Génesis

  Éxodo

  Levítico

  Números

  Deuteronomio

  Josué

  Jueces

  I Samuel

  II Samuel

  I Reyes

  II Reyes

  Isaías

  Jeremías

  Ezequiel

  Oseas

  Joel

  Amós

  Abdías

  Jonás

  Miqueas

  Nahúm

  Habacuc

  Sofonías

  Hageo

  Zacarías

  Malaquías

  Salmos

  Proverbios

  Job

  Cantos de Salomón

  Rut

  Lamentaciones

  Eclesiastés

  Ester

  Daniel

  Esdras

  Nehemías

  I Crónicas

  II Crónicas

Volver a I Juan


I Juan 4

1. Amados, no le crean a todo espíritu, sino prueben los espíritus, si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.

2. Por esta prueba ustedes pueden conocer el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiese que Jesucristo ha venido en la carne es de Dios.

3. Y todo espíritu que no confiese que Jesucristo ha venido en la carne no es de Dios. Y este es el espíritu de anticristo, el cual oyeron que iba a venir, e incluso ahora ya está en el mundo.

4. Ustedes son de Dios, hijitos, y los han vencido porque más grande es Quien está en ustedes que aquel que está en el mundo.

5. Ellos son del mundo; por esto, hablan del mundo, y el mundo los escucha.

6. Nosotros somos de Dios; aquel que conoce a Dios nos escucha; aquel que no es de Dios no nos escucha. Por este medio conocemos el Espíritu de la verdad y el espíritu de engaño.

7. Amados, deberíamos amarnos unos a otros porque el amor es de Dios; y todo el que ama ha sido engendrado por Dios, y conoce a Dios.

8. Aquel que no ama no conoce a Dios porque Dios es amor.

9. En esta manera el amor de Dios fue manifestado hacia nosotros: que Dios envió Su único Hijo engendrado al mundo, para que pudiéramos vivir a través de Él.

10. En este acto está el amor—no que nosotros amamos a Dios; sino, que Él nos amó y envió a Su Hijo para ser la propiciación por nuestros pecados.

11. Amados, si Dios nos amó tanto, nosotros también estamos obligados a amarnos unos a otros.

12. Nadie ha visto a Dios en ningún momento. Aun así, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros, y Su propio amor es perfeccionado en nosotros.

13. Por este estándar sabemos que estamos viviendo en Él, y Él está viviendo en nosotros: por Su propio Espíritu, el cual nos ha dado.

14. Y hemos visto por nosotros mismos y dado testimonio que el Padre envió al Hijo como el Salvador del mundo.

15. Quienquiera que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios vive en él, y él en Dios.

16. Y hemos conocido y hemos creído el amor que Dios tiene hacia nosotros. Dios es amor, y aquel que vive en amor está viviendo en Dios, y Dios en él.

17. Por esta relación espiritual, el amor de Dios es perfeccionado dentro de nosotros, para que podamos tener confianza en el día de juicio porque incluso como Él es, así también somos nosotros en este mundo.

18. No hay temor en el amor de Dios; sino, el amor perfecto echa fuera el temor porque el temor tiene tormento. Y aquel que teme no ha sido perfeccionado en el amor de Dios.

19. Nosotros lo amamos porque Él nos amó primero.

20. Si cualquiera dice, “Yo amo a Dios,” y odia a su hermano, es un mentiroso. Porque si no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo es capaz de amar a Dios a Quien no ha visto?

21. Y este es el mandamiento que tenemos de Él: que aquel que ame a Dios debería también amar a su hermano.

 

Volver a I Juan
  Mateo

  Marcos

  Lucas

  Juan

  Hechos

  Santiago

  I Pedro

  II Pedro

  I Juan

  II Juan

  III Juan

  Judas

  Romanos

  I Corintios

  II Corintios

  Gálatas

  Efesios

  Filipenses

  Colosenses

  I Tesalonicenses

  II Tesalonicenses

  Hebreos

  I Timoteo

  II Timoteo

  Tito

  Filemón

  Apocalipsis

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados