Génesis 

  Éxodo 

  Levítico 

  Números 

  Deuteronomio 

  Josué 

  Jueces 

  I Samuel 

  II Samuel 

  I Reyes 

  II Reyes 

  Isaías 

  Jeremías 

  Ezequiel 

  Oseas 

  Joel 

  Amós 

  Abdías 

  Jonás 

  Miqueas 

  Nahúm 

  Habacuc

  Sofonías 

  Hageo 

  Zacarías 

  Malaquías 

  Salmos 

  Proverbios 

  Job 

  Cantos de Salomón

  Rut 

  Lamentaciones

  Eclesiastés 

  Ester 

  Daniel 

  Esdras 

  Nehemías 

  I Crónicas 

  II Crónicas 

Volver a Isaías


Isaías 64

1. Oh que Tú rasgaras los cielos y bajaras, que montañas pudieran temblar a Tu presencia,

2. Como cuando el fuego derretidor quema, el fuego hace que el agua hierva, para hacer Tu nombre conocido a Tus adversarios, ¡que las naciones pudieran temblar a Tu presencia!

3. Cuando hiciste cosas asombrosas las cuales no esperábamos, Tú bajaste, las montañas temblaron a Tu presencia.

4. Y desde tiempos antiguos los hombres no han oído, ni percibido, ni el ojo ha visto, un Dios aparte de ti Quien actúa a nombre de aquellos que lo esperan.

5. Tú sales al encuentro de aquel quien se regocija y obra justicia, aquellos quienes Te recordaron en Tus caminos. He aquí, Tú estabas enojado, porque pecamos. Hemos continuado en nuestros pecados por un largo tiempo. ¿Cómo podemos ser salvos?

6. Pero todos somos como la cosa impura, y todas nuestras justicias son como trapos inmundos. Y todos nos marchitamos como una hoja; y nuestras iniquidades, como el viento, nos han llevado.

7. Y no hay uno quien invoque Tu nombre, quien se agite a sí mismo para sostenerse de Ti, porque Tú has escondido Tu cara de nosotros, y nos has consumido a causa de nuestras iniquidades.

8. Pero ahora, Oh SEÑOR, Tú eres nuestro Padre; nosotros somos la arcilla, y Tú eres nuestro alfarero; y todos nosotros somos la obra de Tu mano.

9. No estés gravemente enojado, Oh SEÑOR, ni recuerdes la iniquidad para siempre. ¡He aquí! Mira, te suplicamos, todos nosotros somos Tu pueblo.

10. Tus santas ciudades son un lugar desolado; Zión es un lugar desolado, Jerusalén es una desolación.

11. La casa de nuestra santidad y nuestra belleza, donde nuestros padres te alabaron, está consumida con fuego; y todas nuestras cosas placenteras son devastadas.

12. ¿Te refrenarás con respecto a estas cosas, Oh SEÑOR? ¿Callarás y nos afligirás profundamente?

 

Volver a Isaías
 
Para frases, use comillas
  Mateo 

  Marcos 

  Lucas 

  Juan 

  Hechos 

  Santiago 

  I Pedro 

  II Pedro 

  I Juan  

  II Juan 

  III Juan 

  Judas 

  Romanos 

  I Corintios 

  II Corintios 

  Gálatas 

  Efesios 

  Filipenses 

  Colosenses 

  I Tesalonicenses 

  II Tesalonicenses 

  Hebreos 

  I Timoteo 

  II Timoteo 

  Tito 

  Filemón 

  Apocalipsis 

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados