Génesis 

  Éxodo 

  Levítico 

  Números 

  Deuteronomio 

  Josué 

  Jueces 

  I Samuel 

  II Samuel 

  I Reyes 

  II Reyes 

  Isaías 

  Jeremías 

  Ezequiel 

  Oseas 

  Joel 

  Amós 

  Abdías 

  Jonás 

  Miqueas 

  Nahúm 

  Habacuc

  Sofonías 

  Hageo 

  Zacarías 

  Malaquías 

  Salmos 

  Proverbios 

  Job 

  Cantos de Salomón

  Rut 

  Lamentaciones

  Eclesiastés 

  Ester 

  Daniel 

  Esdras 

  Nehemías 

  I Crónicas 

  II Crónicas 

Volver a Romanos


Romanos 8

1. Consecuentemente, no hay ahora condenación a aquellos que están en Cristo Jesús, quienes no están caminando de acuerdo a la carne, sino de acuerdo al Espíritu;

2. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley de pecado y muerte.

3. Porque lo que era imposible hacer para la ley, en que era débil a través de la carne, Dios, habiendo enviado a Su propio Hijo en la semejanza de carne pecaminosa, y por el pecado, condenó el pecado en la carne;

4. Para que la justicia de la ley pudiera ser cumplida en nosotros, quienes no estamos caminando de acuerdo a la carne, sino de acuerdo al Espíritu:

5. Porque aquellos que caminan de acuerdo a la carne se preocupan por las cosas de la carne; pero aquellos que caminan de acuerdo al Espíritu se preocupan por las cosas del Espíritu.

6. Porque ser de mente carnal es muerte, pero ser de mente espiritual es vida y paz,

7. Porque la mente carnal es enemistad contra Dios, porque no está sujeta a la ley de Dios; ni en verdad puede estarlo.

8. Pero aquellos que están en la carne no pueden agradar a Dios.

9. Sin embargo, ustedes no están en la carne, sino en el Espíritu, si el Espíritu de Dios está ciertamente viviendo dentro de ustedes. Pero si cualquiera no tiene el Espíritu de Cristo, no pertenece a Él.

10. Pero si Cristo está dentro de ustedes, el cuerpo ciertamente está muerto por causa del pecado; sin embargo, el Espíritu es vida por causa de justicia.

11. Entonces si el Espíritu de Quien levantó a Jesús de los muertos está viviendo dentro de ustedes, Quien levantó a Cristo de los muertos también resucitará sus cuerpos mortales por causa de Su Espíritu que vive dentro de ustedes.

12. Entonces, hermanos, no somos deudores a la carne, para vivir de acuerdo a la carne;

13. Porque si están viviendo de acuerdo a la carne, morirán; pero si por el Espíritu están condenando a muerte los hechos del cuerpo, vivirán.

14. Porque tantos como son guiados por el Espíritu de Dios, esos son los hijos de Dios.

15. Ahora, ustedes no han recibido un espíritu de esclavitud otra vez hacia temor, sino han recibido el Espíritu de filiación, por el cual gritamos, “Abba, Padre.”

16. El Espíritu mismo da testimonio conjuntamente con nuestro propio espíritu, testificando que somos hijos de Dios.

17. Entonces si somos hijos, somos también herederos—verdaderamente, herederos de Dios y coherederos con Cristo—si ciertamente sufrimos junto con Él, para poder también ser glorificados junto con Él.

18. Porque considero que los sufrimientos del tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que será revelada en nosotros.

19. Porque la más sincera expectativa de la creación misma está esperando la manifestación de los hijos de Dios;

20. Porque la creación fue sujeta a vanidad, no voluntariamente, sino por razón de Quien la sujetó en esperanza,

21. Para que la creación misma pudiera ser librada de la esclavitud de corrupción hacia la libertad de la gloria de los hijos de Dios.

22. Porque sabemos que toda la creación está gimiendo y con dolores de parto juntamente hasta ahora.

23. Y no solo eso, sino que incluso nosotros mismos, quienes tenemos los primeros frutos del Espíritu, también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la filiación—la redención de nuestros cuerpos.

24. Porque por esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que es vista no es esperanza; porque ¿por qué alguien estaría aun esperando lo que ve?

25. Pero si esperamos lo que no vemos, nosotros mismos lo esperamos con paciencia.

26. En la misma forma también, el Espíritu está conjuntamente ayudando nuestra debilidad porque no entendemos plenamente por qué cosa deberíamos orar, de acuerdo a como es necesario, pero el Espíritu mismo hace intercesión por nosotros con gemidos que no pueden ser expresados por nosotros.

27. Y Aquel Quien busca los corazones comprende cuales son los esfuerzos del Espíritu porque ese hace intercesión por los santos de acuerdo a la voluntad de Dios.

28. Y sabemos que todas las cosas trabajan juntas para el bien de aquellos que aman a Dios, para aquellos que son llamados de acuerdo a Su propósito.

29. Porque aquellos a quienes Él conoció de antemano, también predestinó para ser conformados a la imagen de Su propio Hijo, para que Él pudiera ser el primogénito entre muchos hermanos.

30. Entonces a quienes Él predestinó, a éstos también llamó; y a quienes Él llamó, a éstos también justificó; y a quienes Él justificó, a éstos también glorificó.

31. ¿Qué diremos entonces a estas cosas? Si Dios es por nosotros, ¿quién puede estar contra nosotros?

32. Quien no escatimó incluso a Su propio Hijo, sino que renunció a Él por todos nosotros, ¿cómo no nos otorgará también todas las cosas con Él?

33. ¿Quién traerá una acusación contra el elegido de Dios? Dios es Aquel que justifica.

34. ¿Quién es aquel que condena? Es Cristo Quien murió, más aun, Quien es alzado de nuevo, Quien está incluso ahora a la mano derecha de Dios, y Quien está también haciendo intercesión por nosotros.

35. ¿Qué nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?

36. En consecuencia, está escrito, “Por amor a Ti estamos muertos todo el día; somos contados como ovejas para la masacre.”

37. Pero en todas estas cosas somos más que conquistadores a través de Quien nos amó.

38. Porque estoy persuadido que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni poderes, ni cosas presentes, ni cosas por venir,

39. Ni altura, ni profundidad, ni cualquier otra cosa creada, será capaz de separarnos del amor de Dios, el cual es en Cristo Jesús nuestro Señor.

 

Volver a Romanos
 
Para frases, use comillas
  Mateo 

  Marcos 

  Lucas 

  Juan 

  Hechos 

  Santiago 

  I Pedro 

  II Pedro 

  I Juan  

  II Juan 

  III Juan 

  Judas 

  Romanos 

  I Corintios 

  II Corintios 

  Gálatas 

  Efesios 

  Filipenses 

  Colosenses 

  I Tesalonicenses 

  II Tesalonicenses 

  Hebreos 

  I Timoteo 

  II Timoteo 

  Tito 

  Filemón 

  Apocalipsis 

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados