Epístola de
Primera de Pedro XII
Fred R. Coulter—8
de mayo, 1993
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Lo que vamos a hacer es terminar 1 Pedro 3:22, para
después empezar el capítulo cuatro—que habla acerca del sufrimiento y las
dificultades de vencer en este mundo. Aquí está hablando acerca de Jesucristo,
y de que todo lo que hacemos está basado en Su resurrección. Es por eso que:
·
tenemos esperanza
·
tenemos amor
·
tenemos fe
·
tenemos la salvación
Eso es de lo que Pedro está hablando aquí: De cómo
Cristo está a la diestra de Dios. Y si Cristo está a la diestra de Dios, entonces
no tenemos por qué refrenarnos con miedo; no tenemos por qué andar con temor
preguntándonos si vamos a ser salvos, porque Cristo nos va a salvar— sin lugar
a dudas.
1 Pedro 3:22: “Quien
ha ido al cielo, y está a la mano derecha de Dios, ángeles y
autoridades y poderes, habiendo sido puestos en sujeción a Él.” No hay una sola
cosa—ni una sola—que Cristo no pueda vencer. No hay por qué preocuparnos
en cuanto a poder tener a Cristo con nosotros, a pesar de que nuestros
sufrimientos puedan muy prolongados y difíciles.
Vayamos a Colosenses capitulo dos, y veamos por qué
Cristo fue puesto sobre todos los principados. Esto es algo importante que debemos
entender. Usted no debe preocuparse por aquellos que están en el mundo, y
tampoco debe preocuparse por Satanás y sus demonios. Lo que sí es absolutamente
cierto, es que tenemos que estar firmes con toda la armadura de Dios.
Vamos a ver qué fue exactamente lo que venció todo eso, porque la crucifixión y
la muerte de Cristo vencieron mucho más que solamente el pecado. Cristo mostró
que como Dios en la carne: Él podía vencer a Satanás el diablo, Él podía a los
principados; Él podía vencer a los poderes; Él podía vencer a los gobernantes y
a la oscuridad de este mundo. Es muy importante que entendamos esto.
Dios es Dios, el cual Cristo fue antes
de convertirse en humano. Él podía vencerlos a todos con muy poca dificultad
porque Dios es todopoderoso, ¿Cierto? Entonces, si Él hubiera venido y tomado
la forma de un ángel—lo cual en Hebreos 2 dice que no fue así, sino que fue
hecho un poco menor que los ángeles—Aun así, Él probablemente habría podido
vencer a todas las huestes espirituales, a todos los seres espirituales, y todo
lo demás que ha hecho Satanás el diablo. Sin embargo, Dios lo hizo con una
desventaja. Aquellos de ustedes que juegan golf, entienden lo que es una
desventaja. Cuando usted recibe una ventaja (que es lo opuesto), su oponente
tiende a decir: ‘Como yo soy mucho mejor que tú, te voy a dar una ventaja de
diez tiros.’ Eso sería algo grandioso para la mayoría. Así que lo que Dios hizo,
fue ponerse a Sí mismo en una desventaja (por así decirlo). Él se convirtió en
un ser humano; tomó sobre Sí mismo la ‘ley del pecado y muerte’; y estando
lleno del Espíritu Santo fue capaz de vencerlo todo. Por lo tanto, Él venció a Satanás
el diablo en una posición que podría decirse inferior—siendo Satanás un ser
espiritual. Cristo en la carne siendo el Hijo de Dios, estuvo en una posición
inferior en cuanto al poder de Su ser. Sí, Él tuvo todo el poder de Dios el
Padre.
Colosenses 2:15 habla sobre cómo venció Él cada una de estas
cosas. Después dice, ‘clavándolos a Su cruz’—esto es, las consecuencias del
pecado: “Tras despojar los
principados y los poderes… [Él les quitó el poder del pecado. Es por eso que somos
libres del pecado, y no tenemos por qué rendirnos a él. Nosotros por el
contrario, tenemos que vencer el pecado]…Él hizo un espectáculo público de
ellos… [En otras palabras, Satanás pensó que la muerte de Cristo fue su victoria.
Pero cuando Cristo murió y fue resucitado, ¡Esa fue la victoria de Dios!]…y
ha triunfado sobre ellos en eso [en la crucifixión].” Después continúa con el
resto de lo que está diciendo aquí.
Colosenses 1:16—es una reiteración de lo que acabamos
de leer: “Porque por Él fueron creadas todas las cosas, las cosas en el
cielo y las cosas sobre la tierra, lo visible y lo invisible, ya sean
ellos tronos, o señoríos, o principados, o poderes; todas las cosas fueron
creadas por Él y para Él. Y Él es antes de todo, y por Él todas las
cosas subsisten. Y Él es la cabeza del cuerpo, la iglesia; Quien es el
principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todas las
cosas Él mismo pudiera tener la preminencia” (versos 16-18). ¿Por qué? ¡Porque
Cristo se humilló a Sí mismo para soportar el sufrimiento en la cruz!
Por lo tanto, en esa humildad—y al ser capaz de
mantenerse completamente fiel a Dios el Padre y nunca pecar—Él conquistó todos
los principados, todos los poderes, y fue levantado para sentarse
a la diestra de Dios. Cada vez que nosotros vamos ante Jesucristo, hay un tremendo
poder ahí para nosotros. Eso es lo que Pedro está tratando de decirnos: que
todo fue puesto en sujeción a Él.
Veamos un poco más acerca de esto en el libro de los
Hechos. Veamos cómo Pedro, Pablo, y los apóstoles, predicaban a Cristo a la
diestra de Dios—lo cual simboliza el tener y utilizar el poder de Dios
mismo.
Hechos 2:25: “Pues David habla respecto a Él ‘Yo veía al Señor continuamente
delante de Mí; porque Él está a mi mano derecha, para que yo pueda no ser
movido.” En este caso en particular,
David está diciendo que Dios estaba ahí para estar con Él [Cristo] a su diestra.
Entonces, la razón por la cual Pedro está diciendo esto es: Para que nosotros
sepamos que Cristo está por nosotros, y que Él sí puede estar a nuestra diestra
como dijo David.
Verso 33: “Por tanto, habiendo sido exaltado por la
mano derecha de Dios, y habiendo recibido la promesa del Espíritu Santo del
Padre, Él ha derramado esto que ahora están viendo y oyendo.” Lo cual tiene que
ver con la Fiesta de Pentecostés.
Vayamos a Hechos 5:29 para que tengamos todo el
contexto de esto: “Pero Pedro y los apóstoles respondieron y dijeron… [Esto
fue, mientras ellos predicaban en el nombre de Jesús, siendo que los sacerdotes,
los escribas, y todas las autoridades de Jerusalén y del templo les habían
ordenado que no lo hicieran]…‘Estamos obligados a obedecer a Dios antes que a
hombres.”
Por eso Pedro nos dice nuevamente que tenemos una
apelación a Dios, a través de Cristo, para una buena consciencia; porque Cristo
está a la diestra de Dios. Pedro es consistente en todo lo que él enseña y
predica aquí.
Verso 30: “El Dios de nuestros padres levantó a Jesús
a Quien ustedes mataron colgándolo sobre un árbol. A Él Dios ha exaltado por Su
mano derecha para ser un Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento y
remisión de pecados a Israel” (versos 30-31). Esto nos muestra cómo toda la
operación y resumen de Dios, está trabajando en nuestras vidas por medio del
arrepentimiento, del perdón, del amor de Dios, de la gracia de Dios y demás.
Hebreos es un libro muy interesante y poderoso por la
manera en que fue escrito, la manera en que es presentado, la manera en que
expone ante nosotros la diferencia entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto con
lo que Cristo ha hecho, y la manera en que Él lo hizo estando a la diestra de
Dios— Nuestro Sumo Sacerdote por siempre.
Hebreos 1:3: “Quien, siendo el brillo de Su
gloria y la imagen exacta de Su persona… [Esto es, de Dios el Padre]…y
sosteniendo todas las cosas por la palabra de Su propio poder, cuando Él hubo
por Sí mismo limpiado nuestros pecados…” Esa es una frase interesante porque Cristo
es Quien creó a todos los seres humanos. Por lo tanto, sólo Él puede limpiar
nuestros pecados. Cuando Él pasó por la crucifixión y murió en ese madero, lo
hizo solo. Es por eso que Jesús dijo, ‘Eloi, Eloi, la’ma sabach’thani’ que es:
‘Mi Dios, Mi Dios, ¿Por qué me has abandonado?’¡Él tenía que hacerlo absoluta
y completamente solo para limpiar nuestros pecados!
Por eso él escribió que: “…cuando Él hubo por Sí mismo
limpiado nuestros pecados, se sentó a la mano derecha de la
Majestad en la altura” (verso 3). O en otras palabras, ante el trono
mismo de Dios—a la diestra de Dios el Padre—Quien es el ser más Grandioso que
hay en todo el universo. Él es el Dios:
·
De todo el carácter
·
De todo el amor
·
De todo el poder
·
De toda la vida
Y ¡Cristo está sentado a Su diestra!
Verso 13: “Pero ¿a cuál de los ángeles dijo Él alguna
vez, ‘Siéntate a Mi mano derecha, hasta que haga de Tus enemigos un
taburete para Tus pies’?” Dios no le dijo eso a ninguno de los ángeles en ningún
momento.
Hebreos 4:14 habla acerca del sacerdocio de Cristo, y sería
interesante que hiciéramos un estudio de esto a lo largo de toda la Biblia. Si
su estudio Bíblico se vuelve un poco aburrido de vez en cuando, sólo saque su
concordancia, elija un tema y repáselo todo. Repase en toda la Biblia las cosas
referentes a la diestra:
·
La diestra de hombre
·
La diestra de David
·
La diestra de Dios
·
La diestra de Cristo
¡Recuerden que esto es muy importante! Y además es
interesante cuando comenzamos a entenderlo.
Recuerden a la madre de Santiago y Juan cuando fue a
decirle a Jesús: Señor, ¿me concederías una cosa? Sólo una cosa para mis
hijos, ¿Por favor? ‘Bueno, ¿Qué cosa?’ ¡Podrías conceder que uno se
siente a Tu diestra y uno a tu izquierda! Y Él dijo, ‘No sabes lo que
pides. Mi Padre se lo va a dar a quien Él decida.’ Así que esto es algo muy
poderoso cuando lo entendemos.
Hebreos 4:14: “Teniendo por lo tanto un gran Sumo
Sacerdote, Quien ha pasado a los cielos… [Arriba, hacia el tercer
cielo]…Jesús el Hijo de Dios, deberíamos sujetar firme la confesión de
nuestra fe.” Esta es la razón por la cual podemos tener una buena
consciencia; porque podemos ir ante Dios para que Él: Borre nuestros pecados, limpie
nuestra consciencia, limpie nuestra mente, y haga que Su Espíritu Santo trabaje
en nosotros.
Verso 15: “Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda empatizar con
nuestras debilidades, sino uno Quien fue tentado en todas las cosas
de acuerdo a la semejanza de nuestras propias tentaciones; aunque
Él fue sin pecado.” Piensen en esto hermanos— ¡Él fue tentado de
todas las formas posibles! ¡En todo! Jesús tenía que tener la
‘ley del pecado y muerte’ dentro de Sí para poder para ser tentado.
Nunca piense o sienta que su pecado es tan grande, que
Cristo no lo puede entender; que Cristo no puede darse cuenta de cuáles son sus
tentaciones. Es cierto que la situación es diferente, porque todos somos seres humanos
diferentes. Pero el punto es que Cristo sabe, que Él entiende, y que Él es
capaz de ayudar.
Verso 16: “Por lo tanto, deberíamos venir con audacia
al trono de gracia, para que podamos recibir misericordia y encontrar gracia
para ayuda en tiempo de necesidad.” Y cuando realmente lo entendemos, nos damos
cuenta de que necesitamos esa gracia y esa ayuda todo el tiempo—no sólo parte
del tiempo. ¡Necesitamos la gracia de Dios todo el tiempo!
Vayamos a Hebreos capítulo 7. El tema principal del
libro de Hebreos, es que Cristo fue levantado para ser nuestro Sumo Sacerdote
en el cielo. Esto que vamos a ver fue escrito para preparar a todos para la
destrucción del templo, y para el fin del sacerdocio Levítico. Tenía que haber
algo más grande para remplazar lo que ya había, y es por eso que Cristo
ascendió a los cielos.
Hebreos 7:25: “Por lo tanto, Él tiene el poder a lo largo
de todo el tiempo para salvar a aquellos quienes vienen a Dios por medio de Él… [En otras palabras, no hay nada
que sea demasiado difícil, en lo cual Cristo no pueda intervenir para ayudarlo
y para salvarlo]… porque Él siempre está vivo para interceder por
ellos. Porque es apropiado que debamos tener un Sumo Sacerdote Quién es
santo, inocente, sin mancha, apartado de pecadores, y hecho más alto que los
cielos; Quién no tiene necesidad, como los otros
sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios
pecados y luego por los pecados del pueblo; porque esto Él lo
hizo una vez para siempre cuando se ofreció a Sí mismo. Porque la ley sacerdotal hace sumos sacerdotes de
hombres quienes tienen debilidades; pero por la palabra del juramento de
la promesa, la cual reemplaza a la ley sacerdotal, el Hijo, Quien
ha sido perfeccionado para siempre, ha sido hecho Sumo Sacerdote” (versos 25-28). Así que Cristo es el
Sumo Sacerdote, Quien es consagrado para siempre.
Hebreos 8:1: “Entonces aquí hay un resumen de las
cosas siendo discutidas: Nosotros tenemos tal Sumo Sacerdote… [Siempre vivo,
sin pecado, puro, exaltado hacia los cielos, a la diestra de Dios]…Quien se
sentó a la mano derecha del trono de la Majestad en los cielos… [‘La
Majestad’ es la expresión de gloria más grande utilizada en el libro de
Hebreos, para definir la gloria de Dios el Padre]…Un Ministro del santuario y
del verdadero tabernáculo, el cual el Señor estableció, y no hombre” (versos 1-2).
Esto es algo tremendo hermanos. Es por eso que lo que Jesucristo ha hecho para
estar diestra del Padre como nuestro Sumo Sacerdote, ¡es absolutamente
fantástico!
Vayamos a Hebreos 9:24—donde se habla sobre el fin del
templo y del sacerdocio terrenales, ya que ellos han cumplido su propósito y
Cristo ha ascendido al cielo. Ahora tenemos un Sumo Sacerdote más grande, y un
sistema mejor que el que había bajo el Antiguo Pacto.
Hebreos 9:24: “Porque Cristo no ha entrado en los
lugares santos hechos por manos humanas, las cuales son meras
copias del verdadero; sino Él ha entrado en el cielo mismo…” En otras
palabras, el templo cuyas instrucciones recibió David de parte de Dios, sólo
fue una tipificación del templo de Dios en el cielo. Sin embargo, Él ha entrado
al cielo mismo.
“…para aparecer en la presencia de Dios por
nosotros…” (Verso 24). Ahora, ¿Cómo es que Él está por nosotros? Se los
pregunto porque hay algunas personas que les encanta hacer sentir culpables a
los hermanos, y que les gusta pasar al frente para criticarlos y hablar severamente
sobre ellos. Sí, es cierto que no queremos pecar—pero Cristo vino para
quitarnos esa culpa de encima y no al revés. Por eso existe el arrepentimiento.
Toda la operación de Cristo es el arrepentimiento y el perdón del pecado—no la abogacía
para condenarlo a usted por sus pecados.
Recuerden que durante la Fiesta de Panes sin Levadura,
aprendimos que: ¡No hay condenación para aquellos que están en Cristo
Jesús! ¿Por qué? Porque:
·
Cristo es nuestro Sumo
Sacerdote
·
Él es nuestra Pascua
·
Él es nuestro Sacrificio
·
Él es nuestro Abogado
Él nos entiende a cada uno de nosotros, así como las
cosas que experimentamos.
Usted necesita tener ese tipo de confianza al
acercarse a Dios. Van a haber veces en las que usted vaya ante Dios, y le diga,
‘Dios, yo no sé. Perdóname por mis pensamientos, por mi mente y por mi corazón.
Cristo está ahí y él tiene esa capacidad.
Volvamos un momento a 1 Juan capitulo uno, para ver exactamente
cómo funciona todo esto. Sé que esto es como repetir un poco lo que vimos en
los Días de Panes sin Levadura, pero es algo muy importante porque encaja en el
contexto del Sacerdocio de Cristo por nosotros.
1 Juan 1:7: “Sin embargo, si caminamos en la luz, como
Él está en la luz, entonces tenemos compañerismo unos con otros, y la
sangre de Jesucristo, Su propio Hijo, nos limpia de todo pecado.” El griego en
esa expresión es: todo pecado—refiriéndose a cada pecado que usted tenga.
Hay ministros que antes de bautizar a una persona, le preguntan repetidamente
‘¿Se ha arrepentido de cada pecado? ¿Ha recordado cada pecado?’ Es verdad que
tenemos que arrepentirnos de nuestros pecados, pero tenemos que dar un paso más
allá y arrepentirnos de nuestra naturaleza pecaminosa; de lo que hace el pecado
en nosotros. Estoy seguro que hay pecados que usted cometió en el pasado (antes
de bautizarse) que ya ni siquiera recuerda. Y si un ministro viene y le dice
que, ‘Si no recuerda ese pecado, entones no es perdonado,’ usted debe saber que
¡No es así! La sangre de Cristo nos limpia de cada
pecado.
Verso 8: “Si decimos que no tenemos pecado… [Como fue
el caso de Job]…estamos engañándonos a nosotros mismos, y la verdad no está en
nosotros… [Así que Job al final tuvo que arrepentirse, haciéndolo de esta
manera]:…Si confesamos nuestros propios pecados, Él es fiel y justo, para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda injusticia… [¡De toda
injusticia!]…Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos a Él un mentiroso, y Su
Palabra no está en nosotros” (versos 8-10).
1 Juan 2:1: “Mis pequeños hijos, les estoy escribiendo
estas cosas para que no puedan pecar… [¿Pecaremos nosotros para que abunde la
gracia? Pablo dijo, ‘¡Dios no lo permita! Así que Juan está escribiéndonos para
que ‘no pequemos’]…Y aun así, si alguno peca… [Porque
usted y yo sabemos que va a suceder, aunque no sabemos de qué manera]…tenemos
un Abogado con el Padre, Jesucristo el Justo.”
·
¡Él está abogando
por nosotros!
Él no está apuntando el dedo de condenación, sino que:
·
¡Él está abogando
por nosotros!
·
Él nos ha dado su Espíritu
para guiarnos
·
¡Él nos guía al
arrepentimiento por medio de Su bondad y de Su gracia!
·
¡Él está abogando a
Dios el Padre por nosotros!
Y además, verso 2: “Él es la propiciación por
nuestros pecados…”—significando que esa es la expiación continua que Cristo nos
da. Es por eso que Pedro dijo y escribió que Él es: ‘Quien ha ido a los cielos,
y está a la diestra de Dios. Ángeles y autoridades y poderes siendo puestos en
sujeción a Él.’ En otras palabras, no hay poder en esta tierra; ni demonio; ni espíritu;
ni ángel; ni autoridad en el mundo, que pueda venir y separarlo de
Cristo. Sí, es posible que lo maten, pero ellos no pueden
separarlo de Cristo.
Vayamos a 1 Pedro 4—para que entendamos cómo reaccionamos a las cosas por
las que pasamos. Nosotros reaccionamos a las cosas que sufrimos por causa de
ser un cristiano. Leamos los versos 1-6 y después regresaremos para repasar las
escrituras relacionadas.
1 Pedro 4:1: “Consecuentemente… [Y en base a lo que
acabo de decir]…dado que Cristo ha sufrido por nosotros en la carne,
ármense a sí mismos también con la misma mente porque aquel que ha sufrido en la
carne ha terminado de vivir en pecado.”—y eso es lo que significa. Algunas
personas creen que esta cita se refiere a Jesucristo, cuando en realidad está
hablando sobre usted viviendo en pecado. Porque cuando usted
sufre en la carne—además de que Cristo ha sufrido por nosotros—se da cuenta de
lo terrible que es el pecado y no quiere seguir viviendo en él.
Verso 2: “Para este fin: que no viva más su
tiempo restante en la carne para las lujurias de los hombres,
sino para la voluntad de Dios. Porque el tiempo pasado de nuestras vidas es
suficiente para haber hecho la voluntad de los gentiles, cuando nosotros mismos
caminábamos en libertinaje y lujuria, y éramos corrompidos con
vino, parrandas, bebidas e idolatría desenfrenada. Viendo esta diferencia
en su comportamiento… [Porque ustedes ahora son convertidos]…ellos… [Sus
antiguos amigos y conocidos]…están asombrados que ustedes no corren con ellos
en las mismas corrupciones desbordantes, y los insultan. Pero
ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los
muertos. Y para este propósito fue predicado el evangelio a los que han muerto,
de manera que, aunque en la carne ellos puedan, y de hecho hayan
sido juzgados de acuerdo con los estándares de los hombres, por otro
lado, ellos puedan vivir según la voluntad de Dios en el Espíritu”
(versos 2-6).
Lo que Pedro está diciendo aquí es: que
otras personas que ya han muerto, también pasaron por las mismas cosas que
usted está pasando y sobrevivieron; ellos vivieron el camino de Dios, han
entrado en su reposo, y están esperando la resurrección.
Vayamos nuevamente al verso 1, para ver algunas cosas
que están ahí para nosotros: “Consecuentemente, dado que Cristo ha sufrido por
nosotros en la carne, ármense a sí mismos también con la misma mente…” Ahora
veamos qué dice en Filipenses 2:5, que es una Escritura muy básica y nos muestra
el tipo de mente que debemos tener.
Recuerdo que un hombre alguna vez me dijo, ‘Bueno, la
Biblia no se refiere a que tengamos una mente espiritual al igual que Cristo.’ ¡No!
Significa tener la misma actitud mental que Cristo tiene, por medio de
Su Espíritu Santo; y entender acerca de Su vida—como está registrada en el
Nuevo Testamento—para entender Su manera de pensar, de actuar, y de vivir.
Filipenses 2:5: “Esté esta mente en ustedes, la cual estuvo
también en Cristo Jesús.” Después nos muestra lo que hizo Jesús, y lo lejos que
Él estuvo dispuesto a llegar para la salvación de la humanidad. Asimismo,
nosotros también debemos determinar—con la mente de Cristo en nosotros—qué tan
lejos vamos a llegar, para que podamos llegar al final y estar en la
resurrección. De eso está hablando aquí. Él lo entregó todo.
Verso 6: “Quien, aunque existió en la forma de
Dios, no lo consideró robo ser igual con Dios… [Existiendo como Dios]…Sino que
se vació a Sí mismo, y fue hecho en la semejanza de hombres, y
tomó la forma de un siervo; y habiéndose encontrado en la forma de
hombre, se humilló a Sí mismo, y llegó a ser obediente hasta la muerte,
incluso la muerte de la cruz” (verso 5-8). De eso está hablando
aquí en 1 Pedro: Ármese usted mismo con esta mente; porque Cristo
ha sufrido. Si usted ha sufrido y se arma con la misma mente, ¿No será usted
capaz de hacer lo mismo que hizo Cristo? ¿No se dará usted cuenta de que
incluso sufrir es mejor que pecar? Ese es todo el propósito de 1 Pedro 4:1.
Ahora veamos cómo esto continúa en Romanos capitulo
doce, al mostrarnos el tipo de mente que debemos tener. Hay una cosa que es
distinta en nuestra mente, en comparación con la mente de Cristo. Nosotros aún
tenemos una mente carnal acá arriba. Y la verdad es: que las cosas espirituales
no pueden ser retenidas en una mente carnal. Es por eso que necesitamos el Espíritu
de Dios. Es por eso que la entrega de la ley sin el Espíritu de Dios, eventualmente
va a terminar en un desastre. Necesitamos el Espíritu de Dios; necesitamos el Espíritu
y la mente de Cristo para poder hacerlo.
El apóstol Pablo predica lo mismo en romanos 12:1: “Los
exhorto por tanto, hermanos, por las misericordias de Dios, a presentar sus cuerpos
como un sacrificio vivo, santo… [Que no sea impuro o pecaminoso]…y bien
agradable a Dios, el cual es su servicio espiritual. No se conformen ustedes
mismos a este mundo…” (versos 1-2). Esto es de lo que está hablando el Apóstol
Pedro. Todas esas personas que usted ha dejado atrás (en su pasada manera de
vivir) seguramente se preguntan: ¿Por qué hizo eso? Pedro pone como ejemplo que
aunque ellos eran gente muy perversa… ¡Dios aun así los llamó! Dios no hace
acepción de personas.
Verso 2: “No se conformen ustedes mismos a este
mundo…”
·
No se preocupe por lo que el mundo
piense
·
No se preocupe por lo que el mundo
haga
·
No permita que el mundo lo
‘conforme’ a esta sociedad y a este camino.
“…sino sean transformados… [Dejen que su
mente sea cambiada y ‘transformada’]…por la renovación de sus mentes…” (Verso
2). Y ¿Cómo se renueva su mente?
·
Con el Espíritu de Dios
·
Con oración
·
Con estudio
·
Con ayuno
—todo eso es importante. Pero si su mente es renovada mientras
usted se enfoca más en amar a Dios; si usted está amando a Dios y creyendo en Él,
entonces todo lo demás se le va a dar, y ¡usted tendrá una mente renovada!
Hay muchas cosas que tenemos ‘renovar’ en nuestra mente, así como muchos
factores que nos impiden hacerlo. La televisión, las películas, y la influencia
de las personas en el mundo son algunos de los factores que hacen esto más
difícil. Es por eso que 1 Pedro 4 es muy importante para nosotros. Aquí está lo
que hacemos cuando nuestra mente es ‘renovada’: “…para que puedan probar lo
que es bien agradable y bueno, y la perfecta voluntad de Dios”
(verso 2). Para que vivamos nuestras vidas de acuerdo a la voluntad de Dios y
no a la voluntad del hombre.
Ahora vayamos a Efesios 4:23 para ver algo similar,
porque la ‘renovación’ de nuestra mente debe ser algo constante. Nosotros, como
seres humanos—y como vimos durante los Días de Panes sin Levadura—tenemos que
sacar el pecado con el poder, la ayuda, y la fuerza de Cristo. ¿Cómo? Confesando
nuestros pecados, porque ‘Él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados.’ Con esto entonces, debemos poner a Cristo dentro de nosotros, y ser
renovados en nuestra mente con el poder del Espíritu Santo de Dios.
Efesios 4:23: “Y que sean renovados en el espíritu de su mente… [Llegando
directo a su mente, corazón, alma, espíritu y ser… porque cambia su mente.
De eso se trata la conversión]…Y que se pongan el nuevo hombre… [O la nueva
persona]…el cual es creado en justicia y santidad de la verdad de acuerdo a
Dios” (versos 23-24). Lo que Dios está haciendo en usted es recrearse a Sí
mismo—comenzando con el ‘espíritu de su mente’ a través de Su Espíritu—para
crear la verdadera Santidad en nosotros, “…en la justicia y la santidad de la
verdad según Dios.” Es por eso que debemos estar armados con la misma mente de
Jesucristo.
Ahora llevemos esto un paso más allá. Vayamos a 1
Corintios 2—porque esto se vuelve muy muy importante. Estoy muy emocionado por
lo que vamos a hacer al terminar 1 Pedro. Cuando eso suceda (lo cual será pronto),
seremos capaces de mirar la Palabra de Dios desde una nueva perspectiva. No que
vaya a ser algo que no hayamos entendido, sino que:
·
Nos va a dar una apreciación más
grande por lo que Cristo ha hecho
·
Nos va a dar un entendimiento más
profundo del milagro del Nuevo Testamento
·
Nos va a dar una percepción
espiritual más grande sobre el camino de Dios.
Es por eso que 1 Corintios dos es tan importante.
1 Corintios 2:7: “Mas bien, hablamos la
sabiduría de Dios en un misterio… [Porque para la mente carnal es difícil
entenderlo]…incluso la sabiduría escondida que Dios pre-ordenó
antes de los siglos hacia nuestra gloria… [Es decir, que desde antes de que el
mundo existiera, el plan de Dios era asignar a Cristo como nuestro Salvador]…La
cual ninguno de los gobernadores de este mundo ha conocido (porque si hubieran
sabido, no habrían crucificado al Señor de gloria)” (versos 7-8). Hay dos
formas de ver esto:
·
Que la expresión ‘los príncipes de
este mundo’ esté refiriéndose a un ser humano físico quien está en el oficio de
gobernante o líder.
O
·
Que esa misma expresión esté
refiriéndose al poder detrás del trono: a los principados, al príncipe—o a los
príncipes—de este mundo, quienes son ¡Los seres demoniacos que lo rigen!
Ahora, visto desde ese sentido en particular… Satanás no habría sacrificado a Cristo si él hubiera
sabido lo que eso iba a ocasionar. Satanás pensó: ‘Si lo atrapo’ o ‘Si mato al
Hijo de Dios, todo el plan de Dios se va a terminar.’ ¡Pero no! ¡Ese
era sólo el principio del plan! Así que hay dos maneras de entender ese
verso.
Verso 9: “Pero de acuerdo a como está escrito, ‘El ojo
no ha visto, ni el oído ha oído, ni han entrado al corazón del
hombre, las cosas que Dios ha preparado para aquellos que lo aman.’” Ese
es un verso muy profundo hermanos.
Vayamos a Romanos 8:28—porque esto encaja con el
sufrimiento y las cosas por las que pasamos. Recuerden que todo lo que el
Apóstol Pablo escribió para nosotros, está basado en el amor de Dios. No creo
que algún día podamos decirlo lo suficiente, pero si realmente nos enfocamos en
amar a Dios con todo nuestro corazón, mente, alma, y ser… al final eso va
ayudarnos más que cualquier otra cosa.
Romanos 8:28: “Y sabemos que todas las cosas trabajan juntas para el
bien… [Hablando de los sufrimientos y dificultades que vemos aquí en Romanos 8]…de
aquellos que aman a Dios… [Noten como esto encaja con 1 Corintios 2:9: Que aman
a Dios]…para aquellos que son llamados de acuerdo a Su propósito.” ¡Dios
tiene un propósito! ¡Él tiene un plan! Y es fantástico que no podamos pensarlo
ni visualizarlo por nosotros mismos. Si no fuera así, entonces esto sería como
contarnos historias entre nosotros, o simplemente leer lo que otros hombres han
escrito—pero Dios ha hecho algo que va mucho más allá.
1 Corintios 2:10 dice: “Pero Dios nos las ha
revelado…” Y la única manera en que esto puede llegar a nosotros es:
·
Por el llamamiento de Dios
·
Por el perdón de Dios
·
Por la misericordia de Dios
·
Por la gracia de Dios
·
Por el Espíritu de Dios y el
engendramiento
…el cual Dios pone en nuestra mente. ¡Eso es algo tremendo
hermanos! “…Dios nos las ha revelado…” (verso 10). ¡Y es por eso que la
Biblia es tan fantástica! Hay tantas cosas que podemos estudiar, repasar, y
profundizar en esta Biblia—y entre más profundicemos, más nos va a ir
revelando. Ese es todo el propósito por el cual estudiamos y bebemos de la
Palabra de Dios.
“…nos las ha revelado por Su
Espíritu, porque el Espíritu examina
todas las cosas—incluso las cosas profundas de Dios” (verso 10). Detengámonos y pensemos en esto por un minuto hermanos— ¿Qué son las cosas profundas de Dios? Casi siempre
nos enfocamos en las cosas básicas, pero no vamos más allá—hacia las
cosas profundas de Dios. Oremos y esperemos que Dios nos guie más
profundamente al entendimiento de Su Verdad; más profundamente al entendimiento
de Su camino.
Mantengan su lugar aquí, y vayamos a Hebreos 6 para
ver algo que debemos entender. Dios tiene tanto para nosotros, que (como dice
Pablo) ¡es alucinante! Hebreos 6:1: “Por lo tanto, avanzando más allá de los
principios iniciales de las doctrinas de Cristo…” Cuando leí eso por primera vez, me pregunté: ¿Por qué Pablo está hablando
sobre ‘dejar los principios de la doctrina de Cristo’? La respuesta es: que en
el griego no significa lo que parece expresar. Lo que esto quiere decir en el
griego, es que: debemos ir más allá de los principios. Que no nos
quedemos estancados en las cosas básicas de Cristo, porque aún hay
muchas cosas que tenemos que aprender.
Veamos lo que dice en Hebreos 5:9, a manera de
introducción para el capítulo seis. “Y habiendo sido perfeccionado, llegó a ser
el Autor de la salvación eterna para todos aquellos que Lo
obedecen, después de que había sido designado por Dios como Sumo Sacerdote
según el orden de Melquisedec; respecto a Quién tenemos mucho que decir y
difícil de explicar, por cuanto se han hecho sordos para oír” (versos 9-11). Lo
que el Apóstol Pablo está diciendo es: Que están estancados en una rutina
porque todo lo que hacen es quedarse en los principios de Cristo; en el
fundamento solamente. Por ejemplo: Si usted quiere construir una casa, ¿Acaso no
necesita más que sólo el fundamento? ¡Sí, efectivamente! Y cuando
empieza a construirla, ¿Deja usted el fundamento así como está? ¡No! sino que
más bien… ¡construye sobre él! Es por eso que el apóstol Pablo está
diciendo, que ‘Debemos ir más allá de los principios de Cristo.’
Verso 12: “Porque verdaderamente, por este tiempo
ustedes debían ser maestros, pero en lugar de esto necesitan tener a alguien
que les enseñe otra vez que son los principios iniciales de los
oráculos de Dios…” Eso es realmente en lo que debemos estar enfocados, porque
esto no se trata de volver a los principios básicos una y otra vez. Como he
dicho varias veces anteriormente, es como si usted llegara a una casa y dijera,
‘Déjeme ver el fundamento. ¡Vaya, que bien se ve éste fundamento!’ Pero el
dueño le dice: ‘¿Qué hay del resto de la casa?’ Es lo mismo con nosotros. ¿Qué es
lo que tenemos que hacer? ¡Crecer hacia Cristo! Llegar a la
‘medida de la estatura de la plenitud de Cristo,’ hacia las cosas
profundas de Dios.
Ahora volvamos a 1 Corintios capitulo dos, y esperemos
poder hacer esto hermanos. Esperemos que con el Espíritu Dios, Él:
·
Nos bendiga con Su Espíritu
·
Nos bendiga con Su entendimiento
·
Nos bendiga con Cristo en nosotros
·
Nos bendiga con el significado de
Su Palabra
…para entender las cosas profundas de Dios.
1 Corintios 2:11: “Porque ¿Quién entre los hombres
entiende las cosas del hombre excepto por el espíritu del hombre el
cual está en él?...” Los seres humanos son los únicos seres físicos que
pueden pensar. Un animal no piensa; un animal no tiene elección, pero los seres
humanos sí. Por ejemplo: una vaca sólo come paja o cereales… ¡Porque eso es
todo lo que sabe! Opera por medio de la ley del instinto—no por pensamiento o elección.
Es por eso que los seres humanos son tan profundamente distintos, al resto de los
animales que Dios ha creado.
(Pase a la pista siguiente)
El otro día iba manejando en la autopista 25 (saliendo
de Hollister donde hay muchos pastizales y muchas vacas) y cuando una de ellas
empezó a caminar para ir a tomar agua, otra comenzó a seguirla en la misma
dirección. Luego otra comenzó a masticar pasto—al igual que las demás—y lo único
que había a su alrededor era una cerca de alambre. En un documental, también vi
cómo unos los leones llegaban a devorar una presa parecida a una vaca. No
recuerdo qué animal era exactamente, pero el resto de la manada no entendía lo
que estaba sucediendo. Lo único que hacían era quedarse ahí, mientras el
comentarista hablaba sobre lo tontas que son (al no darse cuenta de lo que
pasaba).
Como seres humanos, nosotros somos un poco distintos. Si
alguien muere; nosotros entendemos la muerte. Tenemos un funeral, ¿Cierto? ¿Qué
otra criatura hace un funeral por la muerte de uno de los suyos? ¡Ninguna!
Los seres humanos somos (mejor dicho) totalmente diferentes. Tenemos el espíritu
del hombre en nosotros para darnos intelecto, inteligencia, y elección; y Dios
también nos da Su Espíritu además de esto.
1 Corintios 2:11: “Porque ¿Quién entre los hombres
entiende las cosas del hombre excepto por el espíritu del hombre el
cual está en él? En la misma manera también, nadie entiende las cosas de
Dios excepto por el Espíritu de Dios.” El hombre no puede llegar
al conocimiento de las verdades de Dios por sus propios pensamientos e
intelecto— porque no está en ellos el hacer más, que lo que hace una
vaca tonta hacer una elección. Dios es Quien tiene que revelarnos estas cosas,
y es por eso que tenemos la Biblia; es por eso que la Palabra de Dios es tan
profunda. Verso 12: “Entonces no hemos recibido el espíritu del mundo…” Y por
eso ha sido tan impactante hermanos, que veamos a una de las grandes Iglesias
de Dios cometer uno de los errores más graves en su historia. Ellos están
tratando de agradar a hombres—pero ¿cree usted que va a agradar a Dios,
agradando a los hombres? Para poder agradar a hombres ellos tienen que predicar
otro evangelio, y ya están yéndose afanosamente por el camino de la apostasía y
la herejía. Es una lástima que eso suceda, cuando hay tanto que tenemos que
aprender. Ellos están volviendo e invitando el espíritu de este mundo—el cual
viene del ‘príncipe de la potestad del aire, cuyo espíritu ahora trabaja en los
hijos de desobediencia.’ Ese no es ningún otro que Satanás el diablo,
y nosotros no hemos recibido eso.
Nosotros hemos recibido: “…el Espíritu que es
de Dios… [El cual es el Espíritu mismo de Dios el Padre]…para que pudiéramos
saber las cosas graciablemente dadas a nosotros por Dios… [Incluso las cosas
‘profundas’, ¿Cierto? ¡Sí, efectivamente!]…Tales cosas también hablamos,
no en palabras enseñadas por sabiduría humana, sino en palabras
enseñadas por el Espíritu Santo para comunicar cosas espirituales
por medios espirituales. Pero el hombre natural… [Aquel que no
tiene el Espíritu de Dios]…no recibe las cosas del Espíritu de Dios; porque son
tonterías para él… [O simplemente le molestan, restringiéndole su movimiento y
su comportamiento]…y no puede entenderlas… [¿No es interesante que ni siquiera
pueda saberlas y entenderlas?]…porque son discernidas espiritualmente… [Este es
el punto al que debemos llegar, hermanos]:… Sin embargo, aquel quien es espiritual discierne todas las
cosas… [Teniendo la capacidad de
hacer un juicio apropiado de todo]… pero él mismo no es discernido por nadie” (versos 12-15).
De eso está hablando aquí el Apóstol Pedro: De que
aquellas personas que usted ha dejado atrás (al arrepentirse e ir por el camino
de Dios) ahora lo juzgan y le dicen, ‘¿por qué ya no haces esto; porque ya no haces
aquello? ¡Tú solías hacerlo!’ Así que nadie va a juzgarlo, porque ¡Dios es
Quien lo va a hacer!
Esto también es importante cuando hablamos de interacción
entre los miembros; cuando hablamos de interacción entre ministros y miembros.
Un ministro no puede juzgarlo en lugar de Dios. Sí puede hacer un juicio basado
en su conducta y su comportamiento—si usted está pecando—pero nadie puede
juzgar su corazón porque sólo Dios puede hacer eso. Así que eso
es de lo que está hablando aquí.
“…aquel
quien es espiritual discierne todas las cosas, pero él mismo no es discernido por nadie. Porque ¿quién ha conocido la mente del
Señor? ¿Quién le instruirá a Él?...
[¡Ningún hombre!]… Pero
nosotros tenemos la mente de Cristo”
(versos 15-16).
Entonces, cuando Pedro dice: ‘ármense ustedes mismos
con la misma mente’ en realidad está diciéndonos algo muy profundo—que es la
plenitud de todo el Evangelio de Jesucristo. Debemos ser armados con la misma
mente; debemos estar llenos con el Espíritu de Dios. Usted no puede obtener
esto por sus propias obras ni su propio poder. Tampoco lo va a obtenerlo de
parte de Dios, si se acerca a Él como lo hizo Job: ‘Dios, he hecho esto’ ‘Dios
he hecho aquello.’ No, Dios va a otorgarlo a través de Su gracia. Quizá el
apóstol Pablo haya tenido un mayor entendimiento por eso—porque él vio la
grandeza de Dios al igual que la magnitud del pecado.
Volvamos a Romanos capitulo siete, porque él está
hablando sobre ir más allá de los principios (los cuales son el fundamento
básico). Aunque esto es muy difícil de entender para algunas personas, veamos
si podemos entenderlo con el Espíritu de Dios; veamos si podemos entender a la
luz de Su Palabra, lo que él está diciendo aquí. Pablo tuvo una experiencia
tremenda porque él era un Fariseo ¿Lo recuerdan? Él conocía tan bien todas las
leyes tradicionales del judaísmo (en su versión farisaica) que hasta dijo ser irreprensible.
Pero algo profundo sucedió en el momento en que Dios lo llamó, lo cual él
explica a continuación:
Romanos 7:7: “¿Qué diremos entonces? ¿Es la ley
pecado?... [¡No! La ley define el pecado. La ley por sí misma no es
pecado]… ¡DE NINGUNA MANERA! Pero yo no había conocido pecado, excepto a través
de la ley… [Porque esa es la función y el propósito de la ley: El decirnos lo
que es el pecado]…Además, yo no habría sido consciente de lujuria, excepto aquello
dicho por la ley, ‘No codiciarás’… [Y eso es algo que él entendía desde
un principio—incluso como fariseo. Pero cuando Cristo vino, sucedió algo más
profundo todavía]…Pero el pecado, habiendo tomado una oportunidad por el
mandamiento, produjo dentro de mí toda clase de lujuria… [O toda clase
de concupiscencia (VRV)]… porque separado de ley, el pecado estaba
muerto” (versos 7-8).
¿Alguna vez le ha pasado eso? ¿Alguna vez le pasado
que su mente, después de haber sido convertida con el Espíritu de Dios, se ha
desatado en el pecado? Usted en realidad no quería que sucediera, pero ¿Qué fue
lo que pasó? Dios le estaba mostrando la maldad excesiva que hay en el pecado.
Verso 9: “Porque estuve una vez vivo sin ley… [Esto
es, sin el entendimiento verdadero de la profundidad espiritual
de la ley de Dios.]…pero después que llegó el mandamiento… [De arrepentimiento—cuando
vino y lo tumbó de su asno para que él se convirtiera en el camino a Damasco]…el
pecado revivió, y yo morí… [Esto fue, a través del bautismo]…Y el
mandamiento, el cual fue entendido para resultar en vida, fue
hallado ser hacia muerte para mí” (versos 9-10). Es increíble
¿no creen? Tener este entendimiento es algo realmente profundo ¡Porque
la ley no puede salvar! ¡La ley define! La ley mata por causa de la
transgresión, y ¡es por eso el pecado es excesivamente malo!
Vayamos a Marcos capitulo siete, para que entendamos
de dónde viene el pecado. El pecado no sólo es definido externamente—porque si
no fuera por las acciones de los seres humanos, no habría pecado en el mundo,
¿Cierto? Sin embargo, ¡las personas eligen pecar! y tienen la
‘ley del pecado y muerte’ dentro de ellos (la cual los obliga a pecar). Eso es
de lo que Pablo está hablando aquí. Él nunca entendió que todo eso viene de
adentro, hasta que Dios lo llamó. Y ¿Cómo fue él capaz de entenderlo? Con la
mente de Cristo: ‘Esté esta mente en ustedes, la cual estuvo también en
Cristo.’ Esto confirma lo que Jesús dijo aquí:
Marcos 7:21: “Porque desde adentro…” y
por eso Jesús les dijo a los Fariseos que eran ‘como sepulcros blanqueados’ que
por dentro estaban llenos de huesos de hombres muertos y putrefacción— porque ni
toda su justicia exterior podía cambiar el interior. Para poder
ser un cristiano usted debe ser convertido, y tener su mente cambiada para
poder entender desde adentro.
“Porque desde adentro de los corazones de los hombres…
[Y aquí está el por qué necesita la mente de Cristo]…salen malos
pensamientos… [Y por eso el Apóstol Pablo entendía que el pecado era ‘excesivamente
malo; porque ahí es donde se originan]…adulterios, fornicaciones, asesinatos, robos,
codicias, maldades, engaño…” (Versos 21-22). Es como leer los encabezados en el
periódico, ¿No es cierto? ¡Sí, así es! ¡Vaya y lea su periódico de esta
mañana!
“…libertinaje, un ojo malo, blasfemia, orgullo,
tonterías… [Y la palabra griega para tonterías es ‘anoetos,’ que si pudiera
decirlo en español, significaría comportamiento idiota]…Todos estos
males salen desde adentro, y profanan al hombre” (versos 22-23). Eso es con lo
que Pablo estaba lidiando en Romanos 7, y es muy importante que lo entendamos.
No podremos crecer para tener la mente de Cristo, hasta que entendamos la profundidad
y los efectos del pecado dentro de nosotros. Necesitamos entender la
profundidad del Espíritu Santo para ayudarnos a vencer… y la magnificencia del
sacrificio de Cristo para traer ese perdón. Eso es de lo que Pablo está
hablando.
Romanos 7:10—Él dijo: “Y el mandamiento, el cual fue
entendido para resultar en vida… [Porque Dios dijo: ‘¡Oh, que ellos
guardaran Mis mandamientos siempre para que les fuera bien!’ ¿No es cierto? ¡Sí!]…Y
el mandamiento, el cual fue entendido para resultar en vida, fue
hallado ser hacia muerte para mí… [¿Por qué? Porque él entendía la
profundidad de la naturaleza pecaminosa dentro de sí mismo]…Porque el
pecado, habiendo tomado oportunidad por el mandamiento, me engañó, y por el me
mató” (versos 10-11). Y aunque su propia mente carnal lo engañaba, el
mandamiento seguía activo y en movimiento porque la paga del pecado es
muerte. El pecado es la transgresión de la ley— ¿Cierto?
Verso 12: “Por tanto, la ley es ciertamente
santa, y el mandamiento santo y justo y bueno.” Nada de lo que Dios hace es malo
o incorrecto. No, la ley no es pecado —pero nuestro comportamiento en la
transgresión de la ley sí lo es. Esto es algo que está profundamente
arraigado en nuestra mente, corazón, alma y ser… y es por eso que nos lo dice.
Verso 13: “Luego entonces, ¿esto que es bueno
llegó a ser muerte para mí? [¡No!] ¡DE NINGUNA MANERA! Sino el pecado…”
De eso se trata: Entre más profundamente convertido sea usted, más profundo se
vuelve el pecado en su mente. Dios va a exponer al pecado por lo que es en su
mente, y esa es la lucha que hay que pelear.
Por lo tanto, entre más tenga usted el Espíritu y el
amor de Dios… más le irá revelando Él todas estas cosas para que usted pueda
eliminarlas desde adentro— por medio de la conversión. Esto no va a venir por
su comportamiento, sino por el Espíritu Santo de Dios para que Él pueda
cambiar su comportamiento. Usted no puede deshacerse de algo que forma
parte de usted, sino que tiene que haber algo más grande que se deshaga de
ello—esto es, Cristo y Su Espíritu.
“…para que pudiera ser verdaderamente expuesto como
pecado en mí por esto que es bueno, estaba obrando muerte… [Por lo
tanto, la ley es buena porque define lo que es el pecado, y gracias a ella
usted puede ver en dónde se está equivocando. ¿Lo ve? ¿Lo entiende?] …para que,
por medio del mandamiento, el pecado pudiera llegar a ser excesivamente
pecaminoso” (verso 13).
Es por eso que Cristo dio el Sermón del Monte (como
veremos más adelante). El espíritu de la ley muestra que el odio es
asesinato; la lujuria es adulterio; codiciar es robar. Por eso es que el Apóstol
Pablo dijo que ‘la ley, con el Espíritu de Dios en él, ahora revela lo excesivo
que es el pecado,’ No es sino hasta entonces que uno comienza a discernir su
propia codicia y vanidad—lo cual es sumamente difícil. El verdadero motivo y la
verdadera intención de Dios, es edificada en usted por medio de Su Espíritu.
Ahí es donde comienza ésta batalla interna.
“…para que, por medio del mandamiento, el
pecado pudiera llegar a ser excesivamente pecaminoso. Porque sabemos que la ley
es espiritual… [¡Y así es! Está activa todo el tiempo ¿no es así?]…pero yo soy
carnal, habiendo sido vendido como un esclavo bajo pecado” (versos
13-14). Lo único que él está diciendo es: ‘Estoy tan vendido bajo el pecado,
que no hay esperanza para mí sin Cristo.’
Por otra parte, los protestantes han encontrado una
solución a este problema: Ellos dicen que ‘Como nadie puede guardar los
mandamientos perfectamente, eso los exime de tener que guardarlos’ (lo cual es
completamente ilógico). La verdad es que detesto la palabra ‘lógico,’ porque la
lógica humana lo mete a uno en problemas cuando trata de utilizarla para
entender cosas espirituales. Así que con esto dicho, digamos que esa conclusión
simplemente no es correcta en el sentido espiritual.
“…yo soy carnal, habiendo sido vendido como un
esclavo bajo pecado… [Al momento de escribir esto, Pablo ya había sido un apóstol
durante 20 años. Él era un ministro de Dios, y aquí él estaba predicándoles a
otras personas, ¿No es así? ¡Sí!]…Porque lo que estoy obrando, no
lo sé… [Queriendo decir que él realmente no quería hacer esas cosas,
aunque las hizo]…Porque lo que no deseo hacer, eso hago; más aún, lo
que odio, eso es lo que hago” (versos 14-15).
¿Cuántas veces le ha pasado eso a usted? Cuántas veces
ha sentido usted algo como un deseo de voluntad para:
·
Para hacer algo
·
Para amar a alguien
·
Para decirle algo lindo a alguien
·
Para orar
·
Para estudiar
·
Para conocer la Palabra de Dios…
…¡y no lo hace! Eso es a lo que estaba refiriéndose el apóstol Pablo, al decir que Él
deseaba hacerlo (pero no lo hacía).
Verso 16 [parafraseado]: “Pues lo que deseo no lo hago, mas aquello que odio,
me encuentro haciéndolo. Pues lo que odio, eso hago.” ¡Esa es toda una
confesión! Él bien pudo haber dicho, ‘yo soy un apóstol de Dios, llamado de Cristo,
y vivo una vida perfecta. Vivan como yo.’ ¡Tonterías!
Parte de tener la mente de Cristo, implica que usted
tenga la humildad que viene de Él. Cristo es Quien nos muestra este tipo de comportamiento
en nuestras mentes y corazones, para que nosotros podamos arrepentirnos. Dios
lo hace para que todo pecado e injusticia pueda ser borrada, y
puedo garantizarles que nadie en el mundo sin el Espíritu de Dios, está
teniendo ésta batalla interna. Podrán tener cualquier otro tipo de conflictos—pero
no éste.
Ahora, ¿Cómo va a resolver Dios este problema?
Veámoslo en el verso 16 (porque esta también es una de las cosas profundas de
Dios) verso 16: “Pero si estoy haciendo lo que no deseo hacer, estoy de
acuerdo con la ley que es buena… [Porque la ley me indica lo que es
correcto, así como lo que es incorrecto]…Así entonces, no estoy más obrándolo
yo mismo; más bien, es el pecado que está morando dentro de mí… [Y es por
eso que hemos hablado de la ‘ley del pecado y muerte’—porque el pecado mora en
cada ser humano por herencia, y por la misma naturaleza que lleva dentro como
dijo Cristo]…Porque entiendo plenamente que no hay morada dentro de mí—esto es,
dentro de mi ser carnal—ningún bien…” (Versos 16-18). Y cuando usted
llegue a entender eso, le va a pasar lo mismo que le pasó a Job.
Mantengan su lugar aquí y volvamos a Job 42 para ver
esto. Lo que Job hizo al darse cuenta de la realidad fue muy importante, y
nosotros también podemos hacerlo; la lección está ahí para nosotros. Después de
que Job dijo le dijo a Dios: ‘Yo he hecho esto; yo he hecho aquello. He
alimentado a los pobres; he cuidado de los necesitados. Cuando yo entraba a un
salón, era tan importante que todos se ponían de pie y me hacían reverencia… y
cuando hablaba, todos me escuchaban.’ Dios descendió y le dijo, ‘A ver Job,
dime una cosa:
·
¿Dónde estabas tú cuando puse el
fundamento de la tierra?
·
¿Dónde estabas tú cuando estiré
los cielos?
·
¿Dónde estabas tú cuando creé todas
las cosas?
Déjame decirte algo: Si tú ahora puedes vestirte de
majestad—es decir, que puedas salvar tu pellejo por ti mismo—Entonces te diré,
que puedes salvarte a ti mismo.’
Job 42:1: “Y Job le respondió al SEÑOR y dijo… [Noten
la diferencia de esta actitud humilde, en comparación con sus argumentos anteriores]…Sé
que puedes hacer todas las cosas, y que ningún pensamiento puede ser
retenido de Ti. Preguntaste, ‘¿Quién es el que oculta consejo sin
conocimiento?’ Por tanto he hablado lo que no entendía; cosas demasiado
maravillosas para mí; si, las cuales no sabía. Escucha, Te ruego, y hablaré; Tu
dijiste, ‘Te preguntaré, y tú Me declararás.’ He escuchado de Ti por el oír
del oído; pero ahora mis ojos Te ven… [Ahora entiendo espiritualmente]…Por
tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y cenizas’” (versos 1-6).
¿Ven cómo la consciencia y la cordura volvieron a Job?
Eso es exactamente de lo que está hablando el apóstol Pablo en Romanos 7. Él pudo
ver que el pecado era excesivamente pecaminoso (o malo), porque entendió
la profundidad del mismo. Las personas que no tienen el Espíritu de Dios, no
ven la maldad excesiva que hay en el pecado. Ellas dicen que: ‘Un poco de
pecado es bueno,’ pero ¿Qué dice la Biblia? ¡Que un poco de levadura leuda
toda la masa! Si ellos creen que un poco de pecado es bueno, eventualmente
van a necesitar más. Pero cuando usted tiene el Espíritu de Dios y es condenado
por él, esto es lo que sucede:
Romanos 7:18: “Porque entiendo plenamente que no hay
morada dentro de mí—esto es, dentro de mi ser carnal—ningún bien…
[Excepto el Espíritu de Dios]…Porque el deseo de hacer el bien está
presente dentro de mí… [Sí, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
Él tenía la voluntad en su interior]…pero como obrar eso lo cual es bueno,
no encuentro.” Así que por sí mismo, por sus propios medios, de su propia
mente, y de sus propios pensamientos… él ‘no encontraba’ cómo hacer aquello que
es verdaderamente bueno. Ahora, ¿A qué se refiere cuando habla sobre aquello
que es bueno? ¿Significa eso alimentar a alguien que tiene hambre? ¿Es
cuidar de alguien que no tiene hogar? ¿Es eso bueno? ¿Cuál sería la
definición correcta para aquello que es bueno en este contexto?
¿Qué es bueno ante Dios? Eso es de lo que estamos hablando: De la
bondad ante Dios, y del bien que es verdaderamente bueno. En otras
palabras, Pablo estaba diciendo que él (por sí mismo) no encontraba aquello que
es bueno por toda la eternidad.
Verso 19: “Porque el bien que deseo hacer, no estoy
haciendo; sino el mal que no deseo hacer, eso estoy haciendo. Pero si hago lo
que no deseo hacer, no estoy obrándolo más yo, sino el pecado que
está morando dentro de mí” (versos 19-20). En otras palabras, ese no es su
motivo.
Ahora, eso es algo que también pasa con nosotros—
porque cuando usted peca, no es porque se haya propuesto hacerlo. Usted no
enfoca su mente en cometer ese pecado, aunque sí existe la posibilidad de que ceda
voluntariamente ante él. Es posible que uno resbale ante la tentación. Es
posible que usted tenga un carácter fuerte (lo cual es algo común en mucha
gente) y que ese sea su punto débil. Usted lo detesta; no quiere hacerlo. No es
su deseo hacerlo ¡pero lo hace! Así que, como dijo el apóstol
Pablo, “No soy yo quien lo hace, sino el pecado que está morando en mí.” Todos tenemos
al pecado morando en nosotros.
Verso 21: “Consecuentemente, encuentro ésta ley en
mis miembros… [Como la ley de la gravedad]…que cuando deseo hacer el
bien, el mal está presente conmigo… [Y a pesar de eso, él dice]…Porque me
deleito en la ley de Dios de acuerdo al hombre interior… [La ley es santa,
justa, y buena… y usted se deleita en la Palabra de Dios por el hombre
interior. Ese debería ser nuestro pensamiento y nuestro deseo, ¿No es así? ¡Sí!]…Pero
veo otra ley dentro de mis propios miembros, en guerra contra la ley de
mi mente, y llevándome cautivo a la ley de pecado… [La ley del pecado
que está en usted, la cual el Apóstol Pablo llama ‘la ley del pecado y muerte’]…que
está dentro de mis propios miembros” (versos 21-23).
Ahora, este es un dilema—así que él dice en el verso
24: “¡Oh que hombre miserable soy!... [Y así es como uno se siente
cuando llega al punto del arrepentimiento y conversión verdaderos, porque eso
es lo que somos ante Dios sin Jesucristo]… ¿Quién me salvará del cuerpo de esta
muerte? Doy gracias a Dios por Su salvación a través de nuestro Señor
Jesucristo… [Porque él va a ser redimido]…A causa de eso, por un lado, yo mismo
sirvo a la ley de Dios con mi mente; pero por otro, con la carne,
sirvo a la ley de pecado” (verso 24-25) —eso era parte de su mismo ser.
Romanos 8:1 también es algo en lo que necesitamos
crecer más profundamente hermanos: “Consecuentemente, entonces no hay condenación
a aquellos que están en Cristo Jesús…” Es decir: aquellos quienes están
atravesando esta misma lucha, y quienes están venciendo los pecados que están
dentro de ellos. Ahora, ¿Cómo vencemos los pecados que están dentro de nosotros?
Vayamos a 2 Corintios 10—para ver algo muy importante
respecto a esto hermanos. Usted no puede vencer la parte interna de su mente
guardando la parte externa de la Ley. Usted debe vencer el pecado dentro
de su ser, ¡con el Espíritu de Dios y de Cristo en usted! Por eso es
que Pablo dijo que ‘La ley está aquí, es espiritual, y es justa y buena; pero
la ley que está afuera de mi mente no puede cambiar mi mente.’ Sólo el Espíritu
de Dios puede cambiar su mente, y ¡Sólo Dios puede convertirlo! La Ley
de Dios define lo que es correcto y lo que es incorrecto. La Ley de Dios
puede guiarlo a un cierto nivel de conversión—o a un cambio de
comportamiento—pero sólo el Espíritu de Dios puede convertir la mente.
Entonces, ¿Qué hace usted cuando se encuentra atrapado en este enigma tan
horrible?
2 Corintios 10:4: “Porque las armas de nuestra guerra
no son carnales… [No vamos a lograrlo con pensamientos positivos,
haciendo el bien, ni por métodos carnales]…sino poderosas a través de Dios para
el derrocamiento de fortalezas.”
La fortaleza más grande a derribar está en su mente— ¡Que
es precisamente donde mora el pecado! Necesitamos vencer la imaginación del corazón,
lo cual es imposible sin el Espíritu de Dios. ¡Tenemos que hacerlo con el
Espíritu de Dios!
Verso 5: “Echando abajo vanas imaginaciones, y
toda cosa alta que se exalta a sí misma contra el conocimiento de Dios,
y trayendo a cautividad todo pensamiento a la obediencia de Cristo.” Así es
como debemos hacerlo. Debemos traerlo a la ‘obediencia de Cristo’:
·
En arrepentimiento
·
En oración
·
Cediendo ante Dios
·
Pensando en Su Palabra
·
Creciendo en gracia y en conocimiento
·
Y dándonos cuenta de que todo esto
se logra por la gracia de Dios
¡No puede ser de ninguna otra manera porque usted es
salvo por gracia! Ahora, sí tenemos que guardar los mandamientos de
Dios—pero recuerde que nadie puede ser salvo por la observancia de la ley.
¡Recuérdelo!
Ahora, ¿Qué le dijo Cristo al hombre rico? ¿Lo
recuerdan? Cuando el hombre rico vino y le dijo: ‘Maestro bueno, ¿Qué debo
hacer para tener la vida eterna?’ Jesús le respondió: ‘Guarda los mandamientos.’
–‘Ah, eso ya lo he hecho toda mi vida’— dijo el hombre rico – ‘¿Qué más debo
hacer?’ Y Cristo le dijo: ‘Ve a vender todo lo que tienes, luego ven y sígueme,
y tendrás tu recompensa en el cielo.’ Después los discípulos dijeron, ‘¿Cómo va
a ser eso?’
También, en otra parábola les dijo: ‘Quiero decirles
algo. Si un hombre tiene un siervo trabajando en el campo, y al entrar en la
casa le dice a ese mismo siervo ‘Prepárame algo de comer para que después comas
tú,’ después de que ha hecho todas esas cosas… ¿Le agradece él a su siervo por
todo lo que hace? ¡No! Pues es lo mismo con ustedes, ‘Cuando hayan hecho
todo lo que se les ha ordenado, considérense siervos inútiles.’ Ahora, esta es
una expresión dura. ¿Por qué son siervos inútiles? Porque no han dejado que
Cristo esté en ustedes, ‘trayendo todo pensamiento en cautividad a la
obediencia de Él.’ Así que cuando Pedro nos dice: ‘ármense a sí mismos con la
misma mente que tiene Cristo’… en realidad está diciéndonos mucho, ¿no es así? ¡Sí,
efectivamente!
“…y trayendo a cautividad todo pensamiento a la
obediencia de Cristo… [Por lo cual Cristo en usted es la única esperanza de
gloria]…Y teniendo una disposición para vengar toda desobediencia, cuando su
obediencia haya sido cumplida” (versos 5-6).
Volvamos a Romanos capitulo ocho. Tal vez ahora vean
por qué no hay condenación—porque usted por sí mismo, no puede vencerse a
sí mismo. Sólo con Cristo en usted, y ‘trayendo a
cautividad todo pensamiento’ con el Espíritu de Dios, es que usted puede
vencerse a sí mismo.
Es por eso que en Romanos 8:1, dice que: “…no hay condenación
a aquellos que están en Cristo Jesús, quienes no están caminando de acuerdo a la
carne sino de acuerdo al Espíritu… [No estamos viviendo nuestras vidas como
solíamos hacerlo. Somos convertidos; ¡Estamos cambiados! Y estamos creciendo en
gracia y en conocimiento]… porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús
me ha librado de la ley de pecado y muerte” (versos 1-2). Y a pesar de que aún
tengamos la ‘ley del pecado y muerte’ dentro de nosotros, Cristo nos ha librado
de ella. No tenemos que estar agobiados por obedecerla en sus
lujurias, al traer ‘a cautividad todo pensamiento a la obediencia de Cristo.’
Verso 3: “Porque lo que era imposible hacer
para la ley… [Ya que ésta no puede convertir ni empoderar; sino sólo definir y
traer muerte]…en que era débil a través de la carne… [Por la ‘ley del pecado
y muerte’ en nosotros]…Dios, habiendo enviado a Su propio Hijo en la
semejanza de carne pecaminosa… [Para ser exactamente como somos nosotros]…y por
el pecado, condenó el pecado en la carne.”
Si Cristo condenó al pecado en la carne, ¿Quién tiene
que vencer el pecado dentro de nosotros? ¡Cristo en nosotros! Sí,
nosotros tenemos que hacer nuestra parte—pero Cristo tiene que ser esa fuerza poderosa,
activadora, y motivadora (a través de Su Espíritu) para poder hacerlo.
Vayamos a Romanos 6:10: “Porque cuando murió, murió al
pecado una vez por todos; pero en lo que vive, vive hacia Dios. En la
misma forma también… [Esto es: calculen, estimen, y entiendan, que]…ustedes
ciertamente deberían considerarse a sí mismos muertos al pecado, pero vivos
para Dios a través de Cristo Jesús nuestro Señor. Por tanto, no dejen que el
pecado gobierne en su cuerpo mortal…” (versos 10-12).
Eso es lo que Cristo hace en usted: Que el pecado no
‘gobierne en su cuerpo mortal’; que usted lo vea por lo que es; que usted
entienda lo malvado que es. El pecado está ahí trabajando para derribarlo—pero usted
no se deja gobernar por él. Y ¿Por qué? ¡Porque usted tiene la
mente de Cristo en usted! Y está ‘trayendo a cautividad todo pensamiento
a la obediencia de Cristo.’
Esto es algo sumamente profundo hermanos. Esto es
parte de las cosas profundas de Dios que nosotros buscamos— y en las cuales
necesitamos crecer. Entonces, es por eso que el apóstol Pedro dijo: ‘Estemos
armados con la misma mente.’
Volvamos y leamos 1 Pedro 4:1 para terminar: “Consecuentemente,
dado que Cristo ha sufrido por nosotros en la carne, ármense a sí mismos
también con la misma mente…” Esté esta mente en ustedes, la cual estuvo
en Cristo Jesús nuestro Señor.
Referencias Bíblicas:
·
1 Pedro 3:22
·
Colosenses 2:15
·
Colosenses 1:16-18
·
Hechos 2:25, 33
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Hechos 6:29-31
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Hebreos 1:3, 13
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Hebreos 4:14-16
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Hebreos 7:25-28
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Hebreos 8:1-2
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Hebreos 9:24
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1 Juan 1:7-10
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1 Juan 2:1-2
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1 Pedro 4:1-6, 1
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Filipenses 2:5-8
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Romanos 12:1-2
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Efesios 4:23-24
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1 Corintios 2:7-9
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Romanos 8:28
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1 Corintios 2:10
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Hebreos 6:1
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Hebreos 5:9-12
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1 Corintios 2:11-16
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Romanos 7:7-10
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Marcos 7:21-23
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Romanos 7:10-18
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Job 42:1-6
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Romanos 7:18-25
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Romanos 8:1
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2 Corintios 10:4-6
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Romanos 8:1-3
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Romanos 6:10-12
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1 Pedro 4:1
Escrituras mencionadas, no citadas:
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Hebreos 2
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1 Corintios 2:9