Génesis

  Éxodo

  Levítico

  Números

  Deuteronomio

  Josué

  Jueces

  I Samuel

  II Samuel

  I Reyes

  II Reyes

  Isaías

  Jeremías

  Ezequiel

  Oseas

  Joel

  Amós

  Abdías

  Jonás

  Miqueas

  Nahúm

  Habacuc

  Sofonías

  Hageo

  Zacarías

  Malaquías

  Salmos

  Proverbios

  Job

  Cantos de Salomón

  Rut

  Lamentaciones

  Eclesiastés

  Ester

  Daniel

  Esdras

  Nehemías

  I Crónicas

  II Crónicas

Volver a Hechos


Hechos 20

1. Cuando el tumulto terminó, Pablo llamó a los discípulos a él y los abrazó; luego se fue para ir a Macedonia.

2. Y después de pasar por esas partes y de exhortarlos con mucho hablar, él vino a Grecia.

3. Ahora, después de haber estado ahí por tres meses, él iba a zarpar a Siria. Pero cuando supo que los judíos estaban al acecho por él, decidió volver por Macedonia.

4. Y éstos lo acompañaron tan lejos como Asia: Sópater, un bereano; y de los tesalonicenses, Aristarco y Segundo; y de Derbe, Gayo y Timoteo; y de Asia; Tíquico y Trófimo.

5. Estos fueron adelante y nos esperaron en Troas.

6. Pero zarpamos de Filipo después de los días de Pan sin Levadura; y en cinco días vinimos a ellos a Troas, donde permanecimos por siete días.

7. Ahora, en el primer día de las semanas (1), cuando los discípulos se habían reunido para partir el pan, Pablo les predicó; y porque iba a partir en la mañana, continuó hablando hasta la media noche.

8. Y habían muchas lámparas en el cuarto de arriba donde ellos estaban reunidos.

9. Y en la ventana se sentó un cierto joven llamado Eutico, quien fue vencido por un sueño profundo después de que Pablo había estado hablando por un largo tiempo; y él cayó desde el tercer piso, y fue levantado muerto.

10. Pero Pablo bajó y se acostó sobre él, y lo abrazó, y dijo, “No estén ansiosos, porque su vida está en él.”

11. Y después de haber subido de nuevo, y haber partido pan y comido, y hablado por un largo tiempo, incluso hasta el amanecer, así, él partió.

12. Y ellos entraron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

13. Luego continuamos hacia la nave y zarpamos hacía Asos, con la intensión de recoger allí a Pablo; porque así lo había él determinado, ya que él mismo iba a pie.

14. Y después de reunirse con nosotros en Asos y recogerlo, llegamos a Mitilene;

15. Y de allí zarpamos, y al siguiente día llegamos enfrente de Quío; y al siguiente día llegamos a Samos; y después de quedarnos en Trogilio, al siguiente día vinimos a Mileto;

16. Porque Pablo había decidido zarpar por Éfeso, porque no quería gastar tiempo en Asia; porque se apresuraba para estar en Jerusalén en el día de Pentecostés, si fuera posible.

17. Ahora, desde Mileto, él envió a Éfeso y llamó a los ancianos de la iglesia.

18. Y cuando ellos habían venido a él, les dijo, ‘Ustedes saben cómo, desde el primer día que vine a Asia, y todo el tiempo que estuve con ustedes,

19. Serví al Señor con toda humildad y con muchas lágrimas y tentaciones, las cuales vinieron sobre mí a través de las conspiraciones de los judíos;

20. Y cómo no retuve nada que fuera provechoso, sino les prediqué, y les enseñé públicamente y de casa en casa,

21. Sinceramente testificando, a los judíos y a los griegos, arrepentimiento hacia Dios y fe hacia nuestro Señor Jesucristo.

22. Y ahora he aquí, estoy atado en el espíritu, y voy a Jerusalén, no sabiendo las cosas que me pasarán allí;

23. Excepto que el Espíritu Santo testifica completamente en toda ciudad, diciendo que cautiverios y tribulaciones me esperan.

24. Pero yo mismo no tomo ninguna de estas cosas en cuenta, ni mantengo mi vida estimada para mí mismo, para poder terminar mi camino con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para testificar completamente el evangelio de la gracia de Dios.

25. Y ahora he aquí, sé que todos ustedes, entre quienes he andado proclamando el reino de Dios, no verán más mi cara;

26. Por eso les testifico en este día que soy puro de la sangre de todos,

27. Porque no me he retenido de predicarles todo el consejo de Dios.

28. Por tanto presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el Espíritu Santo los ha hecho supervisores, para alimentar a la iglesia de Dios, la cual Él compró con Su propia sangre.

29. Porque se esto: que tras mí partida lobos crueles entrarán entre ustedes, no escatimando el rebaño;

30. Y de entre sus mismos propios hombres se levantarán hablando cosas perversas para apartar discípulos tras ellos mismos.

31. Vigilen, por tanto, recordando que por tres años no cesé de amonestar a cada uno noche y día con lágrimas.

32. Y ahora los encomiendo, hermanos, a Dios y a la Palabra de Su gracia, la cual es capaz de edificarlos y darles una herencia entre todos aquellos que son santificados.

33. No he codiciado plata u oro o ropas de nadie.

34. Más bien, ustedes mismos saben que estas manos ministraron para mis necesidades y para aquellos que estaban conmigo.

35. En todas las cosas, les he mostrado que están obligados a trabajar así para apoyar a aquellos que son débiles, recordando las palabras que el Señor Jesús Mismo dijo: ‘Es más bendecido dar que recibir.’ ”

36. Y después de decir estas cosas, él se arrodilló con todos ellos y oraron.

37. Entonces hubo mucho llanto de todos; y ellos abrazaron a Pablo y lo besaron fervientemente,

38. Estando angustiados más que todo por su dicho de que ellos no verían más su cara. Después lo acompañaron a la nave.

 

(1) Esta traducción literal de las palabras griegas µια σαββατων o µια των σαββατων muestra que el día el cual seguía al Sábado semanal era el primer día del conteo de siete semanas a Pentecostés, identificándolo así como el Día de la Gavilla Mecida (Levítico 23:10-11, 15-16). La ascensión de Jesucristo en ese día cumplió la ofrenda de la gavilla mecida para todo tiempo.

 

Volver a Hechos
  Mateo

  Marcos

  Lucas

  Juan

  Hechos

  Santiago

  I Pedro

  II Pedro

  I Juan

  II Juan

  III Juan

  Judas

  Romanos

  I Corintios

  II Corintios

  Gálatas

  Efesios

  Filipenses

  Colosenses

  I Tesalonicenses

  II Tesalonicenses

  Hebreos

  I Timoteo

  II Timoteo

  Tito

  Filemón

  Apocalipsis

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados