Prefacio
Una
cosmovisión cuidadosamente elaborada siendo diseminada en la sociedad
occidental hoy en día, es una la cual no está fundada en los absolutos morales
de antaño—un tiempo cuando la mayoría de la gente acordaba en lo que era
correcto y lo que era equivocado, lo que era bueno y lo que era malo, quien era
malvado y quien era recto, y cuales cosas eran verdaderas y cuales cosas eran
falsas. En vez, esta nueva mentalidad mantiene con tenacidad que los individuos
deben “considerar” todas las diferentes religiones y alternativas de estilo de
vida de un mundo culturalmente diverso, aceptando todas las creencias y
costumbres como iguales y validas (con la excepción del punto de vista
cristiano, el cual es rechazado con hostilidad y desdén). En el nombre de
“tolerancia,” juzgar el comportamiento moral es simplemente no permitido.
El
resultado inevitable de esta aproximación es un mundo donde se cree que no hay
verdad absoluta, o si la hay, esta no puede ser conocida. El individuo llega a
ser su propio dios, creando su propia “realidad”—y “verdad” es cualquier cosa
que alguien quiera o imagine que es. Este perverso “pensamiento postmoderno,”
como es llamado, ha ido como corriente principal en tan solo una generación.
En su
libro La muerte de la Verdad, Jim Leffel escribe: “Los postmodernistas
creen que la verdad es creada, no descubierta… En una serie reciente de más de
20 entrevistas conducidas aleatoriamente en una gran universidad, la gente se
le preguntó si había tal cosa como verdad absoluta—verdad que es verdadera a
través de todos los tiempos y culturas para toda la gente. Todos menos un
encuestado [un cristiano creyente de la Biblia] respondieron algo de estas
líneas:
‘La
verdad es cualquier cosa que usted crea.’
‘No
hay verdad absoluta.’
‘Si
hubiera tal cosa como una verdad absoluta, ¿cómo podríamos saber qué es?’
‘La
gente que cree en verdad absoluta es peligrosa.’ “
Leffel
continua: “La verdad, declara una creciente conciencia colectiva, es relativa:
lo que es verdadero, recto o hermoso para una persona no es necesariamente
verdadero, recto o hermoso para otra. Relativismo dice que la
verdad no está fijada por la realidad externa [especialmente por un Dios
Creador en el cielo], sino es decidida por un grupo o individuos por sí mismos.
La verdad no es descubierta, sino fabricada. La verdad siempre está cambiando
no solo en asuntos insignificantes de gusto o moda, sino en asuntos cruciales
de espiritualidad, moral, y realidad” (pp. 20, 31, negrilla y comentarios en
corchetes agregados).
No es
difícil seguir esta mentalidad a su conclusión lógica. Si 20 personas tienen 20
conceptos diferentes sobre lo que es correcto y lo que es equivocado, ¿dónde
entra ley y orden? Eventualmente, ilegalidad total—incluso anarquía—con
seguridad sigue. Al tirar la verdad de Dios, una cae presa de su propia
naturaleza corrupta y su vida llega a ser vacía, nula de propósito y
entendimiento. Como notó el Rey David: “He aquí, has hecho mis días
como un palmo, y la duración de mis días es como nada delante de Ti. Ciertamente
todo hombre en su mejor estado es completamente vanidad. Selah.… ¡Ciertamente
todo hombre camina en un espectáculo vano! Ciertamente están en un escándalo en
vano. Él acumula riquezas y no sabe quién las recogerá” (Salmo
39:5-6).
El
apóstol Pablo profetizó de un tiempo cuando la ilegalidad reinaría en el
corazón de los hombres. “Conoce también esto, que en los últimos días vendrán tiempos
peligrosos; porque los hombres serán amantes de sí mismos, amantes
del dinero, jactanciosos, orgullosos, blasfemos, desobedientes a los
padres, desagradecidos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores,
sin control propio, salvajes, despreciadores de aquellos que son buenos, traicioneros,
temerarios, egoístas, amantes del placer antes que amantes de Dios; teniendo
una apariencia exterior de piedad, pero negando el poder de la verdadera
piedad. Pero en cuanto a ti, aléjate de todos esos.… Ellas están
siempre aprendiendo pero nunca son capaces de llegar al
conocimiento de la verdad” (II Timoteo 3:1-5, 7).
Aunque
el conocimiento en las ciencias ha incrementado exponencialmente en esta era
postmoderna, la sociedad secular ha llegado a ser espiritualmente atrofiada,
coja e incapaz de alcanzar la verdad de Dios en Cristo Jesús porque ha
repudiado la Palabra de Dios.
Pablo
escribió que la creación misma es un testimonio para toda la humanidad de la
verdad de Dios—y que al renunciar a Su verdad visible como es mostrada a través
de Su creación, el hombre llega a ser vulnerable a incontables engaños y
sofistica: “Porque las cosas invisibles de Él son percibidas desde la
creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que fueron hechas—Su eterno
poder y Divinidad—de modo que no tienen excusa; porque cuando
conocieron a Dios, no lo glorificaron como Dios, ni fueron
agradecidos; sino se hicieron vanos en sus propios razonamientos, y sus tontos
corazones fueron oscurecidos. Mientras profesaban a sí mismos ser los
sabios, se hicieron tontos y cambiaron la gloria del Dios
incorruptible en la semejanza de una imagen de hombre corruptible, y de
aves, y criaturas de cuatro patas, y cosas rastreras.
“Por
esta causa, Dios también los abandonó a la inmundicia a través de la lujuria de
sus corazones, a deshonrar sus propios cuerpos entre ellos mismos, quienes
intercambiaron la verdad de Dios por la mentira; y adoraron y sirvieron a la
cosa creada más que Aquel Quien es el Creador, Quien es bendito en
las eras. Amén”
(Romanos 1:20-25).
Satanás
el diablo, quien es el “príncipe del poder del aire” (Efesios 2:2) y anti-Cristo, esta
detrás de los muchos engaños que elevan lo creado por encima del Creador. Un
vehículo que él utiliza para alcanzar esto en la sociedad hoy en día es,
paradójicamente, la educación pública.
Una
antigua profesora, Beverly K. Eakman, es la actual directora ejecutiva del
Consorcio Nacional de Educación y autora de Clonación de la mente Americana:
Erradicando la moral a través de la educación (Huntington House). En su
artículo revelador “Bushwhacking Johnny,” publicado en la edición de septiembre
del 2002 de Revista de Crónicas, Eakman expuso como el sistema educativo
está destruyendo la verdad, la moral y el pensamiento independiente en los
jóvenes estudiantes de hoy al usar lo que es llamado “disonancia cognitiva”
para desorientarlos psicológicamente. Ella escribe: “Cuando la disonancia
cognitiva es empleada en contra de una persona que no lo sospecha—o peor, en
contra de una audiencia cautiva tal como niños de colegio—el objetivo a corto
plazo es estimular individuos inseguros para encontrar compañía, llevando a la
mentalidad de grupo (pandilla). Esto hace más fácil reversar los valores
mantenidos por la mayoría. La ‘verdad’ puede incluso ser puesta en contra
de sí misma—por ejemplo, ‘libertad de expresión’ es usado ahora para legitimar
pornografía [y otros estilos de vida degradantes e inmorales]. La propia
libertad de expresión de la gente fue diseñada para protegerlos pero son
dejados no solo vulnerables sino sospechosos del principio en sí.
“¿Qué
‘nuevos valores’ están tratando los educadores de inculcar? Aquí hay una lista
de 7 puntos, dada a los educadores en Carolina del norte en un taller de
práctica:
No
hay ni correcto ni equivocado, solo respuestas condicionadas.
El
bien colectivo es más importante que el individual.
Consenso
es más importante que principios.
Flexibilidad
es más importante que logro.
Nada
es permanente excepto el cambio.
Todas
las éticas son situacionales; no hay moral absoluta.
No
hay perpetradores, solo víctimas.
“Note
que todos los elementos de esta lista no involucran ningún tema particular; más
bien, reflejan ‘resultados’ éticos que se esperan que un niño ‘internalice.’ ”
Eakman
continua: “La disonancia cognitiva ‘es una reacción estresante mental o
emocional causada al intentar reconciliar dos creencias opuestas,
inconsistentes, o que están en conflicto mantenidas simultáneamente [doble
mente].’… Así la disonancia cognitiva no es un lavado de cerebro, ni tampoco
es una publicidad subliminal. Es más como preparar a alguien para una caída
psicológica. Esta juega con la mente al oponer varias ‘autoridades’ percibidas
una en contra de otra [padres, profesores, amigos, líderes políticos, líderes
religiosos y especialmente Dios y la obediencia a Él], exacerbando tensiones
[en las mentes de los estudiantes]. Después de un poco, las deliberaciones
intelectuales se apagan, y las emociones toman control. Solo los individuos de
voluntad más fuerte pueden resistir—[y son marcados como] ‘los problemáticos.’
“Así
fue mi generación (los baby boomers), educados para ‘necesitar’ nuestros
compañeros más de lo que necesitábamos nuestros principios, haciéndonos marcas
fáciles para tales tácticas como la disonancia cognitiva. Nuestros hijos son
ahora blanco facilísimo, con normas civilizadas siempre bajo ataque … [en
donde] todas las elecciones son igualmente legitimadas…. Hoy, disonancia
cognitiva es un método institucionalizado usado para alimentar a la fuerza lo
que sea políticamente conveniente” (www.BeverlyE.com, negrilla y
comentarios en corchetes agregados).
El
uso de disonancia cognitiva no está limitado a educación. Es usado en religión
por el clero, en el gobierno por políticos y burócratas, en música, en
entretenimiento y en todas las otras formas de medios de comunicación.
Consecuentemente, muchas sociedades alrededor del mundo son por lo visto
capturadas en una espiral descendente de inmoralidad (ilegalidad multiplicada)
que se está aproximando rápidamente a la degradación e híper-inmoralidad de
Sodoma y Gomorra. Pocas voces de cordura son levantadas para advertir en contra
de la carnicería de maldad e inmoralidad—y tales voces son generalmente
rechazadas, ridiculizadas o silenciadas.
Analizando
los métodos de mercadeo que los proveedores de maldad han usado en los pasados
50 años para alcanzar sus metas, David Kupelian escribe: “Como americanos,
hemos llegado a tolerar, abrazar e incluso abogar por muchas cosas que habrían
horrorizado a la generación de nuestros padres. Cosas como el aborto a demanda
virtualmente hasta el momento de nacimiento, jueces prohibiendo los 10
Mandamientos en lugares públicos, una explosión nacional de sexo en los
colegios, la lenta inanición de los discapacitados, miles de homosexuales
abiertamente desobedeciendo la ley [con el gobierno aprobando demostraciones
publicas obscenas y grotescas de actos sexuales hetero y homosexuales] y
‘casándose,’ y pornografía en internet creando adictos sexuales nocturnos en
millones de casas de clase media.
“Al
mismo tiempo, nuestras cortes han restregado quirúrgicamente los salones de
clase de América, limpios de todo vestigio de religión en la cual esta nación
fue fundada—el cristianismo.
“La
pura verdad es, dentro del espacio de nuestros tiempos de vida, mucho de lo que
los americanos alguna vez aborrecieron ha sido empaquetado, perfumado,
envuelto en papel de regalo, y vendido a nosotros como si tuviera gran valor.
Al jugar hábilmente en nuestros sentidos valores nacionales de igualdad,
generosidad y tolerancia, aquellos mercaderes nos han persuadido a abrazar como
ilustre y noble aquello lo cual todas las previas generaciones desde la
fundación de América rechazaron como gravemente auto-destructor—en una palabra,
malvado” (El mercadeo del mal, pp. 11-12, negrilla y comentarios en
corchete agregados).
Como
resultado, ¡el mundo de hoy esta al revés! Dado que la gente ha rechazado la
verdad de Dios, Dios los ha dado a sus propias ilusiones. La Verdad,
especialmente la Verdad de la Palabra de Dios, ha sido marcada como error y
mentira, y error y mentira ha sido empaquetado como verdad. Una frase bien conocida
de Dresden James ilustra esta paradoja:
“Cuando
una bien empaquetada red de mentiras
ha sido vendida
gradualmente a las masas durante
generaciones, la
verdad parecerá
absolutamente
absurda y su
hablante un loco
delirante.”
Pero
usted puede preguntar, “¿Qué tienen que ver los festivos ocultos con esto? ¿No
son tiempos maravillosos del año para que los niños tengan diversión y los adultos
fiestas? ¿Cómo puede la observancia de estos días posiblemente tener algo que
ver con la muerte de la verdad? ¿No son ellos, después de todo, celebraciones
“cristianas”?
En Festivos
ocultos o Días Santos de Dios—¿cuáles?, entenderá la promoción intensa y
aceptación de lo oculto. Brujería, la divinidad femenina, Nueva era,
espiritualidad y Satanismo todas han sido “iniciadas” por la observancia de
Halloween y otros festivos ocultos “aceptables”. Por siglos líderes
religiosos han “endulzado, empaquetado, perfumado, envuelto en papel regalo y
vendido” estos festivos a las masas “como si tuvieran gran valor.”
Comenzaremos
determinando como tan solo el mundo “cristiano” ha sido engañado. Luego
descubriremos los verdaderos orígenes de Halloween—el cual es el comienzo y fin
del año oculto—y progresa a través de todos los festivos ocultos. Llegará a ser
transparente que ¡no son cristianos! Sin embargo, la vasta mayoría de la
gente que va a la iglesia los ha aceptado ciegamente como tal.
Al
examinar los días santos y las Fiestas de Dios, entenderemos que los días
santos de Dios tienen significado espiritual profundo para los verdaderos
cristianos, así como para toda la humanidad, en Su plan de salvación—pasado,
presente y futuro.
Profecías
de toda la Biblia revelan que en el tiempo del fin las practicas ocultas y la adoración
abierta a Satanás barrerán todo el mundo. Esto ya está pasando. Esta generación
está siendo preparada mentalmente, emocionalmente y espiritualmente para
acertar un engaño universal el cual acompañará en el Nuevo orden mundial final
al anticristo y el falso profeta. ¡Esta será la mejor hora de Satanás!
Aquellos quienes no prestan atención a las repetidas advertencias de Dios para
arrepentirse—sino rechazan las leyes y mandamientos de Dios así como las
enseñanzas de Jesucristo y el Nuevo Testamento—serán engañados. Las masas serán
engañadas a aceptar y adorar el anticristo por venir—declarado por el falso
profeta ser la manifestación suprema de “Dios” en la carne, el falso salvador
del mundo (II Tesalonicenses 2:1-12; Apocalipsis 13:4-6).