Génesis

  Éxodo

  Levítico

  Números

  Deuteronomio

  Josué

  Jueces

  I Samuel

  II Samuel

  I Reyes

  II Reyes

  Isaías

  Jeremías

  Ezequiel

  Oseas

  Joel

  Amós

  Abdías

  Jonás

  Miqueas

  Nahúm

  Habacuc

  Sofonías

  Hageo

  Zacarías

  Malaquías

  Salmos

  Proverbios

  Job

  Cantos de Salomón

  Rut

  Lamentaciones

  Eclesiastés

  Ester

  Daniel

  Esdras

  Nehemías

  I Crónicas

  II Crónicas

Volver a Salmos


Salmo 40

Al músico jefe. Un Salmo de David.

1. Esperé pacientemente al SEÑOR, y Él se inclinó hacia mí y oyó mi llanto.

2. Él también me sacó de una horrible fosa, del barro fangoso, y colocó mi pie sobre una roca, y estableció mis pasos.

3. Y ha puesto una nueva canción en mi boca, incluso alabanza a nuestro Dios; muchos verán y temerán, y confiarán en el SEÑOR.

4. Bendito es el hombre que hace al SEÑOR su confianza y no respeta al orgulloso, ni a aquellos que se desvían hacia mentiras.

5. Oh SEÑOR mi Dios, muchas cosas has hecho, Tus obras maravillosas y Tus pensamientos los cuales son hacia nosotros; no hay quien se compare a Ti; si pudiera declarar y hablar de ellas, serían más de lo que pueda ser dicho.

6. Sacrificio y ofrenda no deseaste; Mis oídos has abierto; holocausto y ofrenda por el pecado no requeriste.

7. Entonces dije, “He aquí, Yo vengo; en el rollo del libro está escrito de Mi;

8. Me delito en hacer Tu voluntad, Oh Mi Dios; y Tu ley está dentro de Mi corazón.”

9. He predicado justicia en la gran congregación; he aquí, no he retenido mis labios, Oh SEÑOR, Tú lo sabes.

10. No he escondido Tu justicia dentro de mi corazón; he declarado Tu fidelidad y Tu salvación; no he escondido Tu bondad amorosa y Tu verdad de la gran congregación.

11. No retengas Tus tiernas misericordias de mí, Oh SEÑOR; que Tu misericordia y Tu verdad siempre me preserven.

12. Porque males sin número me han rodeado; mis iniquidades se han apoderado de mí, así que no soy capaz de mirar hacia arriba; ellas son más que los cabellos de mi cabeza, y por tanto mi corazón me falla.

13. Agrádate, Oh SEÑOR, para librarme; Oh SEÑOR, apúrate a ayudarme.

14. Que ellos sean avergonzados y confundidos juntamente, aquellos que buscan mi alma para destruirla; sean conducidos hacia atrás y avergonzados, aquellos que se deleitan en mi daño.

15. Sean desolados como una recompensa por su vergüenza, aquellos quienes me dicen, “¡Aha, aha!

16. Todos aquellos quienes Te buscan se regocijen y estén contentos en Ti, y el que ama Tu salvación siempre diga, “El SEÑOR sea magnificado.”

17. Pero yo soy pobre y necesitado; pueda el SEÑOR pensar en mí; Tú eres mi ayuda y mi  libertador; Oh mi Dios, no demores.

 

Volver a Salmos
  Mateo

  Marcos

  Lucas

  Juan

  Hechos

  Santiago

  I Pedro

  II Pedro

  I Juan

  II Juan

  III Juan

  Judas

  Romanos

  I Corintios

  II Corintios

  Gálatas

  Efesios

  Filipenses

  Colosenses

  I Tesalonicenses

  II Tesalonicenses

  Hebreos

  I Timoteo

  II Timoteo

  Tito

  Filemón

  Apocalipsis

© 2023 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados