Génesis

  Éxodo

  Levítico

  Números

  Deuteronomio

  Josué

  Jueces

  I Samuel

  II Samuel

  I Reyes

  II Reyes

  Isaías

  Jeremías

  Ezequiel

  Oseas

  Joel

  Amós

  Abdías

  Jonás

  Miqueas

  Nahúm

  Habacuc

  Sofonías

  Hageo

  Zacarías

  Malaquías

  Salmos

  Proverbios

  Job

  Cantos de Salomón

  Rut

  Lamentaciones

  Eclesiastés

  Ester

  Daniel

  Esdras

  Nehemías

  I Crónicas

  II Crónicas

Volver a Eclesiastés


Eclesiastés 8

1. ¿Quién es como el sabio? ¿Y quién sabe la interpretación de un asunto? La sabiduría de un hombre hace brillar su rostro, y la audacia de su rostro será cambiada.

2. Te aconsejo, “Guarda la palabra del rey, y esto en relación al juramento de Dios.

3. No te apresures a dejar su presencia. No tomes posición en una cosa maligna, porque él hace lo que sea que le agrade.”

4. Porque la palabra de un rey es esa la cual tiene poder, ¿quién puede decirle, “Qué estás haciendo”?

5. Quien quiera que guarde el mandamiento no sentirá cosa maligna; y el corazón de un hombre sabio discierne el tiempo y el juicio.

6. Porque para todo propósito hay un tiempo y juicio, por tanto la miseria del hombre es grande.

7. Porque él no sabe lo que será; porque ¿quién puede decirle cuándo será?

8. No hay hombre quien tenga poder sobre el viento para refrenar el viento; ni poder sobre el día de la muerte; y no hay descarga de guerra; ni la maldad librará a ellos quienes son dados a ella.

9. Todo esto he visto, y di mi corazón a toda obra que es hecha bajo el sol. Hay un tiempo cuando un hombre gobierna sobre otro para su propio daño.

10. Y también vi a los malvados enterrados, quienes habían venido e ido del lugar santo. Y ellos fueron olvidados en la ciudad donde habían hecho así. Esto también es vanidad.

11. Porque la sentencia contra una obra maligna no es ejecutada rápidamente, por tanto el corazón de los hijos de los hombres está totalmente establecido en ellos para hacer el mal.

12. Aunque un pecador haga el mal cien veces, y sus días sean prolongados, sin embargo ciertamente sé que será bien con aquellos quienes temen a Dios, quienes temen delante de Él.

13. Pero no será bien con el malvado, ni prolongará sus días, los cuales son como una sombra; porque no teme delante de Dios.

14. Hay una vanidad la cual es hecha sobre la tierra: Hay hombres justos a quienes les pasa de acuerdo a la obra del malvado; nuevamente, hay malvados a quienes les pasa de acuerdo a la obra del recto. Dije que esto también es vanidad.

15. Entonces elogié el placer, porque un hombre no tiene mejor cosa bajo el sol que comer y beber y ser feliz; porque eso irá con él en su trabajo a través de los días de su vida los cuales Dios le da bajo el sol.

16. Cuando apliqué mi corazón para conocer sabiduría, y ver el negocio que es hecho sobre la tierra, porque ni día ni noche hacen que los hombres den sueño a sus ojos,

17. Entonces observé toda la obra de Dios, que un hombre no puede hallar la obra que es hecha bajo el sol; porque aunque un hombre trabaje para buscarla, aun así no la hallará. Sí, más aún, aunque un hombre sabio piense conocerla, aun así no será capaz de hallarla.

 

Volver a Eclesiastés
  Mateo

  Marcos

  Lucas

  Juan

  Hechos

  Santiago

  I Pedro

  II Pedro

  I Juan

  II Juan

  III Juan

  Judas

  Romanos

  I Corintios

  II Corintios

  Gálatas

  Efesios

  Filipenses

  Colosenses

  I Tesalonicenses

  II Tesalonicenses

  Hebreos

  I Timoteo

  II Timoteo

  Tito

  Filemón

  Apocalipsis

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados