Restaurando el cristianismo original—¡para
hoy!
Iglesia de Dios Cristiana
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Fred R. Coulter
Ministro
Junio 17, 2020
Queridos hermanos,
Viviendo en un mundo de comunicación
instantánea, somos capaces de ver varios eventos mientras están
desenvolviéndose en tiempo real—desde casi cualquier lugar en la tierra. Los
boletines de noticias están disponibles para nosotros casi que cada hora de
cada día vía radio, televisión, internet y celulares. Estos incluyen reportes y
análisis concernientes a eventos locales, nacionales o mundiales. Podemos ver y
escuchar tales eventos en los noticieros o leer la cobertura in diferentes
publicaciones. Por meses hemos estado “encerrados” a causa del virus Wuhan.
Pero ahora, mientras nuestros estados han comenzado a reabrir, hemos sido
abrumados con demostraciones y protestas bien planeadas—con saqueos,
incendios y destrucción de propiedades—en nuestras ciudades principales.
Estamos
atestiguando exactamente lo que Jesús profetizó cuando Él le advirtió a los apóstoles de los
eventos mayores que ocurrirían en los últimos días: “Y
oirán de guerras y rumores de guerras. Miren que no dejen que estas
cosas los perturben. Porque es necesario que todas estas
cosas tengan lugar, pero el fin no es aún. Porque
nación se levantará contra nación, y reino contra reino; y habrá hambres y
pestilencias y terremotos en diferentes lugares. Ahora, todas estas cosas son el comienzo de dolores.
“Entonces los entregarán a aflicción, y los matarán; y serán
odiados por todas las naciones por amor a Mi nombre. Y entonces muchos serán dirigidos al pecado, y se
traicionarán unos a otros, y se odiarán unos a otros; y muchos falsos profetas
se levantarán, y engañarán a muchos; y porque
la ilegalidad será multiplicada, el amor de muchos se enfriará. Pero el que perdure hasta el fin, ese será salvo”
(Mateo 24:6-13).
Como podemos ver, estas profecías están
siendo cumplidas justo en frente de nuestros ojos—y puede ser bastante
inquietante para nosotros emocional y espiritualmente. Esto es especialmente
cierto cuando tales cosas nos llegan una tras otra, como olas gigantes. Cuando
adicionamos nuestros propios problemas a la mezcla, podemos ser fácilmente
abrumados. Como resultado, podemos desanimarnos y decaer mental y
espiritualmente.
Entonces recuerden que Dios siempre
está allí para ayudarnos, para intervenir por nosotros, para levantarnos y
consolarnos. Cualesquiera que sean las circunstancias, necesitamos invocar a
Dios en oración. Dios el Padre y Jesucristo nos responderán y ayudarán, porque
Ellos nos aman y nos han llamado. Nos han dado el Espíritu Santo. Por tanto,
en nuestros tiempos de problema y necesidad, cuando oramos, necesitamos
reclamar estas promesas y recibir aliento—justo como el Rey David escribió en
el Salmo 20: “Que el SEÑOR te responda en el día de
problema, el nombre del Dios de Jacob te
ponga en alto. Que Él te envíe ayuda desde el santuario, y te fortalezca
desde Zion. Que Él recuerde todas tus
ofrendas… Que Él te otorgue de acuerdo a
tu propio corazón y cumpla todos tus planes.
Nosotros gritaremos por gozo en tu victoria, y en el
nombre de nuestro Dios levantaremos letreros; que el SEÑOR cumpla todas tus
oraciones.” (versos 1-5).
Siempre recuerde que Dios escucha nuestras
oraciones. Él se deleita en nuestras
oraciones. Él quiere cumplir todas nuestras
oraciones, como loa ha prometido en Su Palabra. Podemos reclamar las promesas
de consuelo y animo de Dios, así como la fortaleza física y espiritual: “...la oración del recto es Su deleite.… Él oye la oración de
los justos” (Proverbios 15:8, 29).
En el Salmo 2 encontramos una perfecta
descripción del mundo confrontándonos—profetizado hace miles de años. Este
revela porque el mundo está en tanto problema: tratamos de resolver
nuestros problemas mientras, en rebelión, rechazamos a Dios. ¡Qué
paradoja! Fiel a este Salmo, el mundo con todos sus problemas está enfurecido
contra Dios y Su ungido—Jesús el Cristo. Note: “¿Por
qué las naciones se enfurecen y los pueblos conspiran en vano? Los reyes de la tierra se colocan a sí mismos, y los
gobernadores toman consejo juntamente contra el SEÑOR y contra Su Cristo,
diciendo, “Rompamos Sus bandas en pedazos y
desechemos Sus cuerdas de nosotros.” Quien se
sienta en los cielos se ríe; el SEÑOR se burla de ellos. Entonces Él les hablará en Su ira, y en Su furia los
aterroriza” (versos 1-5).
Cuando
la gente y sus gobernadores rechazan a Dios, hace que Dios obre en contra de
ellos. Es una ley viva: si vamos en contra de Dios, no podemos resolver
nuestros problemas, no importa cuán duro tratemos. Note: “El SEÑOR trae el consejo de las naciones a nada; Él frustra
los planes de la gente. (Salmo
33:10).
Pocos comprenden que Dios guarda registro
del comportamiento de los individuos, así como de las naciones—los rectos y los
malvados: “Si en cualquier momento Yo hablare
concerniente a una nación, y concerniente a un reino, para
arrancarlo y para derribarlo, y para destruirlo; si esa nación, contra la cual he hablado, se volviera
de su maldad, Yo me arrepentiré del mal que pensé hacerles. Y si en cualquier momento
Yo hablare concerniente a una nación, y concerniente a un reino,
para construirlo y para plantarlo; si esa nación
hace mal a Mi vista, y no obedece Mi voz, entonces Me arrepentiré del bien con
el cual dije que les haría bien.”
““Entonces por
tanto, habla a los hombres de Judá, y a la gente de Jerusalén, diciendo, ‘Así
dice el SEÑOR, “He aquí, Yo estoy formando mal contra ustedes, y elaborando un
plan contra ustedes. Vuélvanse ahora, cada uno de su mal camino, y hagan sus
caminos y sus obras buenas.” ’ ”” (Jeremías 18:7-11).
Entonces si los líderes de una nación, y la
mayoría de su gente, se volvieran a Dios en arrepentimiento y obediencia buscando Su
ayuda, Dios amablemente revelará las respuestas a sus problemas. Grandes
bendiciones seguirían: “El consejo del SEÑOR permanece
para siempre; los pensamientos de Su corazón por todas las generaciones.
Bendita es la nación cuyo Dios es el SEÑOR, y el
pueblo que Él ha escogido como Su herencia propia. El SEÑOR mira hacia abajo desde el cielo; Él
observa a todos los hijos de los hombres. Desde Su lugar de vivienda Él mira intensamente sobre todos
los habitantes de la tierra. Juntamente Él
forja sus corazones del mismo modo; Él considera todas sus obras.
El rey no es salvado por un gran ejército; un hombre
poderoso no es librado por mucha fuerza” (Salmo 33:11-17).
Es lo
mismo con el pueblo de Dios. Él siempre está
allí para bendecir, proteger y ayudarnos—porque lo amamos, lo obedecemos y
esperamos en Su salvación. “He aquí, el ojo del
SEÑOR está sobre aquellos quienes le temen,
sobre aquellos quienes esperan en Su bondad, para
librar sus almas de muerte y mantenerlos vivos en hambruna. Nuestra alma espera al SEÑOR; Él es nuestra ayuda y
nuestro escudo, porque nuestro corazón se
regocijará en Él porque hemos confiado en Su Santo nombre. Tu bondad, Oh SEÑOR, sea sobre nosotros, de acuerdo a
como esperamos en Ti.” (versos
18-22).
Al confiar y esperar en Dios—en amor, verdad
y fe—podemos tener una perspectiva adecuada de las cosas que tienen lugar en el
mundo y en nuestras vidas. Entonces no seremos tenidos en las garras del desánimo. Así es como mantenemos nuestras mentes en el
plan de vida eterna de Dios—sabiendo que vamos a gobernar el mundo bajo
Cristo a Su regreso. Así, Jesús nos amonesta: “Pero
busquen el reino de Dios, y todas estas cosas [todas
las promesas de Dios] les serán añadidas.
No tengan miedo, rebaño pequeño [a causa del tumulto mundial], porque su Padre se deleita en darles el reino”
(Lucas 12:31-32).
Aquí esta cómo buscamos a Dios y Su reino: “Confía en
el SEÑOR, y haz el bien;… y ama fidelidad. Deléitate
en el SEÑOR, y Él te dará los deseos de tu
corazón. Encomienda tu camino al SEÑOR; confía también en Él, y Él lo hará suceder. Y Él dará a luz tu justicia como la luz, y tu juicio como el
mediodía. Descansa en el SEÑOR, y espéralo
pacientemente;… Cesa la ira, y abandona la
cólera; no te corroas [a causa de la
maldad en el mundo] a ti mismo, eso lleva solo
a maldad. Porque los malhechores serán
cortados, pero aquellos quienes esperan en el SEÑOR, ellos heredarán la
tierra” (Salmo 37:3-9).
Hacer estas cosas día a día, a
través del Espíritu Santo, transforma nuestras mentes. Pablo llama esto
nuestro “servicio espiritual,” el cual renueva nuestras mentes: “Los exhorto por tanto, hermanos, por las misericordias de
Dios, a presentar sus cuerpos como un sacrificio vivo, santo y bien
agradable a Dios, el cual es su servicio espiritual. No se conformen ustedes mismos a este mundo, sino sean
transformados por la renovación de sus mentes para que puedan probar lo
que es bien agradable y bueno, y la perfecta voluntad de Dios”
(Romanos 12:1-2).
Por la
renovación de nuestras mentes, Dios el Padre—a
través del poder de Su Espíritu en nosotros, emparejado con la Palabra
de Dios—está en realidad creando en nosotros Su santo carácter recto. Esto
tiene lugar mientras amamos y lo obedecemos a través de Cristo. Pablo escribe:
“Si ciertamente lo han escuchado [a Dios el Padre] y han
sido enseñados en Él, de acuerdo a la verdad en Jesús: Que concerniente a su antigua conducta, ustedes se quiten
el viejo hombre, el cual es corrupto de acuerdo a la lujuria engañosa;
y que sean renovados en el espíritu de su mente;
y que se pongan el nuevo hombre, el cual es creado [dentro de nosotros] en
justicia y santidad de la verdad de acuerdo a Dios” (Efesios 4:21-24). Dios está creando
en nosotros la mente de Cristo (Filipenses 2:5), lo cual Él logra a través del poder del Espíritu
Santo dentro de nosotros: “Porque por una ofrenda Él
ha obtenido perfección eterna para aquellos que son santificados.
Y el Espíritu Santo también nos da testimonio; porque
después que Él había previamente dicho, “ ‘Este
es el pacto que estableceré con ellos después de aquellos días,’ dice el
Señor: ‘Yo daré Mis leyes dentro de sus corazones, y las inscribiré en sus
mentes; y sus pecados e ilegalidad no
recordaré nunca más.’ ” ’
“Ahora, donde está la remisión de estos, ya no es
más necesario ofrecer sacrificios por el pecado. Por tanto, hermanos, teniendo confianza de entrar en el verdadero
santísimo por la sangre de Jesús, según una forma nueva y viva, la cual
Él consagró por nosotros a través del velo (esto es, Su carne), y teniendo
un gran Sumo Sacerdote sobre la casa de Dios, aproximémonos a Dios
con un corazón verdadero, con completa convicción de fe, habiendo sido
purificados nuestros corazones de una conciencia maligna, y nuestros cuerpos
habiendo sido lavados con agua pura. Retengamos
sin vacilación la esperanza que profesamos, porque Quien prometió es fiel” (Hebreos 10:14-23).
Esto
es lo que Dios está haciendo dentro de nosotros diariamente, y es un
proceso de toda la vida. A través del poder del Espíritu Santo habitando dentro
de nosotros, debemos crecer espiritualmente en gracia y conocimiento para
vencer los jalones de la naturaleza humana. Pablo describe esta batalla
espiritual en Romanos 8, lo cual, como hemos visto, es la obra del Padre creando
dentro de nosotros Su santo carácter y la mente de Cristo: “Sin embargo, ustedes no están en la carne, sino en el
Espíritu, si el Espíritu de Dios está ciertamente viviendo dentro de
ustedes. Pero si cualquiera no tiene el Espíritu de Cristo, no pertenece
a Él. Pero si Cristo está dentro de
ustedes, el cuerpo ciertamente está muerto por causa del pecado; sin
embargo, el Espíritu es vida por causa de justicia.
“Entonces si el Espíritu de Quien levantó a Jesús de los
muertos [Dios el Padre] está
viviendo dentro de ustedes, Quien levantó a Cristo de los muertos
también resucitará sus cuerpos mortales por causa de Su Espíritu que vive
dentro de ustedes. Entonces, hermanos, no
somos deudores a la carne, para vivir de acuerdo a la carne; porque si están viviendo de acuerdo a la carne,
morirán; pero si por el Espíritu están condenando a muerte los hechos
del cuerpo, vivirán. Porque tantos como son
guiados por el Espíritu de Dios, esos son los hijos de Dios.
Ahora, ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud otra vez hacia temor,
sino han recibido el Espíritu de filiación, por el cual gritamos,
“Abba, Padre.” El Espíritu mismo da
testimonio conjuntamente con nuestro propio espíritu, testificando que
somos hijos de Dios. Entonces si somos
hijos, somos también herederos—verdaderamente, herederos de Dios y
coherederos con Cristo—si ciertamente sufrimos junto con Él, para poder también
ser glorificados junto con Él” (Romanos 8:9-17).
Pablo escribe también que los “escritos sagrados” del Antiguo Testamento “son capaces de hacerte sabio hacia salvación a través de fe,
la cual es en Cristo Jesús” (II Timoteo 3:15). Es esencial que
comprendamos cuan cierto es esto. En verdad, con el Espíritu Santo de Dios
podemos aprender de estos inspirados escritos cómo conducir nuestras vidas.
Además, nos dan una buena perspectiva sobre como Dios trata con el malvado del
mundo. Podemos ver esto vívidamente representado en el Salmo 37. Note cuanta
instrucción espiritual contiene este pasaje para los cristianos del Nuevo
Testamento también: “Apártate
del mal y haz bien; y vive
para siempre.
Porque el SEÑOR ama justicia y no abandona a Sus santos;
ellos son preservados por siempre, pero la simiente del malvado será cortada. Los justos heredarán la
tierra y habitarán en ella por siempre. La
boca del justo habla sabiduría, y su lengua habla de justicia. La ley de su Dios está en su corazón; ninguno de sus pasos
resbalará.
“El malvado mira al
justo y busca matarlo. El SEÑOR no lo dejará en su mano, ni lo condenará cuando sea
juzgado. Espera en el SEÑOR y guarda Su
camino, y Él te exaltará para heredar la tierra; cuando los malvados sean
cortados, tú lo verás.
“He visto la
implacable maldad en gran poder y extendiéndose él mismo como un árbol
exuberante en su suelo nativo. Sin embargo él
pasó, y he aquí, no está más y lo busqué, pero no pudo ser encontrado. Marca al hombre irreprensible y mira aquí al recto, porque
el fin de aquel hombre es paz. Pero los
pecadores serán destruidos juntamente; la prosperidad de los malvados será
cortada.
“Pero la
salvación de los justos es del SEÑOR; Él es su fortaleza en el tiempo del
problema. Y el SEÑOR los ayudará y los librará;
Él los librará de los malvados, y los salvará porque toman refugio en Él”
(versos 27-40).
El libro de Apocalipsis:
Apocalipsis es el libro “piedra angular” de la Palabra de Dios, la séptima
división de la Biblia. Dado que este describe vívidamente los eventos mayores
del tiempo del fin por venir sobre el mundo, contiene algunos de los pasajes más
poderosos del Nuevo Testamento.
En los versos de apertura de Apocalipsis,
Juan escribe que este profundo libro profético viene directamente de Dios el
Padre a Jesucristo, Quien se lo da en visión a Juan: “La revelación de
Jesucristo, la cual Dios [el Padre] le dio a
Él, para mostrar a Sus siervos las cosas que están ordenadas a suceder
prontamente; y Él la hizo conocida, habiéndola enviado por Su ángel a Su
siervo Juan; quien dio testimonio de la
Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo, y todas las cosas que él
vio” (Apocalipsis 1:1-2).
Jesús
promete una bendición a todo el que lea y escuche las palabras de este libro: “Bendito es el que lee, y aquellos que oyen las
palabras de esta profecía y quienes guardan las cosas que están
escritas en ella; porque el tiempo está a la mano” (verso 3).
Al
final del libro de Apocalipsis, Jesús pronuncia nuevamente una bendición—así
como también una advertencia. Dado que esas son las últimas palabras de la
Biblia, debe ser aplicada a toda la Biblia—la Palabra de Dios: “Y he aquí, Yo vengo prontamente; y Mi recompensa está
Conmigo, para hacer a cada uno de acuerdo a como será su obra. Yo soy Alfa y Omega, el Principio y el Fin, el
Primero y el Último. Benditos son
aquellos que guardan Sus mandamientos, para poder tener el derecho a comer
del árbol de vida, y poder entrar por las puertas a la ciudad. Pero excluidos son los perros, y hechiceros, y
fornicarios, y asesinos, e idólatras, y todo aquel que ame e idee una mentira.
“Yo, Jesús, envío Mi ángel para testificar estas cosas a ustedes
en las iglesias. Yo soy la raíz y el
descendiente de David, la estrella brillante de la mañana.” Y el Espíritu y la novia dicen, “Ven.” Y aquel que oiga
diga, “Ven.” Y aquel que tenga sed venga; y aquel que desee participe del agua
de vida gratuitamente. Porque Yo
conjuntamente testifico a todo el que oiga las palabras de la profecía de este
libro, que si cualquiera añade a estas cosas, Dios le añadirá las plagas
que están escritas en este libro. Y si
cualquiera quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su
parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que
están escritas en este libro. Quien
testifica estas cosas dice, “Sin duda, Yo vengo prontamente.” Amén. Aun así,
ven, Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo
sea con todos ustedes. Amén” (Apocalipsis 22:12-21).
Tenemos un CD de especial de audio del
libro de Apocalipsis. Es absolutamente inspirador. También tenemos una versión
en video que muestra cada escritura mientras es leída. Ambas versiones están
disponibles contactando la oficina de CBCG.
Hermanos, permanezcan cerca de Dios el Padre
y Jesucristo a través de oración diaria y estudio Bíblico. Oramos por ustedes
cada día, pidiéndole a Dios que vele por ustedes, los proteja, los sane y
bendiga. Nuevamente, les agradecemos por su amor y oraciones, y por sus diezmos
y ofrendas, las cuales siempre son usadas para predicar el Evangelio y
alimentar el rebaño de Dios. Que la gracia y bendiciones de Dios estén con
ustedes en todas las cosas.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC