Restaurando
el Cristianismo original—¡para hoy!
Iglesia
de Dios Cristiana y Bíblica
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Fred R. Coulter
Ministro
Marzo 7, 2013
Queridos hermanos,
Estamos
haciendo este envío anticipadamente porque las Fiestas de primavera—la Pascua y
la Fiesta de Panes sin Levadura—ocurren durante la ultima semana de marzo. Si enviáramos
este envío a mediados del mes como es costumbre, los materiales necesarios para
la observancia de estas Fiestas llegarían muy tarde.
Hemos
producido todos los mensajes nuevos para las Fiestas de primavera de
este año (CD numero 1). En el segundo CD hay mensajes regulares para el Sábado
con la visión conjunta de la Pascua a partir del Antiguo y Nuevo Testamentos. Así,
usted tendrá todo lo que necesita para observar la Pascua y guardar la Fiesta
de Panes sin Levadura. Recuerde, solo aquellos que han sido bautizados y están
en una relación de pacto con Dios el Padre y Jesucristo deberían participar de
la Pascua Cristiana. Sin embargo, la Noche para ser muy observada y la Fiesta
de Panes sin Levadura puede ser observada por aquellos que no han sido
bautizados.
Fechas para la Pascua y Panes
sin Levadura, 2013:
• Pascua—Domingo,
marzo 24, mientras está comenzando a oscurecer.
• Noche para
ser muy observada—Lunes, marzo 25, al ocaso.
• Primer Día
Santo de la Fiesta de Panes sin Levadura—Martes, marzo 26
• Ultimo Día
Santo de la Fiesta de Panes sin Levadura —Lunes, abril 1
En las
Escrituras encontramos que Dios reconoce el día de ocaso a ocaso. En Génesis capitulo
uno, el día es definido como una “noche” y una “mañana” (verso 5, etc.). Tal
medida de tiempo es parte de la creación. Como veremos, esto es porque el
Calendario hebreo calculado (CHC) es el calendario mas preciso para calcular
los Días Santos y Fiestas de Dios.
Todos los
esquemas de calendario concebidos humanamente son deficientes, inclusos
aquellos que usan matemática sofisticada, porque están basados en la observación
de la creación de Dios desde el punto panorámico de la tierra—mirando hacia los
cielos. Pero Dios, Quien creó el universo, incluyendo el tiempo—días, semanas,
meses, años e incluso la eternidad—calcula el tiempo desde los cielos hacia
abajo la tierra. Es por eso que el CHC es el método mas preciso para
calcular las Fiestas de Dios en sus temporadas.
Cuando Dios
hizo Su pacto con el Israel antiguo, Él le dio a los sacerdotes y levitas el método
de calcular los tiempos y las temporadas para las fiestas anuales de Dios y los
Días Santos. El les dio la responsabilidad de calcular y preservar el CHC—así,
ellos podrían proclamar el Sábado semanal y las fechas adecuadas para observar
Sus Fiestas ordenadas y Días Santos como encontramos en Levítico 23. En el verso
32, el mandato de Dios concerniente a la medida de tiempo del Sábado
y los Días Santos es absolutamente claro: “Desde el ocaso hasta el ocaso, guardarán su
Sábado.” Hasta este día, los
descendientes de los sacerdotes y levitas dentro de la comunidad judía han preservado
precisamente el CHC—así como el Antiguo Testamento, escrito y preservado en
el lenguaje hebreo. Mas aun, no hay nada en el Nuevo Testamento que cambie como
Dios define un día y calcula el tiempo para Sus Fiestas. Finalmente, Dios nunca
ha dado autoridad a ningún otro grupo de hombres u organización para
calcular Sus Fiestas y Días Santos. Todos los otros esquemas de calendario de
hombres son nulos e inválidos ante Dios.
¿Cómo, entonces, fueron el Sábado
y los Días Santos—basados en el CHC—remplazados con festivos paganos
observados hoy en día como parte de un calendario romano? Primero, Dios le reveló
a Daniel que eso pasaría. El “pequeño cuerno” de Daniel 7:8 es identificado en Apocalipsis 17 como el “cristianismo
falso” que se originó en Roma y el cual llegará a poder total en los últimos días.
“Y él será
diferente del primero, [los poderes seculares] y dominará a tres reyes. Y hablará palabras contra
el Altísimo, y agotará a los santos del Altísimo, y pensará cambiar los tiempos
establecidos y las leyes [de Dios].”
(Daniel 7:24-25).
Incluso hoy en día, los hombres
están cambiando continuamente los “tiempos establecidos y las leyes” al hacer
el domingo aparecer como el séptimo día de la semana en el calendario
romano. Por muchos años, Europa y otras partes del mundo han considerado lunes
como el primer día de la semana y domingo como el séptimo día. Como
resultado, ellos llaman el Sábado y domingo “fin de semana.” Estos cambios
profetizados de los “tiempos establecidos y las leyes” de Dios están
documentados en la historia. Desafortunadamente, esta historia es virtualmente desconocida,
ya que es raramente enseñada.
Sin embargo, la historia y el
Nuevo Testamento revelan que desde el comienzo de la verdadera Iglesia de Dios
en Pentecostés del 30 dC hasta la muerte del apóstol Juan en el 99-100 dC, los
cristianos primitivos (judíos y gentiles) usaron el CHC para observar el Sábado
semanal, guardar la Pascua del 14, y observar los Días Santos de Dios. En los
100 dC, después de la muerte de Juan, dos de sus sucesores, Policarpo y Policrates,
pelearon valientemente contra los obispos apóstatas de Roma (y otros “primeros
padres de la iglesia” católica) concerniente a este mismo asunto.
El cambio de usar el CHC a usar
el calendario romano ocurrió cuando inmensos números de paganos comenzaron a
unirse—y subsecuentemente a subvertir—las iglesias de Dios. Desde Roma,
Egipto, y las áreas occidentales del Imperio romano, hubo un movimiento
poderoso para rechazar cualquier cosa judía. (Estos falsos maestros también
ignoraron la autoridad del Antiguo Testamento.) Esto significó el abandono de
la observancia del Sábado del 7mo día, la Pascua del 14, los Días Santos—así
como el CHC. Pero Policarpo y Policrates se aferraron a la verdadera Pascua del
14, como fue instituida por Jesucristo.
En su libro From Sabbath to
Sunday [Del Sábado al domingo], el difunto Samuele Bacchiocchi documenta
la historia del cambio del Sábado del 7mo día al domingo. Todo esto comenzó con
el rechazo de la Pascua de Dios en el día 14 del primer mes—conocido históricamente
como la controversia Cuartodecimana. Esto subsecuentemente llevó a la adopción
de la comunión, easter [domingo de resurrección] y, luego, la cuaresma. Como él
demuestra en su libro epocal, los cambios comenzaron con un ataque a la Pascua
del 14 y al Sábado de 7mo día—cualquier cosa judía. Así, la adoración en
domingo, la “comunión” semanal, e easter [domingo de resurrección] remplazaron
el Sábado, la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura, respectivamente. (Fuertemente
recomiendo el libro de Bacchiocchi; sus 372 paginas documentan éstas grandes
batallas doctrinales entre la iglesia romana y las iglesias de Dios desde el
tiempo de los apóstoles hasta los 400 dC.)
De nuestro libro La Pascua
Cristiana, Carl Franklin escribió en su Prólogo el siguiente resumen del
asalto de Satanás contra la verdad de Dios concerniente a la Pascua y al Sábado
semanal:
“El cristianismo en sí no ha
sido inmune a las influencias insidiosas del Baalismo. Intentos deliberados de
pervertir la verdadera adoración de Dios a través de las enseñazas falsificadas
del Baalismo [adoración del sol] están registrados en los escritos del Nuevo Testamento.
La fuerza detrás de esos intentos fue la afirmación por siglos que Nisan 14 no
era el verdadero día de la Pascua de Dios. Las epístolas de Pablo son
abundantes de este combate doctrinal (Gálatas, Colosenses, Hebreos), y el
Evangelio de Juan atestigua este combate espiritual y doctrinal en el cual
estaban totalmente ocupados todos los verdaderos cristianos en el 70 dC. En el
95 dC, el liderazgo de la iglesia romana estaba abandonando el Sábado del séptimo
día por el domingo, el primer día de la semana, y abandonando la Pascua del 14
por la adoración del domingo de easter.
“Este era el campo de batalla
de la doctrina sobre el cual la iglesia primitiva del Nuevo Testamento, la
nueva Israel, se dedicaron a Baal y a sus sacerdotes (II Pedro 2; Judas 11; Apocalipsis
2:14). Estos sacerdotes de Baal… lanzaron un asalto de tres frentes en contra
de los cristianos verdaderos de la iglesia del primer siglo. Un frente del
asalto fue lanzado desde Jerusalén; un segundo asalto fue lanzado desde Alejandría,
Egipto; y el tercer asalto fue lanzado desde Roma.
“Estos tres movimientos pronto
se unieron en un servicio de comunión semanal—una comida de transubstanciación a
Mitras, el Baal de Persia, y el servicio anual a la salida del sol en honor a
la supuesta resurrección de Mitras. Este servicio, ahora renombrado cristiano,
fue adoptado por crecientes números de iglesias a través del imperio hasta que remplazó
eventualmente el verdadero servicio de Pascua de Nisan 14. Éste empujón para
paganizar la adoración de Dios fue organizada por los lideres gentiles
ortodoxos y gnósticos de Asia menor y Roma.
“Para el año 135 dC, casi que
toda congregación de iglesia en la región del Mediterráneo había abandonado la
verdadera Pascua [anual, del 14] por el domingo [adoración], comunión y los
servicios anuales de easter a la salida del sol. Para el 195 dC, tan solo 60 años
después, los Obispos gentiles de Palestina habían sucumbido totalmente a este ataque.
No olvidemos que el primer paso en ésta ruin partida de la verdadera adoración
de Dios fue la aparentemente inocua introducción de la comida de comunión de
Baal en Nisan 15 por la conspiración del medio oriente y la adoración semanal dominical
de Baal por el liderazgo de Roma.
“Para el 200 dC, el único bastión
restante de verdad para ser encontrado al occidente del Gran Desierto Sirio
estaba en la provincia de Asia [Menor]. Como registran el libro de Apocalipsis
y las historias de la iglesia primitiva, los verdaderos cristianos de Asia,
guiados por la iglesia de Éfeso, defendieron las murallas de justicia, como fue
recibido del Señor Jesucristo y los verdaderos apóstoles, y rechazaron asalto tras asalto en
contra del Sábado semanal del séptimo día y en contra de la Pascua del 14.
“Eusebio registra el testimonio
de Polícrates, el líder de la resistencia de Éfeso, quien se aferró en contra
de esta invasión de falsa doctrina: ‘...[Pero] los obispos en Asia fueron
liderados por Polícrates en la persistencia de que era necesario mantener la
costumbre que les había sido dada desde antaño. Polícrates mismo, en una carta
que mandó a Víctor [el obispo] y a la iglesia de Roma, expone la
tradición que había venido a él de la siguiente manera: ‘Por lo tanto nosotros
guardamos el día sin desviarnos, sin quitarle ni añadirle, porque en Asia
duermen grandes luminarias, y ellas se levantarán en el Día de la venida del
Señor, cuando venga con gloria del cielo, a buscar [literalmente a resucitar] a
todos los santos. Tales fueron Felipe de los doce apóstoles, y dos de sus hijas
que envejecieron como vírgenes, quienes duermen en Heirapolis, y otra hija
suya, quien vivió en el Espíritu Santo, descansa en Éfeso. Por otra parte, está
Juan quien descansó en el pecho del Señor… el mártir, y maestro. Él duerme en
Éfeso. Está también Policarpo de Esmirna, que fue tanto obispo como
mártir, y que duerme en Laodicea, y Parpirio también, el bendito, y Melito el
eunuco, quien vivió completamente en el Espíritu Santo, y quien yace
en Sardis, esperando la visita del cielo cuando se levantará de los muertos. Todos
estos guardaron el día catorce de la Pascua, de acuerdo al evangelio, sin
desviarse, sino siguiendo conforme a la regla de la fe. Y yo
también Polícrates, el menor entre todos ustedes, vivo de acuerdo a la
tradición de mis parientes, y a algunos de ellos he seguido. Pues siete en mi
familia fueron obispos y yo soy el octavo, y mis parientes siempre guardaron el
día en que la gente se deshace de la levadura. Entonces hermanos, yo, que he
vivido sesenta y cinco años en el Señor, y he conversado con los hermanos de
todos los países y estudiado todas las sagradas Escrituras, no temo a las
amenazas, porque los que son mayores que yo dijeron: “Es mejor obedecer a Dios
que a los hombres”’” (Eusebio, La historia Eclesiástica, Vol.
I, pp. 505-507).
“Después de la muerte de
Polícrates y de sus compañeros cristianos en Asia menor, el único remanente de
resistencia a la implacable conspiración pagana estaba en el distante valle de
Mesopotamia y en las regiones montañosas de Europa. Nuestros verdaderos
hermanos cristianos de estas regiones, preservaron fielmente el Antiguo y Nuevo
Testamento del saqueo de las comunidades romanas, ortodoxas, judío ortodoxas y
gnósticas. Oponiéndose a toda influencia corrupta, ellos preservaron el
verdadero testimonio de nuestro Mesías y Su Pascua” (La Pascua Cristiana, Prólogo,
pp. iii-iv).
Es por esto que en la primavera
del año, los así llamado “cristianos” del mundo celebran sus falsificados
festivos paganos “cristianizados” de la cuaresma e easter cerca del mismo
tiempo que la verdadera Pascua Cristiana y Fiesta de Panes sin Levadura. Es
asombroso que ellos celebran las mismas prácticas que la Biblia condena y nos
ordena no observar. Lo que es aun mas sorprendente, hoy en día, hay muchos
profesantes “cristianos”—así como teólogos, profesores, ministros, sacerdotes,
obispos, cardenales y Papas—quienes entienden que estos festivos han sido adoptados
de las religiones paganas del mundo. Sin embargo ellos las celebran mientras
claman “adorar al Señor”—profesando que ellos mismos son “cristianos.” Al
hacerlo, ellos son cegados espiritualmente al hecho que tales falsas prácticas
son en verdad pecado en ¡los ojos de Dios! En vez de acercarse a Dios, esta
mentalidad los coloca lejos de Dios, manteniéndolos atrapados en la empuñadura
del engaño de Satanás.
La verdad es esta: Todas las
tradicionales celebraciones de eucaristía, comunión, o “Cena de Señor” son falsificaciones
de la verdadera, Pascua Cristiana del Nuevo Pacto. Los protestantes y católicos
observan estas prácticas tradicionales principalmente en domingo, aunque los católicos
pueden celebrar la eucaristía en cualquier día durante la semana, cuando el
sacerdote la ofrece. Claramente, ellos han colocado aparte las instrucciones de
Jesucristo y Sus apóstoles y las remplazaron con tradiciones de hombres (Marcos
7:1-13).
Dado que tenemos gran detalle
concerniente a estas falsas practicas en nuestros libros La Pascua
Cristiana, Festivos ocultos o Días Santos de Dios—¿Cuales? y El día que Jesús
el Cristo murió, no intentaremos repetir esa información en esta carta.
Puede ordenar estos libros sin ningún costo. Simplemente escriba, llame a la
oficina, o envíenos un correo electrónico a través de cbcg.org o churchathome.org.
La Pascua Cristiana del Nuevo
Pacto
La Pascua Cristiana del Nuevo
Pacto es el fundamento del plan de salvación de Dios a través de Jesucristo—un
plan que Dios predestinó desde la fundación del mundo (Apocalipsis 13:8). Cuando
Dios estableció Su pacto eterno con Abraham—prometiendo descendientes físicos y
espirituales—Él lo hizo así en la noche de la Pascua, el día 14 del primer mes,
de acuerdo al CHC (Génesis 15:3-21). Exactamente 430 años después, cuando Dios envió
a Moisés a guiar a los hijos de Israel fuera de su esclavitud egipcia, Él usó
nuevamente el día 14 del primer mes para cumplir Su voluntad y promesa del
pacto con Abraham.
Después de semanas de enviar
plagas en contra de los egipcios, Dios ejecutó Su plaga final—la muerte de
los primogénitos egipcios, de hombre y bestia, en la noche del 14. Dios ordenó
a Moisés instruir a los Israelitas a prepararse para ésta increíble noche. Ellos
debían seleccionar un cordero en el día 10 del mes para ser sacrificado “entre
las dos noches”—después del ocaso, pero antes de la oscuridad—al comienzo del día
14 en sus casas esparcidas a través de Gosen. Debían tomar algo de la sangre
del cordero de Pascua—un prototipo de la sangre derramada por Cristo—y
esparcirla en los postes de la puerta y en el dintel superior de sus casas.
Cuando Dios pasara a través de la tierra para destruir los primogénitos de
Egipto, Él vería la sangre del cordero de Pascua y “pasaría por
encima” de los primogénitos de Israel. Este acto fue el juicio final de
Dios contra todos los dioses de Egipto (Éxodo 12:1-14). Así, éste día es
llamado la Pascua porque en aquella noche Dios pasó sobre las
casas de los israelitas y salvó a sus primogénitos—de hombre y bestia.
El Evangelio de Juan revela que
Juan el Bautista llamó a Jesús el “Cordero de Dios, Quien quita el pecado del
mundo” (Juan 1:29, 36). En verdad, la verdadera Pascua cristiana del Nuevo
Testamento, la base del Nuevo Pacto, fue instituida por Jesús Mismo en la noche
de Su ultima Pascua—el día 14 del primer mes, el tiempo señalado para Su crucifixión
(Romanos 5:6). Y es solo a través de Su sacrificio y el derramamiento de
Su sangre que tenemos perdón de pecados (Romanos 3:23-31). Así, todo el Nuevo Testamento
está construido sobre el fundamento de la Pascua, el día 14 del primer mes de
acuerdo al CHC. De hecho, el apóstol Pablo escribió a la iglesia gentil en
Corinto: “Porque
Cristo nuestra Pascua fue sacrificado por nosotros.” Esta es una prueba absoluta
que los creyentes gentiles estaban observando la Pascua del 14, así como la
Fiesta de Panes sin Levadura (I Corintios 5:7-8).
¿Quien debería
participar de la Pascua Cristiana del Nuevo pacto? En el cristianismo mundano, casi que
cualquiera puede ir a una iglesia protestante o católica y participar de su
“Cena del Señor,” comunión, o eucaristía. Sin embargo, ese no es el caso con la
observancia de la verdadera Pascua Cristiana. Las Escrituras muestran que solo
aquellos que han sido bautizados deberían participar de este servicio especial
de pacto—porque solo aquellos que han sido convertidos han
verdaderamente comprometido sus vidas en pacto con Dios el Padre y Jesucristo a
través de la “muerte” simbólica del bautismo por inmersión. Por tanto, ellos han
entrado en este pacto de vida eterna, garantizado por la muerte y resurrección
de Cristo—el Hijo de Dios—como Dios manifestado en la carne. Después de este
pacto especial de bautismo, ellos reciben el Espíritu Santo de Dios a través de
la imposición de manos. Por tanto, solo ellos están bajo la verdadera gracia
de Dios; los cristianos ortodoxos asumen que están bajo gracia, pero no.
Pablo explica este pacto de
bautismo y gracia en su epístola a los Romanos, como allí estaban aquellos
durante su ministerio quienes estaban creyendo en una gracia falsa que le permitía
a la gente continuar viviendo en pecado. Él escribe, “¿Qué diremos entonces? ¿Continuaremos en
pecado [trasgresión
de la ley, I Juan 3:4], para que la gracia pueda abundar? ¡DE NINGUNA MANERA! Nosotros
quienes morimos al pecado [por el bautismo en agua], ¿Cómo viviremos más en el? ¿O son ustedes
ignorantes que nosotros, como tantos que fuimos bautizados en Cristo Jesús,
fuimos bautizados en Su muerte? [La muerte de Jesús fue Su pacto de muerte por el pecado, para el
Nuevo Pacto.]
“Por tanto, fuimos sepultados con Él a
través del bautismo en la muerte [el pacto de muerte simbólico del creyente]; para que, así como Cristo fue
levantado de los muertos por la gloria del Padre, en la misma forma, deberíamos
también caminar en novedad de vida. Porque si hemos sido unidos juntamente en
la semejanza de Su muerte, así también lo seremos en la semejanza
de Su resurrección. Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
co-crucificado con Él, para que el cuerpo de pecado pudiera ser
destruido, para que ya no pudiéramos ser esclavizados para pecar; porque quien
ha muerto al pecado ha sido justificado del pecado.
“Entonces si morimos junto con Cristo [en este pacto de muerte], creemos que también viviremos
con Él, sabiendo que Cristo, habiendo sido levantado de los muertos, no
muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre Él. Porque cuando murió,
murió al pecado una vez por todos; pero en lo que vive, vive hacia Dios.
En la misma forma también, ustedes ciertamente deberían considerarse a sí
mismos muertos al pecado, pero vivos para Dios a través de Cristo Jesús nuestro
Señor. Por tanto, no dejen que el pecado gobierne en su cuerpo mortal
obedeciéndolo en su lujuria.
“Así mismo, no cedan sus miembros como
instrumentos de injusticia para pecar [la trasgresión de la ley]; sino, cédanse a sí mismos a Dios como
aquellos que están vivos de los muertos, y sus miembros como
instrumentos de justicia [amor y obediencia espiritual] para Dios. Porque el pecado no gobernará
sobre ustedes porque no están bajo ley, sino bajo gracia. ¿Entonces que?
¿Pecaremos porque no estamos bajo ley, sino bajo gracia? ¡DE NINGUNA MANERA!” (Romanos 6:1-15).
El Nuevo Testamento enseña que
gracia es más que el perdón de pecados, lo cual es misericordia. Más
bien, la gracia del Nuevo Pacto es toda la relación espiritual del
cristiano con Dios el Padre y Jesucristo—porque él o ella han recibido el Espíritu
Santo de Dios.
La noche de la última Pascua de
Jesús, antes que Él fuera traicionado y arrestado, Él instruyó a Sus discípulos
concerniente a las condiciones necesarias para recibir el Espíritu Santo, el
cual da a los verdaderos
creyentes el poder de vencer a Satanás, la sociedad y a sí mismo. Estas son Sus
propias palabras: “Si Me aman, guarden los mandamientos—a saber, Mis mandamientos. Y Yo pediré al Padre, y Él les
dará otro Consolador, para que eso pueda estar con ustedes a través de los
siglos: El Espíritu de la verdad, el cual el mundo no puede recibir porque no
lo percibe, ni lo conoce; pero ustedes lo conocen porque vive con
ustedes, y estará dentro de ustedes.… En aquel día, ustedes sabrán que Yo estoy en Mi Padre, y ustedes están
en Mí, y Yo estoy en ustedes. Aquel que tiene Mis mandamientos, y los está
guardando, ese es quien Me ama; y quien Me ama será amado por Mi Padre, y
Yo lo amaré, y Me manifestaré Yo mismo a él… Si alguno Me ama, guardará Mi palabra; y Mi
Padre le amará, y Nosotros vendremos a él, y haremos Nuestra morada con él” (Juan 14:15-17, 20-21, 23).
En el día de Pentecostés en el
30 dC, el apóstol Pedro predicó un mensaje poderoso a la multitud de judíos y prosélitos
reunidos en el templo en Jerusalén. Dios lo inspiró a decir: “Por tanto,
toda la casa de Israel sepa con plena seguridad que Dios ha hecho a este
mismo Jesús, a Quien ustedes crucificaron, ambos Señor y
Cristo. Entonces
después de oír esto, ellos fueron compungidos del corazón; y dijeron a
Pedro y a los otros apóstoles, “Hombres y hermanos, ¿Qué haremos?”
“Entonces Pedro les dijo, ‘Arrepiéntanse
y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para la
remisión de pecados, y ustedes mismos recibirán el regalo del Espíritu Santo.
Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos, y para todos aquellos que
están lejos, tantos como el Señor nuestro Dios pueda llamar.” Y con muchas otras palabras sinceramente testificó
y exhortó, diciendo, “Sean salvos de esta perversa generación.” Entonces
aquellos que alegremente recibieron su mensaje fueron bautizados; y
alrededor de tres mil almas fueron añadidas ese día. Y ellos continuaron firmemente en las
enseñanzas de los apóstoles y en compañerismo,…” (Hechos 2:36-42).
Cuando combinamos estos pasajes
con las enseñanzas de Cristo, tres verdades fundamentales son reveladas
concerniente al perdón de pecados y el recibimiento del Espíritu Santo:
1) Los creyentes deben arrepentirse
de sus pecados y ser bautizados antes que puedan recibir el Espíritu
Santo—lo cual es su engendramiento hacia vida eterna y su entrada en el Nuevo
Pacto.
2) El amor de una
persona por Dios el Padre y Jesucristo es más que un sentimiento emocional. Tal
amor espiritual viene de la morada del Espíritu Santo, dado al creyente
por Dios como una expresión de Su amor.
3) A su vez, nuestro
amor por Dios es demostrado por la observancia de los mandamientos y
palabras de Jesús—todo lo cual ha venido del Padre.
Esto es diametralmente opuesto
a las enseñanzas del cristianismo ortodoxo. Ellos enseñan que Jesús y Pablo
abolieron las leyes y mandamientos de Dios. Sin embargo, cuando Jesús comenzó
Su ministerio Él declaró enfáticamente que Él no vino a abolir la Ley o
los Profetas; mas bien, Él vino a cumplirla (Mateo 5:17-18). Así mismo, al final de Su ministerio Él declaró
enfáticamente: “Aquel
que no Me ama, no guarda Mis palabras; y la palabra que ustedes escuchan no es
Mía, sino del Padre, Quien Me envió” (Juan 14:24).
La adecuada observancia de la ceremonia
de la Pascua Cristiana está basada totalmente en las palabras de Jesús
registradas en los Evangelios, lo cual afirma Pablo en I Corintios 11. En Su última
noche de Pascua, Jesús instituyó la Pascua de Nuevo Pacto. Este es el fundamento
de la promesa del pacto de Dios para vida eterna. Hay 3 partes para la
ceremonia de la Pascua Cristiana.
1) El lavado de pies, como encontramos en Juan 13:1-17.
Era de vital importancia que Jesús les dijera a Sus discípulos que si ellos no
lavaban los pies los unos a los otros ellos no tendrían “parte” con Él.
2) Participar del pan sin levadura roto. Jesús dijo que el pan sin
levadura roto simbolizaba Su cuerpo roto y golpeado: “Y tomó pan; y después de dar
gracias, lo rompió y lo dio a ellos, diciendo, “Este es Mi
cuerpo, el cual es dado por ustedes. Esto háganlo en memoria de Mí.”” (Lucas 22:19).
3) Participar del
vino, el cual simboliza la sangre derramada de Jesús del Nuevo Pacto para la remisión de pecados. “En la misma manera también, tomó
la copa después de cenar, diciendo, “Esta copa es el Nuevo Pacto en mi
sangre, la cual es derramada por ustedes” (Lucas 22:20). “Porque esta es Mi sangre, la sangre del
Nuevo Pacto, la cual es derramada por muchos para la remisión de pecados” (Mateo 26:28). “Esta es la copa del nuevo
pacto en Mi sangre. Esto háganlo, tan a menudo como la beban, en memoria
de Mí” (I Corintios 11:25).
Jesús dejó claro que los
verdaderos cristianos están obligados a observar la Pascua Cristiana del Nuevo
pacto en la manera que Él enseñó a los apóstoles. Cada año ésta debe ser
observada en la
noche del día 14 del primer mes de acuerdo al CHC. Ésta es para ser la conmemoración
de la crucifixión y muerte de Jesús. Guardarla es absolutamente necesario para
recibir vida eterna, como dijo Jesús: “Verdaderamente, verdaderamente les digo, a
menos que coman la carne del Hijo de hombre, y beban Su sangre, no tienen vida
en sí mismos. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre tiene vida eterna, y
Yo lo levantaré en el último día Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi
sangre es verdadera bebida. Aquel que come Mi carne y bebe Mi sangre está
viviendo en Mí, y Yo en él. Como el Padre
vivo Me ha enviado, y Yo vivo por el Padre; así también aquel que Me come
vivirá por Mí”
(Juan 6:53-57). Así, la observancia de la Pascua es la preafirmación de nuestro
compromiso del pacto de vivir por Jesucristo, Quien es “la verdad, el camino y
la vida” (Juan
14:6).
La Fiesta de
Panes sin Levadura: En la mañana después de la Pascua, los hijos de Israel dejaron
sus casas y viajaron a Rameses donde se reunieron para partir de Egipto. Los
Israelitas que comenzaron su partida mientras el sol estaba colocándose al terminar
el 14, el día de la Pascua, y comenzar el 15, el primer día de la Fiesta
de Panes de Levadura
por 7 días. Moisés registró: “Y ellos [los
hijos de Israel] salieron
de Ramesés en el primer mes, en el quinceavo día del primer mes. El siguiente
día después del día de la Pascua, los hijos de Israel salieron con
una mano alta a la vista de todos los egipcios” (Números 33:3). Dado que los israelitas
eran millón y medio o mas, probablemente tomaría hasta que fue oscuro para los últimos
dejar Rameses mientras viajaban hacia Sucot: “El SEÑOR su Dios los sacó de Egipto de
noche” (Deuteronomio
16:1). Esta noche es para ser observada y tiene un nombre especial: “Y sucedió al final de los
cuatrocientos treinta años, fue incluso en ese mismísimo día [que Dios estableció Su pacto
con Abraham, en Génesis 15], que todos los ejércitos del SEÑOR salieron de la tierra de
Egipto. Es una noche para ser muy observada al SEÑOR por sacarlos de
la tierra de Egipto. Esta es esa noche del SEÑOR para ser observada por todos
los hijos de Israel en sus generaciones” (Éxodo 12:41-42). Esta noche especial
comienza la Fiesta de Panes sin Levadura, y es llamada la “Noche para ser muy
observada.”
Concerniente a la Fiesta de
Panes sin Levadura por 7 días comenzando en el 15, leemos: “Comerán pan sin levadura
siete días; incluso el primer día habrán desechado la levadura
fuera de sus casas; porque quienquiera que coma pan leudado desde el
primer día hasta el séptimo día, esa alma será cortada de Israel. Y en el
primer día habrá una santa convocación, y en el séptimo día habrá una
santa convocación para ustedes. Ninguna clase de trabajo será hecho en
ellos, excepto ese el cual todo hombre debe comer, eso únicamente puede ser
hecho por ustedes.
“Y guardarán la Fiesta de Panes sin
Levadura, porque en este mismísimo día Yo he sacado sus ejércitos de la tierra
de Egipto. Por tanto guardarán este día en sus generaciones como una ley para
siempre. En el primer mes, en el catorceavo día del
mes al ocaso [terminando
el 14 y comenzando el 15], comerán pan sin levadura, hasta el veintiunavo día del mes al
ocaso [terminando
el día 21]. Siete
días no será encontrada levadura en sus casas, porque quienquiera que
coma eso que este leudado, incluso esa alma será cortada de la congregación de
Israel, ya sea él un extranjero, o nacido en la tierra. No comerán nada
leudado. En todos sus lugares de vivienda comerán pan sin levadura” (Éxodo 12:15-20).
Hay otros lugares en el Pentateuco
donde Dios da mandamientos similares para esta fiesta de primavera. Como notará,
el Sábado semanal—el cual es el cuarto de los 10 Mandamientos—establece la
autoridad de Dios concerniente a las fiestas anuales y Días Santos, como
encontramos en Levítico 23: “Y el SEÑOR habló a Moisés, diciendo, “Habla a los hijos de Israel y
diles, ‘Con respecto a las fiestas designadas del SEÑOR, las cuales
proclamarán ser santas convocaciones, incluso estas son Mis fiestas
designadas. Seis días el trabajo será hecho, pero el séptimo día es
el Sábado de descanso, una santa convocación. No harán ningún trabajo. Es
un Sábado para el SEÑOR en todas sus viviendas.
“Estas son las fiestas designadas del
SEÑOR, santas convocaciones las cuales proclamarán en sus temporadas designadas. En el catorceavo día
del primer mes, entre las dos noches, es la Pascua del SEÑOR, y en el quinceavo día del mismo mes es
la Fiesta de Panes sin Levadura al SEÑOR. Deben comer pan sin levadura siete
días. En el primer día tendrán una santa convocación. No harán ningún
trabajo servil en el, sino ofrecerán una ofrenda por fuego al
SEÑOR siete días. En el séptimo día tendrán una santa convocación.
No harán trabajo servil en el.’ ”” (versos 1-8).
En el Antiguo Testamento, esta
Fiesta era observada como un recordatorio que Dios había sacado a Israel
de Egipto por Su poder. (En La Pascua Cristiana cubrimos totalmente todo
aspecto de la Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura. Cuando lee y estudia
este libro, tendrá un completo entendimiento de estas dos Fiestas de Dios.) Como
veremos, los creyentes del Nuevo Testamento—judíos y gentiles—guardaban la
Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura con un énfasis espiritual.
La Fiesta de Panes sin
Levadura en el Nuevo Testamento: En el Nuevo Testamento, levadura—mientras
se relaciona a la Fiesta de Panes sin Levadura—es mostrada como símbolo de pecado.
Pablo deja esto claro a los hermanos en Corinto. Ellos habían en verdad
removido la levadura física de sus casas para la Fiesta de Panes sin
Levadura como lo ordena Dios. Sin embargo, hay un significado espiritual
más alto para esta Fiesta, el cual lo enseña Pablo: el sacar la levadura
espiritual, o pecado, de nuestras vidas (e incluso de la iglesia local).
Un grave y descarado pecado
sexual había sido
desde tiempo tolerado por la Iglesia de Corinto. Como resultado, Pablo tuvo que
corregirlos severamente. Al hacerlo, él define el significado espiritual
de la Fiesta de Panes sin Levadura. “Es comúnmente reportado que hay inmoralidad
sexual entre ustedes, y tal inmoralidad como no es incluso nombrada entre los
gentiles—permitiendo a uno tener la esposa de su propio
padre. Ustedes están inflados [con la “levadura” de pecado y vanidad] en lugar de dolerse, para que
quien hizo este acto pudiera ser sacado de en medio suyo. Porque yo
ciertamente, estando ausente en cuerpo pero presente en espíritu, ya he juzgado
como si estuviera presente a quien tan vergonzosamente ha cometido este acto
maligno: En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, cuando ustedes estén
reunidos, y mi espíritu, junto con el poder de nuestro Señor Jesucristo
entreguen al tal a Satanás para la destrucción de la carne, para que el
espíritu pueda ser salvo en el día del Señor Jesús.
“Su jactancia no es buena. ¿No
saben que un poco de levadura leuda la masa entera? [El pecado contamina a toda la iglesia.] Por tanto, límpiense de la vieja
levadura [de este
grave pecado], para
que puedan convertirse en una nueva masa [para desarrollar carácter piadoso], incluso como están sin
levadura [físicamente,
al sacar la levadura de sus casas]. Porque Cristo nuestra Pascua fue sacrificado por
nosotros. Por esta razón, guardemos la fiesta [de Panes sin Levadura], no con la vieja
levadura [de
pecado], ni con la
levadura de malicia y maldad, sino con el pan sin levadura de
sinceridad y verdad” (I Corintios 5:1-8).
La clave para vencer
el pecado: Después que hemos recibido el Espíritu
Santo de Dios, empezamos el proceso de vencer nuestra naturaleza humana pecaminosa, llamada
la “ley de pecado y muerte” (Romanos 8:2). El Espíritu Santo nos da el poder de
vencer el pecado dentro a través del arrepentimiento diario (Lucas 11:5). A través
del sacrificio de Cristo, Dios es fiel para perdonar todos nuestros
pecados y limpiarnos de toda injusticia: “Y este es el mensaje que hemos oído de Él y
estamos declarándoles; que Dios es luz, y no hay en absoluto oscuridad en Él.
Si proclamamos que tenemos compañerismo con Él, pero estamos caminando en la
oscuridad, estamos mintiéndonos a nosotros mismos, y no estamos practicando la
Verdad.
“Sin embargo, si caminamos en la luz, como
Él está en la luz, entonces tenemos compañerismo unos con otros, y la
sangre de Jesucristo, Su propio Hijo, nos limpia de todo pecado. Si decimos
que no tenemos pecado, estamos engañándonos a nosotros mismos, y la verdad no
está en nosotros. Si confesamos nuestros propios pecados [arrepentimiento diario ante
Dios], Él es
fiel y justo, para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda injusticia. Si decimos que no hemos
pecado, lo hacemos a Él un mentiroso, y Su Palabra no está en nosotros.
“Mis pequeños hijos, les estoy
escribiendo estas cosas para que no puedan pecar. Y aun así, si alguno
peca, tenemos un Abogado con el Padre, Jesucristo el Justo; y Él es la
propiciación por nuestros pecados; y no solamente por nuestros pecados, sino
también por los pecados del mundo entero” (I Juan 1:5-10; 2:1-2).
Pablo también deja claro que
incluso después que somos convertidos aun pecamos—porque todavía tenemos
una naturaleza que fácilmente nos tienta: “...dejemos a un lado todo peso, y el pecado
que tan fácilmente nos atrapa; y corramos la carrera puesta
delante nuestro con resistencia, teniendo nuestras mentes fijas
en Jesús, el Iniciador y Terminador de nuestra fe…. Ustedes aun no han resistido al punto de perder sangre en su lucha contra el
pecado”
(Hebreos 12:1-2, 4). Es por esto que Jesús nos instruye a arrepentirnos diariamente
de nuestros pecados.
Es
importante entender que la gente que no tiene el Espíritu Santo dentro
de ellos no tienen el poder de vencer el pecado—el pecado interior,
los pecados de la mente. La gente es capaz de tener cierto control sobre
los pecados que son evidenciados en su comportamiento. Sin embargo, requiere el
poder del Espíritu de Dios dentro de nosotros para arrepentirse y vencer el
pecado a través del “lavado del agua por la Palabra” (Efesios 5:26). Ese es
todo el significado de la Fiesta de Panes sin Levadura—sacar la levadura, sacar
el pecado.
Mientras
tenemos nuestra parte en vencer, es a través de la sangre derramada de Jesús y
el poder del Espíritu Santo dentro de nosotros que somos capaces de vencer
verdaderamente nuestros pecados—nuestras acciones y nuestros
pensamientos. Ultimadamente, en la resurrección cuando Jesús regrese, también ¡venceremos
la muerte!
Hermanos, que Dios bendiga a
todo Su pueblo con una porción extra de Su Santo Espíritu mientras guardamos la
Pascua y la Fiesta de Panes sin Levadura este año. Que Dios el Padre y
Jesucristo continúen bendiciéndonos de modo que podamos crecer en gracia y
conocimiento día a día. Les agradecemos por su amor y oraciones por nosotros y
todos los hermanos, y por su continuo soporte a través de sus diezmos y
ofrendas. Recuerde, debemos permanecer en gracia, caminar en fe, creen en
esperanza, y vivir en amor.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC