Génesis

  Éxodo

  Levítico

  Números

  Deuteronomio

  Josué

  Jueces

  I Samuel

  II Samuel

  I Reyes

  II Reyes

  Isaías

  Jeremías

  Ezequiel

  Oseas

  Joel

  Amós

  Abdías

  Jonás

  Miqueas

  Nahúm

  Habacuc

  Sofonías

  Hageo

  Zacarías

  Malaquías

  Salmos

  Proverbios

  Job

  Cantos de Salomón

  Rut

  Lamentaciones

  Eclesiastés

  Ester

  Daniel

  Esdras

  Nehemías

  I Crónicas

  II Crónicas

Volver a Hechos


Hechos 19

1. Ahora, sucedió que mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo viajó a través de las partes más altas y vino a Éfeso; y cuando encontró ciertos discípulos,

2. Él les dijo, “¿Recibieron el Espíritu Santo después que creyeron?” Y ellos le dijeron, “Ni siquiera hemos oído que hay un Espíritu Santo.”

3. Entonces él les dijo, “¿En qué, entonces, fueron bautizados?” Y ellos dijeron, “En el bautismo de Juan.”

4. Y Pablo dijo, “Juan verdaderamente bautizó con un bautismo hacia arrepentimiento, diciéndole a la gente que ellos debían creer en Quien estaba viniendo tras él—es decir, en Jesús, el Cristo.”

5. Y después de oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

6. Ahora, cuando Pablo colocó sus manos sobre ellos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y hablaron en otros idiomas y profetizaron.

7. Y todos los hombres eran alrededor de doce.

8. Luego él entró en la sinagoga y habló valientemente por tres meses, razonando y persuadiendo las cosas concernientes al reino de Dios.

9. Pero cuando algunos fueron endurecidos y rechazaron creer, hablando mal del camino delante de la multitud, él se apartó de ellos y separó a los discípulos; y disputaba estas cosas diariamente en la escuela de un cierto Tiranno.

10. Y esto tuvo lugar por dos años, de modo que todos aquellos que habitaban en Asia escucharon el mensaje del Señor Jesús, ambos judíos y griegos.

11. Y Dios obraba obras especiales de poder por las manos de Pablo,

12. De modo que incluso cuando pañuelos o paños eran traídos de su cuerpo a aquellos que estaban enfermos, las enfermedades salían de ellos y los espíritus inmundos salían de ellos.

13. Entonces ciertos judíos vagabundos, exorcistas, tomaron sobre sí mismos pronunciar el nombre del Señor Jesús sobre aquellos que tenían espíritus malos, diciendo, “Les adjuramos por Jesús, a quien proclama Pablo.”

14. Ahora, habían ciertos hombres, siete hijos de un judío llamado Esceva, un sumo sacerdote, quienes estaban haciendo esto.

15. Pero el espíritu malo respondió y dijo, “A Jesús conozco, y de Pablo tengo conocimiento; pero ustedes, ¿quién son?”

16. Y el hombre en quien estaba el espíritu malo los atacó, los venció y prevaleció contra ellos, así que escaparon de esa casa desnudos y heridos.

17. Ahora, esto llegó a ser conocido a todo el mundo habitando en Éfeso, ambos judíos y griegos; y temor calló sobre todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era magnificado.

18. Entonces muchos de aquellos que creyeron vinieron a confesar y declarar sus hechos.

19. Y muchos de aquellos que practicaban las artes ocultas trajeron sus libros y los quemaron delante de todos; y calcularon el costo de ellos y lo encontraron ser de cincuenta mil piezas de plata.

20. Y así se propagaba y prevalecía poderosamente la Palabra del Señor.

21. Ahora, cuando todas estas cosas habían tenido lugar, Pablo determinó en su espíritu que cuando hubiera pasado por Macedonia y Acaya, debía ir a Jerusalén, diciendo, “Después de ir allá, debo también ver a Roma.”

22. Y cuando había enviado a Macedonia a dos de aquellos que le ministraban, Timoteo y Erasto, él permaneció en Asia un tiempo.

23. Y en ese tiempo sucedió que había un tumulto no pequeño por el camino.

24. Porque había un cierto hombre llamado Demetrio, un platero que hacía templos de plata para Diana, los cuales le traían a los artífices ganancia no pequeña.

25. Después de reunirse los obreros que trabajaban en tales cosas, él dijo, “Hombres, ustedes saben que de este arte ganamos nuestra riqueza;

26. Y ven y oyen que no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, este Pablo ha persuadido a grandes multitudes para volverse, diciendo que no son dioses lo que es hecho por manos.

27. Ahora, no solamente está en peligro de llegar a tener mala fama nuestro negocio, sino también el templo de la gran diosa Diana, a quien toda Asia y el mundo adora, está en peligro de ser considerado como nada, y su majestad también está a punto de ser destruida.”

28. Y después de oír esto, ellos se llenaron de ira; y gritaron, diciendo, “¡Grande es Diana de los efesios!”

29. Y toda la ciudad se llenó de confusión; y ellos agarraron a Gayo y Aristarco, macedonios y compañeros de viaje de Pablo, y se apresuraron unánimes al teatro.

30. Ahora, Pablo estuvo determinado a ir a la gente, pero los discípulos lo previnieron.

31. Y algunos de los jefes de Asia, quienes eran también sus amigos, enviaron a él, urgiéndole no arriesgarse a entrar en el teatro.

32. Ahora, algunos estaban gritando una cosa y algunos otra; porque la asamblea estaba confundida, y la mayoría de ellos no sabía por qué razón se habían reunido.

33. Entonces seleccionaron a Alexander de entre la multitud, los judíos empujándolo hacia el frente; y Alexander hizo una seña con su mano, deseando hacer una defensa al pueblo.

34. Pero cuando ellos reconocieron que él era un judío, hubo un grito unificado de todos por más o menos dos horas mientras ellos gritaban, “¡Grande es Diana de los efesios!”

35. Ahora, después de que el registrador había calmado a la multitud, dijo, “Hombres de Éfeso, ¿Qué hombre hay quien no conozca que los habitantes de la ciudad de Éfeso son cuidadores del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen que cayó de Júpiter?

36. Ya que estas cosas son innegables, es imperativo que ustedes se calmen y no hagan nada aturdidamente.

37. Porque ustedes trajeron a estos hombres a la fuerza, quienes no son ladrones de templos ni blasfemadores de su diosa.

38. Por una parte, si Demetrio y los artífices con él tienen un asunto en contra de alguien, las cortes están abiertas, y hay procónsules: que ellos se acusen unos a otros.

39. Pero por otra parte, si ustedes tienen preguntas acerca de cualquier otro asunto, serán resueltas en una asamblea legítima.

40. Y más aún, estamos en peligro de ser acusados de insurrección por causa de este día, ya que no hay ni una razón que podamos dar para justificar esta reunión.”

41. Y después de decir estas cosas, él despachó la asamblea.

 

Volver a Hechos
  Mateo

  Marcos

  Lucas

  Juan

  Hechos

  Santiago

  I Pedro

  II Pedro

  I Juan

  II Juan

  III Juan

  Judas

  Romanos

  I Corintios

  II Corintios

  Gálatas

  Efesios

  Filipenses

  Colosenses

  I Tesalonicenses

  II Tesalonicenses

  Hebreos

  I Timoteo

  II Timoteo

  Tito

  Filemón

  Apocalipsis

© 2023 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados