Génesis

  Éxodo

  Levítico

  Números

  Deuteronomio

  Josué

  Jueces

  I Samuel

  II Samuel

  I Reyes

  II Reyes

  Isaías

  Jeremías

  Ezequiel

  Oseas

  Joel

  Amós

  Abdías

  Jonás

  Miqueas

  Nahúm

  Habacuc

  Sofonías

  Hageo

  Zacarías

  Malaquías

  Salmos

  Proverbios

  Job

  Cantos de Salomón

  Rut

  Lamentaciones

  Eclesiastés

  Ester

  Daniel

  Esdras

  Nehemías

  I Crónicas

  II Crónicas

Volver a Lucas


Lucas 23

1. Y cuando toda la asamblea de ellos se levantó, lo llevaron a Pilato.

2. Y comenzaron a acusarlo, diciendo, “Encontramos a este hombre subvirtiendo a la nación y prohibiendo darle tributo al César, diciendo que Él mismo es Cristo, un Rey.”

3. Pero Pilato lo interrogó, diciendo, “¿Eres Tú el Rey de los judíos?” Y Él respondió y dijo, “Es como dices.”

4. Entonces Pilato dijo a los sacerdotes jefes y a las multitudes, “No encuentro nada reprochable en este hombre.”

5. Pero ellos eran insistentes, diciendo, “Agita al pueblo, enseñando a través de toda Judea, comenzando desde Galilea incluso hasta aquí.”

6. Y cuando él oyó ser nombrada Galilea, Pilato preguntó si el hombre era un galileo;

7. Y después de determinar que Él era de la jurisdicción de Herodes, lo envió a Herodes, ya que él también estaba en Jerusalén en aquellos días.

8. Y cuando Herodes vio a Jesús, se alegró grandemente; porque por largo tiempo había estado deseando verlo porque había oído muchas cosas sobre Él, y estaba esperando ver un milagro hecho por Él.

9. Y él lo interrogó con muchas palabras; pero Él no le respondió nada.

10. Todo el tiempo, los sacerdotes jefes y los escribas permanecieron acusándolo vehementemente.

11. Entonces Herodes y sus soldados Lo trataron con desprecio; y después de burlarse, él puso una túnica esplendida sobre Él y lo envió de regreso a Pilato.

12. Y en ese mismo día, Pilato y Herodes llegaron a ser amigos el uno al otro, porque antes había enemistad entre ellos.

13. Y cuando Pilato había llamado juntamente a los sacerdotes jefes y a los gobernadores y al pueblo,

14. Les dijo, “Ustedes me trajeron este hombre como uno quien estaba alejando al pueblo; y he aquí, lo he examinado en su presencia y no he encontrado nada culpable en este hombre concerniente a la acusación la cual ustedes traen contra Él;

15. Ni siquiera Herodes; porque los envié a él, y observen, nada merecedor de muerte fue hecho por Él.

16. Por tanto, después de que lo castigue, lo liberaré.”

17. Ahora, de necesidad, él tenía que liberarles uno en la fiesta.

18. Pero todos ellos gritaron de una, diciendo, “Fuera con este hombre, y libéranos a Barrabás.”

19. Él era aquel quien había sido echado en prisión a cuenta de hacer una cierta insurrección en la ciudad, y de cometer asesinato.

20. Por tanto, Pilato volvió a llamarlos, deseando liberar a Jesús.

21. Pero ellos siguieron gritando, diciendo, “¡Crucifícalo, Crucifícalo!”

22. Y una tercera vez les dijo, “¿Pero qué mal cometió este hombre? Yo no he encontrado ninguna causa digna de muerte en Él. Por tanto, después de castigarlo, lo liberaré.”

23. Pero ellos instaban con fuertes voces, pidiendo que Él fuera crucificado. Y sus voces, y aquellas de los sacerdotes jefes, prevalecieron.

24. Entonces Pilato decretó que su petición fuera concedida.

25. Y les liberó a aquel por quién habían pedido, quien a cuenta de insurrección y asesinato había sido echado en prisión, pero entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

26. Y mientras lo llevaban lejos, echaron mano de un cierto cireneo llamado Simón, quien estaba viniendo de un campo; y pusieron la cruz (1) sobre él, para que pudiera cargarla detrás de Jesús.

27. Y estaba siguiéndolo una gran multitud de personas con muchas mujeres, quienes estaban también llorándolo y lamentándolo.

28. Pero Jesús se volvió a ellas y dijo, “Hijas de Jerusalén, no lloren por Mí, sino lloren por ustedes mismas y por sus hijos.

29. Porque he aquí, los días vienen en los cuales dirán, ‘Benditas son las estériles, y los vientres que no dieron a luz, y los pechos que no amamantaron.’

30. Entonces ellos comenzarán a decir a las montañas, ‘Caigan sobre nosotros’; y a las colinas, ‘Cúbrannos.’

31. Porque si ellos hacen estas cosas en el árbol verde, ¿que tendrá lugar en el seco?”

32. Y otros dos que eran malhechores fueron también llevados con Él para ser condenados a muerte.

33. Y cuando llegaron al lugar llamado Lugar de una Calavera, allí lo crucificaron y a los malhechores, uno a la derecha y uno a la izquierda.

34. Entonces Jesús dijo, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que están haciendo.” Y mientras dividían Sus vestidos, echaron suertes.

35. Ahora, la gente permaneció cerca observando, y los gobernadores entre ellos estaban también ridiculizándolo, diciendo, “Salvó a otros; sálvese a Sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios.”

36. Y los soldados también se burlaban de Él, acercándose y ofreciéndole vinagre,

37. Y diciendo, “Si eres el Rey de los judíos, sálvate a Ti mismo.”

38. Y hubo también una inscripción sobre Él escrita en griego y latín y hebreo: “Este es el Rey de los judíos.”

39. Entonces uno de los malhechores que estaba colgando allí lo criticó, diciendo, “Si eres el Cristo, sálvate a Ti mismo y a nosotros.”

40. Pero el otro respondió y lo reprendió, diciendo, “¿Ni siquiera temes a Dios, tú que estas bajo la misma condenación?

41. Y nosotros ciertamente justamente, porque estamos recibiendo el pago debido por lo que hicimos; pero éste hombre no hizo nada malo.”

42. Luego él le dijo a Jesús, “Recuérdame, Señor, cuando vengas en Tu reino.”

43. Y Jesús le dijo, “Verdaderamente, hoy Te digo, estarás Conmigo en el paraíso.”

44. Ahora, era como la hora sexta, y oscuridad vino sobre toda la tierra hasta la hora novena.

45. Y el sol fue oscurecido, y el velo del templo fue dividido por la mitad.

46. Y tras gritar con fuerte voz, Jesús dijo, “Padre, en Tus manos encomiendo Mi espíritu.” Y cuando Él había dicho estas cosas, expiró.

47. Ahora, después de ver las cosas que tuvieron lugar, el centurión glorificó a Dios, diciendo, “Verdaderamente, este hombre era justo.”

48. Y toda la gente quienes se habían reunido para esta vista, tras ver las cosas que tuvieron lugar, regresaron golpeando sus pechos.

49. Pero todos aquellos quienes lo conocían se apartaron a una distancia observando estas cosas, también las mujeres quienes lo habían acompañado desde Galilea.

50. Y he aquí, vino un hombre llamado José, un miembro del consejo, un hombre bueno y justo,

51. (Él no consintió con el consejo y su acto) de Arimatea, una ciudad de los judíos, y quien también él mismo estaba esperando el reino de Dios. 

52. Él, después de ir a Pilato, rogó por el cuerpo de Jesús.

53. Y después de bajarlo, lo envolvió en tela de lino y lo puso en una tumba tallada en una roca, en la cual nadie había sido puesto jamás.

54. Ahora, era un día de preparación, y un Sábado (2) anual estaba llegando.

55. Y las mujeres también, quienes habían venido con Él de Galilea, siguieron y vieron la tumba, y como fue puesto Su cuerpo.

56. Y regresaron a la ciudad, y prepararon especias y ornamentos, y luego descansaron en el Sábado semanal de acuerdo al mandamiento.

 

(1) Griego stauros significa la viga transversal de la cruz

 

(2) Este Sábado no era el 7mo día de la semana. Este Sábado fue el primer día de la Fiesta de Panes sin Levadura—un día santo que cayó un Martes (Vea Apéndice J y Apéndice S)

 

Volver a Lucas
  Mateo

  Marcos

  Lucas

  Juan

  Hechos

  Santiago

  I Pedro

  II Pedro

  I Juan

  II Juan

  III Juan

  Judas

  Romanos

  I Corintios

  II Corintios

  Gálatas

  Efesios

  Filipenses

  Colosenses

  I Tesalonicenses

  II Tesalonicenses

  Hebreos

  I Timoteo

  II Timoteo

  Tito

  Filemón

  Apocalipsis

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados