dios Cristiana y Bíblica
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Fred R.
Coulter
Ministro
Junio 15, 2011
Queridos hermanos,
A pesar de todo el mal clima con muchos
tornados antes y después de la conferencia de ancianos, Dios protegió a Su
gente y especialmente al área alrededor de Cincinnati Airport Hilton Hotel en
Florence, Kentucky, donde tuvimos la conferencia. Únicamente 2 de los ancianos,
Lawrence Burchfield de Oklahoma y Wendell Yeary del sur de Illinois no pudieron
llegar a la conferencia debido al clima extremo.
Las bendiciones e inspiración
de Dios el Padre y Jesucristo fueron verdaderamente evidentes y la conferencia
de ancianos fue un gran éxito. Para todos los asistentes fue un tiempo especial
de rejuvenecimiento espiritual y compañerismo. Hermanos, todos los
ancianos, y aquellos hombres que guían desde muchas áreas y que asistieron, están
verdaderamente dedicados a amar y servir a los hermanos. En este envío, estamos
enviándoles algunos tópicos que cubrimos. (En subsecuentes CD’s, les proveeremos otros tópicos.)
Luego en el Sábado regular de
Mayo 28, Dios fue otra vez misericordioso y retuvo el clima severo para que
todos los hermanos pudieran asistir a los servicios del Sábado. Con más de 120
hermanos asistiendo, tuvimos servicios mañana y tarde con una comida en medio.
Más importante es, Dios verdaderamente nos bendijo con Su Espíritu de amor y compañerismo.
Fue como el rey David escribió en el Salmo 133:1, “He aquí, cuan bueno y cuan placentero es para los hermanos
vivir juntos en unidad.”
Esperamos que hayan tenido un
gran Pentecostés, como nosotros lo tuvimos aquí en el norte de California. Es
verdad que todos los años mientras guardamos los Días Santos, Dios nos otorga más
y más entendimiento de Su Plan. Que tremenda bendición es darse cuenta de que
estamos destinados a ser parte de los primeros frutos en la primera resurrección
a vida eterna, si somos fieles hasta el final. Pentecostés es ese día de
esperanza y promesa.
En el librillo que les
enviamos, Como contar a Pentecostés, esta absolutamente claro que el
primer día del conteo hacia Pentecostés es el día de la ofrenda de la gavilla
mecida, y ese fue el día que Cristo ascendió a Dios el Padre para ser aceptado
como el sacrificio perfecto por los pecados del mundo. Ese es el día que Jesús
fue aceptado como lo primero de la cosecha de los primeros frutos. En Levítico
23, la resurrección de Jesús fue simbolizada por la mecida de la primera
gavilla de los primeros frutos por el sacerdote delante del Señor en el día
después del Sábado, el primer día de la semana durante la Fiesta de Panes sin
Levadura. Este día comienza el conteo de
50 días a Pentecostés.
El último día del conteo, el día siguiente al séptimo Sábado, el día
cincuenta, termina la cosecha de los primeros frutos. Esta fiesta de Dios
siempre cae en el primer día de la semana, porque este es el día después de
siete semanas completas. Recuerde, Lunes es nunca el día siguiente después
del Sábado. No se permiten semanas parciales—lo
que significa que el día cincuenta nunca puede ser Lunes o en un día
fijo del mes, como hacen los judíos. Cada semana debe contener siete dias—dia uno hasta día siete por siete semanas completas para un total de 49
días. Luego, el día después del séptimo Sábado, el día cincuenta—un primer día de la semana—es el día de
Pentecostés. Este marca el fin de la cosecha de trigo y cebada. Pentecostés
representa la cosecha de la primera resurrección de los santos a vida eterna
(Santiago 1:18; Apocalipsis 14:14-16).
Jesús explica que la cosecha de
los primeros frutos era comparada al grano que era sembrado en la tierra. Él
también mostró los diversos problemas enfrentados por todos aquellos que son
llamados. Note: “Por tanto, oigan la parábola del
sembrador: Cuando
cualquiera oye la Palabra del reino y no la entiende, el maligno viene y
arrebata eso que fue sembrado en su corazón. Este es aquel que fue sembrado por el camino. Aquel que fue sembrado sobre el
lugar rocoso es el que oye la Palabra e inmediatamente la recibe con gozo; Pero porque no tiene raíz en
si mismo, no permanece, porque cuando la tribulación o la persecución surgen
por causa de la Palabra, es rápidamente ofendido. Y aquel que fue sembrado
entre espinos es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones de la vida y el
engaño de las riquezas asfixian la Palabra, y ésta llega a ser infructuosa. Pero
aquel que fue sembrado sobre buena tierra, este es el que oye la Palabra y
entiende, quien ciertamente da a luz fruto y produce—uno cien veces, otro sesenta veces y
otro treinta veces.” ” (Mateo 13:18-23).
En otra parábola acerca del sembrador de granos y la cosecha del
cultivo, Jesús se identifica a Sí mismo como el sembrador y el enemigo como
Satanás el diablo. La buena semilla son los hijos del reino y la cizaña son los
hijos del diablo: “Y después de despedir la multitud,
Jesús entró en la casa. Entonces Sus discípulos vinieron a Él, diciendo, “Explícanos la parábola de la cizaña del
campo.” Y Él respondió y les dijo, “Aquel que siembra la buena semilla es el
Hijo de hombre; y
el campo es el mundo; y la buena semilla, esos son los hijos del reino; pero la
cizaña son los hijos del maligno. El enemigo que la sembró es el diablo; y la
cosecha es el fin de la era, y los segadores son los ángeles. Por tanto, como la cizaña es
reunida y consumida en el fuego, así será en el fin de esta era. El Hijo de
hombre enviará Sus ángeles, y ellos recogerán de Su reino todos los pecadores y
aquellos que están practicando ilegalidad; y los echarán en un horno de fuego;
allá será el llanto y crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán
en adelante como el sol en el reino de su Padre. Aquel que tenga oídos para oír,
oiga.” (versos 36-43).
De estas parábolas, podemos entender porque
Pentecostés es una fiesta de cosecha, el día cincuenta, y representa la primera
resurrección—la cosecha de los santos. El apóstol Pablo deja esto claro: “Pero ahora Cristo ha sido levantado de los muertos; Él
ha llegado a ser el primer fruto de aquellos que han dormido. Porque ya que por
un hombre vino la muerte, por un hombre también vino la
resurrección de los muertos. Porque como en Adán todos mueren, así
también en Cristo todos serán hechos vivos. Pero cada uno en su propio orden: Cristo
el primer fruto; luego, aquellos que son de Cristo a Su venida.” (I Corintios 15:20-23). Jesucristo fue el primero en ser resucitado
de los muertos para vida eterna—el primer nacido de los muertos (Colonsenses
1:18; Apocalipsis 1:5). Desde la creación del mundo, nadie mas ha sido
resucitado a vida eterna, ni nadie mas será resucitado sino hasta que Cristo
regrese. Solo Jesucristo ha ido al cielo—nadie
mas, ni siquiera la virgen María.
En la misma forma que hay siete
semanas de la cosecha de trigo y cebada, la cosecha de la Iglesia yendo a través
del tiempo es simbolizada por las profecías de las Siete Iglesias en
Apocalipsis 2 y 3. Mientras el tiempo literal en años reales no puede ser
simbolizado por un conteo exacto de siete días proféticos para cada iglesia, no
obstante las siete Iglesias representan la cosecha de la Iglesia y es igual a
los 49 días en el conteo hacia Pentecostés.
La cosecha de Dios del día cincuenta: Pero hay una cosecha final de los primeros frutos
hecha por Dios, la cual es representada por el día cincuenta. La cosecha del día
cincuenta es la cosecha especial final de los primeros frutos de Jesucristo.
Esta es la cosecha de los 144,000 de los hijos de Israel—12,000 de cada tribu—y la gran e innumerable multitud de
Apocalipsis 7. Durante la tribulación, se arrepienten y son salvados de la gran
tribulación.
Jesús explicó esto en la parábola de los
obreros, aquellos que fueron los primeros llamados como los apóstoles y discípulos
durante el ministerio de Jesús, representan los que fueron contratados temprano
en la mañana y trabajaron todo el largo día—simbolizando
aquellos que fueron llamados comenzando con la era de los apóstoles. De otro
lado, aquellos trabajadores que fueron contratados en la hora once simbolizan
aquellos que son salvados de la Gran Tribulación, solo un año antes de la
primera resurrección. Pero ellos también reciben el mismo pago que aquellos que
fueron contratados temprano en la mañana.
En ambos casos, el pago recibido representa
el tesoro de la vida eterna. Jesús explica el significado de esta parábola: “El reino del cielo será comparado a un
hombre, un señor de una casa, quien salió temprano en la mañana a
contratar obreros para su viñedo. Y tras acordar con los obreros en una moneda
de plata por el pago del día, los envió a su viñedo. Y
cuando salió alrededor de la tercera hora, vio otros de pie ociosos en
el mercado; y les dijo, ‘Vayan
también al viñedo, y lo que sea correcto les daré.’ Y ellos fueron. Nuevamente, tras salir alrededor de la
hora sexta y la hora novena, él hizo de la misma manera. Y
alrededor de la onceava hora, salió y encontró otros de pie ociosos, y
les dijo, ‘¿Por qué han estado de pie aquí
ociosos todo el día?’
Ellos le dijeron, ‘Porque nadie nos ha contratado.’ Él les dijo, ‘Vayan
también a mi viñedo, y lo que sea correcto recibirán.’ Y cuando vino la noche, el señor del viñedo dijo a
su mayordomo, ‘Llama a los obreros y págales
su salario, comenzando del ultimo hacia el primero.’ Y cuando aquellos que fueron
contratados alrededor de la onceava hora vinieron, cada uno recibió
una moneda de plata. Pero cuando los primeros vinieron, pensaron que recibirían
más; pero cada uno de ellos también recibió una moneda de plata. Y después de recibirla, se quejaron
contra el maestro de la casa, diciendo, ‘Estos que vinieron de ultimas han trabajado una hora,
y tú los has hecho iguales a nosotros, quienes hemos llevado la carga y el
calor del día.’ Pero él respondió y les
dijo, ‘Amigo, no te estoy haciendo mal. ¿No
acordaste conmigo en una moneda de plata por el día? Toma lo que
es tuyo y vete, porque también deseo dar a los últimos exactamente como te di
a ti. ¿Y no es legal para mí hacer lo que deseo con eso que es mío? ¿Es
tu ojo malo porque yo soy bueno?’ Entonces
el último será primero, y el primero será ultimo; porque muchos son
llamados, pero pocos son escogidos.” ” (Mateo. 20:1-16).
La cosecha de Dios del día cincuenta será la cosecha especial de los
144,000 de los hijos de Israel y la gran e innumerable multitud. Este será un
evento tremendo y probablemente ocurrirá en Pentecostés un año antes de la
primera resurrección—de Pentecostés a Pentecostés. Estos son los obreros contratados en la hora once. Dios
intervendrá directamente para salvarlos justo después que el sexto sello es
abierto y ocurren las señales celestial temerosas e impresionantes: “Y cuando abrió el sexto sello, miré, y he aquí, hubo un
gran terremoto; y el sol se volvió negro como el pelo de cilicio,
y la luna se volvió como sangre; y las estrellas del cielo cayeron a la tierra,
como una higuera echa sus últimos higos cuando es sacudida por un viento
poderoso. Entonces el cielo se apartó como un rollo de papel que está
siendo enrollado, y toda montaña e isla fue sacada de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los
grandes hombres, y los hombres ricos, y los capitanes jefes, y los hombres
poderosos, y todo siervo, y todo hombre libre se escondió a sí mismo en
las cuevas y en las rocas de las montañas; y decían a las montañas y a las rocas, “Caigan sobre nosotros, y escóndanos del
rostro de Quien se sienta en el trono, y de la ira del Cordero porque el
gran día de Su ira ha venido, y ¿Quien tiene el poder de estar de pie?” ” (Rev. 6:12-17.)
La señal del Hijo de hombre aparece en el
cielo cuando los cielos son enrollados como un rollo. Este evento espectacular
tiene lugar dos años después de la tribulación contra las doce tribus de
Israel. Primero, cuando aparezca será como un gran explosión de luz iluminando
los cielos y la tierra—¡una señal asombrosa! Esto llegará a ser
como otro sol. Por la rotación de la tierra, esta parecerá brillar como la hace
el sol desde el este hacia el oeste: “Porque
como la luz del día, la cual sale del oriente y resplandece tan lejos como el
occidente, así será la venida del Hijo de hombre.” (Mateo 24:27).
Todo el mundo pensará que esta siendo
invadido desde afuera del espacio—lo cual será verdad, porque Jesucristo
estará viniendo como el Rey conquistador. Jesús
mismo describió estos días venideros. “Pero
inmediatamente después de la tribulación de aquellos días [contra
Israel], el sol será
oscurecido, y la luna no dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los
poderes de los cielos serán sacudidos. Y luego aparecerá la señal del Hijo
de hombre en el cielo; y entonces todas las tribus de la tierra lamentarán, y
verán al Hijo de hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran
gloria.” (versos 29-30). La
gente en la tierra pensará que Él es el enemigo y comenzará a formar sus ejércitos
para luchar contra Él.
Sin embargo, justo después que la señal del
Hijo de hombre aparece en los cielos, una cosa sorprendente ocurre. Jesucristo
interviene directamente y envía un ángel poderoso para salvar a los 144,000 de
los hijos de Israel y la gran e innumerable multitud y los sella en sus frentes
con el Espíritu Santo de Dios. Para ayudarle a este poderoso ángel, Dios envía
otros cuatro ángeles para retener los cuatro vientos hasta que ellos son
sellados en sus frentes por el primer ángel. Note lo que Juan escribió: “Y después de estas cosas vi cuatro ángeles de pie en las
cuatro esquinas de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra, para
que el viento no pudiera soplar en la tierra, o en el mar, o en cualquier árbol.
Entonces vi otro ángel ascendiendo desde el levantamiento del sol,
teniendo el sello del Dios vivo; y gritó con una fuerte voz a los cuatro
ángeles, a quienes les fue dado dañar la tierra y el mar, diciendo, “No dañen la tierra, o el mar, o los árboles
hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en sus frentes.” Y escuché el número de aquellos que fueron
sellados: ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de cada tribu de los
hijos de Israel. (Apocalipsis
7:1-4)
Verso 9: “Después de
estas cosas miré, y he aquí, una gran multitud, la cual nadie era capaz de
contar, de cada nación y tribu y pueblos e idiomas, estaban de pie delante del
trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas y sosteniendo
palmas en sus manos; y gritaban con fuerte voz a Quien se sienta en el trono y
al Cordero, diciendo, “La
salvación de nuestro Dios ha venido.” Entonces todos los ángeles se pararon alrededor del trono, y
los ancianos y las cuatro criaturas vivas, y cayeron sobre sus rostros delante
del trono y adoraron a Dios, diciendo, “Amen. Bendición, y gloria, y sabiduría, y agradecimiento, y
honor, y poder y fortaleza sean a nuestro Dios en los siglos de la
eternidad. Amen.” Y uno de los ancianos respondió y me
dijo, “Estos que están vestidos con túnicas
blancas, ¿Quiénes son, y de dónde vinieron?” Entonces le dije, “Señor,
usted sabe.” Y me dijo, “Ellos son aquellos que han salido de la
gran tribulación; y han lavado sus túnicas, y han hecho blancas sus túnicas en
la sangre del Cordero.” (Apocalipsis.
7:9-14).
Luego, las siete plagas de la trompeta comienzan a ser derramadas sobre
la tierra. La primera plaga de la trompeta comienza probablemente en la Fiesta
de Trompetas el año antes que Cristo y los santos resucitados regresen a la
tierra en la siguiente Fiesta de Trompetas. Las primeras cuatro plagas de la
trompeta son derramadas rápidamente. Cuando la quinta plaga de la trompeta es
derramada, esta dura 5 meses. Luego la sexta plaga de la trompeta es desatada
(Apocalipsis 8 y 9). Algún tiempo después que suene la sexta trompeta los dos
testigos terminarán su obra (Apocalipsis 11). Luego tres días y medio antes
del siguiente Pentecostés, cuando suene la séptima trompeta—la última trompeta, la trompeta para la primera resurrección—los dos testigos serán asesinados y sus cuerpos muertos estarán tirados
en las calles de Jerusalén durante aquellos tres días y medio.
Dado que ellos son los últimos martirizados por Cristo, serán los
primeros en ser resucitados—literalmente “los
primeros serán últimos y los últimos serán primeros.”
Encontramos este registro en Apocalipsis 11: “Y cuando hayan completado [los dos testigos] su testimonio, la bestia
que asciende del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá, y los matará. Y sus cuerpos estarán echados
en la calle de la gran ciudad, la cual espiritualmente es llamada Sodoma y
Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. Entonces aquellos de los
pueblos y tribus e idiomas y naciones verán sus cuerpos tres días y medio,
porque no permitirán que sus cuerpos sean puestos en tumbas. Y aquellos que
viven en la tierra se alegrarán sobre ellos, y harán fiesta, y se enviarán
regalos el uno al otro, porque estos dos profetas habían atormentado a aquellos
que viven en la tierra.” Entonces
después de los tres días y medio, el espíritu de vida de Dios entró en ellos
y se pararon sobre sus pies; y gran temor cayó sobre aquellos que estaban mirándolos.
Y ellos escucharon una gran voz desde el cielo, decir, “¡Vengan acá arriba!”
Y ascendieron al
cielo en una nube; y sus enemigos los vieron subir. Y en esa hora hubo un gran
terremoto, y la décima parte de la ciudad cayó; y siete mil hombres fueron
muertos en el terremoto. Y el resto fue lleno de temor, y dieron gloria al Dios
del cielo. El segundo Ay pasó. He aquí, el tercer Ay viene inmediatamente.” (Apocalipsis 11:7-14).
Mientras los dos testigos están
subiendo al cielo, suena la séptima trompeta y la primera resurrección empieza
a tener lugar, la cual ocurre en Pentecostés un año después que los 144,000 y
la gran e innumerable multitud son sellados: “Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta [la ultima trompeta]; y hubo grandes voces en el cielo
diciendo, “Los reinos de este mundo han
llegado a ser los reinos de nuestro Señor y Su Cristo, y Él reinará en
los siglos de eternidad.” Y los
veinticuatro ancianos, quienes se sientan delante de Dios sobre sus tronos,
cayeron sobre sus caras y adoraron a Dios, diciendo, “Te damos gracias, Oh Señor Dios Todopoderoso, Quien es, y
Quien era, y Quien está por venir; porque has tomado para Ti mismo
Tu gran poder, y has reinado. Porque las naciones estaban furiosas, y Tu ira ha
venido, y el tiempo de los muertos para ser juzgados, y dar la recompensa a Tus
siervos los profetas, y a los santos, y a todos aquellos que temen Tu
nombre, los pequeños y los grandes; y para destruir a aquellos que
destruyen la tierra.”
Y el templo de Dios en
el cielo fue abierto, y el arca de Su pacto fue vista en Su templo; y
hubo rayos, y voces, y truenos, y un terremoto y gran granizo.” (Apocalipsis
11:15-19).
Apocalipsis 14 muestra también la primera resurrección, la cosecha de
los primeros frutos: “Y miré, y he aquí, una nube blanca,
y uno como el Hijo de hombre sentado sobre la nube, teniendo una
corona de oro en Su cabeza; y en Su mano estaba una hoz afilada. Y otro ángel
salió del templo, gritando con gran voz a Quien estaba sentado sobre la nube, “Empuja Tu hoz y cosecha, porque el tiempo
ha venido para que coseches; porque la cosecha de la tierra está madura [la primera resurrección, la cosecha de los
primeros frutos].” Y Quien estaba sentado sobre la nube empujó Su hoz sobre la
tierra, y la tierra fue cosechada.” (Apocalipsis 14:14-16).
El apóstol Pablo escribió que la primera resurrección ocurrirá a la última
trompeta, la cual es la séptima trompeta. Recuerden, fue en el Día de
Pentecostés cuando Dios descendió sobre el Monte Sinaí y habló los Diez
Mandamientos a los Hijos de Israel. En aquel día la trompeta—singular—sonó duro y largo (Éxodo 20:18). Desde ese
tiempo en adelante, la trompeta siempre fue sonada en la Fiesta de Pentecostés
en el tabernáculo y luego en el templo. La séptima trompeta de Apocalipsis 11
es la última trompeta tocada y esto indudablemente ocurrirá en Pentecostés. Ahí
es cuando la primera resurrección tiene lugar—no
en la Fiesta de Trompetas. La resurrección no ocurre al final de un memorial de
muchas trompetas tocadas durante todo el día en la Fiesta de Trompetas. Más
bien, esta es solo una trompeta, la séptima, o LA ÚLTIMA TROMPETA que
toca el ángel, no muchos ángeles tocando muchas trompetas. Note: “He aquí, les muestro un misterio: no todos
dormiremos, sino que todos seremos cambiados, en un instante, en el parpadeo
de un ojo, a la última trompeta; porque la trompeta sonará, y los
muertos serán levantados incorruptibles, y nosotros seremos cambiados. Porque esto corruptible debe vestirse de incorruptibilidad,
y esto mortal debe vestirse de inmortalidad. Entonces cuando esto
corruptible se haya vestido de incorruptibilidad, y esto mortal se haya
vestido de inmortalidad, entonces sucederá el dicho que esta escrito: “La muerte es tragada en victoria.” ” (I Corintios
15:51-54).
Cuando suena la séptima trompeta, la primera resurrección de los santos
tendrá lugar y Jesús enviará sus ángeles a reunir a Sus elegidos quienes han
sido resucitados de la muerte. “Y Él enviará a Sus ángeles con el
gran sonido de una trompeta, y ellos reunirán a Sus elegidos desde los cuatro
vientos, desde un fin del cielo hasta el otro.” (Mateo 24:27-31).
¿Porque son los de la primera resurrección
tomados en el aire por los ángeles? ¿Donde serán tomados? Cuando el apóstol Pablo escribió
a los Tesalonicenses acerca de la primera resurrección, parcialmente respondió
esas preguntas. “Pero no deseo que sean ignorantes,
hermanos, concerniente a aquellos que han dormido, para que no estén
afligidos, incluso como otros, que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó otra vez, exactamente en la
misma forma también, aquellos que han dormido en Jesús Dios traerá con Él. Porque esto
les decimos por la Palabra del Señor, que quienes estemos vivos y
permanezcamos hasta la venida del Señor en ninguna manera precederemos a
aquellos que han dormido. Porque el Señor mismo descenderá del cielo con un
grito de mando, con la voz de un arcángel y con la trompeta de
Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero; luego nosotros quienes
estamos vivos y permanecemos seremos atrapados junto con ellos EN LAS
NUBES PARA LA REUNIÓN CON EL SEÑOR EN EL AIRE; y así siempre
estaremos con el Señor. Por tanto, anímense unos a otros con estas
palabras.” (I Tesalonicenses 4:13-17).
Ahora, ¿donde tendrá lugar la reunión en el aire? ¿Porque es necesaria? ¿Que
pasará en esa gran reunión? Después
de un año de brillar en el espacio y de parecer un segundo sol, la gran luz—la señal del Hijo de hombre en los cielos marcando Su regreso—se dirigirá a la tierra de repente. Esto es cuando toda la gente de la
tierra verá a Jesucristo viniendo en las nubes del cielo en gran poder y
gloria! En ese momento, en vez de estrellarse con la tierra, como un asteroide,
se establecerá en las nubes. Entonces de repente te convertirá en un gran Mar
de Vidrio en las nubes sobre Jerusalén.
En el libro de Hebreos, Pablo muestra que
cuando oramos venimos al Monte Sión en el cielo: “Sino han venido al Monte Sión, y a la ciudad del Dios vivo, la
Jerusalén celestial; y a una innumerable compañía de ángeles; a la reunión festiva gozosa; y a la
iglesia de los primogénitos, registrada en el libro de vida en el
cielo; y a Dios, el Juez de todos; y a los espíritus de los
justos que han sido perfeccionados; y a Jesús, el Mediador del Nuevo Pacto; y a la
aspersión de la sangre de ratificación, proclamando cosas
superiores que esas de Abel.” (Hebreos 12:22-24).
Habrá una “reunión festiva gozosa” de los santos resucitados, quienes serán llevados por los ángeles al
aire para reunirse con Cristo. Esta reunión gozosa solo puede ser representada
por Pentecostés, la cosecha completa de los primeros frutos, la primera
resurrección. De otro lado, la Fiesta de Trompetas no es una Fiesta de gozo,
sino una Fiesta de guerra. Pero, ¿donde
se reunirán los resucitados con Cristo? ¿Los ángeles llevan a los santos
resucitados al aire, a reunirse con Cristo y regresan inmediatamente a la
tierra? Si la primera resurrección fuera en la Fiesta de Trompetas, eso es lo
que tendría que pasar. Sin embargo, como
veremos, ese no es el caso.
Pablo escribió que nos reuniremos con
Cristo en el aire. ¿Como puede ser esto? ¿Donde
será? Como veremos, los ángeles
nos cargarán hacia el Mar de Vidrio, donde estará Cristo. El apóstol Juan
vio esta visión y la registró en Apocalipsis 15: “Luego vi otra señal en el cielo, grande y sorprendente:
siete ángeles teniendo las últimas siete plagas, porque en ellas la ira de Dios
es colmada. Y vi un mar de vidrio mezclado con fuego, y aquellos que habían obtenido
la victoria sobre la bestia, y sobre su imagen, y sobre su marca, y
sobre el número de su nombre, de pie sobre el mar de vidrio, teniendo las
liras de Dios. Y estaban cantando la canción de Moisés [simbolizando aquellos en la primera
resurrección desde los tiempos del Antiguo Testamento],
el siervo de Dios, y la canción del Cordero, diciendo, “Grandes y asombrosas son Tus obras,
Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son Tus caminos, Rey de los
santos. ¿Quién no Te temerá, Oh Señor, y glorificará Tu nombre? Porque solo Tu
eres santo; y todas las naciones vendrán y adorarán delante de Ti,
porque Tus juicios han sido revelados.” ” (Apocalipsis 15:1-4).
En este punto, la primera resurrección es
terminada y todos los santos estarán en el aire con Cristo en el Mar de Vidrio
el cual esta en las nubes sobre Jerusalén. Seremos entonces la “Gran Congregación de Dios.”
Mientras estamos en el Mar de Vidrio muchas cosas pasarán antes que regresemos
con Cristo a la tierra en la siguiente Fiesta de Trompetas para luchar contra
los ejércitos del mundo y para empezar a gobernar y reinar con Él por mil años:
1) Nos reuniremos con Cristo en persona y con
todos los hermanos resucitados
2) Él nos proclamará al Padre
3) Todos recibiremos nuestras recompensas y nombres
4) El matrimonio del Cordero y la cena de la boda tendrá
lugar
5) Las siete ultimas plagas serán derramadas
6) Recibiremos nuestras asignaciones
7) Seremos organizados en el ejercito de
Cristo
8) Luego regresaremos con Jesucristo a la
tierra en la Fiesta de Trompetas después de la resurrección.
Hay otras Escrituras que dicen la historia
completa. Sin embargo, no hay suficiente espacio en esta carta para incluir
todas las referencias. Como muestran las Escrituras, esto es lo que debemos
tener presente y porque el día de Pentecostés es una fiesta tremenda. Esta es
la reunión festiva gozosa de todos los santos, quienes son resucitados en la
primera resurrección.
Mantengamos nuestras mentes en las cosas
espirituales: Mientras vemos el mundo y vemos la forma
en que esta, necesitamos mantener nuestras mentes en las cosas espirituales.
Deberíamos ser cuidadosos de lo que esta pasando en el mundo, sin embargo, al
mismo tiempo necesitamos mantener nuestro enfoque en las cosas espirituales de
Dios y la esperanza de la primera resurrección, en vez de las cosas físicas. El
apóstol Pablo nos muestra como hacer esto: “Por tanto…dejemos a un lado todo peso, y
el pecado que tan fácilmente nos atrapa; y corramos la carrera
puesta delante nuestro con resistencia, teniendo nuestras mentes fijas en Jesús, el
Iniciador y Terminador de nuestra fe; Quien por el gozo que tenia
delante de Él resistió la cruz, aunque despreció la vergüenza,
y Se ha sentado a la mano derecha del trono de Dios. Ahora
mediten profundamente en Quien resistió tan gran hostilidad de pecadores contra
Si mismo para que no lleguen a estar cansados y desmayen en sus mentes. Ustedes
aun no han resistido al punto de perder
sangre en su lucha contra el pecado.” (Hebreos
12:1-4).
No solo el apóstol Pablo nos amonesta para poner a un lado todo peso y
pecado, sino debemos también seguir su ejemplo. Como él hizo, necesitamos
considerar que comparado con la vida eterna, todas las cosas físicas en el
mundo son nada mas que una montaña de estiércol. Todas las cosas físicas pueden
parecer agradables o buenas, pero mueren con el uso. Mas aun, Jesús prometió
que si buscamos el Reino de Dios primero, Él nos proveerá (Mateo 6:25-34).
Cuando Pablo escribió a los Filipenses, él
quería inspirarlos a luchar siempre por la verdadera justicia de Jesucristo y
el poder de la resurrección: “Pero entonces verdaderamente,
cuento todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de
Cristo Jesús mi Señor; por Quien he sufrido la pérdida de todas las cosas, y
las cuento como estiércol; para poder ganar a Cristo y poder ser encontrado en Él, no teniendo mi propia justicia,
la cual es derivada de ley, sino esa justicia la cual es
por la fe de Cristo—la
justicia de Dios que esta basada en fe; para poder conocerlo, y conocer
el poder de Su resurrección, y el compañerismo de Sus sufrimientos, siendo conformado a
Su muerte; si por cualquier medio puedo alcanzar hasta la resurrección de
los muertos; No como si lo hubiera ya recibido, o si ya
hubiera sido perfeccionado; sino estoy luchando, para poder también agarrarme
de eso por lo cual también fui agarrado por Cristo Jesús. Hermanos, no me
cuento a mi mismo como habiéndolo alcanzado; pero esta única cosa hago—olvidando las cosas que están atrás, y
extendiéndome a las cosas que están adelante, yo
presiono hacia la meta por el premio del alto llamado de Dios en Cristo
Jesús.” (Filipenses 3:8-14).
Esta es la actitud y dedicación que
Jesucristo quiere que tengamos, sin importar la cosa o las cosas que tengan
lugar en el mundo; o las circunstancias, estaremos venciendo y presionando
hacia la meta—la primera resurrección y la vida eterna.
Pablo muestra que si tenemos esta actitud y estructura de mente estamos siendo
perfeccionados en amor, gracia y conocimiento. Note: “Así entonces, tantos como sean perfectos sean de esta mente.
Y si en cualquier cosa ustedes son de otra mentalidad, Dios les revelará
incluso esto. No obstante, considerando eso que hemos alcanzado,
caminemos en la misma regla, seamos de la misma mente. Hermanos, sean
imitadores de mí, y tengan en mente a aquellos que caminan en este
camino, ya que nos tienen por ejemplo.” (versos
15-17). Que tremenda bendición
es saber que si somos de otra mente, incluso Dios nos lo revelará para que
podamos arrepentirnos y vencer. Recuerden, Dios el Padre y Jesucristo nos
aman y están por nosotros. Por tanto, nadie ni nada puede estar contra nosotros—ni siquiera todas las acusaciones de Satanás el
diablo.
Sin embargo, así como fue en los días de
Pablo, lo es hoy. Hubo aquellos quienes abandonaron las cosas espirituales y se
volvieron a las cosas físicas—contándolas como más importantes que la
vida eterna. Ellos llegaron a estar cansados y se permitieron abandonar a Dios
y la vida eterna. Incluso algunos han ido contra Cristo siguiendo falsas
doctrinas y falsos maestros, mientras otros se han marchado de regreso al mundo
a servirse a si mismos y a Satanás: “(Porque
muchos caminan contrariamente; a menudo les he dicho de ellos, y les
digo ahora con llanto, ellos son enemigos de la cruz de Cristo.
Cuyo fin es destrucción, cuyo dios es su barriga, y cuya gloria esta
en su vergüenza; porque se preocupan de cosas terrenales.)” (versos 18-19.)
Cuando consideramos todas las pruebas,
problemas y tribulaciones que el apóstol Pablo sufrió, sabemos que él es un
ejemplo excelente para que lo sigamos. Él siempre miró a Jesucristo. Siempre
guardó la meta de la resurrección en el primer plano de su mente. Aquí esta la
exhortación para nosotros: “Pero para nosotros, la mancomunidad
de Dios existe en los cielos, desde donde también estamos
esperando al Salvador, el Señor Jesucristo; Quien transformará
nuestros viles cuerpos, para que puedan ser conformados a Su glorioso cuerpo,
de acuerdo al trabajo interno de Su propio poder, por el cual Él es capaz
de someter todas las cosas a Si mismo.” (versos
20-21).
No solo debemos seguir el ejemplo del apóstol Pablo, sino mas
importantemente debemos ser seguidores de Dios: “Por tanto, sean imitadores de Dios, como hijos amados; Y caminen en amor, incluso como
Cristo también nos amó, y Se dio a Si mismo por nosotros como una
ofrenda y un sacrificio de aroma perfumado a Dios.” (Efesios
5:1-2). Así es como podemos evitar ser participes de los pecados del mundo—Babilonia la Grande (Apocalipsis 18:4).
Si continuamos en el camino de vida de
Dios, estaremos caminando en amor y obediencia—teniendo
la fe de Jesucristo y guardando los mandamientos de Dios (Apocalipsis 14:12).
Debemos entonces imitar a Dios. Además, estaremos construyendo carácter piadoso
y creciendo en perfección (Mateo 5:48). Mas aun, cuando estamos haciendo las
cosas que le agradan a Dios, entonces debemos vivir justamente y automáticamente
evitamos pecar. No obstante, Pablo advierte: “Pero fornicación y toda impureza o codicia, no permitan incluso que
sea nombrada entre ustedes, como es apropiado para santos; ni inmundicia,
ni tonto hablar o bromear, los cuales no están favoreciendo; sino en vez de
esto, den gracias. Porque esto ustedes saben, que ni fornicario, o persona
impura, o codicioso, que es un idolatra, tienen ninguna herencia en el reino de
Cristo y de Dios.” (versos 3-5).
Adicionalmente, cuando estamos viviendo
activamente el camino de Dios día a día, estamos armados espiritualmente, para
que no seamos guiados por el mal camino. Hoy, somos confrontados con muchos
predicadores y maestros, quienes tienen una multitud de doctrinas falsas y
profecías falsas. Mas aun, ellos pueden sonar muy convincentes y sus palabras
parecer correctas. No
obstante, el resultado final no es justicia ni amor de Dios. Mas bien, el
resultado final es confusión, engaño y auto justicia. Pablo continuó su
advertencia, la cual aplica totalmente a nosotros hoy: “No dejen que nadie los engañe con vanas palabras; porque por causa
de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Por tanto, no sean coparticipes con ellos. Porque ustedes fueron una vez
oscuridad; pero ahora son luz en el Señor. Caminen como hijos de
luz, (Porque el fruto del Espíritu esta en toda bondad y justicia y
verdad;) Probando lo que es bien agradable al Señor; y no tenemos
compañerismo con las obras infructuosas de oscuridad” (Efesios 5:6-11). Apliquemoslas nosotros mismos y vivamos por estas
Escrituras, guardando la esperanza de la resurrección y vida eterna en el
primer plano de nuestras mentes.
Hermanos, en este mundo todos nos damos cuenta
que estamos enfrentando tiempos muy difíciles y molestos, pero sin importar
nuestras circunstancias, Dios el Padre y Jesucristo están con nosotros y los ángeles
ven por nosotros. Nuevamente,
muchas gracias por su amor y oraciones por nosotros. Oramos por ustedes cada día,
que el amor, la gracia y bendición de Dios estén sobre ustedes y los suyos en
todo. Agradecemos su continuo apoyo con sus diezmos y ofrendas los cuales nos
ayudan a alcanzar hermanos y ahora, muchas nuevas personas que están buscando a
Dios.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter