Restaurando el
cristianismo original—¡para hoy!
Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica
P.O. Box 1442
Hollister, California 95024-1442
(831) 637-1875
laverdaddedios.org • truthofgod.org •
churchathome.org
afaithfulversion.org •
theoriginalbiblerestored.org
Fred R. Coulter
Ministro
Junio 15, 2022
Queridos hermanos,
Esperamos que hayan tenido una maravillosa
Fiesta de Pentecostés. Nosotros tuvimos un grandioso día 49 y 50—¡Pentecostés!
Que cumplimiento de profecía tan tremendo que será este día. Todos los santos a
través de la historia serán resucitados a vida eterna. Bajo Jesucristo como
“Rey de reyes y Señor de señores,” salvaremos al mundo y a toda la humanidad.
De otro lado, cuando la primera resurrección tenga lugar en verdad, el mundo va
a creer que esto es una invasión de extra-terrestres—lo cual será
cierto: ¡Jesús y todos los santos resucitados organizados en el ejército más
grande de la historia del mundo! Desde el gran Mar de Vidrio, Jesús nos guiará
de regreso a la tierra y destruirá a todos los ejércitos de la Bestia y de las
naciones. Luego, después que Satanás y los demonios son encerrados en el
abismo, paz genuina llegará finalmente a la tierra por mil años.
Antes que todo esto tenga lugar, sin
embargo, habrá un gran y final engaño en la tierra—una paz falsa,
organizada por Satanás el diablo. La gente pensará que la humanidad ha resuelto
finalmente todos sus problemas ¡sin Dios! Pero eso será un gran engaño—que
dura 3 años y medio. Ultimadamente, esa “paz” se acabará y el mundo entero
caerá en guerras y desastres como es mostrado en el libro de Apocalipsis.
Cubrimos aquellas profecías en nuestra cata de Marzo/Abril.
Todavía, desde ahora y ese entonces, hay
muchas profecías que deben ser cumplidas. Y a causa de la velocidad de las
comunicaciones modernas, podemos tener noticias de última hora desde casi todo
lugar en la tierra—así veremos eventos mientras que se están desarrollando.
Sin embargo, tan increíble como pueda
parecer, y a pesar del gran número de Biblias en el mundo, las profecías verdaderas
de Dios permanecen un gran misterio para casi toda la gente—incluso a la
mayoría de los que profesan ser cristianos. ¿Por qué? Porque no creen
verdaderamente las Escrituras ni tampoco obedecen lo que Dios ordena.
Hace cierto tiempo estuve hablando con un
hombre quien, después de declarar que él era un “cristiano americano,” me
preguntó, “¿Por qué hay tantas iglesias “cristianas” en el mundo? ¿Por qué no
puede haber solo una? Todo esto es muy confuso para mí” Le dije que la verdad
era simple en verdad—“¡La gente quiere decirle a Dios que hacer, en vez de
hacer lo que Dios les dice que hagan! Más aun, los hombres creen que pueden
mejorar la perfecta Palabra de Dios al adicionar sus propias ideas humanas,
tradiciones y festivos.” Aunque él estuvo de acuerdo con la respuesta, como
muchos lo estarían, él no tenía ni idea sombre lo que en realidad yo le estaba
diciendo. Así que lo dejé para que pensara en la respuesta que le di.
La
culpa de esta
condición can en las cabezas de los líderes religiosos de este mundo.
Jesús dijo: “No todo el que me dice, ‘Señor, Señor,’
entrará en el reino del cielo; sino aquel que está haciendo la voluntad de
Mi Padre, Quien está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día [el día de juicio—y todos irán delante de la silla de
juicio de Cristo para dar cuentas], ‘Señor,
Señor, ¿No profetizamos por medio de Tu nombre? Y ¿No echamos fuera
demonios por medio de Tu nombre? Y ¿No hicimos muchas obras de poder por
medio de Tu nombre?’ Y entonces les confesaré, ‘Nunca los conocí. Apártense de
Mí, ustedes quienes obran ilegalidad’” (Mateo 7:21-23). Si, ellos tienen
“una apariencia exterior de piedad, pero [están] negando el poder de
la verdadera piedad” (II
Timoteo 3:5).
Mientras la mayoría de la gente es sincera,
se les enseña que lo que están haciendo es lo “correcto.” Después de todo, sus líderes
religiosos usan la Biblia (pero no toda la Biblia). Pero lo que no
comprenden es que la desobediencia trae ceguera espiritual—una realidad
ficticia, una ilusión. Ni comprenden que Satanás el diablo está activamente
engañando al mundo entero (Apocalipsis 12:9) a través de sus siervos—los
líderes religiosos y del gobierno.
Esto
pasa de dos maneras: Primero, cuando alguien escucha el Antiguo
Testamento siendo leído, y rechazan creerle a Dios y obedecerlo, allí permanece
un velo sobre sus mentes. El apóstol Pablo escribe: “Pero
sus mentes [de los Israelitas] fueron cegadas; porque hasta la hora presente el mismo velo
no ha sido removido, sino permanece a la lectura del
Antiguo Pacto; cuyo velo es removido en Cristo. Porque hasta este día, cuando
Moisés es leído, el velo yace sobre sus corazones. Pero cuando sus
corazones se vuelvan al Señor [esto es, se arrepienten y le creen a
Dios], el velo es quitado” (II Corintios
3:14-16).
Segundo,
Pablo escribe que la gente generalmente está bajo la influencia del engaño,
caminando “de acuerdo al curso de este mundo, de
acuerdo al príncipe del poder del aire [Satanás el diablo], el espíritu que está ahora trabajando dentro de los hijos
de desobediencia; entre quienes también
todos nosotros una vez tuvimos nuestra conducta en las lujurias de nuestra
carne, haciendo las cosas deseadas por la carne y por la mente, y éramos por
naturaleza los hijos de ira, así como el resto del mundo”
(Efesios 2:2-3). Él agrega: “Pero si nuestro evangelio
es escondido, es escondido para aquellos que están pereciendo; en quienes el
dios de esta era ha cegado las mentes de aquellos que no creen,…”
(II Corintios 4:3-4).
En verdad, el mundo continúa en su engaño más
que en cualquier tiempo en la historia. El profeta Isaías nos dice porque:
“Será incluso como cuando un hambriento sueña, y he
aquí, él come, pero despierta y su alma está vacía; o como cuando un hombre
sediento sueña, y he aquí, él bebe; pero despierta, y he aquí, está
débil y su alma esta anhelante.… ¡Estén
aturdidos y asombrados! ¡Cieguen sus ojos y sean ciegos! Ellos están borrachos,
pero no con vino; tambalean, pero no por bebida fuerte, porque el SEÑOR ha derramado sobre ustedes el espíritu de
sueño profundo, y ha cerrado sus ojos; Él ha cubierto a los profetas y a
sus gobernantes, y a los videntes. Y la visión de todos ha
llegado a ser para ustedes como las palabras de un libro que esta sellado, el
cual ellos dan a uno que es aprendido diciendo, “Por favor lee esto,” y él dice,
“No puedo, porque está sellado.” Y el libro es
entregado a quien no es aprendido, diciendo, “Por favor lee esto,” y él dice,
“No soy aprendido.” Y el SEÑOR dijo, “Porque
este pueblo se acerca a Mí con sus bocas, y con sus labios Me honran,
pero su adoración de Mí es conforme a las tradiciones de hombres aprendidas por
rutina, y su temor hacia Mi es enseñado por los mandamientos de hombres”
(Isaías 29:8-13).
Si, los hombres quieren parecer
religiosos, dar servicio de labios a Dios, mientras se deleitan en sus propias
obras y tradiciones. Así la mayoría de la gente cree que Dios aprueba sus
caminos incluso cuando saben que tales prácticas son en realidad paganas y
contrarias a la Palabra de Dios—tal como los festivos de las religiones de este
mundo. Consecuentemente, Satanás ciega sus ojos y entendimiento. Isaías agrega:
“Por tanto, he aquí, procederé a hacer de nuevo una
obra estupenda entre este pueblo, incluso una obra estupenda y una
maravilla, porque la sabiduría de sus sabios [eruditos] morirá, y la sabiduría de sus inteligentes desaparecerá. [de
modo que llegan a ser tontos (Romanos 1:18-21)]”
(verso 14).
Este
es el camino amplio que lleva a la muerte como dijo Jesús: “porque ancha es la puerta y amplio es el
camino que lleva a la destrucción, y muchos [la mayoría] son aquellos que entran a través de ella” (Mateo
7:13). Este es el camino del mundo y el mundo ama lo suyo (Juan 15:19). Pero
Dios nos ordena no amar el mundo—no vivir como el mundo. El
apóstol Juan escribió: “No amen al mundo, ni las cosas
que están en el mundo. Si cualquiera ama al mundo, el amor del
Padre no está en él. Porque todo lo
que está en el mundo—la lujuria de la carne, y la lujuria de los ojos, y
el orgullo pretencioso de la vida física—no es del Padre, sino es del mundo.
Y el mundo y su lujuria está desapareciendo, pero
aquel que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (I Juan 2:15-17).
Mientras todas las religiones claman un
camino para Dios, sus reclamos son vacíos y sin valor en realidad. De hecho,
tuercen y distorsionan las Escrituras en rebelión contra Dios: “¡Ay de aquellos que profundizan para esconder sus
propósitos del SEÑOR! Y sus obras están en la oscuridad, y dicen, “¿Quién nos
ve? ¿Y quién nos conoce?” ¡Ciertamente, ustedes
han volteado las cosas al revés! ¿Será el alfarero considerado como el
barro de alfarero; porque la obra dirá de quien la hizo, “Él no me hizo?” ¿O la
cosa formada le dirá a quien la formó, “Él no tuvo entendimiento?”” (Isaías
29:15-16).
¿A quien Dios hace responsable?
Primariamente, Él acusa
a los ministros, profetas y sacerdotes. El profeta Ezequiel expone el gran
error y rebelión de ellos: “Hay una conspiración de
sus profetas en medio de ella, como un león
rugiente desgarrando su presa. Ellos han devorado almas; han tomado el tesoro y
cosas preciosas; ellos hicieron muchas viudas en medio de ella. Sus sacerdotes han hecho violencia a Mi ley [clamando
que ha sido abolida] y han profanado Mis cosas
santas. No han puesto diferencia entre lo santo y lo profano, y no han enseñado
la diferencia entre lo impuro y lo puro, y HAN OCULTADO SUS OJOS DE MIS
SÁBADOS, y Yo soy profanado entre ellos.… Y
sus profetas se han cubierto ellos mismos con blanqueador, viendo
visiones falsas y adivinando mentiras hacia ellos, diciendo, ‘Así dice el Señor
DIOS;’ cuando el SEÑOR no ha hablado” (Ezequiel 22:25-26, 28).
Dios no ve esto como simple ignorancia o
carencia de conocimiento de los líderes religiosos. Él lo declara como lo que
es en verdad—¡una conspiración deliberada! Dios ha hecho que más de 9
billones de Biblias sean impresas en casi todo idioma de modo que la verdad
podría ser conocida—si tan solo la gente creyera y obedeciera verdaderamente a
Dios (Marcos 13:10). Pero la gente tiene cerrado sus ojos a la verdad, a pesar
de tener la Biblia disponible—incluso en sus teléfonos inteligentes. Si ellos
buscaran la Palabra de Dios podrían conocer la verdad. Pero ¡la han rechazado!
Así, no entienden la Biblia ni el plan de Dios para la humanidad.
Por ejemplo: Los “cristianos” saben
que la navidad no es enseñada en la Biblia. Pero desde que se les dijo que eso
conmemora el nacimiento de Jesús, participan voluntariamente en lo que es
considerado una práctica cristiana autorizada. La gente cree que su “bondad” es
aceptada por Dios porque son sinceros, aun si está mal. Dios dice de otro
modo: “Pero al malvado Dios dice, “¿Qué derecho tienes
para declarar Mis estatutos, y tomar Mi pacto en tu boca? Sí, odias ser enseñado, y echas Mis palabras tras de ti.
Cuando viste un ladrón, entonces estuviste complacido
de estar con él, y has tenido parte con adúlteros.
“Das tu boca al mal, y tu lengua enmarca engaño. Te sientas; hablas contra tu hermano; calumnias al hijo de
tu propia madre. Estas cosas has hecho, y He
guardado silencio; pensaste que era como tú, pero te reprenderé, y las
colocaré en orden ante tus ojos. Ahora
considera esto, tú que olvidas a Dios, no
sea que te desgarre en pedazos, y no haya nadie que libre”
(Salmo 50:16-22).
Dios
también acusa a los líderes de gobierno y políticos. “Sus gobernadores en medio de ella son como lobos
desgarrando la presa, para derramar sangre y destruir almas, para conseguir
ganancia injusta” (Ezequiel 22:27). Esto describe perfectamente a
los líderes de gobierno de este mundo. La mayoría de ellos llegan al cargo con
medios modestos y terminan ricos. ¿Cómo?
Se llama política—mienten, engañan y roban.
En verdad, ¿qué clase de sociedades tienen
creadas las así llamadas naciones “cristianas”? En vez de amor, amabilidad y
bondad; en vez de honestidad, justicia y verdad—¿qué encontramos? Isaías
responde: “Ay
de aquellos que atraen iniquidad con cuerdas de vanidad, y pecado con cuerdas
de carreta; quienes dicen, “¡Dese Él prisa y
acelere Su obra, para que podamos verla; y que el propósito del Santo de
Israel se acerque y venga, para que podamos saber!” ¡Ay de aquellos que llaman al mal bien y al bien
mal; que ponen oscuridad por luz y luz por oscuridad; que ponen lo amargo
por dulce y lo dulce por amargo!
“¡Ay de aquellos que son sabios a sus propios
ojos, y prudentes a su propia vista! ¡Ay
de aquellos que son poderosos para beber vino, y hombres de fuerza para
mezclar bebida fuerte: quienes justifican al
malo por un soborno, y quitan la justicia del justo de él! Por tanto como el fuego devora el rastrojo, y la llama quema
la paja; su raíz será como podredumbre, y sus flores subirán como polvo porque han
desechado la ley del SEÑOR de los ejércitos, y despreciado la Palabra
del Santo de Israel. Por tanto, la ira
del SEÑOR está encendida contra Su pueblo, y Él ha extendido Su mano contra
ellos, y los ha afligido;… En todo esto Su ira
no está apartada, sino Su mano está extendida inmóvil” (Isaías 5:18-25).
Las religiones y gobiernos de este mundo son
ciegos y corruptos porque han rechazado la Palabra de Dios como un estándar
para vivir. Así, todos los problemas que vemos son el resultado del juicio y
corrección de Dios, el cual llega automáticamente porque las leyes y
mandamientos de Dios están siempre activas y funcionando sobre
todos—individuos, comunidades y naciones. Este es el mundo en el que vivimos, y
el mundo
continuará de esta manera hasta el regreso de Jesucristo.
¿Cómo
debemos vivir en el mundo, pero no ser parte del mundo? Mientras
vivimos aun en el mundo, no somos parte del mundo—Babilonia la
Grande. Juan escribe: “‘Porque todas las naciones se
han emborrachado del vino de la furia de su fornicación, y los reyes de la
tierra han cometido fornicación con ella, y los comerciantes de la tierra se
han vuelto ricos a través del poder de su lujo.” Y escuché otra voz desde el cielo, diciendo, “Sal de ella [no
viva como lo hace el mundo], pueblo Mío, para que
no tengas parte en sus pecados, y no
recibas de sus plagas, porque sus pecados han llegado tan lejos como el cielo,
y Dios ha recordado sus iniquidades” (Apocalipsis 18:3-5).
Nuevamente, vivimos en el mundo, pero
no somos parte del mundo—esto es, no vivimos como lo hace el mundo. En Su
oración final antes que Él fuera arrestado, Jesús dijo: “Pero ahora vengo a Ti [Padre];
y estas cosas estoy hablando mientras aún en el mundo, para que puedan
tener Mi gozo cumplido en ellos. Les he dado
Tus palabras, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, así como Yo
no soy del mundo. No oro que los saques
del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, así como Yo no soy del mundo.
“Santifícalos en Tú verdad; Tu Palabra es la verdad.
Así como Me enviaste al mundo, Yo también los he
enviado al mundo. Y por amor a ellos Me
santifico a Mí mismo, para que ellos también puedan ser santificados en Tú
verdad. No oro por éstos solamente, sino
también por aquellos que creerán en Mí a través de su palabra; que todos ellos puedan ser uno; así como Tú, Padre, estás
en Mí, y Yo en Ti; que ellos también puedan ser uno en Nosotros, para que el
mundo pueda creer que Tú sí Me enviaste” (Juan 17:13-21).
Estamos apartados del mundo,
santificados por la verdad de Dios—y por el Espíritu Santo. Aunque vivimos en
el mundo y debemos ser una luz para el mundo, no somos parte del mundo.
¿Qué es lo que hacemos que
verdaderamente nos separa del mundo? Lo primero es el amor de Dios y
nuestra observancia de Sus mandamientos. Emparejado con el Espíritu Santo en
nosotros, este es el fundamento de nuestra relación con Dios, Como nos ordenó
Jesús, ““El primero de todos los mandamientos es,
‘Oye, Oh Israel. Nuestro único Dios es el Señor, el Señor. Y
amarán al Señor su Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con
toda su mente, y con toda su fuerza.’ Este es el primer
mandamiento. Y el segundo es como este:
‘Amarán a su prójimo como a ustedes mismos.’ No hay otro
mandamiento más grande que estos”” (Marcos 12:29-31).
Jesús
también adicionó otro mandamiento de amor—debemos amarnos unos a otros como
Jesús nos amó: “Un nuevo mandamiento les doy; que se
amen el uno al otro en la misma forma en que Yo los he amado, así es
como deben amarse el uno al otro.… Como
el Padre Me ha amado, Yo también los he amado; vivan en Mi amor. Si guardan Mis mandamientos, vivirán en Mi amor; así como Yo
he guardado los mandamientos de Mi Padre, y vivo en Su amor. Estas cosas les he hablado, para que Mi gozo pueda vivir en
ustedes, y que su gozo pueda ser pleno. Este es Mi mandamiento: Que se amen uno al otro, como Yo los
he amado” (Juan 13:34; 15:9-12).
En su
primera epístola, Juan nos dice cómo debemos vivir en el amor de Dios y amarnos
unos a otros. “Hijitos míos, no deberíamos amar de
palabra, ni con nuestras lenguas; más bien; deberíamos amar en
hecho y en verdad. Y en esta forma
sabemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de
Él, que si nuestros corazones nos condenan [porque
estamos fallando], Dios
es más grande que nuestros corazones, y sabe todas las cosas. Amados, si nuestros corazones no nos condenan, entonces
tenemos confianza hacia Dios. Y cualquier cosa que podamos pedir recibiremos de
Él porque guardamos Sus mandamientos y practicamos aquellas cosas que son
agradables a Su vista.
“Y este es Su mandamiento: que creamos en el nombre de Su
Hijo Jesucristo, y que nos amemos los unos a los otros, exactamente como Él nos
dio mandamiento. Y aquel que guarde Sus mandamientos está viviendo en Él, y
Él en él; y por esto sabemos que Él está viviendo en nosotros: por el Espíritu
el cual Él nos ha dado” (I Juan 3:18-24).
En vez
de ser conformados al mundo, nuestras mentes deben ser renovadas y transformadas
a través del Espíritu Santo: “Los exhorto por tanto,
hermanos, por las misericordias de Dios, a presentar sus cuerpos como un
sacrificio vivo, santo y bien agradable a Dios, el cual es su
servicio espiritual. No se conformen ustedes
mismos a este mundo, sino sean transformados por la renovación de sus mentes para que puedan probar lo que es bien
agradable y bueno, y la perfecta voluntad de Dios” (Romanos 12:1-2).
Es por eso que oramos y estudiamos cada día.
Este es el proceso de salvación. Diariamente crecemos y vencemos,
mientras desarrollamos la mente de Cristo (Filipenses 2:5). Crecemos en amor y
gracia, mientras amamos a Dios y guardamos Sus leyes y mandamientos por el
poder de Su Santo Espíritu. Mientras nos rendimos a Dios, Él escribe Sus leyes
y mandamientos en nuestros corazones y mentes, de modo que estaremos caminando
en el camino del Señor: “Y por este estándar
sabemos que lo conocemos: si guardamos Sus mandamientos.… si cualquiera está
guardando Su Palabra, verdaderamente en aquel el amor de Dios está siendo
perfeccionado. Por este medio
sabemos que estamos en Él. Cualquiera que reclame vivir en Él está
obligándose a sí mismo también a caminar incluso como Él mismo caminó”
(I Juan 2:3, 5-6).
Note lo que escribió el apóstol Pedro
de nuestra conversión y transformación de vivir como vive el mundo a vivir el
camino de Dios: “Consecuentemente, dado que Cristo ha
sufrido por nosotros en la carne, ármense a sí mismos también con la
misma mente porque aquel que ha sufrido en la carne ha dejado de vivir
en pecado para este fin: que no viva más su tiempo restante en la carne
para las lujurias de los hombres, sino para la voluntad de Dios.
Porque el tiempo pasado de nuestras vidas es
suficiente para haber hecho la voluntad de los gentiles, cuando nosotros mismos
caminábamos en libertinaje y lujuria, y éramos corrompidos con
vino, parrandas, bebidas e idolatrías desenfrenadas. Viendo esta diferencia
en su comportamiento, están asombrados que ustedes no corren con ellos
en las mismas corrupciones desbordantes [en sus fiestas paganas a
sus dioses], y los insultan”
(I Pedro 4:1-4).
Pablo también escribió sobre “salir de
este mundo” a vivir el camino de Dios a través de Cristo. “Así entonces, declaro y testifico esto en el Señor
que ustedes ya no deben caminar incluso como el resto de los gentiles
están caminando, en la vanidad de sus mentes, teniendo su
entendimiento oscurecido, siendo alienados de la vida de Dios a través de la
ignorancia que está en ellos, por la dureza de sus corazones. Ellos han desechado todos los sentimientos, y se
han rendido a sí mismos al libertinaje, a obrar cada impureza con deseo
insaciable.
“Pero ustedes no han aprendido así a Cristo; si ciertamente lo han escuchado y han sido enseñados en Él,
de acuerdo a la verdad en Jesús: Que
concerniente a su antigua conducta, ustedes se quiten el viejo hombre, el cual
es corrupto de acuerdo a la lujuria engañosa; y que sean renovados en el espíritu de su mente; Y que se pongan el nuevo hombre, el cual es creado en
justicia y santidad de la verdad de acuerdo a Dios” (Efesios 4:17-24).
Finalmente,
Pablo escribe el máximo estándar de nuestra conducta: “Por
tanto, sean imitadores de Dios, como hijos amados; y caminen en amor, incluso
como Cristo también nos amó, y Se dio a Sí mismo por nosotros como
una ofrenda y un sacrificio de aroma perfumado a Dios” (Efesios 5:1-2).
Así es como debemos vivir en el mundo—pero
no ser del mundo.
Hermanos, debido a su amor y oraciones a
través del poder de Dios, todos nosotros juntos somos capaces de servir a los
hermanos y predicar el Evangelio mientras nos preparamos para la vida eterna.
Les agradecemos por su amor y oraciones, mientras que oramos por ustedes
diariamente pidiéndole a Dios que los bendiga con Su amor, gracia, sanidad y
animo espiritual. Gracias por su apoyo continuo a través de sus diezmos y
ofrendas. Continúe amando a Dios y amándose unos a otros en toda manera. Que el
amor, la gracia y la bendición de Dios estén con usted en toda circunstancia.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC