Restaurando el cristianismo original—¡para hoy!
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Fred R. Coulter
Ministro
Carta de Agosto / Septiembre
Agosto
25, 2021
Queridos
hermanos,
Este
año en el calendario romano, las Fiestas de otoño y los días santos son más
bien temprano. Sin embargo, ellos están a tiempo de acuerdo al sagrado
Calendario calculado hebreo de Dios. Cada día santo comienza al ocaso la noche
anterior:
· Día de Trompetas, Septiembre 7
· Día de Expiación, Septiembre 16
· Fiesta de Tabernáculos, Septiembre 21-27
· Ultimo Gran Día, Septiembre 28
Al
momento de escribir esta carta, el nuevo libro El plan de Dios para la
humanidad—revelado por Su Sábado y días santos, segunda edición
expandida, está siendo enviado. Por favor no este abrumado por el tamaño del
libro. El asombroso Plan maestro de Dios no es algo que pueda ser cubierto
adecuadamente en un folleto. En verdad, es necesario que tengamos conocimiento
profundo de este vital tema. Como escribe el apóstol Pedro, debemos “crecer en
gracia y conocimiento”—especialmente este conocimiento particular, como este
desbloquea la verdad del plan de Dios que estaba preparado antes de las eras
del tiempo.
Este
libro tiene 80 capítulos, los cuales cubren el Sábado y los días santos en gran
detalle ya que se relacionan al plan de Dios para el hombre. Todo el libro ha
sido grabado en audio en 2 CDs especiales—todos los mensajes y los comentarios.
Esta es la culminación de más de 50 años de estudio y predicación de la verdad
sobre el Sábado de Dios y los días santos, además de toda la investigación y
trabajo de otros ministros de la iglesia de Dios antes de nosotros. Esto
incluye a G. G. Ruppert y Herbert W. Armstrong, quienes tuvieron un
entendimiento básico de los días santos de Dios.
Necesitamos
comprender que nada de nuestro entendimiento del plan de Dios es a causa de
nosotros. Más bien, este ha venido a nosotros de Dios a causa de Su amor
y gracia—así que todas las gracias, alabanza y gloria van a Él. De hecho, Dios
prometió hace mucho dar tal entendimiento a aquellos quienes lo amen y
obedezcan. En el libro de Daniel leemos: “Y uno de
ellos le dijo al hombre vestido de lino que estaba sobre las aguas del río:
“¿Cuánto tiempo será hasta el fin de estas maravillas?” Y oí al hombre vestido
de lino, que estaba sobre las aguas del río, cuando mantuvo arriba su mano
derecha y su mano izquierda al cielo, y juró por Quien vive para siempre, diciendo,
“Será por un tiempo, tiempos y un medio tiempo. Y cuando el poder del
pueblo santo haya sido finalmente roto, todas estas cosas serán terminadas.”
“Y
oí, pero no entendí. Entonces dije, “Oh mi señor, ¿Cuál será el fin de estas
cosas?” Y él dijo, “Sigue tu camino, Daniel,
porque las palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin.
Muchos serán purificados, y emblanquecidos, y refinados. Pero el malvado hará [continuará
haciendo] malvadamente; y ninguno de los malvados
entenderá, pero el sabio entenderá” (Daniel 12:6-10).
Que
asombroso llamado nos han dado Dios el Padre y Jesucristo—un
llamado planeado antes de las eras del tiempo como las conocemos. El
apóstol Pablo escribe sobre esto: “Por tanto, no
deberías estar avergonzado del testimonio de nuestro Señor, ni de mí Su
prisionero; sino colectivamente sufre conmigo por amor al evangelio, de
acuerdo al poder de Dios, Quien nos ha salvado y llamado con un llamamiento
santo—no de acuerdo a nuestras obras, sino de acuerdo a Su propio propósito y
gracia, la cual nos fue dada en Cristo Jesús antes de las eras del
tiempo” (II Timoteo 1:8-9).
El
conocimiento maravilloso de Dios y Su plano no puede ser conocido o entendido
como leyendo un libro ordinario, porque esto es un misterio espiritual
que Dios ha ocultado en la Biblia. Solo Él puede revelarlo y dar tal
entendimiento a través del poder de Su Santo Espíritu. Deje que esto se
hunda: El mundo no sabe; las religiones no saben—ni siquiera el
“cristianismo” de este mundo; el sabio del mundo no sabe; los científicos no
saben; los educadores no saben; los gobiernos no saben; y la persona promedio
no sabe. ¡Esta es una Verdad asombrosa de la Palabra de Dios!
El
mundo tiene más Biblias hoy que en ningún otro tiempo en la historia, pero la
gente aún no la entiende. ¿Por qué? Porque hay un gran “velo de engaño”
envolviendo ¡al mundo entero! El profeta Isaías predijo que esto sería de esta
forma; él escribió acerca de esto “la cubierta la
cual cubre a toda la gente y el velo que está tejido sobre todas las naciones”
(Isaías 25:7).
Isaías
describe los resultados de este “velo”—ceguera espiritual. Él escribe: “¡Estén aturdidos y asombrados! ¡Cieguen sus ojos y sean
ciegos! Ellos están borrachos, pero no con vino; tambalean, pero no por
bebida fuerte, porque el SEÑOR ha derramado
sobre ustedes el espíritu de sueño profundo, y ha cerrado sus ojos; Él ha
cubierto a los profetas y a sus gobernantes, y a los
videntes. Y la visión de todos ha llegado a ser para ustedes como las
palabras de un libro que esta sellado, el cual ellos dan a uno que es aprendido
diciendo, “Por favor lee esto,” y él dice, “No puedo, porque está sellado.”
“Y el libro es entregado a quien no es aprendido, diciendo,
“Por favor lee esto,” y él dice, “No soy aprendido.” Y el SEÑOR dijo, “Porque este pueblo se acerca a Mí con
sus bocas, y con sus labios Me honran, pero su adoración de Mí es conforme a
las tradiciones de hombres aprendidas por rutina, y su temor hacia Mi es enseñado
por los mandamientos de hombres; por tanto,
he aquí, procederé a hacer de nuevo una obra estupenda entre este pueblo, incluso
una obra estupenda y una maravilla, porque la sabiduría de sus sabios morirá, y
la sabiduría de sus inteligentes desaparecerá”” (Isaías 29:9-14).
¿Por
qué pasa esto? ¡Porque la gente es reacia para creerle a Dios, para
amarlo y guardar Sus mandamientos y leyes! Ellos quieren sus caminos y sus
tradiciones. Es por eso que rechazan el Sábado santo de Dios y Sus días santos.
Y
tan solo como con toda generación a través del tiempo, fallan en comprender una
verdad fundamental sobre la naturaleza humana. Como escribió Jeremías: “Oh SEÑOR, conozco que el camino del hombre no está en sí
mismo; no está en el hombre que camina dirigir sus pasos”
(Jeremías 10:23).
En
sus mentiras y engaños, creen que están correctos. En verdad, porque “todos los caminos del hombre son limpios en sus propios ojos, pero el SEÑOR pesa los espíritus.… Hay un camino que parece recto al hombre, pero el fin en
esto es el camino de muerte” (Proverbios 16:2, 25).
Entonces
Satanás (y sus secuaces) se mueve como un “ángel de luz” y los bloquea en sus
engaños, cegando aún más sus mentes y endureciendo sus corazones: “Pero si nuestro evangelio es escondido, es escondido para
aquellos que están pereciendo; en quienes el dios de esta era ha cegado
las mentes de aquellos que no creen, no sea que la luz del evangelio de la
gloria de Cristo, Quien es la imagen de Dios, brille hacia ellos”
(II Corintios 4:4).
Dios nos enseña a través del Espíritu Santo y la
Palabra escrita
Dios
el Padre nos atrae y nos enseña (Juan 6:44-45). Este es nuestro llamado. Cuando
nos rendimos a este acercamiento y llamado y volvemos nuestras vidas a Él y a
Jesucristo a través de arrepentimiento, entonces la ceguera, el velo de engaño,
es removido de nosotros (II Corintios 3:14-16) y comenzamos a entender la
Palabra de Dios. También nos apartamos de Satanás. Entonces Dios nos saca de
las tinieblas de Satanás y de este mundo. Pablo escribe que esta fue
precisamente la comisión de Jesús para él: “Para
abrir sus ojos, para que ellos puedan volver de la oscuridad a la
luz y de la autoridad de Satanás a Dios, para que puedan recibir remisión de pecados y una herencia
entre aquellos que han sido santificados a través de fe en Mi’” (Hechos 26:18).
Una vez es removida nuestra
ceguera, empezamos a escuchar y ver espiritualmente: “Pero benditos son sus ojos, porque ven; y sus oídos,
porque oyen. Porque verdaderamente les
digo, muchos profetas y hombres justos han deseado ver lo que ustedes ven,
y no han visto; y oír lo que ustedes oyen, y no han oído.… “Abriré Mi boca en parábolas; pronunciaré cosas ocultas
desde la fundación del mundo”” (Mateo 13:16-17, 35).
Pablo, junto con los otros
apóstoles, debía ayudar a completar la escritura del “misterio” de la Palabra
de Dios: “ Ahora, estoy alegrándome en mis
sufrimientos por ustedes, y estoy llenando en mi carne eso que está detrás de
las tribulaciones de Cristo, por amor a Su cuerpo, el cual es la iglesia; de la
cual llegué a ser un siervo, de acuerdo a la administración de Dios que me fue
dada para ustedes para completar la Palabra de Dios; incluso
el misterio que ha estado escondido desde siglos y desde generaciones, pero que
ha sido revelado ahora a Sus santos; a
quienes Dios quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de
este misterio entre los gentiles; el cual es Cristo en ustedes, la esperanza de
gloria” (Colosenses 1:24-27).
Manteniendo
Su promesa a Daniel, Dios ahora está abriendo más y más entendimiento de Su
Palabra. En verdad, debemos siempre recordar: todo esto viene de Dios.
No de nosotros mismos, como si fuéramos grandes intelectuales; esto no es
basado en nuestras capacidades. Si olvidamos este único hecho, llegamos a ser
vanos, carnales y tontos. Y Dios entonces ¡removerá nuestro entendimiento!
Pablo
plenamente entendió esto. Él dejó absolutamente claro que su predicación,
enseñanzas y entendimiento venían de Dios el Padre y Jesucristo—no de
intelecto o sabiduría humana. Y digo lo mismo concerniente a cualquier cosa que
yo, o alguno de nuestros ancianos prediquen o escriban. Debemos siempre
predicar la Verdad de Dios como guiados por el Espíritu Santo—el cual es
¡el Espíritu de la Verdad!
Pablo escribió a los
corintios sobre esto mismo: “Y mi mensaje y mi
predicación no fue en palabras persuasivas de sabiduría humana; más
bien, fue en demostración del Espíritu y de poder; para que su fe
pudiera no estar en la sabiduría de hombres, sino en el poder de
Dios.
“Ahora,
nosotros hablamos sabiduría entre los maduros espiritualmente; sin
embargo, no es la sabiduría de este mundo, ni de los gobernadores
de este mundo, quienes están llegando a nada. Más bien, hablamos la sabiduría de Dios en un misterio, incluso
la sabiduría escondida que Dios pre-ordenó antes de los siglos hacia nuestra
gloria la cual ninguno de los gobernadores
de este mundo ha conocido (porque si hubieran sabido, no habrían crucificado al
Señor de gloria);
“Pero
de acuerdo a como está escrito, “El ojo no ha visto, ni el oído ha
oído, ni han entrado al corazón del hombre, las cosas que Dios ha
preparado para aquellos que lo aman.” Pero
Dios nos las ha revelado por Su Espíritu, porque el Espíritu examina
todas las cosas—incluso las cosas profundas de Dios.
“Porque
¿quién entre los hombres entiende las cosas del hombre excepto por el
espíritu del hombre el cual está en él? En la misma manera también,
nadie entiende las cosas de Dios excepto por el Espíritu de Dios.
Ahora, no hemos recibido el espíritu del
mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que podamos saber las
cosas graciablemente dadas a nosotros por Dios; tales cosas también hablamos, no en palabras enseñadas por
sabiduría humana, sino en palabras enseñadas por el Espíritu
Santo para comunicar cosas espirituales por medios espirituales.
Pero el hombre natural no recibe las cosas del
Espíritu de Dios; porque son tonterías para él, y no puede entenderlas porque
son discernidas espiritualmente”
(I Corintios 2:4-14).
Todos
deberíamos leer esta sección nuevamente—y mantener nuestras mentes enfocadas en
lo que Pablo está diciendo: la Palabra de Dios, la cual es la Verdad
de Dios, es entendida solo a través del Espíritu de Dios, el cual es el
Espíritu de Verdad.
Pedro escribe sobre la
importancia del entendimiento que las Escrituras—Antiguo y Nuevo Testamentos—fueron
escritas por hombres inspirados directamente por Dios: “También poseemos la Palabra profética [ahora la Biblia completa] confirmada a la cual ustedes hacen bien en prestar
atención, como a una luz brillando en un lugar oscuro [este mundo], hasta que el día amanezca [el regreso de
Cristo] y la estrella de la mañana surja en sus
corazones [la primera resurrección]; sabiendo
esto primero, que ninguna profecía de la Escritura se originó
como interpretación privada propia de alguien; porque la profecía no fue traída en ningún momento
por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron
como fueron movidos por el Espíritu Santo” (II Pedro 1:19-21).
Pablo
confirma lo que Pedro escribió. En su segunda Epístola a Timoteo, escribe: “Toda Escritura es respirada de Dios [del
Espíritu de Dios] y es provechosa para
doctrina, para convicción, para corrección, para instrucción en justicia; Para
que el hombre de Dios pueda ser completo, totalmente equipado para toda buena
obra” (II Timoteo 3:16-17).
Esta
es la confianza y fe que podemos tener en la Palabra de Dios—de modo que
podemos continuar creciendo en la gracia y conocimiento de Dios. Podemos seguir
el ejemplo del rey David, encontrado en el Salmo 25: “Muéstrame Tus caminos,
Oh SEÑOR; enséñame Tus sendas. Guíame en Tu verdad y enséñame,
porque Tú eres el Dios de mi salvación; en Ti espero durante todo el día.…
Todos los caminos del SEÑOR son misericordia y
verdad para aquellos que guardan Su pacto y
Sus testimonios.… ¿Qué hombre es el que teme al
SEÑOR? Él le enseñará en el camino que Él escogerá. Su alma habitará a gusto, y su simiente heredará la tierra.
El secreto del SEÑOR es con aquellos quienes Le
temen, y Él les mostrará Su pacto” (versos 4-5, 10, 12-14).
Así
podemos regocijarnos, mientras que le pedimos a Dios: “Abre mis ojos, para que pueda observar cosas maravillosas
procedentes de Tu ley” (Salmo 119:18).
Que
Dios los bendiga con una tremenda temporada de Fiesta. Adjunto hay un corto
estudio basado en un sermón reciente que hice sobre el tema de Jesús “viniendo
en la carne”—pasado y presente.
Nuevamente
hermanos, les agradecemos por su amor y oraciones. Sabemos que los tiempos van
a continuar empeorando—mientras la ilegalidad abunda alrededor de todos
nosotros. Oramos por ustedes cada día, que Dios los bendiga, los proteja, los
sane y los guie en todas las cosas. Gracias por su fidelidad a Dios, y por su
servicio a los hermanos. Y como siempre, gracias por sus diezmos y ofrendas,
las cuales son usadas en su totalidad para servir a los hermanos y predicar el
Evangelio.
Con
amor a Cristo Jesús,
Fred
R. Coulter
FRC
— Un estudio basado en las Escrituras —
¿Vino Jesucristo—la Palabra, uno de la Deidad—en la
carne?
¿Está Jesús aun viniendo en la carne? Si es
así, ¿cómo es esto cumplido?
Juan 1:1-3, 14
En el principio estaba
la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas
vinieron a ser a través de Él, y ni siquiera una cosa que fue creada
vino a ser sin Él.… Y la Palabra se hizo
carne, e hizo tabernáculo entre nosotros (y nosotros mismos vimos Su
gloria, la gloria como del único engendrado con el Padre), lleno
de gracia y verdad.
Lucas 1:30-35
Entonces el ángel le dijo,
“No temas, María, porque has encontrado gracia con Dios; y he aquí, concebirás en tu vientre y darás a luz a
un hijo; y llamarás Su nombre Jesús. Él será
grande, y será llamado el Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le
dará el trono de David, Su antepasado; y
reinará sobre la casa de Jacob por los siglos, y de Su reino no habrá fin.”
Pero
María le dijo al ángel, “¿Cómo será esto, ya que no he tenido relaciones
sexuales con un hombre? Y el ángel respondió y le dijo, “El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te
cubrirá con Su sombra; y por esta razón, el Santo siendo engendrado en ti será
llamado el Hijo de Dios.
Filipenses 2:6-11
Quien [Jesús], aunque existió en la forma de Dios, no lo
consideró robo ser igual con Dios, sino se
vació a Sí mismo, y fue hecho en la semejanza de hombres, y
tomó la forma de un siervo; y habiéndose
encontrado en la forma de hombre, se humilló a Sí mismo, y
llegó a ser obediente hasta la muerte, incluso la muerte de la
cruz. Por tanto, Dios también lo ha
exaltado altamente y ha otorgado sobre Él un nombre el cual está sobre
todo nombre. Que en el nombre de Jesús toda
rodilla se doble, de seres en el cielo y en la tierra y bajo la tierra,
y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor
para la gloria de Dios el Padre.
Juan 8:23-29
Y Él les dijo, “Ustedes
son de abajo, Yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo, Yo no soy de este
mundo.
Es por eso que les dije que morirán en sus pecados; porque
si no creen que Yo SOY, morirán en sus pecados.”
Entonces
ellos le dijeron, “¿Quién eres Tú?” Y Jesús les dijo, “Aquel que les dije desde
el principio. Tengo muchas cosas que decir y
juzgar concerniente a ustedes; pero Quien Me envió es verdadero, y lo que he
oído de Él, esas cosas hablo al mundo.”
Pero
ellos no sabían que Él estaba hablándoles
del Padre.
Entonces
Jesús les dijo, “Cuando hayan levantado al Hijo de hombre, entonces sabrán ustedes
mismos que Yo SOY, y que no hago nada de Mi mismo. Sino como el
Padre Me enseñó, estas cosas hablo. Y Aquel Quien Me envió esta Conmigo. El
Padre no Me ha dejado solo porque Yo siempre hago las cosas que le agradan a
Él.”
Juan 6:38-40
Porque no descendí del cielo
para hacer Mi propia voluntad, sino la voluntad de Quien Me envió. Y esta es la voluntad del Padre, Quien Me envió: que de todos
los que Él Me ha dado, Yo no debería perder ninguno, sino debería levantarlos
en el último día. Y ésta es la voluntad de
Quien Me envió: que todo el que vea al Hijo, y crea en Él, pueda tener vida
eterna; y Yo lo levantaré en el último día.”
I Timoteo 3:16
E innegablemente, grande es
el misterio de piedad: Dios fue manifestado en la carne, fue
justificado en el Espíritu, fue visto por ángeles, fue proclamado entre los
gentiles, fue creído en el mundo, fue recibido arriba en gloria.
¿Qué nos dicen estos pasajes?
Estas
Escrituran prueba que la Palabra fue Dios, Quien llegó a ser Jesucristo, y es
el Hijo de Dios, el Único engendrado del Padre. Así, Él fue en verdad Dios
manifestado en la carne—el Salvador del mundo.
Falsos
profesores—a quienes el apóstol Juan llama anticristos—estaban enseñando que
Jesús no vino en verdad en la carne. En vez, clamaban que un espíritu llamado
“el Cristo” vino del cielo y poseyó el cuerpo carnal de un hombre llamado
“Jesús.” Esta falsa doctrina es llamada docetismo. Ellos concluyeron que
Jesús no era Dios personalmente manifestado en la carne, Quien murió por los
pecados del mundo; en vez, en la crucifixión, solo murió el hombre
llamado “Jesús.” Pero el espíritu, llamado “el Cristo,” no murió; más bien
este espíritu dejó el cuerpo muerto de “Jesús” y regresó al cielo. Como
resultado, concluyeron que este “Jesucristo” no vino realmente en la carne.
Para
contrarrestar esta falsa doctrina, Juan verifica que el Único Quien fue Dios
manifestado
en la carne, el verdadero Jesucristo, había en verdad venido en la carne:
“Amados, no le crean a todo espíritu,
sino prueben los espíritus, si son de Dios, porque muchos falsos profetas han
salido al mundo. Por esta prueba
ustedes pueden conocer el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiese
que Jesucristo ha venido en la carne es de Dios.
“Y
todo espíritu que no confiese que Jesucristo ha venido en la carne no es
de Dios. Y este es el espíritu de anticristo, el cual oyeron que iba
a venir, e incluso ahora ya está en el mundo.” (I Juan 4:1-3).
La
frase “ha venido en la carne” en el
griego es: en (en) sarki (carne) e/lee/lu/tho/ta (ha
venido). “Ha venido” es un participio del verbo er/cho/mai—específicamente
un participio perfecto, activo; este también es acusativo, singular, masculino.
Esto significa que Jesús, como el Hijo de Dios, vino en la carne—Su
propia carne humana. Cuando Su ministerio terrenal como un hombre fue
completado, Él murió en la cruz. Las últimas palabras de Jesús fueron: “Está terminado”—E inclinando
Su cabeza, rindió Su espíritu
(Juan 19:30). Esta fue Su acción final completada. El participio e/lee/lu/tho/ta—usado
por Juan en I Juan 4:3—no permite un significado extendido, de tiempo presente
continúe que Jesús esta todavía viniendo en la carne como una persona.
Este participio aplica solo a Jesús y Su vida en la carne como una acción
completada. Sin embargo, el tiempo “perfecto” también puede significar que
el efecto de la pasada acción completada de Jesús es continuo, como este
continua hasta el presente. Esto es a causa del efecto de salvación de Su vida,
muerte,
y resurrección como el sacrificio por el pecado del mundo—pasado, presente y
futuro. Él murió una vez en la carne por todo el tiempo: “Por Cuya voluntad somos santificados a través de la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo una vez por todas” (Hebreos 10:10).
De
otro lado, Juan escribe específicamente que “Jesucristo está viniendo en la
carne”—tiempo presente continuo. Pero esto no es a través de Su propia
carne, porque Él no tiene más carne humana. Sin embargo, Jesús viene
espiritualmente en la carne de los creyentes—esto es, dentro de sus
corazones y mentes—y lo ha hecho así a través del tiempo. ¿Dónde encontramos
esto en la Biblia?
¿Cómo viene Jesús ahora “en la carne”?
Después
que Jesucristo resucitó, Él instruyó a los apóstoles y hermanos por 40 días,
luego Él ascendió al cielo para sentarse a la mano derecha de Dios el Padre.
Luego, en el Día de Pentecostés, 30 dC, Jesús comenzó a ejecutar el plan de
salvación del Padre para los primeros frutos del Reino de Dios—la conversión
espiritual de aquellos llamados por Dios.
Para
cumplir esto, el Espíritu Santo sería dado a aquellos creyentes que se
habían arrepentido y bautizado. ¿Por qué? Note lo que Jesús reveló acerca
del Espíritu Santo a Sus apóstoles en Su última Pascua, horas antes que Él
fuera arrestado: “Si Me aman, guarden los
mandamientos—a saber, Mis mandamientos. Y Yo
pediré al Padre, y Él les dará otro Consolador, para que pueda estar con
ustedes a través de los siglos: Incluso el Espíritu de la verdad,
el cual el mundo no puede recibir porque no lo percibe, ni lo conoce;
pero ustedes lo conocen porque vive con ustedes, y estará dentro de
ustedes.…
“En
aquel día, sabrán que Yo estoy en Mi Padre, y ustedes están en Mí, y Yo
estoy en ustedes. Aquel que tiene Mis
mandamientos, y los está guardando, ese es quien Me ama; y quien Me ama será
amado por Mi Padre, y Yo lo amaré, y Me manifestaré Yo mismo a él.”
“Judas
(no Iscariote) le dijo, “Señor, ¿qué ha pasado que estas a punto de
manifestarte a nosotros, y no al mundo?”
“Jesús
respondió y le dijo, “Si alguno Me ama, guardará Mi palabra; y Mi Padre lo
amará, y Nosotros vendremos a él, y haremos Nuestra morada con él.”
(Juan 14:15-17, 20-23).
Jesús
deja claro que
a través del Espíritu de la Verdad—el Espíritu Santo—Dios el Padre y
Jesucristo harían su “morada” o lugar de habitación dentro de los creyentes
convertidos, aquellos que aman a Jesús y al Padre y guardan Sus palabras. “Pero cuando el Consolador venga, el
Espíritu Santo, el cual el Padre enviará en Mi nombre, ese les enseñará todas
las cosas, y les traerá a su memoria todas las cosas que les he dicho”
(verso 26).
Esto
también revela que hay dos aspectos del Espíritu Santo: 1) El Espíritu del Padre;
y 2) El Espíritu de Cristo. El apóstol Pablo confirma esto en Romanos 8: “Sin embargo, ustedes no están en la carne, sino en
el Espíritu, si el Espíritu de Dios [el Padre] está ciertamente viviendo dentro de ustedes. Pero si
cualquiera no tiene el Espíritu de Cristo, no pertenece a Él.
Pero si Cristo está dentro de ustedes,
el cuerpo ciertamente está muerto por causa del pecado; sin embargo, el
Espíritu es vida por causa de justicia. Entonces
si el Espíritu de Quien levantó a Jesús de los muertos [Dios
el Padre] está viviendo dentro de ustedes, Quien levantó a Cristo de los muertos también
resucitará sus cuerpos mortales por causa de Su Espíritu que vive dentro de
ustedes” (Romanos 8:9-11).
Note lo que escribe Pablo a
los colosenses acerca de “Cristo en ustedes”: “Incluso el misterio que ha estado escondido desde siglos y desde
generaciones, pero que ha sido revelado ahora a Sus santos; a quienes Dios quiso dar a conocer cuáles son las
riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; el cual es Cristo
en ustedes, la esperanza de gloria; a Quien predicamos, amonestando a
todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, para poder presentar
a todo hombre perfecto en Cristo Jesús” (Colosenses 1:26-28).
En Gálatas, él escribe: “Hijitos míos, por quienes
estoy de nuevo laborando en dolor, hasta que Cristo haya sido formado en ustedes”
(Gálatas 4:19).
Juan confirma esto: “Ustedes son de Dios, hijitos, y los han vencido [a
los falsos profetas y los falsos espíritus] porque más
grande es Quien está en ustedes [Jesús] que aquel que está en el mundo [Satanás]”
(I Juan 4:4).
¿Dónde escribe Juan que Jesús está ahora
“viniendo en la carne”?
Como hemos visto, cuando
Juan escribe en I Juan 4:3 que “Jesucristo ha venido en la carne” la frase aplica solo a Jesús
cuando Él era Dios manifestado en la carne. El griego e/lee/lu/tho/ta es
pasado, participio perfecto refiriéndose solamente a la existencia carnal de
Cristo completada. Este verso no puede ser traducido para significa que
Jesús ha estado continuamente “viniendo [espiritualmente] en la carne” de los
verdaderos creyentes a través del tiempo.
De
otro lado, Juan use
esta expresión exacta en II Juan 7: “Porque
muchos engañadores han entrado en el mundo—aquellos que no confiesan que
Jesucristo está viniendo [er/cho/me/non; presente,
participio medio; acusativo, singular, masculino] en
la carne.…”
Esto muestra claramente que,
a través del poder del Espíritu Santo, Jesús
está continuamente entrando en la carne de los creyentes verdaderos—esto es, en
sus mentes y corazones—de quienes se han arrepentido de sus pecados; han sido
bautizados; han tenido manos impuestas en ellos y han recibido el Espíritu
Santo. Y nuevamente, Juan 14:23 muestra que hay dos aspectos del Espíritu
Santo: 1) Es el Espíritu de Dios el Padre, la semilla de engendramiento, por la
cual llegamos a ser hijo o hija de Dios; y 2) Es el Espíritu de Jesús, el cual
nos habilita a desarrollar la mente de Cristo.
Conclusión:
¡Jesucristo está ahora viniendo en la carne de los creyentes verdaderos!