APENDICE M
(Tomado del libro “Días festivos
ocultos o Días Santos de Dios—¿Cuáles?”)
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Atando y desatando en el Nuevo Testamento
Mateo 16:19 y 18:18
Por
Fred R. Coulter
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
La
Iglesia Católica Romana reclama que Jesús le dio al apóstol Pedro y a sus
futuros sucesores el poder de atar y desatar para que cualquier cosa que ellos
ataran o desataran en la tierra, seria atado o desatado en el cielo. Ellos mas
tarde disputaron que esta autoridad le otorga a un infalible papa el poder de
atar y desatar contrario a la Palabra de Dios—haciendo así la Palabra de Dios
nula—y que esta autoridad fue dada por Jesucristo a Pedro como esta registrado
en Mateo 16:19 y 18:18. Sin embargo, un estudio exegético del griego no soporta
tales reclamaciones.
En Básicos de la gramática bíblica griega,
William D. Mounce da una clara y perspicaz explicación del texto griego
subyacente mostrando que lo que Jesús enseñó es enteramente diferente de lo que
muchas autoridades religiosas asumen, enseñan y practican. El escribe, “En
algunas traducciones de Mateo [16:19 y] 18:18, suena como si Jesús prometiera a
sus discípulos que cualquier cosa que ellos ataran en la tierra seria atada en
el cielo, y cualquier cosa que ellos desataran en la tierra seria desatada en
el cielo. En otras palabras, ellos tienen el poder de atar y desatar, y el
Cielo (léase Dios) simplemente respaldaría sus decretos. Pero el asunto no es
tan simple; las acciones descritas en el cielo son pasivas futuras
perfectas—las cuales podrían ser traducidas ‘ya habrán sido atadas en el
cielo…ya habrán sido desatadas en el cielo.’ En otras palabras, el decreto
celestial confirmando el terrenal esta basado en un veredicto anterior [Dios ya
lo ha hecho—“Por siempre, Oh
SEÑOR, Tu palabra es establecida en los cielos” (Salmo 119:89).]
“Este es el lenguaje del tribunal de
justicia. Los asuntos legales judíos eran normalmente decididos en los días de Jesús
por los ancianos en la comunidad de la sinagoga (luego por los rabinos). Mucha
gente judía creía que la autoridad del Cielo se paraba detrás de los jueces
terrenales cuando ellos decidían casos basados en un correcto entendimiento de
la ley de Dios. (Este proceso vino a ser llamado ‘atar y desatar.’) Los contemporáneos
de Jesús a menudo imaginaban la justicia de Dios en términos de una corte
celestial; al obedecer las leyes de Dios, la corte terrenal simplemente
ratificaba los decretos de la corte celestial” (p. 121, comentario en corchete
adicionado).
Jesús no dio a Sus apóstoles y discípulos
la autoridad de atar decisiones con respecto a cualquier cosa en la tierra que
no hayan sido ya decretadas en el cielo. Jesús específicamente enseñó que no
vino a abolir la Ley y los Profetas (Mateo 5:17). Por tanto, cualquier cosa que
esté atada o desatada no puede ser contraria a las leyes y mandamientos de
Dios, la revelación de los profetas o las enseñanzas de Jesucristo. Jesucristo no
dio a Sus apóstoles la autoridad de desatar ninguno de los Diez
Mandamientos o cualquiera de las leyes de Dios que no estén conectadas con el
sacerdocio y los rituales en el Templo. Sin embargo, Jesús si dio a Sus apóstoles
la autoridad de desatar las tradiciones religiosas judías hechas por los
hombres (Marcos 7:1-13; Hechos 10:28) así como también las tradiciones paganas
religiosas (I Pedro 1:18; Hechos 14:8-18).
Las enseñanzas del Nuevo Testamento que fueron
presagiadas y profetizadas en el Antiguo Testamento y fueron “atadas” o
decretadas en el cielo antes de que Jesucristo viniera en la carne son como
siguen:
·
Amar al Señor Dios con todo el corazón,
alma y fuerza (Deuteronomio 6:4-6); Mateo 22:37-40);
·
Que Jesús magnificara la Ley y la
hiciera gloriosa (Isaías 52:14; Mateo 5-7);
·
Que Cristo muriera por los pecados
del mundo (Salmo 22; Isa 53; Juan 1:36; Apocalipsis 13:8);
·
El perdón de los pecados basado en
arrepentimiento, sin sacrificios de animales en el templo (Salmo 32:1-2;
51:1-17; Romanos 3:20-24; Hebreos 10:1-17);
·
La circuncisión del corazón
(Deuteronomio 10:16; Romanos 2:28-29; Colosenses 2:2-13);
·
Guardar el Reposo semanal y los Días
Santos por los gentiles no circuncidados (Isaías 56:1-6),
·
Las enseñanzas de Pablo (Hechos
13:42-44; Hebreos 4:9; I Corintios 5:8); y muchos otros.
Cualquier ministerio o iglesia que profese
ser cristiano y que promueva el pecado—la trasgresión de la Ley—es sus
decisiones de atar y desatar esta operando contrario a la Palabra y voluntad de
Dios. Sus decisiones son simplemente inventos de hombres y no tienen la
autoridad del cielo tras de ellos. Ejemplos de estos son: adicionar o quitar a
la Palabra de Dios (Deuteronomio 12:30-32; Apocalipsis 22:18-19); adorar otros
dioses o diosas (Éxodo 20:2-3; I Corintios
10:20-21); aprobar la hechura y adoración de ídolos (Éxodo 20:4-6; Isaías
42:8, 17; 44:9-20; I Corintios 10:14; 12:2; Apocalipsis 9:20-21; 21:8); adoración
de “santos” muertos (Isaías 8:19-20); el cambio del Reposo semanal Sábado y los
Días Santos de Dios por la adoración en el domingo pagano y los días festivos
ocultos del cristianismo tradicional apóstata tales como: Halloween, Navidad, Año
Nuevo, Cuaresma, Easter (domingo de Pascua), etc., o cualquier otro así llamado
día festivo de las religiones de este mundo.
Toda decisión de atar y desatar hecha por el
ministerio y los hermanos de Jesucristo debe estar en completo acuerdo con la
Palabra de Dios y las enseñanzas de Jesucristo. Estas decisiones son
autoritarias porque “ya han sido atadas o desatadas en el cielo”. Como dijo Jesús,
“ ‘Toda autoridad en el
cielo y sobre la tierra Me ha sido dada.” (Mateo 28:18). El atar y desatar debe
estar basado en la autoridad de Jesucristo y la Palabra de Dios.