Restaurando el cristianismo original—¡para hoy!
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Fred R. Coulter
Ministro
Noviembre 12, 2020
Queridos hermanos,
Al escribir esta carta, la elección
presidencial 2020 para ser para Joe Biden, el nominado del partido democrático.
Sin embargo, el Presidente Trump continua empujando en numerosos frentes legales,
demandando reconteos e investigaciones de fraude en las votaciones—lo cual, si
es permitido proceder podría tomar semanas para completarse y ultimadamente podría
involucrar a la Corte Suprema. No podemos saber los resultados finales sino
hasta comienzo de enero.
Situaciones difíciles como esta han ocurrido
muchas veces en la historia de USA, pero esta elección está plagada de corrupción
sin precedentes en el proceso de votación. Por ejemplo, en el estado de Wisconsin
hubo más votos que personas registradas para votar. En Michigan, personas que
contaban votos en un centro de votación fueron sorprendidos entrando nombres de
personas fallecidas en un intento de hacer parecer que votaron. Muchos otros
casos similares. ¡Es un inmenso desorden fraudulento! Entonces tendremos que esperar y ver en que termina. Podría
terminar en la Casa de Representantes, en donde cada estado da un único voto—¡re-eligiendo
así a Trump!
Con el crecimiento pernicioso del
secularismo y la casi completa remoción de Dios de las instituciones en USA,
muchos evangélicos protestantes y católicos han estado trabajando juntos para
apoyar a políticos quienes tienen valores que suenan conservadores y morales.
Pero con menos y menos gente quienes creen en verdad en Dios, esto es una tarea
difícil. La mayoría de los políticos abrazan “valores” que son muy distantes de
los valores enseñados por la Palabra de Dios. Sus “valores” son derivados de la
definición del hombre de bien y mal. Y los políticos son corrompidos fácilmente
por el poder, el dinero y el sexo. Tal es la historia de las naciones y
gobiernos de este mundo.
Sin embargo, el problema no es realmente el “gobierno”
en sí, es la gente quien maneja el gobierno—y aquellos quienes los eligen, los
votantes. Por ejemplo: El principal pecado de USA es el aborto legalizado hasta
el punto de nacimiento—infanticidio. Los números de aquellos en contra
del aborto están creciendo, pero es casi imposible detenerlo—porque vivimos en
tal sociedad ilegal e impía. Y muchos están esperando que con la nueva alineación
de la Corte Suprema, tal vez el aborto pueda comenzar a ser significativamente
limitado. Pero hasta que la Corte intervenga, el asesinato de los más inocentes
entre nosotros continuará. Desde que el aborto fue hecho “legal” en USA en 1972,
más de 62 millones de bebes indefensos han sido asesinados en el vientre.
El aborto es tan rampante en numerosas otras
naciones; en verdad, muchas naciones han practicado el aborto a través de la
historia. Antiguamente, algunas naciones practicaban el sacrificio de sus hijos
a sus dioses—en realidad a Satanás el diablo, quien es el “dios de este mundo”
(II Corintios 4:4). Incluso el Israel antiguo (y Judá) permitió que tales
pecados florecieran por un tiempo. Por eso y por otros graves pecados, Dios los
envió a cautividad nacional. Sin embargo, Dios siempre da una advertencia y
llama a arrepentimiento antes de que Él ejecute juicio. Dios envió al profeta Jeremías
a advertirle a toda Judá—particularmente a sus líderes y sacerdotes—que si no paraban
tales pecados, serian exiliados a Babilonia. Note: “Así
dice el SEÑOR, “Ve y consigue una jarra de barro de alfarero, y reúne a
algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de los sacerdotes.
Y sal al valle del hijo de Hinom por la entrada de la
Puerta Tiesto. Y allí declara las palabras que te diré.
“Y di, ‘Escuchen la Palabra del SEÑOR, Oh reyes de Judá, y
pueblo de Jerusalén. Así dice el SEÑOR de los ejércitos, el Dios de
Israel, “He aquí, traeré mal sobre este lugar, el cual hará zumbar los oídos de
aquel que oiga. Porque Me han abandonado, y han
profanado este lugar y han quemado incienso en el a otros dioses a quienes ni
ellos ni sus padres han conocido, ni los reyes de Judá, y han llenado este
lugar con la sangre de inocentes. También han
construido los lugares altos de Baal para quemar a sus hijos con fuego como
ofrenda quemada a Baal, lo cual nunca ordené ni hablé, ni entró a Mi mente.”
“Por tanto, he aquí, los días vienen,” dice el SEÑOR, “que
este lugar no será más llamado Tofet, ni el valle del hijo de Hinom, sino, El
Valle de Masacre. Y haré el consejo de Judá y
Jerusalén llegar a nada en este lugar, y les haré caer por la espada delante de
sus enemigos, y por las manos de aquellos quienes buscan sus vidas. Y daré sus
cuerpos muertos para ser comida para las aves de los cielos, y para las bestias
de la tierra. Y haré esta ciudad un desperdicio
y un silbido. Todo el que pase estará asombrado y silbará a causa de todas sus
plagas” (Jeremías 19:1-8).
Como lo revela la Biblia, todos los
problemas enfrentados por la humanidad—particularmente aquellos que tienen que
ver con el gobierno y la religión—son el resultado de la naturaleza humana,
la cual es una mezcla de bien y mal. Los humanos son fácilmente corrompidos a
causa del jalón hacia abajo de la “ley de pecado y muerte” (Romanos 7:23; 8:2),
a causa de la lujuria y el engaño—todo bajo la influencia de Satanás el diablo,
el “príncipe del poder del aire” quien esta activamente engañando a todas las
naciones (Efesios 2:1-3; Rev. 12:9).
Esto ha sido cierto desde el inicio—con Adán
y Eva, Caín y Abel—todo a través hasta nuestros días. Como resultado, nunca ha
habido un gobierno humano que fuera verdaderamente recto o verdaderamente
exitoso—¡todos han fallado! Mientras muchos líderes y gobiernos comienzan con buenas intenciones,
y algunos con causas justes, casi siempre terminan en desastre. Exactamente
como lo revela la Biblia: “Hay un camino el cual
parece recto al hombre, pero el fin del mismo es el camino de muerte”
(Proverbios 14:12; 16:25). Cuando la gente confía en políticos en vez de en
Dios para resolver sus problemas, sin importar de sus aparentes buenas
intenciones, están destinados a fallar.
Las historias bíblicas de la gente y reyes
de Israel y Judá muestran que ellos experimentaron ciclos de pecado y
renacimiento. Sin embargo, el máximo fin de sus reinos fue guerra, hambre,
pestilencia, cautividad y exilio a las tierras de sus enemigos. Israel fue
llevado a Asiria, y Judá fue exiliado a Babilonia.
Cuando sea que una persona, un grupo de
personas, o nación confía en riquezas, poder, o política en vez de confiar en
Dios, están condenados a fallas y deben enfrentar el juicio de Dios. Note la
diferencia entre aquellos quienes confían en hombres y aquellos que confían
en Dios: “Así dice el SEÑOR, “Maldito es
el hombre quien confía en el hombre, y hace de la carne su
brazo, y cuyo corazón se aparta del SEÑOR. Porque
será como un arbusto en el desierto, y no verá cuando venga el bien.
Sino habitará los lugares secos en el lugar desolado, en una tierra
salada que no está habitada.
“Bendito es
el hombre quien confía en el SEÑOR y cuya esperanza es el SEÑOR. Porque será como un árbol
plantado junto a las aguas; echa sus raíces junto al río, y no temerá cuando el
calor llegue, sino su follaje será verde; y no se preocupa en el año de sequía
ni cesará de dar fruto.
“El corazón es
engañoso sobre todas las cosas, y desesperadamente malo; ¿Quién puede
conocerlo? Yo el SEÑOR busco el corazón,
pruebo los riñones, incluso para dar a cada hombre de acuerdo a sus caminos, de
acuerdo al fruto de sus hechos” (Jeremías 17:5-10).
David da esta amonestación, la cual es un
buen consejo
espiritual y político: “Es mejor confiar en el
SEÑOR que poner confianza en el hombre. Es
mejor confiar en el SEÑOR que confiar en príncipes” (Salmo 118:8-9).
Confiar en el Señor es parte de fe viva.
Confiamos en Dios porque le creemos a Él. Creemos Su Palabra. Creemos en
Cristo—en Su muerte por el perdón de nuestros pecados, y confiamos en Su resurrección,
en Su vida, como Él vive en nosotros para llevarnos ultimadamente a la gloria. Confiamos en
Dios para guiarnos a través del poder de Su Santo Espíritu. Todo esto se
traduce en nuestra esperanza de la resurrección y vida eterna, como lo escribe
el apóstol Pablo: “Pablo, un siervo de Dios y un
apóstol de Jesucristo, de acuerdo a la fe del elegido de Dios y al
conocimiento de la verdad que está de acuerdo a la
santidad; en la esperanza de vida
eterna, la cual Dios Quien no puede mentir prometió antes de las eras del tiempo,
pero la reveló en Su propio tiempo
establecido en la proclamación de Su Palabra, con la cual fui confiado
de acuerdo al mandamiento de Dios nuestro Salvador” (Tito 1:1-3).
Confiar en Dios mientras Él nos guía
con Su Espíritu produce amor piadoso con una verdadera voluntad de obedecerlo y
guardar Sus leyes y mandamientos. Note lo que el rey David escribe a su hijo Salomón
sobre como viviendo el camino de Dios desarrolla esta confianza profunda en
nuestros corazones y mentes: “Hijo mío, no olvides mi
ley, sino tu corazón guarde mis mandamientos; porque
añadirán longitud de días, y larga vida, y paz, para ti. No dejes que la misericordia y verdad te abandonen; átalas
alrededor de tu cuello; escríbelas sobre la tableta de tu corazón; y así hallarás favor y buen entendimiento a la vista de Dios
y del hombre.
“Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu
propio entendimiento. En todos tus caminos
reconócelo, y Él dirigirá tus caminos. No
seas sabio a tus propios ojos; teme al SEÑOR y apártate del mal” (Proverbios
3:1-7).
Nuestro
amor por Dios y Su amor por nosotros es el aspecto más importante de nuestra relación
con Él. Aquí esta como David alababa a Dios por Su amor: “Oh, da gracias al SEÑOR, porque Él es bueno porque Su firme
amor perdura por siempre. Diga ahora Israel
que Su firme amor perdura por siempre. Diga ahora la casa de Aarón que Su
firme amor perdura por siempre. Digan ahora
aquellos que temen al SEÑOR que Su firme amor perdura por siempre.
“Yo invoqué al SEÑOR en la aflicción; el SEÑOR me
respondió, y me colocó en un lugar grande. El
SEÑOR está de mi lado; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? El SEÑOR está
por mí como mi ayudante; por tanto veré triunfo sobre aquellos que me odian” (Salmo 118:1-7).
Aun en tiempos difíciles, confiar en Dios en
toda circunstancia trae Sus bendiciones, Su amor, Su protección y Su gracia. Aquí
esta como lo expresa David: ¡Alaben al SEÑOR! Bendito
es el hombre que teme al SEÑOR, quien se deleita grandemente en Sus
mandamientos. Su semilla será poderosa
sobre la tierra; la generación del recto será bendita. Bienes y riquezas habrán en su casa, y su justicia permanece
para siempre [en la resurrección]. Para el recto resplandece luz en la oscuridad; es graciable
y lleno de compasión y justicia. Hay bien
con el hombre que es clemente y presta con liberalidad; quien conduce sus
negocios con justicia. Ciertamente no
será removido para siempre; el justo estará en remembranza perpetua.
No tendrá temor de malas noticias; su corazón está
firme, confiando en el SEÑOR. Su corazón está
establecido; no temerá hasta que vea su
deseo sobre sus enemigos” (Salmo 112:1-8).
En estos tiempos de angustia prolongada y
ansiedad en la nación y en el mundo, siempre este confiando en Dios el Padre y
Jesucristo. ¡Ellos nunca le fallaran en ningún momento!
Día de Acción de gracias en USA: El 3 de octubre de 1863, el Presidente Abraham Lincoln
colocó la fecha oficial del Día de Acción de gracias para la nación. Los estadunidenses
habían observado el Día de Acción de gracias por muchos años, pero en fechas
diferentes. Lincoln fue un hombre que estudio toda la Biblia durante su vida y entendió
que Dios era la fuente de nuestras bendiciones como nación, mientras que al mismo
tiempo Él nos corregía por nuestros pecados.
En
verdad Dios ha bendecido a las naciones del Israel moderno—USA, el Reino Unido,
Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
Después
que Israel vagó en el desierto por 40 años, Dios les dio una advertencia justo
antes que entraran a la tierra prometida. Su advertencia al Israel antiguo es también
una advertencia al Israel moderno. Como advirtió Lincoln a la Unión que ellos habían
olvidado a Dios, hoy nuestras naciones no solamente están olvidando a Dios, están
dándole la espalda a Él. Más aun, las iglesias de Dios son “ricas e
incrementadas con bienes” (Apocalipsis 3:14-22) y han llegado a ser tibias
hacia Dios. Así, la advertencia de Dios a través de Moisés al Israel antiguo es
también una advertencia al Israel moderno y a la iglesia: “Y considerarán en su corazón que así como un hombre
castiga a su hijo, así el SEÑOR su Dios los castiga. Y guardarán los mandamientos del SEÑOR su Dios para caminar
en Sus caminos y temerle, porque el SEÑOR su
Dios los lleva a una tierra buena, una
tierra de arroyos de aguas, de fuentes y profundidades que brotan de los valles
y montes, una tierra de trigo y cebada y vides
e higueras y granadas, una tierra de aceite de oliva y miel, una tierra en la cual comerán pan sin escasez. No carecerán
de ninguna cosa en ella. Es una tierra cuyas piedras son hierro,
y de cuyas colinas pueden extraer cobre. Cuando
hayan comido y estén llenos, entonces bendecirán al SEÑOR su Dios por la buena
tierra la cual Él les ha dado. [Esto es lo que debería ser el Día
de Acción de gracias]
“Tengan cuidado de no olvidar al SEÑOR su Dios por no guardar Sus mandamientos, y Sus juicios, y Sus
estatutos, los cuales les ordeno hoy, no sea
que cuando hayan comido y estén llenos y hayan construido casas hermosas
y vivido en ellas, y cuando sus manadas y sus rebaños se multipliquen,
y su plata y su oro sea multiplicado, y todo lo que tienen sea
multiplicado, entonces lleguen a ser
arrogantes de corazón, y olviden al SEÑOR su Dios Quien los sacó de la
tierra de Egipto de la casa de esclavitud, Quien
los guió a través del lugar desolado grande y terrible con serpientes
feroces y escorpiones y tierra sedienta donde no había agua, Quien sacó
agua para ustedes de la roca de pedernal, Quien
los alimentó en el lugar desolado con maná el cual sus padres no conocieron,
para poder humillarlos y poder probarlos para hacerles bien en su postrimería.
“Tengan cuidado no sea que digan en su corazón, ‘Mi poder y
el poder de mi mano me ha conseguido esta riqueza.’ Sino recordarán al SEÑOR su Dios, porque
Él es Quien les da poder para conseguir riqueza, de modo que Él pueda
confirmar Su pacto el cual ha jurado a sus padres como es este mismo día.
Y será, si ustedes olvidan del todo al SEÑOR su Dios y
caminan tras otros dioses sirviéndolos y
adorándolos, testifico contra ustedes éste día que seguramente perecerán—sí,
perecerán. Como las naciones a quienes el
SEÑOR destruye delante de su cara, así perecerán porque no obedecieron la voz
del SEÑOR su Dios”” (Deuteronomio 8:5-20).
Hay muchos pasajes del libro de Salmos que
muestran como debemos alabar a Dios con acción de gracias por Su bondad en
todas las cosas y en toda circunstancia. Esto es claramente mostrado en el
Salmo 107: “Oh den gracias al SEÑOR, porque Él es
bueno, porque Su firme amor perdura para siempre. Entonces el redimido del SEÑOR diga, a quien Él ha redimido
de la mano del enemigo” (versos 1-2). Cuatro veces en este Salmo dice: “Alaben al SEÑOR por Su bondad, y por Sus obras maravillosas
para los hijos de hombre” (versos 8, 15, 21, 31).
El Salmo 136 está dedicado completamente a
exaltar a Dios. Cada uno de sus 26 versos termina con: “porque Su misericordia perdura por siempre.” Los primeros tres
versos comienzan con dar gracias a Dios: “Oh, den
gracias al SEÑOR, porque Él es bueno, porque Su misericordia perdura por
siempre. Oh, den gracias al Dios de dioses,
porque Su misericordia perdura por siempre. Oh,
den gracias al Señor de señores, porque Su misericordia perdura por siempre”
(versos 1-3).
En la misma manera, necesitamos ser
agradecidos por todas las cosas y, más importantemente, por las
bendiciones espirituales que Dios ha derramado sobre nosotros. Note lo que
Pablo escribió a los Colosenses, así como a los laodiceanos: “Ahora, quiero que entiendan cuan gran preocupación tengo por
ustedes, y por aquellos en Laodicea, y por tantos como no han
visto mi cara en la carne; que sus
corazones puedan ser animados, siendo tejidos juntamente en amor hacia todas
las riquezas de la plena seguridad de entendimiento, hacia el
conocimiento del misterio de Dios, y del Padre, y de Cristo; en Quien están escondidos todos los tesoros de sabiduría y
conocimiento.
“Ahora, esto digo para que nadie pueda engañarlos con
palabras persuasivas. Porque aunque estoy
ciertamente ausente en la carne, sin embargo estoy con ustedes en espíritu,
alegrándome y considerando su orden, y la firmeza de su fe en Cristo. Por tanto, como han recibido a Cristo Jesús el Señor,
estén caminando en Él; Siendo arraigados y
construidos en Él, y siendo confirmados en la fe, exactamente como fueron
enseñados, abundando en ella con acción de gracias” (Colosenses 2:1-7).
Necesitamos
siempre ser devotos a amar a Dios el Padre y a Jesucristo en todas las cosas, regocijándonos
con acción de gracias por la gran esperanza que Dios nos ha dado: “Y sobre todas estas cosas vístanse de amor, el
cual es el vínculo de la perfección. Y
dejen que la paz de Dios gobierne en sus corazones, para lo cual fueron
llamados en un cuerpo, y sean agradecidos. Dejen que la palabra de
Cristo viva en ustedes ricamente en toda sabiduría, enseñándose y amonestándose
uno al otro en salmos e himnos y cantos espirituales, cantando con gracia en
sus corazones al Señor. Y en todo—lo que
sea que hagan en palabra o en hecho—háganlo todo en el nombre del
Señor Jesús, dando gracias a Dios y Padre por Él” (Colosenses 3:14-17).
Es bueno que esta nación haya separado un día
de acción de gracias a Dios por todas Sus bendiciones bondadosas. Pero como
cristianos, siempre necesitamos ser agradecidos a Dios—como vivimos, nos
movemos y tenemos nuestro ser en Él.
Hermanos, como vamos al Día de Acción de
gracias, queremos darles gracias por su amor y oraciones, por su servicio a los
hermanos, y por su dedicación a Dios. Oramos por ustedes cada día—por su salud,
su sanidad, su protección, y que siempre estén creciendo en gracia y
conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Gracias por su apoyo
continuo con los diezmos y ofrendas de Dios. Juntos podemos servir a los
hermanos y predicar el Evangelio con las herramientas que Dios nos inspira a
usar. Que Dios el Padre y Jesucristo continúen bendiciéndolos con amor, gracia
y acción de gracias en todas las cosas.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC