Génesis

  Éxodo

  Levítico

  Números

  Deuteronomio

  Josué

  Jueces

  I Samuel

  II Samuel

  I Reyes

  II Reyes

  Isaías

  Jeremías

  Ezequiel

  Oseas

  Joel

  Amós

  Abdías

  Jonás

  Miqueas

  Nahúm

  Habacuc

  Sofonías

  Hageo

  Zacarías

  Malaquías

  Salmos

  Proverbios

  Job

  Cantos de Salomón

  Rut

  Lamentaciones

  Eclesiastés

  Ester

  Daniel

  Esdras

  Nehemías

  I Crónicas

  II Crónicas

Volver a Tito


Tito 2

1. Pero en cuanto a ti, habla las cosas que corresponden con sana doctrina.

2. Enseña a los hombres más viejos a ser moderados, de mente seria, respetables, sanos en la fe, en amor, y en paciencia;

3. En igual forma, enseña a las mujeres más viejas a ser en su comportamiento como es adecuado para mujeres piadosas, no calumniadoras, y no esclavizadas a mucho vino, sino profesoras de eso que es correcto;

4. Que puedan enseñar a las mujeres jóvenes a amar a sus esposos y amar a sus hijos;

5. A ser modestas, castas, guardadoras del hogar; a ser buenas y a someterse ellas mismas a sus propios esposos, para que la Palabra de Dios no pueda ser blasfemada.

6. En la misma forma, exhorta a los hombres más jóvenes a ser prudentes.

7. En todas las cosas coloca tú mismo un ejemplo de buenas obras; en doctrina incorrupto, de mente seria, y sincero;

8. Usa conversación sana que no pueda ser condenada, para que aquel que se te oponga pueda ser avergonzado, no teniendo nada malo que decir sobre ti.

9. Amonesta a los esclavos a someterse a sus propios maestros, ser bien agradables en todo, no respondiendo en retorno;

10. No tomando indebidamente nada, sino mostrando toda buena fidelidad; para que puedan dar crédito a la doctrina de nuestro Salvador Dios en todo.

11. Porque la gracia de Dios, la cual trae salvación a todos los hombres, ha aparecido;

12. Enseñándonos que, habiendo negado la impiedad y las lujurias mundanas, deberíamos vivir moderadamente y justamente y piadosamente en este mundo presente,

13. Buscando la esperanza bendita y la aparición de la gloria de nuestro Salvador y gran Dios, Jesucristo;

14. Quien se entregó a Sí mismo por nosotros, para poder redimirnos de toda ilegalidad, y poder purificar para Sí mismo un pueblo único, celoso de buenas obras.

15. Habla estas cosas, y exhorta, y reprende con toda autoridad. No dejes que nadie te desprecie.

 

Volver a Tito
  Mateo

  Marcos

  Lucas

  Juan

  Hechos

  Santiago

  I Pedro

  II Pedro

  I Juan

  II Juan

  III Juan

  Judas

  Romanos

  I Corintios

  II Corintios

  Gálatas

  Efesios

  Filipenses

  Colosenses

  I Tesalonicenses

  II Tesalonicenses

  Hebreos

  I Timoteo

  II Timoteo

  Tito

  Filemón

  Apocalipsis

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados