Génesis 

  Éxodo 

  Levítico 

  Números 

  Deuteronomio 

  Josué 

  Jueces 

  I Samuel 

  II Samuel 

  I Reyes 

  II Reyes 

  Isaías 

  Jeremías 

  Ezequiel 

  Oseas 

  Joel 

  Amós 

  Abdías 

  Jonás 

  Miqueas 

  Nahúm 

  Habacuc

  Sofonías 

  Hageo 

  Zacarías 

  Malaquías 

  Salmos 

  Proverbios 

  Job 

  Cantos de Salomón

  Rut 

  Lamentaciones

  Eclesiastés 

  Ester 

  Daniel 

  Esdras 

  Nehemías 

  I Crónicas 

  II Crónicas 

Volver a Hechos


Hechos 24                                                                                   

1. Luego después de cinco días, el sumo sacerdote Ananías descendió con los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, quien hizo una presentación al gobernador contra Pablo.

2. Y cuando fue llamado, Tértulo comenzó a acusarlo, diciendo al gobernador, “Ya que hemos obtenido gran paz a través de ti, y excelentes cosas han sido hechas por esta nación a través de tu previsión,

3. En toda forma y en todas partes, lo aceptamos con gusto, excelentísimo Félix, con toda gratitud.

4. Pero para que no pueda molestarte más, te suplico que nos oigas brevemente con tu gracia habitual

5. Porque hemos hallado a este hombre ser una peste, y un impulsor de insurrección entre los judíos en todo el mundo, y un líder de la secta de los nazarenos;

6. Quién también intentó profanar el templo, y a quien nosotros también capturamos, deseando juzgarlo según nuestras leyes;

7. Pero Lisias, el capitán jefe, vino y lo tomó con gran fuerza de nuestras manos.

8. Y él ha ordenado a sus acusadores venir a ti, de quienes tú mismo serás capaz, después de examinarlo, de saber todas esas cosas de las cuales lo acusamos.”

9. Entonces los judíos también concurrieron, diciendo que estas cosas eran así.

10. Y cuando el gobernador hizo una seña para que hablara, Pablo respondió, “Sabiendo que has sido un juez para esta nación por muchos años, hago más alegremente defensa por mí mismo respecto a estas cosas.

11. Para que puedas entender, no fue hace más de doce días que subí a adorar en Jerusalén;

12. Y nadie me halló disputando con alguien en el templo, ni incitando un tumulto entre el pueblo—tampoco en las sinagogas, ni en la ciudad;

13. Ni pueden ellos probar las cosas de las cuales ahora me acusan.

14. Pero te confieso que de acuerdo al camino el cual ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que están escritas en la Ley y los Profetas;

15. Teniendo esperanza en Dios, lo cual también ellos mismos reconocen, que habrá una resurrección de los muertos—tanto de justos como de injustos.

16. Y en esta esperanza, me ejercito a mí mismo para tener una consciencia sin ofensa hacia Dios y los hombres continuamente.

17. Ahora, después de muchos años, llegué trayendo a mi nación mis limosnas y ofrendas.

18. Pero habían ahí ciertos judíos de Asia quienes me encontraron purificado en el templo—no con multitud, ni con tumulto.

19. Si ellos tienen alguna cosa contra mí, es obligatorio para ellos el aparecer en persona delante de ti para acusarme.

20. O que éstos quienes están aquí hablen, si hallaron alguna injusticia en mí cuando me paré delante del Sanedrín,

21. Aparte de éste diciendo que grité mientras estaba parado entre ellos: ‘Concerniente a la resurrección de los muertos estoy siendo juzgado por ustedes este día.’ ”

22. Y después de oír estas cosas, Félix, teniendo un conocimiento más perfecto de las cosas concernientes al camino, los echó, diciendo, “Cuando Lisias, el capitán jefe, haya bajado, examinaré las cosas concernientes a ustedes.”

23. Y él le ordenó al centurión mantener a Pablo, y dejarlo tener libertad, y no prohibirle a aquellos de los de él venir a él o ministrarle.

24. Ahora, después de ciertos días, Félix apareció con su esposa Drusila, quien era judía; y él envió por Pablo y lo escuchó hablar sobre la fe en Cristo.

25. Y mientras él razonaba respecto a la justicia, y al auto-control, y al juicio por venir, Félix se volvió temeroso y respondió, “Puedes irte ahora, y cuando encuentre una oportunidad, llamaré por ti.”

26. Mas aun, él también estaba esperando que dinero le fuera dado a él por Pablo, para poder soltarlo; por esta razón, él enviaba por él y conversaba con él más a menudo.

27. Pero al final de dos años, Félix fue sucedido como gobernador por Porcio Festo; y, deseando ganar favor para sí mismo con los judíos, Félix dejó atado a Pablo.

 

Volver a Hechos
 
Para frases, use comillas
  Mateo 

  Marcos 

  Lucas 

  Juan 

  Hechos 

  Santiago 

  I Pedro 

  II Pedro 

  I Juan  

  II Juan 

  III Juan 

  Judas 

  Romanos 

  I Corintios 

  II Corintios 

  Gálatas 

  Efesios 

  Filipenses 

  Colosenses 

  I Tesalonicenses 

  II Tesalonicenses 

  Hebreos 

  I Timoteo 

  II Timoteo 

  Tito 

  Filemón 

  Apocalipsis 

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados