Génesis 

  Éxodo 

  Levítico 

  Números 

  Deuteronomio 

  Josué 

  Jueces 

  I Samuel 

  II Samuel 

  I Reyes 

  II Reyes 

  Isaías 

  Jeremías 

  Ezequiel 

  Oseas 

  Joel 

  Amós 

  Abdías 

  Jonás 

  Miqueas 

  Nahúm 

  Habacuc

  Sofonías 

  Hageo 

  Zacarías 

  Malaquías 

  Salmos 

  Proverbios 

  Job 

  Cantos de Salomón

  Rut 

  Lamentaciones

  Eclesiastés 

  Ester 

  Daniel 

  Esdras 

  Nehemías 

  I Crónicas 

  II Crónicas 

Volver a I Corintios


I Corintios 15

1. Ahora estoy declarándoles, hermanos, el mismo evangelio que les proclamé, el cual también recibieron, y en el cual ahora están permaneciendo;

2. Por el cual también están siendo salvos, si están aferrando las palabras que les proclamé; de otra forma han creído en vano.

3. Porque en primer lugar, yo les entregué lo que también he recibido: que Cristo murió por nuestros pecados, de acuerdo a las Escrituras;

4. Y que fue sepultado; y que fue levantado al tercer día, de acuerdo a las Escrituras;

5. Y que apareció a Cefas, y luego a los doce.

6. Luego apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de quienes la mayor parte están vivos hasta ahora, pero algunos han dormido.

7. Siguiente apareció a Santiago; luego a todos los apóstoles;

8. Y al final de todos se me apareció a mí también, como a uno que fue nacido de un aborto espontaneo.

9. Porque soy el menor de los apóstoles, y no me ajusto siquiera para ser llamado un apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios.

10. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y Su gracia hacia mí no ha sido en vano; sino que, he trabajado más abundantemente que todos ellos; sin embargo, no fui yo, sino la gracia de Dios conmigo.

11. Ahora entonces, sea yo o ellos, así predicamos, y así han creído ustedes.

12. Pero si Cristo está siendo predicado, que Él se levantó de los muertos, ¿Cómo es que algunos entre ustedes están diciendo que no hay resurrección de los muertos?

13. Porque si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo ha sido levantado.

14. Y si Cristo no ha sido levantado, entonces nuestra predicación es en vano, y su fe es también en vano.

15. Y nosotros somos encontrados también ser falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que Él levantó a Cristo, a Quien Él no levantó, si ciertamente los muertos no son levantados.

16. Porque si los muertos no son levantados, tampoco Cristo ha sido levantado.

17. Pero si Cristo no ha sido levantado, su fe es vana; ustedes están todavía en sus pecados,

18. Y aquellos que han dormido en Cristo han entonces perecido.

19. Si en esta vida únicamente tenemos esperanza en Cristo, somos de toda la gente los más miserables.

20. Pero ahora Cristo ha sido levantado de los muertos; Él ha llegado a ser el primer fruto de aquellos que han dormido.

21. Porque ya que por un hombre vino la muerte, por un hombre también vino la resurrección de los muertos.

22. Porque como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán hechos vivos.

23. Pero cada uno en su propio orden: Cristo el primer fruto; luego, aquellos que son de Cristo a Su venida.

24. Después viene el fin, cuando Él habrá entregado el reino a Quien es Dios y Padre, cuando Él habrá puesto un fin a todo gobierno y toda autoridad y poder.

25. Porque está ordenado que Él reine hasta que Él haya puesto a todos los enemigos bajo Sus pies.

26. El último enemigo a ser destruido es la muerte.

27. Porque Él ha puesto todas las cosas en sujeción bajo Sus pies. Pero cuando es dicho que todas las cosas han sido puestas en sujeción, es claramente evidente que no incluye a Quien puso todas las cosas en sujeción bajo Él.

28. Pero cuando Él haya puesto todas las cosas en sujeción a Él, entonces el Hijo Mismo estará también sujeto a Quien puso todas las cosas en sujeción a Él, de modo que Dios pueda ser todo en todos.

29. De otro modo, ¿qué harán quienes han sido bautizados para la resurrección de los muertos, si los muertos no son levantados en absoluto? ¿Por qué entonces son ellos bautizados para la resurrección de los muertos?

30. ¿Por qué estamos también en peligro a toda hora?

31. Muero diariamente por nuestra jactancia la cual tengo en Cristo Jesús nuestro Señor.

32. Si peleé como un hombre con bestias en Éfeso, ¿de qué me aprovechó, si los muertos no son resucitados? Comamos y bebamos, porque mañana morimos.

33. No sean engañados; el mal compañerismo corrompe el buen comportamiento.

34. Despierten a la justicia, y no pequen, porque algunos de ustedes no tienen el conocimiento de Dios. Digo esto para su vergüenza.

35. No obstante, alguno dirá, “¿Cómo son levantados los muertos? Y ¿con que cuerpo vienen?”

36. ¡Tonto! Lo que siembre no viene a la vida a menos que muera.

37. Y lo que siembre no es el cuerpo que será; sino, el grano desnudo—puede ser de trigo, o uno de los otros granos;

38. Y Dios le da un cuerpo de acuerdo a Su voluntad, y a cada una de las semillas su propio cuerpo.

39. De la misma manera, no toda carne es la misma carne. Sino que, hay una carne de hombre, y otra carne de bestias, y otra de peces, y otra de aves.

40. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero la gloria de lo celestial es diferente, y la gloria de lo terrenal es diferente.

41. Hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las estrellas; porque una estrella difiere de otra estrella en gloria.

42. Así también es la resurrección de los muertos. Es sembrado en corrupción; es levantado en incorrupción.

43. Es sembrado en deshonra; es levantado en gloria. Es sembrado en debilidad; es levantado en poder.

44. Es sembrado un cuerpo natural; es levantado un cuerpo espiritual. Hay un cuerpo natural, y hay un cuerpo espiritual;

45. En consecuencia, está escrito, “El primer hombre, Adán, se convirtió en un alma viva, el último Adán se convirtió en un Espíritu eterno.”

46. Sin embargo, lo espiritual no fue primero, sino lo natural—luego lo espiritual.

47. El primer hombre es de la tierra—hecho de polvo. El segundo Hombre es el Señor del cielo.

48. Como es aquel hecho de polvo, así también son todos aquellos que son hechos de polvo; y como es aquel celestial, así también son todos aquellos que son celestiales.

49. Y como hemos llevado la imagen de aquel hecho de polvo, también llevaremos la imagen de Aquel celestial.

50. Ahora digo esto, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda incorrupción.

51. He aquí, les muestro un misterio: no todos dormiremos, sino que todos seremos cambiados,

52. En un instante, en el parpadeo de un ojo, a la última trompeta; porque la trompeta sonará, y los muertos serán levantados incorruptibles, y nosotros seremos cambiados.

53. Porque esto corruptible debe vestirse de incorruptibilidad, y esto mortal debe vestirse de inmortalidad.

54. Ahora, cuando esto corruptible se haya vestido de incorruptibilidad, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces sucederá el dicho que está escrito: “La muerte es tragada en victoria.”

55. Oh muerte, ¿dónde está tu aguijón? Oh tumba, ¿dónde está tu victoria?

56. Ahora, el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.

57. Pero gracias sean a Dios, Quien nos da la victoria a través de nuestro Señor Jesucristo.

58. Así que entonces, mis hermanos amados, sean firmes, inamovibles, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo no es en vano en el Señor.

 

Volver a I Corintios
 
Para frases, use comillas
  Mateo 

  Marcos 

  Lucas 

  Juan 

  Hechos 

  Santiago 

  I Pedro 

  II Pedro 

  I Juan  

  II Juan 

  III Juan 

  Judas 

  Romanos 

  I Corintios 

  II Corintios 

  Gálatas 

  Efesios 

  Filipenses 

  Colosenses 

  I Tesalonicenses 

  II Tesalonicenses 

  Hebreos 

  I Timoteo 

  II Timoteo 

  Tito 

  Filemón 

  Apocalipsis 

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados