Libro de Gálatas—La Enseñanza de Pablo
acerca de la Justificación por fe vs. obras de ley
(Tomado del librillo “Entendiendo las
Escrituras difíciles de Pablo concernientes a la Ley y los Mandamientos de
Dios”)
Por
Fred
R. Coulter
www.laverdaddeDios.org
Gálatas 5:18—“Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la Ley.”
(RV95)—ha sido una gran piedra de
tropiezo para el cristianismo tradicional, el cual generalmente asume que Pablo
estaba diciendo a los gálatas que ellos no necesitaban guardar los mandamientos
de Dios. El problema, como el de muchos otros pasajes, es el de una mala
traducción. El artículo definido “la” no es parte del texto griego original; el
pasaje debería leerse así: “Pero si son guiados por el Espíritu, no están bajo
ley.” Pero, ¿qué significa el “no están bajo la ley”? ¿Se refiere esto a las
leyes y mandamientos santos y justos de Dios? ¿Se refiere a leyes rituales del
Antiguo Testamento? ¿Qué acerca de las leyes tradicionales del judaísmo? Al
profundizar lo que escribió el apóstol Pablo en Gálatas con respecto la
“justificación por fe” y “obras de ley,” usted debe mantener los siguientes
puntos clave en mente:
1) Así como Pablo instruyó a los cristianos en Roma,
una vez que hemos sido justificados de nuestros pecados pasados, no podemos
continuar viviendo en pecado como un estilo de vida—porque
pecado es la “transgresión” de la ley de Dios (I Juan 3:4). Él escribió: “¿Qué diremos entonces? ¿Continuaremos en pecado, para que
la gracia pueda abundar? ¡DE NINGUNA MANERA! Nosotros quienes morimos al
pecado, ¿Cómo viviremos mas en el?” (Romanos 6:1-2). Respecto a guardar las
leyes de Dios en el espíritu, Pablo escribió a los romanos que ellos deberían “servir en novedad de espíritu, y no en antigüedad de la letra…
[Porque] la ley es ciertamente santa, y el mandamiento santo y justo y bueno… Porque sabemos que la ley es
espiritual;…” (Romanos 7:6, 12, 14). Pablo NUNCA
enseñó en contra de las leyes y mandamientos de Dios en ninguna de las
iglesias.
2) La frase “obras de ley” se refiere a las obras de
cualquier ley—las leyes de Dios, las
leyes del judaísmo, y las leyes de las religiones paganas. Obviamente, Pablo
usó “obras de ley” en el más amplio sentido de la palabra—el
cual incluía todas las obras de ley religiosas. Sin embargo, cuando el artículo
definido “la” es usado en el griego—como
en “obras de la ley”—se está
refiriendo específicamente a la Ley de Dios. (Para una explicación más
detallada de “obras de ley” y “obras de la ley,” vea el artículo, “¿Enseñó el
apóstol Pablo una justicia sin guardar la ley?”). Por lo tanto, al usar Pablo
la frase “obras de ley” está incluyendo todos los decretos religiosos que ha
ideado el hombre, tanto las leyes tradicionales del judaísmo (Marcos 7:1-13),
como las leyes de los sacrificios y rituales seguidos por los gentiles en la
adoración de sus dioses (Hechos 14:8-18).
3) En todos sus escritos, Pablo enfatiza que la
justificación es concedida graciablemente al creyente en base al
arrepentimiento y a la fe en el sacrificio y la sangre derramada de
Jesucristo. Este estado de justificación es llamado el “don de justicia,” o el
“don de justificación” el cual Dios el Padre imputa gratuitamente al creyente
arrepentido (Romanos 5:17). Nunca puede ser ganado por hacer ningún tipo de obras
de ninguna ley.
Gálatas Dos:
Pablo escribió que le fue necesario reprender a
Pedro, a Barnabás y a otros judíos públicamente por su hipocresía al volver a
apegarse a una ley tradicional del judaísmo que prohibía a los judíos comer con
gentiles. Pedro sabía lo que era correcto, ya que Dios lo había usado primero
para predicar arrepentimiento y el evangelio a los gentiles, comenzando con
Cornelio y los de su casa (Hechos 10). Como veremos, el relato de Gálatas
capítulo dos, no involucra ninguna ley o mandamiento de Dios—solo
las leyes tradicionales del judaísmo, a las cuales se refiere Pablo aquí como
las “obras de ley.” La observancia de dichas leyes tradicionales del judaísmo
nunca puede traer justificación espiritual—o
ponerlo a uno “en buena estima” con Dios el Padre. Escudriñemos el relato
completo verso a verso:
“Pero cuando Pedro llegó a Antioquía, yo lo resistí en su cara
porque debía ser condenado; porque antes de que llegaran ciertas personas de
parte de Santiago, estaba comiendo con los gentiles. Sin embargo, cuando
ellos llegaron, él se retrajo y se apartó de los gentiles, teniendo
miedo de aquellos del partido de la circuncisión. Y el resto de los
judíos se unieron a él en este acto de hipocresía, tanto que aún
Barnabás fue descarriado con su hipocresía.
Pero cuando vi que ellos no caminaban rectamente de acuerdo a la
verdad del evangelio, le dije a Pedro en la presencia de todos ellos, “Si tú, siendo un judío,
estas viviendo como los gentiles, y no de acuerdo al judaísmo, ¿porqué obligas a los gentiles a judaizar? [Esto
es, a comer de forma segregada, como los judíos inconversos.] Nosotros que somos judíos por naturaleza—y no pecadores de los
gentiles—Sabiendo que un hombre no
es justificado por obras [tradicionales] de ley, sino a través
de la fe de Jesucristo, hemos también creído en Cristo Jesús para
que pudiéramos ser justificados por la fe de Cristo, y no por obras
[tradicionales] de ley; porque por obras [tradicionales]
de ley ninguna carne será justificada
[delante de Dios por sus pecados pasados].
Entonces, si estamos buscando ser justificados en Cristo, y nosotros
mismos somos encontrados pecadores, ¿es Cristo entonces el ministro
de pecado? ¡DE NINGUNA MANERA! Porque si construyo de nuevo aquellas cosas que
destruí [la obediencia a las leyes del judaísmo], me estoy haciendo a mí
mismo un transgresor. Porque yo por medio de ley [porque la paga del
pecado es muerte] morí [en el bautismo] para ley [esto es, para las leyes tradicionales del
judaísmo], para poder
vivir para Dios [en amor y obediencia]. He sido
crucificado con Cristo [en el bautismo],
aun así vivo. Ciertamente, ya no soy más yo;
sino Cristo vive en mí. Porque la vida que estoy ahora viviendo en la
carne, la vivo por fe—esa misma fe del Hijo de Dios, Quien me amó y Se dio
a Si mismo por mí. No anulo la gracia de Dios; porque si la justicia [justificación]
es a través de obras
de ley, entonces Cristo murió en vano.” (Gálatas 2:11-21).
Todo el propósito del arrepentimiento, bautismo y
justificación por fe en el sacrificio y la sangre derramada de Jesucristo es el
de recibir el Espíritu Santo de Dios, el cual es nuestro engendramiento por
Dios el Padre y la “prenda” (garantía o enganche) de nuestra salvación (I Juan
3:9; Efesios 1:13-14). Pablo no escribió nada en este pasaje que se pueda
interpretar como que estaba aboliendo las leyes y mandamientos de Dios—porque
¡NINGÚN HOMBRE LO PUEDE HACER!
Gálatas Tres:
Pablo continúa en el capítulo tres, dejando claro
que cualquier obra de cualquier ley es incapaz de traer justificación de
pecados pasados. Si bien es cierto que Dios requiere que los cristianos guarden
Sus leyes y mandamientos en su plena intención espiritual, ninguna ley tiene el
poder para perdonar el pecado, ni para justificar a ninguna persona
espiritualmente, ni para impartir el Espíritu Santo, ni para otorgar vida
eterna. La función de la ley y los mandamientos de Dios es la de definir el
pecado: “Oh Gálatas tontos, ¿quien los
ha embrujado para no obedecer a la verdad, ante cuyos ojos
Jesucristo, crucificado, fue expuesto en una proclamación publica escrita? Esto
solamente deseo saber de ustedes: ¿Recibieron el Espíritu de Dios por obras
[tradicionales]
de ley, o por el oír de fe? ¿Son ustedes tan tontos? Habiendo comenzado en el Espíritu,
¿están ahora siendo perfeccionados en la carne [por la obediencia
a leyes carnales del judaísmo]? ¿Han sufrido tantas cosas en vano, si ciertamente han
sido en vano? Por tanto consideren esto: Quien les está
supliendo el Espíritu, y Quien está trabajando obras de poder entre ustedes, ¿está
haciéndolo por obras de ley o por el oír de fe?”
(Gálatas 3:1-5).
Respecto a las leyes y mandamientos de Dios, Pablo
demuestra que no son contrarios a las promesas de vida eterna de parte
de Dios—las
cuales solo pueden venir por medio de la obediencia amorosa y la fe en
Jesucristo. “¿Es entonces la ley
contraria a las promesas de Dios? ¡DE NINGUNA MANERA! Porque si una ley
hubiera sido dada que tuviera el poder de dar vida, entonces la justicia
[justificación]
de hecho hubiera sido por ley. Pero las Escrituras han
encerrado todas las cosas bajo pecado, para que por la fe de Jesucristo
la promesa [de vida eterna] pudiera ser
otorgada a aquellos que creen. Entonces antes que viniera la fe, fuimos
cuidados bajo ley, habiendo sido encerrados para la fe que sería aun revelada [en
la primera venida de Cristo]. De esta manera, la ley
fue nuestro tutor para guiarnos hacia Cristo para que pudiéramos ser
justificados por fe. Pero como ha llegado la fe, ya no estamos bajo un
tutor” (Gálatas 3:21-25).
Después del arrepentimiento, el bautismo y la
imposición de manos, Dios da el Espíritu Santo—el
cual se une al espíritu del hombre dentro del creyente (I Juan 3:9) trayendo
conversión (Juan 14:17). Entonces Dios comienza a escribir Sus leyes y
mandamientos en la mente del nuevo creyente (Hebreos 10:16). En lugar del
tutelaje externo de la ley, ahora el creyente comienza a desarrollar la mente
de Cristo por el Espíritu Santo por medio de la fe (Filipenses 2:5). Esta es la
labor interna del Espíritu Santo para guiar al creyente a toda justicia
(Romanos 8:14).
Gálatas Cinco: El judaísmo requería
que los gentiles prosélitos fueran circuncidados en la carne antes de que
pudieran entrar en la sinagoga. Luego entonces se les exigía que guardaran las
leyes tradicionales del judaísmo. Falsos maestros estaban haciendo que los
conversos en Galacia se volvieran de nuevo a esas enseñanzas, las cuales
estaban mezcladas con gnosticismo pagano derivado del judaísmo helenístico.
Este era el “yugo de esclavitud” acerca del cual escribió Pablo. Por otro lado,
las leyes y mandamientos de Dios nunca fueron un “yugo de esclavitud”—aun
cuando fuesen guardados en la letra de la ley, como era requerido bajo el
Antiguo Testamento (Deuteronomio 4:1-8, 39-40; 5:1-21, 32-33; 6:1-25).
Esta es la razón por la cual Pablo amonestó a los
Gálatas a permanecer sin cesar en la fe verdadera, advirtiéndoles no ir de
regreso a “obras de ley” del judaísmo para justificación: “Por tanto, estén firmes en la libertad con la que Cristo nos ha
hecho libres, y no sean nuevamente sujetados en un yugo de esclavitud. He aquí,
yo, Pablo, les digo que si son circuncidados [En
la carne, en lugar de en el corazón por el Espíritu (Romanos 2:25-29;
Colosenses 2:13)], ¡de nada les aprovechará Cristo!
Otra vez, yo le estoy personalmente testificando a todo hombre que está
siendo circuncidado [físicamente], que es un deudor para guardar toda la ley [Todas las
leyes del Antiguo Testamento y las leyes tradicionales del judaísmo, y por lo
tanto eliminando el arrepentimiento, la fe y el bautismo]. Ustedes que están tratando de ser justificados por obras
de ley, están siendo privados de cualquier efecto espiritual de
Cristo. ¡Han caído de la gracia! Porque nosotros por medio del Espíritu
estamos aguardando la esperanza de justicia por fe” (Gálatas
5:1-5).
En base a esto, podemos ver que en Gálatas 5:18
Pablo estaba continuando su posición acerca de tratar de obtener justificación
por obras. En consecuencia, la frase “no están bajo ley” no tiene nada que ver
con estar abrogando las leyes y los mandamientos de Dios, sino que se refiere a
no estar bajo, o dependiente de, obras de ley para justificación—“Pero si son guiados por el Espíritu, no están bajo [obras
de] ley.”