Restaurando el cristianismo original—¡para
hoy!
Iglesia de Dios Cristiana
y Bíblica
P.O. Box 1442
Hollister, California 95024-1442
(831) 637-1875
laverdaddedios.org • truthofgod.org •
churchathome.org
afaithfulversion.org •
theoriginalbiblerestored.org
Fred R. Coulter
Ministro
Mayo 14, 2020
Queridos hermanos,
Como resultado del comportamiento engañoso
de China sobre los origines y la rápida propagación del virus Wuhan, esta plaga
virulenta ha afligido ahora a 184 naciones. Poblaciones enteras han tenido que
ser bloqueadas con varias órdenes de encierro como esfuerzo para detener la
propagación de este virus. Esas acciones han interrumpido toda la
economía mundial. Sin embargo, parece que estos efectos de mitigación están
deteniendo su propagación. Estas naciones deben ahora reiniciar sus economías,
lo cual tomará tiempo.
Aquí en Hollister, California, en el condado
de San Benito, menos de 10 personas han cogido el virus, con solo un muerto.
Por esto hemos sido capaces de mantener abierta la oficina de CBCG durante todo
el periodo de encierro. Somos agradecidos que Dios nos ha protegido de esta
plaga. Además, no he tenido ni un reporte de alguien en toda CBCG que haya
muerto de este virus. Mientras que han habido algunas infecciones, hasta donde
conozco todos se han recuperado. Tendremos que ver cuánto le toma a la economía
levantarse y funcionar nuevamente.
Parece que hay demasiada información
concerniente a Pentecostés y la primera resurrección que es difícil cubrir todo
en uno o dos mensajes. Hemos comprendido por cierto tiempo que el comienzo
del regreso de Cristo ocurre justo antes del penúltimo Pentecostés durante la
Gran Tribulación (la cual dura tres años y medio). Este conocimiento clave está
bien cubierto en nuestro libro El plan
de Dios para la humanidad revelado por Su Sábado y Días Santos, el cual incluye un numero de sermones extras que
cubren los eventos que llevan a aquel Pentecostés critico—así como eventos que
llevan a Trompetas.
¿Cómo se conecta el regreso de Jesucristo con
Pentecostés?
Hay muchas profecías del Antiguo Testamento
que predicen la primera y segunda venida de Jesús el Mesías. Durante el
ministerio de 3 años y medio de Jesús, Él enseñó a los discípulos que Él iba a
establecer el Reino de Dios—y que ellos reinarían con Él. Sin embargo, no fue
sino hasta después que Jesús había resucitado de los muertos y que se les
apareció por 40 días, que ellos comenzaron a comprender que primero Él ascendería
al cielo y luego regresaría a la tierra a establecer el Reino.
Por
supuesto, los discípulos no sabían cuándo o cómo regresaría
Jesús. Dado que Él ha sido resucitado de los muertos, algunos pensaban que
Jesús establecería el Reino inmediatamente. En el libro de Hechos, Lucas
escribe este resumen de las apariciones de Jesús a Sus discípulos por más de 40
días y Su ascensión final al cielo: “El primer
registro que ciertamente he escrito, Oh Teófilo, concerniente a
todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en el que fue llevado arriba, después de dar
mandato por el Espíritu Santo a los apóstoles a quienes Él había
escogido; a quienes también, por muchas
pruebas infalibles, se presentó a Sí mismo vivo después de haber sufrido, siendo
visto por ellos por cuarenta días, y hablando las cosas concernientes al reino
de Dios.
“Y mientras estaban reunidos con Él, les ordenó no
salir de Jerusalén sino “esperar la promesa del Padre, la cual,” Él dijo,
“han escuchado de Mí. Porque Juan ciertamente
bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo
después de no muchos días.” Así entonces,
cuando estaban reunidos, le preguntaron, diciendo, “Señor, ¿restaurarás el
reino de Israel en este tiempo?” Y Él les
dijo, “No es para ustedes saber los tiempos o las temporadas,
las cuales el Padre ha establecido en Su propia autoridad; pero ustedes mismos recibirán poder cuando el Espíritu Santo
haya venido sobre ustedes, y serán Mis testigos, en Jerusalén y en toda Judea y
Samaria, y hasta los confines de la tierra.”
“Y después de decir estas cosas, mientras estaban
mirándolo, fue llevado arriba, y una nube lo recibió fuera de su vista. Ahora, mientras estaban mirando fijamente hacia el cielo
mientras Él estaba subiendo, de repente dos hombres en vestidos blancos se
pararon junto a ellos, quienes también dijeron,
“Ustedes hombres de Galilea, ¿por qué están parados aquí mirando hacia
el cielo? Este mismo Jesús, Quien fue llevado arriba de ustedes al
cielo, vendrá exactamente en la misma manera como ustedes lo han visto ir al
cielo”” (Hechos 1:1-11).
Diez días después, en el día de Pentecostés,
cuando se reunían en el templo, Dios derramó el Espíritu Santo en gran poder—y
los apóstoles predicaron a Cristo en una multitud de idiomas a miles de judíos.
Después que Pedro terminó su mensaje, 3000 se arrepintieron y fueron bautizados
y recibieron el Espíritu Santo. Aunque Jesús había enviado el Espíritu Santo
del Padre, era aparente que Él no iba a establecer el Reino de Dios
inmediatamente.
Los
apóstoles pronto entendieron que Jesús no iba a regresar sino hasta el “tiempo
fijado” por Dios en el futuro, como se muestra en la declaración de Pedro en
Hechos 3: “Por tanto, arrepiéntanse y sean convertidos
para que sus pecados puedan ser borrados, para que los tiempos de
refrigerio puedan venir desde la presencia del Señor; y para que Él pueda enviar a Quien les
fue proclamado antes, Jesucristo, a Quien el
cielo debe ciertamente recibir hasta los tiempos de restauración de
todas las cosas, de los cuales Dios ha hablado por la boca de todos Sus
santos profetas desde que el mundo comenzó” (verses 19-21). Pero los
discípulos no sabían cómo o cuando esto pasaría.
Después de décadas de predicar y enseñar, y
habiendo atestiguado los eventos que llevaban a la destrucción de Jerusalén y
el templo, los apóstoles comenzaron a entender en los 60s d.C que Jesús iba a
regresar en un futuro distante. Es por eso que Dios los guió a compilar
sus escritos inspirados en lo que llegaría a ser el Nuevo Testamento, el cual
fue finalizado por el apóstol Pablo, Pedro y Juan. Fue Juan—con la ayuda de
Andrés, Felipe y Marcos—quien canonizó el Nuevo Testamento en el 98 d.C en la
forma que tenemos ahora, originalmente escrito en griego.
El libro de Apocalipsis (alrededor del 95 d.C)
finalmente les daría a los discípulos la secuencia de las profecías y eventos
concernientes al regreso de Jesús. Sin embargo, Apocalipsis fue dado en tal
manera que hizo casi imposible de entender el tiempo de los eventos descritos
en el libro. Eruditos y teólogos han tratado por siglos con cierto éxito. Pero
ultimadamente han fallado porque no entendieron el significado de las Fiestas
de Dios y los días santos, los cuales son las llaves que desbloquean el
significado oculto y el tiempo de los eventos proféticos. Incluso hoy, la
mayoría de la gente no puede entender la Biblia, mucho menos el libro de
Apocalipsis.
Muchos
estudiantes de la Biblia y eruditos reconocen que las profecías del libro de
Daniel son críticas para entender Apocalipsis. De hecho, los dos libros
trabajan en conjunto para cubrir todo el espectro de los eventos del tiempo del
fin.
Sin
embargo Daniel no entendió las profecías que le habían sido dadas. Cuando él
quiso saber el significado, un ángel de Dios le dijo que eso no era para él
saber: “Pero tú, Oh Daniel, calla las palabras y
sella el libro, incluso hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para
allá, y el conocimiento será incrementado. Entonces yo, Daniel, miré; y he aquí, allí se pararon otros
dos, aquel en este lado de la banca del rio, y aquel en ese lado de la banca
del río. Y uno de ellos le dijo al
hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río: “¿Cuánto tiempo
será hasta el fin de estas maravillas?” Y
oí al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, cuando
mantuvo arriba su mano derecha y su mano izquierda al cielo, y juró por Quien
vive para siempre, diciendo, “Será por un tiempo, tiempos y un medio tiempo.
Y cuando el poder del pueblo santo haya sido finalmente roto, todas estas cosas
serán terminadas.”
“Y oí, pero no entendí. Entonces dije, “Oh mi señor, ¿Cuál
será el fin de estas cosas?” Y él dijo,
“Sigue tu camino, Daniel, porque las palabras están cerradas y selladas
hasta el tiempo del fin. Muchos serán purificados, y emblanquecidos, y
refinados. Pero el malvado hará malvadamente; y ninguno de los malvados
entenderá, pero el sabio entenderá ” (Daniel 12:4-10).
Dios
le dijo a Daniel que las profecías que le habían sido dadas iban a ser
entendidas solo en el tiempo del fin. Hasta entonces, estarían cerradas y
selladas. Como resultado, desde el tiempo de los apóstoles y el establecimiento
de la iglesia, muchos han tratado y fallado entender estas profecías. A través de
los siglos, cuando sea que hay grandes catástrofes de guerra, hambre, sequía,
pestilencia, terremotos y desastres naturales, los líderes religiosos comienzan
a proclamar que el regreso de Cristo está “a la mano.” A pesar del hecho que
muchos predicadores usan las Escrituras para probar que el regreso de Jesús está
cerca, sus predicciones han llegado a nada.
Esto pasó en el 66 d.C con la revuelta judía
en contra de los romanos. Los judíos fueron derrotados en el 70 d.C y los
romanos destruyeron el templo—como Jesús lo había profetizado, no dejaron
piedra sobre piedra. En el año 1000 d.C, a causa de la mala interpretación de
las Escrituras, la iglesia católica convenció a los europeos que Jesús
regresaría en aquel tiempo, pero no fue así.
En el siglo 14, cuando la plaga bubónica
estaba devastando Europa, muchos temían que el fin del mundo estaba sobre
ellos. Así, algunos proclamaron que Jesús estaba a punto de regresar. En
tiempos más recientes, varios individuos falsamente han proclamado, “sobre la
autoridad de la Biblia,” que el regreso de Jesús estaba “a la mano.” Esto pasó
en 1844-45, 1918 (Primera guerra), 1945 (Segunda guerra), 1975, 1988, 1989,
1997, 2008-9. Sin duda habrán otros.
A causa de estas fallas, la
profecía del apóstol Pedro ha sido cumplida muchas veces: “Sabiendo primero esto, que en los últimos días vendrán
burladores, caminando de acuerdo a sus propias lujurias personales, y preguntando, “¿Dónde está la promesa de Su venida? Porque
desde que los antepasados murieron, todo ha permanecido igual como desde el
principio de la creación.” Pero este hecho
está oculto a ellos—ellos mismos escogiendo ignorarlo—que por la Palabra
de Dios los cielos existieron desde la antigüedad, y la
tierra salió del agua y en medio de agua, por lo cual el mundo en ese tiempo,
habiendo sido inundado con agua, había sido destruido. Pero los cielos y la tierra presentes están siendo
almacenados por Su Palabra, y están siendo reservados para el
fuego en el día de juicio y la destrucción de los impíos”
(II Pedro 3:3-7).
¿Por qué tantos han estado tan equivocados
acerca del regreso de Jesucristo? Porque eso no era para ser entendido sino
hasta el tiempo del fin—el fin real, no un fin aparente como visto a
través de los ojos de hombres basados en malas interpretaciones de la Escritura.
Pero ahora, como el tiempo del fin ha comenzado a desenvolverse, Dios ha en
verdad comenzado a dar el entendimiento de estas profecías a aquellos quienes
verdaderamente lo aman y obedecen y se rinden al Espíritu Santo.
Dos eventos mayores que deben pasar primero
A través de los siglos, muchas señales que
Jesús dijo que precederían Su regreso han ocurrido en realidad—incluso
repetidamente. Como Él le explicó a Sus discípulos, habrían falsos profetas,
guerras, rumores de guerras, hambre, pestilencias, terremotos, persecuciones y
martirios. Todas estas han pasado y continúan pasando. Pero hay dos eventos
mayores específicos que señalan el comienzo real del fin, la Gran
Tribulación y el regreso de Jesucristo.
1—La
“abominación desoladora” debe pararse en el lugar santo:
Jesús fue
muy específico al describir este evento. La Gran Tribulación y el fin no pueden
comenzar sino hasta que el templo en Jerusalén haya sido reconstruido y
la “abominación desoladora” subsecuentemente se pare en el “lugar
santo.” Note lo que Jesús advirtió: “Por tanto, cuando
vean la abominación desoladora, la cual fue hablada por Daniel el profeta, de
pie en el lugar santo (quien lea, entienda),… Porque
entonces habrá gran tribulación, tal como no la ha habido desde el
principio del mundo hasta este tiempo, ni la habrá nuevamente” (Mateo 24:15, 21).
La frase en paréntesis—“quien lea,
entienda”—no fue hablada por Jesús. En vez, el apóstol Juan fue inspirado a adicionar
la frase. Cuando a Juan le fueron dadas las profecías del libro de Apocalipsis
en el 95 d.C, el templo hacia mucho había sido destruido. Cuando fue destruido
en el 70 d.C, no hubo “abominación desoladora” que se parara en
el lugar santo. Más aun, en la profecía de los dos testigos en Apocalipsis 11,
a Juan le fue dada una visión del templo. Entonces él sabía que antes que el
fin pudiera llegar, el templo tendría que ser reconstruido. Dios lo inspiró a
adicionar esta frase en Mateo 24 para dejarnos saber que el fin no puede llegar
sino hasta que los judíos reconstruyan el templo.
Juan
también sabía por la segunda carta de Pablo a los Tesalonicenses que la
“abominación desoladora” sería en la persona del anticristo, proclamando
que él mismo es Dios: “Ahora, les suplicamos,
hermanos, concerniente a la venida de nuestro Señor Jesucristo y nuestra
reunión con Él, que no sean prontamente sacudidas sus mentes, ni estén
angustiados—ni por espíritu, ni por palabra, ni por epístola, como si fuera
nuestra, diciendo que el día de Cristo está presente. No permitan que
ninguno los engañe por ningún medio porque ese día no vendrá a menos que
la apostasía venga primero, y el hombre de pecado sea revelado—el hijo de
perdición, aquel que se opone y exalta a sí mismo sobre todo lo que es llamado
Dios, o que es un objeto de adoración; así que entra al templo de Dios y se
sienta como Dios, proclamando que él mismo es Dios.
“¿No recuerdan que cuando aún estaba con ustedes, les dije
estas cosas? Y ahora entienden qué lo está reteniendo para ser revelado
en su propio tiempo establecido. Porque el misterio de ilegalidad ya está
trabajando; solamente que hay uno Quien lo está
restringiendo al tiempo presente hasta que surja de en medio. Y
entonces el ilegal será revelado (a quien el Señor consumirá con el aliento de
Su boca, y destruirá con el brillo de Su venida); aquel cuya venida está de
acuerdo al trabajo interno de Satanás, con todo poder y señales y maravillas
mentirosas, y con todo engaño de injusticia en aquellos que están
pereciendo porque no recibieron el amor de la verdad, para que pudieran ser
salvos. Y por esta razón, Dios enviará sobre ellos un engaño poderoso que les
hará creer la mentira, para que puedan ser juzgados todos los que
no creyeron la verdad, sino se complacieron en la injusticia” (II
Tesalonicenses 2:1-12).
En el tiempo del fin, esta es la
“abominación desoladora.” Además del templo siendo reconstruido, estos pasajes también
nos dicen que el anticristo—la bestia de Apocalipsis 13—debe estar en la
escena, junto con el falso profeta. Cuando el anticristo se siente en el templo
proclamándose ser Dios, este es el evento clave que dispara la Gran
Tribulación. Como explicó Jesús, esto no puede empezar sino hasta entonces: “Por
tanto, cuando vean la abominación desoladora, la cual fue hablada por
Daniel el profeta, de pie en el lugar santo (quien lea, entienda),… Porque entonces habrá gran tribulación, tal como no la ha habido desde el principio del
mundo hasta este tiempo, ni la habrá nuevamente” (Mateo 24:15, 21).
2—La señal del Hijo del Hombre en
el cielo: Mientras que el primer evento mayor se origina a partir del
esfuerzo de hombres, el segundo evento clave viene directamente de
Cristo—y señala Su regreso. Este es un evento colosal que tiene lugar
sobre un periodo de tiempo. Mientras que comienza en un tiempo establecido, no
es un evento de un solo día; ni es un “rapto secreto.” Para entender mejor esta
señal, necesitaremos ver la secuencia de eventos del tiempo del fin
basados en la estructura de los días santos—particularmente Pentecostés y
Trompetas—enlazado con el sexto sello de Apocalipsis 6.
Cuando Jesús abre el sexto sello,
dramáticamente Él se revela con un despliegue de poder asombroso. Todo el mundo
lo verá—¡pero no lo creerán! “Y cuando abrió el sexto
sello, miré, y he aquí, hubo un gran terremoto; y el sol se volvió negro como el
pelo de cilicio, y la luna se volvió como sangre; y las estrellas del
cielo cayeron a la tierra, como una higuera echa sus últimos higos cuando es
sacudida por un viento poderoso. Entonces el cielo se apartó como un
rollo de papel que está siendo enrollado, y toda montaña e isla fue sacada de su
lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes hombres, y los hombres
ricos, y los capitanes jefes, y los hombres poderosos, y todo siervo, y todo hombre
libre se escondió a sí mismo en las cuevas y en las rocas de las montañas; y
decían a las montañas y a las rocas, “Caigan sobre nosotros, y escóndanos del
rostro de Quien se sienta en el trono, y de la ira del Cordero porque el gran día de Su ira ha venido, y ¿Quién
tiene el poder de estar de pie?”” (Apocalipsis 6:12-17).
Como el Señor Dios del Antiguo Testamento,
Cristo profetizó que Él va a sacudir los cielos y la tierra en Su segunda
venida: “Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos,
‘Una vez más—aun en poco tiempo—sacudiré los cielos, y la tierra, y el mar, y
el suelo seco. Y sacudiré todas las naciones;
y el deseo de todas las naciones [Jesús, el verdadero Mesías] …vendrá; y llenaré esta
casa con gloria,’ dice el SEÑOR de los ejércitos” (Ageo 2:6-7).
Isaías también escribió de este evento. Note
cuan similar es esto a Apocalipsis 6: “Y ellos irán
entre los huecos de las rocas, y entre las cuevas de la tierra por temor al
SEÑOR y por la gloria de Su majestad, cuando Él se levante para sacudir terriblemente
la tierra. En ese día un hombre echará sus ídolos de plata, y sus ídolos de
oro, los cuales hicieron cada uno para sí mismo para adorar, a los topos
y a los murciélagos; para ir entre las hendiduras de las rocas, y entre las
cimas de las rocas rasgadas, por temor al SEÑOR y por la gloria de Su majestad,
cuando Él se levante para sacudir terriblemente la tierra”
(Isaías 2:19-21). (Como veremos, Dios
sacude la tierra algunas veces más.)
¿Qué pasa cuando los cielos son enrollados
como un rollo? Instantáneamente, los cielos alrededor del mundo serán
cambiados. Los cielos, la tierra, los océanos y todas las naciones serán sacudidos.
Tal evento nunca ha pasado en la historia de la humanidad. ¡Todos en la tierra
lo experimentarán! ¿Pero qué verán cuando observen en los cielos?
Jesús le dijo a Sus discípulos como estos
eventos mundiales se
desenvolverían, comenzando con la Gran Tribulación: “Porque
entonces habrá gran tribulación [comienza con la “abominación
desoladora” de pie en el lugar santo], tal como no la
ha habido desde el principio del mundo hasta este tiempo, ni la
habrá nuevamente. Y si aquellos días no fueran limitados [a tres años
y medio], ninguna carne sería salva; pero por amor a
los elegidos aquellos días serán limitados. Entonces si cualquiera les dice,
‘He aquí, aquí está el Cristo,’ o, ‘Él está allí,’ no lo
crean. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y
mostrarán grandes señales y maravillas, para engañar, si es posible, aun a los
elegidos. He aquí, se los he predicho. Por
lo tanto, si ellos les dicen, ‘¡Vengan y vean! Él está en el lugar
desolado’; no vayan. ‘¡Vengan y vean! Él está en las cámaras
secretas’; no lo crean” (Mateo 24:21-26).
Claramente, Jesús no está viniendo como un
hombre ordinario. En vez, ¡Él está viniendo en poder y gloria como Dios y Rey
para gobernar al mundo!
De hecho, cuando ponemos Apocalipsis 6:12 con
los siguientes versos de Mateo 24, podemos empezar a comprender cómo será esto.
Será un evento asombroso y temible, nunca visto antes. Aquí está lo que dijo
Jesús: “Porque como la luz del día [el
cual es el sol], la cual sale del oriente y
resplandece tan lejos como el occidente, así será la venida del Hijo de
hombre.… Pero inmediatamente después de la
tribulación de aquellos días, [dos años de castigo sobre las doce tribus
de Israel] el sol será oscurecido, y la luna no
dará su luz, y las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos
serán sacudidos. Y luego aparecerá la señal del Hijo de hombre en el
cielo; y entonces todas las tribus de la tierra lamentarán, y verán al
Hijo de hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria”
(Mateo 24:27-30).
Lucas
registra detalles adicionales: “Y habrá señales en el
sol y la luna y las estrellas, y sobre la tierra angustia y ansiedad entre las
naciones, los mares rugiendo con mareas continuas; hombres muriendo de ataques de corazón por temor y pavor de
las cosas que están viniendo sobre todo el mundo; porque los poderes del
cielo serán sacudidos” (Lucas
21:25-26).
Cuando los cielos son enrollados como un
rollo, todo el mundo verá de repente lo que parece ser un “nuevo
sol”—nunca antes observado en los cielos. Brillará, como lo hace nuestro sol
regular, desde el oriente al occidente, indicando que su apariencia será desde
afuera en algún lugar de nuestro sistema solar. Esto será alarmante en verdad. ¡Esta
es la señal de la venida del Hijo de hombre! A partir de estas
Escrituras podemos ver que el regreso de Cristo no tiene lugar en un solo día; más
bien, todo el mundo continuará viendo la señal del Hijo de Hombre—el
nuevo sol brillando en los cielos—por casi un año mientras Él se acerca más
y más a la tierra.
Como veremos después, y esto es importante
de comprender, el “Día del Señor” comienza un tiempo corto antes del penúltimo
Pentecostés (Apocalipsis 6:12-17) durante la Gran Tribulación de 3 años y
medio. Sin embardo, el día de Su ira, en Apocalipsis 8, comienza en la Fiesta
de trompetas y no termina sino hasta la siguiente Fiesta de Trompetas
cuando Cristo y los santos resucitados descienden del Mar de vidrio y regresan
a la tierra para la batalla final de Armagedón. La duración de tiempo desde
Apocalipsis 6:12 hasta Apocalipsis 19:11-21, con la destrucción de la Bestia y
el Falso profeta y sus ejércitos, es aproximadamente año y medio.
El evento asombroso de los cielos
enrollándose como un rollo tendrá lugar aproximadamente durante el segundo año
en los tres años y medio de la Gran Tribulación, como se muestra en la
profecías de Oseas 5:15-6:2. Esta profecía revela que los primeros dos años de
la Tribulación es el tiempo del castigo de Dios contra las 12 tribus de Israel
por sus pecados. Al comienzo de la Gran Tribulación, cuando Dios comience a
castigar a Israel, Él dice, “Yo iré; regresaré a Mi
lugar hasta que ellos confiesen sus culpas y busquen Mi rostro; en su aflicción
Me buscarán sinceramente”” (Oseas 5:15).
Mientras en cautividad por salir penosamente
del Señor, las tribus de Israel se arrepentirán cuando atestigüen los eventos
del sexto sello y vean los cielos enrollados como un rollo. ¡Ellos
sabrán que es la mano de Dios! Como la profecía de Oseas continúa, note que
hay un periodo de tiempo definido en términos de días. Sin embargo, cada día
en profecía se iguala a un año en cumplimiento (Números 14:34): “Vengan y volvamos al SEÑOR, porque Él ha desgarrado, y nos
sanará; ha herido, y nos vendará. Después de
dos días [dos años] nos revivirá; en el
tercer día [al comienzo del tercer año]
nos levantará, y nosotros viviremos a Su vista” (Oseas 6:1-2).
A partir de estos pasajes podemos observar
que la corrección de Dios a Israel durará 2 años. Luego, al comienzo del tercer
año, Él terminará el tiempo de castigo de ellos y comenzará a
levantarlos. Por el año y medio restante, la Tribulación continuará con mayor
intensidad sobre el resto de naciones.
¿Cómo podemos determinar esto?
El sellamiento de los 144,000
en Apocalipsis 7: La secuencia de eventos desde Apocalipsis 6 continúan
en el capítulo 7, y el sellamiento de los 144,000 representa el tiempo cuando
Dios comienza a levantar a los hijos de Israel de su cautividad al comienzo de
su tercer año—esto es, después de 2 años de castigo por abandonar penosamente
al Señor.
Inmediatamente después que los cielos son
enrollados como un rollo, cuando los cielos y la tierra son sacudidos, entonces
la señal del Hijo de Hombre aparece como un nuevo sol en el cielo. Y de repente
hay una gran calma. Juan escribe: “Y después de
estas cosas vi cuatro ángeles de pie en las cuatro esquinas de la tierra,
reteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que el viento no pudiera
soplar en la tierra, o en el mar, o en cualquier árbol. Entonces vi otro ángel ascendiendo desde el
levantamiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo; y gritó con una
fuerte voz a los cuatro ángeles, a quienes les fue dado dañar la tierra y el
mar, diciendo, “No dañen la tierra, o el mar,
o los árboles hasta que hayamos sellado a los siervos de nuestro Dios en
sus frentes.”
“Y escuché el número de aquellos que fueron sellados: ciento
cuarenta y cuatro mil, sellados de cada tribu de los hijos de Israel.
De la tribu de Judá, doce mil fueron
sellados; de la tribu de Rubén, doce mil fueron sellados; de la
tribu de Gad, doce mil fueron sellados; de la tribu de Aser, doce
mil fueron sellados; de la tribu de Neftalí, doce mil fueron
sellados; de la tribu de Manasés, doce mil fueron sellados; de la
tribu de Simeón, doce mil fueron sellados; de la tribu de Leví,
doce mil fueron sellados; de la tribu de Isacar, doce mil fueron
sellados; de la tribu de Zabulón, doce mil fueron sellados; de la
tribu de José, doce mil fueron sellados; de la tribu de Benjamín,
doce mil fueron sellados” (Apocalipsis 7:1-8).
Combinado con la profecía de Oseas 6, Dios
comienza a levantar a los hijos de Israel al sellar los 144,000. Dado que este
es el comienzo del tercer año de la Gran Tribulación de 3 años y medio, eso
significa que hay otro año y medio que queda de la Gran Tribulación—la cual
viene contra el resto del mundo.
No
solo son sellados—esto es, reciben el Espíritu Santo para salvación—los 144,000
de las 12 tribus de Israel, también son sellados una “gran e innumerable
multitud.” Note: “Después de estas cosas miré, y he
aquí, una gran multitud, la cual nadie era capaz de contar, de cada nación y
tribu y pueblos e idiomas, estaban de pie delante del trono y delante del
Cordero, vestidos con túnicas blancas y sosteniendo palmas en sus
manos; Y gritaban con fuerte voz a Quien se sienta en el trono y al Cordero,
diciendo, “La salvación de nuestro Dios ha venido.” [Esto muestra
que también recibirán el Espíritu Santo y la salvación.]
“Entonces todos los ángeles se pararon alrededor del trono, y
los ancianos y las cuatro criaturas vivientes, y cayeron sobre sus rostros
delante del trono y adoraron a Dios, diciendo,
“Amén. Bendición, y gloria, y sabiduría, y agradecimiento, y honor, y poder y
fortaleza sean a nuestro Dios en los siglos de eternidad. Amén.” Y uno de los ancianos respondió y me dijo, “Estos
que están vestidos con túnicas blancas, ¿Quiénes son, y de dónde vinieron?”
Entonces le dije, “Señor, usted sabe.” Y me dijo, “Ellos
son aquellos que han salido de la gran tribulación; y han lavado sus túnicas, y
han hecho blancas sus túnicas en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:9-14).
Con base en la estructura de tiempo del fin,
este sellamiento tiene lugar en el penúltimo Pentecostés durante el periodo de
3 años y medio de las profecías del tiempo del fin. Esta es la cosecha personal
de Dios. Así como los apóstoles y los nuevos convertidos fueron sellados con el
Espíritu Santo en aquel primer Pentecostés, como se registra en Hechos 2, los
144,000 y la “gran e innumerable multitud” son así mismo sellados en este
Pentecostés—un año antes de la primera resurrección, la cual tiene lugar en el siguiente
(y final) Pentecostés. Como se representa por la parábola de los trabajadores
en Mateo 20:1-16, estos son los que reciben salvación después de ser “contratados
en la hora 11” por el maestro del viñedo.
Después que los 144,000 y la “gran e
innumerable multitud” son sellados en aquel Pentecostés, el siguiente día santo
es la Fiesta de Trompetas. En este punto, la Gran Tribulación nuevamente se
endurece. Entonces las plagas de la séptima trompeta comienzan el año final de
la Gran Tribulación—desde
la Fiesta de Trompetas hasta la Fiesta de Trompetas.
Cuando
Jesús abre el séptimo sello, “Entonces cuando abrió el
séptimo sello, hubo silencio en el cielo por aproximadamente
media hora. Entonces vi a los siete ángeles que estaban delante
de Dios, y siete trompetas les fueron dadas. Y otro ángel, que tenía un
incensario de oro, vino y se paró en el altar; y mucho incienso le fue dado,
para que pudiera ofrecerlo con las oraciones de todos los santos sobre el altar
de oro que estaba delante del trono. Y
el humo del incienso subió delante de Dios de la mano del ángel,
subiendo con las oraciones de los santos. Y el ángel tomó el incensario, y lo
llenó con fuego del altar, y lo echó a la tierra; y hubo voces, y
truenos, y relámpagos, y un terremoto” (Apocalipsis 8:1-4).
Las plagas de la trompeta comienzan siendo
una fase de la Tribulación más intensa, enfrentado los ángeles de Dios contra
Satanás, los demonios y hombres. Las primeras cuatro plagas de la trompeta son
liberadas en rápida sucesión (Apocalipsis 8:7-12). Luego, las últimas tres de
las siete plagas de la trompeta escalan eventos en intensidad y poder—tanto así
que son llamadas los “tres ays.”
En Apocalipsis 9, cuando el quinto ángel
suene su trompeta, el cual es también el primer ay, demonios como langostas son
liberados del abismo (una prisión para demonios) y se unen con hombres para
atacar a los ejércitos del oriente con un arma secreta que inflige gran dolor a
los hombres, como si picados por escorpiones súper poderosos, por 5 meses
(Apocalipsis 9:1-12).
Cuando el sexto ángel suene su trompeta, la
cual es el segundo ay, es aún más horroroso. Hombres y demonios se combinan
para atacar con un ejército de 200 millones, usando armas súper poderosas,
mientras contraatacan contra la Bestia y el Falso profeta y sus ejércitos en la
tierra santa. Entonces 4 ángeles atados en el gran rio Éufrates son desatados y
el rio se seca, abriendo el camino para que los ejércitos de Asia se muevan a
la tierra santa (Apocalipsis 9:13-19).
Mientras estas grandes batallas están siendo
luchadas, la señal del Hijo de Hombre—el nuevo sol brillando desde el
oriente hace el occidente—está acercándose más y más a la tierra. De repente el
nuevo sol desaparecerá, y todos verán a Jesús viniendo en las nubes mientras Él
alcanza la atmósfera de la tierra. Jesús vendrá en las nubes a un punto justo
encima de Jerusalén. Luego un gran Mar de vidrio aparecerá de repente, y el
séptimo ángel sonará su trompeta en el último Pentecostés. En aquel momento los
dos testigos son resucitados primero—los últimos serán los primeros—y los
muertos en Cristo resucitarán a inmortalidad. Después, aquellos verdaderos
cristianos quienes estén vivos serán cambiados y atrapados en el aire por los
ángeles y llevados al Mar de vidrio (Apocalipsis 11:15-19; I Tesalonicenses
4:13-17; Mateo 24:30-31; Apocalipsis 14:14-16; Apocalipsis 15:2-4).
Cuando
la primera resurrección haya sido completada y todos estemos de pie en el Mar
de vidrio, Juan escribe, “Luego vi otra señal en el
cielo, grande y sorprendente: siete ángeles teniendo las últimas siete plagas,
porque en ellas la ira de Dios es colmada.… Y
los siete ángeles que tenían las últimas siete plagas salieron del
templo; estaban vestidos de lino, puro y brillante, y ceñidos alrededor del
pecho con corazas de oro. Y una de las cuatro
criaturas vivientes le dio a los siete ángeles siete frascos de oro,
llenos de la ira de Dios, Quien vive en los siglos de eternidad. Y el templo
estaba lleno con el humo de la gloria de Dios, y de Su poder; y nadie
fue capaz de entrar en el templo hasta que las siete plagas de los siete
ángeles fueron cumplidas” (Apocalipsis 15:1, 6-8).
Desde el tiempo de la primera resurrección
en el Pentecostés final (durante los últimos 3 años y medio) hasta la Fiesta de
Trompetas hay alrededor de 4 meses. Durante este tiempo los 7 ángeles derramarán
las 7 últimas plagas, las cuales son la ira de Dios en contra de las naciones
que continúan luchando en contra de Cristo y los santos resucitados en el Mar
de vidrio en las nubes sobre Jerusalén.
Luego, en aquella final Fiesta de Trompetas,
Jesús y todos los santos descenderán del mar de vidrio para la gran batalla
final—Armagedón. Después, Satanás el diablo y los demonios son encarcelados—en
el Día de Expiación. Luego el Reino milenial comenzará, como es representado
por la Fiesta de Tabernáculos.
Hermanos, nuevamente, gracias por todas sus
oraciones. Oramos por ustedes diariamente—por su protección, salud, y las
bendiciones de Dios sobre ustedes y sus familias. Que su fe sea fortalecida.
Que su amor por Dios y su amor por los hermanos sea incrementado. Gracias por
sus diezmos y ofrendas fieles, las cuales siempre son usados para servirles a
ustedes y a todos los hermanos.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC