Génesis

  Éxodo

  Levítico

  Números

  Deuteronomio

  Josué

  Jueces

  I Samuel

  II Samuel

  I Reyes

  II Reyes

  Isaías

  Jeremías

  Ezequiel

  Oseas

  Joel

  Amós

  Abdías

  Jonás

  Miqueas

  Nahúm

  Habacuc

  Sofonías

  Hageo

  Zacarías

  Malaquías

  Salmos

  Proverbios

  Job

  Cantos de Salomón

  Rut

  Lamentaciones

  Eclesiastés

  Ester

  Daniel

  Esdras

  Nehemías

  I Crónicas

  II Crónicas

Volver a II Corintios


II Corintios 10

1. Ahora, yo Pablo estoy personalmente exhortándolos con la mansedumbre y gentileza de Cristo. Por un lado, cuando estoy presente con ustedes soy bajo; pero por otro lado, cuando estoy ausente soy atrevido hacia ustedes.

2. Pero estoy suplicándoles para que, cuando esté presente, pueda no tener que ser atrevido con la confianza con la cual intento mostrar atrevimiento hacia algunos, quienes piensan que estamos caminando según la carne.

3. Porque aunque caminamos en la carne, no guerreamos de acuerdo a la carne.

4. Porque las armas de nuestra guerra no son carnales, sino poderosas a través de Dios para el derrocamiento de fortalezas,

5. Echando abajo vanas imaginaciones, y toda cosa alta que se exalta a sí misma contra el conocimiento de Dios, y trayendo a cautividad todo pensamiento a la obediencia de Cristo;

6. Y teniendo una disposición para vengar toda desobediencia, cuando su obediencia haya sido cumplida.

7. ¿Están viendo las cosas de acuerdo a su apariencia? Si alguno está persuadido en su propia mente que él es de Cristo, reconsidere esto respecto a sí mismo; porque exactamente como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.

8. Porque incluso si debiera jactarme más de alguna forma concerniente a nuestra autoridad, la cual el Señor nos ha dado para su edificación y no para su destrucción, no seré avergonzado.

9. Para que no parezca como si los estuviera asustando por medio de epístolas.

10. “Porque por un lado,” dicen ellos, “sus epístolas son pesadas y fuertes; pero por otro lado, su presencia corporal es débil, y su habla es despreciable.”

11. Tal persona piense acerca de esto: que exactamente como somos en palabra por epístolas cuando estamos ausentes, así seremos en acción cuando estemos presentes.

12. Pero no nos atrevemos a unir filas con o compararnos nosotros mismos con aquellos que se elogian a sí mismos; porque aquellos que se miden a sí mismos consigo mismos, y se comparan a sí mismos consigo mismos, no tienen entendimiento.

13. Ahora, no nos jactaremos de cosas más allá de nuestra medida, sino de acuerdo a la medida de la regla que Dios nos ha distribuido, la cual se extiende incluso a ustedes.

14. Porque no estamos estirándonos más allá de nuestra medida, como si no nos extendiéramos a ustedes (porque nosotros también vinimos a ustedes con el evangelio de Cristo).

15. No estamos jactándonos en cosas más allá de nuestra medida, tal como en los trabajos de otros hombres; sino tenemos esperanza de que cuando su fe sea incrementada, nosotros seremos abundantemente enriquecidos por ustedes de acuerdo a nuestra regla de fe.

16. A fin de predicar el evangelio a las regiones más allá de ustedes, y no jactarse en cosas preparadas en territorio de otro hombre.

17. Pero el que se esté jactando, jáctese en el Señor.

18. Porque el que es aprobado no es el que se elogia a sí mismo, sino a quien elogia el Señor.

 

Volver a II Corintios
  Mateo

  Marcos

  Lucas

  Juan

  Hechos

  Santiago

  I Pedro

  II Pedro

  I Juan

  II Juan

  III Juan

  Judas

  Romanos

  I Corintios

  II Corintios

  Gálatas

  Efesios

  Filipenses

  Colosenses

  I Tesalonicenses

  II Tesalonicenses

  Hebreos

  I Timoteo

  II Timoteo

  Tito

  Filemón

  Apocalipsis

© 2024 www.laVerdaddeDios.org Derechos Reservados