Génesis

  Éxodo

  Levítico

  Números

  Deuteronomio

  Josué

  Jueces

  I Samuel

  II Samuel

  I Reyes

  II Reyes

  Isaías

  Jeremías

  Ezequiel

  Oseas

  Joel

  Amós

  Abdías

  Jonás

  Miqueas

  Nahúm

  Habacuc

  Sofonías

  Hageo

  Zacarías

  Malaquías

  Salmos

  Proverbios

  Job

  Cantos de Salomón

  Rut

  Lamentaciones

  Eclesiastés

  Ester

  Daniel

  Esdras

  Nehemías

  I Crónicas

  II Crónicas

Volver a I Pedro


I Pedro 4

1. Consecuentemente, dado que Cristo ha sufrido por nosotros en la carne, ármense a sí mismos también con la misma mente porque aquel que ha sufrido en la carne ha dejado de vivir en pecado

2. Para este fin: que no viva más su tiempo restante en la carne para las lujurias de los hombres, sino para la voluntad de Dios.

3. Porque el tiempo pasado de nuestras vidas es suficiente para haber hecho la voluntad de los gentiles, cuando nosotros mismos caminábamos en libertinaje y lujuria, y éramos corrompidos con vino, parrandas, bebidas e idolatrías desenfrenadas.

4. Viendo esta diferencia en su comportamiento, están asombrados que ustedes no corren con ellos en las mismas corrupciones desbordantes, y los insultan.

5. Pero ellos rendirán cuenta a Aquel Quien está listo para juzgar a los vivos y a los muertos.

6. Y para este propósito el evangelio fue predicado a aquellos quienes han muerto, de manera que, aunque en la carne ellos puedan en efecto haber sido juzgados de acuerdo a los estándares de hombres, por otro lado, ellos puedan vivir de acuerdo la voluntad de Dios en el Espíritu.

7. Ahora el fin de todas las cosas se ha acercado. Por tanto, sean serios de mente y estén vigilantes en oraciones;

8. Pero sobre todo, tengan amor ferviente entre ustedes mismos porque el amor cubrirá una multitud de pecados.

9. Sean hospitalarios unos con otros sin quejarse.

10. Cada uno, de acuerdo a como ha recibido un regalo de Dios, esté usándolo para servir a los demás como buenos administradores de la gracia de Dios, la cual se manifiesta a sí misma de distintas maneras.

11. Si alguno habla, sean como las palabras de Dios; si alguno sirve, sea como de la fuerza la cual Dios suministra; para que en todo Dios pueda ser glorificado a través de Jesucristo, a Quien es la gloria y el poder en las eras de la eternidad. Amén.

12. Amados, no estén sorprendidos en la prueba feroz entre ustedes la cual está teniendo lugar para probarlos, como si alguna cosa extraña estuviera pasándoles.

13. Pero al grado en que ustedes tienen una parte en los sufrimientos de Cristo, alégrense; para que, en la revelación de Su gloria, ustedes puedan también alegrarse excesivamente.

14. Si son insultados por el nombre de Cristo, son benditos porque el Espíritu de gloria y el Espíritu de Dios está descansando sobre ustedes; por parte de ellos Él es blasfemado, pero por parte suya Él es glorificado.

15. Ciertamente, ninguno de ustedes sufra como un asesino, o un ladrón, o un malhechor, o como un señoreador entrometido en las vidas de otras personas.

16. Aun así si cualquiera está sufriendo como cristiano, no debería estar avergonzado; sino glorifique a Dios por causa de esto,

17. Porque el tiempo ha venido para comenzar el juicio con la familia de Dios; y si primero comienza con nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen el evangelio de Dios?

18. Y si los justos son salvos con mucha dificultad, ¿que llegará a ser del impío y el pecador?

19. Por esta razón también, aquellos que sufran de acuerdo a la voluntad de Dios comprometan sus almas a Él en hacer el bien, como para un Creador fiel.

 

Volver a I Pedro
  Mateo

  Marcos

  Lucas

  Juan

  Hechos

  Santiago

  I Pedro

  II Pedro

  I Juan

  II Juan

  III Juan

  Judas

  Romanos

  I Corintios

  II Corintios

  Gálatas

  Efesios

  Filipenses

  Colosenses

  I Tesalonicenses

  II Tesalonicenses

  Hebreos

  I Timoteo

  II Timoteo

  Tito

  Filemón

  Apocalipsis

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados