Restaurando el cristianismo original—¡para
hoy!
Iglesia de Dios Cristiana
y Bíblica
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Hollister, California 95024-1442
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Fred R. Coulter
Ministro
Agosto
19, 2020
Queridos
hermanos.
Con tantas cosas ocurriendo en el mundo es
fácil enfocarse en los problemas y llegar a estar desanimados. Podemos empezar
a descuidar la oración y el estudio. Pero necesitamos mantener nuestras mentes
en nuestro llamado y en la meta del Reino de Dios por venir.
En la página principal del sitio web laVerdaddeDios.org,
tenemos la
siguiente declaración de quienes somos y lo que estamos haciendo: “Estamos
dedicados a restaurar el Cristianismo original basado en el verdadero
Evangelio como fue revelado y enseñado por Jesucristo y Sus apóstoles; y está
preservado en el Nuevo Testamento respirado por Dios. Por tanto, somos Escrituralistas.
Creemos y practicamos la Palabra de Dios, como está inspirada y preservada en
la Santa Biblia—Antiguo y Nuevo Testamento. Seguimos estrictamente la Biblia y
recapturamos el significado exacto de las Escrituras al comparar verso con
verso (Isaías 28:10) mientras “probamos todas las cosas”. Como dijo Jesús,
debemos “vivir por cada palabra que procede fuera de la boca de Dios.””
También dejamos claro que no aceptamos, enseñamos o practicamos tradición alguna de hombres, sin
importar sus reclamos—sea del judaísmo, catolicismo o protestantismo. El grito
de batalla fundacional del protestantismo original, sola scriptura, que
significa “las Escrituras y solo las Escrituras,” hace mucho ha sido olvidado o
ignorado por los protestantes—y rechazado por los católicos. Como resultado, todo
el cristianismo mundano se ha desviado y ahora esta meramente practicando
tradiciones paganas “cristianizadas”, enseñanzas y filosofías de hombres. Hoy
vemos los resultados de casi 2,000 años
del cristianismo falso de Satanás que comenzó hacia el final del primer
siglo DC.
En el tiempo llevando a la destrucción de
Jerusalén y el Templo en el 70 dC, la subversión de las iglesias de Dios por
ministros falsos con enseñanzas falsas estaba ganando momento. En su urgente
epístola,
el apóstol Judas, el hermano de Jesús, sonó la alarma que una apostasía
insidiosa estaba ganando poder: “Amados, cuando estaba
personalmente ejerciendo toda mi diligencia para escribirles
concerniente a la común salvación, fui impulsado a escribirles,
exhortándolos a pelear fervientemente por la fe, la cual una vez por todo tiempo
ha sido entregada a los santos. Porque
ciertos hombres se han deslizado sigilosamente, aquellos de quienes hace tiempo
ha sido escrito, condenándolos a este juicio. Ellos son hombres impíos,
quienes están pervirtiendo la gracia de nuestro Dios, convirtiéndola en
libertinaje, y están negando personalmente al único Señor Dios y a nuestro
Señor Jesucristo” (Judas 3-4).
La misión de la Iglesia de Dios Cristiana y
Bíblica es comprometerse fielmente a restaurar el Cristianismo
original—para hoy. Esto incluye un regreso a la adoración de Dios
autentica en espíritu y en verdad—predicada sobre una relación personal con
Dios profunda. Para este fin, nuestros sitios web ofrecen estudios en video y
audio sobre un amplio rango de temas—todos diseñados para ayudarles a los
creyentes a llegar al entendimiento pleno de las enseñanzas fundamentales de la
Biblia y del Cristianismo apostólico fundado por Jesucristo.
En otras páginas web, las personas pueden
adquirir La Santa Biblia en Su orden original impresa o para descargarla
a su teléfono, tableta o computador (visite theholybibleinitsoriginalorder.org
y afaithfulversion.org). Este año tendremos más de 4 millones de
personas usando estos sitios—y está constantemente creciendo.
Estos sitios están diseñados de modo que los
estudiantes de la Biblia pueden progresar desde las enseñanzas básicas hasta
estudios más avanzados y detallados. Tenemos estudios profundos, verso a verso
de casi todos los libros del Nuevo Testamento. Además tenemos numerosos
mensajes explicando la profecía Bíblica para el tiempo del fin. Todos los temas
están enlazados de modo que puede entrar en cualquier nivel de estudio y
moverse con facilidad de un tema a otro. Nuestros sitios están expandiéndose
rápidamente, con nuevo material adicionado cada semana.
Hemos tenido el tema Restaurando el
Cristianismo original—¡para hoy! por casi 12 años. Esto inmediatamente le
dice a la gente exactamente lo que estamos haciendo. Al enfatizar la Palabra de
Dios—y nada más sino la Palabra de Dios—mucha gente estará acercándose a una restauración
del Cristianismo verdadero en estos tiempos del fin. Así como en la política,
la gente está cansada de las mismas viejas enseñanzas e hipocresía del
cristianismo moderno. En verdad, mucha gente hoy en día está buscando al verdadero
Dios y al verdadero Jesucristo.
No solo estamos alimentando el
rebaño de Dios—al enseñar y preparar a la Iglesia para el regreso de Cristo y
el Reino de Dios—sino también estamos predicando el Evangelio al mundo: “Entonces los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña
en la cual Jesús les había señalado para reunirse con Él. Y cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban.
Y Jesús vino y les habló, diciendo, ‘Toda
autoridad en el cielo y sobre la tierra Me ha sido dada a Mí. Por tanto, vayan
y hagan discípulos en todas las naciones, bautizándolos dentro del
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a observar todas las cosas que les he mandado.
Y he aquí, Yo estoy con ustedes siempre, incluso
hasta la terminación de los siglos.” Amén” (Mateo 28:16-20).
Después que Jesús ascendió al trono de Dios
para presentarse como el sacrificio perfecto por los pecados del mundo, Él se
apareció después aquel mismo día a los discípulos. Entonces Él abrió sus mentes
para entender las Escrituras y les explicó cómo predicar el Evangelio al mundo:
“Y les dijo, “Estas son las palabras que les
hablé cuando estaba aun con ustedes, que todas las cosas que fueron
escritas concerniente a Mí en la Ley de Moisés y en los Profetas y en
los Salmos deben ser cumplidas.” Entonces les abrió sus mentes para
entender las Escrituras, y les dijo, “De acuerdo a como está escrito, era
necesario para el Cristo sufrir, y resucitar de los muertos al tercer
día. Y en Su nombre, arrepentimiento y
remisión de pecados deberían ser predicados a todas las naciones, comenzando en
Jerusalén. Porque ustedes son testigos de
estas cosas.” (Lucas 24:44-48).
En el
día 40 después de la resurrección de Jesús, Él se apareció a los apóstoles por última
vez. En este día trascendental, Él expandió aún más la misión de predicar el
Evangelio al mundo: “Así entonces, cuando estaban
reunidos, le preguntaron, diciendo, “Señor, ¿restaurarás el reino de Israel en
este tiempo?” Y Él les dijo, “No es para
ustedes saber los tiempos o las temporadas, las cuales el Padre
ha establecido en Su propia autoridad; pero
ustedes mismos recibirán poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre
ustedes, y serán Mis testigos, en Jerusalén y en toda Judea y Samaria, y
hasta los confines de la tierra.”” (Hechos 1:6-8).
La última frase, “hasta
los confines de la tierra,” es
claramente una profecía para toda la Iglesia de Dios desde aquel tiempo hasta
el regreso de Jesús. Para cuando los apóstoles murieron, obviamente ellos no
habían ido hasta los “confines de la tierra” con el Evangelio—ni entendían que
esto sería casi 2,000 años más antes que Cristo regresara. Pero a través de la
publicación de la Biblia, el Evangelio ha alcanzado, a través de los escritos de
los apóstoles, los “confines de la tierra.” Jesús profetizó que el Evangelio,
la Palabra de Dios sería publicada en todo el mundo antes que el fin viniera:
“...pero el fin no es aun.… Y el Evangelio debe primero ser publicado entre todas las
naciones” (Marcos 13:7, 10).
Cuando enlazamos estas Escrituras,
entendemos que lo que Jesús ordenó
fue, de hecho, una misión duradera para las iglesias de Dios hasta que Él regrese. Mi oración continua es que todos los
hermanos y ministros en todas las variadas iglesias de Dios se rindan a Dios el
Padre y a Jesucristo y fielmente lleven a cabo aquellos mandamientos,
Jesús
comenzó Su ministerio en Galilea al “proclamar el Evangelio del reino de Dios,
y decir, “El tiempo ha sido cumplido, y el reino de
Dios está cerca a la mano; arrepiéntanse, y crean en el evangelio””
(Marcos 1:14-15). El mensaje de los
cuatro registros de los Evangelios definen a la iglesia lo que debería ser
predicado y enseñado.
Cada uno de nosotros tiene una parte en
predicar el Evangelio al
ser una “luz para el mundo”—así como por nuestra participación como parte de la
iglesia de Dios. Jesús prometió, “Y este evangelio del
reino será proclamado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones; y
luego vendrá el fin” (Mateo 24:14). En años recientes, muchos ministros
y hermanos, sin entender lo que estaba pasando en las iglesias de Dios, han
pensado que esta advertencia sería dejada para hacer a los “dos testigos.”
Mientras es cierto que ellos tendrán un trabajo tremendo, nunca deberíamos
asumir que podemos sentarnos y descansar sin predicar el Evangelio—dejándolo a
los “dos testigos.” Hacerlo así sería una gran negligencia de nuestro deber
delante de Dios.
El
apóstol Pablo entendió que él tenía una responsabilidad dada por Dios para
predicar el Evangelio, como lo explicó a los corintios: “Porque aunque predico el evangelio, no hay razón para
mí de jactarme porque una obligación ha sido puesta sobre mí. Y ¡ahí de mí,
si no predico el evangelio! Porque si hago
esto voluntariamente, tengo una recompensa; pero si hago esto contra mi
voluntad, he sido confiado con un ministerio” (I Corintios 9:16-17).
Pablo también entendió que su ministerio
era una mayordomía—una confianza sagrada dada a él por Dios: “Así entonces, cada hombre considérenos como ministros
de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Más allá de eso, es
requerido de los administradores que uno sea encontrado fiel”
(I Corintios 4:1-2).
Todos nosotros necesitamos ver nuestro
llamado en la misma manera—una mayordomía, un llamado de fidelidad—porque Dios el
Padre y Jesucristo han escogido personalmente habitar en nosotros a través del
poder del Espíritu Santo: “Aquel que tiene Mis
mandamientos, y los está guardando, ese es quien Me ama; y quien Me ama será
amado por Mi Padre, y Yo lo amaré, y Me manifestaré Yo mismo a él.”
“Judas (no Iscariote) le dijo, “Señor, ¿qué ha pasado que
estas a punto de manifestarte a nosotros, y no al mundo?”
“Jesús respondió y le dijo, “Si alguno Me ama, guardará Mi
palabra; y Mi Padre lo amará, y Nosotros vendremos a él, y haremos Nuestra morada [lugar de morada] con
él. Aquel que no Me ama, no guarda Mis
palabras; y la palabra que ustedes oyen no es Mía, sino del Padre, Quien Me
envió” (Juan 14:21-24).
Por tanto, mientras vivamos en el
mundo, no somos del mundo. Este hecho es especialmente evidente durante
las épocas de fiestas del falso cristianismo. No debemos ser partícipes de los
caminos y religiones del mundo. Pablo advirtió de esto: “No se unan desigualmente con incrédulos. Porque ¿qué tienen
en común la justicia y la ilegalidad? Y ¿qué compañerismo tiene
la luz con la oscuridad? Y ¿qué unión tiene Cristo con
Belial? O ¿qué parte tiene un creyente con un incrédulo? Y ¿qué acuerdo hay entre un templo de Dios y los
ídolos? Porque ustedes son un templo del Dios vivo, exactamente como
dijo Dios: “Viviré en ellos y caminaré en ellos; y seré su Dios, y ellos
serán Mi pueblo. Por tanto, salgan de en
medio de ellos y sepárense,” dice el Señor, “y no toquen lo
impuro, y Yo los recibiré; y seré un
Padre para ustedes, y ustedes serán Mis hijos e hijas,” dice el Señor Todopoderoso.… Ahora entonces, amados, ya que tenemos estas promesas,
deberíamos limpiarnos nosotros mismos de toda profanación de la carne y el
espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”
(II Corintios 6:14-18; 7:1).
Por tanto, necesitamos ser fieles
porque hemos sido llamados a vida eterna, a ser una parte de la Familia de
Dios—llegar a ser seres espirituales inmortales al regreso de Cristo a través
de la primera resurrección. Siempre recuerde, Jesús nos ama—¡Él murió por nosotros! El Padre nos ama—y responde nuestras
oraciones. Es por esto que debemos orar directamente a Dios el Padre, como dijo
Jesús, “...ustedes pedirán en Mi nombre; y no les digo
que rogaré al Padre por ustedes, porque el Padre mismo los ama, [y por tanto los escucha]
porque ustedes Me han amado, y han creído que salí de Dios” (Juan 16:26-27).
Note
nuevamente como Juan enfatizó el fantástico amor de Dios hacia nosotros: “¡He aquí! ¡Qué glorioso amor nos ha dado el Padre,
que deberíamos ser llamados los hijos de Dios! Por esta misma razón, el
mundo no nos conoce porque no lo conoció a Él. Amados, ahora somos los hijos
de Dios, y no ha sido revelado aun lo que seremos; pero sabemos que cuando
Él sea manifestado, seremos como Él, porque lo veremos exactamente como Él
es. Y todo el que tiene esta esperanza en Él se purifica a sí mismo,
incluso como Él es puro” (I Juan
3:1-3).
Todo esto es por el amor de Dios—Su amor por
nosotros primero—como también escribió Juan: “Porque Dios amó tanto al mundo, que dio Su único Hijo
engendrado, para que todo el que crea en Él no pueda perecer, sino pueda tener
vida eterna” (Juan 3:16).
Para
recibir vida eterna, debemos ir a Dios en Sus términos. No vamos a Dios en
nuestros términos. Entre más vivimos con el Espíritu de Dios en nosotros,
emparejado con la oración diaria continua y el estudio de la Palabra de Dios,
crecemos en el amor de Dios y crecemos en nuestro entendimiento del profundo
amor de Dios por nosotros. Juan entendió esto más que los otros apóstoles
porque él fue a quien Jesús particularmente amaba. Es por eso que su Evangelio
y Epístolas nos enseñan más del amor de Dios que cualquier otro libro en la
Biblia. Explicando más el amor de Dios por nosotros, Juan escribió: “En esta manera el amor de Dios fue manifestado hacia
nosotros: que Dios envió Su único Hijo engendrado al mundo, para que pudiéramos
vivir a través de Él. En este acto
está el amor—no que nosotros amamos a Dios; sino, que Él nos amó y envió a Su Hijo para ser la propiciación por
nuestros pecados. Amados, si Dios nos amó tanto, nosotros también estamos
obligados a amarnos unos a otros. Nadie ha visto a Dios en ningún momento. Aun
así, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros, y Su propio amor es
perfeccionado en nosotros. Por este estándar sabemos que estamos
viviendo en Él, y Él está viviendo en nosotros: por Su propio Espíritu, el
cual nos ha dado.… Y hemos conocido y hemos
creído el amor que Dios tiene hacia nosotros. Dios es amor, y aquel que vive en
amor está viviendo en Dios, y Dios en él.
“Por esta relación espiritual, el amor de Dios
es perfeccionado dentro de nosotros, para que podamos tener confianza en el día
de juicio porque incluso como Él es, así
también somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor de Dios;
sino, el amor perfecto echa fuera el temor porque el temor tiene tormento. Y
aquel que teme no ha sido perfeccionado en el amor de Dios.
Nosotros lo amamos porque Él nos amó primero” (I Juan 4:9-13, 16-19).
El amor de Dios es más que emoción, aunque
emociones están involucradas. A través del Espíritu Santo, nuestro amor de Dios
es dinámico, produciendo
fruto. El amor de Dios en nosotros es perfeccionado por el camino de vida del
Dios vivo. Jesús dijo, “Si Me aman, guarden los
mandamientos—a saber, Mis mandamientos” (Juan 14:15). Juan confirmó esto cuando escribió, “Por este estándar sabemos que amamos a los hijos de
Dios: cuando amamos a Dios y guardamos Sus mandamientos. Porque este es
el amor de Dios: que guardemos Sus mandamientos; y Sus mandamientos no son
pesados” (I Juan 5:2-3).
Debido
a que engañadores habían infiltrado las iglesias de Dios en su tiempo con
falsas doctrinas y enseñanzas del anticristo, los escritos de Juan son
centrales para nosotros hoy al restaurar
el Cristianismo original. En la corta
epístola de II Juan, encontramos verificación de que el amor de Dios, la
observancia de los mandamientos, y verdad van mano a mano y son llaves
espirituales vitales.
Es por
eso que necesitamos estar profundamente enraizados en la Palabra de Dios y el
amor de Dios. Note lo que escribió Juan: “Me alegro
sobremanera de que he encontrado entre sus hijos aquellos que están caminando
en verdad, exactamente como recibimos mandamiento del Padre. Y ahora le
ruego, señora, no como si le estuviera escribiendo un nuevo mandamiento, sino
eso que hemos observado desde el principio, que nos amemos unos a
otros. [Cristianismo original].
“Y este es el amor de Dios: que caminemos de
acuerdo a Sus mandamientos [Cristianismo
original]. Este es el mandamiento, exactamente como
lo oyó desde el principio [Cristianismo
original], para que pudiera caminar en el.
Porque muchos engañadores han entrado en el mundo—aquellos que no confiesan que
Jesucristo ha venido en la carne. Este es el espíritu del engañador y el
anticristo.
“Cuídense a sí mismos para que no podamos perder las cosas
que hemos logrado, sino que podamos recibir una recompensa completa.
Cualquiera que transgrede y no continúa en la doctrina
de Cristo no tiene a Dios. Pero aquel que continúa en la doctrina
de Cristo [Cristianismo original] tiene a ambos, al Padre y al Hijo” (II
Juan 4-9).
Los mensajes de Juan abarcan todo lo que
Dios quiere que creamos y hagamos. De otro lado, el “cristianismo” ortodoxo
falso de este mundo, bajo el engaño
de Satanás y el espíritu del anticristo, no tiene al Padre ni al Hijo.
Su mezcla de verdad y error, su rechazo del Sábado y días santos de Dios, su
devoción a un amor de Dios falso—todo es un duplicado exacto de lo que Juan y
los hermanos estaban experimentando durante su tiempo.
Una vez entendemos la simplicidad de esto—el
amor de Dios, guardar los mandamientos, el Sábado y los días santos—podemos
entender la verdad
de Dios. Podemos estar restaurando el Cristianismo en nuestras vidas—como
escribió Juan, “Aquel que continúa en la doctrina de
Cristo tiene a ambos, al Padre y al Hijo.”
A
través del sacrificio de Cristo, Dios personalmente nos ha reconciliado para
Él mismo. Pablo escribe: “Y todas las cosas son
de Dios, Quien nos ha reconciliado para Sí mismo a través de Jesucristo, y nos ha
dado el ministerio de reconciliación” (II Corintios 5:18). Este nos da acceso directo a Dios el Padre, con Su Santo
Espíritu dentro de nosotros, a través de oración personal y estudio Bíblico: “Y
para poder reconciliar ambos [judíos y gentiles] a Dios en un cuerpo a través
de la cruz, habiendo matado la enemistad [de religiones humanas y naturaleza
humana] en ella. Entonces cuando vino Él,
predicó el evangelio—paz a ustedes quienes estaban lejos y a aquellos
que estaban cerca. Porque a través de
Él tenemos ambos acceso directo por un Espíritu al Padre”
(Efesios 2:16-18).
El engaño universal: En los
últimos días de los apóstoles, la iglesia misma estaba siendo envuelta en
falsas enseñanzas y un “universo de engaño” (I Juan 4:6). Estamos
experimentando lo mismo hoy, ¡pero a mayor escala! En verdad, el “misterio de
ilegalidad” está ahora plenamente desarrollado alrededor del mundo como un
sistema religioso. En el libro de Apocalipsis, Dios nombra a ese sistema
completo de religión y gobierno como “BABILONIA LA GRANDE.” Su fuente es
Satanás el diablo, quien esta activamente engañando al mundo entero en
casi todo aspecto de vida—toda institución, todo gobierno, y toda religión
(Apocalipsis 12:9).
Hoy, esta “Babilonia la Grande” es aún más
intensa, más invasiva, y más opresiva a causa de la tecnología avanzada y
nuestros medios de comunicación modernos. Esto afecta a todas las
naciones. Justo
antes del regreso de Jesús, este vasto sistema religioso y gubernamental
abarcará al mundo entero. Juan lo describe de esta forma: “Y después de estas cosas vi un ángel descendiendo del cielo,
teniendo gran autoridad; y la tierra fue iluminada con su gloria. Y gritó
poderosamente con una gran voz, diciendo, “Babilonia la Grande esta caída,
esta caída, y se ha convertido en habitación de demonios, y una prisión de
todo espíritu impuro, y una prisión de toda ave impura y odiada; porque TODAS
LAS NACIONES se han emborrachado del vino de la furia de su fornicación,
y los reyes de la tierra han cometido fornicación con ella, y los comerciantes
de la tierra se han vuelto ricos a través del poder de su lujo.”
“Y escuché otra voz desde el cielo, diciendo, “Sal
de ella, pueblo Mío, para que no tengas parte en sus pecados, y no recibas de
sus plagas, porque sus pecados han llegado tan lejos como el cielo, y Dios
ha recordado sus iniquidades. Háganle a ella como ella les ha hecho a ustedes;
y denle el doble, incluso de acuerdo a sus obras. En la copa que ella
mezcló, devuélvanle el doble. Al grado
que ella se glorificó a sí misma y vivió lujosamente, denle tanto tormento y
pena. Porque dice en su corazón, ‘Me siento una reina entronada, y no soy
viuda; y en ninguna forma experimentaré pena.’ Por esta misma razón, sus plagas
vendrán en un día—muerte y dolor y hambre; y será quemada con fuego; porque el
Señor Dios, Quien ejecuta juicio sobre ella, es poderoso. Entonces los reyes de la tierra quienes han cometido
fornicación con ella y han vivido lujosamente, llorarán y lamentarán por ella,
cuando vean el humo de su quema” (Apocalipsis 18:1-9).
Así es como necesitamos predicar Restaurando
el Cristianismo original—¡para hoy! Salir de “Babilonia la Grande”—los
caminos satánicos de este mundo. ¡Arrepentirse! ¡Volver a Dios! ¡Jesucristo
está regresando prontamente a esta tierra! ¡El Reino de Dios está cerca!
Hermanos, en nuestras propias vidas,
necesitamos acercarnos a Dios en oración diaria sentida y el estudio de Su
Palabra—de modo que podemos crecer en gracia y conocimiento y siempre estar
venciendo. Diariamente damos gracias a Dios el Padre por Su bondad y
misericordia; diariamente damos gracias a Jesucristo por Su fortaleza y guianza
mientras Él vive en cada uno de nosotros. Les damos gracias por
su continuo amor y fidelidad a Dios y unos a otros. Les damos gracias por sus
oraciones por nosotros y por todos los hermanos, y su fidelidad con los diezmos
y ofrendas. Oramos que Dios continúe bendiciéndolos y velando por ustedes.
Continuamente oramos por su salud y su sanidad—y que el amor y la gracia de
Dios estén sobre ustedes en toda circunstancia.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC