Génesis 

  Éxodo 

  Levítico 

  Números 

  Deuteronomio 

  Josué 

  Jueces 

  I Samuel 

  II Samuel 

  I Reyes 

  II Reyes 

  Isaías 

  Jeremías 

  Ezequiel 

  Oseas 

  Joel 

  Amós 

  Abdías 

  Jonás 

  Miqueas 

  Nahúm 

  Habacuc

  Sofonías 

  Hageo 

  Zacarías 

  Malaquías 

  Salmos 

  Proverbios 

  Job 

  Cantos de Salomón

  Rut 

  Lamentaciones

  Eclesiastés 

  Ester 

  Daniel 

  Esdras 

  Nehemías 

  I Crónicas 

  II Crónicas 

Volver a II Tesalonicenses


II Tesalonicenses 3

1. En cuanto a lo demás, hermanos, oren por nosotros, que la Palabra del Señor pueda ser difundida rápidamente y pueda ser glorificada, en la misma manera en que ha sido con ustedes;

2. Y que podamos ser librados de hombres perversos y malvados, pues no todos son de la fe.

3. Pero el Señor es fiel, Quien los establecerá a ustedes y los guardará del maligno.

4. Ahora, concerniente a ustedes, confiamos en el Señor que practican y estarán practicando las cosas que les ordenamos.

5. Y pueda el Señor dirigir sus corazones en el amor de Dios y en la resistencia de Cristo.

6. Ahora, les ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se retiren de todo hermano quien esté caminando irresponsablemente y no de acuerdo a la ordenanza que recibieron de nosotros.

7. Pues ustedes mismos entienden que deben hacer exactamente como nosotros hemos hecho porque no nos hemos comportado irresponsablemente entre ustedes,

8. Ni comimos alimentos a expensas de alguien más, sino estuvimos trabajando día y noche con labor y esfuerzo para no ser una carga a nadie entre ustedes.

9. No estuvimos obligados a trabajar porque no tuviéramos autoridad para recibir de ustedes; sino, elegimos trabajar para poder darles personalmente un patrón a imitar.

10. Porque ciertamente, cuando estuvimos con ustedes, esto es lo que les ordenamos: que si alguno no está dispuesto a trabajar, no debería serle permitido comer.

11. Porque oímos que algunos entre ustedes están caminando irresponsablemente, no trabajando en absoluto, sino están comportándose como entrometidos.

12. En cuanto a tales individuos, ordenamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo que con tranquilidad ellos trabajen para que puedan comer su propia comida.

13. Pero ustedes, hermanos, no se desanimen en hacer el bien.

14. Ahora, si alguno no obedece nuestra palabra por esta epístola, presten atención de ese hombre y no se asocien con él para que pueda ser avergonzado.

15. Pero no lo cuenten como a un enemigo; sino, amonéstenlo como a un hermano.

16. Ahora, pueda el Señor de paz mismo darles paz siempre en toda forma. El Señor esté con todos ustedes.

17. El saludo de Pablo por mi propia mano, la cual es la señal en toda epístola—así escribo.

18. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos ustedes. Amén.

 

Segunda Epístola a los Tesalonicenses, escrita desde Atenas (1)

 

(1) La anotación al final de II Tesalonicenses indicando que Pablo escribió esta epístola desde Atenas, la cual es una adición posterior al texto griego, es contradicha por la evidencia interna. Pablo estuvo solo durante todo el tiempo que estuvo en Atenas. Silas y Timoteo no se le unieron hasta que Pablo estuvo en Corinto: “Ahora, cuando Silas y Timoteo descendieron de Macedonia…” (Hechos 18:5). Al escribirle a los Tesalonicenses, Pablo comienza su epístola con esta apertura; “Pablo y Silvano y Timoteo, a la iglesia de los Tesalonicenses, la cual está en Dios el Padre y el Señor Jesucristo” (II Tesalonicenses 1:1). Dado que Silas y Timoteo se le unieron a Pablo en Corinto, la evidencia interna indica que esta epístola fue escrita desde Corinto, en lugar de Atenas.

 

Volver a II Tesalonicenses
 
Para frases, use comillas
  Mateo 

  Marcos 

  Lucas 

  Juan 

  Hechos 

  Santiago 

  I Pedro 

  II Pedro 

  I Juan  

  II Juan 

  III Juan 

  Judas 

  Romanos 

  I Corintios 

  II Corintios 

  Gálatas 

  Efesios 

  Filipenses 

  Colosenses 

  I Tesalonicenses 

  II Tesalonicenses 

  Hebreos 

  I Timoteo 

  II Timoteo 

  Tito 

  Filemón 

  Apocalipsis 

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados