Restaurando el
cristianismo original—¡para hoy!
Iglesia de Dios Cristiana y
Bíblica
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Fred R. Coulter
Ministro
Carta de
Septiembre y Octubre
Septiembre 12,
2022
Queridos
hermanos,
En
USA, todo el país está consumido con las elecciones de mediano plazo de
Noviembre 2022—del congreso y el senado, así como sillas del estado. ¿Quién ganará—demócratas o republicanos? Con todos
los problemas y crisis que tienen lugar, debemos preguntar: ¿Está Dios castigando la nación? La respuesta es ¡sí!
Todos
estos problemas son tan solo un preludio, advertencia de profecías del
tiempo final a tener lugar. En verdad, DIOS ESTÁ CASTIGANDO AL MUNDO—¡TODAS LAS NACIONES! Llevando hasta el regreso de
Jesucristo, Dios está desplegando algo de Su ¡ASOMBROSO
PODER! A través del profeta Jeremías, Dios declara: “…y todos los reinos del mundo, los cuales están sobre
la faz de la tierra; y el rey de Sheshach [la
bestia por venir de Apocalipsis 13] beberá después
de ellos. “Por tanto les dirás, ‘Así dice
el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, “Beban y emborráchense, y
vomiten, y caigan, y no se levanten más por causa de la espada la cual enviaré
entre ustedes.” ’
“Y sucederá que si ellos se rehúsan a tomar la copa de tu
mano para beber, entonces les dirás, ‘Así dice el SEÑOR de los
ejércitos, “Ciertamente beberán. Porque, he aquí, Yo comienzo a traer mal sobre
la ciudad la cual es llamada por Mi nombre; y ustedes ¿Se irán sin castigo? No
se irán sin castigo. Porque llamaré a la espada sobre todos los habitantes
de la tierra,” dice el SEÑOR de los ejércitos.’
“Y profetiza en contra de ellos todas estas palabras, y diles,
‘El SEÑOR rugirá desde lo alto, y dará Su voz desde Su Santa habitación.
Rugirá poderosamente sobre Su lugar de vivienda. Él dará un grito, como
aquellos que pisan uvas, contra todos los pueblos de la tierra.
“Un ruido vendrá a los confines de la tierra; porque el
SEÑOR tiene una controversia con las naciones; pleiteará con toda carne,
entregará a la espada a aquellos que son malvados,’ dice el SEÑOR.” Así dice el SEÑOR de los ejércitos, “He
aquí, mal saldrá de nación a nación, y un gran torbellino será agitado desde
las esquinas más lejanas de la tierra. Y los muertos del SEÑOR estarán
en aquel día [el día del Señor, el último año—llevando a la primera
resurrección] desde un confín de la tierra
hasta el otro confín de la tierra; no serán llorados, ni recogidos, ni
enterrados. Ellos serán como estiércol sobre la tierra.
“¡Den alaridos, ustedes pastores, y lloren; y revuélquense en
las cenizas, ustedes señores del rebaño! Porque los días de su masacre y de su
dispersión están cumplidos; y ustedes caerán como una vasija escogida”
(Jeremías 25:26-34).
Jesús
confirmó lo que describió Jeremías: “Porque entonces
habrá gran tribulación, tal como no la ha habido desde el principio del
mundo hasta este tiempo, ni la habrá nuevamente. Y si aquellos días no
fueran limitados, ninguna carne sería salva; pero por amor a los elegidos
aquellos días serán limitados” (Mateo 24:21-22). Marcos escribe: “Porque en aquellos días habrá gran
tribulación, tal como no ha habido igual desde el principio de la
creación que Dios creó hasta este tiempo, ni nunca la habrá otra vez.
Y a menos que el Señor hubiera limitado
los días, ninguna carne sería salva; pero por amor a los elegidos, quienes ha
escogido, Él ha limitado los días” (Marcos 13:19-20).
Estamos
ahora en el tiempo justo antes del desate de grandes poderes
destructivos sobre el mundo. Es por eso que debemos estar preparados
espiritualmente, mentalmente y físicamente—de modo que podemos resistir todas
estas fuerzas y ser levantados a vida eterna ¡al
regreso de Jesús!
Las cuatro
invasiones de Gog y Magog
Vea
los judíos y a Jerusalén hoy en día. Están rodeados de enemigos
implacables, ¡llenos de odio! De acuerdo a la
profecía Bíblica, todas las naciones serán llevadas al medio oriente en
el periodo previo al regreso de Cristo. ““He aquí,
haré de Jerusalén una copa de temblor a toda la gente de todo el rededor,
cuando ellos estén en el cerco contra ambas, Judá y Jerusalén. Y en ese día haré
de Jerusalén una piedra pesada para toda la gente. Todo el que se cargue a sí
mismo con ella será cortado en piezas, aunque todas las naciones de la
tierra serán reunidas contra ella” (Zacarías 12:2-3). Jesús
también profetizó, “Pero cuando vean a Jerusalén
siendo rodeada por ejércitos, entonces sepan que su desolación se ha
acercado” (Lucas 1:20). Parece que este escenario profético continúa
siendo puesto mientras más y más naciones están siendo arrastradas al conflicto
sobre el futuro de Jerusalén. Ultimadamente, habrá una batalla final ya
que las naciones se oponen a Cristo sobre Su regreso con los santos
resucitados.
Por
ahora, ¿qué de Rusia, China, India, Japón y
todas las naciones del suroriente de Asia? Y no olvide Afganistán. Más aun,
considere esto: ¿“Necesita” el mundo una
guerra contra Irán para impulsar la economía y avanzar el desarrollo de una
moneda mundial—y ultimadamente un gobierno mundial? Mientras esto puede ser una
“justificación legitima” para luchar contra Irán, hay razones proféticas más
grandes para que tales acciones tengan lugar.
Como
vemos la situación hoy en día, indudablemente habrá más tiempo en la
foto profética de lo que habíamos asumido previamente. ¿Por
qué? Porque los eventos del tiempo del fin van a ser de una magnitud más
grande de lo que mayoría ha imaginado. Las dos guerras en Irak no
trajeron paz al medio oriente ni se deshizo de los terroristas islámicos del
mundo. Ni tampoco lo hizo la guerra de 20 años en Afganistán. De hecho, ahora
que los ejércitos de USA y OTAN han salido de Afganistán, no hay duda que China
está planeando llenar el vacío. Luego, Irán debe ser sometido—por fuerza si es
necesario.
Recuerde,
los eventos que tienen lugar hoy están colocando el fundamento profético
para que las naciones que están al norte y oriente de Jerusalén se unan como
una en contra de los judíos, y ultimadamente en contra de Jesucristo y los
santos que regresan. Juntas, aquellas naciones cubren un área geográfica de
aproximadamente un cuarto de toda la masa de la tierra del mundo, y tienen una
población de más de 4 billones de personas.
El
profeta Joel escribió de aquellos eventos: “Proclamen
esto entre las naciones, “¡Prepárense para la guerra!” Despierte el
hombre poderoso, acérquense todos los hombres de guerra; suban. Batan sus azadones en espadas, y sus ganchos de poda en
lanzas. Diga el débil, “Soy fuerte.” Reúnanse
y vengan, todas ustedes naciones, y reúnanse alrededor, haz que Tus
poderosos desciendan allá, Oh SEÑOR.
Las naciones estén despiertas y suban al valle de
Josafat; porque allí Yo me sentaré a juzgar a todas las naciones de alrededor”
(Joel 3:9-12).
Las
naciones que se encuentran al norte y al oriente de Jerusalén deben
desarrollarse económicamente para construir sus capacidades de hacer guerra.
Después de la guerra en Vietnam, el desarrollo económico fue la prioridad uno
de aquel país. Hoy, lo mismo es cierto para Irak, Afganistán. India, Tailandia,
Birmania y todas las naciones del sur-oriente de Asia están desarrollando
también sus economías, como lo hará Pakistán. Y vea China—está creciendo
rápidamente en la más grande economía del mundo y poder militar. Necesitamos
comprender que para prepararse para la guerra aquellas naciones deben continuar
desarrollando sus economías, tecnologías y su fuerza miliar a un nivel mucho
más grande de lo tienen ahora. Al hacerlo así, tendrán los medios para equipar
sus ejércitos con sistemas de armas avanzados y sofisticados. Mientras escribo
esta carta, Siberia, Rusia, China y muchas de las naciones fronterizas de ellos
están comprometidas en juegos de guerra juntos para trabajar estrategias
militares conjuntas. Se están preparando ¡para
guerra! Esta es la foto general que nos ayuda a entender los eventos de hoy.
Usando
sus nombres antiguos, Ezequiel profetizó en particular de las naciones del
norte y oriente de Jerusalén: ““Hijo de hombre, coloca
tu rostro contra Gog, la tierra de Magog, el gobernador jefe de Mesec, y Tubal,
y profetiza contra él. Y di, ‘Así dice el Señor
DIOS, “He aquí, Yo estoy contra ti, Oh Gog, el gobernador jefe de Rosh, Mesec y
Tubal [Rusia y las naciones al oriente de Rusia],
y te haré regresar, y pondré ganchos en tus
mandíbulas, y te sacaré, y a todo tu ejército, caballos y jinetes, todos
ellos vestidos más hermosamente, una gran asamblea con defensa y escudo,
todos ellos espadachines; Persia, Etiopía
[India], y Libia con
ellos, todos ellos con escudo y casco; Gomer
y todos sus grupos; la casa de Togarma desde las partes más lejanas del
norte, y todos sus grupos; y muchos pueblos contigo. Estés preparado; sí, prepara por ti mismo, tú y toda tu
asamblea que están reunidos junto a ti, y sé un guardia para ellos.… Y pediré una espada contra él sobre todas Mis montañas,”
dice el Señor DIOS, “Toda espada de hombre será contra su hermano.
Y lo juzgaré con pestilencia y con sangre. Y lloveré
sobre él, y sobre sus grupos, y sobre los muchos pueblos con él, una lluvia
desbordante, y grandes piedras de granizo, fuego y azufre. Así Me magnificaré y Me santificaré. Y Me haré conocido
en los ojos de muchas naciones, y ellas sabrán que Yo soy el SEÑOR” ’ ””
(Ezequiel 38:2-7; 21-23).
Ezequiel
continua en el capítulo 39: ““Por tanto, hijo de
hombre, profetiza en contra de Gog y di, ‘Así dice el Señor DIOS, “He aquí, Yo estoy
en contra de ti, Oh Gog, el gobernador jefe de Mesec y Tubal. Y te haré volver, y guiaré. Y te haré subir desde las más
lejanas partes del norte, y te llevaré en contra de las montañas de Israel.
Y golpearé tu arco de tu mano izquierda, y haré tus
flechas caer de tu mano derecha. Caerás en las
montañas de Israel, tú y todas tus bandas, y la gente contigo. Te daré por
comida a las aves de presa de toda clase, y a las bestias del campo.
Caerás sobre el rostro del campo abierto, porque Yo lo
he hablado,” dice el Señor DIOS. “Y enviaré un
fuego sobre Magog, y sobre aquellos quienes habitan en las islas. Y sabrán
que Yo soy el SEÑOR” (Ezequiel 39:1-6).
Hasta
que Dios esté listo, de acuerdo a Su programación, el mundo experimentará una paz
inquieta interrumpida por guerras periódicas en estas regiones—como vemos
hoy en Ucrania. Mientras tanto, las naciones de estas áreas estarán armándose hasta
los dientes con las armas más sofisticadas imaginables.
La
Biblia revela que habrá dos invasiones de la tierra santa desde estas
naciones antes que comience el milenio—y una tercera invasión 7 años después
que el milenio comience. Una vez pase la tercera invasión, el poder del Reino
de Dios será plenamente establecido sobre la tierra. Finalmente, al final
del milenio, habrá una cuarta invasión en contra de Jerusalén. Satanás
será desatado y él y los demonios se reunirán con todos los pecadores incorregibles
que no se arrepienten—exiliados al área geográfica de Magog—en un ejército para
atacar Jerusalén.
La
primera invasión:
En el tiempo del fin, el rey del norte—el líder por venir de las naciones
europeas—y sus ejércitos invadirán la tierra santa. Daniel profetizó de esto: “
Y en el tiempo del fin, el rey del sur [aun no
en el horizonte] lo presionará [otra ronda de
guerras árabe/terroristas]. Y el rey del norte
[aun no a la vista] vendrá contra él como un
torbellino con carruajes y con jinetes y con muchas naves; y entrará en los
países y desbordará y barrerá de paso. Él
también entrará en la tierra gloriosa [tierra santa], y muchos países serán derrocados. Pero estos escaparán de
su mano: Edom y Moab, y el jefe de los hijos de Amón [los países que se
encuentran justo al oriente y sur de Jerusalén].
Y extenderá su mano también sobre los países. Y la
tierra de Egipto no escapará. Sino tendrá poder
sobre los tesoros de oro y plata, y sobre todas las cosas preciosas de Egipto.
Y los Libios y los Etíopes estarán a sus pasos. Pero
noticias salidas del oriente y salidas del norte [Rusia y todos los
países al oriente] lo alarmarán. Entonces saldrá con
gran furia para destruir y aniquilar absolutamente a muchos. Y él plantará sus carpas reales entre los mares en la
montaña de la tierra gloriosa. Sin embargo él vendrá a su fin, y ninguno le
ayudará” (Daniel 11:40-45).
El
apóstol Juan vio este evento en visión y lo registró en el libro de
Apocalipsis. Cuando Jesucristo abre el segundo sello, el rey del norte
invadirá la tierra santa—colocando en movimiento una secuencia de eventos del
tiempo del fin. Note: “Y cuando Él abrió el segundo
sello, oí la segunda criatura viviente decir, “Ven y mira.” Y otro caballo salió que era rojo; y poder fue
dado a aquel sentado sobre el para quitar paz de la tierra, y para hacerles
matarse uno al otro; y una gran espada le fue dada” (Apocalipsis 6:3-4).
Es
importante entender que la gran tribulación no comienza sino hasta que el rey
del norte, la Bestia de Apocalipsis 13, va en contra del rey del sur. Cuando el
rey del norte entra en la tierra santa, irá al templo en Jerusalén y se
proclamará ser Dios. Esto es la “abominación desoladora” (II Tesalonicenses 2:1-12).
Como dijo Jesús, aquel evento dispara la gran tribulación (Mateo 24:15-22).
Después
que el rey del norte ha establecido su poder en el medio oriente, Daniel
muestra que olas del oriente y norte lo tendrán en problemas. La bestia
entonces lanzará un ataque en contra de aquellas naciones. Esto ocurre cuando
el quinto ángel toca su trompeta: “Y el quinto ángel
tocó su trompeta; y vi una estrella que había caído del cielo a
la tierra, y le fue dada la llave para el abismo sin fondo. Y abrió el abismo sin fondo; y allí subió humo del pozo,
como el humo de un gran horno; y el sol y el aire fueron oscurecidos por
el humo del pozo. Entonces langostas salieron a
la tierra desde el humo; y poder les fue dado, como los escorpiones de la
tierra tienen poder. Y les fue dicho que no
deberían dañar el pasto de la tierra, o ninguna cosa verde, o ningún árbol,
sino solo a los hombres que no tenían el sello de Dios en sus frentes.
Y les fue dado que no deberían matarlos, sino que
deberían ser atormentados cinco meses; y su tomento era como el
tormento de un escorpión cuando pica a un hombre.
“Y en aquellos días los hombres buscarán la
muerte pero no la encontrarán; y desearán morir, pero la muerte huirá de
ellos. Y la apariencia de las langostas era
como caballos preparados para la guerra; y sobre sus cabezas habían
coronas como aquellas de oro; y sus caras eran como las
caras de hombres; Y tenían cabello como el
cabello de las mujeres; y sus dientes eran como aquellos de
leones. Y tenían corazas como corazas de
hierro; y el sonido de sus alas era como el sonido de carruajes tirados
por muchos caballos corriendo para la guerra; y tenían colas como escorpiones, y aguijones; y les fue dado
poder para herir a los hombres con sus colas por cinco meses.
Y tienen sobre ellos un rey, el ángel del abismo; su
nombre en hebreo es Abadón, pero el nombre que él tiene en
griego es Apolión. El primer Ay pasó. He aquí,
después de estas cosas dos Ay más están todavía por venir.” (Apocalipsis
9:1-12).
Después
que los 5 meses de tormento de este ataque como de escorpiones terminan, las
naciones del norte y del oriente se recuperarán y retaliarán en furia. Ellas
reunirán los grupos de ejércitos más inmensos que se han visto en la historia
de la humanidad. Como veremos, habrá una serie de invasiones desde el
oriente. Juan registró la magnitud de aquellos ejércitos y sus armas
fantásticas: “Y el sexto ángel tocó su trompeta;
y oí una voz desde los cuatro cuernos del altar de oro que está delante
de Dios; que dijo al sexto ángel, quien tenía la trompeta, “Libera los
cuatro ángeles que están atados en el gran río Éufrates [Irak en el
tiempo actual].” Entonces
los cuatro ángeles, quienes habían estado preparados para la hora y el día y el
mes y el año, fueron liberados, para que pudieran matar a un tercio de los
hombres; y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos
millones; y oí el número de ellos.
“Y así vi los caballos en la visión, y a aquellos sentándose
sobre ellos, que tenían feroces corazas, incluso como de jacinto y azufre. Y
las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones, y fuego y humo
y azufre disparan de sus bocas. Por estos tres, un tercio de los hombres
fueron muertos: por el fuego y el humo y el azufre que disparan de sus bocas.
Porque su poder está en sus bocas; porque sus colas son
como serpientes, y tienen cabezas, y con ellas infligen heridas. Pero el resto de los hombres que no fueron muertos por estas
plagas aún no se arrepintieron de las obras de sus manos, para que no pudieran
adorar demonios, e ídolos de oro y plata y cobre y piedra y madera, los
cuales no tienen el poder para ver, ni oír, ni caminar. Y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus
hechicerías, ni de sus fornicaciones, ni de sus robos” (Apocalipsis
9:13-21).
Joel
describe esta retaliación feroz de los ejércitos del norte y el oriente
mientras invaden la tierra santa: “¡Toquen el cuerno
de carnero en Zión, y suenen una alarma en Mi Santo monte! Todos los habitantes
de la tierra tiemblen, porque el día del Señor viene, porque está cerca,
a la mano—un día de oscuridad y de penumbra, un día de nubes y de densa
oscuridad. Como la mañana es dispersada tras las montañas, así viene un
gran pueblo y un pueblo poderoso, nunca ha habido otro igual, ni nunca lo habrá
otra vez, ni aun en los años de muchas generaciones. Un fuego devora delante de ellos, y detrás de ellos una
llama arde. La tierra es como el Jardín del Edén delante de ellos, y
detrás de ellos un lugar desolado—y nada se les escapará.
“Su apariencia es como la apariencia de caballos; y
como caballos de guerra, así corren. Saltarán
con el ruido de los carruajes sobre las cimas de las montañas, con el ruido de
una llama de fuego que devora el rastrojo, como gente poderosa colocada en la
fila de batalla. En su presencia la gente
temblará grandemente; todas las caras palidecerán. Correrán como
hombres poderosos. Escalarán el muro como hombres de guerra, y marcharán cada
uno en su camino, y no romperán sus alineaciones. Y cada uno no se agolpará al otro; irán cada uno en su propio
camino. Y cuando caigan sobre la espada, no serán heridos. Correrán de aquí para allá en la ciudad; correrán sobre el
muro; escalarán sobre las casas; entrarán por las ventanas como un ladrón.
La tierra temblará delante de ellos; los cielos
temblarán. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retirarán su
brillo. Y el SEÑOR pronunciará Su voz delante
de Su ejército; porque Su campamento es extremadamente grande; porque
poderoso es Él quien ejecuta Su Palabra, porque el día del SEÑOR es
grande y muy terrible; y ¿Quién puede soportarlo?” (Joel 2:1-11).
Esta
es la primera invasión de los ejércitos del norte y el oriente. A causa
del tamaño completo de estos ejércitos—200 millones de hombres—es aparente que
no todas sus tropas y armas serán usados en este primer ataque. Como
veremos, sin embargo, serán usados en la segunda y tercera invasiones.
La
segunda invasión: Cuando
la segunda invasión tenga lugar, no sólo los ejércitos del norte y el oriente
estarán involucrados, sino los ejércitos de todas las naciones se unirán
a ellos. Se unirán juntamente para luchar en contra de Jesús y los santos
resucitados. El mundo entero será capaz de ver el inmenso mar de vidrio con
Cristo y todos los santos resucitados mientras este flota en el cielo y las
nubes sobre Jerusalén. Para los gobiernos y ejércitos del mundo, esto será
percibido como una invasión de seres extraterrestres. El llamado saldrá
a todas las naciones para reunir sus ejércitos para repeler a aquellos
invasores del espacio exterior para salvar al mundo. Cuando el sexto ángel
derrame la sexta de las 7 plagas, esta segunda invasión comenzará. Juan
registró este evento: “Y el sexto ángel derramó su
frasco en el gran río Éufrates; y sus aguas se secaron para que el camino de
los reyes del levantamiento del sol [el oriente] pudiera estar preparado.
Entonces vi tres espíritus impuros como ranas salir
de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso
profeta; porque son espíritus de demonios
obrando milagros, saliendo a los reyes de la tierra, incluso al mundo
entero, para reunirlos a la batalla de ese gran día del Dios
Todopoderoso” (Apocalipsis 16:12-14).
Como
en la primera invasión, el rio Éufrates es preparado de modo que los ejércitos
pueden avanzar a la tierra santa. Las naciones del mundo creerán que están
reuniéndose para salvar al mundo de los seres extraterrestres. No comprenderán
que Dios mismo los está reuniendo para imponer Su juicio sobre ellos y
destruirlos en el vallo de Josafat—en la batalla de Armagedón. Joel profetizó
este evento: “Proclamen esto entre las naciones, “¡Prepárense
para la guerra!” Despierte el hombre poderoso, acérquense todos los hombres
de guerra; suban. Batan sus azadones en
espadas, y sus ganchos de poda en lanzas. Diga el débil, “Soy fuerte.”
Reúnanse y vengan, todas ustedes naciones, y
reúnanse alrededor, haz que Tus poderosos desciendan allá, Oh SEÑOR. Las naciones estén
despiertas y suban al valle de Josafat; porque allí Yo me sentaré a juzgar a
todas las naciones de alrededor. Mete la hoz, porque la cosecha está madura.
Ven, baja; porque el lagar está lleno; las cubas rebosan—porque su maldad es
grande. Multitudes, multitudes en el valle de la decisión; ¡porque el día del
SEÑOR está cerca en el valle de la decisión! El sol y la luna serán
oscurecidos, y las estrellas retirarán su brillo. El SEÑOR también rugirá desde Zión y pronunciará Su voz
desde Jerusalén. Y los cielos y la tierra temblarán.…” (Joel 3:9-16).
Juan
también previó este asombroso juicio de Dios: “Y del
altar vino otro ángel, quien tenía autoridad sobre el fuego; y llamó con un
fuerte grito a aquel que tenía la hoz afilada, diciendo, “Empuja tu hoz
afilada, y reúne los racimos de la tierra, porque sus uvas están completamente
maduras.” Y el ángel empujó su hoz en la
tierra, y reunió el vino de la tierra, y echó su fruto en el gran lagar
de la ira de Dios. Y el lagar fue pisado fuera
de la ciudad, y sangre fue arrojada fuera del lagar tan alto como los
frenos de los caballos, a la distancia de mil seiscientos estadios” (Apocalipsis
14:18-20).
Mientras
todos esos ejércitos se reúnen para pelear contra Cristo y los santos, ellos no
tienen idea de lo que está por venir. Cristo derramará sobre ellos una
fantástica arma secreta—piedras de granizo de 180 libras desde el cielo, contra
lo cual no hay defensa. Juan vio esta visión y escribió: “Y los reunió en el lugar que en hebreo es llamado Armagedón.
Entonces el séptimo ángel derramó su frasco al aire; y
una gran voz salió del templo del cielo, desde el trono, diciendo, “ESTA
TERMINADO.” Y hubo voces y truenos y
relámpagos; y hubo un gran terremoto, tal como no lo hubo desde que el
hombre estuvo en la tierra, tan poderoso terremoto, y tan grande.
Y la gran ciudad fue dividida en tres partes; y las
ciudades de las naciones cayeron; y Babilonia la grande fue recordada delante
de Dios para darle la copa del vino de la furia de Su ira. Y toda isla desapareció, y las montañas no fueron
encontradas; Y gran granizo, cada piedra del peso de un talento [180
libras], cayó desde el cielo sobre los
hombres; y los hombres blasfemaron a Dios por la plaga del
granizo, porque la plaga fue extremadamente grande” (Apocalipsis
16:16-21).
Mientras
Cristo y los santos están regresando a la tierra desde el mar de vidrio, Cristo
desatará la última arma de destrucción de la cual no habrá recuperación: “Y vi el cielo abierto; y he aquí, un caballo blanco;
y Quien se sentó sobre el es llamado Fiel y Verdadero, y en justicia
Él juzga y hace guerra. Y Sus ojos eran como una llama de fuego, y
sobre Su cabeza habían muchas coronas; y tenía un nombre escrito
que nadie conoce excepto Él. Y estaba
vestido con un vestido sumergido en sangre; y Su nombre es La Palabra de Dios.
Y los ejércitos en el cielo estaban siguiéndolo sobre
caballos blancos; y estaban vestidos en lino fino, blanco y puro.
Y de Su boca sale una espada afilada, para con ella
poder herir a las naciones; y las pastoreará con una vara de hierro; y
Él pisa el lagar de la furia y la ira del Dios Todopoderoso. Y sobre Su
vestido y sobre Su muslo tiene un nombre escrito: Rey de reyes y Señor de
señores.
“Luego vi un ángel de pie en el sol; que gritó con una fuerte
voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo, “Vengan y
júntense a la cena del gran Dios para que puedan comer la carne de
reyes, y la carne de capitanes jefes, y la carne de hombres
poderosos, y la carne de caballos, y de aquellos que se sientan sobre
ellos, y la carne de todos, libres y esclavos, y pequeños y grandes.” Y
vi a la bestia y a los reyes de la tierra y a sus
ejércitos, reunidos para hacer guerra contra Quien se sienta sobre el caballo,
y contra Su ejército. Y la bestia fue tomada, y con él el falso profeta
quien obraba milagros en su presencia, por los cuales había engañado a
aquellos que recibieron la marca de la bestia y a aquellos que adoraron
su imagen. Esos dos fueron echados vivos dentro del lago de fuego, el cual
quema con azufre; y el resto fue muerto por la espada de Quien se sienta
sobre el caballo, la misma espada que sale de Su boca; y todas las aves
fueron llenas con sus carnes” (Apocalipsis 19:11-21).
En el
libro de Zacarías se nos dijo cómo trabaja esta última arma que todo lo consume—porque
es descrita como una plaga que destruye el remanente de los ejércitos
que luchan contra Jesucristo y los santos: “Porque Yo
reuniré a todas las naciones para luchar contra Jerusalén;… Y el SEÑOR saldrá y peleará contra esas naciones, como
cuando Él peleó en el día de batalla.… Y el
SEÑOR mi Dios vendrá, y todos los santos Contigo.… Y esta será la plaga con la cual el SEÑOR herirá a toda la
gente que ha peleado contra Jerusalén. Su carne se consumirá mientras estén
parados sobre sus pies, y sus ojos se consumirán en sus cuencas. Y su lengua se
consumirá en sus bocas… Y de la misma
manera será la plaga del caballo, la mula, el camello, y el burro, y de todas
las bestias las cuales estarán en estos campos—será como esta plaga”
(Zacarías 14:2-3, 5, 12, 15). Esta es la segunda invasión.
Después
que Satanás ha sido atado en el abismo, Jesús y los santos comenzarán a
establecer el Reino de Dios en la tierra, comenzando en Jerusalén: “Y Sus pies se pararán en ese día sobre el Monte de los
Olivos el cual está delante de
Jerusalén al oriente, y el Monte de los Olivos se partirá en dos, desde el
oriente y hasta el occidente, y se hará un valle muy grande. Y la mitad de la
montaña se moverá hacia el norte, y la mitad de ella hacia el sur.… Y será en ese día, que aguas vivas saldrán de Jerusalén; la
mitad de ellas irán hacia el mar oriental, y la mitad de ellas hacia el
mar occidental. En verano y en invierno será. Y el SEÑOR será Rey sobre toda
la tierra; en ese día habrá un SEÑOR, y Su nombre será uno” (Zacarías
14:4, 8-9).
El
milenio comienza oficialmente (Apocalipsis 20:4-6): Primero, Cristo
trata con las 12 tribus de Israel—aquellos quienes sobreviven la Gran
Tribulación. En aquel tiempo Jerusalén llega a ser la ciudad capital del Reino
de Dios. Durante los primeros 3 años y medio Cristo trata directamente con Israel,
pero muchas de las naciones restantes enviarán representantes a Jerusalén,
diciendo: ““Vengan, y subamos a la montaña del SEÑOR,
a la casa del Dios de Jacob. Y Él nos enseñará de Sus caminos, y nosotros
caminaremos en Sus senderos.” Porque de Zión saldrá la ley, y la Palabra del
SEÑOR desde Jerusalén” (Isaías 2:3).
Sin
embargo, durante este tiempo algunas naciones no tomarán la oportunidad de
aprender de Cristo y los caminos de Dios. Entonces Cristo tendrá que forzarlos
a rendirse, y finalmente se someterán al nuevo gobierno de Dios. Isaías previó
este tiempo: “Y sucederá que, en los últimos
días, la montaña de la casa del SEÑOR será establecida en lo más alto de
las montañas, y será exaltada sobre las colinas; y todas las naciones fluirán a
ella. Y mucha gente irá y dirá, “Vengan, y
subamos a la montaña del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob. Y Él nos enseñará
de Sus caminos, y nosotros caminaremos en Sus senderos.” Porque de Zión saldrá
la ley, y la Palabra del SEÑOR desde Jerusalén. Y Él juzgará entre las
naciones, y reprenderá a mucha gente; y ellos batirán sus espadas en
rejas de arado, y sus lanzas en ganchos de poda. Nación no levantará espada
contra nación, ni ellos aprenderán más la guerra” (Isaías 2:2-4). Esto
es lo que lleva a la tercera invasión por las naciones del norte y el oriente.
La
tercera invasión:
Sin embargo, no todos esos ejércitos serán destruidos por los grandes granizos.
Aquellos ejércitos que permanezcan en el lejano oriente se reagruparán y harán
un intento final y fútil de pelear contra Cristo y los santos después que el
milenio ha comenzado—tal vez 7 años después. Esta invasión será
totalmente aplastada por Jesucristo, y llevará a la conversión de todo el resto
de naciones del mundo quienes entonces se someterán al gobierno de Dios.
Nuevamente vamos a Ezequiel 38, donde se nos dijo de esta tercera invasión. Note
que Israel ya está en paz, viviendo bajo el gobierno de Dios (versos 8-14). Dios
dice de Gog y Magog y todas las naciones con ellas: “Por
tanto, hijo de hombre, profetiza y di a Gog, ‘Así dice el Señor DIOS, “En
aquel día cuando Mi pueblo de Israel habite seguramente, ¿no lo
sabrás? Y vendrás desde tu lugar de las partes más lejanas del norte, tú y
muchos pueblos contigo, todos ellos montando en caballos, una gran compañía y
un ejército poderoso. Y subirás sobre Mi pueblo
Israel como una nube, para cubrir la tierra. Esto será en los últimos días, y
te traeré contra Mi tierra, para que las naciones puedan conocerme cuando Yo
sea santificado en ti, Oh Gog, delante de sus ojos…
“Y pediré una espada contra él sobre todas Mis montañas,”
dice el Señor DIOS, “Toda espada de hombre será contra su hermano.
Y lo juzgaré con pestilencia y con sangre. Y lloveré
sobre él, y sobre sus grupos, y sobre los muchos pueblos con él, una lluvia
desbordante, y grandes piedras de granizo, fuego y azufre. Así Me
magnificaré y Me santificaré. Y Me haré conocido en los ojos de muchas
naciones, y ellas sabrán que Yo soy el SEÑOR” ’” (versos 14-16;
21-23).
Dios
destruye los ejércitos de esas naciones invasoras para demostrarle al resto de
las naciones—quienes no se han sometido al gobierno de Cristo y los santos—que
deben rendirse y someterse o ser destruidos. Note lo que Dios dice de Magog en
Ezequiel 39: ““Y enviaré un fuego sobre Magog, y
sobre aquellos quienes habitan en las islas. Y sabrán que Yo soy el
SEÑOR. Y haré conocido Mi santo nombre
en medio de Mi pueblo Israel. Y no les
permitiré más profanar Mi santo nombre. Entonces las naciones sabrán que Yo
soy el SEÑOR, el Santo en Israel. He aquí, está
viniendo, y será hecho,” dice el
Señor DIOS. “Este es el día del cual Yo he hablado” (versos 6-8).
Dios hace esto de modo que las naciones sabrán que sólo Él es Dios.
La tercera
invasión en contra de Jerusalén será aplastada y sus ejércitos completamente
destruidos. Desde aquel tiempo en adelante, durante todo el milenio, la gente no
aprenderá más la guerra. El profeta Miqueas predijo: “Y Él juzgará entre mucha gente y reprenderá naciones fuertes
lejanas; y ellos batirán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en ganchos
de poda. Nación no levantará espada contra nación, ni ellos aprenderán más la
guerra, sino se sentarán cada uno bajo su propia vid y bajo su propio
árbol de higos; y nadie los hará temer; porque la boca del SEÑOR de los
ejércitos ha hablado” (Miqueas 4:3-4).
Así,
el Reino de Dios bajo Jesús y los santos resucitados gobernará todo el mundo,
trayendo salvación a toda la gente. El mundo no lo comprende ahora, pero esto
es exactamente lo que están anhelando—el Reino de Dios. También esta es la
misma razón por la que Dios nos ha llamado. Pablo escribe que el mundo será
entregado en las manos de los hijos resucitados, espirituales e inmortales de
Dios: “Porque la más sincera expectativa de la
creación misma está esperando la manifestación de los hijos de Dios; porque la creación fue sujeta a vanidad, no voluntariamente,
sino por razón de Quien la sujetó en esperanza, para que la creación misma pudiera ser librada de la
esclavitud de corrupción hacia la libertad de la gloria de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación está gimiendo y
con dolores de parto juntamente hasta ahora” (Romanos 8:19-22).
Dios
le dio a Juan una visión de este reino por venir: “Y
una voz salió del trono, diciendo, “Alaben a nuestro Dios, todos Sus
siervos, y todos los que le temen, ambos pequeños y grandes.” Y oí una voz como esa de una gran multitud, y como el
sonido de muchas aguas, y el sonido de truenos poderosos, diciendo,
“¡Aleluya! Porque el Señor Dios Todopoderoso ha reinado.… y vivieron [los santos] y
reinaron con Cristo mil años.… Bendito y santo
es aquel que tiene parte en la primera resurrección; sobre este la segunda
muerte no tiene poder. Sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y
reinarán con Él mil años” (Apocalipsis 19:5-6; 20:4, 6).
La
cuarta invasión:
Cuando el milenio haya terminado, Satanás y los demonios serán desatados de su
prisión. Juan escribe: “Entonces cuando los mil años
hayan sido completados, Satanás [y los demonios]
será liberado de su prisión; y saldrá a
engañar a las naciones que están en las cuatro esquinas de la tierra,
Gog y Magog, de quienes el número es como la arena del mar, para
reunirlos para la guerra” (Apocalipsis 20:7-8).
En
aquel tiempo, la tierra de Magog será un lugar de exilio—donde pecadores
incorregibles y que no se arrepienten estarán habitando. Satanás los reúne para
su intento final de destruir el Reino de Dios. Sin embargo, todos los pecadores
y rebeldes de este ejército satánico serán destruidos por fuego de Dios. Note:
“Entonces los vi subir sobre la amplitud de la
tierra y rodear el campamento de los santos y la ciudad amada; y fuego de
Dios bajó del cielo y los consumió; y el diablo, quien los engañaba, fue echado
en el lago de fuego y azufre, donde la bestia y el falso profeta habían sido
echados; y ellos, Satanás y los demonios, serán atormentados día y
noche en la eras de eternidad” (Apocalipsis 20:9-10).
Estas
son las cuatro invasiones de Gog y Magog.
Hermanos,
mientras guardamos la Fiesta de Tabernáculos este año, seamos conscientes de
estas grandes promesas de Dios—promesas de Su Reino por venir para salvar al
mundo. Con esto como nuestro foco, ciertamente tendremos la mejor Fiesta de
todas.
Mensajes
para la Fiesta:
Todos
los mensajes de Fiesta de esta temporada estarán disponibles en nuestro sitio
web. Así, sin importar sus circunstancias será capaz de guardar la Fiesta.
Muchos de ustedes serán capaces de viajar a alguno de nuestros sitios de Fiesta
para reunirse con otros hermanos, pero muchos de ustedes se reunirán en casas
en pequeños grupos. En cualquier caso, recuerde la promesa de Jesús: “Porque donde dos o tres están congregados en Mi nombre, allí
Yo estoy en medio de ellos” (Mateo 18:20). Para aquellos quienes se
encuentran solos durante esta Fiesta, recuerden que están conectados a todos
nosotros a través de los mensajes compartidos y están siempre unidos con
nosotros en espíritu.
Hermanos,
gracias por su continuo amor y oraciones por nosotros y todos los hermanos.
Gracias por alcanzar a hermanos que necesitan ánimo y ayuda. Gracias por
alcanzar gente nueva y dirigiéndolos a Abre mis Ojos, a nuestro sitio
web indicándoles libros, literatura y sermones. Y gracias por sus oraciones por
mí—estoy recuperado en un 95%
Gracias
por su apoyo continuo a través de diezmos y ofrendas. Oramos diariamente que
Dios continúe bendiciéndolo a usted y los suyos en toda manera. Recuerde, cada
día debemos permanecer en gracia, caminar en fe, creer en esperanza y vivir
en amor.
Con amor en
Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC