APENDICE M
(Tomado de la sección de comentarios
y apéndices a “La Santa Biblia en Su orden original—Una versión fiel con
comentario”, segunda edición.)
____________________________________
Creencias y Doctrinas
de la Iglesia del Nuevo Testamento
Por
Fred
R. Coulter
www.iglesiadedioscristianaybiblica.org
Prefacio
La Iglesia
Apostólica del Nuevo Testamento, también conocida como la Iglesia de Dios
Primitiva, creyó y practicó las verdaderas enseñanzas de Jesucristo y Sus
apóstoles escogidos como están reveladas en la Santa Biblia − el Antiguo
y Nuevo Testamento. La Iglesia de Dios del Nuevo Testamento nunca ha dejado de
existir, aunque siempre ha sido un "pequeño rebaño" disperso,
despreciado y odiado por el mundo y sus grandes organizaciones religiosas. El
Nuevo Testamento registra muchas de las persecuciones que sufrieron los
verdaderos creyentes de Jesucristo durante el tiempo de los apóstoles en las
manos de los incrédulos judíos y romanos. Mas tarde, después de la muerte del
apóstol Juan en el 100 d.C, una gran falsa iglesia Cristiana apóstata se
levantó − 100 d.C-325 d.C. Esta continuó persiguiendo los hermanos de la
verdadera Iglesia de Dios. Comenzando en el tiempo del Emperador romano
Constantino, bajo las órdenes del emperador y los líderes de la iglesia apóstata
− sus obispos y papas − el gobierno civil del imperio romano
persiguió, mató y condujo a los verdaderos cristianos más allá de los límites
del Imperio. Las historias escritas acerca de hermanos dispersos de la
verdadera Iglesia de Dios preservada por los historiadores católicos y ortodoxos,
se refieren a ellos como herejes, porque ellos constantemente rechazaron la
autoridad eclesiástica usurpada de la iglesia romana y rehusaron creer o
aceptar sus falsas enseñanzas y doctrinas paganas. En vez de esto, ellos
siempre se rindieron a la autoridad de Dios el Padre, Jesucristo y la Palabra
de Dios, creyendo y practicando las verdaderas doctrinas y enseñanzas de la
Biblia. Las siguientes declaraciones doctrinales son las verdaderas enseñanzas
y doctrinas bíblicas de la verdadera Iglesia de Dios del Antiguo y Nuevo
Testamento, las cuales son las mismas enseñanzas y doctrinas escriturales que
los apóstoles de Jesucristo enseñaron a la Iglesia de Dios primitiva y
escribieron en el Nuevo Testamento. Hoy, la Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica
deriva todas sus enseñanzas y doctrinas de la Escrituras como lo hizo la
Iglesia de Dios Primitiva del Nuevo Testamento. Estas declaraciones están
diseñadas para dar un breve resumen de cada creencia doctrinal y no pretenden
ser un exhaustivo tratado. Las referencias Escriturales que siguen cada
declaración no son un listado completo de las muchas Escrituras que soportan
estas doctrinas.
Creencias y Doctrinas de
la Iglesia del Nuevo Testamento
Las verdaderas enseñanzas y doctrinas de Jesucristo
y Sus apóstoles como están reveladas en la Santa
Biblia
La
Naturaleza de Dios
La Familia
Dios
Dios - La palabra
en Hebreo es Elohim, un sustantivo plural que inherentemente significa
más de uno - es una Familia santa de Seres inteligentes compuestos de espíritu.
La Familia Dios es eterna y todopoderosa. La Familia Dios es perfecta en amor,
propósito y carácter. La Familia Dios es la Dadora de la Ley, Creadora y
Sostenedora de toda sustancia y vida, y mantiene y controla todo el universo. Las
escrituras revelan que la Familia Dios creó a la humanidad “conforme a Su
imagen y conforme a Su semejanza”. Por tanto, Dios es la realidad de la
"imagen y semejanza" del cual el hombre fue creado. La Familia Dios
consiste actualmente de Dios el Padre y Dios el Hijo. Estos dos miembros de la
Familia Dios tienen la misma forma, o "imagen y semejanza", la cual
le han dado a los seres humanos, aunque están compuestos de espíritu. Uno de
Sus propósitos es incrementar la Familia Dios. De acuerdo a este plan y
propósito, Ellos compartirán Su existencia espiritual eterna y Su vasta
creación con aquellos seres humanos quienes serán nacidos de nuevo por la
resurrección de los muertos dentro de la Familia Dios, heredando Su magnifico
amor, gloria y poder como hijos e hijas de Dios por toda la eternidad.
Referencias
Escriturales:
Génesis 1:26
|
Efesios
3:9-21
|
1 Juan 4:8
|
Daniel 7:9-10
|
Efesios
1:3-5,9-10
|
Apocalipsis
1:14-16
|
Colosenses
1:12-27
|
Juan 4:24
|
Salmos 19:1-7
|
Salmos 8:1-6
|
Isaías
40:12-28; 57-15
|
Romanos 1:20
|
Dios el
Padre
Dios el Padre es
el Ser Espiritual divino, glorioso y supremo Quien es el Legislador Soberano
del universo. Dios el Padre realiza Su voluntad a través del poder de Su
Espíritu Santo. Dios el Padre, Quien tiene todo el poder y toda autoridad, es
amor. El tiene carácter Santo, perfecto y es lleno de gracia y misericordia.
Dios el Padre es más grande que Su Hijo Jesucristo pero comparte todo lo que
tiene con El. Dios el Padre envió a Su Hijo Jesucristo, para revelar Su amor y
gracia y Su magnifico Plan para toda la humanidad. Dios el Padre llama
directamente a cada individuo a la salvación, otorga arrepentimiento, y
engendra con el Espíritu Santo, para que el individuo llegue a ser un hijo de
Dios el Padre. Dios el Padre personalmente ama a cada uno que El llama y esta
directamente envuelto en la vida de cada individuo, continuamente impartiendo
Su amor, gracia, misericordia y bendiciones para que el o ella puedan
desarrollar Su carácter justo, amoroso y perfecto. El personalmente escucha y
responde las oraciones de todos Sus hijos engendrados.
Referencias
Escriturales:
I Juan
4:8,16
|
Juan 6:44
|
Juan 8:16-18
|
Juan
1:1-2,17-18
|
Juan 14:28
|
Efesios
3:14-19
|
Juan 16:27
|
Hebreos
1:1-2, 2:3-9
|
Efesios
4:4-6
|
Mateo 11:27
|
I Corintios
15:24-28
|
Apocalipsis
21:22
|
Dios el Hijo,
Jesucristo de Nazaret
Antes de Su
nacimiento humano, el Elohim de la Familia Dios Quien llegó a ser el
Hijo, eternamente existió con el Elohim de la Familia Dios Quien llegó a
ser el Padre. Todas las cosas fueron creadas por Dios el Padre a través de Dios
el Hijo. El Hijo es revelado en el Antiguo Testamento como el Señor Dios Dador
de la Ley y en el Nuevo Testamento como La Palabra de Dios. Para llegar a ser
el Salvador de toda la humanidad, voluntariamente se despojó a sí mismo de Su
posición en la Familia Dios, renunciando a Su majestad, gloria y poder para
convertirse en un ser humano de carne y hueso, nacido de la virgen María, y
engendrado de Dios el Padre, Quien indicó que fuese llamado Jesús. Su nombre
completo en el Nuevo Pacto es Jesucristo de Nazaret. Como ser humano teniendo
carne humana pecaminosa, estuvo sujeto a las mismas tentaciones de todo ser
humano, pero nunca pecó. Como el perfecto Cordero de Dios, se entregó a si
mismo para ser el sacrificio único y especial de Dios el Padre a través de la
crucifixión como expiación por los pecados de toda la humanidad. Después de
estar muerto en la tumba por 3 días y 3 noches, resucitó a vida eterna a través
del poder de Dios el Padre, llegando a ser el Primogénito de entre los muertos.
Nuevamente fue investido de toda la naturaleza divina y el poder de la Familia
Dios. Subió al cielo para sentarse a la mano derecha de Dios el Padre como Sumo
Sacerdote de la humanidad, abogado e intercesor y cabeza de Su Iglesia. Jesucristo
regresará a la tierra en el poder y gloria de Su Padre para establecer el reino
y gobierno de Dios en la tierra. Como Rey de Reyes y Señor de Señores, El
regirá la tierra por siempre con Sus hermanos y hermanas, los hijos de Dios el
Padre. (Ver La Salvación, La naturaleza de la humanidad y Las Resurrecciones).
Referencias
Escriturales
Juan 1:1-3
|
Filipenses
2:6-11
|
Efesios
1:6-23
|
Hebreos
2:9-14
|
Hebreos
4:14-16
|
Hebreos 5:7-9
|
Romanos
8:3,29
|
Apocalipsis
1:5, 13-16
|
Apocalipsis
5:9-10
|
Romanos 5:8
|
Juan 3:16
|
Juan 17:1-26
|
1 Juan 2:1-2
|
Apocalipsis
13:8
|
Colosenses
1:14-20
|
La
Naturaleza de la Humanidad
El Elohim de
la Familia Dios Quien después llego a ser Jesucristo personalmente creó a Adán
y Eva con sus propias manos. Él los hizo a la imagen y semejanza de Dios, o Elohim,
pero un poco menor que Dios. Los seres humanos son hechos de carne y sangre y
no tienen inmortalidad inherente. (Ver Salvación) Sin embargo, en la creación
Dios le dio al cerebro humano un espíritu llamado el “espíritu del hombre”.
Esta dimensión espiritual en el cerebro humano imparte poder de razonamiento e
intelecto y le da a los seres humanos la capacidad de pensar, hablar, aprender,
escribir, planear, idear, construir, controlar, enseñar, adorar, crear
carácter, y, experimentar cada emoción. Dios hizo al hombre y la mujer con la
capacidad de expresar amor íntimo y personal por el otro como esposo y esposa,
y por medio de esta unión física, procrear hijos según su especie, formando
familias, clanes, tribus y naciones. Adán y Eva fueron creados sin pecado pero
con una naturaleza que estaba sujeta a tentación Dios les dio libertad de
escoger entre obediencia y vida, o desobediencia y muerte. Después que ellos
pecaron por comer del árbol del conocimiento del bien y el mal, Dios los sentenció
a sufrir el dolor y el lamento de vivir con una naturaleza pecadora y
finalmente cosechar la pena de muerte. Esta pena de muerte fue pasada a toda la
humanidad por la herencia física de la naturaleza humana pecadora. La
naturaleza humana es inherentemente y naturalmente hostil a Dios y no esta
sujeta a las leyes y mandamientos de El. Desde el nacimiento, la naturaleza
humana es una mezcla de bien y mal. Cuando una persona muere, los pensamientos
conscientes terminan. El cuerpo regresa al polvo de la tierra, y el espíritu
del hombre regresa a Dios. Solamente por medio de la gracia de Dios el Padre y
el plan misericordioso de salvación a través de Jesucristo es posible para una
persona ser rescatada y salvada de su naturaleza pecaminosa de muerte. El último
propósito de Dios para cada ser humano es la completa reconciliación con Dios
el Padre por medio de Jesucristo para formar parte de la Familia de Dios como
un hijo o hija literal Suyo, compartiendo la misma existencia eterna como Dios.
(Vea las siguientes secciones: El Espíritu Santo, La Salvación y Las
Resurrecciones)
Referencias
Escriturales
Génesis
1:26-27
|
Salmos 8:3-6
|
Zacarías 12:1
|
Génesis
2:7-25, 3:1-19
|
1 Corintios
2:11
|
Ezequiel
18:4,20
|
Marcos
7:21-22
|
Romanos 8:7-8
|
Hebreos 9:27
|
Eclesiastés
3:19-21
|
1 Corintios
15:21-22,44-56
|
Apocalipsis
21:7
|
1 Juan 3:1-3
|
Filipenses
3:21
|
|
El amor de Dios
El amor de
Dios hacia nosotros
El amor de Dios es
revelado en que la Familia Dios creó la humanidad a Su imagen y semejanza y le dio
dominio sobre toda la tierra, la cual Ellos generosamente habían creado para el
hombre. El profundo amor espiritual de Dios el Padre es totalmente manifestado
a la humanidad por medio de Su Plan como es revelado en el Nuevo Testamento en
la vida, muerte y resurrección de Su Hijo Jesucristo. En Su amor supremo, Dios
el Padre le ofrece a cada ser humano la oportunidad de nacer dentro de la
Familia Dios a través de la resurrección de la muerte llegando a ser un hijo
literal de Dios el Padre, con la misma forma y composición espiritual como Dios
el Padre y Dios el Hijo. La reconciliación y el amor de Dios ahora esta siendo
extendida a aquellos a quien El está llamando y será extendida a toda la
humanidad de acuerdo a Su Plan. El amor de Dios el Padre es manifestado hacia
aquellos a quienes El ha llamado ahora por Su gracia y misericordia otorgada
diariamente a través de Jesucristo, Su continua intervención y bendiciones, y
el cuidado con el cual El los corrige.
Referencias
Escriturales
Deuteronomio
4:37
|
Juan 3:16
|
Romanos 5:7-8
|
1 Juan 3:1
|
Salmos 145:8
|
1 Juan
4:8-10,16
|
Hebreos 12:6
|
Juan 16:27;
14:21
|
Efesios
2:4-10
|
Nuestro amor
hacia Dios
Nosotros amamos a
Dios porque Él nos amó primero. Nuestro amor hacia Dios es el resultado del
llamamiento de Dios el Padre por medio del poder del Espíritu Santo, el cual
abre nuestra mente para entender la grandeza y la bondad del amor de Dios y lo
corrupto de nuestra propia naturaleza. Dios el Padre nos dirige a un genuino
arrepentimiento y aceptación del sacrificio y la sangre de Jesucristo para el
perdón de nuestros pecados. Nosotros manifestamos nuestro arrepentimiento y
nuestra fe en Jesucristo siendo bautizados en agua, simbólicamente sepultando
el viejo yo en la muerte de Jesucristo y levantándose a caminar en una vida
nueva. A través de la imposición de manos, el don del Espíritu Santo nos es
dado como un engendramiento espiritual de Dios el Padre, impartiendo el amor de
Dios en nuestros corazones. La capacidad para amar verdaderamente a Dios viene
a través de Su Espíritu dentro de nosotros. Nosotros tenemos que amar a Dios el
Padre y a Jesucristo con todo nuestro corazón, toda nuestra mente, toda nuestra
alma, todas nuestras fuerzas y todo nuestro ser. Jesús dijo que cualquiera que
no ame a Dios mas que a los otros no es merecedor de Él. Nuestro amor y
completa devoción a Dios el Padre y a Jesucristo son manifestados por la
voluntad de vivir por cada Palabra de Dios y guardar todos Sus mandamientos.
Referencias
Escriturales
1 Juan
4:16-19; 5:2-3
|
Mateo
22:37-38
|
Efesios 5:1-2
|
Romanos 5:5
|
1 Juan 2:5,15
|
2 Juan 6
|
Juan 14:15-24
|
Gálatas 5:22
|
Salmos 97:10
|
Deuteronomio
6:5
|
Deuteronomio
13:3
|
Mateo
10:37-38
|
Nuestro amor
hacia los hermanos
Los cristianos han
de tener un amor especial el uno hacia el otro porque Dios el Padre y
Jesucristo han individualmente llamado y personalmente amado a cada uno. Como
hijos engendrados de Dios, con el Espíritu Santo derramado en sus corazones,
todos los verdaderos cristianos comparten un compañerismo especial con Dios el
Padre y Jesucristo. Este compañerismo es el fundamento del nuevo mandamiento
que Jesús dio a Sus discípulos para “amarse unos a otros como Yo los he amado.”
Este verdadero amor cristiano es una señal por la cual la gente puede reconocer
a los seguidores de Jesucristo.
Referencias Escriturales
Juan 13:34-35
|
Juan 15:9-10
|
1 Juan
3:16-17
|
1 Juan
2:6-11; 5:1-2
|
1 Juan
4:19-21
|
2 Juan 4-6
|
La
Santa Biblia
La Santa Biblia es
la Palabra de Dios. Dios inspiró directamente a Sus siervos escogidos por el
poder de Su Santo Espíritu para registrar las Escrituras para toda la
humanidad. La Santa Biblia consiste del Antiguo y Nuevo Testamento. El Antiguo
Testamento fue escrito en el lenguaje Hebreo y preservado por los Masoretas,
los Levitas quienes fueron nombrados por Esdras como los guardianes oficiales
del Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento fue escrito y preservado en el
lenguaje Griego Koiné por los apóstoles originales de Jesucristo. El
apóstol Juan completó el Nuevo Testamento justo antes de su muerte, escribiendo
el libro de Apocalipsis como el libro final de la Biblia. Dios ha preservado el
texto del Nuevo Testamento a través de la iglesia griego parlante. Llamado el
texto bizantino, este era el texto oficial de la iglesia Griego
parlante, después de los días de los apóstoles, desde el 312 al 1453 d.C. Este
texto también conocido como el texto Stephens de 1550, fue usado para
traducir el Nuevo Testamento al inglés para la versión KJV en 1611.
La Santa Biblia
contiene información vital espiritual revelada por Dios, la cual el hombre no puede
descubrir por si mismo. También registra el esquema esencial de la historia
desde le comienzo de la creación hasta Abraham, desde Abraham hasta el
nacimiento de Jesucristo, y desde el nacimiento de Jesucristo hasta el final de
la era apostólica en el 100 d.C aproximadamente. El libro de Apocalipsis revela
eventos mayores profetizados que tomaran lugar desde el final de la era
apostólica hasta la venida de Jesucristo y el establecimiento del reino de Dios
en la tierra.
La Biblia es el
fundamento del verdadero conocimiento, impartiendo el entendimiento de la
salvación por medio de Jesucristo y mostrando a la humanidad cómo vivir el
camino de vida de Dios en la letra y el espíritu de Su ley. El verdadero
cristianismo se fundamenta en la Palabra de Dios y se aplica al cristiano
individual y a la Iglesia.
Referencias Escriturales
2 Timoteo
3:16-17
|
2 Pedro
1:20-21
|
Deuteronomio
8:3
|
Salmos
111:7-10
|
Salmos 119
|
Salmos 12:6;
19:7-9
|
Proverbios
30:5
|
Mateo 1:1-17;
4:4
|
Gálatas
1:8-12
|
Efesios
2:19-20
|
Lucas 4:4
|
Apocalipsis
1:1-3; 22:18-19
|
Juan 6:63
|
2 Timoteo
1:9-14
|
1 Corintios
14:37
|
Leyes
y Mandamientos de Dios
La Naturaleza de las Leyes de
Dios
Las leyes y
mandamientos de Dios revelados en el Antiguo y el Nuevo Testamento son un
conjunto de principios santos y perfectos basados en el amor de Dios. Las leyes
y mandamientos de Dios están diseñados para enseñar al hombre cómo amar y
adorar a Dios, y cómo amar a su prójimo. Dios ha hecho conocer Sus leyes y
mandamientos al mundo desde el comienzo y requiere que toda la humanidad los
guarde. Las leyes y mandamientos de Dios definen qué es pecado y donde no hay
ley no hay pecado. Nadie podría ser contado como un pecador, o estar bajo
pecado si Dios no hubiera requerido a todas las personas del mundo, guardar Sus
leyes y mandamientos. La Escrituras muestran que Dios juzga a todas las
naciones de acuerdo a su obediencia o desobediencia a Sus leyes, trayendo
bendiciones para la obediencia y maldiciones para la desobediencia o pecado.
Por el pecado y la maldad en el tiempo de Noé, Dios destruyó el mundo con el
Diluvio. Los hombres de Sodoma y Gomorra fueron destruidos porque ellos eran
pecadores delante Dios. Los Ninivitas fueron una nación gentil que no estaba en
pacto con Dios, pero Dios les advirtió a través de Su profeta Jonás de Su
inminente juicio por sus pecados. Los habitantes de la tierra de Canaán fueron
expulsados por sus pecados religiosos y sexuales. El pueblo de Israel, nación
escogida de Dios, también pecó gravemente contra Dios y fueron enviados a
cautividad. A través del pecado y desobediencia a las leyes y mandamientos de
Dios, el mundo es culpable delante de Él. Generación tras generación se ha
rendido a la maldad de la naturaleza humana y ha fallado totalmente de cumplir
aun los mínimos requerimientos de la letra de la ley.
Mientras que Dios
ha requerido siempre que la humanidad guarde Sus leyes y mandamientos en la
letra de la ley, El desea que cada ser humano aprenda a adorarle en el espíritu
de la ley. El propósito espiritual de las leyes de Dios es que cada persona
aprenda a amar a Dios con todo su corazón, mente, alma, ser y fuerza; y a amar
a su prójimo como a sí mismo. Las Escrituras revelan que la obediencia a las
leyes de Dios en el espíritu es una condición para recibir la vida eterna. Sólo
a través del regalo del Espíritu Santo es posible esta obediencia. A través del
poder del Espíritu Santo, cada cristiano puede tener las leyes y mandamientos
de Dios escritas en su corazón y mente y puede aprender a caminar diariamente
en la obediencia espiritual que Dios desea. Las leyes y mandamientos de Dios no
son contrarios a la gracia y fe sino que son verdaderamente establecidos por la
fe.
Referencias
Escriturales
Génesis
3:11-13; 4:7-11
|
Génesis
6:5-13; 15:16
|
Levíticos
18:5
|
Jeremías
18:7-10
|
Ezequiel
20:11, 13,21
|
Proverbios
4:4
|
Deuteronomio
28:1-13
|
Deuteronomio
4:1-13; 6:1-4
|
Gálatas 3:11
|
Romanos 10:5
|
Romanos
3:9-22; 4:13-16
|
Salmos 119
|
Mateo
22:36-40
|
Salmos 19:1-7
|
Salmos 111:10
|
Juan 14:15-24
|
Romanos
2:11-13
|
1 Juan 2:4-6
|
Mateo 4:4
|
Apocalipsis
14:12
|
1 Juan 3:4
|
Mateo 5:17-20
|
1 Juan 5:2-3
|
2 Timoteo
3:16
|
Hebreos
8:10-12; 10:16-22
|
Apocalipsis 12:17;
22:14
|
Isaías 42:21
|
Los Diez
Mandamientos
Los Diez
Mandamientos hablados por Dios a Israel, son el fundamento de todas las leyes
de Dios. Ellos han estado en efecto desde el principio de la humanidad, más de
3,000 años antes de su pronunciación en el monte Sinaí. Su forma escrita es la
totalidad de las leyes espirituales las cuales funcionan en todo tiempo, aunque
la persona las conozca o no. La obediencia a estos mandamientos trae
bendiciones, y la desobediencia trae maldiciones. Los Diez Mandamientos nos
enseñan como expresar el amor hacia Dios y hacia nuestro semejante. Los
mandamientos tienen que ser obedecidos como una condición para recibir la vida
eterna.
Referencias
Escriturales
Éxodo 20:1-17
|
Deuteronomio
5:6-21
|
Deuteronomio
30:15-20
|
Mateo
19:16-22
|
Romanos
7:7-14
|
Mateo
22:36-40
|
1 Juan
3:22-24
|
Romanos
13:8-10
|
2 Juan 6-10
|
El Día de
Reposo Semanal
El día de Reposo
semanal, conocido como Sábado hoy, es el séptimo día de la semana. En el
principio, el día de Reposo fue hecho por Dios. El bendijo y santificó el
séptimo día en la creación como un día especial para descanso y compañerismo
con El. El día de Reposo es un memorial de la creación y fue hecho para toda la
humanidad. Este fue el día ordenado de adoración semanal durante 3,000 años
antes que los Diez Mandamientos fueran dados a Israel. El Cuarto mandamiento es
un recordatorio para observar y guardar santo el día de Reposo.
Como el Señor Dios
del Antiguo Testamento, Jesucristo creó el día de Reposo descansando en el
mismísimo primer séptimo día y lo bendijo y santificó. En el Nuevo Testamento,
Jesucristo proclamó que Él es Señor del día sábado. Durante Su ministerio en la
tierra, Jesús reafirmó la santidad del día de Reposo y enseñó como observarlo
correctamente. Jesucristo mismo mostró con Su ejemplo que es correcto hacer en
el día de Reposo, además de descansar de una labor física y negocios seculares.
Los apóstoles de Jesucristo y la iglesia primitiva del Nuevo Testamento
observaban el sábado y enseñaron a los Cristianos Gentiles que lo guardaran.
Guardar el Reposo
del séptimo día es una señal especial del pacto entre Dios y Su pueblo. Dios
manda que éste sea observado desde el ocaso del viernes al ocaso del sábado.
Durante este tiempo sagrado, los cristianos están obligados a descansar de sus
labores y congregarse para adorar a Dios y recibir instrucción de Su Palabra.
Guardar el Reposo del séptimo día es esencial para la salvación y para la
verdadera comunión con Dios el Padre y Jesucristo.
Referencias
Escriturales
Génesis 2:1-3
|
Marcos
2:27-28
|
Éxodo 20:8-10
|
Éxodo
31:13-17
|
Isaías
58:13-14
|
Isaías 56:1-7
|
Isaías 66:23
|
Ezequiel
20:12,20
|
Levíticos
23:1-3
|
Lucas 4:4
|
Hechos13:42-44
|
Hechos 17:2
|
Hechos18:4,11
|
Hechos
19:8-10
|
Hebreos
4:4-10
|
Las Fiestas
anuales y Días Santos
Las Escrituras
enseñan que hay siete fiestas anuales y días santos las cuáles fueron ordenadas
por Dios para que sean observados como convocaciones especiales. Estas fiestas
y días santos representan el plan de salvación de Dios para la humanidad. La
observancia de estas convocaciones santas es una señal entre Dios y Su pueblo.
Las fiestas anuales de Dios y los días santos fueron observados por Su pueblo
durante los tiempos del Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento, el
ministerio completo de Jesucristo estuvo centrado alrededor del significado
espiritual de estos días santos. La iglesia apostólica del Nuevo Testamento
observaba fielmente estas fiestas anuales y días santos. La Escrituras revelan
que ellas serán observadas por toda la humanidad después de la venida de
Jesucristo.
Los días santos
son días de Reposo anuales que pueden caer en cualquier día de la semana (menos
Pentecostés, que siempre cae en domingo). Cuando un día santo cae en un día de
Reposo semanal, la observancia especial del día santo anual toma precedencia.
Las fiestas y días santos de Dios son guardados de ocaso a ocaso, conforme al
calendario hebreo calculado y preservado por los Judíos Levitas. Las siete
fiestas anuales y días santos son los siguientes:
Fiesta o Día Santo
|
Fecha
ordenada de observancia bíblica
|
1) La Pascua
|
El día 14 del primer mes*
|
2) Panes sin levadura (7 días)
|
Del 15 al 21 del primer mes (El día 15 y 21 son días santos)
|
3) Pentecostés
|
Contado anualmente**
|
4) Trompetas
|
Primer día del séptimo mes
|
5) Expiación
|
El día 10 del séptimo mes
|
6) Tabernáculos (7 días)
|
Días 15 hasta el 21 del séptimo mes (El 15 es un día santo)
|
7) El último gran día
|
Día 22 de séptimo mes (día santo)
|
* No es un día
santo
** 50 días son
contados, empezando con el primer día de la semana durante la Fiesta de Panes
Sin Levadura. La fiesta siempre es observada en el día 50, y siempre cae en el
primer día de la semana.
Referencias Escriturales
Levíticos 23
|
Éxodo
23:14-17; 31:13
|
Éxodo 12:1-20
|
Juan 7:37
|
Mateo
26:17-18
|
1 Corintios
5:7-8
|
Hechos 2:1
|
Hechos 18:21
|
Hechos 20:16
|
1
Corintios16:8
|
Zacarías
14:16-19
|
Isaías 66:23
|
El Pecado
El pecado es la
transgresión de las leyes santas y mandamientos de Dios, ya sea en la letra o
en el espíritu de la ley. Por tanto, el pecado es ilegalidad o anti-ley. El
pecado también es la corrupción de la conciencia de una persona. Cuando una
persona sabe hacer el bien y no lo hace, esto es pecado. La pena final por el
pecado es la muerte eterna. Con un arrepentimiento profundo y sincero hacia
Dios, los pecados de uno serán perdonados por fe en la sangre y sacrificio de
Jesucristo por el pago de aquellos pecados a través de la misericordia de Dios
el Padre. El único pecado imperdonable es la transgresión persistente,
consciente y voluntaria de los mandamientos y leyes de Dios. Este pecado no
puede ser perdonado porque es rechazo voluntario de la salvación de Dios,
rechazo voluntario y blasfemia contra el Espíritu Santo de Dios el Padre, y
desprecio del sacrificio de Jesucristo como algo impío. La blasfemia contra el
Espíritu Santo es el pecado de condenar las obras de Dios el Padre, logradas a
través del poder de Su Santo Espíritu, y atribuir tales obras a Satanás el
diablo. Cuando una persona ha cometido el pecado imperdonable, su consciencia
es cauterizada con un hierro caliente, y es imposible ser redargüido por el
Espíritu Santo y ser llevado a arrepentimiento. El juicio de Dios para el
pecado imperdonable es la segunda muerte, o muerte eterna, de la cual no hay
resurrección.
Referencias
Escriturales
1 Juan 3:4
|
Romanos
7:12-14
|
1 Juan 1:5;
2:2
|
Hechos 2:38
|
Efesios 1:7
|
Efesios
2:1-10
|
1 Juan 5:17
|
Santiago
2:10-11; 4:12
|
Gálatas
5:19-21
|
Romanos 6:23
|
Romanos 14:23
|
Hechos 3:19
|
Mateo
12:31-32
|
Hebreos 6:4-6
|
Gálatas 1:8-9
|
Hebreos
10:26-27
|
Apocalipsis
20:14-15
|
Apocalipsis
21:8
|
El Espíritu Santo
El Espíritu Santo
no es una persona o un tercer miembro de una tal Trinidad. Es el poder por el
cual Dios el Padre y Dios el Hijo cumplen Su voluntad. La impregnación del
Espíritu Santo de Dios el Padre como un engendramiento espiritual es otorgado
libremente a cada creyente que se arrepiente de los pecados, se bautiza por
inmersión y se le imponen las manos. Este engendramiento del Espíritu Santo es
la ganancia y seguridad de la promesa de la vida eterna a través de Jesucristo.
Es el poder de Dios el cual hace a cada hijo engendrado por El, un participe de
la naturaleza divina e imparte la habilidad para desarrollar el amor de Dios.
Los frutos del Espíritu Santo son: amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad,
bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. El Espíritu Santo imparte a cada
individuo el poder para vivir conforme a la voluntad de Dios y vencer las
tentaciones de la naturaleza humana, del mundo, y de Satanás. Conforme el
creyente engendrado espiritualmente busque servir y obedecer a Dios el Padre y
a Jesucristo, el Espíritu Santo lo dirige a toda la Verdad que está contenida
en la Palabra de Dios y que es esencial para la salvación.
Referencial
Escriturales
Génesis 1:2
|
Hechos 2:38
|
Juan 14:16,
26
|
Romanos
8:9-14
|
1 Corintios
2:9-10
|
Hechos
8:15-17; 19:6
|
Gálatas
5:22-23
|
2
Timoteo1:6-7
|
Efesios
1:13-14
|
2 Corintios
1:21-22
|
Isaías 55:1-3
|
Juan 7:37-39
|
1 Juan 3:9-11
|
1 Juan 4:4-8
|
2 Pedro1:1-11
|
La
Gracia de Dios
La gracia es un
don gratuito e inmerecido de parte de Dios el Padre por medio de Jesucristo. La
gracia de Dios es la máxima expresión del amor de Dios el Padre y Su
misericordia. La gracia es más que el perdón de los pecados. Estar bajo la
gracia significa estar recibiendo continuamente el amor divino de Dios, Su
favor, bendición, cuidado, ayuda, buena voluntad, beneficios, dones y bondad.
Dios el Padre es la fuente de donde viene la gracia hacía el creyente. El ÚNICO
MEDIO por el cuál la gracia es otorgada al creyente es por medio del
nacimiento, vida, crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo, como el
perfecto sacrificio de Dios el Padre. El creyente entra en la gracia de Dios
por medio de la fe en el sacrificio de Jesucristo para el perdón de sus
pecados. Dios el Padre otorga Su gracia a cada creyente cuando se arrepiente de
sus pecados y es bautizado por inmersión, lo cual es la manifestación externa
del arrepentimiento. Por medio de la gracia, los pecados del creyente son perdonados
y la justicia de Jesucristo le es imputada.
La gracia de Dios
establece una nueva relación espiritual entre el creyente y Dios el Padre y
Jesucristo. A través del don inmerecido y no ganado de la gracia, el creyente
no es solamente escogido, llamado, perdonado y aceptado por Dios el Padre a
través de Su amado Hijo sino que también es engendrado con el Espíritu Santo,
haciéndolo un hijo de Dios y un heredero de la vida eterna. Desde este punto,
el creyente engendrado espiritualmente comienza una nueva vida bajo gracia. La
gracia no otorga licencia para practicar el pecado ignorando o rechazando los
mandamientos de Dios. Solamente aquellos que guardan Sus mandamientos pueden
permanecer en Su amor y bajo Su gracia. Cada creyente que recibe la gracia de
Dios tiene una obligación personal con Dios el Padre y Jesucristo de abandonar
sus antiguos pensamientos y prácticas pecaminosas y vivir una nueva vida,
creciendo diariamente en la gracia y conocimiento de Jesucristo. Para cada
creyente que vive bajo la gracia, Jesucristo actúa como Redentor, Sumo
Sacerdote y Abogado. Si el creyente comete pecado, Él intercede delante del
Padre para obtener Su misericordia y gracia. La gracia de Dios, la cual viene a
través de Jesucristo, guarda al creyente arrepentido en un continuo estado de
inocencia y pureza.
Referencias
Escriturales
Efesios
2:4-10, 4:7
|
1 Juan 3:6-8
|
Romanos
5:1-11; 15-18
|
Romanos
3:22-25; 2:4
|
Gálatas 2:20
|
Romanos
4:1-13
|
Salmos
103:2-4
|
Gálatas 1:15
|
Gálatas 5:1-4
|
Isaías 55:6-7
|
Judas 4, 21
|
Génesis 6:8
|
2 Timoteo 1:9
|
1 Corintios
15:10
|
Romanos
11:5-6
|
Efesios 1:3-9
|
Efesios
3:1-21
|
1 Pedro 5:10
|
El
Arrepentimiento
El arrepentimiento
es remordimiento completo y dolor por los pecados personales, los cuales son
las transgresiones de las leyes y mandamientos de Dios. El arrepentimiento es
el primer paso en la reconciliación con Dios el Padre y Jesucristo. El
verdadero arrepentimiento empieza cuando Dios el Padre abre la mente de una
persona para que entienda que es un pecador contra Dios el Padre, y que sus
propios pecados tuvieron parte en la crucifixión de Jesucristo. La gracia de
Dios el Padre dirige a cada pecador al arrepentimiento. El arrepentimiento
mueve al pecador a confesar sus pecados a Dios el Padre y a pedir perdón y
remisión por esos pecados por medio de la sangre de Jesucristo. El
arrepentimiento verdadero, profundo y piadoso produce un cambio profundo en la
mente y actitud de una persona, llamado conversión, el cuál resultará en el
deseo continuo de vivir por cada Palabra de Dios. La persona verdaderamente
arrepentida dejará sus pensamientos malos y prácticas impías y buscará someter
su vida a la voluntad de Dios como es revelada en la Santa Biblia y como es
dirigido por el Espíritu Santo. El arrepentimiento y confesión de los pecados
es un proceso progresivo en el crecimiento espiritual hacia la perfección en
Jesucristo.
Referencias
Escriturales
Romanos 2:4
|
Hechos
2:37-38
|
Lucas 24: 47
|
2 Corintios
5:17
|
Romanos 8:5-9
|
2 Corintios
7:9-11
|
Hechos 3:19
|
Jeremías
17:5-9
|
Marcos 1:15
|
Lucas 13:3,5
|
2 Timoteo
2:25
|
Salmos 51
|
Hechos 11:18
|
1 Juan 1:6,
2:2
|
Juan 6:44-45
|
El
Bautismo en Agua
Con un genuino y
piadoso arrepentimiento y aceptación de Jesucristo como Salvador personal, el
creyente debe ser bautizado por inmersión completa en agua para el perdón de
sus pecados. El bautismo en agua simboliza la muerte y entierro de cada
creyente arrepentido - una unión espiritual en la muerte de Jesucristo. Por
medio de esta muerte bautismal, el creyente llega a ser participe de la
crucifixión y muerte de Jesucristo, y Su sangre es aplicada como pago completo
por sus pecados. Subir del agua simboliza estar unido en la resurrección de
Jesucristo. Cuando el creyente sale del sepulcro de agua, se levanta en novedad
de vida. Para poder ser una nueva persona, cada creyente bautizado debe ser
engendrado con el Espíritu Santo a través de la imposición de manos. El
creyente es entonces dirigido por el Espíritu Santo para caminar en obediencia
amorosa a Dios el Padre y fe en Jesucristo.
Referencias
Escriturales
Hechos 2:38
|
Mateo 3:13-16
|
Mateo
28:19-20
|
Colosenses
2:12
|
Hechos
8:12-17
|
Romanos
6:3-13
|
La
Justificación
La justificación
es dada gratuitamente al creyente que se ha arrepentido y que es llamado por
Dios el Padre por medio del sacrificio de Jesucristo. La justificación toma
lugar cuando los pecados del creyente son removidos por la sangre de Jesucristo
y es puesto en una relación correcta con Dios el Padre. Para recibir el don de
justificación, una persona debe arrepentirse a Dios el Padre, creer en el
sacrificio y sangre de Jesucristo para la remisión de los pecados, y ser
bautizado por inmersión. El creyente entonces es limpiado del pecado y está sin
condenación, poniéndolo en una relación correcta con Dios el Padre. Este estado
de justificación es llamado el “don de justicia” porque Dios el Padre
gratuitamente le imputa al creyente la justicia de Jesucristo.
Referencias
Escriturales
Romanos 2: 13
|
Romanos
4:5-8, 24-25
|
Romanos
5:1-10, 17-21
|
Romanos 3:
24-31
|
1 Corintios
6: 11
|
Romanos 8:
28-30
|
La
Justicia
La Justicia
de la Ley
Dios es ambos
Creador y Legislador. Cuando Dios hizo la humanidad, estableció también leyes
justas que gobiernan la relación del hombre con Él y con su prójimo. Las leyes
de Dios definen una línea clara entre las acciones que son buenas y justas a
los ojos de Él como opuestas a los actos que son malignos y pecaminosos. Sin las
leyes de Dios no habría pecado. Las Escrituras declaran que "donde no hay
ley no hay pecado... porque por la ley es el conocimiento del pecado". Los
registros bíblicos de los pecados de Adán y Eva, y de las naciones que
descendieron de ellos, evidencian que las leyes de Dios han sido obligatorias
para la humanidad desde el principio.
En los tiempos del
Antiguo Testamento, un hombre o una mujer que guardaba los mandamientos de
Dios, cumpliendo con los requisitos en la letra de la ley, era considerado
justo delante de Dios. Este tipo de justicia, el cual era ganado por hacer las
obras de la ley, trajo muchas bendiciones físicas y materiales de Dios - salud
y prosperidad, liberación de los enemigos, paz y larga vida. Cuando Dios pactó
con Israel, Él proclamó por medio de Moisés que aquellos que guardaran Sus
leyes y mandamientos “vivirán en ellos” porque ellos serían salvados del
castigo y maldiciones que fueran asignadas a los que las romperían - incluyendo
muerte por pena capital.
Aunque la justicia
de la ley resultó en muchas bendiciones para los obedientes, cumpliendo la
letra de la ley no pudo ganarles salvación eterna. La promesa de salvación y vida
eterna es el don gratuito e inmerecido de Dios y es ofrecido solamente por la
justicia de fe. La justicia requerida de la letra de la ley era una
"maestra" o tutora para señalar el pecado y debilidad de la
naturaleza humana y definir la necesidad de una justicia mayor - la justicia de
fe.
Referencias
Escriturales
Génesis
3:11-13; 4:7-11
|
Génesis
6:5-13; 15:16
|
Levíticos
18:5
|
Jeremías18:7-10
|
Ezequiel
20:11,13,21
|
Proverbios
4:4
|
Deuteronomio
28:1-13
|
Deuteronomio
4:1-13; 6:1-4
|
Gálatas 3:11
|
Romanos 10:5
|
Romanos
3:9-22; 4:13-16
|
Romanos
2:11-13
|
La Justicia
de Fe
La justicia de
fe es el regalo de justicia que el creyente recibe por medio de la abundancia
de la gracia del Padre. Es llamada “la justicia de fe” porque solamente por
medio de la fe en Jesucristo es posible participar de Su justicia. Cuando un
creyente es justificado por fe en Jesucristo y recibe el don del Espíritu Santo
como un engendramiento de Dios el Padre, El le da al creyente la mismísima
justicia de Jesucristo para que “la gracia reine a través de la justicia en
vida eterna, a través de Jesucristo.” Esta justicia imputada es el regalo de
Dios por medio de la fe en Jesucristo y no puede ser ganada por hacer las obras
de la ley. La justicia de Jesucristo, la cuál es atribuida al creyente por Dios
el Padre, excede por mucho la justicia requerida por la letra de la ley. En Su
justicia perfecta, Jesucristo no solamente observó la letra de la ley sino que
también cumplió cada uno de los mandamientos de Su Padre en el completo
espíritu de la ley. Su obediencia espiritual fue tan perfecta, pura y sincera
que siempre hizo aquellas cosas que agradaban a Dios el Padre. Esta justicia
perfecta fue realizada por medio del poder del Espíritu Santo, el cual Él
recibió sin medida del Padre.
Con Su ejemplo
personal y enseñanzas, Jesús magnificó las leyes y mandamientos de Dios y
reveló enteramente su intención y significado. Él mostró que el espíritu de la
ley no anula la letra de la ley sino que requiere una obediencia espiritual más
completa. Esta obediencia espiritual está mas allá de la capacidad de la mente
natural y voluntad humana y solamente puede ser cumplida a través de
Jesucristo. Las Escrituras revelan que cuando un creyente es engendrado por el
Espíritu Santo de Dios el Padre, empieza a recibir la misma mente de Cristo.
Con la mente de Cristo, el creyente es fortalecido para vivir por cada Palabra
de Dios en el completo espíritu de la ley, no solamente en la letra. Con
“Cristo en ustedes, la esperanza de gloria”, el creyente empieza a tener las
leyes y mandamientos de Dios escritos en su mente. Así las leyes y mandamientos
de Dios están establecidos con su completo significado espiritual verdadero por
medio de la gracia y el don de justicia de fe. Este regalo de justicia
espiritual que Dios le otorga al creyente le da el poder de traer el fruto del
Espíritu para la vida eterna. A través de la justicia de fe, el creyente está
verdaderamente cumpliendo la Escritura, “Los justos vivirán por fe.”
Referencias
Escriturales
Romanos
4:3-8, 13-24
|
Romanos 5:
17-21
|
Romanos 3:
20-31
|
Romanos
6:1-19
|
Gálatas 2:
20-21
|
Gálatas
5:16,18,22-25
|
Colosenses 1:
27-28
|
Romanos 7:6
|
Hebreos 8:10
|
Hebreos 10:16
|
Filipenses
2:5,13
|
|
La
Santificación
La santificación
es el hecho de separar a alguien o algo para un propósito y uso santo. Los
cristianos están en un estado continuo de santificación después del
arrepentimiento, bautismo por inmersión, y el recibimiento del Espíritu Santo
como engendramiento de Dios el Padre. En las Escrituras, los cristianos son
referidos como santos, significando aquellos que han sido hechos santos por la
santificación de Dios el Padre.
Referencias
Escriturales
1 Corintios
1:2
|
Efesios 5:
25-27
|
2
Tesalonicenses 2:13-14
|
1 Corintios
6:11
|
Éxodo 31:13;
40:9-13
|
Levíticos
21:1,8
|
Efesios 1:
3-4
|
Jeremías 1:5
|
Juan 17:15-19
|
El
bautismo del Espíritu
El bautismo del
Espíritu es el acto de recibir el Espíritu Santo como un engendramiento de Dios
el Padre. Este engendramiento espiritual es otorgado a cada creyente por medio
de la imposición de manos después del bautismo por inmersión en agua. Después
de recibir el don del Espíritu Santo, el creyente se convierte en hijo
engendrado de Dios el Padre. El bautismo del Espíritu Santo pone al creyente
dentro de la iglesia espiritual de Dios, el Cuerpo de Jesucristo, del cual
todos los hijos engendrados de Dios son miembros.
Referencias
Escriturales
Mateo 3:11
|
Hechos 2:38
|
Hechos 8:15
|
Hechos 19:6
|
1 Corintios
2:12
|
Romanos
8:9-16
|
1 Pedro 1:3
|
1 Juan 3:
9,24
|
|
La
Fe
La Fe es el
conocimiento y creencia activa en la existencia y poder del Dios Viviente y Su
único Hijo engendrado Jesucristo. La fe es un don de Dios y un fruto del
Espíritu Santo. Por medio del regalo del Espíritu Santo como un engendramiento
de Dios el Padre, a los verdaderos cristianos les es otorgada la presencia y
la misma fe de Jesucristo. Esta fe es la sustancia espiritual real del Espíritu
Santo de Dios, la cual le da al creyente la seguridad y confianza de que lo que
Dios ha prometido, El lo hará. Los frutos de justicia en la vida del creyente
manifestaran continuamente la verdadera fe de Jesucristo que es dada por Dios a
cada creyente. La fe es hecha perfecta a través de hacer las buenas obras que
Dios el Padre ha mandado por medio de Jesucristo. Esta fe activa y viviente es
absolutamente esencial para la salvación a través de la gracia. Sin buenas
obras, la fe está muerta. Sin fe, las buenas obras no tienen ningún valor a la
vista de Dios. Buenas obras solamente no pueden traer salvación y vida eterna.
Mientras la verdadera fe producirá buenas obras en la vida del creyente, estas
obras buenas no le ganan la salvación. Las buenas obras que son hechas por
medio de la fe no son la causa sino el resultado del regalo de Dios de
salvación al creyente.
Referencias
Escriturales
Hebreos 11:1-6
|
Gálatas 5:22
|
Gálatas 2:20;
3:1-14
|
Efesios
2:4-10
|
Romanos
4:20-21
|
Santiago
2:14-22
|
1 Pedro 1:1-9
|
Romanos 1:17
|
Filipenses
1:6; 3:3-19
|
1 Corintios
13:2
|
Tito 1:16
|
Apocalipsis
14:12
|
Lucas 7:50
|
Mateo 8:1-13
|
Santiago
5:14-15
|
La
Salvación
La salvación es el
regalo de Dios el Padre por Su gracia y es dado al creyente por medio de la fe
en Jesucristo. La salvación no puede ser ganada por obras de ley, porque hay
condiciones que tienen que ser cumplidas para recibir el don de salvación. Dios
requiere que uno se arrepienta de pecar, lo cual es la transgresión de sus
leyes y mandamientos, y creer en Su Hijo Jesucristo, Cuya sangre pagó la
penalidad por los pecados de toda la humanidad. Jesucristo, el Hijo de Dios, es
el Autor y Consumador de la salvación eterna para todos aquellos que creen en
Él. Por medio de la sangre de Jesucristo y aceptación de Su sacrificio, el
creyente es reconciliado con Dios el Padre, teniendo sus pecados completamente
perdonados y olvidados. Por la gracia de Dios, el creyente es salvo de la
penalidad del pecado, que es la muerte eterna, y le es dado el regalo de vida
eterna por medio del engendramiento del Espíritu Santo de Dios el Padre.
La salvación
comienza cuando Dios el Padre abre la mente de una persona al entendimiento
espiritual, lo cual lleva al arrepentimiento hacia Dios y la fe en Jesucristo
como Salvador personal. Después de ser bautizado por inmersión completa en
agua, al creyente le es dado el regalo del Espíritu Santo por medio de la
imposición de manos. El creyente entonces empieza una vida nueva de obediencia
a Dios por medio de fe, trabajando su propia salvación por medio del poder del
Espíritu Santo que mora en él, y en armonía con la Palabra de Dios. Este es un
proceso largo de crecimiento espiritual. Las Escrituras revelan que hay tres
períodos distintos en el proceso de salvación: 1) El creyente ha sido salvo de
pecados pasados y de Satanás el diablo (Efesios 2:1-10). 2) El creyente está
entonces siendo salvado en la medida en que el continúa en la Palabra de Dios -
el evangelio - en obediencia amorosa por fe (1 Corintios 1:18; 15:2). 3) El
creyente finalmente será salvo en la resurrección (Romanos 7: 24-25; 1
Corintios 15: 12-57; 1 Timoteo 3: 14-16). La salvación del creyente no será
completada hasta que sea resucitado de los muertos por medio del poder de Dios
y sea nacido de nuevo como un ser espiritual en la familia de Dios. En el
tiempo y plan de Dios, todo el mundo tendrá una oportunidad para salvación.
Referencias
Escriturales
Efesios
2:4-10
|
Romanos 6:23
|
2 Corintios
7:10
|
Juan 6:44-45
|
Romanos 2:4
|
Romanos 6:4-6
|
1
Tesalonicenses 4:14-17
|
Hebreos 11:6
|
1 Corintios
15:42, 52
|
Hechos 8: 12,
15-17
|
Hechos 11:18
|
1 Timoteo 2:4
|
Marcos 16:16
|
Romanos
5:6-10
|
Romanos
4:21-25
|
Hechos 19:5-6
|
Hebreos
12:1-4
|
Apocalipsis
20:6
|
La
Imposición de manos
La imposición de
manos es un acto especial efectuado por ancianos ordenados en las iglesias de
Dios, mientras se le pide a Dios el Padre en oración que otorgue un don
espiritual o una bendición sobre alguien. La imposición de manos es requerida
para recibir el Espíritu Santo de Dios después del bautismo en agua, para
unción de los enfermos con aceite para sanidad, para ordenar a aquellos
elegidos para un servicio espiritual o físico en la iglesia, para bendición de
niños pequeños, para una bendición especial durante una ceremonia de
matrimonio, y para otras bendiciones especiales.
Referencias
Escriturales
Hechos
8:15-17
|
Hechos 19:5-6
|
Santiago
5:14-15
|
Mateo
19:13-15
|
Marcos
16:17-18
|
Hechos 6:6;
13:3
|
La Sanidad
Las Escrituras
revelan que Dios algunas veces permite que vengan enfermedades sobre individuos
por un propósito especial. Con esta excepción, las enfermedades que sufrimos
son el resultado de pecados físicos o espirituales. La sanidad divina es el
perdón de Dios de esos pecados. Dios el Padre personalmente interviene cuando
concede la sanidad a aquellos que lo llaman en tiempos de enfermedad o herida.
Esta intervención divina puede ser dirigida a cualquiera en cualquier tiempo,
según la voluntad de Dios, porque Jesucristo pagó el precio por la sanidad de
cada enfermedad con los azotes que Él recibió antes de Su crucifixión. Cuando
Dios nos sana, nuestros pecados son perdonados a través de los azotes que
Jesucristo recibió. Milagros de sanidad son a menudo otorgados. Las Escrituras
enseñan que cualquiera que desee ser sanado por Dios debería llamar a los
ancianos de la iglesia para ser ungido con aceite en el nombre de Jesucristo y
orar por la sanidad e intervención de Dios. Confiar en Dios con fe para la sanidad
es un asunto personal entre cada individuo y Dios.
Referencias
Escriturales
Éxodo 15:26
|
Salmos
103:2-3
|
Mateo 9:27-30
|
1 Pedro 2:24
|
1 Corintios
11:23-30
|
Mateo 8:1-17
|
Santiago
5:14-16
|
Isaías 53:4-5
|
Marcos
16:15-18
|
2 Corintios
12:7-10
|
Juan 9:1-11
|
|
La Iglesia de Dios
El Cuerpo
Espiritual de Cristo
La Iglesia de Dios
es representada en la Biblia como el Cuerpo espiritual de Jesucristo. Dios el
Padre ha nombrado a Jesucristo como la Cabeza de la Iglesia en todas las cosas.
La verdadera Iglesia de Dios está compuesta de todos aquellos quienes han sido
llamados por Dios el Padre, que han aceptado a Jesucristo como su Salvador
personal, se han arrepentido de sus pecados, han sido bautizados por inmersión
y han recibido el Espíritu Santo de Dios como un engendramiento por Dios el
Padre. Estos individuos son hermanos espirituales y miembros de una Iglesia -
el Cuerpo espiritual de Jesucristo - aunque estén esparcidos por todo el mundo.
Es por el mismo Espíritu - el Espíritu Santo de Dios el Padre - que cada uno ha
sido bautizado en el Cuerpo de Jesucristo. Esta relación espiritual con
Jesucristo y Dios el Padre es la base de todo verdadero compañerismo Cristiano.
Jesucristo se describió Él mismo a Sus discípulos como “la vid verdadera” y al
Padre como “el labrador”. Todos los verdaderos cristianos son las ramas de la
Vid verdadera y deben permanecer unidos a la Vid para poder crecer
espiritualmente.
Mientras hay
solamente un cuerpo espiritual de Cristo, sus miembros están dispersos en
numerosas congregaciones locales y ministerios individuales alrededor del
mundo. Dado que todos los miembros del Cuerpo de Cristo tienen el Espíritu de
Dios, Dios no se limita El mismo a trabajar a través de una sola organización.
Cada grupo o ministerio que es parte del Cuerpo de Cristo manifestará el fruto
del Espíritu Santo de Dios, llevará el nombre de Dios, y estará guardando Sus
mandamientos como fueron amplificados por Jesucristo. La función primaria de la
Iglesia es nutrir a los hermanos de Jesucristo con el alimento espiritual de la
Palabra de Dios para que ellos puedan crecer a la plenitud de la estatura de
Jesucristo. La Iglesia también tiene una comisión de Dios de predicar el
arrepentimiento y la salvación a través de Jesucristo en todo el mundo y
predicar las buenas nuevas del reino venidero y del gobierno de Dios en
preparación para la venida de Jesucristo para gobernar la tierra.
Referencias
Escriturales
Efesios
1:22-23
|
Juan 21:15-17
|
Efesios
4:4-6, 11-16
|
Mateo
28:18-20
|
1 Corintios
12:6-13
|
Hechos 2:47
|
Mateo 24:14
|
Romanos 8:9,
28-29
|
Juan 15:1-8
|
Hebreos
2:9-18
|
Apocalipsis
1: 12-20
|
|
El Ministerio
de la Iglesia de Dios del Nuevo Testamento
La Iglesia de Dios
del Nuevo Testamento tiene un ministerio diseñado en base a las instrucciones
de Jesucristo como está registrado en el Nuevo Testamento. Aquellos quienes
sirven en el ministerio no se exaltan a si mismos sobre sus hermanos ejerciendo
autoridad o rango, sino que luchan por servir a sus hermanos en humildad y
amor. Los ancianos ordenados de la Iglesia de Dios del Nuevo Testamento
entienden que ellos han sido llamados por Dios para el servicio espiritual
llenando las necesidades de sus hermanos. Un anciano puede servir como
ministro, maestro, pastor, evangelista, o en otras capacidades necesarias. La
función que cada anciano cumple varía de acuerdo a la medida del don de
Jesucristo. Las calificaciones para ancianos se encuentran en I Timoteo 3 y
Tito 1. El amor por los hermanos y el amor de Dios el Padre y Jesucristo en él,
son evidencia de que Dios ha llamado a un hombre para ser anciano. Un anciano
ordenado debe mantener una actitud de verdadera conversión y dedicación a Dios
el Padre y Jesucristo. Debe tener un deseo profundo de servir a los hermanos de
Jesucristo y la habilidad para enseñar el evangelio. El propósito del
ministerio es edificar y construir el cuerpo de Cristo. Es la responsabilidad
del ministerio enseñar y preservar las verdaderas doctrinas de la Biblia,
servir a las necesidades espirituales de los hermanos, y proveer dirección en
las congregaciones locales. Aquellos que están ordenados para evangelizar
también tienen la responsabilidad de proclamar el evangelio de Jesucristo a los
incrédulos, a enseñar a todos los que escuchen, y a bautizar en todas las
naciones.
Referencias
Escriturales
Juan 15:16
|
Mateo
20:20-28
|
Mateo
28:19-20
|
Tito1:5-9
|
1 Timoteo
3:1-7
|
1 Pedro
5:1-10
|
Juan 21:15-17
|
Mateo 24:14
|
Efesios
4:11-13
|
Juan 13:14-16
|
Hebreos 13:7, 17
|
Lucas
22:24-26
|
Hechos 13:3,
14:23
|
1 Timoteo
5:22
|
2 Timoteo
1:6-14
|
2 Timoteo
2:1-4, 14-26
|
2 Timoteo
3:14, 4:4
|
Jeremías
23:28
|
Responsabilidades
Financieras Cristianas
Responsabilidad con la Familia
Las Escrituras
enseñan que los cristianos deben ser diligentes al proveer para sus familias.
Cualquier cristiano que es capaz de trabajar pero no hace un esfuerzo para
mantener a su familia es "peor que un infiel". Jesucristo mismo
enseñó que un cristiano debería proveer primero para su familia antes de usar
los ingresos personales para otros propósitos, incluyendo las ofrendas a Dios.
Jesús condenó a los judíos que daban ofrendas, o “Corban” para el tesoro del
templo mientras descuidaban las necesidades de sus padres. Dios no quiere que
los cristianos descuiden las necesidades básicas de sus familias para dar
diezmos y ofrendas. Aquellos cristianos que tienen un ingreso limitado y son
capaces únicamente de suplir sus necesidades básicas, no tienen un incremento
real del cual diezmar. Dios desea misericordia y no sacrificio.
Referencias
Escriturales
1 Timoteo
5:4, 8, 16
|
Marcos
7:10-13
|
Proverbios
31:10-28
|
Proverbios
27:23-27
|
Proverbios
28:19
|
|
Responsabilidad
con los necesitados
Los cristianos son
mandados por Jesucristo a socorrer a los pobres y necesitados entre ellos con
compasión y entendimiento. Una actitud Cristiana de verdadero amor y servicio
debería ser la motivación para dar. Dios desea que a cada uno a quien Él ha
prosperado dé alegremente y voluntariamente desde el corazón como él o ella
pueda. Aquellos que tienen en abundancia pero no dan por una actitud egoísta
son culpables de codicia y están pecando delante de Dios.
Referencias
Escriturales
Hechos
2:44-45
|
Hechos
4:34-45
|
Salmos 41:1-3
|
Proverbios
28:27
|
Proverbios
19:17
|
Mateo.26:11
|
2 Corintios
9:1-9
|
Gálatas 2:10
|
Santiago
2:14-17
|
Responsabilidad
con la Iglesia
En el mundo de
hoy, el dinero es requerido para cumplir los mandamientos de Jesucristo de
predicar el evangelio, alimentar el rebaño de Dios y cuidar de las necesidades
de la iglesia. Por tanto, los cristianos están mandados por el Señor Jesucristo
a compartir sus recursos financieros con aquellos que sirven en el ministerio
de Dios. Pablo escribió, “¿No saben que aquellos que
están trabajando en las cosas sagradas del templo viven de las
cosas del templo, y aquellos que están ministrando en el altar
son participes con el altar? En la misma forma también [Griego houtoos, así mismo, en la misma manera] el Señor ordenó [Griego diatasso, ordenar,
dirigir, mandar] que aquellos que predican el
evangelio deben vivir del evangelio” (1 Corintios 9:13-14).
Aquellos que
reciben apoyo de sus hermanos le tienen que dar cuentas a Dios y a los hermanos
de cómo estos diezmos y ofrendas son usados. Cualquier ministro que hace
mercadería de los hermanos usando la intimidación, compulsión o temor para
sacarles los diezmos y ofrendas recibirá juicio severo de Dios.
Dios advierte a
Sus siervos contra la explotación de los pobres de Su rebaño y en contra de
tomar de las pocas provisiones de los necesitados. Sin embargo, Dios honra y
bendice a los pobres que dan de lo que pueden, no importa cuan pequeña sea la
cantidad, aun como Jesús mando a la viuda pobre y necesitada quien dio su
pizca.
Referencias
Escriturales
1 Corintios
9:1-14
|
Lucas 21:1-4
|
Lucas
19:12-17
|
Lucas
16:10-13
|
Zacarías
7:7-13
|
1 Timoteo
5:17-18
|
Lucas 10:17
|
Mateo
24:45-51
|
Mateo 6:19-21
|
El principio
Escritural de Diezmar
Dios creó la
tierra y todos sus recursos de la cual provienen las riquezas físicas. Aunque
Dios es dueño de todos los recursos de la tierra y el mar, Él ha dado todas
estas cosas a la humanidad para usarlas y disfrutarlas. Usando lo que Dios ha
creado, la humanidad es capaz de cultivar la comida, criar animales, sembrar
los bosques, minar la tierra y pescar los mares. Porque Dios le ha dado todas
estas cosas a la humanidad, El requiere que los hombres lo reconozcan como el
Proveedor Todopoderoso y Sostenedor. Las Escrituras revelan que Dios instituyó
el principio de diezmar además de las ofrendas voluntarias como un modo
perpetuo para que la humanidad lo honre. El Antiguo Testamento declara que los
diezmos y ofrendas pertenecen a Dios y son “santas al Señor.” Jesucristo
reafirmó esta verdad cuando dijo, “Dad...a Dios las cosas que son de Dios.” El
relato de la ofrenda de Abel en el libro de Génesis evidencia que esta práctica
existía desde el principio de la humanidad y no estaba restringida al pacto de
Dios con Israel en el Sinaí.
Antes del
establecimiento del Antiguo Pacto, los diezmos y ofrendas de Dios eran dados a
Melquisedec, el sacerdote del Dios Altísimo. El libro de Génesis registra que Abraham
dio diezmos a Melquisedec. Isaac y Jacob indudablemente también dieron diezmos
y ofrendas a Melquisedec. Cuando Dios estableció Su pacto con Israel, los
diezmos y ofrendas fueron transferidos al sacerdocio Levítico. Dios dijo, “Y he aquí, Yo he dado a los hijos de Levi todos los diezmos
en Israel.” Bajo el Antiguo Pacto, Dios demandó de Su gente que le
dieran los primeros frutos de sus cosechas, los primogénitos de sus rebaños,
así como un diezmo del incremento que ellos derivaban de sus cultivos, rebaños,
minería, metales preciosos de la tierra, y ganancias al comerciar.
Dios dijo por
medio del profeta Malaquías que los sacerdotes estaban violando los
mandamientos de Dios al ofrecer ofrendas contaminadas y estaban robándole a
Dios. De la misma manera, aquellos que no dieron los diezmos y ofrendas a los
Levitas como Dios había mandado estaban robándole a Dios.
Bajo el Nuevo
Pacto, el sacerdocio de Melquisedec ha reemplazado el sacerdocio Levítico, y la
autoridad bíblica de recibir los diezmos y ofrendas de Dios ha sido transferida
de nuevo a la orden de Melquisedec. Jesucristo, sentándose a la mano derecha de
Dios el Padre, ahora tiene la posición eterna de Sumo Sacerdote del orden de
Melquisedec. Los cristianos hoy dan sus diezmos y ofrendas voluntarias para apoyar
la obra de Jesucristo por medio de Su iglesia, o ellos le están robando a Dios.
Al seguir el
principio escritural de diezmar, cada cristiano es individualmente responsable
de determinar su verdadero incremento. Jesús dijo: "Dad a Cesar las cosas que son de Cesar,…"
revelando así que los impuestos deberían ser pagados a "Cesar" (los gobiernos
civiles). Los impuestos son excluidos al determinar el incremento de uno.
También están excluidos los gastos relacionados al negocio o empleo de uno, los
cuales reducen el ingreso neto real. Los cristianos cuyos ingresos son tan
limitados que la totalidad del ingreso neto es requerido para suplir las
necesidades básicas para vivir no tienen un verdadero incremento a los ojos de
Dios sobre el cual diezmar. El dar dinero no es requerido para la salvación.
Sin embargo, si Dios ha bendecido financieramente a un cristiano, debería deseosamente
dar según sea dirigido por el Espíritu Santo. Cada cristiano debería dar de
corazón en una actitud deseosa de amor y servicio, de acuerdo a las bendiciones
que Dios le ha otorgado - ambas espirituales y físicas.
Referencias
Escriturales
Génesis
1:26-28
|
Deuteronomio
8:1-18
|
Génesis 4:3-7
|
Números18:1-29
|
Malaquías
3:7-11
|
Hebreos
7:1-10
|
I Samuel
2:12-17
|
Malaquías
1:6-14
|
Malaquías
2:10
|
Mateo 22: 21
|
Mateo 5:17-20
|
Mateo 6:19-21
|
El Evangelio
La palabra
evangelio significa "buenas nuevas". El Evangelio es el mensaje
maravilloso del plan de Dios de salvación para toda la humanidad por medio de
la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, Su único Hijo. El Nuevo
Testamento llama a este mensaje el evangelio de gracia. El evangelio de gracia
es las buenas noticias de que Jesucristo es el Salvador del mundo y que por
medio de Su sangre todos aquellos que se arrepienten y creen en Él pueden tener
sus pecados perdonados y pueden entrar en la Familia de Dios. El evangelio
también es un mensaje sobre el venidero reino de Dios en la tierra. Es las
buenas noticias de que cuando Jesucristo regrese a la tierra, Él establecerá el
reino de Dios y Su gobierno. Él gobernará a todas las naciones como Rey de
reyes y Señor de señores. Los santos a quienes les es dada vida eterna en la
primera resurrección, serán herederos del reino con Jesucristo y gobernarán y
regirán con Él como reyes y sacerdotes. El evangelio debe ser predicado a todas
las naciones como un testigo antes que Jesucristo regrese para establecer Su
reino. A través de la predicación del evangelio, Dios esta preparando santos
para Su reino al llamar a aquellos a quienes escoge para arrepentimiento y
conversión
Referencias
Escriturales
Hechos 20:24
|
Juan3:16
|
I Juan. 2:
1-2
|
Marcos
1:14-15
|
Mateo 24:14
|
Romanos 10:
8-18
|
Marcos
16:15-16
|
Mateo
28:19-20
|
Isaías 9:6-7
|
Hechos
11:19-21
|
Romanos
8:16-17
|
1 Corintios
15
|
El
Reino de Dios
El Reino de Dios
es el gobierno de la Familia de Dios. El Reino de Dios actualmente gobierna el
universo. Aunque el Reino de Dios todavía no está gobernando la tierra, todos
aquellos que tienen el Espíritu de Dios están bajo el gobierno de Dios el Padre
por medio del Señorío de Jesucristo. El Reino de Dios será restaurado sobre la
tierra al regreso de Jesucristo como Rey de reyes y Señor de señores. En ese
momento, el Milenio comenzará y los santos inmortales, los hijos de Dios,
gobernarán como reyes y sacerdotes con Jesucristo en el Reino de Dios. Después
que Dios el Padre traiga la Nueva Jerusalén de los cielos a la nueva tierra, el
reino de Dios gobernará el universo entero desde la Nueva Jerusalén por toda la
eternidad.
Referencias
Escriturales
Apocalipsis
2:26
|
Daniel 2:44
|
Miqueas 4:1-4
|
Apocalipsis
3:12,21
|
Hebreos
11:13-16
|
1 Corintios
15:50-54
|
Apocalipsis
5:10
|
Isaías
11:1-10
|
Colosenses
1:13
|
Apocalipsis
21
|
Isaías
66:22-23
|
Juan 3:3-7
|
Las
Resurrecciones
La Biblia revela
dos tipos diferentes de resurrección de los muertos: 1) restauración a vida
física como un ser humano carnal, y 2) transformación a vida eterna como un ser
espiritual inmortal.
Las
Escrituras registran la resurrección de personas individuales a vida física en
distintas épocas por la voluntad de Dios. En tiempos del Antiguo Testamento, el
hijo de una viuda fue restaurado a vida a través de la oración de Elías el
profeta. La resurrección de la muerte de Lázaro por Jesús es un ejemplo bien
conocido de los tiempos del Nuevo Testamento. Estos son hechos especiales de
misericordia de Dios los cuales extendieron la vida física de los individuos.
Aquellos a quienes Dios resucitó en esta manera no les fue dada inmortalidad, y
todos murieron de nuevo.
Jesucristo fue el
primero en ser resucitado a la inmortalidad por el poder de Dios el Padre. Para
llegar a ser un ser humano, Jesús se despojó Él mismo de Su gloria y poder como
el Señor Dios del Antiguo Testamento. Cuando Él fue resucitado, le fue
restaurada toda Su completa gloria, poder y honor como Dios. Jesucristo es
llamado el Primogénito de entre los muertos porque Él es el primero de millones
de seres que serán resucitados a inmortalidad. Cuando Jesucristo regrese a la
tierra, todos los verdaderos cristianos que han muerto serán resucitados a vida
eterna como seres espirituales inmortales. Aquellos cristianos que estén vivos
al regreso de Jesucristo serán cambiados instantáneamente de carne a espíritu.
Esta transformación a espíritu es el nuevo nacimiento, cuando los santos de
Dios - ambos muertos y vivos - verdaderamente sean “nacidos de nuevo” en la
Familia de Dios. Todos los santos serán compuestos de espíritu, como Dios es
compuesto de espíritu, y serán miembros completos de la Familia divina de Dios.
Ellos gobernaran con Jesucristo como reyes y sacerdotes sobre la tierra. Esta
resurrección es descrita en la Biblia como la primera resurrección
Después de los
1,000 años del reinado de Jesucristo y Sus santos, habrá una resurrección a
vida física para todos aquellos que han muerto sin haber recibido la
oportunidad de salvación. Durante esta segunda vida física, cada persona tendrá
su primera y única oportunidad para salvación por medio de Jesucristo. Aquellos
que acepten completamente la salvación de Dios entrarán en la Familia de Dios
como seres espirituales. Aquellos que rechacen la salvación por medio de
Jesucristo serán condenados a muerte eterna. Ellos estarán reunidos con los
malvados incorregibles los cuales han muerto a lo largo de la historia, y que
serán resucitados también a vida física. Todos aquellos que han rechazado el
aceptar la salvación y han consciente y voluntariamente cometido el pecado
imperdonable - blasfemia contra el Espíritu Santo de Dios el Padre - serán
resucitados para recibir el juicio final de Dios. Su sentencia será la muerte
en el lago de fuego. Esta muerte es la segunda y última muerte, de la cual no
hay resurrección.
Referencias
Escriturales
1 Reyes
17:17-24
|
Juan 11:20-44
|
Marcos
5:35-42
|
1 Corintios
15:3-4, 20-23
|
Romanos 1:4
|
Hebreos
2:9-10
|
Juan 5:28-29
|
1 Corintios 15:23;
35-55
|
Apocalipsis
20:4-6
|
Mateo
27:52-53
|
Apocalipsis
20:11-12
|
Ezequiel
37:1-14
|
Apocalipsis
20:11-15
|
2 Pedro
3:10-12
|
Mateo
25:41-46
|
El
Juicio Eterno
Dios ahora está
juzgando a cada creyente que ha sido llamado en este tiempo. El juicio de Dios
a cada persona empieza cuando Dios le abre la mente para entender el camino de
vida de Dios. Con Su amor, gracia y misericordia, Dios da a cada uno que se
somete a Su Espíritu Santo, la fuerza y poder para crecer en amor, fe y gracia
y para vencer la naturaleza humana, al mundo y a Satanás el diablo. Dios el
Padre hace a cada creyente personalmente responsable de crecer en el
conocimiento de Su Palabra y en la estatura espiritual y abundancia de Su Hijo
Jesucristo. Si el creyente ama a Dios con todo su corazón y esta viviendo en
obediencia fiel a Su Palabra, el tendrá imputada la justicia de Jesucristo como
el regalo de Dios. El creyente entonces será juzgado como completamente justo
y sin culpa delante de Dios el Padre. Todos aquellos que permanecen en esta justicia
imputada de fe estarán en la primera resurrección y recibirán vida eterna al
retorno de Jesucristo.
Aquellos
individuos que durante los siglos no han tenido oportunidad para salvación
durante sus vidas, serán restaurados a vida física en la segunda resurrección,
la cual tomará lugar después de los 1,000 años del reinado de Jesucristo y los
santos. Todos los que son resucitados en la segunda resurrección tendrán la
misma oportunidad para la salvación que aquellos que estuvieron en la primera
resurrección. A cada uno se le enseñará el camino de salvación y tendrá la
oportunidad de arrepentirse y aceptar el sacrificio de Jesucristo para la
remisión de sus pecados. A cada uno se le dará el mismo período de tiempo para
escoger el camino de salvación de Dios. Este periodo, llamado el Juicio del
Gran Trono Blanco, aparentemente durara 100 años Durante este tiempo, todos los
que aprendan a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, creciendo en gracia y en
el conocimiento y carácter de Jesucristo, recibirán vida eterna.
Cuando termine
este periodo de juicio, todos aquellos que han escogido salvación habrán
entrado en el reino de Dios como hijos espirituales de Dios. En aquel tiempo,
todos aquellos que rechazaron su oportunidad para salvación serán sentenciados
a la segunda muerte - su juicio eterno. Todos los malvados incorregibles de los
siglos pasados que cometieron el pecado imperdonable, rechazando
voluntariamente la salvación de Dios, serán resucitados a vida física para
unirse con los malvados que estarán viviendo para recibir la sentencia de la
segunda muerte como su juicio eterno. Dios destruirá a todos los malvados
incorregibles al mismo tiempo en el lago de fuego. Esta es la segunda muerte,
de la cual no hay resurrección.
Referencias
Escriturales
1 Pedro 4:17
|
Miqueas 4:1-4
|
Hebreos
10:26-27
|
Romanos 2:16
|
Hechos 10:42
|
Apocalipsis
20:11-14
|
Romanos
14:10-12
|
2 Pedro 2:9
|
Apocalipsis
20:5-6
|
1 Samuel 16:7
|
2 Timoteo 4:8
|
Ezequiel
37:12-14
|
El
Bautismo de Fuego
El bautismo de
fuego no es algo que deba ser buscado por los creyentes engendrados
espiritualmente, como algunos enseñan, sino es un bautismo reservado
para los malvados incorregibles. La Escrituras revelan que el bautismo de fuego
es la destrucción eterna de los malvados por inmersión en el lago de fuego y
azufre. Aquellos que son lanzados al lago de fuego no serán atormentados por
siempre sino que serán quemados. Esta es la segunda y permanente muerte y el
juicio final de Dios para los que no se arrepientan, quienes han cometido el
pecado imperdonable por rechazar voluntariamente Su camino de salvación a
través de Jesucristo. Todos aquellos que han endurecido sus corazones en sus
maldades y sus rebeldías contra Dios y han cometido el pecado imperdonable por
resistir conscientemente a Dios y blasfemar contra el Espíritu Santo, haciendo
imposible para ellos que sean dirigidos al arrepentimiento, esos son los
malvados incorregibles y serán destruidos juntos en el lago de fuego.
Referencias
Escriturales
Mateo 3:11-12
|
Apocalipsis
20:14-15
|
Malaquías
4:1-3
|
Mateo
12:31-32
|
Apocalipsis
21:8
|
|
Carnes
Limpias e Impuras
Como creador, Dios
ha provisto no solo de plantas sino también animales para que sean alimento
para la humanidad. Sin embargo, Dios no creó toda carne animal para ser
consumida por los seres humanos. Porque Dios desea que la humanidad tenga buena
salud, El ha revelado cuál carne de animal ha específicamente creado como
comida. Este conocimiento fue dado desde la creación, como está registrado en
el relato bíblico de Noé y el diluvio. En Levítico 11 y Deuteronomio 14, Dios
claramente especifico cuáles carnes son aptas para consumo humano y cuales no.
La clasificación de carnes limpias o impuras es fácilmente identificable por
las características que Dios creó en los animales. Cualquier mamífero de sangre
caliente que tiene la pezuña hendida y que rumia es limpio para comer. Todos
los otros animales de sangre caliente son impuros. De todas las criaturas que
viven en las aguas, solamente los peces con aletas y escamas son limpios para
comer, todos los otros son impuros. Y de las aves, Dios prohíbe comer la carne
de cualquier ave carroñera Todos los reptiles son impuros, así como todos los
insectos excepto la langosta, el grillo y ciertos escarabajos.
Contrario a la
creencia de muchos cristianos profesantes, el Nuevo Testamento no anula las
leyes de Dios de las carnes limpias e impuras. La discusión entre Jesucristo y
los Fariseos en Marcos 7 no fue acerca de comer carnes limpias o impuras. En
vez de esto, fue porqué Sus discípulos comían sin lavarse las manos. La visión
que Pedro vio la cual esta registrada en Hechos 10, fue dada para revelar que
ningún ser humano ha de ser llamado “común o impuro”. Esto no fue una
autorización divina para cambiar las leyes de Dios de las carnes limpias e
impuras.
El apóstol Pablo
sostuvo las leyes de las carnes limpias e impuras como requerimiento para los cristianos.
El describió las carnes que a los cristianos les era permitido comer como
aquellas "carnes, las cuales Dios creó para ser
recibidas con agradecimiento por los fieles, incluso por aquellos que
conocen la verdad [la palabra de Dios es Verdad - Juan 17:17]" (1
Timoteo 4:3). Pablo estuvo claramente mostrando que algunas carnes fueron
hechas para comer y otras no fueron creadas para comer. Pablo continuó, “Porque toda criatura de Dios designada para consumo
humano es buena, y nada para ser rechazado, si es recibido con agradecimiento,
porque es santificada [colocada aparte] por la
Palabra de Dios [como esta revelado en las Escrituras] y la oración" (versículo 4).
Referencias
Escriturales
Levíticos
11:1-31
|
Deuteronomio
14:3-20
|
Marcos 7:1-16
|
Hechos
10:1-28
|
1 Timoteo
4:3-5
|
Isaías. 66:17
|
Génesis 7:2;
8:20
|
|
|
Satanás
el diablo
Un arcángel
caído
La Escritura
muestra que Dios creó tres arcángeles—Gabriel, Miguel, y Lucifer. A través de
pecado y rebelión, Lucifer llegó a ser Satanás el diablo. Satanás significa
adversario. Como uno de los querubines ungidos que cubrían el trono de Dios en
el cielo, Lucifer era un ser espiritual magnifico. Aparentemente, él estuvo
eventualmente asignado con la supervisión de la tierra, una posición que más
tarde vino a resentir. Ciertamente. Con el tiempo el pecado de vanidad y
orgullo se manifestaron por sí mismos en Lucifer. A través de seducción, él recluto
un tercio del reino angelical a su forma pervertida de pensar; ultimadamente,
se rebeló e intentó derrocar a Dios. Vencido por los ángeles justos,
Lucifer—ahora Satanás el diablo—fue echado del cielo, junto con sus ángeles,
ahora llamados demonios. Como resultado, Satanás y sus demonios fueron
restringidos a la tierra (aunque Satanás mismo tiene acceso limitado al cielo).
Ellos deambulan la tierra como espíritus perversos y degenerados—buscando
frustrar el plan de Dios.
Referencias
Escriturales
Ezequiel 28:12-17
II Pedro 2:4
|
Apocalipsis
12:7-9
Judas 6
|
Isaías
14:12-14
Judas 9
|
Enemigo y
engañador
Como el
archienemigo de Dios y de Su pueblo, Satanás es astuto y busca primariamente
destruir a través de engaño—exactamente como lo hizo con Adán y Eva. Más aun,
es el espíritu maligno de Satanás el poder detrás de la naturaleza humana. El
diablo va buscando devorar espiritualmente a los elegidos de Dios. Él es el
acusador de los hermanos, y el padre de mentiras. Por el momento, Satanás es el
“dios” de esta era presente—el gobernador invisible de este mundo maligno. Como
tal, él tiene a toda la humanidad en la empuñadura de engaño
masivo—especialmente en el área de la religión. Él incluso tiene sus propios
ministros quienes aparecen como “ministros de luz”—pero únicamente hacen su trabajo
de engañar. Como santos, nosotros no debemos tenerle temor indebido a Satanás—porque
él solo puede hacer lo que Dios le permite. Pero la Escritura le advierte al
pueblo de Dios de los “dardos fieros” de tentación del diablo, prometiendo que
si resistimos diligentemente a Satanás, él huirá de nosotros. Ultimadamente, permaneciendo
cerca a Dios es la única forma de vencer al “maligno”.
Referencias
Escriturales
Génesis 3:1-5
II Corintios
11:13-15
Apocalipsis
12:10
Efesios 2:2-3
Santiago 4:7
|
I Pedro 5:8
I Juan
2:13-14
Apocalipsis
12:9
II Corintios
4:4
|
Efesios 6:12
Juan 8:44
Efesios 6:11,
16
I Juan 5:19
|
Todos los
trabajos de Satanás deben ser destruidos—Él mismo no será
Habiendo vencido a Satanás,
Jesucristo ha calificado para reemplazarlo. Al regreso de Jesús, Satanás será
atado a lo largo del reinado de mil años de Cristo y los santos. Después,
Satanás será liberado por un tiempo corto—para probar a las naciones al final
del periodo milenial. Finalmente, él y sus demonios serán confinados a la más
negra oscuridad para siempre.
Referencias
Escriturales
Mateo
4:1-11
Judas
13