Génesis 

  Éxodo 

  Levítico 

  Números 

  Deuteronomio 

  Josué 

  Jueces 

  I Samuel 

  II Samuel 

  I Reyes 

  II Reyes 

  Isaías 

  Jeremías 

  Ezequiel 

  Oseas 

  Joel 

  Amós 

  Abdías 

  Jonás 

  Miqueas 

  Nahúm 

  Habacuc

  Sofonías 

  Hageo 

  Zacarías 

  Malaquías 

  Salmos 

  Proverbios 

  Job 

  Cantos de Salomón

  Rut 

  Lamentaciones

  Eclesiastés 

  Ester 

  Daniel 

  Esdras 

  Nehemías 

  I Crónicas 

  II Crónicas 

Volver a Salmos


Salmo 51

Al músico jefe. Un Salmo de David,

cuando Natán el profeta vino a él,

después que él había entrado en Betsabé.

1. Ten misericordia de mí, Oh Dios, de acuerdo a Tu bondad; de acuerdo a la grandeza de Tu compasión, borra mis transgresiones.

2. Lávame totalmente de mi iniquidad, y límpiame de mi pecado,

3. Porque reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí.

4. Contra Ti, contra Ti solamente, he pecado, y he hecho mal a Tu vista, para que pudieras ser justificado cuando hablas y estar en lo correcto cuando juzgas.

5. He aquí, fui dado a luz en iniquidad, y en pecado mi madre me concibió.

6. He aquí, Tú deseas verdad en las partes internas; y en la parte oculta Me harás conocer sabiduría.

7. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.

8. Hazme oír gozo y alegría para que los huesos los cuales has roto puedan alegrarse.

9. Oculta Tu cara de mis pecados, y borra todas mis iniquidades.

10. Crea en mí un corazón limpio, Oh Dios, y renueva un espíritu firme dentro de mí.

11. No me eches de Tu presencia, y no saques Tu Santo Espíritu de mí.

12. Restáurame el gozo de Tu salvación, y Tu espíritu gratuito me sostenga.

13. Entonces enseñaré a los transgresores Tus caminos, y pecadores volverán a Ti.

14. Líbrame de la culpa de derramar sangre, Oh Dios, Oh Dios de mi salvación, entonces mi lengua cantará duro de Tu justicia.

15. Oh SEÑOR, abre mis labios, y mi boca declarará Tu alabanza,

16. Porque Tú no deseas sacrificio, o sino yo lo daría; Tú no tienes placer en ofrenda quemada.

17. Los sacrificios de Dios son un espíritu quebrantado; un corazón contrito y quebrantado, Oh Dios, Tú no despreciarás.

18. Haz bien en Tu buen placer a Zion; construye los muros de Jerusalén.

19. Entonces estarás complacido con los sacrificios de justicia, con ofrenda quemada y ofrenda quemada entera; entonces ellos ofrecerán toros sobre Tu altar.

 

Volver a Salmos
 
Para frases, use comillas
  Mateo 

  Marcos 

  Lucas 

  Juan 

  Hechos 

  Santiago 

  I Pedro 

  II Pedro 

  I Juan  

  II Juan 

  III Juan 

  Judas 

  Romanos 

  I Corintios 

  II Corintios 

  Gálatas 

  Efesios 

  Filipenses 

  Colosenses 

  I Tesalonicenses 

  II Tesalonicenses 

  Hebreos 

  I Timoteo 

  II Timoteo 

  Tito 

  Filemón 

  Apocalipsis 

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados